Tamaño: 6
Episodio
CLXIII
CLXIII
I
|
gnorando las últimas palabras de su adversario, Jonyo inició una
ofensiva, para continuar aprovechando su recién adquirida habilidad. Sin
embargo, no llegó a avanzar ni cinco metros, cuando el cuerpo inanimado del
caballero del hielo cayó desplomándose delante de él. El caballero se quedó
paralizado al verlo, pues en un principio creyó que estaba muerto. No fue hasta
pasados unos instantes que superó el shock inicial, cuando se dio cuenta de que
respiraba y se quedó tranquilo.
Aun así, el caballero seguía muy sorprendido. No entendía cómo
Reik podía haber perdido contra un rival al que él mismo pudo derrotar en la
última ciudad solo, sin mayor ayuda que un poco de sigilo y de velocidad. Pero
ahí estaba, tirado en el suelo, inconsciente. No había prueba más fehaciente
posible.
Instintivamente, miró hacia arriba, buscando la sombra de la
teniente, pero el cielo estaba vacío. No encontró a la persona que había dejado
caer el cuerpo de su compañero, pero notaba el rastro de su energía en el
ambiente, y era una energía que le sonaba extrañamente familiar.
“¿Qué es lo que ha pasado? – Le preguntó directamente al Caballero
Negro – Estoy seguro de que tú lo sabes”.
“Tranquilo, ahora mismo lo sabrás… Pero antes hay asuntos más
importantes que atender” sonreía mientras agarraba el cuerpo del caballero del
hielo por el cuello del jersey.
La misma escena volvía a repetirse una vez más, a pesar de que el
caballero del rayo había asegurado que Blackron no obtendría más elementos
oscuros, no podía hacer otra cosa más que observar impotente cómo se hacía
dueño del penúltimo elemento de su colección.
El Caballero
Negro alzó el cuerpo del caballero del hielo con la mano izquierda. Mientras
tanto, abrió la palma de su mano derecha, y generó una pequeña bola de energía
distinta de lo habitual. Era completamente negra, salvo por unos suaves rayitos
violetas que parpadeaban a su alrededor.
Acercó la bola
de energía oscura al cuerpo de Reik, y ésta comenzó a girar sobre sí misma a
gran velocidad, mientras se formaba un hueco hacia dentro en la parte superior
de la oscura esfera, convirtiéndose en un agujero negro a pequeña escala, capaz
de generar una corriente de aire hacia su interior.
Poco a poco, un
polvo brillante de color turquesa que comenzó a brotar del interior del cuerpo
de Reik, fue absorbido poco a poco por la esfera negra, rellenándola desde lo
más profundo hasta llenarse completamente. En ese instante, la parte oscura
estalló como una cáscara. Sus pedazos se precipitaron al suelo, pero se
desvanecieron antes de llegar a tocarlo, y sobre la palma de la mano de
Blackron tan sólo quedó, levitando, una esfera turquesa y blanca con unos
cuantos copos de nieve en diferentes formas cautivos en su interior.
Tras esto, soltó
el cuerpo del caballero que cayó en redondo, todavía inconsciente. Después, soltó
la esfera elemental del hielo, y ésta comenzó a flotar por sí misma. Las nubes
negras volvieron a hacer acto de presencia, acompañadas por un frío desolador. Abrió
los brazos, dando la bienvenida a su nuevo poder, y la esfera elemental se
iluminó, reaccionando ante las esferas que ya se encontraban en el interior de
joven de color. Comenzó a introducirse en su pecho suavemente, y según entraba,
un montón de cristales de hielo negro cristalizaron formando tundras a su
alrededor.
Los cristales
crecieron hacia dentro y hacia fuera, creando un árbol de hielo negro con
multitud de ramificaciones en cuyo interior se encontraba encerrado el
Caballero Negro, terminando de completar la apropiación de su nuevo poder. Tan
rápido como se había formado, el árbol de hielo comenzó a agrietarse, para
finalmente estallar en cientos de pedazos.
El caballero del
rayo se cubrió ante la inmensa lluvia de trozos de hielo negro que se
precipitaban por doquier. Sabía de antemano que esos pequeños y aparentemente
inofensivos trozos de hielo negro escondían en su interior un peligroso efecto
secundario, igual que el resto de elementos oscuros, y no tenía intención
alguna de comprobar cuál era.
Blackron quedó
libre finalmente. Su apoderamiento había sido completado, y estaba deseando
estrenar su nuevo poder. A su lado, el cuerpo del caballero del hielo
continuaba tirado en el suelo. El Caballero Negro lo observó y le echó una
mirada de desprecio.
“Ya sólo me
queda uno – fue lo primero que dijo – Ahora, ¡tú ya no sirves para nada!”
exclamó.
Apartó el cuerpo
de una patada, lanzándolo directamente contra Jonyo, quien hizo lo posible por
retenerlo sin que sufriera daños. Del golpe, el caballero del hielo recuperó la
consciencia y abrió los ojos suavemente.
“¡Reik! ¡¡Reik!!
– le gritaba su compañero – ¡¡¿Me oyes Reik?!!”
El caballero del
hielo estaba desorientado, pero no tardó en darse cuenta por sí mismo de lo que
había ocurrido. Verse en brazos de su compañero, y tener delante al Caballero
Negro, con pedacitos de hielo alrededor era más que suficiente para que
comprendiera lo que acababa de ocurrir.
“Maldición… Ese
cabrón… Me ha robado mis poderes, ¿verdad?”
“Sí… Lo siento…
Nunca pensé que la teniente fuese capaz de derrotarte, ¿qué ha ocurrido?”
“¿La teniente…?
– Murmuraba y se echó a reír – Esto no me lo ha hecho la teniente. Ella cayó derrotada
ante mi poder. No fue ningún problema” mintió, omitiendo el momento en el que
estuvo a punto de apoderarse de su cuerpo.
“¿Entonces qué
ha ocurrido?” insistió el caballero.
“Yo… Estaba
sentado, descansando un poco, justo después de haber terminado el combate,
cuando él se acercó por detrás y me atacó por sorpresa. Aprovechó que yo estaba
debilitado por la lucha para noquearme de un golpe en la nuca. Sin embargo,
antes de caer inconsciente, pude ver claramente su rostro…”
“¿Quién fue? ¿Es
que acaso hay más enemigos?”
“Fue… ¡El! –
Mientras hablaba, una figura humana descendió del cielo a gran velocidad y se
posó delante los caballeros. El caballero del rayo se quedó atónito al
descubrir la identidad de quien había traído el cuerpo del caballero del hielo
hasta allí – ¡Shawn Stevenson!”
En efecto, Shawn
Stevenson se encontraba delante de ellos, con una sonrisa malévola dibujada en
su rostro.
“Gracias, Shawn.
Aunque lamento que te hayan descubierto. – Le dijo el Caballero Negro – Es imposible que pase, pero si se diera el
milagro de que Mesa no ganara el combate, ¿puedo contar contigo para que
derrotes al caballero de la tierra y me traigas su cuerpo?”
“No, porque
tienes razón. Es imposible que pase. Y sobre lo otro, no te preocupes. Se puede
engañar a mucha gente durante mucho tiempo, pero no se puede engañar a todo el
mundo siempre. Ya estaba un poco harto de seguir con esta farsa”.
Jonyo no daba
crédito a lo que estaba escuchando, mientras que Reik no parecía estar
sorprendido.
“¡¡¿Qué cojones
está pasando aquí?!! – Gritó, ya un poco fuera de sí – ¡Shawn! ¡Se suponía que
estabas de nuestro lado! ¡Incluso nos ayudaste! ¡Nos entrenaste! ¡¿Qué
significa todo esto?! ¡Si eres uno de ellos, ¿por qué lo hiciste?!”
“El poder de las
esferas elementales depende del poder del caballero que las genera. Para que
las esferas alcanzasen su máximo poder, era necesario que vosotros también lo
hicierais. Cometimos el error de dejar morir a los portadores del viento y el
agua demasiado pronto, y Mesa no toleraba más equivocaciones. No hay nada más
que contar, caballero”.
“¿Mesa? ¿Es que
en realidad trabajas para él?”
“No, pero
completar el estudiante perfecto fue la única condición que él puso para
ayudarle”.
“¿Ayudarle? ¿A
quién? ¿Quién está detrás de todo esto?” el caballero del rayo empezaba a darse
cuenta de que había más cosas que desconocía de las que creía.
“Lo siento, pero
ya he hablado demasiado. He de irme”.
“Sí, y llévate
al del caballero del hielo, que ahora no es más que un saco de carne inútil”.
“¿Cómo te
atreves…?”
Antes de que
pudiera terminar la frase, Shawn le había golpeado de nuevo. Desgraciadamente
para él, lo que el Caballero Negro acababa de decir se acercaba mucho a la
verdad. Y en ese momento no tenía ni idea de cómo remediarlo.
“Joder… Pues sí
que va a ser verdad eso de que te roba los poderes…” murmuraba cabizbajo,
retorciéndose de dolor.
“Me llevaré a
este de aquí y me encargaré de aquí. Así los otros caballeros pensarán que
perdió contra la teniente. No hace falta añadir que no puedes dejar que el
caballero del rayo tenga la posibilidad de contárselo a los demás, en el caso
de que alguno sobreviviera, claro”.
“Sí, lo he
pillado, que me lo cargué – contestó el Caballero Negro – Ahora lárgate, tengo
que seguir con mi combate”.
“¿Qué te vas a
encargar de mí? – Reik seguía sin ser capaz de aceptar su situación – ¿Quién,
tú? No me hagas reír…”
Un segundo golpe
desestabilizó al caballero de hielo, que cayó al suelo, aunque lograba
mantenerse consciente. No fue un golpe fuerte, pero su delicado estado
provocaba que cualquier impacto le resultase abrumador.
“¡Eh, tú!
¡Déjale en paz!” exclamó el caballero del rayo y se lanzó contra Shawn
inmediatamente. Sin embargo, a medio camino, un Getsuga Tenshou pasó a su lado, cortándole el paso.
“¡No te olvides
de que sigo aquí! – Le gritó Blackron – ¡Yo soy tu único oponente!”
Viendo que no
tenía oportunidad contra dos adversarios a la vez, el caballero del rayo se
decidió por la única alternativa que le quedaba.
“¡Escucha, Reik!
– Trataba de aconsejarle – ¡En realidad no has perdido tus poderes! ¡No lo
olvides! ¡Arturo los recuperó! ¡Incluso a mí me los ha robado hace un rato y
también los he recobrado de nuevo! ¡Sólo ha roto el vínculo con tu elemento!
Para restaurarlo…”
Una patada en el
costado. Eso es todo lo que necesitó Shawn para lanzar al caballero del hielo
por los aires, para después salir volando tras él, dejando al caballero del
rayo con la palabra en la boca. En un par de segundos, los dos se perdieron en
el cielo, y Jonyo se quedó paralizado, repitiendo en su momento las palabras
que iba a terminar de decirle a su compañero, y digiriendo todavía la sorpresa
de que una de las personas que más les había ayudado a mejorar como caballeros
no era más que un vulgar traidor.
“Todavía no me
lo creo, ¿sabes? Él ayudó a Arturo a recuperar sus poderes. Ayudó a Fidel a
preparar su combate contra Mesa, y trajo un entrenador particular para cada uno
de nosotros para ayudarnos a corregir nuestras deficiencias. ¿Y ahora pretendes
decirme que todo eso lo hizo nada más que para que tú te volvieras más poderoso
cuando nos robaras nuestros poderes?”
“Realmente no
fue por eso, sino porque estaba obligado a ayudar a Mesa. Se lo ordenó su
superior. Originalmente, él sólo tenía que vigilar a Mireia”.
“Pero, ¿y
Arturo? Cuando fuimos a verle, tú ya habías conseguido el fuego negro, ¿qué
sentido tenía ayudarle después?”
“¿Y a mí qué
cojones me cuentas? ¡Ve y pregúntaselo a él! Pero antes, ¡¡tendrás que salir
con vida de aquí!!” exclamó y se lanzó al ataque.
Las dos espadas
se cruzaron, creándose un forcejeo.
“Bueno, dime.
¿Sigues pensando que no obtendré todos los elementos?”
“Esto no ha sido
más que un acto cobarde de un ser miserable. Tal vez Mesa sea nuestro enemigo,
pero al menos está marcado por el honor. No hará algo así”.
“Precisamente
porque Mesa es así es por lo que contrataron a Shawn. Alguien tiene que
encargarse del trabajo sucio. Así que, como he dicho antes, si ocurriera el
milagro de que el pringado de tu amigo ganase el combate, allí estará él para
rematarle”.
“Joder… Fidel,
tienes problemas… – pensaba el caballero – Pero no puedo ayudarte desde aquí…
Ni siquiera avisarte… Vas a tener que arreglártelas solo…”
“Bueno, ¿qué tal
si probamos mis nuevos poderes?” rijo sonriendo el Caballero Negro.
El hielo negro
comenzó a brotar bajo sus pies, avanzando rápidamente hacia el caballero, que
no tardó en retirarse y salir volando.
“No me vas a
coger con esa mierda”.
Escuchó un ruido,
miró hacia abajo, y vio un torrente de agua negra ascendiendo hasta donde
estaba.
“¡Velocidad Extrema!”
Descendió,
rodeando el torrente de agua, para que no pudiera perseguirle, y avanzó a una
velocidad increíble hacia su objetivo, que volvió a recibir el golpe sin poder
hacer nada. Sin embargo, esta vez no fue capaz de tirarle al suelo.
“Su fuerza y
velocidad aumentan con cada elemento que absorbe, por eso mis golpes ahora
parecen menos efectivos. Pero igualmente, no puede hacer nada para protegerse
de mí. Tardaré un poco más, pero si le venzo antes de que termine el combate de
Fidel es posible que pueda evitar una desgracia a tiempo…”
Regresó al
ataque, y en esta ocasión, Blackron se protegió con el tornado oscuro de nuevo.
El puñetazo a gran velocidad del caballero impactó de lleno en el cuerpo del
vendaval, desestabilizándolo, pero sin ser capaz de romperlo cómo había hecho
antes.
“Joder… La
fuerza de sus elementos oscuros también se ve aumentada con cada uno que añade
a su colección. Si obtiene el último, puedo perder la ventaja que tengo ahora…
Si mis puños no son suficientes, ¡recurriré a mi espada!”
Se alejó un
poco, para tener más recorrido y alcanzar más velocidad, y volvió al ataque,
ahora portando su espada. Asestó un espadazo horizontal en sentido contrario al
que giraba el viento del tornado oscuro, logrando disiparlo en un instante.
Continuó
avanzando hacia su objetivo. A la velocidad que iba, no le daba tiempo a
preparar un segundo espadazo desde la posición inicial, así que simplemente
agitó el brazo en sentido contrario para dar el golpe. El Caballero Negro se
había cubierto el torso cruzando los brazos, y la espada sólo le hirió ahí.
“¡Cubrirte no te
servirá de nada!”
El caballero dio
una vuelta alrededor de su adversario para ganar velocidad. De camino, cambio
la espada a su mano izquierda, y al regresar, primero rompió la guardia de
Blackron con un golpe hacia arriba con su puño derecho, mientras que acto
seguido le propinó un espadazo de abajo a arriba con la izquierda.
El Caballero
Negro resultó seriamente dañado. El corte le atravesó todo el torso y la fuerza
que iba implícita en un ataque tan veloz terminó por arrastrarle hacia arriba,
cayendo cerca del borde del acantilado.
“¡Es el momento!
– Pensó Jonyo – ¡Acabemos con esto!”
Ascendió hacia
el cielo a toda velocidad, para después caer todavía más rápido, armado con su
espada, pretendiendo acabar el combate con ese golpe.
El Caballero
Negro, todavía retorciéndose en el suelo de dolor, vio a Jonyo elevarse, y
previó sus intenciones.
“¡A ver si eres
capaz de destruir esto con tu velocidad!” exclamó desafiante.
Todo se tiñó de
oscuridad. La sonrisa desafiante del Caballero Negro dejó de ser visible,
porque ahora una pared de fuego negro le protegía, obligando al caballero del
rayo a detenerse para evitar un rotundo fracaso.
“Vaya, parece
que no he contado con todas las posibilidades…” expresó frustrado.
1 comentarios:
Un buen capítulo, algo corto para mi gusto y con muchas incognitas en el aire, que eso ya me gusta más, y muy sorprendente lo de Shawn.
reaccionando ante las esferas que ya se encontraban en el interior de joven de color.(del joven)
“Sí, y llévate al del caballero del hielo, que ahora no es más que un saco de carne inútil”.(al caballero)
“Me llevaré a este de aquí y me encargaré de aquí.(¿?)
“Bueno, ¿qué tal si probamos mis nuevos poderes?” rijo sonriendo el Caballero Negro.(dijo sonriendo)
Un saludo a todos.
Publicar un comentario