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Episodio CLX
R
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eik se había quedado con la miel
en los labios, y ahora, reposaba en silencio frente al cadáver de Jezabel,
reflexionando sobre su comportamientos durante los últimos momentos.
“Al final… Perdí. Perdí contra mí
mismo. Perdía el control de mis actos y traté de matarle antes de que se
suicidara. En el fondo, no había ninguna diferencia entre mi comportamiento y
el de Fidel… Qué vergüenza. Yo, el caballero del hielo, sucumbiendo ante el
calentón de matar yo mismo a mi presa… ¿Les estará pasando lo mismo a los
demás?”
Se concentró, tratando de
detectar las energías de sus compañeros, y vio claramente que junto a cada una
de ellas se encontraba una energía más, la de sus adversarios.
“Parece que he sido el primero en
terminar. Los demás siguen en medio del combate… No me voy a meter en un
combate ajeno, que cada uno se busque la vida. Ahora tengo la oportunidad de
terminar con esta batalla absurda y encontrar un nuevo camino”.
Quería irse sin mirar atrás, pero
no pudo evitar girarse para observar el cadáver de la teniente una vez más. El
cuerpo estaba doblado sobre sí mismo, exhibiendo una mueca deformada de su
boca. En la sien derecha se observaba una herida del tamaño de una moneda, y un
río de sangre manchaba su cara. La pistola se había caído de su mano derecha,
que ahora, descansaba sobre su rodilla, con la palma mirando hacia arria,
mientras que la mano izquierda colgaba inerte. Junto a su pie, se encontraba la
pistola con la que se había quitado la vida, y en la parte delantera de su
chaqueta estampada con un ratón animado, se encontraban sus insignias
militares.
“No voy a decirle nada a un cadáver”.
Ahora sí, miró hacia el frente, y
emprendió su marcha. Sin embargo, a los pocos metros notó algo extraño y se
detuvo. Se quedó quieto, y escuchó un extraño silbido proveniente de detrás de
él.
Inmediatamente, se dio la vuelta
y desenvainó su espada. Algo extraño le ocurría al cadáver de la teniente. Un
extraño humo rodeaba su cuerpo. Salía de las cuencas de sus ojos y de su boca,
que de pronto no eran más que tres oscuros agujeros sin nada en su interior. El
misterioso humo tiraba ligeramente del cuerpo hacia arriba, y la cabeza ondeaba
ligeramente entre aquel extraño gas.
El humo se acumulaba sobre los
restos mortales de la teniente formando, en un primer momento, una masa
uniforme. Sin embargo, sin llegar a adoptar una forma humana, en el humo se fue
dibujando el rostro de la teniente, mientras que le crecían unos pequeños
brazos a los lados. Cuando el humo terminó de salir del cuerpo, los últimos
extractos quedaron en la parte inferior de la nube, con una suave punta que
imitaba una cola.
“¿Pero qué… coño…? ¿No te habías
muerto, maldita zorra?” preguntó el caballero anonadado.
“Y en efecto, he muerto –
contestó el ente ectoplásmico con una extraña voz con eco – ¿Es que no lo ves?
Ahí está mi cadáver. Pero no he muerto de forma normal, recuérdalo”.
“La pistola…” recordó Reik al ver
que todavía reposaba sobre la rodilla del cuerpo.
“Efectivamente. Esa pistola no
era un arma normal. La bala que dispara acaba con tu cuerpo, como cualquier
otra, pero antes de hacerlo, encierra tu alma en su interior para que no
mueras, y cuando se destruye la libera”.
“Las almas no son más que una
pequeña cantidad de energía que contiene nuestra personalidad, nuestra
conciencia, nuestra esencia, y que tienen una tenue luz propia. Yo las he visto
varias veces. Cuando ha muerto alguien, esa cría estúpida las rodaba para
apropiarse de su poder. Y nunca jamás han sido de otra manera. Sin embargo, tú
eres un verdadero fantasma”.
“Salta a la vista que la pistola
tiene más efectos que impedir la muerte del que se dispara con ella. El humo
que me envuelve encierra mi alma, permitiéndome ganar el control de la energía
que la forma, por eso mi rostro está reflejado en el humo y puedo hablar.
También me otorga este aspecto clásico de fantasma. No obstante, como cualquier
herramienta, sus efectos son por tiempo limitado. En una hora, el humo se disipará
en el aire, liberando mi alma, y yo moriré completamente”.
“¿Entonces qué pretendes? ¿Darme
un susto?”
“No he terminado. ¿De verdad
piensas que cometería un acto tan arriesgado sin una estrategia previa? Si he
renunciado a mi cuerpo y arrebatado la libertad a mi alma, está claro que es
para conseguir otro cuerpo – el fantasma de la teniente comenzó a repasar de
arriba abajo el exuberante cuerpo del caballero del hielo, que a pesar de
sentirse observado, no llegó a incomodarse – Sí, exacto. Tu cuerpo. Con esta
forma, tengo la capacidad de arrebatar el cuerpo de mi adversario y adueñarme
de él, y nada me produce más placer que conseguir el cuerpo de la persona que
más me odia en todo el planeta. Te arrebataré la vida y viviré en tu cuerpo,
para que tu alma permanezca en un estado de tormento y desesperación eterno, al
saber que ahora sirve a su peor enemigo”.
“Incluso después de muerta,
pretendes atormentarme. No te saldrás con la tuya. Antes de servirte a ti,
prefiero entregarle mis poderes al Caballero Negro. Si te apoderases de mi
cuerpo, Mesa te obligaría a darle el elemento hielo a Blackron, así que tu plan
es un completo fracaso incluso antes de empezar”.
“Te equivocas de nuevo,
caballero. Yo no obedezco órdenes de nadie que no sea el Capitán Lardo. Me da
igual Mesa, me da igual el Caballero Negro, incluso me da igual el Señor
Oscuro. Con tu cuerpo, me infiltraré entre los caballeros, acabaré con todos
ellos desde dentro, en silencio, sembrando la discordia, minando su confianza,
haciéndoles temer dar la espalda a aquellos a los que llaman compañeros. Puede
que hasta se maten entre ellos, lo que sería un espectáculo mucho más
gratificante para mí. Después, le llevaré sus cabezas a mi Capitán, y juntos
acabaremos con Mesa y el Señor Oscuro”.
“Una persona como tú, que no
tiene ilusión ni ambiciones propias, que vive en la sombra, detrás de otra
persona, con la única intención de servirla por siempre, no es necesaria en
este mundo, no vas a aportar nada al resto de seres vivos, ni siquiera esa
destrucción y muerte que tanto pretendes, porque en realidad no serás tú quien
la haga, sino Lardo. Lo que tienes que hacer es desaparecer, como había dicho
yo desde el principio, y me encargaré de que así sea”.
“Disfrutaré mucho viendo tu alma
torturada cuando me apodere de tu cuerpo” dijo el fantasma, y se lanzó volando
contra el caballero.
“Vale, vamos a pensar – el
caballero del hielo analizaba la situación – Ha dicho que el humo morado
envuelve su alma, y que al disiparse, ésta se liberará en una hora. Lo único
que tengo que hacer es disipar el humo cuanto antes y se morirá ella sola.
Supongo que Verónica, que poseía el poder del viento, podría resolver esto
rápidamente, pero yo tendré que pensar otra cosa…”
El fantasma de la teniente se
abalanzó sobre él. No llevaba ningún arma, no tenía ninguna posición de
combate, tan sólo era una cabeza y unos brazos de humo morado directos a cazar
a una presa.
“Joder… ¿Y ahora qué hago?
Espectros, fantasmas… ¿por qué siempre me tocan a mí los enemigos raros? Primero
una versión oscura de mí mismo intenta suprimir mi voluntad, y ahora un
fantasma de mi peor enemiga quiere adueñarse de mi cuerpo, sin olvidar que ya
una loca consiguió controlarme con un beso en la frente. ¿No puedo tener un
adversario normal como los demás? Parece que tendré que experimentar… Al menos
al espectro contra el que me enfrenté la última podía golpearle… ¡Vamos a
probar!”
Según venía su objetivo, extendió
el puño para golpearle. Sin embargo, el ente atravesó su brazo, y después todo
su cuerpo, provocando un escalofrío en el caballero. Tras atravesarle, se quedó
volando de un lado para otro riendo maliciosamente.
“¡Jajaja! ¿Es que no te acuerdas?
¡Soy un auténtico fantasma! Ninguno de tus ataques puede hacerme daño alguno,
ni los físicos, ni los elementales, ni los energéticos. Por ende, tu estúpida
técnica de reducir la velocidad de los átomos que forman mi cuerpo también ha
dejado de funcionar. Aunque es cierto que los gases también están formados por
átomos, su distribución es tan dispersa que es imposible conseguir que afecten
a la estructura gaseosa al completo. ¡Y todavía falta el toque final! ¡¡Estás
acabado caballero!!”
“¿El toque final? ¿De qué está
hablando? – el caballero se notaba extraño. Algo había pasado desde que el
fantasma atravesó su cuerpo. Era como si hubiese perdido parte de sus ganas de
luchar, como si de pronto estuviese harto de tanto combate y lo que de verdad
le apeteciese fuera ir a descansar, a tomarse un poco de tiempo para él. Sin
embargo, aquella idea le rondó por la cabeza nada más que un instante, y
enseguida regresó a su objetivo actual. Fue entonces cuando descubrió un
residuo del humo morado que soltaba el fantasma de la teniente revoloteando por
ahí, y lo despejó con unos manotazos – Que asco…”
La teniente observaba todo
cuidadosamente, manteniendo esa sonrisa malévola, mientras daba vueltas
alrededor del caballero, buscando la oportunidad de volver a atacar.
“Bueno, con calma – pensaba Reik
– Tal vez no haya podido alcanzarla ahora, pero lo mismo se aplica para ella.
Es un fantasma que sólo puede revolotear como un pajarito mientras espera a su
verdadera muerte. El tiempo está de mi parte, y tiene que haber algún punto de
su cuerpo que pueda atacar – reflexionaba mientras analizaba su apariencia
gaseosa – La boca… Puede que sea eso. Al fin y al cabo, se comporta la misma
forma que una boca real, es un agujero, ¡y dentro puede estar mi camino hacia
la victoria!”
Intentó llevar a cabo la idea que
tenía en mente. Cuando la teniente volvió a atacar, lanzando un grito pavoroso,
el caballero extendió su espada y la introdujo por la boca, buscando acertar en
algún punto tangible, pero todo fue en vano, y la misma escena volvió a
repetirse. El fantasma atravesó espada y caballero, al igual que haría con una
pared, y volvió a quedarse dando vueltas en el aire.
El caballero volvió a sentir esa
sensación, pero ahora un poco más intensa. Sintió que estaba cansado, pero no físicamente,
estaba cansado de luchar, cansado odiar, cansado tanto de hacer como de recibir
daño. Por primera vez se le pasó por la cabeza la idea de acabar con todo, de
rendirse y descansar en paz, para siempre. Fue entonces cuando volvió a ver
parte del humo morado del fantasma a su alrededor, y entonces comprendió todo.
“Esto que me está pasando… ¡es
cosa tuya!” exclamó mientras volvía a dispersar el humo.
“Veo que por fin te has dado
cuenta, caballero. En efecto, el humo que forma mi cuerpo contiene una
sustancia venenosa llamada Negative
Hollow. Esta sustancia no produce ningún tipo de daño físico en la víctima,
y por tanto tampoco es mortal. Lo único que hace es drenar la voluntad del
individuo, poco a poco, hasta que elimina todos los deseos, las ilusiones, las
intenciones, los intereses, las ansias, y por último, la esperanza del sujeto,
convirtiéndolo en un contenedor sin nada más dentro que ganas de morir.
Será entonces cuando me apodere
de tu cuerpo, devorando tu alma con el poder del fantasma, y no hay forma
alguna de que puedas evitarlo. Tu subconsciente sufrirá por toda la eternidad,
sellado dentro de tu propio cuerpo, por no haber sido capaz de cumplir su
objetivo cuando estaba a un paso de lograrlo, ¡¡yo te convertí en lo que eres
ahora, tú eres mío, y ahora, reclamo tu existencia!!”
Aquellas palabras calaron en el
alma del caballero, y él lo notó, pero a estas alturas desconocía si de verdad
le había afectado el discurso, o si ya estaba bajo los efectos del Negative Hollow.
El fantasma de Jezabel volvió al
ataque. Reik intentó defenderse de nuevo, pero sus bandazos al aire con la
espada no sirvieron para ahuyentar al espíritu maligno que trataba de
atormentarle. Una y otra vez, la teniente pasó por el cuerpo de Reik, dejando
aquella sustancia venenosa a su paso, que penetraba por los poros de su piel
rápidamente, anulando su voluntad.
La fuerza de voluntad del
caballero estaba claramente mermada por el veneno. Recuerdos trágicos que creía
haber olvidado resurgían de nuevo. Dolor que creía haber superado afloraba por
su mente como un volcán. Parecía como si estuviera de nuevo en aquel día,
sufriendo como si todo acabara de ocurrir.
Revirir toda esa angustia estaba
siendo demasiado para Reik, que cerró los ojos y se tapó los oídos, tratando de
escapar de su propio pasado, una vez más. De pronto, se vio flotando dentro de
sí mismo, en un mundo totalmente blanco, sin cielo ni tierra, ni nada. El
caballero pensó que probablemente su cuerpo ya había caído pasto de las garras
de la teniente, y por un momento, respiró aliviado, todavía bajo los efectos
del veneno.
“¿Qué está pasando? – Dijo una voz
con un extraño eco – ¿Me has ganado para terminar así? ¿De verdad vas a
permitir morir de esta manera?”
Una figura humana exactamente
igual a él, pero completamente oscura, y con los ojos rojos, se mostró ante
Reik.
“¡¿Qué clase de basura eres tú?!
¡¿Vas a perder a manos de alguien que ya está muerto?! ¡No pienso tolerar que
esa puta se apodere de nuestro cuerpo! Si acaba contigo, yo resurgiré, y si lo
hago, aunque gane, tú no podrás sobrevivir. Eres el caballero del hielo, y tu
atributo es la determinación. Te dejo una última oportunidad para que
demuestres que mereces haberme derrotado y seguir existiendo. Vence, o muere”.
El fantasma de la teniente vio
que era el momento de arrebatar el cuerpo del caballero, y se lanzó a por él
sin dudar un instante, y en ese momento, Reik levantó una barrera de hielo
inconscientemente, tratando de detener a su oponente de la forma que fuera
posible, por desesperada que fuese.
“¡Tus sucias barreras no pueden
detener a un fantasma! – gritaba la teniente mientras continuaba avanzando –
¡Es hora de decir adiós caballero!”
Sin embargo, algo ocurrió. El
fantasma se detuvo de repente, y el caballero pudo ver perfectamente lo que
había ocurrido. Un rayo de luz del sol se había reflejado en el hielo,
concentrándose, y al alcanzar al fantasma, había logrado disipar levemente el
humo que lo componía, sacando a la luz algo escondido en su interior, el
corazón de Jezabel, ahora paralizado por la luz.
“Eso… Eso es mi puerta hacia la
victoria… El espectro me ha ayudado, porque si yo desaparezco, él también lo
hará, pero al fin y al cabo, me ha ayudado. ¡Tengo que acabar con esto!”
Quitó la pared de hielo, e
inmediatamente cogió la espada para atacar al corazón, pero no se dio cuenta de
que al hacerlo, también eliminó el reflejo de la luz, y el humo volvió a cubrir
al órgano, protegiéndolo de nuevo, e inhabilitando el ataque de Reik, que
refunfuñó enfadado.
“Vaya, parece que has descubierto
el punto débil de mi técnica en el último momento. Sí, para mantener viva la
personalidad, o diría más bien la esencia de la persona que muere dentro del
fantasma, es necesario su corazón, que cuando se enfría y pierde la poca sangre
que le queda, la técnica se deshace, por eso sólo dura alrededor de una hora.
Pero eso ya da igual, porque sólo
tengo que pasar a través de ti una última vez para poder introducirme en tu
cuerpo y devorar tu alma. Tus ánimos ya han sido reducidos a niveles ínfimos, y
aunque tu cuerpo esté en plenas condiciones físicas, no podrás utilizarlo
adecuadamente”.
“Así que podríamos decir, que el
combate se decidirá en el próximo ataque”.
Los dos se miraron mutuamente.
Sabían que, pocos segundos después, uno de los dos ya no estaría allí, y
querían guardar una última imagen de su oponente antes de derrotarlo.
Un instante después, los dos
saltaron al ataque. Reik creó un pequeño cristal de hielo en su mano, y reflejó
el sol en él, buscando apuntar hacia el fantasma, que volaba de un lado para
otro, evitando el contacto con la luz del sol, mientras continuaba avanzando
sin que Reik pudiera hacer nada.
Viendo que su estrategia había
fallado, arrojó el cristal de hielo al suelo, el cual se rompió en pedazos. Saltó,
cogiendo la espada con las dos manos, y fue al encuentro final.
“Me alegra ver que afrontas tu
muerte con valentía, ¡¡utilizaré tu cuerpo para matar a todos tus compañeros
como recompensa a este acto!!”
“La única persona que va a morir…
¡Eres tú!”
El caballero del hielo utilizó la
hoja de su espada para reflejar la luz del sol contra el fantasma, que al estar
tan cerca, recibió en rayo concentrado y con mucha intensidad, disipando gran
parte del humo y sacando a la luz el corazón de Jezabel, que fue atravesado por
la espada del caballero en un instante.
“Ahora ya sí que puedo decir que
no tienes corazón” dijo el caballero mientras lo extraía del interior del humo”.
“No… No... – sollozaba el
fantasma de la teniente mientras su envoltorio gaseoso se deshacía – ¡¡No voy a
morir!!”
Rápidamente, y en un descuido del
caballero, Jezabel descompuso el cuerpo del fantasma y se introdujo en el
cuerpo de Reik, que no pudo hacer otra cosa que ver cómo los resquicios de
aquel humo morado le invadían metiéndose por su boca, su nariz, sus oídos, e
incluso las cuencas de sus ojos.
“¡Joder! ¡Me he descuidado!” decía
mientras se quejaba, impotente, al saber que ya no tenía nada que hacer.
“¡Wajajajaja! – Escuchaba a la
teniente en su interior – Ahora que he entrado en tu cuerpo, ya no necesito mi
corazón. Tan sólo soy energía, y utilizaré lo poco que queda del fantasma para
devorar y suplantar tu alma”.
El alma de Jezabel, envuelta parcialmente
en el humo morado que antes emulaba la forma del fantasma, avanzaba a toda
velocidad por el cuerpo de Reik, hasta que llegó al núcleo, donde encontró una
llama blanca ardiendo intensamente, pero a la vez transmitiendo una calidez
tenue y sobrecogedora.
“¡Se acabó, caballero!”
Por primera vez en su vida, el
caballero del hielo sintió verdadero miedo a morir, y deseó con todas sus
fuerzas estar vivo. Cuando el brazo de humo morado entró en contacto son el
alma de Reik, ésta se intensificó y
comenzó a crecer, a la vez que desprendía una luz mucho más intensa y agresiva.
“¿Qué…? ¿Qué está pasando…? La
luz… La luz me está engullendo…”
Poco a poco, la luz del alma de
Reik fue eliminando el humo morado, y tras eso, a la ahora indefensa alma de la
teniente.
“Noooooo… Nooooooooooo… Si tan sólo,
tan sólo hubiera… Hubiera pasado a través de su cuerpo una última vez…” gritó
antes de desvanecerse por completo.
Tanto el alma de la teniente como
todo aquel humo morado que la envolvía se desvanecieron en el aire,
desapareciendo de una vez y para siempre. Reik, agotado tanto física como
mentalmente, cayó al suelo de espaldas de la impresión de ver todavía estaba
vivo, y sonrió.
Curiosidades!!!
El truco de dispararse en la cabeza y no morir viene del videojuego Persona 3, donde precisamente los personajes deben pegarse un tiro en la cabeza para sacar las invocaciones con la que atacan.
Lo de un fantasma con corazón como punto débil viene del Luigis Mansion, videojuego que parodia a Los Cazafantasmas en el que Luigi debe iluminar con una linterna a los fantasmas cuando están desprevenidos para que muestren su corazón y poder absorberlos y sellarlos.
Negative Hollow es el ataque principal de Perona, personaje de One Piece, que tiene los mismos efectos que aquí, sólo que además inmediatos.
Negative Hollow es el ataque principal de Perona, personaje de One Piece, que tiene los mismos efectos que aquí, sólo que además inmediatos.
Jezabel es homenaje al personaje Mistoban de Dai no Daibouken (en España Las Aventuras de Fly) y sus muertes son casi iguales.
Y bueno, por último, el aspecto del fantasma sería similar al de un Haunter, pero esto ya ha sido casualidad, no estaba preparado.
1 comentarios:
Muy original todo el capítulo, seguimos avanzando hacia el final. Una pena que hasta enero no salga el siguiente.
descansaba sobre su rodilla, con la palma mirando hacia arria,(arriba)
Al menos al espectro contra el que me enfrenté la última podía golpearle…(última vez)
cansado odiar,(de odiar)
Cuando el brazo de humo morado entró en contacto son el alma de Reik,(con el alma)
de espaldas de la impresión de ver todavía estaba vivo, y sonrió.8que todavía)
Un saludo a todos.
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