jueves, 26 de julio de 2012

Episodio CXXXIX

Llevo diciéndome a mí mismo que quedan dos capítulos de volumen desde hace... cuatro capítulos contando con este xD Pero esta vez es la buena, ¡ahora sí que quedan dos capítulos! Terminaremos en el 141 (en serio). Es que, aparte de que las cosas que tengo en la cabeza ocupan más y las cuento mejor de lo que en realidad pienso, también se me ocurren algunas ideas nuevas que enriquecen el entrenamiento y explican las relaciones de los personajes y sus pensamientos y emociones. Y otro asunto, me voy de vacaciones desde dentro de unas horas hasta el lunes, así que este domingo no habrá Episodio 140. Lo siento Jon, sé que es tu cumpleaños el domingo y seguro que te hacía ilusión el capítulo de cierre de temporada como regalo xD pero tendrás que esperar un poco más.

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Episodio CXXXIX

N
inguno de los dos perdió el tiempo. Ambos estaban ansiosos por comenzar, por tener un enfrentamiento con alguien digno de su nivel. En un instante, el caballero del fuego se transformó, sin apenas esfuerzo y con un pequeño grito, pero que no dejó indiferente a nadie.

“Impresionante, Arturo. Ahora mismo estoy seguro de que sólo yo puedo sentir tu energía. A ver qué te parece la mía”.

El caballero de la rosa se puso el pañuelo de Pamela en la cabeza a modo de venda en los ojos. Después clavó su espada en el suelo y su energía aumentó considerablemente, asombrando a todos los presentes.

“Pero… ¿qué ha hecho? – Pensaba Peter – Si sólo ha clavado su espada en el suelo…”

“Me cuesta… Mantenerme en pie” comentaba Pamela.

“Sin duda es una energía excepcional… Pero, ¿cómo lo ha hecho?” pensó Hilda

“Felicidades, Gabriel. Yo tampoco sé lo que has hecho, pero has aumentado mucho tu energía. Sin embargo – le dijo su compañero – Parece que todos pueden sentirla, así que no podrás hacer nada contra mí”.

“Yo no pienso lo mismo – respondió muy confiado – así que tendrás que venir a comprobarlo”.

A pesar de que Arturo ya mantenía su propio juicio una vez transformado, no se había liberado totalmente de esa agresividad y ganas de luchar que le invadían cuando cambiaba sin que se diera cuenta. Fue aquella agresividad dada por el SuperGuerrero la que le impulsó a tomar la iniciativa en el duelo. Salió volando a ras de suelo, dejando una estela de polvo tras de sí, y con el puño preparado para asestar el primer golpe. Gabriel, en cambio estaba muy tranquilo. Tanto, que algunos espectadores temían por él, al ver cómo la bestia se acercaba a una presa con los ojos vendados.

“¡Cuidado! – Gritó finalmente Pamela – ¡Va a por ti!”

 “Yo controlo” fue lo único que dijo para tranquilizar a la niña.

Una mano. Una sola mano fue lo único que necesitó para bloquear el puñetazo de su compañero, que quedó más sorprendido que ninguno.

“¡Es imposible!” exclamó Arturo sobresaltado.

Con ganas de demostrar a todo el mundo que era superior en todos los aspectos, el caballero del fuego desató una cadena de ataques consecutivos, alternando puñetazos y patadas, contra Gabriel,  que conseguía bloquearlos todos con facilidad. Al terminar el combo, intentó un puñetazo más rápido y potente, que Gabriel evitó hábilmente con un salto. Arturo no fue capaz de parar el golpe y su brazo quedó incrustado en el suelo.

“Se supone que tenías que controlarte” le dijo el caballero de la rosa, que se posó en sus hombros al caer del salto, y los aprovechó para impulsarse y salir volando.

“¡¡No escaparás!! – Arturo intentaba sacar el brazo de dentro de la tierra, pero había quedado incrustado – ¡Joder!”

Optó por lo fácil, disparó una onda de energía para destruir el suelo, pero no calculó bien la cantidad de energía y resultó demasiado potente, creando una nube de fuego que engulló al caballero. También agrietó la tierra y emergieron varias columnas de energía procedentes de resquicios del ataque que se perdían por el interior de la tierra, saliendo algunos muy cerca de donde estaban Hilda y los demás.

“Casi que ha sido una putada que Peter se haya ido, ¿no?” comentó JesuCristo mientras se cubría del polvo levantando por la explosión.

“Deberíamos alejarnos un poco…” opinó Hilda.

“De poco nos va a servir… – continuó hablando el sacerdote – Esos dos tienen poder suficiente para matarnos a todos sin importar lo mucho que corramos. Peter era nuestra única forma de protegernos de verdad. Estando las cosas como están, yo prefiero quedarme donde estoy y disfrutar del combate desde esta privilegiada posición. Los demás podéis iros si queréis”.

“Yo me quedo – dijo JesuCristo – No tengo miedo a la muerte”.

“Yo también me quedo, – se sumó Pamela – confío en ellos. Sé que no nos harán nada”.

“Hombres y niños… La peor compañía que una puede tener – Hilda se rindió ante la presión de grupo – Más vale que no muera ninguno de nosotros o los clanes quedarán desgobernados” terminó diciendo antes de que todos centrasen su atención en el combate.

Justo en ese instante, Arturo emergió de la nube de fuego que habría creado la explosión de su propio ataque. Salió volando, espada en mano, aunque nadie había visto cuando la había desenvainado, y cargó contra Gabriel a espadazo limpio.

“No se está controlando mucho que digamos” comentó Mario.

El caballero de la rosa desenvainó también su espada y continuó bloqueando los ataques de su compañero sin un notable esfuerzo. La frustración del caballero del fuego al ver que sus ataques no surtían efecto fue aumentando hasta que lo que falló fue su concentración y Gabriel vio una oportunidad clara para realizar un contrataque. Tras bloquear un espadazo de Arturo, el caballero de la rosa le hizo un suave corte en la mano con la que sostenía la hoja, y después, de un manotazo, le arrebató la espada, que cayó al suelo sin remedio. Finalmente, ante un Arturo sorprendido y desprotegido, Gabriel no tuvo más que asestar un certero golpe con su puño en el pecho de su adversario, que quedó paralizado unos instantes.

“¿Qué me has hecho? – Preguntó Arturo después de unos segundos – De pronto me siento más calmado”.

“Te estabas empezando a poner nervioso y no quería que fallaras el entrenamiento. Cuando te alteras, el pulso se acelera y el corazón bombea más sangre. Al golpearte en este punto cercano al corazón, he estabilizado de nuevo tu flujo sanguíneo y por eso has vuelto, digamos, a la normalidad. Ahora hazme un favor y no vuelvas a perder los papeles, ya sé que la transformación te impulsa a combatir con todas tus fuerzas, pero no olvides que yo no soy tu enemigo”.

“Gracias…” fue lo único que contestó el caballero.

Fidel continuaba con sus actividades, mitad entrenamiento, mitad desahogo, destruyendo cualquier cosa que se encontrara a su alrededor, cuanto más dura y resistente, mejor, por lo que solía decantarse por grandes piedras de rio que había alrededor del arroyo que cruzaba la isla. También, mitad para progresar en su entrenamiento, mitad para tratar de calmar su malestar emocional, destrozaba las rocas con la parte del cuerpo que más daño se infligiera al hacerlo, así que terminaba rompiendo la mayoría con la cabeza o con la mano, pero con la palma abierta. Sin embargo, una sensación que ya había experimentado antes interrumpió su cometido.

“Esa energía… La conozco…”

Dejó la piedra que iba a partir en dos en el suelo y salió volando rápidamente, dejando una hilera de sangre por el suelo que salía de una brecha en la cabeza, producto de sus innumerables impactos.

No tuvo que volar mucho, el combate entre Arturo y Gabriel se veía desde lejos, y la isla era bastante pequeña. En cuanto vio que podía distinguirles a simple vista, se paró y se quedó flotando.

“Lo sabía… Es Gabriel… Como olvidar esa energía… Esa energía que destruyó la Torre de Madera… Pero… Es extraño, es la misma energía… Y a la vez es distinta… Ahora que me fijo… ¡Gabriel lleva una venda en los ojos! ¡Qué cabrón! No quiere que le descubran… Sólo estábamos dos personas además de él aquél día, pero el otro tío está muerto así que ahora yo soy el único que ha visto esos ojos… Y Arturo… Está en SuperGuerrero… Definitivamente me había mentido el muy hijo de puta… Después de todo lo que hemos pasado va y me suelta esa milonga de que si no le hacía caso perdía sus poderes, hay que ser retorcido para hacer chantajes emocionales a estas alturas… Pues ten mucho cuidado, caballero del fuego, porque no te imaginas quien es de verdad tu oponente, ni lo terrible que puede llegar a ser…”

Por su parte, Jonyo también seguía inmerso en su entrenamiento, ya prácticamente sin fuerzas y sumido en la desesperación. Su última muestra de rebeldía contra los explosivos le había agotado casi completamente, y ahora las bombas le alcanzaban en su totalidad, sacudiendo su cuerpo entre una marea de fuego una y otra vez.

Tres bombas venían directamente hacia él, que sabía que ya no podía hacer otra cosa que quedarse mirando como impactaban contra su cuerpo. Ya no le pesaba la armadura. Ahora sentía como si aquella pesada carga no fuera otra cosa que su propio cuerpo. Aun así, se negaba creer lo que estaban viendo sus ojos, se negaba a caer ante aquellos explosivos, y sobre todo, se negaba a rendirse. Corrió unos metros para tratar de librarse de la amenaza que se cernía sobre él, pero no consiguió nada y las dos esferas le alcanzaron, una se acopló a una pierna, otra en la espalda y la última a la cabeza. Finalmente estallaron, envolviendo al caballero del rayo en una deflagración.

“Player Life Point… 1%... - informaba la operadora – Critical player damage. Retreat recommended. Repeat. Retreat recommended”.

“El sistema te recomienda que abandones. Tu nivel de salud es muy bajo – le dijo Seagram cuando el fuego y el humo se disiparon y descubrió su cuerpo tirado en el suelo seminconsciente – Yo te recomiendo lo mismo”.

“Cállate – fue lo único que contestó el caballero. Se levantó de nuevo, cada vez más despacio y con más esfuerzo, y observó a las bombas desafiante – Son muchas… – Sus sentidos le estaban jugando una mala pasada. Su mente, ante la impotencia de aquel momento, le hacía creer que el reto al que se enfrentaba era mayor de lo que en realidad era – Antes noté algo… Hace un rato… ¡Lo recuerdo! Pero… Sigo sin saber el por qué…”

“¡Abandona de una vez! Si sigues así morirás, ¿o es que prefieres eso al darte cuenta de que no puedes completar el entrenamiento y por ende, tampoco podrás derrotar al Caballero Negro?”

“¡¿Qué! – aquella afirmación ofendió profundamente al orgulloso caballero del rayo, que inmediatamente ardió cólera –  ¡Repite eso si te atreves!”

“¿Y si lo repito qué me harás?” le provocaba su supervisor.

“¡Te haré probar mi fuerza en tu propia carne! ¡Me da igual que ahora seas un tullido! ¡Nadie me falta al respeto de esa forma!”

“No es faltarte al respeto. Tan sólo es decir la verdad. En tus condiciones actuales, no tienes la más mínima posibilidad de vencer al Caballero Negro. Si te lo encontrases te aplastaría sin remedio, te machacaría lentamente, desgarraría tus músculos, rompería tus huesos y te quitaría la vida sin que ello le supusiese más que un juego de niños. ¿Y sabes una cosa? Aunque cumplieras tu patética amenaza contra mí, aunque te desahogaras golpeándome hasta mi último aliento, todo lo que te he dicho seguirá siendo verdad, y contra eso no puedes escapar”.

“¡Serás hijo de…!”

El caballero del rayo no llegó a terminar la frase. Directamente salió corriendo, sin saber bien de donde sacaba las fuerzas, y se lanzó hacia Seagram envuelto en cólera.

“Cuidado, sigues dentro del entrenamiento” le advirtió.

Una bomba salió volando hacia Jonyo en el momento que se puso a correr. Iba directa a uno de sus brazos, y el caballero sabía que no le quedaban fuerzas para saltar o salir volando. Podía tirarse al suelo simplemente, le había pasado antes por accidente y sabía que funcionaba, pero no, no quería elegir esa opción. No quería arrastrarse por el suelo después de decir que iba a pegar a alguien. Siguió corriendo, a la velocidad que buenamente pudo, pero miraba de reojo hacia atrás cada pocos segundos, y se daba cuenta de que la bomba le ganaba terreno a cada instante.

“¡Joder! – Se lamentaba en sus pensamientos – ¡Ya no tengo fuerzas para evitar eso! ¡Pero tampoco puedo quedarme sin darle una hostia a este tonto por lo que ha dicho! ¡¿Qué coño hago?!”

“Tienes un problema, caballero. Si te alcanza esa bomba, las pocas fuerzas que te quedan se acabarán y caerás inconsciente, o incluso puedes llegar a morir, ¿qué vas a hacer? ¿Arriesgarás tu vida por una rabieta estúpida?”

“¡No caerá esa breva!”

Jonyo continuó corriendo hacia Seagram, a la vez que calculaba la distancia que le ganaba la bomba con cada paso. Siguió corriendo, sin mover el brazo al que se dirigía el explosivo, esperando hasta el último momento, y cuando llegó, movió el brazo rápidamente en el instante en el que la bomba iba a adherirse. La bomba pasó de largo sin estallar y el caballero del rayo frenó en seco de repente. Finalmente, la bomba seguía hacia delante, en dirección a Seagram, y cuando estaba a escasos centímetros del alcanzarle, la bomba se detuvo y empezó a dar la vuelta para ir de nuevo hacia su objetivo.

Seagram se había quedado sorprendido al ver que el caballero había detenido su ofensiva después de cómo le había influido su comentario, y más le sorprendió verle parado, cabizbajo y pensativo. Al cabo de unos segundos descubrió que estaba murmurando algo y afinó el oído.

“Estaba equivocado… Era eso… Claro…”

“¿Cómo? ¿Qué balbuceas?” le preguntaba Seagram.

“Ahora… – levantó la cabeza y sonrió – ¡Ahora lo entiendo todo!”

Peter y el caballero del hielo estaban llegando a la playa al otro lado de la isla, el mismo sitio donde habían entrenado días atrás. El presidente no dejaba de mirar, buscando que algún resquicio de la batalla que se estaba perdiendo.

“Esos dos fijo que ya se están zurrando pero bien – pensaba mientras miraba al cielo – No siento la energía de ninguno de ellos… Así que o soy muy débil o estoy muy lejos…”

“Peter – le llamó la atención el caballero del hielo – Si quieres volver allí para el duelo puedo llevarte. No hay ningún problema”.

“¡No, no! ¡De verdad! – Mintió un poquito – Estoy muy contento de que te hayas acordado de mí nada más terminar tu entrenamiento. Cualquier otro se habría ido a descansar, que es lo suyo”.

“Pues a trabajar”.

“Pero antes deja que te cure, no seas tonto” le dijo y corrió hacia él.

En medio del cielo de la isla, Arturo y Gabriel continuaban su enfrentamiento. El caballero de la rosa continuaba bloqueando los ataques de su compañero sin contratacar, simplemente para ver, como le habían pedido, si el caballero del fuego era capaz de controlar su poder en combate.

“Mi energía se está agotando… Necesito bajar a tierra de nuevo” pensaba el caballero de la rosa.

Viendo que Arturo le atacaba con una patada, en vez bloquearla como había estado haciendo hasta ahora, la esquivó dejándose caer de nuevo hacia el suelo.

“¡No me tomes el pelo!”

El caballero del fuego salió detrás de él, pero Gabriel aumentó la velocidad hasta llegar a tierra, donde clavó la espada en el suelo y apoyó el brazo en la empuñadura, simulando que descansaba.

“¿Es que ya te rindes?”

“Tan sólo me he cansado de dar vueltas por el cielo”.

“Increíble – Hilda no daba crédito a sus ojos – ¿Es el mismo amable e inocente caballero que conocimos en nuestra tierra?”

“Las apariencias engañan querida” dijo Shinkan.

“Pero por mucho que engañen – continuó Pamela – Estamos hablando de que es capaz de hacer frente a un SuperGuerrero sin esfuerzo, ¿por qué no ha usado ese poder antes? Seagram no habría podido hacer nada contra él”.

“Tiene que tener un motivo – dijo JesuCristo – Normalmente, en estos casos, ese motivo suele ser que odias tu propio poder. Pero sea cual sea el motivo, está claro que no nos lo va a decir, así que mejor sigamos mirando”.

Los cuatro se quedaron observando atentamente a los dos caballeros. Arturo estaba un poco cansado de la dinámica del combate, atacando todo el rato sin éxito alguno, y tomó una decisión para cambiarlo.

“¿Sabes? Hasta ahora me estaba conteniendo porque estoy transformado, pero parece que, misteriosamente, este poder no es nada para ti, así que voy a olvidarme que esto es un simple entrenamiento, y voy a empezar a tomármelo como un combate real”.

“Haz lo que quieras, el resultado será el mismo”.

“¡Eso ya lo veremos!”

1 comentarios:

Jon dijo...

Muy entretenido la verdad el capitulo, y con muchas ganas del desenlace de esta saga. Por cierto muchas gracias por acordarte del cumpleaños, espero que estes disfrutando de unas merecidas vacaciones
Un asaludo a todos.