viernes, 18 de abril de 2014

Episodio CLXVI

Me he entretenido demasiado últimamente viendo la Champions, pero al fin he podido terminar de hacer el capítulo :p

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Episodio CLXVI

E
l caballero de la rosa quedó gratamente sorprendido por las últimas palabras de su adversario. No obstante, su sorpresa no duró más que un instante. Enseguida, cerró los ojos y sonrió muy confiado.

“Hmpf… – abrió los ojos de nuevo, mirando con desprecio a su adversario – No puedes haber encontrado el punto débil de mi técnica porque no es ninguna técnica, es simplemente una canalización de la energía natural a través de mi espada, gracias al poder que me otorga el título de caballero de la naturaleza.

E incluso aunque intentes decirme que tienes una idea para detener el poder de la naturaleza, te puedo adelantar que la fuerza de la naturaleza es imparable. Tsunamis, terremotos, volcanes, tornados, tempestades, avalanchas, aludes, incluso las espinas de una rosa, da igual la forma en que se manifieste, ningún ser humano ha podido jamás detener la desgracia que trae consigo el poder de la naturaleza. Y ahora, toda la energía que genera ese poder, ¡es mía!”

No había mejor manera para demostrar sus palabras que con hechos, así que se dispuso a clavar su espada en el suelo para tumbar, no sólo su cuerpo, sino también todas sus esperanzas.

Sin embargo, fue más allá. Había visto cómo Dayuri evitaba sus ofensivas dando un gran salto, aprovechando la distancia que les separaba, y no quería perder más energía a lo tonto, así que decidió tenderle una trampa.

Clavó su espada en la tierra, pero sólo la punta, recogiendo muy poca energía. La lanzó contra Lardo como de costumbre, sacando la espada a la vez que daba un espadazo hacia arriba, y una corriente de energía volvió a surgir a ras de suelo, abriendo la tierra a su paso.

La corriente era considerablemente más débil que las anteriores, pero Lardo ya se había acostumbrado a que todos los ataques del caballero fueran imbatibles, y dio por hecho que este lo era también, sin pararse a pensar en si lo parecía o no.

Saltó, tal y como había planeado, evitando la corriente, y le atacó desde el cielo con un espadazo vertical. Mientras caía, Gabriel clavó de nuevo la espada en el suelo, esta vez hasta el fondo, pero no la sacó hasta que su oponente estaba próximo, haciéndole creer que simplemente iba a bloquear su ataque.

Al sacar la espada, el torrente de energía apareció, esta vez de forma ascendente, llevándose de vuelta a los cielos a Dayuri, enfurecido. Su cuerpo subió más alto de lo que había saltado, para después caer al suelo boca arriba tras un violento impacto que le hizo esputar un chorro de sangre.

Una vez cesó la corriente de energía, el caballero levitó suavemente hasta sobrepasar la altura de los árboles, y una vez allí, alzó su espada, apuntando al firmamento. En el aire, cerró los ojos para sentir mejor el abrazo de la naturaleza. El viento soplaba suavemente, acariciando su cabello, aunque, debido a la gomina, se mantenía firme y no ondeaba a su antojo. El sol bañaba sus mejillas, sentía su calor, y pequeñas nubes paseaban por el cielo. Una vez se sintió en armonía con la naturaleza, volvió a abrir sus, ahora, amarillos ojos.

“Creo que ya sé lo que se te ha pasado por la cabeza… – le dijo a su adversario, que estaba tirado en el suelo – Como me has visto clavar la espada en la tierra todo el rato, piensas que esa es la única forma que tengo que extraer energía”.

Lardo no contestó. Seguía tirado en el suelo, tratando de recuperar las pocas fuerzas que le quedaban, pero observando atentamente al caballero. Se fijó en que la espada del caballero apuntaba directamente al Sol. Según hablaba, la espada se iba llenando de energía, iluminándose lentamente.

“Tu silencio confirma mi teoría, pero siento decepcionarte. Como ya te avisé, toda la naturaleza es mi fuente de energía. Hasta ahora, he cogido la energía de la tierra, de los árboles y las plantas, pero esa es sólo una de mis múltiples posibilidades. Sería más divertido dejar que te dieras cuenta de tu error tu mismo, pero yo no soy como tú, no disfruto haciendo sufrir a la gente, así que voy a mostrarte lo equivocado que estás, para eliminar cualquier esperanza que tengas de poder vencerme. El viento, las hojas, los mares, las nubes, incluso el Sol también le prestan su energía al caballero de la naturaleza, todo con tal de impedir que alguien como tú siga existiendo y causando daño a todo el mundo, ¡¡muere!!”

En el momento en el que la hoja se iluminó por completo, el caballero bajó su espada, liberando toda la energía acumulada. Dayuri sólo vio un destello, y después todo se volvió blanco, pero la realidad fue mucho más allá.

Tras bajar la espada, la energía se manifestó en forma de haz de luz blanco, que descendió a toda velocidad, cortando el suelo y provocando una fisura en la tierra que se tragó a Lardo, envuelto en la corriente de energía. La fisura se hizo más y más larga, aunque no más ancha, avanzando hasta que el caballero perdió de vista su final.

Se produjo un pequeño silencio, y unos segundos más tarde, se escuchó una tremenda explosión. La energía había tocado fondo, y la onda expansiva de la explosión regresaba hacia arriba, liberando una estela de luz blanca que salía del interior de la fisura. Parecía una aurora boreal que avanzaba por la superficie terrestre, paseando su luz a lo largo de la fisura.

Cuando la luz cesó, el caballero volvió a la superficie del mismo modo que se había ido, levitando lentamente. Se asomó al interior de la fisura que él mismo había creado, y no fue capaz de divisar el fondo del abismo.

“Sé que no has muerto – dijo, mirando hacia la oscuridad infinita – Si algo como esto pudiera matarte no nos habrías dado tantos problemas”.

Enfundó su espada y se sentó a esperarle. Al cabo de un rato, la mano de Lardo apareció, agarrándose al borde de la pared de la fisura, subiendo lentamente. Sin embargo, al contrario de lo que pretendía el caballero, la cara que llevaba era más feliz que antes.

“Haa… Haaaaaa… Ahora lo veo claro – susurró entre jadeos – Gracias por confirmarme el punto débil de tu técnica”.

“¡¿Qué?! – Gabriel se sorprendió un momento, pero su poder le inspiraba tanta confianza que no era capaz de creer en las palabras de su adversario – Igual que en el póker, cuando el jugador está acorralado, la única opción que queda es tirarse un farol, ¿verdad? Pero no va a funcionar”.

Dayuri se colocó en posición, pero esta vez, no esperó a que el caballero iniciara el ataque. Apenas un instante después, tomó la iniciativa con un extraño movimiento.

Saltó, pero en vez de hacia arriba, hacia un lado, manteniéndose a ras de suelo. El caballero le siguió con la mirada, pero en cuanto llegó a su destino, volvió a saltar hacia otro lado. Gabriel trató de continuar siguiéndole con la vista, pero él aumentó su velocidad, y al cabo de unos segundos estaba saltando de un lado para otro a velocidad extrema a su alrededor, dando la impresión de que había múltiples copias de él correteando por todos lados.

“Je… ¿Este era tu plan? ¿Intentar engañarme? Te recuerdo que aunque tú no sepas detectar la energía, yo sí sé, por tanto, aunque vayas dando vueltas a tanta velocidad que parezca que hay varios tú, ¡sé perfectamente cuál es el verdadero!”

En ese preciso instante, Lardo saltó hacia delante, espada en mano, y atacó al caballero, que se defendió bloqueando con la espada. No obstante, la fuerza arrolladora de su adversario le derribó, y tan rápido como había venido, se retiró y continuó dando saltos a su alrededor, dejando tras de sí una carcajada malévola.

“Joder… Me ha dado bien – se lamentaba mientras se ponía en pie. Observó la situación, y reflexionó para sus adentros – Tal vez sepa cuál es el verdadero, pero a la velocidad a la que se mueve no le acertaré con un ataque de energía natural – Continuó pensando hasta que se le ocurrió una idea – Ya sé… Le estaré esperando…”

Se dispuso a clavar la espada en el suelo para extraer más energía, pero en cuanto su oponente vio que iba a hacerlo, volvió a saltar hacia él para enfrentarle, obligando al caballero a bloquearle para evitar daños.

“¿Qué te pasa caballero? – le dijo en medio del forcejeo –  ¿Desde cuándo te preocupas por las heridas? ¿No podías curarte y atacar a la vez?”

En la mirada de Gabriel se podía leer claramente que había un motivo por el que había actuado así. Sin embargo, cayó en la trampa psicológica de su adversario, y decidió que debía demostrarle que podía hacerlo.

Al no haber cogido energía, Lardo no tuvo problemas en ganar el forcejeo y derribar al caballero de un empujón, regresando inmediatamente a su posición anterior para continuar dar dando vueltas alrededor del caballero a toda velocidad.

Gabriel se levantó furioso, agarró su espada y se dispuso a clavarla en el suelo, sabiendo que su adversario vendría a por él para impedirlo. Así fue. Dayuri  se abalanzó de nuevo hacia él, con un objetivo muy concreto.

El antiguo capitán dirigió su espada directamente a la muñeca de la mano con la que el caballero sostenía la espada, pretendiendo seccionarla, y el caballero no se dio cuenta hasta que el dolor comenzó a avisarle. La punta de su espada se clavaba en la tierra al mismo tiempo que el dentado filo de la de su adversario mellaba su brazo.

“Si me corta la mano, no habrá espada que pueda empuñar, ni energía que pueda extraer, ¡tengo que salir de aquí!”

Su inconsciencia le impulsaba a extraer la espada y retirarse hacia atrás lo antes posible, pero fue capaz de pensar más allá del dolor e hizo lo contrario, clavó más la espada, buscando ser más rápido que Lardo cortándole, y acto seguido escapó hacia delante, con la hoja todavía clavada, cortando el suelo a su paso.

“Casi…” susurró Lardo relamiendo la sangre del caballero que había quedado en la espada.

El corte había llegado a ser profundo, y el esfuerzo de la huida había agravado las cosas. El hueso sobresalía ligeramente, era una isla de color blanco emergiendo de un mar rojo. Gabriel tuvo que sostenerse la muñeca con la otra mano para que no se terminara de desprender, y un instante después ya comenzó a curarse con la ayuda de la energía natural que acababa de recolectar.

Su oponente fue considerado y se retiró en vez de continuar el ataque, regresando a su estrategia de dar vueltas a gran velocidad.

“Puede que quiera que piense que ha tenido un detalle conmigo, pero para nada es así. Simplemente ha retrocedido porque he conseguido extraer finalmente energía y conoce perfectamente el resultado si se expone a una confrontación directa, por mucho que haya estado a punto de cortarme la mano…”

Al terminar de curarse, sacó su espada, ahora completamente iluminada, y se colocó en posición.

“Sí, casi me hace el lío, pero he conseguido coger más energía y eso es lo que importa. Ahora da igual cual sea su plan. Esperaré pacientemente, y en cuanto tenga la oportunidad, ¡acabaré con él!”

Gabriel sabía que si desataba la energía de la espada sobre su adversario a ciegas lo más probable sería que fallaría, tirando a la basura toda esa energía que tanto esfuerzo le había costado extraer, y además dándole una oportunidad al contrario para atacar. Esperó pacientemente a que Lardo se detuviese o iniciara una nueva ofensiva, pero fue muy listo, y las cosas no salieron como el caballero esperaba.

Dayuri continuaba dando vueltas a gran velocidad a su alrededor. Sin embargo, ahora, muy lentamente, iba cerrando el círculo, a la vez que se movía, muy poco a poco, de forma casi inapreciable.

“Se debe creer que no me doy cuenta de lo que está haciendo – pensó Gabriel – La verdad es que esto me complica un poco las cosas, pero si me adelanto a sus movimientos tal vez tenga una oportunidad… Con un golpe directo, podría sentenciar el combate” empuñó la espada con más fuerza mientras se lo imaginaba.

Aunque con el paso de los minutos resultaba evidente que Lardo estaba cada vez más cerca de Gabriel, el caballero no sólo no dejó de fijarse en su adversario y en el rastro de ilusiones ópticas que dejaba a su paso, sino que además cerró los ojos y le esperó únicamente guiándose por su energía.

Ahora era capaz de ver claramente su posición y por donde avanzaba. Ya no existía la posibilidad de ser engañado por las ilusiones. Ahora, lo que marcase la diferencia sólo podía ser la velocidad.

Esperó y esperó, hasta que su oponente se acercó hasta el límite y dio un paso final, directo hacia él. En ese momento abrió los ojos. Le vio de cara, en el aire, ejecutando el paso, y bajó la espada lo más rápido que pudo.

Justo cuando la hoja iba a alcanzarle, la punta del pie de Lardo tocó el suelo y le permitió encadenar otro paso, con el que escapó del ataque del caballero, que terminó asestando el espadazo a la ilusión que quedo tras de sí.

“¡¡Joder!! – Pensó – ¡¡He fallado!!”

La energía se liberó cuando la hoja alcanzó el suelo. Una fuerte corriente surgió como de costumbre, avanzando a ras de tierra, abriendo el suelo a su paso, arramplando todo lo que encontraba en su camino, hasta que finalmente terminó por desestabilizarse y se produjo una explosión cuyo destello obligó al caballero a cubrirse los ojos, a pesar de estar bastante lejos.

Lardo volvió a su posición inicial, dando vueltas a gran velocidad a una distancia prudente del caballero, controlando claramente el encuentro.

“¿Y ahora otra vez? No sé qué es lo que quiere, pero no pienso quedarme aquí a averiguarlo”.

Saltó para escapar, pero su adversario no iba a permitírselo. Antes de que se diera cuenta, Lardo había saltado por encima de él, tapándole la huida, y volvió a echarle debajo de un espazado.

Gabriel no tenía ningún sitio a mano de donde extraer energía, así que no puedo hacer nada por defenderse, ni tan siquiera le dio tiempo a intentar bloquear el golpe con su espada. Apenas se cubrió con los brazos y cayó de nuevo ante la inmensa fuerza de su rival.

Acto seguido, el antiguo capitán retomó su estrategia, saltando de un lado a otro a gran velocidad alrededor del caballero.

“Parece que no quiere que me vaya de aquí… – dedujo Gabriel mientras se levantaba del suelo – Muy bien, no pasa nada…  ¡Volveré a extraer energía y esta vez no fallaré!”

Clavó su espada en el suelo y la llenó de energía una vez más. Lardó saltó hacia él para detenerle, pero en esta ocasión no llegó igual de rápido, y el caballero logró su objetivo.

Ya no podía detenerse, así que continuó su ofensiva, avanzando directo hacia Gabriel, quien le vio y se dispuso a contratacar. Levantó la espada ligeramente y la dejó caer, liberando toda la energía acumulada contra su adversario. Una nueva corriente de energía nació de la hoja de Gabriel, y avanzaba ferozmente para devorar a su víctima.

Dayuri no tenía tiempo para escapar, así que volvió a enfrentarse directamente contra el ataque del caballero. Empuñó su espada con las dos manos y se lanzó de cara contra la corriente. La espada mellada de Lardo impactó violentamente contra la masa de energía que avanzaba sin control, frenando su avance, sin detenerlo, produciéndose un intenso forcejeo.

Algo había cambiado desde la última vez. A pesar de que la corriente le ganaba terreno, arrastrándole lentamente, hundiendo sus pies en la tierra, él no llegaba a ceder completamente. Es más, cada vez iba aguantando mejor la fuerza de la corriente, su retroceso se fue acortando hasta volverse prácticamente inapreciable.

En ese instante, acompañando el movimiento de un poderoso grito, Lardo consiguió asestar un fiero espadazo a la corriente y partir su recorrido en dos. La mitad de la corriente de energía se desvió por la izquierda y la otra mitad por la derecha, iniciando cada una un nuevo recorrido que se llevó por delante lo poco que quedaba en pie en el bosque, y concluyó con una explosión dual al unísono.

El caballero de la rosa estaba atónito, pero no sorprendido. Parecía saber perfectamente lo que había ocurrido, pero no parecía estar dispuesto a aceptarlo, o más bien a aceptar que su oponente lo hubiera descubierto. Durante unos minutos, se dedicó a mirar fijamente a su adversario, que jadeaba tras el esfuerzo físico que había supuesto derrotar su poder infinito, sin romper el silencio.


“Bueno… – al cabo de un rato, cuando recuperó el aliento, Lardo tomó la palabra – ¿Vas a explicar lo que ha ocurrido o prefieres que lo diga yo?”

1 comentarios:

Jon dijo...

Bueno otro capítulo sin más, ni es de los mejores ni es de los peores, mucha lucha y pocos adelantos de historia.

piensas que esa es la única forma que tengo que extraer energía”.(que tengo de extraer)

Un saludo a todos.