domingo, 10 de mayo de 2009

Episodio XCIV

Que fin de semana, el viernes todo el día en Expomanga, el sábado la penúltima sesión del curso de Protocolo (cinco horas), y el domingo otra vez Expomanga xD No sé ni cómo me ha dado tiempo, pero aquí está!!! (Aunque se notan las consecuencias...)

Título: Ice vs Stone

Tamaño: 7'68

Dedicado a: N/A

PD: No lo he hecho hoy del tirón



Episodio XCIV



A

rturo, Reik y Peter se colocaron frente a la torre, dispuestos a derribarla. Se colocaron en posición de ataque empezaron a concentrar sus energía

“Peter, creo que deberías descansar... Reik y yo nos encargaremos de esto”.

“¿Descansar? No podré descansar hasta que esa torre sea destruida, y la de dentro también”.

“Voy a destruir la última iglesia cristiana en todo el planeta... Al final ha merecido la pena venir...”

“¿Voy? ¿Querrás decir vamos, Reik?” le corrigió el caballero del fuego.

“No... Lo he dicho bien... No quedará nada para vosotros después de este golpe”.

Reik empezó probando con una onda de energía normal y bastante suave, directa contra el centro de la torre. Al llegar a la pared la onda se desvió hacia un lado perdiéndose en el firmamento, dejando congelado al caballero de la impresión.

“Ha debido ser casualidad...” se defendió.

“Claro...” dijo Peter.

Probó de nuevo lanzando una lluvia de débiles ondas de energía, pensando que una toma de contacto prolongada debilitaría el reflejo de barrera que protegía la torre, pero no fue así. Todos los impactos eran desviados en cualquier dirección, la mayoría hacia al cielo, pero otros rebotaban contra el suelo, donde estallaban poniendo el peligro a todo el que estaba cerca. Arturo y Peter tuvieron que retroceder varias veces ante la proximidad de algunas explosiones, que amenazaban con dañarles. A pesar de todo, el caballero del hielo no cesaba el fuego, convencido de que su teoría acabaría por hacerse realidad.

“¡¿No ves que no funciona?!” terminó gritando Peter.

Finalmente, Reik cesó su ofensiva cabreado y sintiéndose impotente.

“Muy bien torre, tú lo has querido... ¡Esto ya es personal!”

El caballero cargó una bola de energía de color turquesa luz entre sus brazos. Cuando se hizo más grande de lo que pudo abrir los brazos, los subió y dejó que creciera un poco más encima de su cabeza. Cuando se sintió satisfecho, la lanzó sin remordimientos.

“¿Una bola de energía tan grande, así tan de repente? Se ha puesto serio...” comentó Arturo.

“No es una bola de energía corriente, - explicaba orgulloso mientras la bola avanzaba - está mezclada con mi poder helado, ¡los restos que queden de esa torrecita no serán más que cubitos de hielo!”

“Es inútil...” dijo Peter.

La bola impactó contra la pared, estallando con el impacto, liberando una fuerte explosión y una nube de humo. Al disiparse, la pared estaba intacta pero la recubría una capa de hielo.

“¿Decías?” dijo orgulloso el caballero del hielo.

De pronto el hielo se agrietó y terminó estallando en cientos de cristales que cayeron contra todos como una lluvia de cuchillos sin discriminación alguna. Arturo se vio obligado a cubrir a Peter y al sacerdote con una pared de fuego improvisada, escasos segundos antes de que estos les atravesaran quitándoles la vida. Los cristales de hielo pasaron a través de la pared de fuego creada por Arturo, pero no llegaron a derretirse por completo, transformándose en inofensivos cubitos de hielo que no hicieron otra que refrescar a los dos protegidos. Al ver el resultado de su experimento, el caballero del hielo reconsideró su estrategia.

“Vale, puede que deba investigar un poco primero...” dijo sin sentirse culpable de haber estado a punto de causar la muerte de dos inocentes.

“Pues sí... Probablemente...” confirmó Peter, al que aún le iba el corazón acelerado tras haber visto su muerte tan cerca.

El caballero del hielo empezó a examinar la torre, pensando como derribarla tras los recientes intentos frustrados. Se acercó a la pared y vio que la torre estaba construida al estilo antiguo, con las rocas que la formaban unas encima de otras, sin ningún tipo de sujeción adicional que su propio peso. Pasó el dedo por el límite de dos bloques de piedra y la barrera le rechazó, empujándole para atrás indiscriminadamente.

“Perdón – dijo el sacerdote – Olvidé deciros que como la torre está en contacto con la barrera, tampoco se puede tocar su pared. Apenas podemos pisar el suelo y tocar los objetos que coloquemos dentro...”

“Con que el suelo sí se puede tocar, ¿eh? – confirmó sonriendo como si se le hubiera ocurrido una gran idea – Cuando vine estuve sobre la terraza superior y tampoco me pasó nada, eso quiere decir...”

“¿Qué quiere decir?” preguntó el sacerdote.

“Que la energía de la barrera sólo se traspasa mediante las rocas que están en la pared de la torre, seguramente porque son las que están en contacto directo con ella todo el tiempo. Por tanto...”

Reik dio un enorme salto hasta quedar por encima de la torre, cargó una onda de energía normal esta vez, y la lanzó directamente contra el suelo de la terraza de la torre. La onda impactó contra la terraza, reventando toda la parte que había fuera de la barrera por completo.

“¡Bien!” exclamó contento pero no satisfecho.

La onda continuó avanzando y terminó explotando en el suelo, destruyendo todos los muebles, bancos para rezar, alfombras, y demás elementos del interior que estaban del lado de fuera de la barrera, creando primero una onda expansiva que reventó todas las vidrieras y después una nube de polvo, arena y gravilla que acabó saliendo por la propia entrada de la torre, obligando a Arturo, a Peter, y al sacerdote a cubrirse los ojos con el brazo. La sacudida también hizo que el boquete de la parte superior empeorara por sí sólo y se derrumbara también la mitad del interior de la barrera que, al caer a la superficie, destruyó los elementos que estaban abajo, volviendo a salir una nube de polvo, arena y gravilla al exterior.

“¡¿Lo está consiguiendo?! ¡¡Dime que lo está consiguiendo!!” gritaba esperanzado el sacerdote.

“¡Aún no! – Gritó Peter sin dejar de cubrirse los ojos – ¡Por muy destrozada que esté la terraza y la entrada, la estructura sigue intacta y no creará el agujero!”

“Veamos a ver si sigues tan fuerte como antes...”

El caballero entró volando desde el agujero de la terraza, extendió un brazo hacia la derecha y otro hacia la izquierda y volvió a lanzar una lluvia de débiles ondas de energía, cada una hacia un lado de la pared interna torre. Las ondas no estallaron con el impacto, sino que rebotaron al igual que lo hicieron al lanzarlas desde el exterior. Algunas impactaron contra el suelo y estallaron, pero otras dieron en el lado opuesto de la pared y volvieron a rebotar, dirigiéndose de nuevo hacia otra parte de la pared de la torre, y continuaron rebotando sucesivas veces.

“¡Destruir la torre desde dentro tampoco funcionará! – Exclamó Peter – ¡La barrera envuelve toda la pared, por dentro y por fuera!”

“No sé por qué, pero creo que él ya lo sabe...” dijo Arturo.

De pronto Reik salió por donde había entrado y se colocó junto a Arturo y Peter, esperando resultados. Algunas de las ondas terminaron saliendo por el agujero de la terraza, otras chocaron entre sí explotando, y otras fueron perdiendo su fuerza hasta desvanecerse, tras haber chocado de una pared a otra, innumerables veces. A pesar de todos los impactos que había recibido la pared desde el interior, seguía intacta.

“¡Estúpida torre!” exclamó el caballero enfurecido y escupió a la pared.

“¿Qué haces, Reik?” preguntó Peter

El caballero del hielo encendió un cigarro para mostrar su total desentendimiento con el comentario de su compañero, hasta que algo le llamó la atención en la torre. El escupitajo se deslizaba por la pared con total tranquilidad y hasta penetraba en los minúsculos espacios que había entre las rocas superpuestas.

“¡¡¡Jajajajaja!!! – Reía orgulloso – ¡¡Ya sé cómo tirar esta aberración!! ¡¡Rápido!! ¡¡Traedme agua!! ¡¡Mucho agua!! ¡¡Que llene la torre entera!!”

“¿Qué? ¿De dónde quieres que saquemos eso en un pueblo con escasez de agua potable?” le preguntó Peter.

“¡¿Y yo que sé?! ¡¿Quieres tirar la torre o no?! Es la única manera...”

“Pero...”

“Peter, hagámosle caso – dijo Arturo – Creo que tiene un plan...”

“Aunque lo tenga, no podemos traer agua de la nada... El mar está muy lejos de aquí, estamos en medio del desierto...”

“Por fin mi invento servirá para algo...” escucharon.

El sacerdote tenía una sonrisa de oreja a oreja mezcla de excitación, alegría y satisfacción.

“¿Cómo?” preguntaron todos.

“¡Dejadmelo a mí!” exclamó y dio un agudo silbido.

Un chocobo apareció de pronto y se acercó a quien lo acaba de llamar. Shinkan se subió encima con esfuerzo, cogió las riendas y sonrió.

“¡Enseguida vuelvo! ¡Tengo algo que puede ayudaros! ¡Esperadme aquí!”

Antes de que los caballeros pudieran preguntarle si quiera qué era lo que iba a traer, le dio al chocobo la orden de partir y salió disparado en dirección al pueblo.

“Parece que habrá que esperar...” dijo Arturo.

“No. Me niego. – Se opuso Peter – No sabemos si, sea lo que sea lo que piense traer, funcionará. No podemos jugárnoslo todo a una carta. Yo, por lo menos, seguiré intentándolo”.

“Querrás decir que no confías en que mi idea salga bien y que si al final no lo conseguimos, quieres poder decir que lo intentaste hasta el último momento, para no sentirte culpable, ¿no?”

“Piensa lo que quieras, pero los resultados de tus intentos hasta ahora hablan por sí solos” concluyó y partió solo hacia la torre.

“Malgastar tus fuerzas tampoco es una buena idea, Peter” pensó Arturo pero lo dejó ir.

Un pequeño niño moreno de piel, algo desnutrido, vestido con una toga marrón bastante sucia y acompañándolo con un turbante escuchaba desde el exterior, escondido detrás de los gigantes escombros de una catedral que estaba en los límites de la barrera, la conversación entre el caballero de la rosa y el líder del clan StormReaver.

“Tu amigo era un poco ingenuo… – decía Alá – Si hubiera sido igual de atento que tú, seguramente no me habrían salido tan bien las cosas”.

“Je, si fuéramos todos iguales, no tendría gracia”.

“¿Primero le criticas en público y ahora que no está le defiendes? Eres un hipócrita…”

“No. Tan sólo trato de ayudarle. Me guste o no, es mi compañero, y le acepto, aunque no me agrade del todo. Con mi comportamiento con él sólo trato de que mejore, y sobre todo, de que madure, sino podría convertirse en un peligro para sí mismo y para los que estamos a su alrededor. El que me parece un hipócrita eres tú, has estado fingiendo que te habías vuelto buena persona mientras esperabas una oportunidad para apuñalarnos por la espalda”.

“El el amor y en la guerra todo está permitido, caballero. Y más cuando la vida de los habitantes de tu pueblo o su bienestar están en juego”.

“Tú no tienes pueblo, vives perdido en el desierto” dijo sacando una rosa de cada color, y colocándoselas entre los dedos.

“Un pueblo no es un lugar físico, es un conjunto de personas con un objetivo común, tener un lugar en el que vivir”.

“Me parece que no vamos a llegar a un acuerdo hablando, y tengo que destruir esa torre de cristal que ves ahí para desactivar la barrera y que mis compañeros puedan entrar. En resumen, no tengo tiempo que perder, ¡pasaré a la acción!”

El caballero lanzó dos rosas normales contra su adversario que las desvió de un manotazo, quedando clavadas en la pared de los escombros de la catedral que había al lado, cerca del niño, pero ninguno de los dos le vio. El niño se asustó al ver las rosas clavarse tan cerca de él y salió corriendo de vuelta a su pueblo. Alá se dio cuenta de que al desviar las rosas, éstas le habían cortado con las espinas, pero Gabriel vio que a pesar de que el corte estaba presente en su mano, no sangraba.

“¿No sangras? Que poder tan extraño... Parece que tendré que andarme con cuidado...”

“Esto no es nada comparado con lo que vas a ver después” dijo y tomó la iniciativa en el combate.

Al rato, el chocobo apareció de nuevo a lo lejos. Venía de Midgar, Shinkan estaba montado encima y un extraño tubo muy largo tan grande como él mismo venía arrastrando detrás. Arturo y Reik estaban allí para recibirle, pero Peter había estado golpeando la pared con sus puños desnudos durante toda la espera, y ninguno de los dos caballeros le detuvo, por lo que la barrera le rechazó una y otra vez, por lo que sus fuerzas se habían reducido prácticamente a cero. Cansado, se acercó lentamente y caminando.

“¿Qué traes ahí, Shinkan?” preguntó Arturo.

“Parece una especie de conducto...” opinó el caballero del hielo.

Peter llegó al fin y también le llamó la atención aquél artefacto.

“¿Ya te has cansado de hacer el tonto?” preguntó Reik con total frialdad.

“¿Cuál es el plan? – preguntó haciendo caso omiso de la crítica de su antiguo compañero – ¿Cómo piensas llenar toda la torre de agua?”

“Este es un sistema que diseñé para ayudar a mi pueblo. Pensaba filtrar el agua de los pantanos de Midgar hacia el desierto y crear campos de cultivo más allá de nuestra ciudad para que los miembros del clan StromReaver pudieran tener un lugar en el que cultivar y comer, compartido con nosotros. Ver todos esos niños desnutridos nunca me hizo sentir bien, y a pesar de que su comportamiento no es el adecuado siempre, esos niños no tienen la culpa de que los adultos nos matemos entre nosotros”.

“Y pensar que después de lo que pasó con tu mujer, tu no les has odiado ni un momento...”

“Es decir, que es una manguera gigante” trató de concretar Arturo.

“Teniendo en cuenta que sólo es el prototipo, podríamos decir que sí. Primero tenía que transportar el agua de un lugar a otro, y después ya pensaría como dosificarla adecuadamente”.

“Bien, pues enciéndela ya” dijo el caballero del hielo.

“No es tan sencillo. Sólo se puede activar manualmente, y la llave de paso está en el jardín de mi casa.

“¿Y ahora qué? ¿Tienes que volver otra vez?” preguntó Arturo.

“¡Jajaja! ¡Claro que no! Sólo quería asustaros, ya he pensado en eso”.

“¿Bromea en momentos tan serios...?” pensó Peter.

El viejo dio un silbido y un chocobo que se veía a lo lejos movió las orejas y emitió un chirrido característico. A su vez, un segundo chocobo que estaba en una posición sólo visible desde la del primero escuchó la señal y la transmitió de nuevo hasta que el último chocobo, colocado al lado de la llave de paso, la abrió con el pico. Un estruendo empezó a sonar, como si una avalancha recorriera el interior del tubo y avanzara sin control.

“Ya está – dijo Shinkan – Calculo que tardará unos treinta segundos en llegar, pero yo no seré capaz de controlarlo una vez llegue. No puedo hacer nada más por vosotros. El resto está en vuestras manos”.

“A mí ya me sorprende que hayas podido arrastrar esto en un chocobo... – dijo Arturo – No te iba a pedir más”.

“Los chocobos son unos animales muy fuertes, aunque de todas formas, no lo he llevado sólo con uno. Diferentes chocobos han ido ayudando desde atrás, para repartir el esfuerzo. Bueno, – dijo escuchando el estruendo llegar – Aquí llega, ¡ánimo caballeros!”

“Yo lo cogeré” dijo Arturo abrazando el enorme conducto como buenamente podía.

Un gigantesco chorro de agua salió a toda presión en dirección a la torre de piedra. El chorro entró por la puerta e inundó por completo todo el interior, empujando todo hacia el fondo.

“¡No, Arturo! ¡Necesito que empapes la torre entera! ¡Enfócalo hacia arriba!”

“Es más fácil decirlo que hacerlo... – se justificaba el caballero mientras hacía auténticos esfuerzos por elevar el conducto, pero su peso, sus dimensiones y la presión del agua eran un gran impedimento – ¡¡¡Soorryyaaaaaa!!”

Consiguió elevar un poco el tubo y empezó a mojar la pared, mientras Peter veía como la cara se le ponía roja del esfuerzo.

“¡Eso es! ¡Sigue, Arturo! ¡Hasta arriba!”

“En vez de ordenarle tanto, podrías ayudarle un poco...”

“No, yo tengo otras cosas que hacer”.

Tras mucho esfuerzo, el caballero consiguió que el agua llegase hasta la cima de la torre y fuese llenándola de agua de arriba a abajo. Manteniendo aquella posición durante unos minutos consiguió que la misma fuerza de la gravedad fuera la que terminara de empapar la torre. A pesar de estar mojada, el calor del desierto hacía que la evaporación comenzara con rapidez, y el caballero no pudo moverse para que las zonas en las que el agua se evaporaba pudieran volver a mojarse.

“¡Ya está, Reik! ¿Vas a decirnos de una qué vas a hacer, Reik?” preguntó Peter desconcertado.

“Sólo espera y verás”.

El caballero del hielo volvió a ascender hacia la cima de la torre mientras Arturo continuaba mojándola por todas partes.

“Cuando una forma sólida contacta con la torre, la barrera la identifica como un intruso y automáticamente se activa y lo rechaza. Sin embargo, los líquidos no los identifica de esa forma, y deja que penetren a través de ella. Como cualquier otro líquido, el agua se adapta al recipiente que la contiene, y se introduce por todos los agujeros, todos los poros, todas las grietas y todas las impurezas que tengan las rocas que componen la torre hasta que encuentra algo que le pone freno, ese es el punto débil de la torre, y una vez ha penetrado el agua, sólo hay dos formas de que salga, una de ellas es la evaporación, y la otra....”

Posó su mano sobre un minúsculo pedazo de la terraza que había quedado intacto y congeló el agua que había caído allí. A partir de ahí, el hielo fue avanzando lentamente congelando todo el agua que cubría la torre, de arriba abajo, sin dejar ni una gota.

“¿Qué pretende?”

Cuando el agua que había en los milimétricos huecos entre los bloques de piedra previamente superpuestos se congeló, el espacio

“No puedo creerlo... Lo está consiguiendo...”

El hielo se abrió paso entre las grietas, las impurezas, y los huecos entre las piedras. Lo invadía todo como un virus, apareciendo por el más mínimo orificio agrandando las impurezas de las rocas, convirtiéndolas en grietas y terminando por fracturarlas. Una por una, todas las piedras que componían la torre cedían ante la presión del hielo y la torre entera comenzó a venirse abajo.

“Gelifracción. El hielo ocupa más espacio que el agua, y cuando ésta se congela, no importa qué tipo de barrera esté a su paso, pues no existe ni existirá jamás una barrera capaz de detener la fuerza de la propia naturaleza” dijo con total tranquilidad mientras la torre se derrumbaba a sus pies.

2 comentarios:

Dani López dijo...

Muy buen episodio, jejejeje, eso si es conocimiento de la fisica jejejejeje, adios a la puta torre de los huevos!!! jejejeje.

Para no haber tenido mucho tiempo el epi está muy pero que muy bien ^^

Un saludete

Jon dijo...

A mi sinceramente solo me ha gustado el final aunque hay que decir que era un poco obvio y como nos tienes acostumbrado a sorpresas pues este episodio no me ha parecido nada del otro mundo, se nota cuando tienes tiempo y cuando no pero weno el final ha estado xulo,pensaba que reik la destruiria con algun ataque nuevo

El el amor y en la guerra todo está permitido, caballero(en el amor...)
“¡Ya está, Reik! ¿Vas a decirnos de una qué vas a hacer, Reik?” de una vez que vas a hacer)
Un saludo a todos