Quería publicar este capítulo antes de mi examen para tener todos los combates empezados, pero no ha habido manera (y bueno también sería mentira porque el combate entre Jonyo y Blackron realmente no ha empezado todavía). De cualquier manera, esto sigue adelante. Mi nota sale "el miércoles a muy tardar" así que para el próximo ya sabré si soy licenciado de una puta vez. Ahora pues a ver tranquilamente la presentación de la nueva Xbox el martes, la final de la Champions el sábado, y el E3 y la Copa Confederaciones el mes que viene.
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Episodio CLII
A
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la orilla de aquel lago, el caballero del
hielo y la teniente comenzaron su enfrentamiento. Ellos eran diferentes al
resto. No tenían nada de qué hablar. No tenían nada que preguntar. No querían
otra cosa que acabar con su adversario lo más cruelmente posible.
Reik llevaba su
espada al frente, y avanzaba con una estocada preparada, mientras que la
teniente tenía la mano en su látigo, que todavía se mantenía enfundado en su
cinturón. El caballero dio por hecho el ataque de su oponente y trató de
adelantarse, pero la teniente tan sólo había hecho un amago. Cuando estuvo
suficientemente cerca, Jezabel retrocedió rápidamente con una voltereta hacia
atrás. Reik trató de alcanzarla con la espada, pero únicamente consiguió rasgar
el estampado del ratón que lucía a la espalda de su chaqueta hortera.
La teniente
terminó de dar la voltereta y acabó encima de Reik. El caballero dio un salto y
alzó la espada para tratar de alcanzar de nuevo su objetivo, y esta vez logró
lo que quería. La punta de la espada del caballero se clavó en la suela de las
zapatillas de la teniente, pero lejos de atravesarla, fue la espada la que
cedió, doblándose ligeramente.
“¡¿De qué están
hechas esas zapatillas?!” pensó Reik.
Apoyada en la
punta de la espada, la teniente saltó de nuevo, colocándose a media distancia
del caballero, la posición óptima para realizar sus ataques. En ese momento
sacó el látigo y fustigó varias veces al caballero, que salió despedido hacia
el lago con el último impacto.
El caballero
consiguió controlar la caída y un instante antes de zambullirse en el agua,
alzó la mano y congeló una parte de la superficie del lago para no sumergirse.
“Es bastante
gracioso… – reflexionaba Reik mientras se ponía en pie – Yo, el caballero del
hielo, me he dejado llevar por las emociones y he obtenido lo que me merecía.
Sabía perfectamente que ella era una luchadora de media distancia y aun así no
vi extraño que me atacara de frente… Tengo que calmarme… Esto no es propio de
mí”.
No quiso perder
más tiempo. Dio un salto hacia delante con tanto impulso que el retroceso
rompió el hielo que él mismo había creado. Avanzó volando a ras del agua contra
la teniente, la cual no quería perder la distancia que los separaba, y comenzó
a retroceder mientras continuaba atacando con el látigo. Reik evitaba los
latigazos moviéndose de un lado a otro a la vez que seguía avanzando, pero por
más que aceleraba, la teniente era capaz de igualar su velocidad, continuar
escapando y mantener su distancia de
seguridad.
“Bien, así que
quieres jugar…” pensaba el caballero.
Volvió a
acelerar el vuelo, pero además también modificó su trayectoria. Dejó de ir en
línea recta para trazar una curva y atacar a su objetivo por el lateral,
obligándola a cambiar su rumbo. La teniente se vio en la necesidad de moverse
en la misma dirección que Reik para no ser alcanzada, y sin saberlo, fue
redirigida de nueva hacia el lago, del cual se estaban alejando hasta entonces.
“Perfecto…”
Cuando ya
estaban sobrevolando el lago, el caballero del hielo lanzó una bola de energía
azul turquesa contra la teniente. Sin embargo, ella no tuvo ni que esquivarla.
La bola pasó de largo, estrellándose contra el agua bastante lejos de su
objetivo, y levantando una enorme columna hídrica tras estallar.
“¡Jajaja! ¡¿A
dónde estás apuntando?! ¿No sabes apuntar cuando estás a tanta veloci…?”
No le dio tiempo
a terminar. La teniente se estrelló de espaldas violentamente contra algo y su
vuelo fue detenido al instante. Tras el impacto, echó una mirada hacia atrás,
anonadada, pues no entendía lo que había pasado, y se encontró con que la
columna de agua que había desatado la explosión se había congelado y ahora era
una inamovible montaña de hielo.
“Su bola de
energía era para esto… ¡¡Lo tenía todo preparado!!”
El caballero del
hielo extendió la rodilla y aprovechó la aceleración para golpear a su objetivo
con la articulación en toda la cabeza, acertando de lleno en la sien. La fuerza
del ataque reventó la montaña de hielo en mil pedazos y envió el cuerpo de la
teniente directo al fondo del lago, donde no paró hasta estrellarse de nuevo en
el fondo.
Reik, ahora
sonriente, se encendió un cigarro mientras esperaba a que su oponente se
recuperara, sentado tranquilamente en una plataforma de hielo sobre el lago.
Jezabel apareció minutos más tarde en la otra orilla, arrastrándose lentamente,
con una brecha en la cabeza que sangraba bastante, completamente empapada, pero
con la moral intacta.
“No estaba
equivocada… Tu gran envergadura y tu fuerte complexión física te hacen el
caballero más temible en el cuerpo a cuerpo. Tu potencia supera a la de
cualquiera de los otros, de eso no hay duda, pero también eres es más lento, y
por eso no podrás vencerme. Mi velocidad actual iguala a la del caballero del
rayo, el más veloz de todos los caballeros, y mis ataques a media distancia
impedirán que te acerques lo suficiente como para dañarme”.
“Parece que te
olvidas de que te acabo de abrir la cabeza” le dijo el caballero mientras
avanzaba hacia ella caminando, expandiendo la plataforma de hielo a cada paso.
“Ese truco no te
funcionará otra vez”.
El caballero y
la teniente comenzaron su persecución de nuevo. Sin embargo, a pesar de que se
encontraban en la otra orilla y para ella habría sido más sencillo huir hacia
la tierra, voló deliberadamente hacia el lago de nuevo, retando al caballero a
que repitiera su estrategia.
Reik aceptó el
reto, y todavía con el cigarro encendido, preparó un nuevo ataque energético.
No obstante, en esta ocasión no lanzó una bola, sino ocho, una hacia cada punto
cardinal, para rodear completamente a su objetivo.
Las ocho bolas
de energía estallaron bajo el agua, todas muy lejos de la teniente. Sin
embargo, las montañas de agua que generaron cerraron todo ese espacio, dejando
a la teniente sin huecos para escapar.
El agua se
convirtió en hielo y Jezabel quedó rodeada de glaciares. No podía entrar ni
salir más que por un sitio, pero ella sabía que eso también significaba que el
caballero del hielo estaba sujeto a las mismas condiciones, así que se preparó
para su llegada.
Reik se aproximó
desde el aire, el único punto accesible que quedaba, pero cuando sus ojos se
asomaron al cerco de glaciares no fue capaz de encontrar a su adversario donde
debería estar, a pesar de que sentía su energía en esa posición.
“Mierda, se ha…”
El látigo de la
teniente emergió del interior del lago, pero cuando el caballero lo descubrió,
ya era demasiado tarde como para esquivarlo. El ataque iba directo a su ojo a
gran velocidad, y apenas fue capaz de girar levemente la cabeza de un acto
reflejo para que el cuero impactara en su sien con tal violencia que fue como
si hubiera recibido un disparo.
“Eso ha sido en
agradecimiento por tu ataque de antes” dijo la teniente mientras salía a la
superficie.
El cuerpo del
caballero salió despedido hacia el cielo. Jezabel saltó hasta estar a media
altura de los glaciares, se quedó un momento suspendida en el aire, y un
instante después, empezó a dar latigazos en todas direcciones a gran velocidad.
Cuando se detuvo, los glaciares estallaron en un millar de pequeños cristales
de hielo flotando en el aire. Jezabel comenzó entonces a mover el látigo
haciendo círculos, cada vez más rápido, hasta que creó un viento lo
suficientemente fuerte como para enviar parte de aquellos cristales contra el caballero, que empezaba a
descender.
El golpe en la
sien había dejado aturdido temporalmente a Reik. Todavía le daba vueltas la
cabeza y no veía con claridad, pero se había dado cuenta de lo que estaba
ocurriendo. Los cristales de hielo resultado de destruir los glaciares volaban
hacia él, pero contaba con la ventaja de que eran eso, hielo. Extendió el brazo
y desvió los trozos de hielo con la mano, mientras terminaba de recuperar el
sentido completamente.
“¿No pensarías
de verdad que podías dañarme con mi propio elemento?” dijo mientras se
estabilizaba en el aire.
“No, pero sabía
que sería suficiente para distraerte” escuchó desde atrás.
Jezabel se había
colocado detrás del caballero mientras estaba ocupado librándose de los
cristales de hielo, y ahora atacaba de nuevo con su látigo. Sin embargo, en
esta ocasión no fustigó al caballero, sino que ató su cuerpo rodeándolo varias
veces con su arma, frenando su movimiento.
“Un miserable
trozo de cuero no va a poder detenerme” sentenciaba mientras hacía fuerza para
liberarse.
“Pero este
látigo no es tan sólo un miserable trozo de cuero, caballero”.
La teniente
pulsó un botón en el mango del látigo, y montones de agujas surgieron del
interior del látigo. Como el cuero rodeaba varias veces al caballero, Reik
sufrió pinchazos por todo su cuerpo sin tener tiempo siquiera a reaccionar.
Brazos, pecho, piernas, hombro, costado, estómago… Aunque no gravemente, fue
herido en numerosas zonas, sintió el frío acero recorriendo su cuerpo y el
dolor avasallando su alma.
Jezabel volvió a
pulsar el botón y las agujas regresaron al interior del cuero. Las heridas del
caballero, ahora abiertas completamente, comenzaron a aflorar hilos de sangre
de todos los pinchazos. La teniente aflojó el látigo, y el cuerpo del caballero
cayó de nuevo, pero no lo dejó escapar. Lanzó su látigo de nuevo, y esta vez lo
enrolló alrededor del cuello de Reik varias veces. El caballero agarró el cuero
con las manos y trataba de liberarse por la fuerza.
“Yo que tú no
tocaría eso… Ya sabes lo que viene ahora… – le decía mientras disfrutaba
viéndole luchar por respirar – La verdad esperaba más de ti, me has
decepcionado, caballero. Adiós…”
Pulsó el botón
de nuevo, y las agujas aparecieron otra vez. La resistencia del caballero cesó
al instante, y se quedó suspendido en el aire, colgando de aquel látigo.
“Que decepción…
Bueno, es hora de llevar este cuerpo ante el Caballero Negro para que absorba
sus poderes elementales”.
“¡Va a ser que
no!”
El caballero
alzó su mano de pronto y agarró el látigo por sí mismo. La teniente todavía no
había retirado las agujas, así que varias de ellas atravesaron la mano del
caballero al agarrar el cuero, pero eso no fue suficiente para detenerlo, es
más, el dolor le animó a cogerlo con más fuerza. Jezabel, todavía sorprendida
de que Reik permaneciera con vida, no supo reaccionar, y el caballero tiró del
látigo hacia él para atraer a su oponente y asestarle un espadazo en el pecho.
El corte no fue
suficiente para el caballero, y remató la ofensiva con un puñetazo justo en la
herida, para causarle, más que daño, dolor. El golpe la lanzó hacia el lago, y
el látigo que envolvía el cuello del caballero, que ya se había aflojado
bastante durante la última confrontación, terminó de soltarse. Fue entonces
cuando la teniente comprendió el motivo de la supervivencia del caballero.
Había recubierto su cuello con una dura capa de hielo que las agujas no habían
podido atravesar.
“Cuando te
llevaste las manos al cuello, no fue para liberarte, en realidad hiciste eso…”
murmuró mientras continuaba descendiendo hacia el agua.
“¡Y eso no es
todo! – El caballero tocó en todas las partes de su cuerpo que habían sido
heridas de una forma u otra y colocó una capa de hielo para detener las
hemorragias y mitigar el dolor – El frío lo duerme todo muy bien, da igual
cuanto me dañes porque no sentiré dolor, seguiré luchando como el primer minuto
mientras tú vas decayendo ante las heridas de la batalla”.
La teniente
finalmente cayó al agua y comenzó a sumergirse hasta que su espalda se topó con
el fondo lago. En el aire, Reik apuntó hacia abajo con su espada y descendió
para dar el golpe de gracia. Su fuerza y velocidad fueron tales que las aguas
se abrieron a su paso e incrustó su espada en el estómago de la teniente sobre
suelo seco, atravesándola y clavándose en la tierra. La onda expansiva de golpe
fue acompañada de la energía del caballero, y congeló las paredes de agua que
les rodeaban, impidiendo que pudieran volver a llenar el hueco.
“Lo siento, pero
yo no soy como Fidel, no busco la autorrealización mediante tu asesinato, ni
disfrutar mientras lo hago para vengarme por todo lo que has hecho. Simplemente
tengo que matarte para que otros no sufran la misma desesperación que he
sufrido yo, y cuanto antes lo haga, mejor, no me importa nada más”.
El caballero
extrajo su espada del torso de su víctima, la cual comenzó a sangrar a
borbotones. Tras eso, clavó su espada en la pared del hielo y el agua comenzó a
hacer acto de presencia en la zona. Además, a medida que entraba el agua, el
hielo iba cediendo ante la presión del agua. El agujero que había hecho el
caballero se iba haciendo más grande poco a poco a través de pequeños trozos
que se desprendían por culpa del continuo contacto con el agua, a la vez que
empezaron a aparecer grietas a lo largo del resto de la pared.
“No te mataré yo
mismo – dijo mientras miraba su reflejo en el hielo – Dejaré que las aguas se
apiaden de ti, para que en tus últimos momentos puedas reflexionar sobre tus
actos. Ahora me voy”.
Una suave risa
malévola interrumpió la marcha del caballero, que se giró sorprendido de que su
oponente se burlara de la muerte. Al girarse, descubrió a la teniente,
utilizando sus últimas fuerzas, sacar un caramelo de un envoltorio de papel
azul.
“Quien renuncia
a luchar en un mundo cuya ley es una lucha constante, no merece vivir”
murmuró mientras retiraba el envoltorio.
“¡Eso es…!
¡Mierda!”
La teniente
estaba llevándoselo a la boca, no tenía tiempo de llegar hasta ella para
impedirlo así que optó por un método más rápido. Apuñaló de nuevo la pared de
hielo en otro sitio, y lanzó un par de bolas de energía para crear boquetes al
otro lado. La fuerza del agua al entrar por cuatro cavidades distintas hizo el
resto. La pared continuó agrietándose hasta que las grietas se unieron y todo
el hielo se vino abajo, dejando pasa a la marea incontrolable, que sepultó a la
teniente en sus entrañas.
La última visión
que tuvo el caballero del hielo de su adversario fue su mano a punto de meter
el caramelo en la boca, por lo que, creyendo que había logrado su objetivo,
regresó a la superficie.
“¿Lo habré
conseguido…?”
No tardó en
descubrir que no era así. La teniente emergió del lago completamente
recuperada, sin un solo rasguño de su combate contra el caballero. Sonriente,
extendió su látigo para continuar la lucha.
“Me sorprende
que me hayas descubierto. Que yo sepa, tú no nos has visto usar nunca un
Carameloraro. Un poco más y habrías logrado acabar conmigo”.
“Jonyo lo
mencionó cuando contó su parte de la historia. Nunca había visto uno, pero no
hay que ser muy listo para reconocerlos”.
“Ya veo… De
todas formas ya ves que tus esfuerzos son inútiles. Tú podrás aliviar el dolor
de tus heridas con hielo, pero los daños seguirán estando ahí, tan sólo será un
espejismo, una ilusión, una esperanza que yo destrozaré encantada con mis
propias manos. No importa cuántas veces me hieras o incluso que me derrotes, porque
me recuperaré una y otra vez mientras me queden caramelos. Dime, ¿quién crees
que aguantará más entonces? ¡Jajajaja!”
“Cerdos… Primero
matasteis a Peter para que no pudiera curarnos a vosotros, y luego os habéis
armado de esas mierdas para poner el combate a vuestro favor, ¿no os da vergüenza?”
“¿Peter? La vida
es cruel. Nacer, existir, desaparecer, siempre la cuestión de la muerte... Que
sea la enfermedad, a consecuencia de un accidente o en la guerra no cambia
nada. En cuanto a los que sufren por la guerra, pueden encontrar un consuelo
pensando que si se consiente su sacrificio es para asegurar el porvenir del
pueblo del que forman parte. Pero si te sirve de consuelo, tanto Mesa
como Dayuri se han negado a llevar los caramelos en sus batallas, así que todos
los que quedaban me los he traído yo. No eres muy afortunado, caballero…”
“¿Insinúas que
Peter no tenía derecho a la vida?”
“Al que no tiene
la fuerza, el derecho en sí no le sirve de nada. Toda la naturaleza es una
formidable pugna entre la fuerza y la debilidad, una eterna victoria del fuerte
sobre el débil”.
“Tú eres una
hija de puta”.
“Cuando se
inicia y desencadena una guerra lo que importa no es tener la razón, sino
conseguir la victoria. Cuando acabe contigo, yo escribiré el siguiente capítulo”.
“En ese caso, yo
me encargaré de derrotarte, ¡con mi nueva habilidad!”
Curiosidades!!!
El carameloraro, y usado en otras ocasiones como por Mesa en el primer volumen, es un objeto que se utiliza en Pokémon para poder subir un nivel sin luchar.
Algunos diálogos de la teniente se han adornado con frases célebres de Hitler. Nunca olvidaremos la tiránica opresión de Alicia.
Sobre la frasecilla directa y clara de la parte final del capítulo que Reik le suelta a Jezabel, en la realidad, López también se la soltó a Alicia.
2 comentarios:
Hola queridérrimo seguidor de TOMBRAIDERMANÍA.
Estoy en tu blog para informarte que ya está disponible la entrada que estabais todos esperando con el ranking de las 15 actrices oficiales que optan al papel de Lara Croft en el reboot de la película de Tomb Raider.
La forma de votar a tu favorita (aquella que crees que encaja en el nuevo perfil de la joven e inexperta arqueóloga) es muy sencilla; tan solo tienes que escribir el nombre de tu elegida (justificar tu respuesta es opcional).
http://tombraidermania.blogspot.com.es/2013/05/casting-tomb-raider-lista-de-actrices.html
Muchas gracias por seguir TombRaiderMania. Espero que la web siga siendo de tu agrado y te sirva para encontrar la información que deseas. Asimismo, para cualquier objeción o sugerencia tienes el apartado "Infórmanos" en el menú.
Gracias de nuevo y mucha suerte con tu blog.
jajaja la de hija de puta??que grande. Siento la tardanza en leer el capítulo pero una vz visto tu mensaje de whatsapp y no poder leerlo en ese mismo instante fue quedando en el olvido. Un buen capítulo que acaba más o menos como empezó.
pero también eres es más lento, y por eso no podrás vencerme(eres el más lento)
dejando pasa a la marea incontrolable, que sepultó a la teniente en sus entrañas. (dejando paso)
“Cerdos… Primero matasteis a Peter para que no pudiera curarnos a vosotros,(nosotros)
Un saludo a todos.
P.D. ¿Qué tal la nota?
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