lunes, 26 de marzo de 2012

Episodio CXXXV

A pesar de que llevo cuatro semanas seguidas publicando, se acercan los exámenes y este ritmo peligra si me quiero licenciar (que seamos sinceros, es más probable que se licencie una persona que no se haya cogido todas las asignaturas a que me licencie yo, pero bueno hay que intentarlo.) pero aún así seguiré publicando, que para tres o cuatro capítulos que le quedan al volumen, hay que hacerlos. Luego viene el quinto y último volumen, Los Caballeros: Final Battle

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Episodio 

CXXXV


E
l caballero del fuego se quedó conmocionado con el discurso de Shawn, al que veía alejarse en el cielo, y aún con Peter en los brazos, mantuvo la mirada perdida durante unos segundos. Cuando reaccionó, dejó a Peter de nuevo en el suelo con cuidado, y se acercó a JesuCristo con paso desafiante.

“Detén esto” ordenó el caballero.

“Me temo que no puedo atender tu petición” respondió su adversario.

“No te lo estoy pidiendo, te lo estoy ordenando, ¡detén esto ya!”

“Arturo… Espera…” le dijo Peter, aún dolorido.

El caballero corrió a los brazos de su compañero, que todavía no era capaz de ponerse de pie.

“No lo entiendo. Ha sido un corte superficial, ¿por qué te duele tanto?”

“No te equivoques – intervino JesuCristo – Recuerda que el dolor no existe, es sólo la respuesta del organismo a una agresión. El organismo no entiende de fuerza ni defensa, lo que quiere decir, que el mismo ataque duele igual para todos. Otra cosa es que tú hayas aprendido a soportar el dolor a base de sufrirlo en repetidas ocasiones. Por eso da la impresión de que a Peter le duele más de lo que te dolería a ti. Seguramente si Gabriel hubiese recibido el dolor ni se habría inmutado, pero… ¿Y si lo hubieran recibido Pamela o Mario?”

“¡Ni se te ocurra! ¡Entonces haz que todo el dolor lo soporte Gabriel!”

“Jajaja – reía mirando al cielo sobre su cabeza – Ni siquiera yo puedo decidir eso. Este es un poder de la espada Kusanagi, el único de los tres Tesoros Imperiales que ha sobrevivido a la guerra, y sus decisiones no sólo escapan a tu entendimiento, sino también al mío y al de todos los mortales”.

“Arturo – volvió a llamarle la atención – Escúchame un momento, por favor”.

“Perdóname, Peter. Ha sido culpa mía”.

“No… Quiero decirte otra cosa… – de vez en cuando se mordía la lengua para soportar mejor el dolor – Durante tu otro entrenamiento, también estuvimos ahí, a tu lado. No sabíamos lo que iba a ocurrir, pero a pesar de todo fuimos sin dudarlo. Por suerte todo salió bien, y seguramente ahora no ocurra lo mismo, pero hemos vuelto a venir. Todos los que estamos aquí hemos sido salvados por vosotros de una u otra manera, y es ahora cuando tenemos una oportunidad para devolveros el favor. Estamos aquí porque queremos. Soportamos tu energía, tiramos piedras a Jonyo, recibiremos tu dolor, y todo lo que sea necesario. En esta ocasión nosotros seremos quienes os salven. Si de verdad te preocupamos tanto como dices, ¡vuelve ahí, y completa el entrenamiento!”

Un retortijón sacudió a Peter, que tuvo que dar por finalizado su discurso. A Arturo no le gustaba nada la idea de que otros cargaran con el peso de sus errores, aunque fuera con un buen fin. En alguna ocasión había recibido la ayuda de sus compañeros caballeros, como cuando perdió sus poderes y veía al Capitán Lardo masacrarlos mientras ellos se dedicaban a cubrirle en vez de preocuparse por ellos mismos. Sin embargo, esta era la primera vez que quedaba en manos de personas considerablemente más débiles que él, y que además había salvado en el pasado.

“Que vueltas da la vida – susurró el caballero – Aquellos a los que he salvado vienen a salvarme a mí… Está bien, Peter. Haré lo que me pides. Terminaré este entrenamiento”.

Arturo empuñó su espada y apuntó a JesuCristo, a la vez que decidía qué hacer.

“¡Quiero terminar esto cuanto antes! ¡Así que tomaré la iniciativa! – pensaba mientras estaba en posición – ¡He oído que eres un soplón despreciable!” le gritó.

“Que pena me da que nadie haya oído hablar de ti”.

Esta vez le clavó la espada levemente en el hombro, y Shinkan cayó de rodillas apretándose esa misma zona. La furia del caballero estalló al ver al pobre caer rendido por su culpa.

“Otra víctima innecesaria – pensó – ¡Pero no debo rendirme! ¡He hablado con simios más educados que tú!” exclamó.

“Me alegra que asistieras a tu reunión familiar diaria” contestó adecuadamente.

Ahora fue un corte horizontal en el estómago, pero nadie cayó al suelo. Simplemente, Gabriel se llevó la mano a la zona, pero permaneció erguido.

“Tranquilo – le dijo el caballero de la rosa – Esto no es nada para mí”.

“¡Otra vez! Menos mal que ahora ha sido Gabriel…”

“No sé de qué te sorprendes – le dijo JesuCristo – Estás tan preocupado de que tus amigos no sufran los daños que no piensas lo que dices, y has cometido el mismo error que yo antes. El insulto que acabas de utilizar es el que usé yo cuando Reik se interpuso en el combate entre Peter y yo, y la respuesta que te he dado es la misma que él me dio a mí”.

“Recuerdo que Reik apareció de repente y que animó a Peter, pero no recuerdo ningún enfrentamiento entre vosotros”.

“Como estás demasiado nervioso como para utilizar tu ingenio para crear tus propios insultos, tu mente, inconscientemente, repite los que ya ha escuchado, aunque tú ya no los recuerdes”.

“No… – Arturo veía cómo iban cayendo todos uno tras otro sin que pudiera hacer nada – ¡No voy a perder aquí! ¡He triunfado en situaciones peores! ¡Mis hazañas son reconocidas por todos lados!”

“Que pena que todas sean inventadas”.

JesuCristo apareció por detrás y asestó un corte en la espalda al caballero. Pamela se derrumbó, gritando y llorando. Además no podía presionarse la herida porque sus pequeños brazos no alcanzaban esa zona de la espalda.

“Has vuelto a olvidar otro detalle, caballero. El Duelo de Insultos no se basa únicamente en agredir verbalmente a tu adversario, la gracia está en saber dejarle mal incluso cuando no trata de agredirte. Tal y como Peter hizo cuando me derrotó, y tal y como te acabo de hacer yo ahora. Tu error le ha costado caro a Pamela, que ahora trata desesperadamente de calmar como sea su pena, pero te diré una cosa. Aunque Peter, Gabriel y Mario estén presionándose esa supuesta herida, y aunque ella también pudiera hacerlo, eso no les calma el dolor, porque la verdadera herida está en tu cuerpo, es esa la que tendría que ser presionada para calmarles”.

“¡No hay palabras para describir lo asqueroso que eres!”

“¡Sí que las hay, sólo que nunca las has aprendido!”

De nuevo, JesuCristo devolvió un comentario como si fuera un insulto, dejó mal al caballero y pudo atacarle de nuevo con un corte en las piernas, que provocó que Hilda, la última persona que quedaba por recibir el dolor del caballero, perdiera el equilibrio por el dolor y cayera finalmente al suelo junto al resto.

“Tal y como imaginaba – reflexionaba Peter al ver el transcurso del entrenamiento – Arturo no tiene un nivel dialéctico suficientemente alto como para ganar el combate. JesuCristo es muy bueno. Esa última respuesta fue la que utilicé yo para ganar el Duelo de Insultos la última vez, pero el insulto al que contesté era totalmente distinto. Se ve que no hay insultos y respuestas únicos, sino que su técnica es tan versátil que puede adecuar una misma respuesta a varios insultos si se crea el contexto adecuado.

Shawn sabía todo esto, lo sabía y por eso eligió hacerlo. Sabía que JesuCristo le derrotaría y que podría liberar el SuperGuerrero con la ayuda del Cross Sacrifice. Es un buen plan y muy en la línea de Shawn, pero no me quedo tranquilo.

Por otro lado, la agresividad de Arturo, característica de cuando está en SuperGuerrero, está empezando a hacerse notar. No hay más que ver la evolución de sus insultos. Ha pasado de la acción a la descalificación¿qué ocurrirá una vez se haya trasformado?”

“Felicidades, caballero. Has conseguido que todos tus amigos sientan tu dolor. Nunca había visto a nadie llegar tan lejos. Lo normal es que ya se hayan vuelto locos cuando caen los dos primeros, pero tú ya llevas una ronda entera y sigues ahí. Eres el primero que aguanta tanto, ya pensaba que moriría antes de ver algo así”.

A pesar de las palabras de su adversario, Arturo ya estaba al límite. Había dejado de escuchar. Su agresividad interna aumentaba por segundos, y un pequeño viento empezaba a formarse a su alrededor, pero todavía no mostraba signos claros de transformación.

“Su energía está aumentando considerablemente – pensaba Gabriel – Tiene que estar a punto ya…”

Shawn apareció en ese momento, pero se mantuvo apartado, no quería interferir.

“Esto va bien… Ya sólo queda el remate…” pensó.

Arturo volvió a coger su espada, pero esta vez no apuntó a su oponente, sino que la alzó al cielo, y el viento a su alrededor se volvió más fuerte.

“Tus posturitas no van a amedrentarme – le advirtió JesuCristo – Ya has herido una vez a todos, ¿qué crees que pasará ahora?”

“¡Soy el caballero del fuego! – Exclamó – ¡La gente cae a mis pies al verme llegar!”

“¿Incluso antes de que huelan tu aliento?”

JesuCristo volvió a iniciar el ataque. Él también sabía lo que estaba pasando, y pretendía detonar la transformación de Arturo con un ataque final. Saltó y le propinó un espadazo vertical que le recorrió el cuerpo desde el hombro derecho hasta la pierna izquierda, brotando sangre inmediatamente.

En esta ocasión, el dolor no fue transmitido a un único objetivo. Todos  pudieron sentir el dolor por igual. Peter y Mario, que ya se habían conseguido poner de pie, cayeron de nuevo, mientras que Hilda y Pamela, que continuaban en el suelo, empezaron a gritar y a retorcerse más. Incluso Gabriel resintió con este último corte.

Arturo vio caer a todos de nuevo y fue demasiado para él. Su furia estalló, liberando la transformación.

“¡Te lo advertí, caballero! ¡Puedo responder a cualquiera de tus comentarios y dejarte mal!”

El aspecto del caballero del fuego comenzó a cambiar. Las raíces de su cabello castaño se volvieron de un tono azul celeste intenso. Después, el color cambio a un naranja oscuro que se iba volviendo más claro según se acercaba a las puntas, terminando éstas en un amarillo chillón. Una vez cambió todo su pelo a esa combinación de colores, se empezó a poner de punta, salvo un pequeño mechón en medio de la frente, que se resistió, quedó a medias, y caía cerca de su ojo derecho. Sus dos pestañas se volvieron rubias y el iris de sus ojos pasó de ser de color miel a un rojo escarlata, intenso y centelleante. Por último, un aura dorada, brillante y cálida le rodeó por completo, completando la transformación con una onda expansiva que agrietó el suelo de alrededor.

“Transformado o no, si sigo dejándote mal, seguirás sin poder vencerme”.

“¡Idiota! – Le gritó Shawn – ¡Quítate de ahí!”

JesuCristo le miró un instante, y al volver la vista a Arturo vio que tenía el brazo extendido, apuntándole con la punta de la mano abierta, en la que estaba cargando una onda de energía.

“A ver con qué insulto devuelves esto, Hijo de Dios” le dijo y disparó.

Peter saltó de un acto reflejo y empujó a JesuCristo fuera del rango de alcance de la onda, que se abrió pasó en el hueco entre Hilda y Pamela, afortunadamente sin herir a nadie, y perdiéndose en la lejanía.

“Iba a matarme…” dijo aterrado cuando se dio cuenta de la situación.

“No es que no me importe – dijo Peter – Pero ahora tenemos cosas más importantes que hacer. Ya se ha transformado. Ahora, detén el Cross Sacrifice”.

“¿Cómo? ¿No os lo habían dicho? – Respondió – Yo no puedo detener el Cross Sacrifice por voluntad propia. Todos habéis firmado un contrato de sangre por el que mientras estéis cerca del caballero, sufriréis su dolor. Si os vais ahora, los efectos terminarían disipándose, pero no se rompería el hechizo. La única forma de anular el contrato es echando al caballero fuera del círculo que formáis vosotros”.

“¡¿Qué?! ¡¿No hay otra forma?!”

“Pensaba que lo sabíais…”

“¡Shawn! – Le gritó el Presidente – ¡¿A qué esperas?! ¡Haz algo!”

“¿Hablas en serio? Ni siquiera yo puedo enfrentarme a Arturo en ese estado. Además, el objetivo del entrenamiento es que controle la transformación. Os ha costado mucho dolor llegar hasta aquí, ¿verdad? El verdadero entrenamiento empieza ahora. Veamos cuanto se esfuerza por compensaros”.

“¡¿Qué tonterías dices?! – Exclamó, y un segundo después, el dolor volvió a pasarle factura – Ya ha atacado a JesuCristo, y menos mal que no ha pasado nada. Está claro que no lo controla, ¡detenlo de una vez!”

“Ya te he dicho que ni siquiera mi poder es suficiente para detenerle en este estado. Si de verdad quieres ayudarle, vuelve a tu posición en el círculo”.

Peter tampoco entendía muy bien lo que estaba ocurriendo, pero esperaba que Shawn sí, y sobre todo, que aquello sobre que no podía detenerle no fuera cierto.

“¡Eh! ¡Ven aquí! – Gritó el caballero – ¡Tenemos un combate que terminar!”

“Iré” dijo JesuCristo.

“¿Estás loco? – Le dijo Gabriel – Te matará”.

“No lo creo, pero si ese es el deseo de Dios, que así sea”.

JesuCristo clavó su espada en el suelo, extendió los brazos a los lados, y bajó la cabeza, como si estuvieracrucificado.

“En la hoja de tu espada encomiendo mi espíritu. ¡Reacciona, caballero!”

Arturo estaba demasiado enfurecido, y la transformación había aumentado su agresividad y reducido sus emociones. Empuñando su espada, se preparó para cortar en dos a JesuCristo, quien cerró los ojos y recitó su última oración.

“Perdónale, Padre, que no sabe lo que hace” murmuró y cerró los ojos.

Arturo blandió su espada y de pronto se escuchó un sonido metálico. JesuCristo abrió los ojos y levantó la cabeza. Gabriel estaba cubriéndole, enfrentándose a Arturo espada con espada en un forcejeo.

“Lárgate – le dijo a JesuCristo – ¡Ahora!”

El joven no se lo pensó dos veces y se apartó de la zona, dejando espacio al caballero de la rosa para su confrontación.

“Quítate de en medio, Gabriel – le advirtió su compañero – Esto es por vosotros, así que apártate o tendré que apartarte yo”.

El caballero de la rosa podría haber intentado convencer a Arturo para tranquilizarse, recordarle que estaba en un entrenamiento, que precisamente el objetivo de ese entrenamiento era que lograra controlarse ahora, y que por la fuerza había veces que aunque pretenda proteger, sólo lograría destruir. Podría haberle dicho todas esas cosas, pero en su lugar optó por una frase mucho más sencilla.

“¿Qué estás haciendo?” le preguntó.

Durante un instante, Arturo reaccionó. Su mirada se volvió apacible como de costumbre, aunque todavía mantuviera aquella temible forma. Gabriel aprovechó la oportunidad para contraatacar. Los ojos del caballero de la rosa se volvieron amarillo, sus pupilas tornaron forma elíptica y sus párpados y ojeras se volvieron de color rosa.

De un rápido y contundente empujón con el antebrazo, lanzó a su compañero fuera del círculo formado por los que estaban allí. Arturo cayó al suelo, y en ese momento, el Cross Sacrifice dejó de tener efecto en Peter, Shinkan Mario, Pamela, Hilda y el propio Gabriel, que de pronto respiraron aliviados, aunque, salvo el caballero de la rosa, el resto siguieron sin poder levantarse del suelo durante un rato, agotados por haber sometido a su cuerpo a tal tortura.

El dolor de todos los ataques regresó de golpe de Arturo, sacudiéndole violentamente, haciéndole caer desmayado y poniendo fin a la transformación.

“Parece que va a ser más difícil de lo que había planeado...” pensó Shawn.


Curiosidades!!!


La mini transformación del caballero de la rosa está basada en el modo Sennin de Naruto.

lunes, 19 de marzo de 2012

Episodio CXXXIV

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Episodio 


CXXXIV



A
rturo se sorprendió mucho al descubrir el nombre la persona que iba a participar en su entrenamiento. Estaba seguro de que Shawn conocía sus intenciones, y por eso no comprendía la elección de aquel candidato. No obstante, había visto con sus propios ojos lo que había hecho con Reik y con Jonyo. Sabía que había algo detrás de esa elección.

“Está bien – aceptó la proposición – ¿Qué tengo que hacer?”

“Únicamente vencerle, pero antes déjame que te explique un poco, caballero – le dijo Shawn – Arturo, ya te habrás dado cuenta de que mis entrenamientos se basan en poner en juego la propia vida de las personas que entreno de forma que necesiten superar sus propios límites si quieren sobrevivir. Sin embargo, tú sabes cuidarte solo, tienes poder para hacerlo. No has venido aquí por eso, sino para controlar ese poder, y de nada servirá poner tu vida en juego para conseguirlo”.

“Vuelvo a repetir, ¿qué tengo que hacer? ¿Cómo puedo conseguirlo? De verdad que necesito controlar ese poder. Sino, puede que la próxima vez que lo libere acabe con las personas que aprecio”.

“Por eso vamos a liberarlo aquí para que aprendas a controlarlo, porque en caso de que pierdas el control hay una persona que podrá detenerte”.

Aquél comentario molestó a uno de los presentes, pero sabía que lo mejor era morderse la lengua y no caer en la provocación.

“¿Cómo puedo transformarme? – preguntó el caballero – Hasta ahora, ha sido siempre involuntario”.

“Durante el combate descubrirás cómo – le dijo JesuCristo – De momento, tendrás que confiar en nosotros. Ahora, necesito que cierres los ojos un momento”.

El caballero no entendía una petición así, pero sabía que aunque preguntara no iba a obtener unas respuesta, así que cedió. Nada más cerrar los ojos, sintió un corte en la mejilla, y por puro reflejo los abrió de nuevo. JesuCristo sujetaba su espada, ahora con la punta de la hoja manchada de sangre, la misma sangre que ahora fluía por su rostro.

“Vale, con esto será suficiente, gracias por colaborar”.

Dio unos suaves espadazos al aire, y fue lanzando una pequeña gota de sangre a cada uno de los que estaban alrededor. Shinkan Mario, Hilda, Pamela, Gabriel y Peter fueron manchados con la sangre del caballero. Después de eso, entre todos rodearon a JesuCristo y a Arturo, limitándoles la zona de actuación.

“Ya está todo listo. Sólo hay una regla. No puedes salir del área que se ha creado al rodearnos. Pamela, Hilda, Shinkan y tus dos amigos son el punto máximo por el que podemos movernos, ¿entendido?”

“Sigo sin entender nada – dijo mientras se limpiaba el corte de la mejilla –Pero lo entenderé ahora mismo, ¿verdad?”

“Deja de hablar y ven, es la mejor forma de comprobarlo”.

Arturo desenvainó su espada y se lanzó contra JesuCristo rápida, pero prudentemente, recordando todo lo que sabía de él.

“Es un humano normal, así que no debo emplearme a fondo, y tampoco creo que será necesario utilizar ondas o fuego azul. Shawn ya ha dicho que con este entrenamiento no pretende que gane más poder, que ya tengo suficiente. Si para superar este entrenamiento no necesito poder, por mucho que lo utilice no ganaré.

Además, estar presente en el combate que tuvo contra Peter me ayudará a vencer ahora. Recuerdo sus dos técnicas clave. En primer lugar, el Duelo de Insultos. Por medio de su ingenio, rebate al adversario durante la conversación que haya en el combate, dejándole mal, y aprovechando ese instante para atacar. Y también, el Mirage Pain, un golpe ilusorio tan real que es capaz de engañar a tu organismo generando dolor verdadero.

Sin embargo, también sé contrarrestar ambas. Aprendí un poco del Duelo de Insultos de escuchar a Peter, y para romper el Mirage Pain, en caso de que lo use, tan solo tengo que provocarme dolor real y no podrá engañarme. ¡Estoy preparado para lo que venga!”

“Mira que venir a atacar de frente al Hijo de Dios… Una vez tuve un perro más listo que tú”.

“¡De esa me acuerdo! – Pensó y rápidamente contestó – ¡Te habrá enseñado todo lo que sabes!”

JesuCristo se quedó paralizado con la respuesta. Arturo efectuó un corte horizontal, pero sólo le rasgó la ropa, sin alcanzarle en la carne.

“¿Ha fallado?” pensaron todos.

“Recuerda que yo estuve presente durante tu combate contra Peter. Si utilizas los mismos insultos sabré devolvértelos. ¡No me subestimes! ¡Tengo el valor y la técnica de un maestro!” exclamó el caballero del fuego.

“Estaría acabado si la usases alguna vez” respondió JesuCristo.

Ahora fue Arturo el quedo paralizado, y su oponente no fue tan amable como él. JesuCristo le asestó un corte diagonal en el pecho que lo cruzó de lado a lado. Pero algo era diferente. A pesar del corte, Arturo ni se inmutó. Ni gritó, ni se llevó la mano a la herida, ni tampoco se retiró unos pasos.

“¿Qué pasa aquí? – Se preguntó a sí mismo – Me ha cortado pero… No me duele…”

JesuCristo sonrió, y un instante después, Peter cayó al suelo gritando.

“¡¡Gyyyaahhh!! ¡¡Que dolor!! – gritaba retorciéndose – ¡¡¿Por qué duele tanto?!!”

¿Qué te ha pasado, Peter? – le preguntó el caballero preocupado mientras corría hacia él – ¿Te ha dado otro ataque al corazón?”

“Quieto ahí – le dijo JesuCristo – Es inútil que vayas, no puedes ayudarle. Su dolor no lo causa ningún tipo de mal”.

“¿Cómo? ¿Tú sabes lo que está pasando?”

En ese momento se fijó en Peter. Estaba presionándose todo el pecho, como si tuviera una herida, pero no había ni gota de sangre en su camisa. Después volvió a mirarse el pecho, la misma zona en la que se tocaba y retorcía Peter, y recordó que no le dolía.

“Tú… ¿Qué has hecho?”

“Parece que ya te vas dando cuenta. Cuando cerraste los ojos te hice un pequeño corte con mi espada, y manché con tu sangre a todos los que están alrededor, activando mi técnica. Cross Sacrifice. Esta técnica permite desviar el dolor de los daños causados a otros objetivos cualesquiera. Normalmente, se utiliza para proteger a un gran guerrero de los ataques enemigos y que pueda luchar más tiempo, sin embargo, en esta ocasión lo estamos usando al revés. Eso sí, tiene un alto riesgo. Aunque el dolor lo reciba otra persona, el verdadero daño lo sigues recibiendo tú, pero no tienes ningún indicador para medirlo, por lo que un abuso de esta técnica puede matar a esa persona que se trata de proteger, ¿lo has entendido? A partir de ahora, tú no sufrirás el dolor de cada golpe que te inflija, serán ellos los que lo padecerán por ti”.

“Pero… ¿Qué sentido tiene todo esto? ¿Para qué…?”

“Yo te responderé a eso, Arturo. Al fin y al cabo, fui yo quien le pidió a JesuCristo que usará esta técnica en ti.

Como bien sabes, el objetivo de tu entrenamiento es que logres controlar al SupperGuerrero, pero para hacerlo, primero tenemos que invocarlo. En todas las ocasiones en que te has transformado, ha sido porque uno o varios de tus amigos estaban en peligro de muerte por culpa de otras personas. Pues hoy, todos las personas que aprecias están a tu alrededor, y pagarán el precio de tus errores. Ahora no son otros los que les dañan, eres tú mismo, ideal para que despiertes el SuperGuerrero”.

En aquel momento, Arturo sintió envidia del entrenamiento de Reik.

“Ahora que ya sabes lo que tienes que hacer, mi presencia ya no es necesaria. Volveré cuando despiertes el SuperGuerrero”.

Lejos de allí, el caballero del hielo continuaba su feroz batalla contra sí mismo sobre la plataforma de hielo en medio del mar. Después de toda una noche de combate, los signos de cansancio y los daños en su cuerpo eran más que evidentes. A pesar de que él tenía rasguños, roces y heridas por todo el cuerpo, el espectro no presentaba ningún desperfecto ni fatiga.

“Ríndete. No puedes vencerme. Disfruta del poco tiempo de vida que te queda”.

“Conmigo esos trucos no funcionan, no vas a conseguir minar mi determinación”.

Reik se lanzó a por él, primero con un puñetazo que el espectro copió. Los dos puños chocaron con violencia. Después de eso atacó con la rodilla, y de nuevo, su otro yo contraatacó con el mismo movimiento. El impacto agrietó el hueso del caballero, que cayó al suelo del dolor.

“Llevas así toda la noche. Crees que si me atacas cuerpo a cuerpo, al chocar nuestros ataques, sufriremos daño los dos, pero se te ha olvidado que yo tengo todas tus virtudes, pero ninguno de tus defectos. No tengo cuerpo, por tanto no puedes herirme, no me canso, ni tampoco siento dolor, por lo que, a pesar de todos tus esfuerzos, no conseguirás nada, o mejor dicho, nada más que lo has conseguido hasta ahora, que tu cuerpo se debilite un poco con cada ataque hasta que termine rompiéndose en pedazos, igual que le ha pasado a tu rodilla. Muy pronto consumiré tu alma, desaparecerás para siempre y nadie te recordará jamás”.

“¡Cállate!” exclamó, se levantó con fuerza y le dio un cabezazo en la frente.

“Como sabías que iba a atacarte con el mismo golpe, directamente me has atacado tú ahí, pero lo único que has conseguido es abrirte una brecha en la cabeza – le dijo al verle la cara cuando se retiró – Te queda muy poco tiempo, ¿vas a seguir perdiéndolo de esta manera?”

El caballero vio su espada a muy poca distancia de él. La misma espada de la que había renegado el día anterior ahora era la única posibilidad para salvarse. Dio un salto para alcanzarla, pero le falló la rodilla que se había agrietado y cayó de bruces frente a su filo. Tuvo que estirar el brazo para terminar de alcanzarla.

“¿Otra vez tu espada? Ya te he dicho que es inútil”.

Fue corriendo, o más bien cojeando, de nuevo al ataque. El corte que había recibido hacía ya muchas horas todavía le estaba pasando factura, impidiéndole blandir su espada con normalidad. Sin embargo, el dolor no le impidió seguir adelante. Mientras avanzaba, lanzó una pequeña bola de energía. El espectro le vio e hizo lo mismo, pero esta vez no surgió un bloque de hielo, sino que estalló en una pequeña explosión.

“¡No era una bola de energía helada! ¡Era un bola de energía normal!” exclamó el espectro al ver que el humo de la explosión había camuflado a Reik.

“Lo que imaginaba – dijo el caballero del hielo – Tus ataques son automáticos, no los haces tú personalmente, tan solo obedeces instantáneamente a lo que hago yo, pero como no tienes mi mente, no sabes los ataques que hago hasta que los ves tú mismo, ¡ya empiezo a entenderte!”

El espectro esperaba que Reik apareciera desde la pantalla de humo, pero para su sorpresa, de pronto le sintió detrás de él.

“¡Contraataca esto si puedes, fantasma!” exclamó al surgir desde debajo de la plataforma de hielo.

Tenía la espada preparada, sólo tenía que hacer el corte para conseguirlo, pero su espada se desprendió de sus manos mientras ejecutaba el golpe.

“¿Qué? ¿Qué ha pasado? – se preguntaba sorprendido – De pronto es como si no tuviera fuerza en las manos”.

Acercó las palmas de sus manos a su rostro, y notó que empezaban a transparentarse, pudiendo ver el suelo a través de ellas durante unos segundos. Al cabo de un momento, volvían a su estado normal, y pasados otros segundos, se transparentaban de nuevo.

“¡¿Qué me está pasando?!” exclamó.

“¿Lo notas?” dijo una voz que Reik reconoció enseguida.

“¡Tú…! ¡¿Dónde estás?!” exclamó muy enfadado mientras buscaba por el cielo.

“Tu alma se está debilitando. Cuando mueres, se va desvaneciendo a la vez que tu cuerpo, y por eso ocurre la putrefacción, pero al habértela arrancado con tu cuerpo vivo, ya no respondes de forma natural, y no tienes la energía necesaria para mantenerte sólido. Si no acabas esto rápido, desaparecerás”.

Siguiendo la procedencia de su voz, al final le encontró. Shawn le estaba observando, flotando en el cielo, con una mirada muy seria.

“¡Cállate! ¡Haré esto a mi manera! – Le respondió – ¡Y cuando acabe con él, iré a por ti! ¡No pienso perdonarte esto!”

“Creo que no entiendes la gravedad de la situación. Si no ganas hoy aquí, tampoco serás capaz de cumplir tu objetivo. ¿Qué prefieres? ¿Morir a manos de la persona que tanto deseas matar? ¿O morir a manos de ti mismo?”

“¡Ya te he dicho que voy a conseguirlo! ¡Ahora lárgate! ¡Me estás molestando!”

“Reik, te lo digo completamente en serio. No pasarás esta prueba sólo con determinación. No ganarás a menos que comprendas la verdadera naturaleza del hielo y su auténtico poder”.

“¿Su auténtico poder?”

“Estás harto de verlo. El fuego no sirve sólo para quemar. El agua no sirve sólo para ahogar. El viento no sirve sólo para empujar. La tierra no sirve sólo para aplastar. El rayo no sirve sólo para electrocutar. Y el hielo tampoco sirve únicamente para congelar.

Todos utilizan sus habilidades para algo más que herir, aunque la mayoría no hayan explotado todo el potencial de su elemento. Arturo puede iluminar la oscuridad más profunda, Fidel puede dar un suelo al que pisar cuando todo cae al vacío, Isabel podía crear vida incluso en el más árido desierto, Verónica podía transportar cosas a través del cielo, y Jonyo puede detectar los movimientos de las personas.

Dime, ¿qué puedes hacer tú? ¿Enfriar los refrescos?”

“¿Y Gabriel? ¿Qué puede hacer él? ¿Decorar el jardín? ¡Venga ya! Menos la habilidad de Jonyo todo lo que has dicho son gilipolleces”.

“Gabriel no puede hacer nada más que destruir. Y ya te he dicho que la mayoría no han explotado al máximo su elemento, pero eso no quiere decir que puedan hacer algo. Te vuelvo a repetir, ¿qué puedes hacer tú?”

Reik no contestó.

“Tal y como pensaba. Ahora me voy. Sólo tienes que preguntarte una cosa. ¿Qué es el hielo? Si no averiguas la respuesta, para la próxima vez que me pase por aquí lo único que podré hacer será recoger tus efectos personales. Buena suerte, caballero”.

Shawn desapareció tan rápido como había aparecido, y Reik pudo centrarse de nuevo en el espectro.

La pantalla de humo causada por la explosión se había disipado y el espectro podía ver lo ocurrido. Unos metros más adelante había un agujero en la plataforma de hielo, y uno más detrás de él, por donde había emergido el caballero.

“Te has ocultado con el humo, has buceado por debajo de la plataforma y luego has salido detrás de mí. No recuerdo que hayas entrenado nada parecido”.

“Si lo hubiera entrenado no funcionaría contigo, ¿verdad?”

“Entonces sólo era un ataque desesperado. Pero, a pesar de haber funcionado, ya es demasiado tarde para tu cuerpo. A partir de ahora no podrás sostener tu espada más de unos segundos, es una lástima que los efectos de la pérdida de tu alma hayan empezado a manifestarse en tus manos, ¿no? Pero te diré algo para consolarte, si no has podido hacerme daño con tus puños, ¿de verdad crees que habrías podido cortarme con tu espada?”

La espada de Reik estaba a escasa distancia del espectro, que caminó hasta alcanzarla, y la apartó de una patada, tirándola por el agujero de la plataforma hacia el fondo del mar.

“Ya no tienes espada, ni cuerpo sólido, ni tiempo. Lo único que te queda, ¡es la muerte!” 


Curiosidades!!!


El Duelo de Insultos aparece en The Secret of Monkey Island, y funciona exactamente igual. Si contestas bien o no te contestan bien, atacas, y si no, retrocedes.
Cross Sacrifice (Soul Exchange en Europa) es una carta de Yugiou que sirve para sacrificar los monstruos del campo de tu adversario a la hora de realizar tributos y así invocar monstruos de niveles superiores en tu campo sin ningún coste.

Sobre el Mirage Pain, es una técnica de Shaman King de un personaje nisu que sólo sale en el manga, y como no recordaba el nombre de la técnica, la bauticé así.

domingo, 11 de marzo de 2012

Episodio CXXXIII

Sí, es el 133, en el aviso que he mandado por mail me he colado porque ya estaba pensando en el de la semana que viene :P

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Episodio 

CXXXIII

“¡¡¡Eeehhhh!!!” gritó Reik con todas sus fuerzas.

El espectro continuaba alejándose, volando a gran velocidad. Reik, ya completamente recuperado, iba detrás de él, pero sólo conseguía mantener la distancia, era incapaz de alcanzarle.

“¡¡¡Eeehhhh!!! – Repitió – ¡¡Espera!! ¡¡¿No se supone que eres igual que yo?!! ¡¡Pues yo no huyo de nada!! ¡¡Así que detente y enfréntate a mí!!”

Sin dejar de avanzar, el espectro giró levemente la cabeza, dejando ver uno de sus ojos, sonrió, y después volvió a mirar hacia delante y continuó su avance. Aquel desprecio enfureció a Reik, que cargó una onda de energía en su mano.

“Te he dicho… ¡¡¡que esperes!!!” gritó y lanzó la onda contra su versión oscura.

La onda fue directa a su objetivo, pero el espectro se desvaneció un instante y el ataque pasó de largo, impactando contra un árbol. Sin embargo, al estallar, el árbol no salió ardiendo, sino que se congeló.

Después de un rato, el espectro redujo la velocidad y comenzó a descender. Reik miró hacia abajo, pero sólo vio mar. Mar hasta donde alcazaba la vista. El caballero del hielo no se había dado cuenta de que se habían alejado demasiado de la isla y ya ni siquiera era divisible a simple vista. El espectro descendió hasta el nivel del mar, dio un espadazo al agua y congeló toda la zona, creando una plataforma de hielo cuyo límite escapaba a los ojos del caballero.

“No estaba huyendo, sólo trataba de llevarme a su terreno – pensó al pisar el hielo – Y parece que es verdad eso de que tiene todas mis habilidades. Bueno, eso ahora mismo no importa, ¡no tengo tiempo que perder!”

Espada en mano, se lanzó contra el espectro con un espadazo horizontal. El espectro realizó el mismo movimiento y las espadas chocaron, haciendo rebotar a ambos. Reik no se rindió e intentó un corte vertical. De nuevo, ambas hojas chocaron y se creó un forcejeo cuya onda expansiva agrietó la capa de hielo que los separaba del mar. El caballero terminó retirándose, para continuar su ofensiva con una estocada. Una vez más, su oponente realizó el mismo movimiento, pero al coger la espada con la misma mano y estar uno en frente del otro apuntando al corazón, las espadas no iban a chocar. En ese instante, el caballero recordó las palabras de Shawn Stevenson.

>>“Tiene la misma forma que tú, la misma fuerza que tú y las mismas habilidades que tú, pero no duda, no tiene conciencia, ni remordimientos, ni compasión, es decir, no comete errores en la batalla”.

Aquellas palabras resonaron con fuerza en la mente del caballero, que tomó la decisión de no ejecutar ese último ataque, y saltó para evitar la estocada.

“¿Qué estoy haciendo? – Pensaba en el aire – ¡No tengo tiempo para dudar! ¡Tengo que acabar con él!”

Cargó una onda de energía, movimiento que volvió a copiarle el espectro. Las dos ondas chocaron y estallaron al no vencer ninguna a la otra. Un enorme bloque de hielo cayó, consecuencia de la explosión, atravesó la plataforma de hielo y quedó flotando en el mar.

“¡¿Hasta cuándo vas a seguir imitándome?!”

Viendo el resultado de su ataque, intentó de nuevo la estocada que había dejado a medias hace unos segundos, pues era el único ataque que el espectro no iba a bloquear con otro igual.

Aprovechó el bloque de hielo que había flotando en el agua para ocultarse. Después cargó contra él con la espada hacia delante haciendo añicos el bloque y proyectando los pedazos contra su adversario.

Los trozos de hielo que impactaron contra el espectro no le hicieron daño alguno, es más, ni siquiera se molestó en evitarlos, en vez de eso, vio venir al caballero y se preparó para contraatacar con una estocada él también.

“Si hace siempre el mimo ataque que yo, esta es la única forma en que las espadas no choquen, ya lo he comprobado antes. Además, sé por dónde va a atacar, puedo detener su espada con la mano desnuda. Terminaré herido, pero al menos ganaré el combate y recuperaré mi alma, que ahora es lo más importante…”

El caballero del hielo preparó su mano izquierda para detener el ataque de su rival, pero éste vio claramente sus intenciones, y en vez de continuar con el ataque, dio una voltereta en el aire, saltando por encima de la espada de Reik, para terminar aterrizando sobre ella.

“¡Ahora no me ha copiado!” pensó Reik al verle sobre su propia espada.

Sin decir una palabra, el espectro le dio un espadazo en el hombro y se retiró unos metros.

“¿Por qué?” escuchó de pronto.

Aún con la mano presionándose la reciente herida, el caballero del hielo miró a su alrededor. No había nadie más allí aparte de ellos dos. Aquellas palabras sólo podían provenir de él.

“Así que también puedes hablar”.

La voz del espectro sonaba igual que la suya propia, salvo que estaba un poco distorsionada y tenía un poco de eco al final de cada frase.

“¿Por qué has cambiado? Tú siempre has adorado la soledad y has querido las cosas por ti mismo. Ahora te sientes a gusto con ellos, incluso les ayudas”.

“¿Qué sabrás tú de mí? No eres más que una marioneta”.

“Yo estoy hecho a partir de tu alma. Hago todo lo que no puedes hacer, digo todo lo que no te atreves a decir, y recuerdo todo lo que tú has olvidado. Soy tu verdadero yo”.

Ni siquiera el caballero del hielo fue capaz de permanecer indiferente al escuchar semejante revelación.

“¿Es que acaso lo has olvidado? ¿Has olvidado el motivo por el que eres así? Todos los que un día amates ya te abandonaron una vez, acusándote de un crimen que no cometiste ¿quieres que eso vuelva a ocurrir?”

“Yo… No he olvidado nada – susurró mientras se ponía en pie con esfuerzo – Sé por qué estoy aquí. Y si tú eres quien dices también deberías saberlo”.

“¡Mientes! ¡Tú confías en ellos! ¡Puedes engañar a los demás, pero no puedes engañarte a ti mismo! De todas formas da igual, no puedes derrotarme. ¡Cuando se agote el tiempo, morirás aquí y yo me convertiré en un ser completo!”

“Mi espada no ha funcionado, mis técnicas tampoco funcionan. Lo único que puedo usar – tiró la espada a la plataforma de hielo – ¡es mi propia fuerza! ¡Ven aquí, te destrozaré con mis propias manos y recuperaré mi alma!” exclamó con decisión y los dos se lanzaron contra el otro.

Por la noche, en el barco de los caballeros, Arturo paseaba en pijama por la cubierta.

“Parece que hoy Fidel no va a aparecer… – pensaba mientras miraba hacia el mar – Es normal… Seguramente, ahora él pensará eso de mí… – Se quedó allí unos minutos más, y después se dirigió a su camarote – Todos están durmiendo ya, y yo debería hacer lo mismo. Ahora que he tomado mi decisión, no puedo echarme atrás, o lo perderé todo”.

En el interior de la isla, Fidel llevaba todo el día desahogándose rompiendo todo aquello que encontraba a su paso. Cortaba árboles con su espada, partía rocas con la cabeza, daba puñetazos a las montañas, ahuyentaba animales salvajes de un grito, o aplastaba insectos sin piedad de un pisotón.

“¡¡Me da igual que me hayas mentido!! ¡¡¿Te enteras?!! – Gritaba a los cuatro vientos – ¡¡Me da igual que me hayas utilizado!! ¡¡Me das igual tú!! ¡¡Y me da igual todo!! ¡¡No te necesito!! ¡¡Ni a ti ni a nadie!! ¡¡Por eso vine aquí!! Pero… – empezó a calmarse – Entonces… ¿por qué? ¿Por qué no puedo volver al barco y simplemente ignorarte? ¿Por qué no puedo dejar de destruir cosas? ¿Por qué no puedo quitarme este dolor? ¿Por qué no puedo…?

Cayó al suelo y se quedó dormido, resultado de su propio cansancio. Sin saberlo, Shawn le había estado observando desde el cielo.

“¿Qué decisión tomaste en el volcán, Arturo?”

A la mañana siguiente, Jonyo abrió los ojos con una sonrisa, cuando de pronto descubrió a Shawn dentro de su camarote, esperando, de pie, apoyado en la puerta.

“¿Ya te has despertado? Pues venga, levántate, tenemos que continuar”.

“¿Vamos a seguir con lo de las piedras? – En realidad Jonyo quería preguntarle qué estaba haciendo en su camarote, pero por miedo a empezar el día con mal pie, hizo un esfuerzo y se lo calló – Peter me curó las heridas ayer por la noche, así que no habría problema”.

“No, hoy vas a hacer algo distinto. Para el entrenamiento de las piedras es necesaria la colaboración de todos, y hoy los necesito para el entrenamiento de otra persona”.

“¿Pero no vas a entrenarme a mí hoy?”

“No. Sólo vengo a buscarte, pero te entrenará otra persona. Ya sabes quién”.

Salieron del barco y caminaron en silencio hasta la playa. Allí les esperaba Seagram, al lado de un enorme cofre.

“Un cofre, ¿qué tengo que hacer? ¿Vosotros lo enterráis y tengo que encontrarlo? Jaja”

“Muy gracioso – dijo Seagram abriendo el cofre – A ver si continúas riendo después de empezar el entrenamiento. Ahora ponte esto” le tiró un extraño casco de color azul.

“¿Qué es…? – cuando cogió el casco casi se le cae al suelo, y por eso no terminó la frase – Pero… ¡Esto pesa un montón! ¿Tengo que entrenar con esto puesto?”

“No, hombre, eso es sólo el casco. Tienes que ponerte la armadura entera”.

Fue sacando diferentes pedazos de una armadura, algunos azules y otros blancos. Piernas, muslos, brazos, pecho, había partes suficientes como para cubrirle entero, y cada una pesaba tanto como el casco. Cuando tuvo la armadura puesta, Jonyo apenas se podía mover.

“¡¿Cuánto pesa esto?! Dar un solo paso es un esfuerzo terrible…”

“Pues ahora mismo no me acuerdo – le dijo Seagram – Varias toneladas, pero como te digo, la tengo desde hace tanto tiempo que no recuerdo cuantas”.

“¿Y ahora qué tengo que hacer? ¿Ponerme a correr? Voy a tardar un montón en acostumbrarme a esto.”

“Tranquilo, no tardarás nada, ya lo verás – se reía – Aún no he terminado de sacar cosas”.

Por último, sacó un montón de bolas negras de metal y las esparció por la arena de la playa.

“Sé que ahora eres minusválido y que debería ayudar con lo que sea que estés haciendo, pero me cuesta demasiado moverme y no puedo”.

“No pasa nada. Es por ti por quien debes preocuparte”.

En ese momento, Jonyo hizo memoria, y reconoció haber visto aquellas esferas negras en el pasado.

“Oye, eso son bombas de las tuyas, ¿no? ¿Qué vas a hacer con ellas?”

“Jejeje, sí, lo son. Ahora, por favor, la parte de la armadura que te cubre el pecho es azul, pero tiene un cuadrado blanco a la altura del corazón. Ese cuadrado es un botón. Por favor púlsalo para activar la armadura y comenzar el entrenamiento”.

Jonyo pulsó el botón indicado y escuchó una voz robótica de mujer proveniente del interior del casco.

“Initializing… Active Guard”.

Después, Seagram sacó un control remoto con un botón rojo y lo pulsó sin dudar. En ese momento, a todas las bombas les salieron cuatro patas delgadas y ligeramente curvas, como si fueran patas de araña. Las bombas se elevaron apoyándose en las patas y comenzaron a moverse.

“Muy bien Jonyo, la armadura que llevas puesta se llama Armor Gravitation, y está vinculada a todas estas bombas que hay alrededor. Tu trabajo básicamente consiste en huir. Huir y sobrevivir. Hemos escogido esta área a propósito para que no hubiera ningún obstáculo que pudiera dificultar tu entrenamiento. Anda, corre, vuela, nada, haz lo que sea necesario para seguir con vida”.

“¿Cómo voy a ponerme a huir de nada con esto puesto? Si ni siquiera me tengo en pie”.

“¿Crees que puedes permitirte perder el tiempo hablando? Si tienes fuerzas para quejarte, tienes fuerzas para huir”.

Una pequeña llama propulsora emergió de la parte inferior de una de las bombas, elevándola en el aire, para después lanzarse contra el caballero.

“Ahí viene – pensó – ¿Qué hago?”

Instintivamente, intentó ponerse a correr, pero no podía con toda la armadura y cayó al suelo. La bomba pasó volando por encima de él.

“Cuidado que vuelve” le advirtió Seagram.

En efecto, al estar vinculada a la armadura, la bomba detectó que se estaba alejando y dio la vuelta. Jonyo se levantó sin saber muy bien cómo y trató de echar a correr de nuevo, pero la bomba le alcanzó. Primero, las patas se atenazaron al brazo del caballero, y una vez bien fijada, estalló, lanzando a Jonyo por los aires con tanta violencia que al caer dio dos botes y rodó varios metros.

“¿Te has dado cuenta? Te has levantado y te has puesto a correr tú solo ¿A que ya no pesa tanto la armadura?”

“Y menos que va a pesar ahora que ha volado por los aires…” pensaba Jonyo, todavía en el suelo y envuelto en humo.

Trató de levantarse, pero seguía notando el mismo peso y la misma presión que antes. Al disiparse el humo, vio que, inexplicablemente, la armadura estaba intacta, a pesar de que él sí había sentido y sufrido toda la fuerza de la explosión.

“¿Qué pasa aquí? ¿Por qué, si a mí me ha sacudido la explosión y la armadura está antes que yo, ella sigue intacta?”

“Debiste escucharlo cuando se activó – le aclaró Seagram – Active Guard. Es el sistema de seguridad de la armadura, que absorbe todo el daño que le causan, y lo transfiere al usuario en su interior. Piénsalo, si fuese al revés, este entrenamiento sería completamente inútil”.

“Una armadura que no protege a quien la lleva puesta, que bien...”

“Ya sabes lo que tienes que hacer – intervino Shawn – Ya no es necesario que siga aquí. Mucha suerte, Jonyo, la vas a necesitar”.

Shawn salió volando y partió hacia su casa, donde le esperaban Arturo, Gabriel, Peter, JesuCristo, Shinkan, Pamela y Hilda.

“Disculpad la tardanza, tenía que dejar un par de cosas hechas” dijo al ver a todos esperándole.

“¿Para qué nos has llamado a todos otra vez? – Preguntó Peter – Yo tengo cosas que hacer”.

“No es cosa mía, me lo ha pedido quien va a entrenar a Arturo” respondió.

“¿Cómo? ¿Me va a entrenar otra persona? ¿Quién?”

“Yo – dijo JesuCristo dando un paso al frente – Shawn y yo tenemos preparada una clase especial para ti”.



Curiosidades!!!


El Armor Gravitation es una carta de Yu-Gi-Oh con demasiados efectos que además no tienen nada que ver con el uso que hacemos aquí de ella como para enumerarlos. Uno de ellos, el Active Guard absorbe el daño causado al jugador, no como aquí xD

domingo, 4 de marzo de 2012

Episodio CXXXII

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Episodio CXXXII
S
ólo había una palabra para definir lo que estaba sintiendo en ese momento. Frustración. Su cuerpo estaba sucio, cubierto de polvo y tierra a causa de los últimos acontecimientos. Estaba de pie, pero había terminado en el aire por culpa del último aumento de tamaño del socavón, pero aún no había bajado a tierra. Se había quedado allí, flotando, con una mueca de ira y resentimiento en su boca, con una sensación de impotencia y desasosiego recorriendo su cuerpo que hacía temblar sus manos, y envuelto en la envidia y las ansias de poder al descubrir sus propios límites. Finalmente reaccionó, cerró el puño con fuerza y fue descendiendo poco a poco, con la mirada caída.

“¿Por qué? – Susurraba para sí – ¡¿Por qué?! Me fui del grupo. Vine aquí. Entrené hasta el límite. No entrené para hacerme más fuerte, no entrené para vencer a todo aquél que se cruzara en mi camino. Entrené para poder estar a tu altura, para que pudieras tratarme como un igual, como cuando éramos pequeños. Sin embargo, da igual cuanto lo desee, da igual cuanto me esfuerce, da igual todo, ¿por qué siempre estás un paso por delante de mí? ¿Acaso no soy merecedor de caminar a tu lado? ¿De acompañarte…?”

Levantó la vista y le miró. Aún estaba en el suelo, agotado y sonriendo, rodeado de todos los demás. Sólo estaba a unos pocos metros de él, pero en ese momento le parecía una distancia inalcanzable, como si un muro, o más bien una enorme montaña, más propia de él, le cortara el paso, separándoles para siempre.

“Ya veo… Tal vez simplemente mi tiempo haya pasado. Tal vez da igual cuanto ponga de mi parte, que las cosas nunca volverán a ser como antes. En ese caso, que me hayas mentido o no ya carece de importancia, así que no te preocupes, no te preguntaré. Me alegro de que estés bien, pero a partir de ahora sólo miraré por mí, y por el camino que me queda por seguir”.

Mientras los demás ayudaban a Arturo a levantarse, Fidel se fue caminando, sin que apenas nadie se percatara de ello. Únicamente Reik, que no estaba atento a Arturo, le vio desaparecer entre los árboles. Sin embargo, tampoco hizo nada por detenerle ni por saber la razón de aquella partida. Cuando le perdió de vista, centró su atención en el caballero del fuego.

“Eres un poco cabrón, ¿no? – Le dijo Jonyo a Shawn – Traer aquí a todas estas personas a traición diciéndoles que van a ayudar en un entrenamiento, para luego ser conejillos de indias en una prueba de nivel de energía”.

“Jonyo, todos sabíamos lo que iba a pasar, y estábamos de acuerdo – le dijo Hilda – Incluso ella” señaló a Pamela.

“Es cierto – añadió Shinkan – Ninguno de nosotros pensaba que podría aguantar la intensidad de la energía del caballero del fuego, pero de lo que sí estábamos seguro es de que ella caería desmayada, pero aun así quiso hacerlo”.

“No sabía nada de eso...” dijo Jonyo.

“Pamela ha evolucionado mucho desde que llegaste, y aún más desde que te fuiste. Es tu momento de devolverle el favor dejando de tratarla como a una niña”.

“Pamela…” susurró observando su cuerpo dormido.

Clap, clap, clap. Un aplauso secó interrumpió la conversación. El caballero del hielo se acercó caminando mientras daba una calada al cigarro.

“Muy bonito todo, Shawn, pero no creo que nos hayas traído aquí solo para experimentar con nosotros, ¿no? ¿Qué toca ahora?”

“El entrenamiento de Arturo ha terminado por hoy. Hacer un esfuerzo como este, extremo e irregular, es incompatible con el tipo de entrenamiento que tengo preparado para él. Hoy simplemente era una toma de contacto, una prueba para ver su nivel. Mañana empieza la siguiente fase de su entrenamiento”.

“¿Entonces nos has hecho venir aquí sólo para esto? ¡Qué pérdida de tiempo!”

“Su entrenamiento ha acabado, pero no el de los demás”.

“Eso me da igual. Yo había venido para ver la evolución de Arturo, y otro asunto que no comentaré, pero siendo así, me largo, no me interesa el entrenamiento del resto” dijo dándose la vuelta.

“El próximo entrenamiento es el tuyo”.

“Je – Reik se detuvo – Esa sí que es buena. Lo siento, pero yo no necesito ningún entrenamiento asistido”.

“Yo dije que no entrenaría al caballero de la rosa, pero no dije nada de ti, así que estás incluido en el programa”.

“Pues parece que te va a fallar el programa”.

“Yo creo que no, la decisión está tomada, ¡Hilda!”

“¡Ahora mismo! – Exclamó ella - ¡Reflect Slime!”

La sombra de Hilda comenzó a aumentar de tamaño, y después, de ella brotó un espectro gigante, que más bien parecía un fantasma oscuro, con dos grandes ojos rojos muy brillantes, sin cuello, sin piernas y con dos largos brazos. Avanzaba arrastrándose a la vez que abría la boca, la cual era un agujero negro.

“No voy a dejar que me ataques con ese bicho”.

“Tú no te mueves de ahí – Hilda sacó el báculo morado con la esfera verde y apuntó al caballero del hielo con él - ¡Black Magic!”

La esfera se iluminó, ejecutando el hechizo. De pronto, el caballero del hielo vio la realidad con colores negativos.

“Mierda, me ha atrapado como hizo con Jonyo…”

Ese pensamiento fue lo último que pudo oír. A partir de entonces, para él, el mundo se había detenido. Podía ver, aunque todo en negativo, pero podía. Pero lo que veía no se movía, no sonaba, ni siquiera sentía. No era capaz ni de sentir su propio cuerpo. Los efectos no tardaron en empezar a desaparecer. Varias grietas aparecieron, en el cielo, en el suelo, y se fueron haciendo más y más grandes hasta que se juntaron y aquella extraña realidad estalló en pedazos, regresando al mundo real.

“¡Pero qué…!”

Al ver la realidad de nuevo, Reik se dio cuenta de que el espectro había metido la mano por su boca. De pronto sintió que le arrancaban algo y la mano salió, sujetando una extraña luz blanca con forma de silueta humana.

Reik cayó al suelo muy debilitado. No tenía fuerzas para ponerse de pie, pero alzaba la mano hacia lo que le había robado el espectro.

“Devuélvemelo…” susurraba.

El espectro abrió la boca y engulló la figura de luz de unos cuantos bocados. Tras devorarla, el espectro se iluminó y empezó a transformarse. Su tamaño se fue reduciendo poco a poco, y a su vez, iba tomando forma humana, apareciendo piernas, cabeza y brazos más cortos. Continuó definiéndose más y más, hasta convertirse en una copia perfecta de la silueta de Reik, vestido con su misma ropa, equipado con su misma espada, pero oscura y con esos brillantes ojos rojos.

“Sabes lo que ha pasado, ¿verdad? El espectro ha extraído tu alma y la ha devorado. Por eso tiene tu forma, y también por eso te has debilitado de repente”.

“No digas tonterías – se negaba a creer el caballero – Si eso fuera verdad yo ya estaría…”

“Muerto. Tienes razón. Deberías estar muerto. El alma es la esencia de uno mismo y sin ella el cuerpo no es más que simple contenedor vacío, luego si sigues con vida tienes que seguir teniendo alma. Eso es lo que piensas, ¿verdad?”

Reik se quedó callado. Todos los demás también escuchaban muy atentos y no sabían bien qué creer.

“La explicación es muy sencilla, Reik. El espectro ha devorado tu alma, sí, pero no ha roto su conexión contigo, es decir, a pesar de todo, es como si tu alma siguiera en ti. Sin embargo, esta fase es temporal. Si no derrotas al espectro dentro del límite de tiempo y recuperas tu alma, la asimilará como suya y morirás de verdad. El espectro no es más que un contenedor vacío, por eso, al absorber tu alma tiene la misma forma que tú, la misma fuerza que tú y las mismas habilidades que tú, pero no duda, no tiene conciencia, ni remordimientos, ni compasión, es decir, no comete errores en la batalla. Este es tu entrenamiento, caballero del hielo, y la razón por la que Hilda ha venido hasta aquí. Para derrotar al adversario al que con tanta ansia persigues, primero debes demostrar que puedes vencerte a ti mismo. Te diría cual es el tiempo aproximado que tienes para recuperar tu alma, pero tenías mucha prisa por irte, así que no te haré perder más tiempo. Buena suerte, caballero”.

Todos los presentes quedaron muy sorprendidos de la dureza del entrenamiento de Shawn. Todos menos Arturo, que ya había pasado por ahí. Había tenido que jugarse la vida en el volcán para recuperar sus poderes, y entendió que hay veces que la única manera de mejorar es poniéndose al límite.

Reik iba recuperando el aliento poco a poco. Se puso de pie y observó su versión oscura durante un instante. Rápidamente, desenvainó su espada y se lanzó a por él, pero saltó y se fue corriendo. El caballero, aún algo cansado, salió detrás de él sin perder tiempo.

“Puedes correr… Pero no puedes esconderte… Te atraparé…” murmuraba mientras se alejaba.

“Vamos, Jonyo. Ha llegado el momento que esperabas. Es tu turno”.

“¿También vas a hacerme eso a mí?”

“Jajaja – reía salvajemente – Tranquilo. La técnica del Reflect Slime utiliza como materia prima la sombra del invocador, por lo que sólo puede usarse una vez al mismo tiempo. Además, ese método no es el más adecuado para ti. ¡Ahora vámonos!”

No fueron muy lejos. Shawn tan solo quería alejarse de la zona derruida por la energía de Arturo hasta que hubiera montañas rocosas de nuevo.

“Ponte ahí, delante de esa pared montañosa – le dijo a Jonyo señalando el lugar, y luego se dirigió a Gabriel – Tú, ven aquí, ya que no vas a recibir mi entrenamiento, al menos ayuda un poco”.

Shawn se acercó hasta otra montaña rocosa que había cerca, le dio un puñetazo y se vino abajo completamente, quedando reducida a pequeñas piedras. Cogió una de ellas y regresó caminando hacia el caballero del rayo.

“Muy bien, Jonyo. Es hora de empezar. Todos sabemos que con el truquito ese de la electricidad que se produce cuando el cerebro manda una orden a cualquier parte del cuerpo puedes anticiparte a los movimientos de tus adversarios, pero, ¿qué tal llevas evitar las cosas que no tienen vida?”

“Pues cuando tengo que esquivar algo así, lo que hago es…”

Antes de que pudiera responder, la piedra que sostenía Shawn ya se había incrustado en su mejilla con tal fuerza que le tiró al suelo.

“Ibas a decir que cuando te enfrentas a un objeto sin vida, lo que haces el calcular su trayectoria de acuerdo a la posición y la postura del que te lanza el objeto, ¿verdad?”

“Me has pillado por sorpresa – dijo mientras se levantaba y palpaba la zona afectada – Prueba otra vez y verás”.

“Lo haría, pero en vez de eso, voy a dejar que lo haga tu compañero Gabriel, seguro que te es más fácil – le hizo una seña al caballero de la rosa – Adelante, empieza tirándolas de una en una”.

“¿Esquivar piedras? Menuda mierda de entrenamiento… Gabriel, más vale que te emplees a fondo”.

El caballero de la rosa reunió un pequeño montón de rocas a su lado y comenzó a lanzarlas contra Jonyo sin ninguna piedad. Para esquivarlas, el caballero del rayo no necesitó siquiera de hacer uso de su sentido especial, tan sólo usando la vista pudo evitar todas y cada una de las piedras que le envió su compañero.

“¡Venga! ¡¿Es que no puedes hacerlo mejor?! – exclamaba Jonyo mientras evitaba una piedra moviendo la cabeza – Me estoy aburriendo…”

Por segunda vez, una piedra impactó en su cuerpo, esta vez en el pecho, y algo más suave, pero aun así tuvo que retroceder.

“¡¿Otra vez tú?!”

“No, he sido yo – dijo Arturo – Shawn ha dicho que ya que te aburres tanto había que subir un poco el nivel”.

“Pues hala, venid cuantos queráis”.

Los presentes se tomaron la petición al pie de la letra, y salvo Pamela, que continuaba desmayada, y Shawn, el resto también cogieron piedras para lanzarlas contra el caballero. JesuCristo, Hilda, Peter, todos se unieron en el entrenamiento.

“Mierda… Con tanta gente contra mí no puedo seguirlos con los ojos. Tengo que concentrarme y detectar sus movimientos”.

Cerró los ojos y comenzó a captar los movimientos de todos. A pesar de que eran muchos, había desarrollado suficientemente su habilidad como para que no le resultara un problema.

“¡Ya los tengo!”

O eso creía, porque de pronto varias piedras impactaron contra distintas partes de su cuerpo, y cayó al suelo en redondo.

“¿Todo va bien?” le preguntó Shawn.

“Sí… – dijo al levantarse – No sé qué habrá pasado… Seguro que es un error, ahora me saldrá”.

Volvió a intentarlo, detectó con éxito los movimientos de todos, pero de nuevo, todas las piedras impactaron contra su cuerpo. Jonyo no entendía nada, y Shawn sonreía.

“No puede ser… Estoy seguro de haberlos detectado… ¿Qué está pasando? ¡Otra vez!”

El resultado fue el mismo, las piedras volvieron a impactar contra su cuerpo, y sumados a los anteriores impactos, las heridas comenzaron a brotar.

“¡Otra vez!”

“No, Jonyo. Ya es suficiente. No lo conseguirías”.

“No lo entiendo… Pero si lo había detectado…”

“En efecto, habías analizado bien los movimientos de todos cuando lanzaban las piedras, pero te has sobreestimado. Para evitar un objeto sin vida que no puedes detectar, además de calcular la trayectoria, también hay que determinar el tiempo que va a tardar en llegar a ti, y actuar en ese momento. Cuando es un solo objeto es bastante sencillo, pero en este caso, la dificultad no se basaba en que fueran varios, sino en que cada uno lo lanzaba a su ritmo. Cuando Arturo había lanzado ya la piedra, Mario apenas estaba apuntando, Gabriel estaba recogiendo una nueva, y JesuCristo se estaba colocando. Este desajuste te obliga a tener que estar constantemente atento a las dos cosas, la trayectoria y el momento el verdadero momento en el que tienes que esquivar. Compatibilizar esas cosas para ti ahora mismo es imposible”.

“¡Pero eso es imposible! – se defendió – Al principio, cuando detectaba la electricidad del cuerpo de las personas, para conseguirlo no podía moverme siquiera o perdía la concentración, pero últimamente conseguía captarlo y atacar sin ningún problema”.

“Lo sé, Jonyo. Precisamente por eso lo único que te queda para perfeccionar esa habilidad es detectar y defenderte al mismo tiempo de cualquier agresión, no sólo de los ataques directos de tu oponente”.

“Parece que esto no va a ser tan fácil como creía” pensó el caballero.

“Ahora estás herido. Con esos golpes no podrás seguir evitando las piedras. Se está haciendo tarde, continuaremos mañana”.



Curiosidades!!!

El Reflect Slime es una carta de Yugiou que sirve para copiar un monstruo con tres cuartas partes de su ataque, pero en esta ocasión en vez de un slime hemos invocado al espectro del Profesor Layton 4 xD


Que a su vez nos ha servidor para dar un pequeño homenaje a Link oscuro, conocido por sus apariciones en el templo del agua de Ocarina of Time y en una escena de Twilight Princess.