miércoles, 1 de abril de 2015

Episodio CLXXVIII

He tardado, pero al menos aquí os dejo un capitulazo ;)

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Episodio 

CLXXVIII

G
abriel, Jonyo y Reik, se aproximaban a la entrada del castillo de la Fiera Deidad, cuando distinguieron la figura de Mesa y Arturo a lo lejos. El caballero estaba sentado en el suelo, anonadado, y no porque Mesa le causase una enorme impresión, sino porque sabía lo que significaba haberle encontrado. Sabía que su presencia le confirmaba lo que tanto temía, que había llegado demasiado tarde. Estaba tan absorto, que no se dio cuenta de la llegada de sus compañeros, pero Mesa sí.

“Ahora ya estamos todos, ¡que dé comienzo el acto final!”

Ignorando completamente al caballero del fuego, Mesa salió volando a toda velocidad hacia Reik, Gabriel y Jonyo, con las seis esferas todavía a su alrededor. Arturo se giró, siguiéndole con la mirada, y fue entonces cuando descubrió a sus compañeros.

“¡No! – exclamó al darse cuenta de lo que pretendía – ¡No voy a dejar que mates a nadie más!”

“¡Cuidado! – Exclamó Jonyo – ¡Viene a por nosotros!”

El caballero se había dado cuenta demasiado tarde. Mesa ya estaba muy cerca. Rápidamente, los tres desenvainaron su espada. Fue lo único a lo que les dio tiempo. Reik era el que estaba más cerca de los tres. Se puso en guardia, esperando a su adversario, pero Mesa pasó de largo y el viento que dejó tras de sí empujó al caballero hacia atrás. Lo mismo le ocurrió a Jonyo, que pensaba ser el objetivo de Mesa tras haber derrotado a su pupilo, pero también fue ignorado y arrastrado por la corriente de viento.

“Eso eran…” No fue hasta ese momento que Jonyo se dio cuenta de que las seis esferas elementales rodeaban a Mesa.

Finalmente, Mesa llegó hasta Gabriel, al que agarró del cuello con violencia, sin que él pudiera hacer nada. Descendió a tierra con él, cuando las esferas comenzaron a iluminarse, y a los pocos segundos lo hizo también el cuerpo del caballero, suavemente iluminado por una luz rosa, respondiendo a la llamada de las esferas.

“Mierda, va a…” pensó Reik.

De pronto, las sombras cubrieron a Mesa por todas partes. Echó una mirada hacia arriba y vio a Arturo, Jonyo y Reik, espada en mano, abalanzándose sobre él a la vez desde distintas direcciones. Rápidamente, se llevó los dedos índice y corazón a la frente y sonrió.

“¡Shunkanido!” exclamó y desapareció en un instante, llevándose a Gabriel con él.

El ataque conjunto de los tres caballeros se estrelló en el suelo, produciendo un fuerte impacto que agrietó el suelo, levantó la tierra y llenó todo de polvo. Los caballeros tuvieron que escapar de la zona tosiendo sin parar.

“Mierda, se ha escapado – dijo Arturo – ¿Dónde está? ¡Tenemos que encontrarle!”

“Es inútil – le dijo Jonyo – Sabes que con ese movimiento ha podido trasladarse a cualquier parte, incluso a miles de kilómetros de aquí. No podemos hacer nada – admitió con resignación – Volverá, y le estaremos esperando. Hay algo que tengo que preguntarle”.

En un lejano lugar, Mesa apareció junto al caballero, que seguía fuertemente sujeto por el cuello. Trataba de zafarse de todas las formas posibles, pero a pesar del lamentable estado en el que se encontraba Mesa, su poder parecía mayor que nunca.

Mesa alzó el cuerpo del caballero de la rosa. Mientras tanto, en la otra mano, generó una pequeña bola de energía negra, rodeada por rayos violetas que parpadeaban a su alrededor.

Igual que Blackron había hecho otras veces, acercó la bola de energía oscura al cuerpo de Gabriel, y ésta comenzó a girar sobre sí misma a gran velocidad, mientras se formaba un hueco hacia dentro en la parte superior de la oscura esfera, convirtiéndose en un agujero negro a pequeña escala, capaz de generar una corriente de aire hacia su interior.

Poco a poco, un polvo brillante de color rosa comenzó a brotar del interior del cuerpo del caballero, siendo absorbido poco a poco por la esfera negra, rellenándola desde lo más profundo hasta llenarse completamente. Una vez llena, la parte oscura estalló como una cáscara, y sus pedazos se precipitaron al suelo, desvaneciéndose poco después de precipitarse. Sobre la palma de la mano de Mesa tan sólo quedó, levitando, una esfera rosa y blanca con pequeños pétalos de rosa encerrados en su interior.

En el momento en que la esfera se completó, Gabriel vio mermadas sus fuerzas y fue incapaz de resistirse más, cayendo desmayado. Las siete esferas elementales por fin estaban reunidas, y brillaban con más intensidad que nunca. Mesa sonrió levemente, tratando de contenerse, pero enseguida se le escapó una carcajada malévola que espantó las bandadas de pájaros de toda la zona.

Tan rápido como se había ido, regresó. Los caballeros encontraron aquello que esperaban ver. A Mesa con las siete esferas elementales alrededor, y a Gabriel desmayado en sus brazos. Una vez logrado su objetivo, el cuerpo del caballero ya no le servía de nada, así que lo arrojó hacia sus compañeros, que lo recogieron al vuelo entre varios.

“Tranquilos, estoy bien – dijo Gabriel, que parecía seguir consciente, aunque se le notaba debilitado – Ahora que he subido de clase, que me arrebate los poderes de caballero de la rosa no me supondrá pérdida alguna de habilidad”.

“¿Subir de clase? ¿De qué hablas?” le preguntó Arturo.

“Blackron dijo que no podía utilizar la esfera elemental del caballero de la rosa, ¿qué significa esto, Mesa?

“No se puede tener el estudiante perfecto, ¡sin el maestro perfecto!”

“Entonces, ¿has estado mintiendo a Blackron todos estos años?”

“No. Yo no le mentí. Le dije que no obtendría ningún poder si se apoderaba de la esfera elemental de la rosa, pero yo no soy él. Ahora mismo comprenderás a qué me refiero”.

Un gran estruendo interrumpió la conversación, y casi al instante, un terremoto sacudió toda la zona. Los caballeros comprobaban los alrededores, buscando el origen del temblor, tras cerciorarse de que el seísmo no era obra de su adversario, aunque por su cara, sí parecía saber lo que estaba pasando.

El terremoto no vino solo. En cuestión de minutos, todo se volvió loco. Grandes grietas aparecieron sobre la superficie por todas partes, comenzaron varios levantamientos de terreno, erupciones volcánicas en diferentes puntos, y un bravo oleaje al fondo, por todo el mar. Sin importar hacia donde mirasen, lo único que encontraban los ojos de los caballeros era una total y absoluta destrucción.

“No entiendo nada – al igual que Jonyo, todos los caballeros estaban perplejos – Hace un momento todo estaba bien, ¿qué le está pasando al planeta?”

“Parece que al fin ha empezado a manifestarse” susurró Mesa, y las miradas de todos se clavaron en él.

“¡Habla! – Le exigió Reik apuntando con su espada – ¿Qué está pasando? ¡Y rapidito!”

“Todo es gracias a vuestro amigo, el caballero de la tierra”.

“¡¿Fidel?! ¿Está vivo? – ahora el Arturo el que buscaba respuestas – ¿Acaso él es el causante de toda esa destrucción? ¡¿Dónde está?! ¡Dilo!”

“Está bien. Os lo contaré. Escuchad con atención, el relato que narra los últimos momentos del caballero de la tierra, y de este planeta…”

>>Tras ser absorbidos por la arena, Fidel y Mesa continuaban siendo arrastrados a las profundidades. Ninguno de los dos tenía fuerzas para moverse, por lo que a pesar de estar muy cerca el uno del otro, no podían hacer otra cosa que observarse mutuamente, mientras aguardan con resentimiento la llegada del final de su existencia.

>>Sin previo aviso, un extraño polvo amarillo anaranjado comenzó a brotar las cuerpo del caballero, que se observó a sí mismo extrañado.

>>“¿Qué es… esto?”

>>“Parece que Blackron vio mi señal – pensó Mesa – Si no me equivoco, con esto, él podrá ser finalmente el estudiante perfecto que domine todas las artes, y mi trabajo habrá terminado…”

>>El polvo brillante continuó saliendo del cuerpo de Fidel durante unos minutos, sin que el caballero se percatase en ningún momento de lo que estaba sucediendo. Sin embargo, lo que sí vio fue la sonrisa malévola de Mesa, precisamente gracias a la luz que emitían aquellas partículas brillantes, y pudo suponer que su oponente sabía la verdad.

>>“Parece que tú sí sabes lo que era eso – le dijo cuando el polvo cesó de brotar de su interior – Pero da igual lo que hayas planeado porque no funcionara. Mi técnica, el Premature Burial, nos arrastrará hasta el corazón del planeta, si no morimos antes, claro…”

>>“Estás perdiendo el tiempo, caballero. Este truco no funcionará conmigo. Cuando exhales tu último aliento, tu técnica se desactivará, y yo saldré de este agujero para culminar mi propósito.

>>Fidel no contestó. En su lugar, permaneció en silencio, incluso cerró los ojos para evitar tentaciones. Sabía perfectamente que su adversario estaba tan malherido como él, y no podría hacerle ningún daño aunque quisiera. Sabía que no tenía ninguna oportunidad de salir de allí, así que estaba plenamente centrado en llevarse a su enemigo con él.

>>“¿Me ignoras? ¿Acaso crees que tienes alguna oportunidad de acabar conmigo? Ya ha sido un milagro que me hayas hecho llegar a este punto, pero todo acabará aquí, ¡dalo por hecho!”

>>“De eso estoy seguro” pensaba el caballero.

>>El caballero trató de disimular sus intenciones, pero los efectos externos de su estrategia no tardaron en manifestarse, delatándole irremediablemente. Un suave brillo amarillo, tan leve que no llegaba a ser aura, comenzó a envolver su cuerpo, comenzando por sus extremidades. Era tan leve que apenas provocaba cambio alguno en la silueta del caballero, pero que en medio de las oscuras profundidades, era claramente apreciable.

>>“¡No! – Finalmente, Mesa se dio cuenta – ¡Lo está haciendo otra vez! ¿Es que nunca piensas conseguir algo por ti mismo, sin recurrir a tu elemento? ¡No te dejaré!”

>>Trató de moverse hacia Fidel, no necesitaba demasiada distancia, pues le tenía delante, tan sólo lo suficiente para que le alcanzara la mano, pero la continua absorción a la que estaba sometido, unido a la presión y la temperatura, que aumentaban cuanto más descendían, convertía su pequeño objetivo en una hazaña casi imposible de cumplir.

>>“Sé que has hecho muchas cosas por mí, y yo casi ninguna por ti, e incluso sabiéndolo, a estas alturas todavía continúas ayudándome – Fidel continuaba acumulando energía – Ahora mismo, incluso con tu poder, estoy tan debilitado que ni si quiera sé si podré hacer algo, pero… Por favor, concédeme tu fuerza esta última vez, antes de que descanse para siempre en lo más profundo de tus entrañas”.

>>Cuando el brillo ya cubría todo su cuerpo, su intensidad empezó a aumentar. Mesa observaba impotente cómo su oponente ganaba cada vez más y más poder, sin que él pudiera hacer nada por evitarlo. Estaba tan alterado, que comenzó a efectuar movimientos bruscos y desesperados con tal de dar con su adversario. Enseguida, un fuerte retortijón frenó en seco sus propósitos, y de un acto reflejo, se llevó la mano al pecho, mirándolo con resignación.

>>La herida causada por el Corte Vacío era totalmente distinta a las demás. No sangraba, no parecía afectar a su salud ni estar causando daño a ningún órgano. Simplemente, le producía un inmenso dolor. Un dolor que aumentaba cada vez que lo hacía su desesperación. El dolor también era bastante inusual. No era el dolor de un corte, eso desde luego, no escocía, tampoco palpitaba, como cuando recibes un fuerte impacto. Nada de eso. Era como si todo su cuerpo estuviera siendo arrastrado al interior de ese corte, de esa grieta oscura que habitaba en su cuerpo, y toda su fuerza estuviera centrada en que su existencia no se diluyera en aquel agujero negro que parecía estar devorándole por dentro.

>>“¿Qué… Qué me está ocurriendo? Me siento como si algo estuviera tratando de desgarrar mi cuerpo a base de tirones… Cuando me hirió, no noté nada especial, pero parece que, cuanto más me debilito, más fuerte se hace la herida, o lo que sea eso…”

>>Fidel estaba tremendamente concentrado. Debía usar con cautela la energía que le estaba prestando su elemento. A medida que aumentaba el brillo que le recubría, él se encargaba de que aumentase fuerza y la velocidad con la que eran tragados por la tierra, dificultando al máximo la movilidad de Mesa, y la suya propia. La temperatura y la presión a la que estaban sometidos eran cada vez más insoportables, pero la resistencia era la cualidad del caballero de la tierra, y ahora era cuando más la necesitaba.

>>Tras descender durante varios minutos sin que ninguno de los dos pudiera hacer nada, de pronto, la tierra se acabó y cayeron al vacío. Una intensa fuente de luz y calor apareció bajo ellos. Echaron una leve mirada hacia la luz, y atisbaron un inmenso océano de fuego y lava al que se aproximaban inexorablemente.

>>“Mierda… Hemos debido de atravesar completamente la corteza y el manto, y ahora hemos alcanzado el núcleo externo, ¡vamos a caer!”

>>Ambos estaban tan debilitados que no tenían fuerzas ni para volar. Juntos, se precipitaban hacia las llamas perpetuas. Además, el haber dejado de estar en contacto pleno con su elemento impidió a Fidel conseguir más energía. Al mismo tiempo, la técnica que les había traído hasta allí, cesó sus efectos de inmediato. 

>>“¡Sí! – Exclamó Mesa, al ver que, aunque poco a poco, al menos ahora tenía cierta libertad para moverse – ¡Por fin un golpe de suerte!”

>>El caballero vio el cuerpo de Mesa aproximarse poco a poco, extendiendo el brazo para alcanzarle, a la vez que los dos se precipitaban sin remedio. En ese instante se bloqueó. No sabía qué hacer. Había logrado acumular una pequeña cantidad de energía, pero sabía que no era suficiente para acabar con Mesa, y si la desperdiciaba, estaría perdido para siempre. La duda se apoderaba de él al mismo tiempo que el cuerpo de Mesa estaba cada vez más cerca. Fue entonces, en medio de toda aquella aflicción, cuando lo vio, al mirar hacia arriba de forma inconsciente, su camino hacia la victoria.

>>Mesa se dio cuenta de que Fidel estaba derrotado emocionalmente, y finalmente consiguió acercarse lo suficiente para agarrarle de la ropa. Comenzó entonces una batalla de pésima calidad y elevada angustia. Ninguno de los dos tenía apenas fuerzas, por lo que se limitaban a intercambiarse golpes de mínima fuerza el uno al otro, que si bien en circunstancias normales no tendrían ningún efecto en el objetivo, estando tan debilitados y cayendo a tal velocidad, cada uno sufría aquellos pequeños impactos como si fueran la técnica final de su oponente.

>>“¡Venga! ¡Muérete ya! – Le gritaba Mesa a la vez que propinaba un nuevo puñetazo en la cara – ¡Tranquilo! ¡Pronto te reunirás con todos tus amigos cuando estéis todos muertos!”

>>“¡Muérete tú! – Fidel se defendía como podía. Debido a la distancia, era imposible evitar los golpes, pero lo mismo le pasaba a Mesa. De vez en cuando, entre golpe y golpe de Mesa, era capaz de asestar un leve puñetazo en la cara o un débil rodillazo al estómago del profesor – ¡Desengáñate, Mesa! ¡Hoy caeremos los dos!”

>>“¡No me compares contigo! ¡Yo me basto y me sobro con mi propio cuerpo para desarrollar todo mi potencial en combate! ¡En cambio, tú has logrado llegar hasta este punto gracias a que vendiste tu alma a un espíritu y a que liberaste el Hacha del Espacio! Ahora, que no tienes ninguna de esas dos cosas a tu lado, ¡no tienes nada que hacer!”

>>Inconscientemente, la mirada de Fidel se inclinó hacia arriba. No fue a propósito, tan sólo un acto reflejo durante centésimas de segundo que el caballero no pudo evitar, pero fue suficiente para que Mesa, con su vasto conocimiento de la psique humana, advirtiese que estaba pasando algo.

>>Sin soltar a Fidel, echó una mirada hacia arriba, y gracias a la luz que emitía ese mar de fuego líquido al que se dirigían sin remedio lo vio. El Hacha del Espacio, que del mismo modo que ellos, fue arrastrada por el Premature Burial, caía ahora también, un poco más retrasada, tras haberles acompañado en secreto durante todo el viaje.

>>“¡No! – tras ver el arma, Mesa soltó rápidamente a Fidel, y su objetivo cambió claramente – ¡Tengo que destruirla!”

>>“Mierda… Lo ha descubierto…” pensó con resignación.

>>Sabía que no podía volar hacia ella para destruirla, así que fue a lo fácil. Extendió el brazo con la palma de la mano apuntando al hacha y cargó una bola de energía en su mano. Una diminuta bola de energía nació, pero cuando intentó hacerse más grande, estalló, antes de que Mesa pudiese siquiera dispararla.

>>“¿De verdad no me queda energía ni para esto?” El propio Mesa se sorprendía de su lamentable estado.

>>Ver fallar estrepitosamente a su adversario en su empeño, alivió ligeramente al caballero, pero sabía que el peligro no había hecho más que comenzar. Debía conseguir echar mano de su Arma Final antes de que lo hiciera Mesa, pero estaba en las mismas condiciones que él y no se le ocurría ninguna idea.

>>En cambio, su oponente parecía saber qué hacer en todo momento. Sin perder un segundo, se quitó la chaqueta, o más bien, lo que quedaba de ella, ató las mangas con un nudo, con una mano se agarró del nudo, y con la otra sujetó el extremo inferior de la chaqueta, haciendo un paracaídas casero. Los agujeros de la chaqueta producidos durante el combate lo volvían un accesorio prácticamente inútil, pero por lo menos logró disminuir levemente la velocidad de descenso, separándose de Fidel, que continuaba cayendo a velocidad normal, y acercándose al arma.

>>“¡No! – Cuando Fidel vio lo que intentaba, se lanzó hacia él y consiguió agarrarle de una pierna, boicoteando su labor – ¡No te dejaré!”

>>El cuerpo de Mesa fue arrastrado hacia abajo, alejándose del Hacha del Espacio. Viendo que no había funcionado, decidió deshacer el paracaídas casero y ponerse la chaqueta de nuevo, pues la elegancia era su máxima por encima de todo. Aun así, todavía no había dicho su última palabra, y ya tenía en marcha otro plan para conseguir su objetivo.

>>“¡El hacha ya no importa! ¡Sólo tengo que permanecer unido a él hasta que caigamos en el núcleo externo y todo habrá terminado!”

>>Como era de esperar, Mesa se quitó de encima rápidamente a Fidel con un par de patadas en la cabeza con la pierna que tenía libre. El caballero no pudo hacer nada y su cuerpo se soltó. Además, con la última patada, Mesa aprovechó para coger impulso y saltar levemente, acercándose de nuevo al arma.

>>El cuerpo de Fidel estaba cada vez más lejos de Mesa, y también de su Arma Final. Se le habían acabado casi todas las opciones, ya sólo quedaba una alternativa. La energía que había conseguido de la tierra mientras atravesaba la corteza terrestre y el manto, y que todavía no había utilizado.

>>No se lo pensó dos veces. Concentró toda la energía en su mano derecha, la cual empezó a brillar intensamente, y extendió el brazo hacia arriba, apuntando a su adversario con la palma de la mano.

>>“¡¡Mesa!!” le gritó, para llamar su atención.

>>Se estaba acercando al Hacha del Espacio rápidamente, le faltaba poco para alcanzarla, pero su soberbia le obligaba a girar la cabeza y poner toda su atención en aquel que le llamaba, sólo para dedicarle una sonrisa antes del golpe final, y para ver admirar su rostro de desesperación.

>>“Adelante, dispara, caballero – le decía mientras estiraba el brazo, a punto de alcanzar el arma – Sabes muy bien lo que va a ocurrir cuando lo hagas, y sabes también muy bien lo que no va a ocurrir. Así que, ¡venga! ¡Adelante! ¡Fulmina tus esperanzas con ese último ataque!”

>>En ese momento, Fidel sonrió, y acto seguido, se dio la vuelta. Su blanco había cambiado. Ya no apuntaba hacia él, sino hacia el núcleo externo del planeta, hacia el que llevaba cayendo un rato.

>>“Pero… ¿Qué haces? ¡Estás loco!” exclamó Mesa, que no lograba entender qué pretendía hacer.

>>Sin explicación alguna, y acompañado de un grito tan fuerte como las pocas fuerzas que le quedaban le permitieron, Fidel disparó en forma de onda toda la energía que le había prestado su propio elemento.

>>Los efectos no tardaron en hacerse notar. La onda expansiva del disparo frenó casi totalmente la caída del caballero, que se dio la vuelta y unió a la pugna por el arma. En pocos segundos, alcanzó la posición de Mesa y sus dos manos se alinearon, luchando cada una por ser la que obtuviese el premio.

>>El Hacha del Espacio giraba levemente por la inercia de la caída, y en ese momento, el mango quedó al alcanza de la mano de Mesa, que además, vio como el impulso se su salto se agotaba, y volvía a caer. En cambio, el impulso del caballero, mucho más fuerte gracias a la potencia de la onda, continuó hacia arriba y los dos cuerpos se separaron. Parecía que el caballero había salido volando, pero realmente sólo era una cuestión de diferencia de la velocidad de descanso.

>>“¡Sí! ¡¡Jajaja!! – Exclamó Mesa muy contento, mientras veía alejarse el cuerpo del caballero, todavía con el brazo extendido en dirección al arma, como si tuviese alguna oportunidad de recuperarla – ¡El Hacha del Espacio es mía! ¡Te has dado demasiado impulso y te has pasado de largo! ¡Y ahora, caballero, te daré muerte con tu propia arma!”

>>“¡Lo tengo!” escuchó exclamar a Fidel, y rápidamente, volvió la mirada hacia su posición.

>>Fidel estaba un poco más arriba, sonriente, con un extraño objeto en la mano. Era un trozo de acero puntiagudo, pero debido al deterioro de las gafas de Mesa durante el combate, no acertaba a adivinar qué tenía de especial desde la distancia. El impulso del caballero parecía haberse agotado, pues estaba recuperando velocidad de descenso, y a medida que se acercaba, Mesa era capaz de ver con más claridad lo que había conseguido su adversario.

>>“Pero si eso… Eso es…” titubeaba al darse cuenta.

>>“Es lo que estás pensado. La parte superior de mi espada, que se partió en dos en aquel choque, y con la que intentaste apuñalarme cuando estábamos en la superficie. Si no recuerdas mal, también fue engullida por el Premature Burial, y también ha viajado hasta aquí. Estaba un poco más arriba del Hacha del Espacio, pero su reducido tamaño la hizo pasar desapercibida ante tus ojos. Tu visión ha quedado claramente reducida tras dañarse tus gafas, por eso no pudiste verla, pero yo sí. La vi claramente, y fui hacia ella desde el principio. Y gracias a ella, ¡acabaré contigo!”

>>“Vale, es la parte superior de tu espada, ¿y qué? – Mesa no entendía a dónde pretendía llegar Fidel – ¡Tu Arma Final sigue estando en mi poder! ¿De qué te sirve tener ese trozo de metal?”

>>“¿No lo entiendes? Mi Arma Final no es más que la forma final de mi espada, por tanto, teniendo mi espada, aunque sólo sea un trozo, ¡también tengo mi Arma Final!”

>>“Eso significa que… ¡Oh, no!” Exclamó al darse cuenta de lo que planeaba, y rápidamente trató de arrojar el hacha al núcleo externo para destruirla.

>>“¡Existe! ¡Espacio!” gritó rápidamente.

>>Nada más exclamar el comando de activación, el Hacha del Espacio desapareció de las manos de Mesa, apenas un instante antes de que fuese a lanzarla contra el núcleo. A la vez, el trozo de espada que sostenía Fidel, se iluminó para finalmente transformarse en su Arma Final, que regresaba así a las manos de su legítimo dueño.

>>Aprovechando que Mesa estaba justo debajo de él en línea recta, el caballero se colocó detrás de él y cogió su rebufo. De esta forma, redujo el rozamiento con el aire y comenzó a recortar distancias.

>>“Vamos… – trataba de animarse a sí mismo – No tengo fuerzas suficientes para hacer un segundo Corte Vacío, ni para andar modificando el espacio, pero un ataque, un sólo ataque normal con el Hacha del Espacio debería bastar. Él está tan debilitado como yo, un simple hachazo tiene ser capaz de tumbarle y arrojarle de lleno al núcleo. Si lo consigo, entonces, todo habrá terminado…”

>>En ese momento, era Mesa el que estaba contra las cuerdas. De frente tenía a Fidel, que se acercaba peligrosamente portando su Arma Final, y a su espalda el núcleo externo del planeta, dispuesto a devorarle y convertirle en cenizas.

>>“Parece que no tengo escapatoria – evaluaba su situación – Si tengo que morir, lo haré con la cabeza bien alta, ¡como el gran profesor que soy!”

>>Miró fijamente a los ojos del caballero, y espero impasible la llegada de su final. Sin un gesto de dolor, ni de arrepentimiento, ni una sombra de miedo en todo su cuerpo. Fidel lo vio y quiso corresponderle de la misma forma, utilizando cuantas fuerzas le quedaban para hacer un golpe final digno de un enemigo como él.

>>Alzó el hacha, y tan fuerte como su estado le permitía, asestó un golpe vertical. En el momento del impacto, un fuerte destello surgió sin motivo aparente, cegando al caballero, e impidiéndole ver el resultado de su ataque. A los pocos segundos, la luz cesó, y Fidel pudo ver lo que había pasado. Un extraño anillo de luz que giraba a gran velocidad había surgido alrededor de Mesa, protegiéndole. Poco a poco, el anillo fue reduciendo su velocidad hasta mostrar su verdadera forma. Se trataba de las esferas elementales, las cuales, girando a gran velocidad, habían creado la ilusión de formar un único cuerpo alrededor de su protegido.

>>“Un momento, esas son… – Fidel no tardó en adivinar de lo que se trataba, pero de acuerdo a la última información que tenía, algo no iba bien, y comenzó a contar las esferas para salir de dudas – Cuatro, cinco, ¡seis! Esa esfera amarilla con un rayo… ¡Y esa esfera naranja con piedras…! ¡¿Esa es la mía?! Pero… ¿Cuándo ha…? – En ese momento, la imagen del polvo anaranjado brotando de su cuerpo volvió a su cabeza – Claro… Fue en ese momento…”

>>“Jejeje… – Mesa se reía suavemente. Todavía no daba crédito a lo que acaba de ocurrir. Tras unos segundos para asimilarlo, finalmente estalló de felicidad – ¡Jajajaja! – Al mismo tiempo que reía, comenzó a cargar energía. Con el poder de las esferas elementales a su alrededor, tenía poder más que de sobra – Con las esferas fuera de mi cuerpo, apenas puedo aprovechar una mínima parte de su poder, ¡pero será suficiente para acabar contigo!”

>>Acto seguido, dio un fuerte grito, que vino acompañado de una onda expansiva que mando hacia atrás a Fidel. Ahora que Mesa había recobrado parte de sus fuerzas, también era capaz de volar a su antojo, mientras Fidel seguía descendiendo sin remedio, con su Arma Final en la mano, pero que sin su poder, no era más que un trozo de metal inútil, igual que cuando portaba la parte rota de su antigua espada.

>>“Mierda… – Se lamentaba mientras continuaba cayendo – Estaba tan cerca…”

>>El núcleo externo del planeta estaba a punto de abrazar su cuerpo para siempre. El calor era tan intenso que apenas podía abrir los ojos sin abrasarse. A pesar de ser el caballero elegido con la resistencia como cualidad, también tenía su límite. Con los ojos entreabiertos y la vista borrosa, pudo ver cómo la figura de Mesa se acercó hasta volar a su altura, y le apuntó con la mano abierta.

>>”No dejaré que mueras por causas naturales – le dijo claramente – Ni siquiera a causa de tu propia estrategia. No sería lo mismo – una bola de energía comenzó a cargarse en su mano. Fidel ya sabía lo que era, había tratado antes con esa técnica – Has estado muy cerca, pero al final, uno no puede cambiar quien es, te lo digo por experiencia. Incluso cuando eres el mejor en lo tuyo, se presentan muros en tu camino que nunca puedes superar – La bola creció hasta igualar el tamaño de la mano de Mesa – Adiós caballero, ¡Big Bang Attack!”

>>Disparó la bola de energía, que impactó de lleno en el caballero, pero no estalló con el impacto, sino que le arrastró, directo al núcleo externo. Durante el trayecto, en los escasos segundos que le quedaban de vida, Fidel miró fijamente su Hacha del Espacio, y tomó una decisión.

>>“Yo ya no tengo salvación, así que sólo te pido una cosa – le dijo a su propia arma – Por favor, ¡ayúdale! Y si puedes comunicarte con él igual que siento que te comunicas conmigo, dile que me perdone”.

>>Con su último aliento, lanzó el Hacha del espacio de vuelta hacia la superficie, usando todas las fuerzas que le quedaban. El arma se perdió en la lejanía, emitiendo un leve destello en el momento de desaparecer. En el mismo momento, el cuerpo de Fidel, arrastrado por el Big Bang Attack, se sumió en el núcleo externo, donde fue devorado por la lava y el fuego, consumiéndole completamente en cuestión de segundos, sin perder la sonrisa en su rostro hasta el último instante de su existencia.

>>“Es hora de partir – dijo Mesa al ver que su trabajo había terminado – Tengo que apoderarme de la séptima y última esfera – Cuando se disponía a partir, se percató de que algo no iba bien en el núcleo. Se estaba poniendo cada vez más rojo, su tamaño estaba aumentando, y el metal fundido que lo formaba se estaba desestabilizando, borboteando sin cesar – Ahora que lo recuerdo… El Big Bang Attack no estalla hasta que estrella contra el suelo. El núcleo externo del planeta es líquido, así que ha debido aguantar, pero el núcleo interno, ¡es sólido! Por la reacción del núcleo externo, parece que lo he destruido sin querer… El poder de las esferas elementales me cegó y no medí bien la potencia del disparo… – El núcleo externo continuaba creciendo, además de disparar columnas de lava a la superficie a toda presión – ¡Tengo que salir de aquí!”

>>Voló en dirección a la superficie, pero sin dejar de vigilar el núcleo externo. Cada vez más rápido, seguía creciendo y creciendo hasta alcanzar las paredes del manto. Al llegar allí, el manto trató de contener el núcleo, pero su poder era inconmensurable, y terminó cediendo, agrietándose por todas partes, para que la lava pudiera continuar su avance hacia la superficie. Al encontrarse ahora con una vía de escape más pequeña y limitada, la lava que se colaba por las grietas salía a una velocidad y presión increíble, mientras el resto continuaba destrozando el planeta por dentro.

Una vez terminado el relato, nadie sabía qué decir. Todos estaban cabizbajos y esquivándose la mirada unos a otros, pero había una persona que parecía estar más afectada que los demás. Jonyo.

“Me estás diciendo que… – susurró mientras se derrumbaba sobre sus rodillas – ¿Fidel murió porque yo gané el combate demasiado pronto? Si tan sólo hubiese tardado un minuto más… ¿Ahora estaría vivo?”

“No te lo tomes como algo personal. La suerte forma parte del éxito. Por eso siempre me sonríe a mí. Estoy seguro de que aunque hubieses ganado el combate uno o dos minutos más tarde, las esferas elementales hubieran venido a mí a más velocidad, y el resultado no habría cambiado”.

“No voy a llorar – finalmente Arturo abrió la boca, aunque no levantó la mirada. Sus ojos seguían cubiertos por el flequillo – Tampoco voy a lamentarme. Hice un trato con Fidel y perdí, por eso he estado recluido en esa isla hasta ahora. Supuse que algo así acabaría pasando, y por eso traté de impedirlo por todos los medios. Pero desde que perdí el combate contra él, he podido ver las cosas desde el otro lado, y creo que por fin puedo comprender como se sentía para llegar hasta ese punto. Hay veces que uno tiene que seguir el camino que ha elegido, y no el que pretenden los demás que sigas. Incluso aunque el camino que te ofrezcan sea rápido y seguro y el tuyo lento y arriesgado, porque al final de la vida, tu único acompañante eres tú mismo.

Fidel por fin tuvo la posibilidad de seguir el camino que había elegido hasta el final, y aunque no lograra su propósito, estoy seguro de que murió feliz, satisfecho consigo mismo y por haber luchado dándolo todo hasta el mismo final. Si le hubiese quitado esta oportunidad, aunque probablemente siguiese con vida, estaría muerto por dentro, por haber tenido que caer subyugado ante mi poder. Estoy seguro de que le habría perdido no sólo como amigo, sino también como persona, y quien si no hubiera acabado muriendo por otro motivo.

No obstante – finalmente levantó la mirada, que clavó en Mesa – Al igual que él ha seguido su camino, es el momento de que yo siga el mío. Así que, déjame experimentar esa terrible fuerza que ha acabado con todo aquello que he querido”.

Dicho todo, Arturo se convirtió en SuperGuerrero de manera casi instantánea. Sin necesidad de cargar energía, de lanzar un grito, ni de una lenta transformación. Simplemente un gesto, y su cabello ya tenía los colores de las llamas y se había puesto de punta; el color de sus ojos se había vuelto rojo intenso, y el aura dorada surgió a su alrededor.

“Parece que ya domina totalmente la transformación” pensó Reik.

“Dentro de unas horas, este planeta dejará de existir debido a que he dañado seriamente el núcleo durante el último combate, ¿y tú quieres perder ese tiempo combatiendo?”

“Ahora mismo no me importan ni el planeta, ni la gente que lo habita, ni siquiera mis compañeros – el resto de caballeros quedaron sorprendidos ante esas palabras, no porque les molestara lo que había dicho en sí, sino porque ese comportamiento no era normal en él – Por primera vez en mi vida, voy a ser egoísta y voy a pensar solamente en lo que yo quiero. Y lo que quiero, ¡es enfrentarme a ti! Quiero descubrir qué es eso que te hace tan especial para que amigos y enemigos te admiren, respeten y teman por igual”.

“No hace falta, ya te lo digo yo. Es la corbata – bromeó pero nadie le rio la gracia – Está bien, lucharemos. Pero ya que tú has modificado tu aspecto, permíteme que haga lo mismo, gracias al poder de las siete esferas elementales”.

“¿Cambiar tu aspecto? – le interrumpió Jonyo – Blackron con seis esferas nunca cambió de aspecto”.

 “Porque él no tenía la última esfera elemental. Esta esfera es especial – dijo señalando la esfera de la rosa –  Encierra todo lo que no cabe dentro de los demás elementos, todo lo no elemental, la esencia de la propia energía. Al poseerla, saca a la luz la esencia del propio individuo. Cuando se decidió el caballero que sería portador de la fuerza no elemental, en sus recuerdos estaba marcada la figura de la rosa que marcó su terrible destino, sirviendo de lazo entre su amada y él a través de este mundo y el otro.

Al ser una figura tan fuerte dentro del caballero, la fuerza no elemental, como el agua en un vaso, tomó la forma de su recipiente, manifestándose a través de las flores, pero la rosa nunca fue un elemento en sí. A pesar de que tanto el portador como vosotros siempre estuvisteis convencidos de ellos, había una parte de él que siempre supo la verdad”.

“Ese bastardo – el propio Gabriel estaba tan sorprendido de lo que estaba escuchando que no pudo evitar hablar en voz alta cuando inicialmente sólo pretendía pensar – ¿Cómo puede saber tanto de mí?”

“Junto a su nuevo poder, también quedaron arraigados sus sentimientos y emociones grabados en su interior. Es por ese motivo que el caballero de la rosa nunca fue capaz de matar a nadie hasta que se liberó de ellos, pasando al siguiente nivel. Ahora, al convertirse en un elemento oscuro, la esfera no elemental liberará la esencia de la oscuridad de mi corazón y la materializará en mi cuerpo”.

“Pero… ¿De qué está hablando? ¿Qué significa eso?” se preguntaban todos.

Nadie parecía haber comprendido las palabras de Mesa, ni él parecía tener intención de explicarlo con palabras. Después de terminar su discurso, las esferas dejaron de dar vueltas a su alrededor, para alinearse todas en al aire, levitando entre Mesa y los caballeros. Unos segundos después, las siete esferas volaron rápidamente hasta cuerpo de Mesa, donde se incrustaron todas a la vez, en diferentes zonas.

Recibir el poder de las siete esferas elementales de golpes era demasiado incluso para alguien como Mesa. Los gritos no tardaron en aparecer. Pero lo más escalofriante no eran los gritos, sino la transformación que sufría Mesa, retorciéndose de dolor. Primero fue la piel, que se volvió completamente blanca, como si ya estuviera muerto. Le siguieron las extremidades, que quedaron cubiertas de un espeso vello negro que las cubría completamente. Las uñas, tanto de las manos como de los pies, se convirtieron en auténticas garras, largas y afiladas. Los ojos; mientras que la pupila se volvió una franja alargada, parecida a la de un felino, el iris se volvió más grande y adoptó un tono amarillo intenso. Dos cuernos gruesos y largos surgieron de su frente. Además, también asomó del interior de su cuerpo un corto pero puntiagudo hueso en cada hombro, codo y rodilla. Por si fuera poco, dos grandes y amplias alas negras nacieron de su espalda, y finalmente, una larga cola con el extremo en forma de punta de flecha.

Todas las heridas de su cuerpo se curaron durante la transformación. Todas, salvo la herida de su pecho producida por el Corte Vacío de Fidel, que seguía inalterable. Una cicatriz oscura y eterna que nada podía cerrar.

“Se ha convertido en un monstruo…” dijo Reik.

“Claro… Por eso le dijiste a Blackron que no la utilizase… Al reflejar la oscuridad de tu corazón como apariencia física, él no habría sufrido ningún cambio, pues en el fondo, él era una buena persona. Una persona que cometió un error, pero que estaba dispuesto a remediar, antes de que tú le quitases la vida obligándole a recolectar esas esferas asesinas” concluyó Jonyo.

La transformación había resultado muy dolorosa. Mesa cayó sobre una rodilla y apoyó una mano en el suelo para no caerse. Durante unos segundos, se mantuvo en esa postura, jadeando suavemente. Finalmente, realzó la cabeza y miró al caballero con esos afilados ojos amarillos, antes de levantarse completamente.

“Yo… ¡Ya no quiero volver atrás! Lo perdido… ¡Ya no se puede recuperar! – exclamó mirando al cielo una vez estaba ya completamente de pie – Ahora, ¡¡esta es mi realidad!!”

“¿A quién le habla?” se preguntaba Arturo, al notar que ese mensaje no podía ser para ninguno de ellos.


“Enfréntate a mí, caballero del fuego – exclamó enseñando las garras de su mano, convertida ahora en una zarpa – ¡Acabaré contigo, destruiré sus planes, luego iré por él! Y después, moriré junto a este planeta”.

1 comentarios:

Jon dijo...

Pues comienza el final de finales, veremos a ver que pasa.

¡¿Fidel?! ¿Está vivo? – ahora el Arturo el que buscaba respuestas (era Arturo)
y en ese momento, el mango quedó al alcanza de la mano de Mesa,(al alcance)
El Big Bang Attack no estalla hasta que estrella contra el suelo.(se estrella)

Un saludo a todos