Episodio
CLXXX
CLXXX
El descubrimiento del caballero del fuego parecía
haberle subido la moral e igualado de nuevo la balanza del combate. Sus
compañeros veían ahora alguna esperanza en su victoria. En cambio, Mesa, a
pesar de seguir dolorido y retorciéndose, no veía cambio alguno en la
situación.
“Ugh… Parece que esta herida se alimenta de dolor y
desesperación… Cuanto más débil esté y más nervioso me ponga, más me dolerá,
como ocurrió allí abajo… Tengo que calmarme… Ya casi he ganado…”
Poco a poco, se fue calmando, y a su vez, esa
intensa presión que la herida ejercía sobre su cuerpo fue aplacándose
paulatinamente hasta desaparecer. Mesa recuperó la compostura y apuntó al
caballero con sus garras.
“Que hayas descubierto esto no cambia nada. Aunque
me hayas golpeado una vez, sólo tengo que evitar todos tus ataques y no
volverás a hacerlo. Con teletransporte es algo fácil de conseguir”.
Arturo frunció el ceño. A pesar de su pequeña
victoria, sabía que su adversario tenía razón. Para ganar el combate tenía que
acertar sus ataques, y eso estaba siendo lo más difícil de todo el encuentro.
Lejos de calmarse y pensar una estrategia, el caballero, movido cada vez más
por impulsos, fruto del poder que su propia transformación estaba volviendo a
ejercer sobre él, salió disparado hacia su oponente con la esperanza de
encontrar una solución al problema por el camino.
Agarró su espada con fuerza y volvió a iniciar su ofensiva con ella, pero
Mesa ya no se arriesgó. Desde el primer espadazo, evitó cualquier contacto con
el teletransporte, desapareciendo fugazmente antes de que el filo de la espada
pudiera rozarle siquiera.
Aunque se estaba moviendo de un sitio a otro y
podría haber decidido reaparecer en una posición ventajosa para un
contraataque, no lo hacía, es más, se colocaba en una posición en la que Arturo
podía verle perfectamente, precisamente para que el ataque no cesara y pudiera
ir cansándolo poco a poco, haciéndole volar de un lado para otro, y que las
heridas que ya tenía le hicieran el trabajo sucio.
Sus tres compañeros sufrían contemplando cómo era
superado de esa manera por su adversario. En silencio, aguardaban la aparición
de una manera, no de que Arturo ganase, sino de que al menos, pudiera meterse
en el combate.
“Sigue jugando con él como le da la gana…” pensaba
Jonyo.
“Ahora que lo pienso – Gabriel rompió un silencio
incómodo – Si Fidel fue capaz de enfrentarse a Mesa, llegando a conseguir que
agotara toda su energía; entonces tuvo que ser capaz de romper su
teletransporte, ¿no?”
“Seguramente” respondió Reik.
“Entonces sólo tenemos que encontrar el método que
utilizó Fidel y Arturo podrá ganar el combate”.
“Pues como no sepas invocar a los muertos no sé cómo
lo vamos a hacer. Aunque hubiese una manera, ni nosotros ni Arturo la
conocemos, así que es lo mismo que si no la hubiera”.
“¿Y no os parece un poco raro que fuera Fidel el
único que lo descubriera?” Jonyo también intervino en la conversación.
“No” volvió a contestar Reik.
“¿No? Al fin y al cabo, Fidel era…”
“¿El más débil? Sí. Por eso no me sorprende. Cuando
eres fuerte, piensas que tu fuerza es suficiente para enfrentar tus problemas. Sin
embargo, cuando eres débil y sabes que no puedes hacerlo todo con la fuerza,
necesitas agudizar el ingenio si quieres lograr tus fines, por eso no me
sorprende. Tal vez no fuera el más fuerte ni tampoco el más listo, pero eso no
significa que viniese aquí sin tener preparado un plan, y más cuando Shawn
intentó utilizarle para matar a Mesa. Conocía bien a su objetivo, así que no es
de extrañar que le enseñara algún truco para frenar el teletransporte, pero
ninguno de los dos está vivo para poder preguntarle. La única opción que tiene
Arturo ahora mismo es agotarle hasta que no tenga energía para hacerlo, pero eso
es igual que ganar el combate”.
Mesa terminó cansándose de jugar al gato y al ratón.
La potencia y la resistencia que ofrecía Arturo transformado eran demasiado
elevadas como para reducirla de forma significativa de esa forma, por mucho que
le doliesen las heridas que ya presentaba su cuerpo. Cuando esquivó el
siguiente ataque, se teletransportó detrás del caballero y le propinó una
patada. Puesto que sus pies también poseían garras ahora, también le causó un
nuevo arañazo, esta vez en la espalda.
El cuerpo del caballero caía directo hacia el suelo.
Podría haberlo utilizado a su favor, aprovechar la presencia de su elemento en
la superficie para beneficiarse de su alivio, pero la transformación seguía aumentando
su control sobre su mente a pasos agigantados, y su orgullo le impedía pensar
en algo que no fuera atacar con todo su poder hasta eliminar a su adversario.
Un instante antes de caer al suelo, dio una voltereta en el aire para caer de
pie y se impulsó en la superficie terrestre para reiniciar su ofensiva lo más
pronto posible.
“¿Es que no se da cuenta de lo que le está pasando?
– Gabriel, al igual que el resto de sus compañeros, notaba perfectamente el
cambio de su actitud. Después de todo, lo había visto en primera persona otras
veces – ¿Tan fuerte es el dominio que ejerce sobre él que ni después de haberse
entrenado es capaz de distinguir cuando pierde el control?”
La situación no cambió a pesar de los esfuerzos del
caballero. Sus sucesivos ataques tampoco tuvieron éxito, pero sí lograron
colmar la paciencia de Mesa, que decidió terminar con el combate de una vez. Tras
esquivar el último ataque, reapareció bajo el caballero, remontó el vuelo de
cabeza hacia él y le clavó uno de los largos cuernos que asomaban de su cabeza
en el estómago. Inconscientemente, las manos de Arturo acudieron rápidamente a
sujetar el cuerno, impidiendo que se clavara hasta atravesarle completamente.
“¡Alto! – Exclamó Reik al ver que Jonyo se llevaba
la mano a la espada tras lo ocurrido – ¡No debemos interferir!”
“¿Vamos a quedarnos mirando a ver cómo muere?
Nosotros podríamos…”
“Sí, es posible – no le dejó terminar – Juntando las
nuevas habilidades de los tres supongo que podríamos vencer a Mesa sin mucho
problema. Pero es precisamente por eso por lo que no debemos interferir.
Recuerda, ya lo hemos hablado. Si tiene que pasarle algo a Arturo,
interviniendo seguramente lo evitaríamos. Tiene que conseguirlo él solo”.
Poco a poco, con mucha resignación, Jonyo terminó
calmándose y apartó su mano de la empuñadura de su espada. De hecho, tuvo que
mirar hacia otro lado para contener sus ansias por intervenir en el combate.
“Ten fe” le dijo Gabriel.
En el aire, Arturo se revolvía clavado en el cuerno,
buscando extraer su cuerpo de allí, pero Mesa se zarandeaba tratando de
terminase de atravesarle. La sangre que salía de la herida bajaba por el cuerno
y cruzaba el rostro de Mesa hasta cerca de su barbilla, lo suficiente como para
poder alcanzar la sangre con la lengua y saborearla.
“¿Dónde está ese gran poder del SuperGuerrero,
caballero?” le preguntó en tono desafiante.
Arturo se retorcía clavado en cuerno, buscando una
manera de escapar. Sin querer, al mover las piernas, asestó un rodillazo a su
adversario en la cara, el cual, automáticamente, encogió su cuerpo y bajó la
cabeza, llevándose las manos a la cara. Ese movimiento brusco provocó que el
cuerpo de Arturo se desprendiera del cuerno, cayendo al vacío.
Gabriel, Jonyo y Reik, vieron que descendía de
cabeza, con las manos tapando la puñalada. Varios mechones de pelo le cubrían
ahora los ojos a causa de la velocidad del descenso, así que no podían leer su
estado de ánimo a través de su mirada. Sin embargo, sí presentaba otro rasgo
que les permitió saberlo inmediatamente.
“¿Esta… sonriendo?” se preguntó Gabriel.
“¿Habrá descubierto algo? – pensaba Jonyo – ¿O es
que ya lo da todo por perdido?”
El cuerpo finalmente cayó al suelo. El impacto
volvió a agrietar el suelo, dejando pasar la lava del núcleo externo, que una
vez más, salió a toda presión, inundando completamente el cuerpo del caballero.
Desgraciadamente, esta vez sus heridas eran ya demasiado graves como para ser
curadas con una exposición tan breve a su elemento, por lo que, cuando la
presión del magma fue apaciguada y Arturo fue visible otra vez, tan sólo sus
heridas superficiales se habían cerrado, mientras que la herida de la cornada,
aunque ahora era más pequeña y algo menos peligrosa, continuaba sangrando
suavemente.
“Tú mismo acabas de comprobar que ya no sirve de
nada cerrar tus heridas – le dijo Mesa al descender a tierra – El daño ya está
hecho, tus órganos internos no se regenerarán sólo con exponerte al fuego”.
“Es cierto. He comprendido que eres demasiado
poderoso para mí incluso estando transformado yo también. Alargar esto sería
sufrir a lo tonto. Por eso, te pido que me ataques una última vez, y terminemos
con esto”.
“¡¿Pero qué dice?!” exclamó Gabriel sobresaltado.
Nadie comprendía nada. Mesa desconfió de las
palabras del caballero, estaba claro que algo no iba bien. Sabía que podía ser
una trampa, pero no se imaginaba cual. Le preocupaba que Arturo buscase un
contacto directo, así que en vez de acercarse, mandó su larga cola con el
extremo en forma de punta de flecha directa a su objetivo.
“Si tengo razón… – pensaba el caballero mientras
veía acercarse el ataque – Si la tengo, entonces tal vez consiga ganar este
combate. Tal vez…”
La cola de Mesa alcanzó a Arturo en el mismo punto
en el que le había clavado el cuerno pocos minutos antes. Quería asegurarse de
que esta vez el caballero fuera atravesado completamente, y así fue. La punta
de flecha entró por el abdomen, cruzó todo su cuerpo y salió por la espalda,
completamente ensangrentada. Rápidamente, Arturo cayó sobre sus rodillas,
cabizbajo, ante la estupefacta mirada de sus compañeros, que seguían sin
comprender nada. Hubo un silencio sepulcral, y pasados unos segundos, Arturo
agarró con fuerza la cola de Mesa con su mano izquierda y levantó la cabeza
desafiante.
“¡Allá voy! – dijo, con la boca ensangrentada por la
hemorragia interna – ¡Esta es mi apuesta final!”
Sin soltar la cola de Mesa, Arturo se levantó, dolorido
y ensangrentado, y salió corriendo hacia su adversario, a la vez que cargaba un
puñetazo con su mano derecha.
“¡No servirá de nada! – exclamó Gabriel – Se
teletransportará… ¡Igual que las otras veces!”.
“¡No! ¡No lo hará! – Gritó Reik – ¡No puede!”
Sorprendentemente, el puño de Arturo golpeó
poderosamente a un Mesa desconcertado por los acontecimientos. De nuevo, el
caballero aprovechó para golpear en la herida con todas sus fuerzas, llegando a
echar abajo el monstruoso cuerpo de su adversario. Tras el golpe, el retroceso
del cuerpo de Mesa hizo que la cola regresase, saliendo por donde había entrado
y empeorando la ya grave herida de Arturo, que soltó la cola por el dolor y
cayó al suelo mientras sus ropas se teñían de rojo.
“Le ha dado… ¿Cómo es posible?” preguntó Gabriel.
“Ya veo… – Jonyo lo entendió por sí mismo – El
teletransporte de Mesa no sólo le traslada a él, sino también a cualquier
cuerpo vivo que esté en contacto con él en ese momento, como aquella vez que
puso la mano en el hombro de Blackron y desaparecieron los dos. El hecho de que
sólo afecte a seres vivos le permite cambiar de lugar sin llevarse con él, por
ejemplo, el suelo que pisa cuando no está en el aire, pero por lo que parece,
si está tocando a otra persona, no puede elegir no trasladarla también. No es
que no pudiera evitar el ataque cambiando de lugar, sino que, al estar su cola
en contacto con Arturo, se lo habría llevado también y la situación no habría
cambiado. Eso es lo que ha tratado de comprobar Arturo. Pero, en mi opinión, el
precio a pagar ha sido demasiado caro” concluyó viendo a los dos combatientes
tirados en el suelo.
“Entiendo… Ahora que Mesa sabe que ha descubierto el
secreto de su técnica, basta con que evite todo contacto con Arturo para
solucionar el problema – opinaba Gabriel – Parece que seguimos como estábamos”.
“No… No puede hacer eso… – susurraba Arturo mientras
intentaba forzosamente ponerse de nuevo en pie – Esto es un combate… Si quiere
ganar tiene que golpearme, y para golpearme tiene que entrar en contacto
conmigo…”
“¿En serio? ¿Ese es tu plan? – le reprochaba su
compañero Jonyo – ¿Piensas dejarte atravesar cada vez que quieras dar un
golpe?”
“Creo que sus intenciones van más allá – Reik
también entró en el debate – Esta vez Arturo quería comprobar si tenía razón.
Si Mesa también cambia de lugar los seres vivos que estén en contacto con él en
el momento del teletransporte, también significa que cuando va a atacar no
puede teletransportarse. Si Arturo prevé con suficiente antelación sus
movimientos, podría atacar al mismo tiempo que Mesa, o incluso antes, y siempre
acertaría…”
“Claro… Si Mesa cambiase de lugar en el momento de
atacar, su ataque lógicamente fallaría, por eso sabe que no va a hacerlo. Puede
funcionar, pero sigue siendo muy arriesgado” dijo Gabriel.
“¿De verdad crees que un plan tan estúpido propio de
un crío puede funcionar contra mí? – Mesa había tenido tiempo de sobra
recuperarse del golpe, precisamente por los graves daños que sufría Arturo –
Tengo todos los elementos oscuros en mi poder. Puedo atacar a distancia
perfectamente. Pero no te envenenaré con el agua negra, ni te anularé con el
rayo negro, ¡prefiero que tu propio elemento acabe contigo sin mostrar piedad!”
Extendió los brazos, y una vez más, una ráfaga de
llamas negras nació de sus manos, camino hacia su objetivo.
Arturo no tenía fuerzas para huir en ese momento,
las heridas todavía pesaban en su cuerpo. Cualquier movimiento brusco sería
fatal, así que se decidió por la única opción que le quedaba, contrarrestar el
ataque.
Todavía con una rodilla posada en el suelo, el
caballero también extendió las manos hacia delante y proyectó una gran cantidad
de llamas, que avanzaron rápidamente al encuentro de las negras. El choque de
ambas llamaradas provocó un pequeño forcejeo elemental. Sin embargo, al igual
que la otra vez, las llamas negras fueron devorando poco a poco a las llamas
amarillas del Arturo, ganando terreno rápidamente, pero sin que el caballero
pudiera evitarlo.
“¡No! ¡Otra vez no! – Exclamó al ver cómo el fuego
no hacía más que retroceder – ¡Esta vez tengo que pararlo!”
Aprovechando que estaba quieto y sin nadie que
pudiese atacarle por sorpresa, el caballero aprovechó para cargar un poco de
energía, volcándola toda en su ataque elemental. Las llamas se volvieron azules
y aumentaron rápidamente en número, frenando a las negras, pero únicamente
retrasando lo inevitable.
“Es inútil… – pensaba Jonyo – Aunque aumente el
número de llamas azules, por muy ancha que sea su corriente de fuego, sólo
significará que las llamas negras tardarán un poco más en hacer su trabajo, no
que no vayan a ser capaces de hacerlo. No puedes hacer como yo, moverte a
través del tiempo, donde el fuego negro no te puede seguir, pero estoy seguro
que tiene que haber otra manera de frenar su ataque…”
“¿Pretendes intimidarme? – dijo Mesa al ver que el
número de llamas azules había crecido – ¡Eso puede hacerlo cualquiera!”
En ese instante, y sin necesidad de cargar energía,
Mesa también aumentó el tamaño de su ataque elemental, no sólo igualando el de
su adversario, sino superándolo también.
“¡Mierda! – Pensó el caballero cuando vio que el
fuego negro se le venía encima otra vez, y sin pararse a pensar,
automáticamente invirtió más energía para, por lo menos, igualar el tamaño del
ataque elemental de su oponente – ¡Soy el caballero del fuego! ¡No puedo perder
de esta manera! Si no, la muerte de Fidel habrá sido en vano. Así que, fuego…
¡Arde! ¡¡¡Arde!!! ¡¡¡¡¡Ardeeeeeeee!!!!!”
En lugar de aumentar más el número de llamas, Arturo
se concentró en elevar la temperatura de las ya existentes. Poco a poco, el
fuego azul fue cambiando suavemente de color, o mejor dicho, perdiendo todo
color, pues las llamas se volvieron blancas.
“Las llamas se han vuelto, ¿blancas?” comentaba
Gabriel extrañado.
“¡Claro! – Exclamó Reik – Es evidente. ¿Os suena la
expresión al rojo vivo? Se conoce así porque un cuerpo a temperatura alta emite
la mayor parte de su radiación en zonas de baja frecuencia, como el rojo o el
infrarrojo. Realmente, los colores no existen, por eso en función del estado
del cuerpo que emite las frecuencias y del organismo que las interpreta, vemos
cosas distintas a otros animales como los perros y los gatos estando bajo las
mismas circunstancias. Ahora está pasando lo mismo. Las llamas de Arturo han
aumentado mucho más su temperatura, y con ello, la frecuencia de sus ondas
electromagnéticas ha cambiado, por eso lo vemos blanco. Si un cuerpo a
temperatura alta se conoce como al rojo vivo, un cuerpo a temperatura todavía más
alta se vuelve al rojo blanco”.
En cuanto todas las llamas se volvieron blancas,
dejaron de retroceder ante sus homólogas negras, creando un equilibrio. A pesar
de que ahora ninguno de los dos sobrepasada al otro, no cesaban de producir
llamas. Tal acumulación de fuego de una manera tan prolongada causó un aumento
de la temperatura ambiente de la zona, afectando especialmente a los tres
caballeros que observaban el combate.
“Toda la energía que están derrochando esos dos se
está acumulando en el aire – pensaba Jonyo – Tal vez deberíamos alejarnos un
poco” terminó aconsejando a sus compañeros.
El caballero continuó mandando cuanta energía fue
capaz para seguir elevando la temperatura de las llamas, hasta que lograron
hacer retroceder al fuego negro. La situación se invirtió, el fuego blanco
avanzó devorando al negro, hasta que finalmente Mesa se vio en la obligación de
detener su ataque y escapar del alcance del fuego blanco con su teletransporte,
trasladándose a una posición cercana.
“No lo entiendo… El fuego negro ha sido derrotado,
¿cómo es posible?”
“La cualidad especial del fuego negro es que no se
extingue hasta que reduce su objetivo a cenizas. Sin embargo, eso no tiene nada
que ver con su temperatura, que es fija. Si el cuerpo que tiene que quemar
tiene baja temperatura o es fácilmente inflamable, tardará menos, pero si se
enfrenta a un objetivo que por su composición no es inflamable o tiene una
temperatura más elevada, tardará más – Arturo explicaba lo que había ocurrido
por sí mismo – Me di cuenta cuanto cambie las llamas normales por las azules.
Inmediatamente, tu fuego negro frenó considerablemente su avance, aunque no
sirvió para detenerlo.
Es por eso que se me ocurrió la idea de aumentar
todavía más la temperatura de mis llamas, aunque no imaginé que cambiarían de
color otra vez. Por suerte, estaba en lo cierto. Al aumentar la temperatura por
encima de la del fuego negro, tus llamas no pudieron avanzar más, y terminaron
retrocediendo. Lo que significa que no hay manera de que el fuego negro pueda
con algo que tiene una temperatura superior a él”.
“¡Bien! – Exclamó Jonyo – ¡Sabía que había otra
manera! Con esto Mesa se verá obligado a luchar cuerpo a cuerpo, y Arturo
tendrá alguna posibilidad”.
“Espera, no vayas tan rápido – le dijo Reik – Él
todavía guarda un ataque a distancia más poderosa que el fuego negro”.
Batiendo sus alas, Mesa ascendió por encima de la
posición de su adversario. Rápidamente, continuó elevándose hasta que, a simple
vista, se le veía como un simple punto negro en medio del cielo. Allí, cargó una
bola de energía negra en su dedo índice y apuntó hacia abajo.
“Está apuntando hacia nosotros…” dijo Gabriel tras
calcular la trayectoria.
“¡¡Este es el final, caballero!! – Gritó desde lo
alto – ¡¡Antes te libraste de mi Cero
Oscuras esquivándolo, pero si lo haces ahora, matará a tus amigos!! ¡¡No
tienes escapatoria!! ¡¡¡Desaparece!!!”
Con aquella última exclamación, Mesa disparó su Cero Oscuras directamente contra Reik,
Gabriel y Jonyo, que veían como la oscuridad se acercaba a ellos. En un
instante, Arturo dio un salto y se colocó en medio de la trayectoria de la
onda.
“Haaaa… Haaaaaa… – el caballero empezaba a notar los
efectos del combate – Acabo de gastar un montón de energía para detener el
fuego negro, y ahora esto… ¿Acaso su poder es infinito?”
Sin perder más tiempo, cargó durante unos instantes
una onda de color blanco en cada mano, echó las manos al frente y juntó las dos
ondas, que se fusionaron, formando una acumulación mayor.
“Esta vez no lo haré… No intentaré ir por el camino
yo solo sin contar con nadie – pensaba Arturo mientras el Cero Oscuras avanzaba
hacia él – ¡No renunciaré a ser yo mismo! ¡Así que tampoco cambiaré el nombre
de mis ataques! – Y rápidamente gritó – ¡Recíbelo, Mesa! ¡¡Final God Breaker Cannon!!”
Una grande y poderosa onda blanca salió disparada de
las manos de Arturo. Su poder era tal, que incluso hizo retroceder a su
ejecutor, consiguiendo que descendiera ligeramente, hasta controlar
completamente su propio ataque.
¡¡Cuidado!! – exclamó Jonyo – ¡¡Al suelo!!”
Los tres caballeros se tiraron en plancha contra el
suelo, quedando boca abajo y con las manos cubriéndose la cabeza. Pocos
segundos después, las dos ondas, una negra y la otra blanca, ambas de tamaño y
potencia similar, y avanzando a una velocidad vertiginosa, chocaron
violentamente. El poder de cada una era tan cuantioso, que cuando se
encontraron, no fueron capaces de mantener un choque de ondas, sino que se
destruyeron mutuamente, desatando una descomunal explosión.
La colisión se produjo a una altura considerable,
por lo que nadie recibió daños directos. No obstante, la onda expansiva sí
logró alcanzar la superficie de la tierra, produciendo innumerables estragos.
El suelo se agrietó por varias zonas, creando fallas que dejaron vía libre al
magma que amenazaba desde el interior. Al extenderse, varias grietas terminaron
por juntarse, abriendo todavía más terreno, dando lugar a pequeños ríos de
lava, que separaron a los caballeros que se encontraban en tierra.
“¡Esto se hunde…!” exclamó Gabriel, y rápidamente,
se levantó y saltó hacia la plataforma sobre la que se encontraban sus
compañeros, totalmente rodeados de roca fundida.
El castillo de la Fiera Deidad tampoco salió ileso
del suceso. Parte del terreno sobre el que se asentaba fue alcanzado por las
grietas, amenazando la estructura, mientras temblaba el castillo entero.
Además, el cristal de varias ventanas estalló de repente, y muchas de las
piedras talladas que formaban aquella inmensa fortaleza comenzaron a
agrietarse.
La onda expansiva también afectó a los propios
combatientes. Mesa fue empujado aún más hacia lo alto, pero logró amortiguar el
retroceso abriendo sus alas tanto como pudo. En cambio, Arturo, herido con
anterioridad, y sumando el tremendo gasto de energía de dos poderosas técnicas
consecutivas, era arrastrado a tierra por la onda expansiva sin oponer
resistencia. El aura que envolvía su transformación, aunque seguía presente,
estaba mucho más apagada y sobresalía mucho menos que cuando se inició el
combate. Ahora, su brillo era escaso, su silbido se había vuelto un susurro, y
apenas cubría estrictamente su cuerpo.
El caballero cayó en seco sobre una plataforma de
tierra, plenamente recubierta por las distintas corrientes de lava que seguían
adueñándose del lugar, confluyendo entre sí, y reduciendo cada vez más la
presencia de suelo firme.
“Al menos, esto aliviará las heridas de Arturo”
comentó Gabriel.
“Más importante que eso – Reik estaba centrado en
otros aspectos – Arturo le ha demostrado a Mesa que puede anular cualquiera de
sus ataques a distancia. Si quiere ganar, está obligado a luchar cuerpo a
cuerpo”.
Con tan sólo pasar unos segundos tirado en el suelo
tan cerca de la lava, Arturo ya notó que el dolor de sus heridas se atenuaba
suavemente. En cuanto se vio capaz, se puso en pie para esperar a su
adversario.
Mesa no se hizo de rogar En cuanto los efectos de la
onda expansiva desaparecieron, fue visto descendiendo a gran velocidad hacia su
contrincante.
“Tengo que concentrarme – se decía Arturo a sí mismo
– No puede teletransportarse y atacar al mismo tiempo, así que tengo que
fijarme muy bien para atacar al mismo tiempo que él – Mesa ya había retrasado
uno de sus brazos, pero todavía estaba muy lejos como para ejecutar ningún
golpe – Todavía no. He de esperar – Según se acercaba, su brazo estaba cada vez
más retrasado, y sus zarpas, preparadas para el ataque – Un poco más… Sólo un
poco más… – Finalmente, alcanzó su posición, y comenzó a adelantar el brazo –
Un poco más… ¡¡Ahora!!” exclamó dentro de su ser.
Tratando en todo momento de seguir los movimientos
de su adversario, Arturo también extendió el brazo, sin perder de vista la
garra de Mesa, que se aproximaba inexorablemente hacia él, pero contra la que
no podía hacer nada.
En el mismo momento en que recibió el arañazo de
manos de su oponente, el caballero sintió que su ofensiva también daba en el
blanco. No obstante, al volver la vista al frente, se encontró con una sorpresa
un tanto desagradable. Su ataque no había alcanzado el torso de Mesa, sino un
ala, que él había doblado hacia dentro para cubrirse, amortiguando el impacto.
Una vez más, tanto Arturo como sus compañeros veían
cómo Mesa había anulado con extrema facilidad otra estrategia del caballero,
que volvía a ver la victoria como algo inalcanzable. Apenas unos segundos
después, Mesa desplegaba el ala con la que había amortiguado el ataque,
golpeando con ella al caballero, que salió rechazado y comenzó a caer.
“Tengo… Tengo que seguir intentándolo – se animaba a
sí mismo – ¡No puedo perder…!”
Tras una pequeña voltereta hacia atrás en el aire,
Arturo tocó suelo y se impulsó hacia arriba, pero Mesa se había adelantado a
sus movimientos y ya estaba justo encima de él, cortándole el paso. Antes de
que el caballero pudiera hacer nada, le agarró de la cabeza y se la estrelló
contra el suelo. A partir de ahí, voló a ras de tierra, arrastrando la cabeza
del caballero por el suelo, terminando por arrojarle a uno de los ríos de lava
que cada vez tenían más presencia en el lugar. Cuando todavía se estaba
hundiendo, utilizó su larga cola para engancharle de una pierna y tiró para
sacarle.
“No dejaré que tu elemento vuelva a aliviar tus
heridas”.
Aprovechando que estaba unido a Mesa, Arturo intentó
atacarle desde su actual posición, boca abajo y colgando. Esta vez, no necesitó
cubrirse con el ala, le bastó con bloquear el golpe con la palma de su mano. La
pérdida de poder de los ataques del caballero comenzaba a resultar demasiado
evidente. Antes de que el caballero tuviese tiempo de reaccionar, Mesa utilizó
su cola para estampar su cuerpo contra el suelo. A pesar de todo, Arturo logró
levantarse y se dispuso a continuar luchando.
Mientras combatían, un extraño viento comenzó a
soplar alrededor del lugar. No soplaba en una dirección concreta, sino más bien
al revés. Las corrientes de viento de todas direcciones comenzaron a confluir
alrededor de Mesa y Arturo, formando un fiero torbellino que los envolvió
completamente.
“Pero… ¿Qué pasa ahora?” se preguntó Jonyo.
“Creo que lo sé – dijo Gabriel – Siento una anomalía
en la naturaleza que nos rodea. La fuerza de sus ataques al chocar ha creado
una zona de altísima temperatura y presión alrededor del campo de batalla. El
duelo de fuegos, el choque de ondas, incluso el intercambio de golpes cuerpo a
cuerpo. Toda la energía desaprovechada en esos ataques se ha quedado
deambulando por la zona, hasta que se ha concentrado tanta que ha empezado a
manifestarse, en este caso, en forma de un fiero ciclón. En el interior de este
horno infernal, se desarrolla la lucha, consumiendo la energía de los contrincantes”.
“Pues saquemos a Arturo de ahí” sugirió Jonyo y
trató de avanzar hacia el tornado, pero su compañero le impidió el paso.
“Mira – Gabriel cogió una piedra y la lanzó contra
el torbellino. Al acercarse, la corriente la convirtió en polvo antes de que
llegara a tocar el suelo – La energía de todo el que se acerque será consumida
también. Y aunque consiguieses entrar, puesto que tu cuerpo es más resistente
que una piedra, no podrías salir hasta que terminase el combate”.
“¿Por qué?” hasta Reik empezaba a tener curiosidad.
“Sólo el vencedor podrá salir de ahí. Toda la
energía acumulada en ese torbellino, favorecerá al futuro ganador. Mientras que
para crearlo, la fuerza de los adversarios tiene que ser similar, si uno de los
dos comienza a debilitarse, el torbellino comenzará a dañarlo, por lo que
acabará con el futuro perdedor. Esto es lo más importante de este tipo de
duelos. En el momento en que uno de los dos reciba un golpe mortal, toda la
energía acumulada caerá sobre él, lo que prácticamente... ¡le matará!”
“¿Fuerza similar? Si Arturo lleva perdiendo todo el
combate…” Reik cuestionaba su hipótesis.
“La energía de ambos al comenzar el duelo era muy
parecida. Sin embargo, Mesa ha sacado mayor provecho de sus habilidades y por
eso va ganando. A veces, la fuerza no lo es todo”.
“¿El aumento de temperatura no debería favorecer a
Arturo?”
“No. Estás mezclando las cosas, Jonyo. Una cosa es la presencia de su elemento y otra, factores externos como la temperatura. Si la temperatura la estuviese provocando el propio fuego entonces sí, pero si la está causando algo diferente, como en este caso, una zona de aislamiento formada por una gran densidad de energía, Arturo la sufrirá como cualquier otro”.
El viento empezaba a ser tan fuerte que dificultaba
a los tres caballeros seguir adecuadamente el combate. Apenas veían vagamente a
los combatientes, y debían apoyarse en sonidos y gritos para enterarse bien de
lo que ocurría ahí dentro.
“Apenas consigo ver algo…” dijo Reik forzando su
vista para tratar de avistar a su compañero.
“Tranquilos, yo leeré el combate para todos – Jonyo
cerró los ojos para concentrarse – Igual que cuando luchó contra Lardo. Puedo
ver a través de la electricidad de sus cuerpos”.
En el interior del tornado, Arturo y Mesa continuaban
su enfrentamiento. A pesar de que la sensación de dolor de sus heridas se había
reducido considerablemente, la mayoría de ellas continuaba sangrando, en
especial la del ataque que le atravesó completamente. Sin darse cuenta, se iba
debilitando poco a poco, y el ansia por terminar el duelo cuanto antes crecía
en su interior.
“¿Qué te parece el escenario que hemos creado? ¿No
te resulta ideal para esta situación? – Ahora era Mesa el que empezaba a ser
controlado por los delirios de su propia transformación – ¿Cuál será tu nota
final, caballero? ¿Aprobado o suspenso?”
Arturo no contestó. En su lugar, salió a su
encuentro para continuar el enfrentamiento. Mesa le correspondió y también se
dirigió hacia él. El caballero tenía intención de volver a atacar a su
adversario simultáneamente, pero ahora con otra estrategia añadida.
“Aunque logre alcanzarle, seguramente vuelva a
protegerse con un ala o cualquier otra parte de cuerpo. Tengo que ir un paso
más allá – sigilosamente, empezó a cargar energía en uno de sus puños,
suavemente, para que el brillo no le delatase – Esta vez, en lugar de asestarle
un golpe directo, le dispararé un Final
God Breaker Cannon. Es muy posible que haciéndolo con una sola mano tenga
mucha menos potencia, pero debería compensarse por hacer el disparo a
quemarropa. No tengo energía para hacerlo más que una vez más, así que
probablemente, esta sea mi última oportunidad de ganar el combate…”
Decidido, se llevó la mano en la que cargaba energía
atrás, para que se viera lo menos posible, y avanzó en posición de ataque hacia
su objetivo.
“Sabe que soy diestro, no le extrañará nada que
avance con el brazo izquierdo adelantado para cubrirme y el derecho retrasado
para el ataque”.
Mesa avanzaba con el brazo doblado hacia dentro,
mostrando el codo adelantado. En lugar de practicar un simple zarpazo, buscaba liquidar
de forma efectiva el combate gracias al hueso puntiagudo que le salía del codo.
Aunque los dos se movían a gran velocidad, para el
caballero todo pasaba en cámara lenta. Sabía que tenía que dejarse apuñalar por
ese hueso puntiagudo para lograr su meta, pero estaba dispuesto. El brillo de
la energía que acumulaba en su mano ya era más que evidente pero también
contaba con que Mesa no tuviera tiempo de reaccionar, como ya había ocurrido
anteriormente. Esperó pacientemente a que el cuerpo de Mesa estuviese a punto
de entrar en contacto con el suyo para adelantar el brazo y lanzar el ataque
justo en el momento del apuñalamiento.
“¡¡Ahora!! – pensó y llevo el brazo hacia delante –
¡¡Final God Breaker Cannon!!”
Un instante antes de que sus cuerpos entraran en
contacto, Mesa se teletransportó evitando el ataque del caballero, que salió
disparado hacia ninguna parte. La poderosa onda blanca, aunque bastante más
estrecha que antes, pasó a través del tornado que los rodeaba, saliendo de la
zona de alta densidad de energía, perdiéndose en la lejanía. Una vez cesó la
onda, el agujero que había creado en el tornado volvió a cerrarse, aislándolos
de nuevo.
Mesa reapareció detrás de Arturo, extendió el codo
mostrando la mano que tenía oculta, y en ella apareció una bola de energía
negra en la punta de su dedo índice.
“¡Cero Oscuras!”
exclamó desde atrás.
Arturo escuchó el ruido de la onda justo detrás de él
y tuvo tiempo de darse la vuelta, pero de nada más. Logró cubrirse de un acto
reflejo, pero no pudo impedir que el Cero
Oscuras le devorase completamente.
“He de confesar que he tenido suerte – pensó Mesa –
No imaginaba que los dos teníamos el mismo plan en mente. Si no me hubiese
trasladado antes de entrar en contacto con él, habría perdido el combate, pero
no ha sido así. Al fin y al cabo, la suerte es parte del éxito”.
Desde el exterior, Gabriel, Jonyo y Reik, vieron
primero como salía el Final God Breaker
Cannon del interior del torbellino, y después el Cero Oscuras, que también se abrió paso momentáneamente. Sin
embargo, el cuerpo del caballero no fue expulsado de la zona de alta densidad. Cuando
la onda negra cesó, Arturo apareció flotando en el aire, dentro del tornado, y
comenzó a descender. A medida que caía, su aura iba desapareciendo y su cabello
regresaba a su color natural, al igual que sus ojos. Para cuando cayó al suelo,
ya había perdido completamente su forma de SuperGuerrero.
“¡Sigue con vida! – Mesa estaba tremendamente
sorprendido – Debería haber sido desintegrado… Sin embargo, parece que el aura
de la transformación le ha protegido de su terrible final, a cambio de
desaparecer, claro…”
Jonyo detectó los cambios en el organismo de Arturo
a través de la electricidad de su cuerpo. Aunque no podía verle, sabía que había
perdido la transformación, y su preocupación se reflejó en su rostro.
“¿Qué pasa? – Le preguntó Reik – Te has quedado
blanco”.
“El SuperGuerrero ha sido… ¡Derrotado!” contestó con
resignación.
1 comentarios:
Pedazo de capítulo, te envuelve tan bien que da la sensación de vivirlo allí.
pero Mesa se zarandeaba tratando de terminase de atravesarle.(terminar de)
Mesa había tenido tiempo de sobra recuperarse del golpe,(para recuperarse)
las llamas negras fueron devorando poco a poco a las llamas amarillas del Arturo,(de arturo)
A pesar de que ahora ninguno de los dos sobrepasada al otro(sobrepasaba)
Un saludo a todos.
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