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Episodio
CLXXVIII
G
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abriel, Jonyo y Reik, se
aproximaban a la entrada del castillo de la Fiera Deidad, cuando distinguieron
la figura de Mesa y Arturo a lo lejos. El caballero estaba sentado en el suelo,
anonadado, y no porque Mesa le causase una enorme impresión, sino porque sabía
lo que significaba haberle encontrado. Sabía que su presencia le confirmaba lo
que tanto temía, que había llegado demasiado tarde. Estaba tan absorto, que no
se dio cuenta de la llegada de sus compañeros, pero Mesa sí.
“Ahora ya estamos todos, ¡que dé
comienzo el acto final!”
Ignorando completamente al
caballero del fuego, Mesa salió volando a toda velocidad hacia Reik, Gabriel y
Jonyo, con las seis esferas todavía a su alrededor. Arturo se giró, siguiéndole
con la mirada, y fue entonces cuando descubrió a sus compañeros.
“¡No! – exclamó al darse cuenta
de lo que pretendía – ¡No voy a dejar que mates a nadie más!”
“¡Cuidado! – Exclamó Jonyo –
¡Viene a por nosotros!”
El caballero se había dado cuenta
demasiado tarde. Mesa ya estaba muy cerca. Rápidamente, los tres desenvainaron
su espada. Fue lo único a lo que les dio tiempo. Reik era el que estaba más
cerca de los tres. Se puso en guardia, esperando a su adversario, pero Mesa
pasó de largo y el viento que dejó tras de sí empujó al caballero hacia atrás.
Lo mismo le ocurrió a Jonyo, que pensaba ser el objetivo de Mesa tras haber
derrotado a su pupilo, pero también fue ignorado y arrastrado por la corriente
de viento.
“Eso eran…” No fue hasta ese
momento que Jonyo se dio cuenta de que las seis esferas elementales rodeaban a
Mesa.
Finalmente, Mesa llegó hasta
Gabriel, al que agarró del cuello con violencia, sin que él pudiera hacer nada.
Descendió a tierra con él, cuando las esferas comenzaron a iluminarse, y a los
pocos segundos lo hizo también el cuerpo del caballero, suavemente iluminado
por una luz rosa, respondiendo a la llamada de las esferas.
“Mierda, va a…” pensó Reik.
De pronto, las sombras cubrieron
a Mesa por todas partes. Echó una mirada hacia arriba y vio a Arturo, Jonyo y
Reik, espada en mano, abalanzándose sobre él a la vez desde distintas
direcciones. Rápidamente, se llevó los dedos índice y corazón a la frente y
sonrió.
“¡Shunkanido!” exclamó y desapareció en un instante, llevándose a
Gabriel con él.
El ataque conjunto de los tres
caballeros se estrelló en el suelo, produciendo un fuerte impacto que agrietó
el suelo, levantó la tierra y llenó todo de polvo. Los caballeros tuvieron que
escapar de la zona tosiendo sin parar.
“Mierda, se ha escapado – dijo
Arturo – ¿Dónde está? ¡Tenemos que encontrarle!”
“Es inútil – le dijo Jonyo –
Sabes que con ese movimiento ha podido trasladarse a cualquier parte, incluso a
miles de kilómetros de aquí. No podemos hacer nada – admitió con resignación –
Volverá, y le estaremos esperando. Hay algo que tengo que preguntarle”.
En un lejano lugar, Mesa apareció
junto al caballero, que seguía fuertemente sujeto por el cuello. Trataba de
zafarse de todas las formas posibles, pero a pesar del lamentable estado en el
que se encontraba Mesa, su poder parecía mayor que nunca.
Mesa alzó el
cuerpo del caballero de la rosa. Mientras tanto, en la otra mano, generó una
pequeña bola de energía negra, rodeada por rayos violetas que parpadeaban a su
alrededor.
Igual que
Blackron había hecho otras veces, acercó la bola de energía oscura al cuerpo de
Gabriel, y ésta comenzó a girar sobre sí misma a gran velocidad, mientras se
formaba un hueco hacia dentro en la parte superior de la oscura esfera,
convirtiéndose en un agujero negro a pequeña escala, capaz de generar una
corriente de aire hacia su interior.
Poco a poco, un
polvo brillante de color rosa comenzó a brotar del interior del cuerpo del caballero,
siendo absorbido poco a poco por la esfera negra, rellenándola desde lo más
profundo hasta llenarse completamente. Una vez llena, la parte oscura estalló
como una cáscara, y sus pedazos se precipitaron al suelo, desvaneciéndose poco
después de precipitarse. Sobre la palma de la mano de Mesa tan sólo quedó,
levitando, una esfera rosa y blanca con pequeños pétalos de rosa encerrados en
su interior.
En el momento en
que la esfera se completó, Gabriel vio mermadas sus fuerzas y fue incapaz de
resistirse más, cayendo desmayado. Las siete esferas elementales por fin
estaban reunidas, y brillaban con más intensidad que nunca. Mesa sonrió
levemente, tratando de contenerse, pero enseguida se le escapó una carcajada
malévola que espantó las bandadas de pájaros de toda la zona.
Tan rápido como
se había ido, regresó. Los caballeros encontraron aquello que esperaban ver. A
Mesa con las siete esferas elementales alrededor, y a Gabriel desmayado en sus
brazos. Una vez logrado su objetivo, el cuerpo del caballero ya no le servía de
nada, así que lo arrojó hacia sus compañeros, que lo recogieron al vuelo entre
varios.
“Tranquilos,
estoy bien – dijo Gabriel, que parecía seguir consciente, aunque se le notaba
debilitado – Ahora que he subido de clase, que me arrebate los poderes de
caballero de la rosa no me supondrá pérdida alguna de habilidad”.
“¿Subir de
clase? ¿De qué hablas?” le preguntó Arturo.
“Blackron dijo que no podía
utilizar la esfera elemental del caballero de la rosa, ¿qué significa esto,
Mesa?
“No se puede tener el estudiante
perfecto, ¡sin el maestro perfecto!”
“Entonces, ¿has estado mintiendo
a Blackron todos estos años?”
“No. Yo no le mentí. Le dije que
no obtendría ningún poder si se apoderaba de la esfera elemental de la rosa,
pero yo no soy él. Ahora mismo comprenderás a qué me refiero”.
Un gran estruendo interrumpió la
conversación, y casi al instante, un terremoto sacudió toda la zona. Los
caballeros comprobaban los alrededores, buscando el origen del temblor, tras
cerciorarse de que el seísmo no era obra de su adversario, aunque por su cara,
sí parecía saber lo que estaba pasando.
El terremoto no vino solo. En
cuestión de minutos, todo se volvió loco. Grandes grietas aparecieron sobre la
superficie por todas partes, comenzaron varios levantamientos de terreno,
erupciones volcánicas en diferentes puntos, y un bravo oleaje al fondo, por
todo el mar. Sin importar hacia donde mirasen, lo único que encontraban los
ojos de los caballeros era una total y absoluta destrucción.
“No entiendo nada – al igual que
Jonyo, todos los caballeros estaban perplejos – Hace un momento todo estaba
bien, ¿qué le está pasando al planeta?”
“Parece que al fin ha empezado a
manifestarse” susurró Mesa, y las miradas de todos se clavaron en él.
“¡Habla! – Le exigió Reik
apuntando con su espada – ¿Qué está pasando? ¡Y rapidito!”
“Todo es gracias a vuestro amigo,
el caballero de la tierra”.
“¡¿Fidel?! ¿Está vivo? – ahora el
Arturo el que buscaba respuestas – ¿Acaso él es el causante de toda esa
destrucción? ¡¿Dónde está?! ¡Dilo!”
“Está bien. Os lo contaré.
Escuchad con atención, el relato que narra los últimos momentos del caballero
de la tierra, y de este planeta…”
>>Tras ser absorbidos por la
arena, Fidel y Mesa continuaban siendo arrastrados a las profundidades. Ninguno
de los dos tenía fuerzas para moverse, por lo que a pesar de estar muy cerca el
uno del otro, no podían hacer otra cosa que observarse mutuamente, mientras
aguardan con resentimiento la llegada del final de su existencia.
>>Sin previo aviso, un extraño
polvo amarillo anaranjado comenzó a brotar las cuerpo del caballero, que se
observó a sí mismo extrañado.
>>“¿Qué es… esto?”
>>“Parece que Blackron vio
mi señal – pensó Mesa – Si no me equivoco, con esto, él podrá ser finalmente el
estudiante perfecto que domine todas las artes, y mi trabajo habrá terminado…”
>>El polvo brillante
continuó saliendo del cuerpo de Fidel durante unos minutos, sin que el
caballero se percatase en ningún momento de lo que estaba sucediendo. Sin
embargo, lo que sí vio fue la sonrisa malévola de Mesa, precisamente gracias a
la luz que emitían aquellas partículas brillantes, y pudo suponer que su
oponente sabía la verdad.
>>“Parece que tú sí sabes
lo que era eso – le dijo cuando el polvo cesó de brotar de su interior – Pero
da igual lo que hayas planeado porque no funcionara. Mi técnica, el Premature Burial, nos arrastrará hasta
el corazón del planeta, si no morimos antes, claro…”
>>“Estás perdiendo el
tiempo, caballero. Este truco no funcionará conmigo. Cuando exhales tu último
aliento, tu técnica se desactivará, y yo saldré de este agujero para culminar
mi propósito.
>>Fidel no contestó. En su
lugar, permaneció en silencio, incluso cerró los ojos para evitar tentaciones.
Sabía perfectamente que su adversario estaba tan malherido como él, y no podría
hacerle ningún daño aunque quisiera. Sabía que no tenía ninguna oportunidad de
salir de allí, así que estaba plenamente centrado en llevarse a su enemigo con
él.
>>“¿Me ignoras? ¿Acaso
crees que tienes alguna oportunidad de acabar conmigo? Ya ha sido un milagro
que me hayas hecho llegar a este punto, pero todo acabará aquí, ¡dalo por
hecho!”
>>“De eso estoy seguro”
pensaba el caballero.
>>El caballero trató de
disimular sus intenciones, pero los efectos externos de su estrategia no
tardaron en manifestarse, delatándole irremediablemente. Un suave brillo
amarillo, tan leve que no llegaba a ser aura, comenzó a envolver su cuerpo,
comenzando por sus extremidades. Era tan leve que apenas provocaba cambio
alguno en la silueta del caballero, pero que en medio de las oscuras
profundidades, era claramente apreciable.
>>“¡No! – Finalmente, Mesa
se dio cuenta – ¡Lo está haciendo otra vez! ¿Es que nunca piensas conseguir
algo por ti mismo, sin recurrir a tu elemento? ¡No te dejaré!”
>>Trató de moverse hacia
Fidel, no necesitaba demasiada distancia, pues le tenía delante, tan sólo lo
suficiente para que le alcanzara la mano, pero la continua absorción a la que
estaba sometido, unido a la presión y la temperatura, que aumentaban cuanto más
descendían, convertía su pequeño objetivo en una hazaña casi imposible de
cumplir.
>>“Sé que has hecho muchas
cosas por mí, y yo casi ninguna por ti, e incluso sabiéndolo, a estas alturas todavía
continúas ayudándome – Fidel continuaba acumulando energía – Ahora mismo,
incluso con tu poder, estoy tan debilitado que ni si quiera sé si podré hacer
algo, pero… Por favor, concédeme tu fuerza esta última vez, antes de que
descanse para siempre en lo más profundo de tus entrañas”.
>>Cuando el brillo ya cubría
todo su cuerpo, su intensidad empezó a aumentar. Mesa observaba impotente cómo
su oponente ganaba cada vez más y más poder, sin que él pudiera hacer nada por
evitarlo. Estaba tan alterado, que comenzó a efectuar movimientos bruscos y
desesperados con tal de dar con su adversario. Enseguida, un fuerte retortijón
frenó en seco sus propósitos, y de un acto reflejo, se llevó la mano al pecho,
mirándolo con resignación.
>>La herida causada por el Corte Vacío era totalmente distinta a
las demás. No sangraba, no parecía afectar a su salud ni estar causando daño a
ningún órgano. Simplemente, le producía un inmenso dolor. Un dolor que
aumentaba cada vez que lo hacía su desesperación. El dolor también era bastante
inusual. No era el dolor de un corte, eso desde luego, no escocía, tampoco
palpitaba, como cuando recibes un fuerte impacto. Nada de eso. Era como si todo
su cuerpo estuviera siendo arrastrado al interior de ese corte, de esa grieta
oscura que habitaba en su cuerpo, y toda su fuerza estuviera centrada en que su
existencia no se diluyera en aquel agujero negro que parecía estar devorándole
por dentro.
>>“¿Qué… Qué me está
ocurriendo? Me siento como si algo estuviera tratando de desgarrar mi cuerpo a
base de tirones… Cuando me hirió, no noté nada especial, pero parece que,
cuanto más me debilito, más fuerte se hace la herida, o lo que sea eso…”
>>Fidel estaba
tremendamente concentrado. Debía usar con cautela la energía que le estaba
prestando su elemento. A medida que aumentaba el brillo que le recubría, él se
encargaba de que aumentase fuerza y la velocidad con la que eran tragados por
la tierra, dificultando al máximo la movilidad de Mesa, y la suya propia. La
temperatura y la presión a la que estaban sometidos eran cada vez más
insoportables, pero la resistencia era la cualidad del caballero de la tierra,
y ahora era cuando más la necesitaba.
>>Tras descender durante
varios minutos sin que ninguno de los dos pudiera hacer nada, de pronto, la
tierra se acabó y cayeron al vacío. Una intensa fuente de luz y calor apareció
bajo ellos. Echaron una leve mirada hacia la luz, y atisbaron un inmenso océano
de fuego y lava al que se aproximaban inexorablemente.
>>“Mierda… Hemos debido de
atravesar completamente la corteza y el manto, y ahora hemos alcanzado el núcleo
externo, ¡vamos a caer!”
>>Ambos estaban tan
debilitados que no tenían fuerzas ni para volar. Juntos, se precipitaban hacia
las llamas perpetuas. Además, el haber dejado de estar en contacto pleno con su
elemento impidió a Fidel conseguir más energía. Al mismo tiempo, la técnica que
les había traído hasta allí, cesó sus efectos de inmediato.
>>“¡Sí! – Exclamó Mesa, al
ver que, aunque poco a poco, al menos ahora tenía cierta libertad para moverse
– ¡Por fin un golpe de suerte!”
>>El caballero vio el cuerpo
de Mesa aproximarse poco a poco, extendiendo el brazo para alcanzarle, a la vez
que los dos se precipitaban sin remedio. En ese instante se bloqueó. No sabía
qué hacer. Había logrado acumular una pequeña cantidad de energía, pero sabía
que no era suficiente para acabar con Mesa, y si la desperdiciaba, estaría
perdido para siempre. La duda se apoderaba de él al mismo tiempo que el cuerpo
de Mesa estaba cada vez más cerca. Fue entonces, en medio de toda aquella
aflicción, cuando lo vio, al mirar hacia arriba de forma inconsciente, su
camino hacia la victoria.
>>Mesa se dio cuenta de que
Fidel estaba derrotado emocionalmente, y finalmente consiguió acercarse lo
suficiente para agarrarle de la ropa. Comenzó entonces una batalla de pésima
calidad y elevada angustia. Ninguno de los dos tenía apenas fuerzas, por lo que
se limitaban a intercambiarse golpes de mínima fuerza el uno al otro, que si
bien en circunstancias normales no tendrían ningún efecto en el objetivo,
estando tan debilitados y cayendo a tal velocidad, cada uno sufría aquellos
pequeños impactos como si fueran la técnica final de su oponente.
>>“¡Venga! ¡Muérete ya! – Le
gritaba Mesa a la vez que propinaba un nuevo puñetazo en la cara – ¡Tranquilo!
¡Pronto te reunirás con todos tus amigos cuando estéis todos muertos!”
>>“¡Muérete tú! – Fidel se
defendía como podía. Debido a la distancia, era imposible evitar los golpes,
pero lo mismo le pasaba a Mesa. De vez en cuando, entre golpe y golpe de Mesa,
era capaz de asestar un leve puñetazo en la cara o un débil rodillazo al
estómago del profesor – ¡Desengáñate, Mesa! ¡Hoy caeremos los dos!”
>>“¡No me compares contigo!
¡Yo me basto y me sobro con mi propio cuerpo para desarrollar todo mi potencial
en combate! ¡En cambio, tú has logrado llegar hasta este punto gracias a que
vendiste tu alma a un espíritu y a que liberaste el Hacha del Espacio! Ahora,
que no tienes ninguna de esas dos cosas a tu lado, ¡no tienes nada que hacer!”
>>Inconscientemente, la
mirada de Fidel se inclinó hacia arriba. No fue a propósito, tan sólo un acto
reflejo durante centésimas de segundo que el caballero no pudo evitar, pero fue
suficiente para que Mesa, con su vasto conocimiento de la psique humana, advirtiese
que estaba pasando algo.
>>Sin soltar a Fidel, echó
una mirada hacia arriba, y gracias a la luz que emitía ese mar de fuego líquido
al que se dirigían sin remedio lo vio. El Hacha del Espacio, que del mismo modo
que ellos, fue arrastrada por el Premature
Burial, caía ahora también, un poco más retrasada, tras haberles acompañado
en secreto durante todo el viaje.
>>“¡No! – tras ver el arma,
Mesa soltó rápidamente a Fidel, y su objetivo cambió claramente – ¡Tengo que
destruirla!”
>>“Mierda… Lo ha
descubierto…” pensó con resignación.
>>Sabía que no podía volar
hacia ella para destruirla, así que fue a lo fácil. Extendió el brazo con la
palma de la mano apuntando al hacha y cargó una bola de energía en su mano. Una
diminuta bola de energía nació, pero cuando intentó hacerse más grande,
estalló, antes de que Mesa pudiese siquiera dispararla.
>>“¿De verdad no me queda
energía ni para esto?” El propio Mesa se sorprendía de su lamentable estado.
>>Ver fallar
estrepitosamente a su adversario en su empeño, alivió ligeramente al caballero,
pero sabía que el peligro no había hecho más que comenzar. Debía conseguir
echar mano de su Arma Final antes de que lo hiciera Mesa, pero estaba en las
mismas condiciones que él y no se le ocurría ninguna idea.
>>En cambio, su oponente
parecía saber qué hacer en todo momento. Sin perder un segundo, se quitó la
chaqueta, o más bien, lo que quedaba de ella, ató las mangas con un nudo, con
una mano se agarró del nudo, y con la otra sujetó el extremo inferior de la
chaqueta, haciendo un paracaídas casero. Los agujeros de la chaqueta producidos
durante el combate lo volvían un accesorio prácticamente inútil, pero por lo
menos logró disminuir levemente la velocidad de descenso, separándose de Fidel,
que continuaba cayendo a velocidad normal, y acercándose al arma.
>>“¡No! – Cuando Fidel vio
lo que intentaba, se lanzó hacia él y consiguió agarrarle de una pierna,
boicoteando su labor – ¡No te dejaré!”
>>El cuerpo de Mesa fue
arrastrado hacia abajo, alejándose del Hacha del Espacio. Viendo que no había
funcionado, decidió deshacer el paracaídas casero y ponerse la chaqueta de
nuevo, pues la elegancia era su máxima por encima de todo. Aun así, todavía no
había dicho su última palabra, y ya tenía en marcha otro plan para conseguir su
objetivo.
>>“¡El hacha ya no importa!
¡Sólo tengo que permanecer unido a él hasta que caigamos en el núcleo externo y
todo habrá terminado!”
>>Como era de esperar, Mesa
se quitó de encima rápidamente a Fidel con un par de patadas en la cabeza con
la pierna que tenía libre. El caballero no pudo hacer nada y su cuerpo se soltó.
Además, con la última patada, Mesa aprovechó para coger impulso y saltar
levemente, acercándose de nuevo al arma.
>>El cuerpo de Fidel estaba
cada vez más lejos de Mesa, y también de su Arma Final. Se le habían acabado
casi todas las opciones, ya sólo quedaba una alternativa. La energía que había
conseguido de la tierra mientras atravesaba la corteza terrestre y el manto, y
que todavía no había utilizado.
>>No se lo pensó dos veces.
Concentró toda la energía en su mano derecha, la cual empezó a brillar
intensamente, y extendió el brazo hacia arriba, apuntando a su adversario con
la palma de la mano.
>>“¡¡Mesa!!” le gritó, para
llamar su atención.
>>Se estaba acercando al
Hacha del Espacio rápidamente, le faltaba poco para alcanzarla, pero su soberbia
le obligaba a girar la cabeza y poner toda su atención en aquel que le llamaba,
sólo para dedicarle una sonrisa antes del golpe final, y para ver admirar su
rostro de desesperación.
>>“Adelante, dispara,
caballero – le decía mientras estiraba el brazo, a punto de alcanzar el arma –
Sabes muy bien lo que va a ocurrir cuando lo hagas, y sabes también muy bien lo
que no va a ocurrir. Así que, ¡venga! ¡Adelante! ¡Fulmina tus esperanzas con
ese último ataque!”
>>En ese momento, Fidel
sonrió, y acto seguido, se dio la vuelta. Su blanco había cambiado. Ya no
apuntaba hacia él, sino hacia el núcleo externo del planeta, hacia el que
llevaba cayendo un rato.
>>“Pero… ¿Qué haces? ¡Estás
loco!” exclamó Mesa, que no lograba entender qué pretendía hacer.
>>Sin explicación alguna, y
acompañado de un grito tan fuerte como las pocas fuerzas que le quedaban le
permitieron, Fidel disparó en forma de onda toda la energía que le había
prestado su propio elemento.
>>Los efectos no tardaron
en hacerse notar. La onda expansiva del disparo frenó casi totalmente la caída
del caballero, que se dio la vuelta y unió a la pugna por el arma. En pocos
segundos, alcanzó la posición de Mesa y sus dos manos se alinearon, luchando
cada una por ser la que obtuviese el premio.
>>El Hacha del Espacio
giraba levemente por la inercia de la caída, y en ese momento, el mango quedó
al alcanza de la mano de Mesa, que además, vio como el impulso se su salto se
agotaba, y volvía a caer. En cambio, el impulso del caballero, mucho más fuerte
gracias a la potencia de la onda, continuó hacia arriba y los dos cuerpos se
separaron. Parecía que el caballero había salido volando, pero realmente sólo
era una cuestión de diferencia de la velocidad de descanso.
>>“¡Sí! ¡¡Jajaja!! – Exclamó
Mesa muy contento, mientras veía alejarse el cuerpo del caballero, todavía con
el brazo extendido en dirección al arma, como si tuviese alguna oportunidad de
recuperarla – ¡El Hacha del Espacio es mía! ¡Te has dado demasiado impulso y te
has pasado de largo! ¡Y ahora, caballero, te daré muerte con tu propia arma!”
>>“¡Lo tengo!” escuchó
exclamar a Fidel, y rápidamente, volvió la mirada hacia su posición.
>>Fidel estaba un poco más
arriba, sonriente, con un extraño objeto en la mano. Era un trozo de acero
puntiagudo, pero debido al deterioro de las gafas de Mesa durante el combate,
no acertaba a adivinar qué tenía de especial desde la distancia. El impulso del
caballero parecía haberse agotado, pues estaba recuperando velocidad de
descenso, y a medida que se acercaba, Mesa era capaz de ver con más claridad lo
que había conseguido su adversario.
>>“Pero si eso… Eso es…”
titubeaba al darse cuenta.
>>“Es lo que estás pensado.
La parte superior de mi espada, que se partió en dos en aquel choque, y con la
que intentaste apuñalarme cuando estábamos en la superficie. Si no recuerdas
mal, también fue engullida por el Premature
Burial, y también ha viajado hasta aquí. Estaba un poco más arriba del
Hacha del Espacio, pero su reducido tamaño la hizo pasar desapercibida ante tus
ojos. Tu visión ha quedado claramente reducida tras dañarse tus gafas, por eso
no pudiste verla, pero yo sí. La vi claramente, y fui hacia ella desde el
principio. Y gracias a ella, ¡acabaré contigo!”
>>“Vale, es la parte
superior de tu espada, ¿y qué? – Mesa no entendía a dónde pretendía llegar
Fidel – ¡Tu Arma Final sigue estando en mi poder! ¿De qué te sirve tener ese
trozo de metal?”
>>“¿No lo entiendes? Mi
Arma Final no es más que la forma final de mi espada, por tanto, teniendo mi
espada, aunque sólo sea un trozo, ¡también tengo mi Arma Final!”
>>“Eso significa que… ¡Oh,
no!” Exclamó al darse cuenta de lo que planeaba, y rápidamente trató de arrojar
el hacha al núcleo externo para destruirla.
>>“¡Existe! ¡Espacio!”
gritó rápidamente.
>>Nada más exclamar el
comando de activación, el Hacha del Espacio desapareció de las manos de Mesa,
apenas un instante antes de que fuese a lanzarla contra el núcleo. A la vez, el
trozo de espada que sostenía Fidel, se iluminó para finalmente transformarse en
su Arma Final, que regresaba así a las manos de su legítimo dueño.
>>Aprovechando que Mesa
estaba justo debajo de él en línea recta, el caballero se colocó detrás de él y
cogió su rebufo. De esta forma, redujo el rozamiento con el aire y comenzó a
recortar distancias.
>>“Vamos… – trataba de
animarse a sí mismo – No tengo fuerzas suficientes para hacer un segundo Corte Vacío, ni para andar modificando
el espacio, pero un ataque, un sólo ataque normal con el Hacha del Espacio
debería bastar. Él está tan debilitado como yo, un simple hachazo tiene ser
capaz de tumbarle y arrojarle de lleno al núcleo. Si lo consigo, entonces, todo
habrá terminado…”
>>En ese momento, era Mesa
el que estaba contra las cuerdas. De frente tenía a Fidel, que se acercaba
peligrosamente portando su Arma Final, y a su espalda el núcleo externo del
planeta, dispuesto a devorarle y convertirle en cenizas.
>>“Parece que no tengo
escapatoria – evaluaba su situación – Si tengo que morir, lo haré con la cabeza
bien alta, ¡como el gran profesor que soy!”
>>Miró fijamente a los ojos
del caballero, y espero impasible la llegada de su final. Sin un gesto de
dolor, ni de arrepentimiento, ni una sombra de miedo en todo su cuerpo. Fidel
lo vio y quiso corresponderle de la misma forma, utilizando cuantas fuerzas le
quedaban para hacer un golpe final digno de un enemigo como él.
>>Alzó el hacha, y tan
fuerte como su estado le permitía, asestó un golpe vertical. En el momento del
impacto, un fuerte destello surgió sin motivo aparente, cegando al caballero, e
impidiéndole ver el resultado de su ataque. A los pocos segundos, la luz cesó,
y Fidel pudo ver lo que había pasado. Un extraño anillo de luz que giraba a
gran velocidad había surgido alrededor de Mesa, protegiéndole. Poco a poco, el
anillo fue reduciendo su velocidad hasta mostrar su verdadera forma. Se trataba
de las esferas elementales, las cuales, girando a gran velocidad, habían creado
la ilusión de formar un único cuerpo alrededor de su protegido.
>>“Un momento, esas son… –
Fidel no tardó en adivinar de lo que se trataba, pero de acuerdo a la última
información que tenía, algo no iba bien, y comenzó a contar las esferas para
salir de dudas – Cuatro, cinco, ¡seis! Esa esfera amarilla con un rayo… ¡Y esa
esfera naranja con piedras…! ¡¿Esa es la mía?! Pero… ¿Cuándo ha…? – En ese
momento, la imagen del polvo anaranjado brotando de su cuerpo volvió a su
cabeza – Claro… Fue en ese momento…”
>>“Jejeje… – Mesa se reía
suavemente. Todavía no daba crédito a lo que acaba de ocurrir. Tras unos
segundos para asimilarlo, finalmente estalló de felicidad – ¡Jajajaja! – Al
mismo tiempo que reía, comenzó a cargar energía. Con el poder de las esferas
elementales a su alrededor, tenía poder más que de sobra – Con las esferas
fuera de mi cuerpo, apenas puedo aprovechar una mínima parte de su poder, ¡pero
será suficiente para acabar contigo!”
>>Acto seguido, dio un
fuerte grito, que vino acompañado de una onda expansiva que mando hacia atrás a
Fidel. Ahora que Mesa había recobrado parte de sus fuerzas, también era capaz
de volar a su antojo, mientras Fidel seguía descendiendo sin remedio, con su
Arma Final en la mano, pero que sin su poder, no era más que un trozo de metal
inútil, igual que cuando portaba la parte rota de su antigua espada.
>>“Mierda… – Se lamentaba
mientras continuaba cayendo – Estaba tan cerca…”
>>El núcleo externo del
planeta estaba a punto de abrazar su cuerpo para siempre. El calor era tan
intenso que apenas podía abrir los ojos sin abrasarse. A pesar de ser el
caballero elegido con la resistencia como cualidad, también tenía su límite.
Con los ojos entreabiertos y la vista borrosa, pudo ver cómo la figura de Mesa
se acercó hasta volar a su altura, y le apuntó con la mano abierta.
>>”No dejaré que mueras por
causas naturales – le dijo claramente – Ni siquiera a causa de tu propia
estrategia. No sería lo mismo – una bola de energía comenzó a cargarse en su
mano. Fidel ya sabía lo que era, había tratado antes con esa técnica – Has
estado muy cerca, pero al final, uno no puede cambiar quien es, te lo digo por
experiencia. Incluso cuando eres el mejor en lo tuyo, se presentan muros en tu
camino que nunca puedes superar – La bola creció hasta igualar el tamaño de la
mano de Mesa – Adiós caballero, ¡Big Bang
Attack!”
>>Disparó la bola de
energía, que impactó de lleno en el caballero, pero no estalló con el impacto,
sino que le arrastró, directo al núcleo externo. Durante el trayecto, en los
escasos segundos que le quedaban de vida, Fidel miró fijamente su Hacha del
Espacio, y tomó una decisión.
>>“Yo ya no tengo salvación,
así que sólo te pido una cosa – le dijo a su propia arma – Por favor, ¡ayúdale!
Y si puedes comunicarte con él igual que siento que te comunicas conmigo, dile
que me perdone”.
>>Con su último aliento,
lanzó el Hacha del espacio de vuelta hacia la superficie, usando todas las
fuerzas que le quedaban. El arma se perdió en la lejanía, emitiendo un leve
destello en el momento de desaparecer. En el mismo momento, el cuerpo de Fidel,
arrastrado por el Big Bang Attack, se
sumió en el núcleo externo, donde fue devorado por la lava y el fuego,
consumiéndole completamente en cuestión de segundos, sin perder la sonrisa en
su rostro hasta el último instante de su existencia.
>>“Es hora de partir – dijo
Mesa al ver que su trabajo había terminado – Tengo que apoderarme de la séptima
y última esfera – Cuando se disponía a partir, se percató de que algo no iba
bien en el núcleo. Se estaba poniendo cada vez más rojo, su tamaño estaba
aumentando, y el metal fundido que lo formaba se estaba desestabilizando,
borboteando sin cesar – Ahora que lo recuerdo… El Big Bang Attack no estalla hasta que estrella contra el suelo. El
núcleo externo del planeta es líquido, así que ha debido aguantar, pero el
núcleo interno, ¡es sólido! Por la reacción del núcleo externo, parece que lo
he destruido sin querer… El poder de las esferas elementales me cegó y no medí
bien la potencia del disparo… – El núcleo externo continuaba creciendo, además
de disparar columnas de lava a la superficie a toda presión – ¡Tengo que salir
de aquí!”
>>Voló en dirección a la
superficie, pero sin dejar de vigilar el núcleo externo. Cada vez más rápido,
seguía creciendo y creciendo hasta alcanzar las paredes del manto. Al llegar
allí, el manto trató de contener el núcleo, pero su poder era inconmensurable,
y terminó cediendo, agrietándose por todas partes, para que la lava pudiera
continuar su avance hacia la superficie. Al encontrarse ahora con una vía de
escape más pequeña y limitada, la lava que se colaba por las grietas salía a
una velocidad y presión increíble, mientras el resto continuaba destrozando el
planeta por dentro.
Una vez terminado el relato,
nadie sabía qué decir. Todos estaban cabizbajos y esquivándose la mirada unos a
otros, pero había una persona que parecía estar más afectada que los demás.
Jonyo.
“Me estás diciendo que… – susurró
mientras se derrumbaba sobre sus rodillas – ¿Fidel murió porque yo gané el
combate demasiado pronto? Si tan sólo hubiese tardado un minuto más… ¿Ahora
estaría vivo?”
“No te lo tomes como algo
personal. La suerte forma parte del éxito. Por eso siempre me sonríe a mí.
Estoy seguro de que aunque hubieses ganado el combate uno o dos minutos más
tarde, las esferas elementales hubieran venido a mí a más velocidad, y el
resultado no habría cambiado”.
“No voy a llorar – finalmente
Arturo abrió la boca, aunque no levantó la mirada. Sus ojos seguían cubiertos
por el flequillo – Tampoco voy a lamentarme. Hice un trato con Fidel y perdí,
por eso he estado recluido en esa isla hasta ahora. Supuse que algo así acabaría
pasando, y por eso traté de impedirlo por todos los medios. Pero desde que perdí
el combate contra él, he podido ver las cosas desde el otro lado, y creo que
por fin puedo comprender como se sentía para llegar hasta ese punto. Hay veces
que uno tiene que seguir el camino que ha elegido, y no el que pretenden los
demás que sigas. Incluso aunque el camino que te ofrezcan sea rápido y seguro y
el tuyo lento y arriesgado, porque al final de la vida, tu único acompañante eres
tú mismo.
Fidel por fin tuvo la posibilidad
de seguir el camino que había elegido hasta el final, y aunque no lograra su
propósito, estoy seguro de que murió feliz, satisfecho consigo mismo y por
haber luchado dándolo todo hasta el mismo final. Si le hubiese quitado esta
oportunidad, aunque probablemente siguiese con vida, estaría muerto por dentro,
por haber tenido que caer subyugado ante mi poder. Estoy seguro de que le habría
perdido no sólo como amigo, sino también como persona, y quien si no hubiera
acabado muriendo por otro motivo.
No obstante – finalmente levantó
la mirada, que clavó en Mesa – Al igual que él ha seguido su camino, es el
momento de que yo siga el mío. Así que, déjame experimentar esa terrible fuerza
que ha acabado con todo aquello que he querido”.
Dicho todo, Arturo se convirtió
en SuperGuerrero de manera casi instantánea. Sin necesidad de cargar energía,
de lanzar un grito, ni de una lenta transformación. Simplemente un gesto, y su
cabello ya tenía los colores de las llamas y se había puesto de punta; el color
de sus ojos se había vuelto rojo intenso, y el aura dorada surgió a su
alrededor.
“Parece que ya domina totalmente
la transformación” pensó Reik.
“Dentro de unas horas, este
planeta dejará de existir debido a que he dañado seriamente el núcleo durante
el último combate, ¿y tú quieres perder ese tiempo combatiendo?”
“Ahora mismo no me importan ni el
planeta, ni la gente que lo habita, ni siquiera mis compañeros – el resto de
caballeros quedaron sorprendidos ante esas palabras, no porque les molestara lo
que había dicho en sí, sino porque ese comportamiento no era normal en él – Por
primera vez en mi vida, voy a ser egoísta y voy a pensar solamente en lo que yo
quiero. Y lo que quiero, ¡es enfrentarme a ti! Quiero descubrir qué es eso que
te hace tan especial para que amigos y enemigos te admiren, respeten y teman por
igual”.
“No hace falta, ya te lo digo yo.
Es la corbata – bromeó pero nadie le rio la gracia – Está bien, lucharemos. Pero
ya que tú has modificado tu aspecto, permíteme que haga lo mismo, gracias al
poder de las siete esferas elementales”.
“¿Cambiar tu aspecto? – le
interrumpió Jonyo – Blackron con seis esferas nunca cambió de aspecto”.
“Porque él no tenía la última esfera
elemental. Esta esfera es especial – dijo señalando la esfera de la rosa – Encierra todo lo que no cabe dentro de los
demás elementos, todo lo no elemental, la esencia de la propia energía. Al
poseerla, saca a la luz la esencia del propio individuo. Cuando se decidió el
caballero que sería portador de la fuerza no elemental, en sus recuerdos estaba
marcada la figura de la rosa que marcó su terrible destino, sirviendo de lazo
entre su amada y él a través de este mundo y el otro.
Al ser una figura tan fuerte
dentro del caballero, la fuerza no elemental, como el agua en un vaso, tomó la
forma de su recipiente, manifestándose a través de las flores, pero la rosa
nunca fue un elemento en sí. A pesar de que tanto el portador como vosotros
siempre estuvisteis convencidos de ellos, había una parte de él que siempre
supo la verdad”.
“Ese bastardo – el propio Gabriel
estaba tan sorprendido de lo que estaba escuchando que no pudo evitar hablar en
voz alta cuando inicialmente sólo pretendía pensar – ¿Cómo puede saber tanto de
mí?”
“Junto a su nuevo poder, también
quedaron arraigados sus sentimientos y emociones grabados en su interior. Es
por ese motivo que el caballero de la rosa nunca fue capaz de matar a nadie
hasta que se liberó de ellos, pasando al siguiente nivel. Ahora, al convertirse
en un elemento oscuro, la esfera no elemental liberará la esencia de la
oscuridad de mi corazón y la materializará en mi cuerpo”.
“Pero… ¿De qué está hablando?
¿Qué significa eso?” se preguntaban todos.
Nadie parecía haber comprendido
las palabras de Mesa, ni él parecía tener intención de explicarlo con palabras.
Después de terminar su discurso, las esferas dejaron de dar vueltas a su
alrededor, para alinearse todas en al aire, levitando entre Mesa y los
caballeros. Unos segundos después, las siete esferas volaron rápidamente hasta
cuerpo de Mesa, donde se incrustaron todas a la vez, en diferentes zonas.
Recibir el poder de las siete
esferas elementales de golpes era demasiado incluso para alguien como Mesa. Los
gritos no tardaron en aparecer. Pero lo más escalofriante no eran los gritos,
sino la transformación que sufría Mesa, retorciéndose de dolor. Primero fue la
piel, que se volvió completamente blanca, como si ya estuviera muerto. Le
siguieron las extremidades, que quedaron cubiertas de un espeso vello negro que
las cubría completamente. Las uñas, tanto de las manos como de los pies, se
convirtieron en auténticas garras, largas y afiladas. Los ojos; mientras que la
pupila se volvió una franja alargada, parecida a la de un felino, el iris se
volvió más grande y adoptó un tono amarillo intenso. Dos cuernos gruesos y
largos surgieron de su frente. Además, también asomó del interior de su cuerpo
un corto pero puntiagudo hueso en cada hombro, codo y rodilla. Por si fuera
poco, dos grandes y amplias alas negras nacieron de su espalda, y finalmente,
una larga cola con el extremo en forma de punta de flecha.
Todas las heridas de su cuerpo se
curaron durante la transformación. Todas, salvo la herida de su pecho producida
por el Corte Vacío de Fidel, que seguía
inalterable. Una cicatriz oscura y eterna que nada podía cerrar.
“Se ha convertido en un monstruo…”
dijo Reik.
“Claro… Por eso le dijiste a
Blackron que no la utilizase… Al reflejar la oscuridad de tu corazón como
apariencia física, él no habría sufrido ningún cambio, pues en el fondo, él era
una buena persona. Una persona que cometió un error, pero que estaba dispuesto
a remediar, antes de que tú le quitases la vida obligándole a recolectar esas
esferas asesinas” concluyó Jonyo.
La transformación había resultado
muy dolorosa. Mesa cayó sobre una rodilla y apoyó una mano en el suelo para no
caerse. Durante unos segundos, se mantuvo en esa postura, jadeando suavemente. Finalmente,
realzó la cabeza y miró al caballero con esos afilados ojos amarillos, antes de
levantarse completamente.
“Yo… ¡Ya no quiero volver atrás!
Lo perdido… ¡Ya no se puede recuperar! – exclamó mirando al cielo una vez
estaba ya completamente de pie – Ahora, ¡¡esta es mi realidad!!”
“¿A quién le habla?” se
preguntaba Arturo, al notar que ese mensaje no podía ser para ninguno de ellos.
“Enfréntate a mí, caballero del
fuego – exclamó enseñando las garras de su mano, convertida ahora en una zarpa –
¡Acabaré contigo, destruiré sus planes, luego iré por él! Y después, moriré
junto a este planeta”.
1 comentarios:
Pues comienza el final de finales, veremos a ver que pasa.
¡¿Fidel?! ¿Está vivo? – ahora el Arturo el que buscaba respuestas (era Arturo)
y en ese momento, el mango quedó al alcanza de la mano de Mesa,(al alcance)
El Big Bang Attack no estalla hasta que estrella contra el suelo.(se estrella)
Un saludo a todos
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