Episodio
CXXXIV
CXXXIV
A
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rturo se sorprendió mucho al
descubrir el nombre la persona que iba a participar en su entrenamiento. Estaba
seguro de que Shawn conocía sus intenciones, y por eso no comprendía la
elección de aquel candidato. No obstante, había visto con sus propios ojos lo
que había hecho con Reik y con Jonyo. Sabía que había algo detrás de esa
elección.
“Está bien – aceptó la
proposición – ¿Qué tengo que hacer?”
“Únicamente vencerle, pero antes
déjame que te explique un poco, caballero – le dijo Shawn – Arturo, ya te
habrás dado cuenta de que mis entrenamientos se basan en poner en juego la
propia vida de las personas que entreno de forma que necesiten superar sus
propios límites si quieren sobrevivir. Sin embargo, tú sabes cuidarte solo,
tienes poder para hacerlo. No has venido aquí por eso, sino para controlar ese
poder, y de nada servirá poner tu vida en juego para conseguirlo”.
“Vuelvo a repetir, ¿qué tengo que
hacer? ¿Cómo puedo conseguirlo? De verdad que necesito controlar ese poder.
Sino, puede que la próxima vez que lo libere acabe con las personas que
aprecio”.
“Por eso vamos a liberarlo aquí
para que aprendas a controlarlo, porque en caso de que pierdas el control hay
una persona que podrá detenerte”.
Aquél comentario molestó a uno de
los presentes, pero sabía que lo mejor era morderse la lengua y no caer en la
provocación.
“¿Cómo puedo transformarme? –
preguntó el caballero – Hasta ahora, ha sido siempre involuntario”.
“Durante el combate descubrirás
cómo – le dijo JesuCristo – De momento, tendrás que confiar en nosotros. Ahora,
necesito que cierres los ojos un momento”.
El caballero no entendía una
petición así, pero sabía que aunque preguntara no iba a obtener unas respuesta,
así que cedió. Nada más cerrar los ojos, sintió un corte en la mejilla, y por
puro reflejo los abrió de nuevo. JesuCristo sujetaba su espada, ahora con la
punta de la hoja manchada de sangre, la misma sangre que ahora fluía por su
rostro.
“Vale, con esto será suficiente, gracias
por colaborar”.
Dio unos suaves espadazos al
aire, y fue lanzando una pequeña gota de sangre a cada uno de los que estaban
alrededor. Shinkan Mario, Hilda, Pamela, Gabriel y Peter fueron manchados con
la sangre del caballero. Después de eso, entre todos rodearon a JesuCristo y a
Arturo, limitándoles la zona de actuación.
“Ya está todo listo. Sólo hay una
regla. No puedes salir del área que se ha creado al rodearnos. Pamela, Hilda,
Shinkan y tus dos amigos son el punto máximo por el que podemos movernos,
¿entendido?”
“Sigo sin entender nada – dijo
mientras se limpiaba el corte de la mejilla –Pero lo entenderé ahora mismo,
¿verdad?”
“Deja de hablar y ven, es la
mejor forma de comprobarlo”.
Arturo desenvainó su espada y se
lanzó contra JesuCristo rápida, pero prudentemente, recordando todo lo que
sabía de él.
“Es un humano normal, así que no
debo emplearme a fondo, y tampoco creo que será necesario utilizar ondas o
fuego azul. Shawn ya ha dicho que con este entrenamiento no pretende que gane
más poder, que ya tengo suficiente. Si para superar este entrenamiento no
necesito poder, por mucho que lo utilice no ganaré.
Además, estar presente en el
combate que tuvo contra Peter me ayudará a vencer ahora. Recuerdo sus dos
técnicas clave. En primer lugar, el Duelo de Insultos. Por medio de su ingenio,
rebate al adversario durante la conversación que haya en el combate, dejándole
mal, y aprovechando ese instante para atacar. Y también, el Mirage Pain, un golpe ilusorio tan real
que es capaz de engañar a tu organismo generando dolor verdadero.
Sin embargo, también sé
contrarrestar ambas. Aprendí un poco del Duelo de Insultos de escuchar a Peter,
y para romper el Mirage Pain, en caso
de que lo use, tan solo tengo que provocarme dolor real y no podrá engañarme. ¡Estoy
preparado para lo que venga!”
“Mira que venir a atacar de
frente al Hijo de Dios… Una vez tuve un perro más listo que tú”.
“¡De esa me acuerdo! – Pensó y rápidamente
contestó – ¡Te habrá enseñado todo lo que sabes!”
JesuCristo se quedó paralizado
con la respuesta. Arturo efectuó un corte horizontal, pero sólo le rasgó la
ropa, sin alcanzarle en la carne.
“¿Ha fallado?” pensaron todos.
“Recuerda que yo estuve presente
durante tu combate contra Peter. Si utilizas los mismos insultos sabré devolvértelos.
¡No me subestimes! ¡Tengo el valor y la técnica de un maestro!” exclamó el
caballero del fuego.
“Estaría acabado si la usases
alguna vez” respondió JesuCristo.
Ahora fue Arturo el quedo
paralizado, y su oponente no fue tan amable como él. JesuCristo le asestó un
corte diagonal en el pecho que lo cruzó de lado a lado. Pero algo era
diferente. A pesar del corte, Arturo ni se inmutó. Ni gritó, ni se llevó la
mano a la herida, ni tampoco se retiró unos pasos.
“¿Qué pasa aquí? – Se preguntó a
sí mismo – Me ha cortado pero… No me duele…”
JesuCristo sonrió, y un instante
después, Peter cayó al suelo gritando.
“¡¡Gyyyaahhh!! ¡¡Que dolor!! –
gritaba retorciéndose – ¡¡¿Por qué duele tanto?!!”
¿Qué te ha pasado, Peter? – le preguntó
el caballero preocupado mientras corría hacia él – ¿Te ha dado otro ataque al
corazón?”
“Quieto ahí – le dijo JesuCristo –
Es inútil que vayas, no puedes ayudarle. Su dolor no lo causa ningún tipo de
mal”.
“¿Cómo? ¿Tú sabes lo que está
pasando?”
En ese momento se fijó en Peter. Estaba
presionándose todo el pecho, como si tuviera una herida, pero no había ni gota
de sangre en su camisa. Después volvió a mirarse el pecho, la misma zona en la
que se tocaba y retorcía Peter, y recordó que no le dolía.
“Tú… ¿Qué has hecho?”
“Parece que ya te vas dando
cuenta. Cuando cerraste los ojos te hice un pequeño corte con mi espada, y manché
con tu sangre a todos los que están alrededor, activando mi técnica. Cross Sacrifice. Esta técnica permite
desviar el dolor de los daños causados a otros objetivos cualesquiera. Normalmente,
se utiliza para proteger a un gran guerrero de los ataques enemigos y que pueda
luchar más tiempo, sin embargo, en esta ocasión lo estamos usando al revés. Eso
sí, tiene un alto riesgo. Aunque el dolor lo reciba otra persona, el verdadero
daño lo sigues recibiendo tú, pero no tienes ningún indicador para medirlo, por
lo que un abuso de esta técnica puede matar a esa persona que se trata de
proteger, ¿lo has entendido? A partir de ahora, tú no sufrirás el dolor de cada
golpe que te inflija, serán ellos los que lo padecerán por ti”.
“Pero… ¿Qué sentido tiene todo
esto? ¿Para qué…?”
“Yo te responderé a eso, Arturo. Al
fin y al cabo, fui yo quien le pidió a JesuCristo que usará esta técnica en ti.
Como bien sabes, el objetivo de
tu entrenamiento es que logres controlar al SupperGuerrero, pero para hacerlo,
primero tenemos que invocarlo. En todas las ocasiones en que te has
transformado, ha sido porque uno o varios de tus amigos estaban en peligro de
muerte por culpa de otras personas. Pues hoy, todos las personas que aprecias
están a tu alrededor, y pagarán el precio de tus errores. Ahora no son otros
los que les dañan, eres tú mismo, ideal para que despiertes el SuperGuerrero”.
En aquel momento, Arturo sintió
envidia del entrenamiento de Reik.
“Ahora que ya sabes lo que tienes
que hacer, mi presencia ya no es necesaria. Volveré cuando despiertes el
SuperGuerrero”.
Lejos de allí, el caballero del
hielo continuaba su feroz batalla contra sí mismo sobre la plataforma de hielo
en medio del mar. Después de toda una noche de combate, los signos de cansancio
y los daños en su cuerpo eran más que evidentes. A pesar de que él tenía
rasguños, roces y heridas por todo el cuerpo, el espectro no presentaba ningún
desperfecto ni fatiga.
“Ríndete. No puedes vencerme.
Disfruta del poco tiempo de vida que te queda”.
“Conmigo esos trucos no
funcionan, no vas a conseguir minar mi determinación”.
Reik se lanzó a por él, primero
con un puñetazo que el espectro copió. Los dos puños chocaron con violencia.
Después de eso atacó con la rodilla, y de nuevo, su otro yo contraatacó con el
mismo movimiento. El impacto agrietó el hueso del caballero, que cayó al suelo
del dolor.
“Llevas así toda la noche. Crees
que si me atacas cuerpo a cuerpo, al chocar nuestros ataques, sufriremos daño
los dos, pero se te ha olvidado que yo tengo todas tus virtudes, pero ninguno
de tus defectos. No tengo cuerpo, por tanto no puedes herirme, no me canso, ni
tampoco siento dolor, por lo que, a pesar de todos tus esfuerzos, no
conseguirás nada, o mejor dicho, nada más que lo has conseguido hasta ahora,
que tu cuerpo se debilite un poco con cada ataque hasta que termine rompiéndose
en pedazos, igual que le ha pasado a tu rodilla. Muy pronto consumiré tu alma, desaparecerás
para siempre y nadie te recordará jamás”.
“¡Cállate!” exclamó, se levantó
con fuerza y le dio un cabezazo en la frente.
“Como sabías que iba a atacarte
con el mismo golpe, directamente me has atacado tú ahí, pero lo único que has
conseguido es abrirte una brecha en la cabeza – le dijo al verle la cara cuando
se retiró – Te queda muy poco tiempo, ¿vas a seguir perdiéndolo de esta
manera?”
El caballero vio su espada a muy
poca distancia de él. La misma espada de la que había renegado el día anterior
ahora era la única posibilidad para salvarse. Dio un salto para alcanzarla,
pero le falló la rodilla que se había agrietado y cayó de bruces frente a su
filo. Tuvo que estirar el brazo para terminar de alcanzarla.
“¿Otra vez tu espada? Ya te he
dicho que es inútil”.
Fue corriendo, o más bien
cojeando, de nuevo al ataque. El corte que había recibido hacía ya muchas horas
todavía le estaba pasando factura, impidiéndole blandir su espada con
normalidad. Sin embargo, el dolor no le impidió seguir adelante. Mientras
avanzaba, lanzó una pequeña bola de energía. El espectro le vio e hizo lo
mismo, pero esta vez no surgió un bloque de hielo, sino que estalló en una pequeña
explosión.
“¡No era una bola de energía
helada! ¡Era un bola de energía normal!” exclamó el espectro al ver que el humo
de la explosión había camuflado a Reik.
“Lo que imaginaba – dijo el
caballero del hielo – Tus ataques son automáticos, no los haces tú
personalmente, tan solo obedeces instantáneamente a lo que hago yo, pero como
no tienes mi mente, no sabes los ataques que hago hasta que los ves tú mismo,
¡ya empiezo a entenderte!”
El espectro esperaba que Reik
apareciera desde la pantalla de humo, pero para su sorpresa, de pronto le
sintió detrás de él.
“¡Contraataca esto si puedes,
fantasma!” exclamó al surgir desde debajo de la plataforma de hielo.
Tenía la espada preparada, sólo
tenía que hacer el corte para conseguirlo, pero su espada se desprendió de sus
manos mientras ejecutaba el golpe.
“¿Qué? ¿Qué ha pasado? – se
preguntaba sorprendido – De pronto es como si no tuviera fuerza en las manos”.
Acercó las palmas de sus manos a
su rostro, y notó que empezaban a transparentarse, pudiendo ver el suelo a través
de ellas durante unos segundos. Al cabo de un momento, volvían a su estado
normal, y pasados otros segundos, se transparentaban de nuevo.
“¡¿Qué me está pasando?!”
exclamó.
“¿Lo notas?” dijo una voz que
Reik reconoció enseguida.
“¡Tú…! ¡¿Dónde estás?!” exclamó
muy enfadado mientras buscaba por el cielo.
“Tu alma se está debilitando.
Cuando mueres, se va desvaneciendo a la vez que tu cuerpo, y por eso ocurre la
putrefacción, pero al habértela arrancado con tu cuerpo vivo, ya no respondes
de forma natural, y no tienes la energía necesaria para mantenerte sólido. Si
no acabas esto rápido, desaparecerás”.
Siguiendo la procedencia de su
voz, al final le encontró. Shawn le estaba observando, flotando en el cielo,
con una mirada muy seria.
“¡Cállate! ¡Haré esto a mi
manera! – Le respondió – ¡Y cuando acabe con él, iré a por ti! ¡No pienso
perdonarte esto!”
“Creo que no entiendes la
gravedad de la situación. Si no ganas hoy aquí, tampoco serás capaz de cumplir
tu objetivo. ¿Qué prefieres? ¿Morir a manos de la persona que tanto deseas
matar? ¿O morir a manos de ti mismo?”
“¡Ya te he dicho que voy a
conseguirlo! ¡Ahora lárgate! ¡Me estás molestando!”
“Reik, te lo digo completamente
en serio. No pasarás esta prueba sólo con determinación. No ganarás a menos que
comprendas la verdadera naturaleza del hielo y su auténtico poder”.
“¿Su auténtico poder?”
“Estás harto de verlo. El fuego
no sirve sólo para quemar. El agua no sirve sólo para ahogar. El viento no
sirve sólo para empujar. La tierra no sirve sólo para aplastar. El rayo no
sirve sólo para electrocutar. Y el hielo tampoco sirve únicamente para congelar.
Todos utilizan sus habilidades
para algo más que herir, aunque la mayoría no hayan explotado todo el potencial
de su elemento. Arturo puede iluminar la oscuridad más profunda, Fidel puede
dar un suelo al que pisar cuando todo cae al vacío, Isabel podía crear vida
incluso en el más árido desierto, Verónica podía transportar cosas a través del
cielo, y Jonyo puede detectar los movimientos de las personas.
Dime, ¿qué puedes hacer tú?
¿Enfriar los refrescos?”
“¿Y Gabriel? ¿Qué puede hacer él?
¿Decorar el jardín? ¡Venga ya! Menos la habilidad de Jonyo todo lo que has
dicho son gilipolleces”.
“Gabriel no puede hacer nada más
que destruir. Y ya te he dicho que la mayoría no han explotado al máximo su
elemento, pero eso no quiere decir que puedan hacer algo. Te vuelvo a repetir,
¿qué puedes hacer tú?”
Reik no contestó.
“Tal y como pensaba. Ahora me
voy. Sólo tienes que preguntarte una cosa. ¿Qué es el hielo? Si no averiguas la
respuesta, para la próxima vez que me pase por aquí lo único que podré hacer
será recoger tus efectos personales. Buena suerte, caballero”.
Shawn desapareció tan rápido como
había aparecido, y Reik pudo centrarse de nuevo en el espectro.
La pantalla de humo causada por
la explosión se había disipado y el espectro podía ver lo ocurrido. Unos metros
más adelante había un agujero en la plataforma de hielo, y uno más detrás de
él, por donde había emergido el caballero.
“Te has ocultado con el humo, has
buceado por debajo de la plataforma y luego has salido detrás de mí. No
recuerdo que hayas entrenado nada parecido”.
“Si lo hubiera entrenado no
funcionaría contigo, ¿verdad?”
“Entonces sólo era un ataque
desesperado. Pero, a pesar de haber funcionado, ya es demasiado tarde para tu
cuerpo. A partir de ahora no podrás sostener tu espada más de unos segundos, es
una lástima que los efectos de la pérdida de tu alma hayan empezado a
manifestarse en tus manos, ¿no? Pero te diré algo para consolarte, si no has
podido hacerme daño con tus puños, ¿de verdad crees que habrías podido cortarme
con tu espada?”
La espada de Reik estaba a escasa
distancia del espectro, que caminó hasta alcanzarla, y la apartó de una patada,
tirándola por el agujero de la plataforma hacia el fondo del mar.
“Ya no tienes espada, ni cuerpo
sólido, ni tiempo. Lo único que te queda, ¡es la muerte!”
Curiosidades!!!
El Duelo de Insultos aparece en The Secret of Monkey Island, y funciona exactamente igual. Si contestas bien o no te contestan bien, atacas, y si no, retrocedes.
Cross Sacrifice (Soul Exchange en Europa) es una carta de Yugiou que sirve para sacrificar los monstruos del campo de tu adversario a la hora de realizar tributos y así invocar monstruos de niveles superiores en tu campo sin ningún coste.
Sobre el Mirage Pain, es una técnica de Shaman King de un personaje nisu que sólo sale en el manga, y como no recordaba el nombre de la técnica, la bauticé así.
1 comentarios:
Bueno me ha gustado bastante más este capítulo que el anterior, y ya sabes que me encanta que los capítulos acaben con trama, a si que muy bien.
Como bien sabes, el objetivo de tu entrenamiento es que logres controlar al SupperGuerrero(Superguerrero)
Un saludo a todos
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