lunes, 25 de diciembre de 2006

Episodio XXXVIII

Sí, han sido dos duros meses de examen tras examen dejandome la piel para sacar un puto 7'375 de mierda. Sí, lo hubiera sacado muchos dias antes si no me hubiera viciado tanto a la Wii. Sí, lo hubiera sacado mucho antes si me hubiera llevado el cuaderno al tuto todos los días, pero el tutor no me dejaba escribir en tutoría. Sí, si le veis pegadle xD. Pero bueno, lo que importa es que estamos hoy aquí con un capítulo nuevo, pero no es lo único nuevo, en nombre del blog también es nuevo, bueno, se ha alargado un poquito, lo de más viene porque recuerdo que cuando estaba escribiendo la saga de Petoria le decía a Óscar que no era capaz de superar el tamaño del episodio especial aniversario, que eran 10'5 hojas de Word (recordad q la medida es TNR tamaño 12 a doble espacio entre párrafos, para que os hagáis una idea) y ahora te digo Óscar, para cuadno leas el ep, que no va a haber ep que esté por debajo de esa cifra ^^. No sólo aumenta de tamaño el capítulo, sino también de los párrafos de personajes, ya que en este ep se vuelve a batir el record de parrafada, con una parrafada de 25 líneas y otra de.... 35!!! Seguidas de la de Kevin cuando le explica a Suso porque le deja en libertad que tenía 22 líneas o la de Peter cuando explica la estatua de Peter I que tenía 19. Lo de mejor viene porque gracias a todas vuestras sugerencias tanto generales como las conversaciones que tengo con cada uno para perfeccionar vuestro personaje, la calidad aumenta de forma considerable. Dicho esto no os entretengo más.
Nº ep: 38
Título: N/A
Tamaño: 14
Dedicado a: N/A

Episodio XXXVIII

C

on el viento a favor, el barco de los caballeros avanzaba galantemente en dirección oeste. Gabriel dirigía el timón, Reik preparaba la comida, Jonyo estaba echándose una siesta en el puesto de vigía que hay en la cima del mástil, Peter jugaba al ajedrez con Fidel sentados en la cubierta y Arturo miraba al horizonte sentado sobre el mascarón de proa.

“Jaque mate” dijo Peter tras mover una pieza.

Fidel se quedó unos segundos con el ceño fruncido, observando la jugada, intentando ver algún fallo o una posible solución.

“¡No! – exclamó – He vuelto a perder”.

“Has hecho buenos movimientos, pero aún te queda mucho que aprender. Te pasa lo mismo en la realidad, hay que ver lo como se refleja el carácter de uno en todo lo que hace”.

Se levantó algo enfadado por sus sucesivas derrotas y caminó hasta encontrarse con Arturo.

“Es una extraña sensación ésta, - comentó Arturo al verle llegar - el estar rodeado de mar completamente”.

“Es cierto, no sería capaz de definirla. Sin embargo, me siento mucho más cómodo en tierra firme. A ver si llegamos pronto a alguna isla”.

“Normal, eres el caballero de la tierra”.

En ese momento, Reik salió de la cocina y encendió un cigarro.

“La comida está en el fuego, estará lista en un par de horas”.

“¡¿Dos horas?! – exclamó Fidel – me muero de hambre”.

“Para conseguir un sabor exquisito es necesario un tiempo determinado de elaboración para lograra que cada ingrediente alcance su punto culminante. Si tanta hambre tienes y no puedes esperas, tírate al mar, pesca algún pez y cómetelo crudo”.

“Vale... esperaré”.

De pronto, el mar comenzó a revolverse, las olas crecieron de tamaño, acumulándose en una zona cerca del barco, unas sobre otras y una figura acuática comenzó a formarse.

“¿Qué está pasando?” preguntó Arturo.

Gabriel detuvo el barco y salió a la cubierta con los demás.

“Ahí se está formando algo” dijo Peter señalando la zona.

La figura comenzó a adoptar una forma humana a la vez que crecía. Empezó con el tronco, siguieron las extremidades, manos, dedos, y por último la cabeza, pero seguía siendo de agua. Terminó alcanzando un tamaño superior al del barco mostrando el aspecto de una persona conocida.

“No puede ser...” murmuró Fidel.

“¡Verónica!” exclamó Arturo.

“¡Casi!” exclamó la figura acuática con una voz masculina.

“Yo conozco esa voz, – dijo Gabriel – eres Duckman, ¿verdad?”

“¿Cómo? ¿Duckman? ¿Otra vez?” preguntó Fidel.

“Has acertado, caballero de la rosa, soy yo”.

“Nunca olvido las voces de mis adversarios”.

“Pero... no es posible – repitió Fidel – Verónica te había ingerido, deberías estar muerto”.

“Lamento decepcionarte caballero, pero soy más difícil de matar de lo que piensas. No en vano soy uno de los diez guerreros más poderosos del Señor Oscuro”.

“Maldito, te cobras la vida de una compañera y vives para contarlo, no pasarás de aquí” dijo con decisión, desenvainó su espada y le apuntó con ella.

“Tan impulsivo e impaciente como siempre. Al menos, antes de que me ataques, déjame contarte como he llegado hasta aquí”.

“Serán tus últimas palabras”.

“Je, eso me gustaría verlo. Bueno, como recordaréis, transformé mi cuerpo a una forma líquida para librarme del ataque del caballero de la rosa, pero fui encerrado en una botella debido a la acción conjunta de Verónica y Peter. Además, fui ingerido por Verónica, momento en el que de verdad temí por mi vida. Tras atravesar su boca, bajé por el esófago y caí en el estómago. No os mentiré, allí dentro, rodeado de tripas, vísceras, extraños líquidos y escuchando palpitaciones a cada momento sentí verdadero temor. Los jugos gástricos no tardaron en aparecer, se expandían rápidamente, yo retrocedía deslizándome pero sabía que todo sería cuestión de tiempo. Los jugos me rodearon por completo, ya no tenía donde huir. Al fin, fui alcanzado por el jugó, que engulló una parte de mí. Por suerte, el líquido en el que me había convertido era tóxico para su cuerpo y según me engullía notaba como iba debilitándose. Sólo contaba con que muriese antes que yo. El jugo gástrico avanzaba devorándome a la vez que perdía fuerzas paulatinamente. Ya quedaba una única gota de mí, el jugo estaba a punto de devorarla, pero en el momento antes de hacerlo se detuvo. El cuerpo había fallecido. Tuve que estar quieto durante varios días ya que aunque el juego gástrico ya no se movía, seguía activo, por lo que no podía tocarlo hasta que se descompusiera. He de decir que hubo otra situación de fortuna que me salvó, y me la distéis vosotros – dijo señalando a los caballeros – Al proteger el cuerpo con la barrera, también me protegisteis a mí, y la pequeña gota que quedaba viva de mi cuerpo cayó en el jardín cuando destruisteis el cuerpo. La tierra y las raíces de las plantas que se encontraban alrededor me intentaron absorber, me filtré por la tierra y llegué a una corriente de agua subterránea que me llevó a un acuífero. Allí, recuperé energías y una vez recuperado salí del acuífero y desemboqué a mar abierto. Fue mayor mi sorpresa cuando vi vuestro barco. Lo reconocí al instante al ver a Arturo sentado encima del mascarón de proa y decidí presentarme en esta forma para que me reconocierais”.

Duckman miró hacia el cielo orgulloso de sí mismo y comenzó a reír de forma exagerada.

“¿Qué os ha parecido?”

Bajó la cabeza en busca de una respuesta y para su sorpresa se percató de que ninguno de los caballeros le estaba escuchando, todos hablaban entre ellos.

“Si aprovechas el impulso de desenvainar la espada para asestar un primer corte horizontal – comentaba Reik mientras lo demostraba haciendo los movimientos que él mismo describía – consigues una mayor velocidad en un ataque que puede decidir el resultado del combate desde el principio”.

“Además, la fuerza del ataque también aumenta de forma considerable” agregó Peter.

“Entiendo, con un corte de ese calibre, así, de primeras, dificulta mucho recuperar el control de la batalla y te lleva a una derrota inminente” concluyó Gabriel.

“Y allí estaba yo – rememoraba Fidel – herido por todo el cuerpo, pero ello no me impidió seguir luchando contra la teniente...”

“Lo sé, Fidel, lo sé – contestó Arturo – yo también estaba allí”.

Duckman, avergonzado por aquella humillación, enrojeció de furia.

“¡¡¿Estáis escuchándome?!!” gritó enfurecido.

Los caballeros se giraron, Fidel comenzó a rascarse la cabeza y a estirarse dando signos de mala educación.

“Esto... – dijo Fidel – perdona Duckman, no sabíamos que te molestaría tanto”.

“Lo cierto es que no nos interesa saber como has llegado hasta aquí – dijo Reik colocándose en posición de combate – lo único que importa es que estás aquí, da igual la razón, porque vas a morir igual”.

“Insolentes, ¿cómo os atrevéis? Lo pagaréis muy caro”.

Convirtió sus brazos en cañones de agua y lanzó un enorme chorro con cada uno. Reik alzó la mano, emitió una extraña luz azul acompañada de un pequeño grito de concentración y congeló ambos chorros un segundo antes de que impactaran contra el barco.

“Lo siento, nos acaban de regalar el barco, no podemos dejar que nos lo rompas tan pronto”.

Fidel se subió al chorro congelado, avanzó corriendo sobre uno de ellos hasta llegar a la figura acuática, a la propinó un corte en el cuerpo provocando una hendidura en el agua. Entonces descendió a la cubierta satisfecho de su hazaña.

“Se acabó” aseveró confiado.

“¿Estás seguro?” preguntó Duckman.

La hendidura que había provocado Fidel se rellenó de nuevo de agua cerrándose por completo.

“Lo lamento, pero el agua no se puede cortar”.

“Maldición, si no adopta una forma sólida no podremos dañarle” pensó Arturo.

“¡¿Os estáis divirtiendo y no me habéis llamado?!” exclamó una voz.

Una sombra saltó del puesto de vigía y terminó sentado sobre la cabeza de la figura acuática.

“¡Jonyo!” exclamó Peter.

“Hacéis tanto ruido que no puedo dormir – dijo frotándose un poco los ojos – y para colmo me despierto y me encuentro con esto. Así que tú eres Duckman, cuanto tiempo. Aunque tengas la forma de Verónica a mí no me engañas. Me gustaría preguntarte una cosa, ¿cómo un tipo tan débil como tú ha podido ingresar entre los diez guerreros más poderosos del Señor Oscuro?”

“Cuida tus palabras. Soy muy poderoso. Soy un logia”.

“¿Logia? ¿Qué es eso?”

“Son aquellas personas que logran no sólo un control absoluto sobre uno de los elementos, sino que también pueden fundirse con él utilizando todas sus propiedades y manipularlo a su antojo, tal y como Duckman lo está haciendo en este mismo momento cambiando su aspecto por el de una figura acuática. Hoy, ninguno de nosotros tiene este nivel de control, pero no es algo imposible y en caso de lograrlo, seríamos prácticamente invencibles”.

“Así que se trataba de eso, ¿eh? – dijo Jonyo – Utilizando tu poder el Señor Oscuro puede provocar tanta destrucción como deseé a través de maremotos, grandes oleajes, desbordamientos o sequías”.

“Exactamente, como ves soy muy poderoso”.

“Yo sé algo sobre los logia”.

“¿Qué vas a saber tú?”

“Lo suficiente como para acabar contigo. Adoptes la forma que adoptes, necesitas mantener tu sistema nervioso intacto para poder utilizar los 5 sentidos; sin embargo, ahora no se aprecia porque lo recubres con una película de agua y aprovechas el reflejo de la luz del sol para hacerlo invisible, pero sé que está ahí y que si lo destruyo te quedarás como un charco en medio de la acera”.

“Aunque eso fuera cierto, ¿cómo piensas hacerlo? Para llevar a cabo tu objetivo, tendrías que acabar con todas mis células nerviosas sin dejarte ni una, porque si lo haces, podré reconstruirme a raíz de ella. Además estamos en mar abierto, mi elemento me protege, lo que me da ventaja frente a vosotros”.

“Eso no es una ventaja, es una desventaja, y será lo que te lleve a la muerte – dijo y se sumergió dentro de la figura - ¿has olvidado quién soy?”

“No es que lo haya olvidado, es que nunca me he molestado en saberlo, eres un caballero como los demás”.

“Je – dijo Jonyo mientras buceaba – esto demuestra que el único mal es la ignorancia”.

Continuó buceando hasta llegar a la altura del pecho y allí se detuvo.

“Escucha mi nombre y arrepiéntete de no haberlo sabido antes – dijo mientras comenzaba a cargar energía – Soy Jonyo, caballero del rayo, y añadiré algo más. Para tu información, el agua conduce la electricidad”.

“¿Cómo? ¿Caballero del rayo? ¡No!”

“¡¡¡Thunder Shock!!!”

Jonyo extendió las extremidades y comenzó a emitir rayos tanto por las manos como por los pies. Rápidamente se extendieron por toda la figura carbonizando todo el sistema nervioso de Duckman sin que el pudiera hacer nada por evitarlo provocando en un instante, el desmoronamiento de la figura acuática. Algunos de los rayos se desviaron saliendo de la figura dirigiéndose hacia el resto de caballeros.

“Ey – dijo Arturo cubriéndose de uno de ellos con la espada - ¿no se ha pasado un poco? Sólo queríamos dejarle dormir, jeje”.

“Podría haber dejado algo para nosotros” dijo Fidel rechazando otro.

Gabriel se cubrió con una rosa, la cual lo absorbió volviéndose amarilla.

“Mmmmmm, esto me da una idea...”

La figura perdió su forma y los brazos congelados de Duckman se desprendieron precipitándose hacia el barco.

“De estos me encargo yo”.

Reik saltó, cogió los trozos de hielo y los lanzó contra el mar a lo lejos.

Cuando la figura se desvaneció, Jonyo quedó flotando en el aire y regresó a la cubierta.

“¡Misión cumplida!” exclamó satisfecho.

“Ha mejorado mucho desde que Arturo y los demás le sacaron de manos de Andrés – pensó Peter viéndole tan contento – los combates contra Snape, Eddy, Jezabel y Mesa le han aportado mucho”.

“Llevamos varios días sin parar y por fin hoy podemos relajarnos y hablar un rato para conocernos mejor – dijo Gabriel – así que voy a bajar a la bodega a por el vino que nos regalaron los petorianos, nos sentamos y disfrutamos del día”.

Entró al interior del barco dejándose la puerta abierta y su figura pronto se perdió en la oscuridad.

“Que buena idea, nos vendrá bien a todos” dijo Arturo.

“Hablar... buah, ¿quién necesita hablar pudiendo fumar? – pensó Reik encendiendo un cigarro – ya verás como esto acaba mal”.

“Una charla no hace daño a nadie, creo yo” dijo Jonyo sentándose apoyado en el mástil.

Los caballeros se quedaron mirando a la puerta que Gabriel había dejad abierta en espera de su regreso.

“Pero... ¡¿qué haces tu aquí?!” s escuchó gritar desde dentro.

Tras el grito se escucharon varios golpes de objetos que chocaban contra el suelo y un correteo que se iba acercando poco a poco.

“Parece que ya vuelve” dijo Fidel.

Los caballeros asomaron la cabeza por la puerta a la vez que escuchaban como el correteo se hacía cada vez más intenso. Una figura apareció y se acercó corriendo hacia la puerta.

“¡Abran paso!” dijo quien se acercaba.

Lo caballeros se apartaron de la puerta con el fin de evitar una colisión, la figura salió del interior del barco y la luz del sol reveló su identidad.

“¡Suso!” exclamaron todos a la vez.

Gabriel apareció unos segundos después, se detuvo delante de la puerta jadeando y miró a Suso.

“Dímelo, haaaa, haaaaaa – jadeaba Gabriel - ¿cómo lo has hecho? ¿Cómo te has colado en el barco?”

“Ey hermano, cálmate. Primero cuéntame que ha pasado. Lo último que recuerdo es la fiesta que dimos en el bar de Jose, llevaba una borrachera enorme, después, no sé por qué, estaba sólo en la calle y aprecié el olor de unos barriles de vino, fui a donde se encontraban, bebí un par de copas y me debí quedar dormido, y hoy me he despertado aquí”.

“¡¿Un par de copas?! – exclamó Gabriel exaltado – Apenas has dejado un barril. En mi vida he visto beber tanto a alguien”.

“Tampoco era tanto, eso sí, todo de excelente calidad”.

“Claro que era de excelente calidad, porque los petorianos nos lo habían regalado para que nos lo tomáramos en señal de agradecimiento por salvar la ciudad, y tú te has bebido casi todo, vas a devolvernos todo lo que te has tomado” dijo y se lanzó para cogerle.

“Ey hermano, ya te he dicho que te calmes”.

Suso saltó evitando a Gabriel, se apoyó en su cabeza, cogió un mayor impulsó y saltó para quedar abrazado al mástil.

“Así que este es el barco que os han dado Norris y Eddy – dijo mirando a su alrededor – y, ¿cuándo os marcháis?”

Susó observó a su alrededor en busca de Petoria, miró hacia la derecha y vio mar, miro hacia la izquierda y vio mar, miro hacia atrás y vio mar.

“Emmmm, ¿y Petoria? ¿Dónde está?”

“Salimos de allí hace ya tiempo – contestó Peter – ya la hemos dejado atrás. Estamos en alta mar”.

“Jajajaja, que buena, venga, ahora en serio”.

Los caballeros no contestaron, sólo se quedaron mirándole.

“No... no puede ser... no”.

“Lo siento” dijo Arturo.

“¡Ahora baja de ahí!” exclamó Gabriel y saltó hacia él dando una patada.

Suso se bajó del mástil evitando el ataque, Gabriel no cesó su avance, por lo que Reik tuvo que saltar, cogerle de la pierna y tirarle al mar. Gabriel cayó de cabeza sumergiéndose varios metros, tardó varios segundos en salir a la superficie de nuevo.

“A qué ha venido eso?” preguntó enfadado.

“Si no lo hubiera hecho hubieras partido el mástil. Cálmate un poco”.

“Podrías haberme tirado contra la cubierta, no tenías porque lanzarme al mar”.

“Si hubiera hecho eso, la fuerza del impacto habría creado un agujero”.

“Está bien, perdón” susurró y subió al barco de nuevo.

“Jeje, ¿ya se te han bajado los humos?” preguntó Suso con un tono burlón.

Gabriel volvió a ofenderse y comenzó a perseguir a Suso por toda la cubierta, el cual huía correteando como si fuera un juego.

“¿No sería más fácil si le durmieras o algo así?” sugirió Jonyo.

“¡Cierto! - exclamó llevándose la mano por dentro de la camisa - ¡recibe mi rosa turquesa!”

Lanzó la rosa contra Suso, quien intentó evitarla saltando, pero le alcanzó en el talón de sus pies descalzos.

“Mierda, eso dormía, ¡no!” exclamó y cayó dormido.

“Haaaa, haaaaaaaa, por fin te atrapé” dijo Gabriel orgulloso.

“Y ahora, ¿qué vamos a hacer con él? – preguntó Arturo – No podemos dejar que viaje con nosotros. Y tampoco podemos regresar a Petoria, está demasiado lejos, perderíamos mucho tiempo.

“Es simple – contestó Reik – En cuanto lleguemos a una isla le dejaremos allí”.

“¿Abandonado a su suerte? No me parece correcto”.

“¿Se te ocurre algo mejor? ¿Prefieres que se quede aquí y que Mesa o la teniente le maten?”

“No quería decir eso...”

De pronto, un pitido agudo interrumpió la conversación.

“La comida está lista” dijo mirando el reloj.

“Podríamos comer en la cubierta al aire libre con el aroma del mar” sugirió Fidel.

“No contéis conmigo, – dijo Reik yendo hacia el interior del barco – vosotros haced lo que queráis”.

Entró en el interior y cerró la puerta.

“Perdonadle, él no fue siempre así” dijo Gabriel.

“¿Qué le pasó?” preguntó Jonyo.

“Es una historia muy larga, verás, resulta que...”

“No recuerdo haberte dado permiso para hablar de mi pasado – dijo Reik asomándose por una ventana – si hay que contar algo lo contaré yo, ¿os prefieres que hable yo del tuyo? Tú tampoco fuiste siempre así”.

Gabriel se quedó callado. Reik se apartó de la ventana y fue en dirección al baño. Allí, abrió el grifo y se echó un poco de agua fría en la cara para refrescarse.

“Cuando estábamos en Petoria no era yo mismo – pensó mientras le caían gotas de agua de la cara – Los caballeros me estaban contagiando su amabilidad, ¿o quizá fuera porque al estar de nuevo en la ciudad me acordaba de ellos? No lo sé, pero ya no importa, hemos salido de allí”.

En la cubierta, los caballeros estaban inmersos dentro de un silencio incómodo.

“Bueno... – dijo Peter para romper el silencio – comamos. Si la comida se enfría y hay que tirarla será un desperdicio”.

“Sí, será lo mejor” dijo Arturo.

Cada uno fue en busca de un plato de comida, siendo Gabriel y Peter los últimos de la cola. Cuando los demás ya habían entrado y Gabriel se disponía a hacerlo, Peter le agarró del brazo deteniendo su avance.

“Gabriel, con respecto a lo de Reik, no te preocupes por el pasado ahora, eso ya no tiene arreglo. Todos tenemos recuerdos amargos en nuestro pasado y, si hay alguien que no los tiene, tampoco tiene mucha importancia”.

“Gracias Peter” dijo y entraron juntos.

Cuando Suso se despertó estaba sentado apoyado en el mástil, atado con innumerables cuerdas que lo rodeaban y con los caballeros comiendo a su alrededor.

“Hmmm, ¿qué es ese olor?” dijo aún algo anonadado.

“Vaya, ya te has despertado” dijo Jonyo a la vez que se llevaba algo de comida a la boca.

Suso intentó moverse para llegar hasta la comida y se dio cuenta de que estaba cautivo.

“¿Qué me habéis hecho? Desatadme”.

“Vamos a hacer un trato – dijo Arturo poniendo un plato de comida delante de su cara – Sin importar las circunstancias que te hallan traído, estás con nosotros en el barco, así que si aceptas comportarte como es debido, te damos de comer, ¿qué contestas?”

“¡No! – exclamó orgulloso mirando hacia otro lado – A mí nadie me coarta la libertad”.

“Como quieras. Seguirás atado entonces, te guste o no, en un grupo tiene que haber un mínimo orden, eso no es coartar la libertad”.

Arturo retiró el plato y el estómago de Suso emitió un fuerte sonido.

“Esto... espera, era broma hermano, acepto encantado”.

Gabriel lanzó una rosa contra el nudo principal que ataba a Suso cortándolo. Una vez se vio libre, se lanzó sobre el plato y comenzó a comer de forma desesperada.

“Se ve que tenías hambre - dijo Fidel - ¿hace cuánto no comes como es debido?”

“No lo recuerdo, me suelo alimentar de lo que consigo por ahí, que suele ser crudo, como mucho lo caliento con una onda de energía, yo no sé cocinar, la vida del transeúnte es muy dura”.

“Vaya, es una pena, a nosotros nos cocinaba... ¡David! ¡Nos hemos olvidado completamente de él!”

“No te preocupes – dijo Peter – yo me encargué de ello en su momento, di órdenes de que le dieran trabajo en el hotel de Petoria en vuestra ausencia”.

“Uf, menos mal, gracias Peter”.

“Volviendo a ti – dijo Peter – y con tu permiso si no es indiscreción, me gustaría preguntarte una cosa”.

“Dispara hermano”.

“¿Cómo acabaste viviendo en la calle?”

“Quizá no debías haber preguntado eso – le susurró Jonyo al oído – podría ofenderse”.

“No os preocupéis, no tengo ningún problema en contestar – dijo dejando el plato vacío en el suelo – Que bueno estaba todo, lo menos que puedo hacer es contaros algo en compensación. Veréis, lo cierto es que he tenido algunas dificultades desde que nací”.

>>Mi madre se quedó embarazada en la adolescencia, según me contaron de pequeño, de un indeseable que sólo la quería para el sexo dada su notable belleza y ella, ciega por la edad, no supo verlo y se enamoró perdidamente de aquel hombre. Él, al enterarse de que mi madre se había quedado embarazada de mí, intentó convencerla de que abortase, pero ella quería tenerme, por lo que ante la negativa, él la dio una paliza. Tuvo suerte de que no la matara y consiguió escapar, le denunció y le metieron en la cárcel por violencia de género.

>>Desgraciadamente, mi madre murió al darme a luz y fui llevado a un orfanato. Me dieron en adopción en varias ocasiones pero de pequeño era muy revoltoso, añadiendo que en el colegio me rodeaba siempre de malas compañías que provocaron el nacimiento de mi carrera delictiva, razón por la cual todas las familias me devolvían siempre. Aquellos cambios bruscos y repentinos agravaron aún más mi personalidad volviéndome cada vez más violento y problemático.

>>Al cumplir la mayoría de edad y no tener una casa en la que guarecerme del frío y la lluvia, el orfanato me expulsó alegando que sólo tenía responsabilidad con menores de edad. Me dieron un poco de dinero que no llegaba ni para la comida de un día. Desde entonces, me vi obligado a vivir en la calle, algunas de las malas compañías que tuve en el instituto acabaron igual que yo y me ofrecieron trabajó como traficante de objetos robados. Al principio lo hacía muy mal y metía en problemas a los demás, en una ocasión me pillaron, fue entonces cuando conocí a Kevin, que en aquellos años no era más que un policía de tres al cuarto, pero con el mismo sentido de la justicia, estuve en prisión unos meses, donde conocí a mi padre, quien se sintió complacido al conocer a su hijo a pesar de haberle repudiado antes de nacer. Me ofreció un trato, yo le ayudaba a escapar y él me entrenaba en el arte del hurto y me daba un trabajo fijo.

>>Yo recordaba lo que ese hombre le había hecho a mi madre porque en el orfanato me habían contado la verdad. Fingí aceptar su oferta, ambos escapamos de prisión, fue entonces cuando empecé a ser perseguido seriamente. Como acordamos, fui entrenado en el arte del hurto aprovechando como ventaja la única técnica que había sido capaz de aprender en el colegio, el bushin, con el escapé durante años tal y como lo visteis el día que llegasteis a la ciudad.

>>Mi talento para ese trabajo provocó disputas entre mis compañeros y en una de ellas, aproveché para vengarme de mi padre por todo lo que le hizo a mi madre. Sin el jefe, el grupo no tardó en desmembrarse consiguiendo mi total autonomía y soledad, con la que he vivido hasta hoy.

Reik estaba en una cubierta superior echándose un cigarro y no puedo evitar escuchar la conversación.

“Así que fue por eso – dijo echando una bocanada de humo por la boca – me recuerda a Gabriel cuando era más pequeño”.

Los caballeros se quedaron callados unos instantes sin saber que decir.

“Ey hermanos, no os quedéis callados. No es para tanto, cambiemos de tema, ¿qué pasó después de que Mesa me derrotara? ¿Lo matasteis?”

“Es cierto, tú no lo sabes porque perdiste el conocimiento - dijo Peter - pero, ¿Kevin no te contó lo que pasó?”

“Ése que me va a contar a mí. Sólo me encerró en el calabozo”.

“Pues te cuento, el caso es que el colgante potenció la energía de Arturo al igual que hizo en su momento contigo”.

“¿Y te convertiste en un guerrero tan guapo como yo?” preguntó esperanzado.

“Bueno, mi aspecto era diferente, así que no sabría comparar” contestó para no ofenderle.

“Que vuestras formas sean distintas demuestra mi teoría de que la transformación no viene dada de fuera sino que viene de vosotros mismo – dijo Peter – Si fuera sólo cosa del colgante, al otorgar a los dos los mismo poderes lo normal sería que hubierais adoptado un aspecto más o menos similar. Sin embargo, sois personas distintas y adoptasteis formas distintas. El colgante sólo os dio un pequeño empujoncito. Deberíamos estudiar la forma de alcanzar ese estado sin apoyo de ningún medio”.

“¿Cómo lo hiciste?” preguntó Jonyo.

“La verdad, no tengo ni idea. Únicamente sentí que tenía que luchar para que todas las muertes y derrotas anteriores no hubieran sido en vano. El colgante hizo el resto”.

“Entiendo, y una vez así, ¿le diste una buena paliza, hermano?”

“Los acontecimientos fueron aún más sorprendentes – continuó Fidel – Arturo estaba ganando a Mesa y se disponía a darle el golpe de gracia, pero el colgante agotó sus fuerzas desintegrándose y provocando que Arturo regresara a su forma original”.

“¿Entonces Mesa os devolvió la paliza?”

“Casi – contestó Gabriel – Cuando ya dábamos todo por perdido, una extraña muchacha apareció y golpeó de nuevo a Mesa, quien se vio obligado a retirarse”.

“¿Estaba buena?”

“¿Es que no puedes pensar en algo que no sea sexo, comida o dinero?” preguntó Fidel.

“Es lo que tiene”.

“A mí sí me pareció bella” afirmó Gabriel con determinación.

“Eso no tiene la menor importancia en este momento – dijo Jonyo – lo que de verdad tiene que interesarnos de esa chica es lo que dijo sobre que podía controlar todos los elementos con una mayor facilidad que nosotros quienes sólo controlamos uno”.

“¡Eso es mentira! – exclamó Reik desde el otro lado – Para ir al grano, situémonos en el ámbito estudiantil para tomarlo como ejemplo. ¿Cómo es más sencillo sacar una mejor nota? ¿Teniendo ocho asignaturas o teniendo una?”

“Una, obviamente” contestó Jonyo.

“Exacto, por lo tanto la única alternativa sería haber entrenado durante más tiempo, y te aseguro que es imposible que haya entrenado más que yo, eso sin contar que es más joven. Que no sueñe con imposibles, simplemente se lo tiene muy creído. Shawn debe haberla tenido muy mimada”.

“Deduzco por tus comentarios que no tienes especial afecto por ninguno de los dos – dijo Arturo – y te comprendo. A nosotros Shawn nos trataba con mucha dureza y aunque sé que era por nuestro bien y que gracias a ello tengo estos poderes hoy, no pude evitar sentir odio en algunas ocasiones. Pero, seamos razonables, a ella sólo la has visto una vez, no se debe juzgar a nadie de esa forma con tan poca información, démosle una oportunidad”.

“Estoy de acuerdo” dijo Gabriel.

“¿Oportunidad? ¿Para qué? Al final todo será como yo he dicho”.

“Ey hermanos, dejad de discutir, tengo una pequeña duda, habláis mucho de esa chica pero, ¿dónde está?”

“Se marchó después de que lo hiciera Mesa – contestó Fidel – dijo tener sus propios asuntos”.

“Vaya, para alguien que podía alegrarme las vistas va y se marcha”.

“Eh, no te pases o te echaré al mar con los tiburones” amenazó Gabriel.

“Fuera de todo esto – dijo Fidel – Jonyo, antes me has sorprendido, no sabía que contaras con todos esos conocimientos”.

“Me lo enseñó Andrés. Es la ventaja de ser discípulo único. Me dijo que el objetivo final del entrenamiento es que me convirtiera en uno, pero el entrenamiento nunca terminó porque Fósil le mató, y por ello estoy aquí. Los logia pueden alimentarse de su elemento en un caso de extrema necesidad con sólo quedarles una célula viva, de esa forma, se recuperan a gran velocidad y da la sensación de que son invencibles. Esto explica la confianza que tenía Duckman cuando se presentó ante nosotros. Un simple consejo os ayudará a vencer si os enfrentáis a uno algún día. Alejadle de su elemento todo lo que podáis, así se irá debilitando. Es una tarea difícil, pero es la única manera de vencerles, Pongamos un ejemplo, si Arturo fuera un logia y tuviéramos que enfrentarnos a él estaría en clara desventaja al estar rodeado de mar, ya que no puede conseguir fuego de ninguna parte”.

“Lo tendré en cuenta”.

La conversación continuó animadamente atravesando diversos temas y recordando momentos de la fiesta que dieron en Petoria acompañando la situación con jarras de vinos sacadas de lo que quedaba en la bodega. Después de tanto hablar, llegó la noche y la cubierta quedó casi vacía. Sólo Gabriel permanecía en ella, sentado en el puesto de vigía con lápiz y papel mirando a las estrellas. Arturo salió a la cubierta con signos de sueño, miró hacia arriba y vio asomando el flequillo del caballero de la rosa, por lo que decidió subir en su compañía.

“Hola” saludó al subir.

“Hola Arturo, buenas noches”.

“Vete a dormir si quieres, yo me quedo de guardia”.

“No te preocupes, no me molesta, me gusta ver las estrellas y escuchar las olas del mar mientras escribo”.

“¿Qué estás escribiendo?”

“Una poesía”.

“¿Puedo verla?”

“Por supuesto” dijo ofreciéndole la hoja.

Arturo cogió la hoja y leyó la poesía.

Aun puedo oler a ella,

Dulce rosa del amanecer.

Me iré antes de que me vea

A un lugar do perecer.

“Muy profunda – dijo devolviéndole la hoja – tienes talento, cuando acabe todo esto podrías dedicar tu vida a ello”.

“Creo que exageras un poco”.

“En serio, a mí me lo parece”.

Se quedaron hablando un rato hasta que vieron un pequeño resplandor en el horizonte.

“Por ahí hay una luz tenue” señaló Gabriel.

“Interesante, ¿sabes lo que significa?”

“¡Que hemos llegado a una isla!” exclamaron a la vez.


lunes, 18 de diciembre de 2006

Poesía de la Rosa Vol II - Unos Versos por Alguien

‘’Alientos sin vida que hoy desprendo

Tómame en tu último deseo

En llevarme a algún lugar

Donde mi alma vuele en paz.



Alientos inertes como el frío invierno

Tomad las riendas de mis sentimientos

Hacedlos gélidos como vos

Que tal vez sea así mejor.



Despojadme de mi ardiente corazón

Pues con mil espinas en el aun

No puede morir con razón.


Matadme ya de una vez por favor

Arrastradme hacia un mundo sin sueños

Donde mi corazón no pueda sentir amor.’’





M. A. de la Rosa, unos versos por alguien.

domingo, 17 de diciembre de 2006

Poesía de la Rosa Vol I - Tempestad

Como Los Caballeros aun está en producción, la cual se va acelerando poco a poco porque ya sólo me queda un examen, aprovecho para mostraros algo diferente. Hoy, de la mano de Miguel Ángel de la Rosa, Gabriel, caballero de la rosa en la novela ^^, es un honor para mí publicar una de sus poesías, Tempestad, que fue propuesta para el concurso de literatura del I.E.S. Duque de Rivas aunque lamentablemente no resultó ganadora, aún así, es digna de algo más importante, complacer vuestro sentidos con su dulce melodía, ahí va:


Tempestad

Grito en el vacío de la absurda soledad

Me siento sin poderío de afrontar la realidad

Soy el estúpido vencido por una tempestad

Ahora Pierdo el sentido y me encierro en mi deidad.

Recordando esos días que quiero retomar

Reviviendo esos momentos… ¡No puedo más!

Me quema la frustración más, más y más…

Ahora la tristeza se cierne, no me deja en paz.

No quiero ser un recuerdo así sin más

Sino un ángel que te haga volar

Y tatúe en tu alma: no te dejaré jamás

Pues eso es lo que quiero porque te necesito amar

Al fin y al cabo esto no cambiará

Aquí me dejaras a mi suerte de mal

Por mucho que me esfuerce me dejarás

Solo y con mi suerte fatal.

Como una rosa he crecido y me marchito

A excepción de tu amor me dejas sin tus mimos

Que los necesito para estar bendito

Junto a tu ímpetu de fuego clandestino.



Si el autor me transmite más trabajos suyos, los publicaré también, a la espera estamos todos de más (y de vacaciones ^^)

lunes, 27 de noviembre de 2006

Quesada en portada

Buenas!!! Cuanto tiempo, hace 27 días que no posteo nada por culpa de los maravillosos (ironía) exámenes de 2º de Bachillerato que aún no he acabado, pero bueno, ya queda poco y además, no están saliendo del todo mal, como está un poco muerto desde que terminó la saga de Petoria, sabiendo que además todavía falta un poco más para el siguiente episodio, aprovecho el suceso acontecido hoy para poner una entrada y que esto tenga algo de vida. Hoy, en mi clase, 2ºD, cierta persona ha salido después del examen de Economía alegando tener una entrevista, que yo, en un principio, me imaginé sería de trabajo, pero no, era una entrevista de telvisión, se trataba de Alejandro Quesada, que hacía unas declaraciones a TVe sobre su orientación sexual homosexual y que además salía en portada del periódico 20 minutos de este mismo día (27-11-2006, conseguidlo, xD), le doy mis felicitaciones por el protagonismo que ha tneido durante el día de hoy, para el que quiera leer la noticia en profundidad aquí estña la URL : http://www.20minutos.es/noticia/176807/0/instituto/Rivas/gays/

Una saludo

PD. Próximamente en los caballeros, Mireia y el Capitán Lardo en acción y 4 nuevos personajes!!!

miércoles, 1 de noviembre de 2006

Episodio XXXVII

Muy buenas, un día más. Lo sé, sé que juré y perjuré que acabaría la saga de Petoria en Octubre, y no lo he conseguido... hoy es día 1 de Noviembre xD. Aún recuerdo cuando empecé esta saga, estaba en Italia, era la primera noche de hotel, y yo escribía el encabezado de "Episodio XVIII" tumbado en la cama, y hoy, llega a su fin. Por suerte, dado el restraso que sufrió la subida del episodio anterior, pude hacer este mucho más rápido, y también parece que ya le cojo el ritmo a 2º de bachillerato, en realidad es muy simple, el truco es NO SALGAS EN TODO EL AÑO, es duro, pero funciona, apenas descanso un turno en semana, el viernes por la tarde, y cualquier hueco suelto por ahí lo utilizo para adelantar materia. En fin, únicamente comentar q no os asutéis cuando veáis el tamaño del episodio xD.

Nº de ep: 37

Título: Adiós, Petoria

Tamaño: 16'6 (récord superado desde el 10'5 del ep 24, a ver si superamos tb el récord de comentarios xD)

Dedicado a: Todo personaje que haya aparecido en esta saga.




Episodio XXXVII

P

eter fue curando a los caballeros uno por uno mientras descansaban, Reik fumó un cigarro sentado en la arena a la vez que el resto de sus compañeros, que se quedaron observando como salían la luna y las estrellas y el cielo se oscurecía paulatinamente. Una vez estuvieron todos curados, cogieron a Suso entre Jonyo y Gabriel y partieron volando lentamente hacia Petoria. En el camino, Suso recobró el conocimiento.

"¿Qué ha pasado?" preguntó algo aturdido.

"Descansa - dijo Fidel - todo ha terminado".

"Recuerdo que estaba luchando contra el tipo que vestía de traje, pero terminó derrotándome".

"Olvida eso - dijo Reik - él ya no volverá a molestarte, ni a ti, ni a la ciudad".

"Es un alivio saberlo. Me alego de haber podido hacer algo por los demás, la vida en la calle es muy dura y..."

No terminó la frase, cerró los ojos lentamente, bajó la cabeza y volvió a perder el conocimiento.

"Ha vuelto a desmayarse" dijo Fidel.

"Es normal, - dijo Jonyo - su cuerpo no estaba acostumbrado a albergar tanta energía. Tardará en recuperarse".

Continuaron volando durante unos minutos y llegaron a la puerta oeste de Petoria, donde Kevin, Jose, Norris y Eddy aguardaban su regreso.

"¡Ahí llegan!" exclamó Jose.

"¡Ves! - recriminó Norris - Te dije que llegarían por esta puerta".

"Vale, vale - respondió Eddy algo agobiado - no tienes por que recriminarlo así".

Los caballeros aterrizaron delante de ellos saludándoles con la mano.

"Bienvenidos - saludó Kevin dando un paso al frente - ¿cómo os ha ido?"

"Ha habido algunas situaciones difíciles pero, conseguimos que el enemigo se fuera" dijo Arturo haciendo el signo de la victoria.

"Y además se acordará de nosotros durante una buena temporada" dijo Fidel riendo.

"Me alegro mucho, ahora entregadnos a Suso".

"Y devolvedme el colgante, por favor".

Los caballeros se quedaron en silencio durante unos segundos al escuhar esa petición.

"¿Qué pasa? - preguntó Eddy algo preocupado - ¿Por qué os quedáis callados?"

"Esto... - comenzó Peter - verás..."

"Déjalo, Peter, ya se lo digo yo" dijo Reik.

Se acercó a Eddy frotándose las manos hasta estar delante de sus narices.

"¡Chaval! ¡Que no hay colgante!"

"Que delicado..." susurró Gabriel con ironía.

"¡¿Como que no hay colgante?! ¡¿Qué ha pasado?!" exclamó algo enfurecido.

"Como ya sabes, tu colgante proporcionó energía a Suso, y después a mí, pero eso agotó sus reservas y termnó desintegrándose".

"¡Qué! Mi colgante..."

"Lo siento".

Eddy se sentó, cabizbajo, pensando que jamás volvería a tener entre sus manos su objeto más preciado. Tras esto, Kevin dio un paso al frente.

"Entregad a Suso a la justicia" repitió.

"Toma" dijo Jonyo y le entregó el cuerpo.

"Está perfectamente - dijo Peter - recuperará el conocimiento en unas horas".

"Ha luchado valientemente - dijo Fidel - ¿qué vais a hacer con él?".

"Es un delincuente peligroso, llevamos mucho tiempo detrás de él. Se le aplicará el castigo correspondiente a sus fechorías. Mañana por la mañana, será ejecutado".

"Pero si ha defendido la ciudad" recriminó Gabriel.

"Una única proeza no redime a un hombre de una vida de fechorías".

"Pero basta para condenarle" dijo Reik fumando.

"Exactamente. Yo no hago las leyes, solo exijo su cumplimiento. Buenas noches". dijo y se marchó con el cuerpo de Suso a cuestas.

"Podéis quedaros a dormir en nuestras casas - dijo Norris - necesitaréis descansar antes de partir en vuestro viaje".

"¿Para qué? - preguntó Gabriel - Si no hemos podido conseguir el barco".

"¿Cómo que no?" preguntó Norris.

"Es cierto, el combate entre Eddy y yo no concluyó- dijo Jonyo cabizbajo - Cuando creía que había ganado, Eddy consiguió levantarse y, además, poseía los poderes del colgante, con lo que, si no hubiera intervenido Suso y esos poderes los hubiese obtenido él convirtiéndose en alguien como Super Suso, dudo mucho que hubiera conseguido ganar".

"Lo estás enfocando de manera equivocada" dijo Eddy levantándose.

"No entiendo".

"Te explico, el reglamento de los Juegos de Petoria permite cualquier tipo de arma y ataque, por feroz que sea, siempre y cuando se respeten los ojos y partes bajas del contrario y la otra condición es que siempre debes luchar con tus propias fuerzas. En el momento en que alguien te ayuda, modificas tu potencial o simplemente te curas durante el combate, quedas descalificado y da la casualidad de que el colgante no era mi propia energía".

"Eso quiere decir que..."

"Sí, habéis ganado".

Una sonrisa se dibujó en el rostro de Jonyo mezcla de alegría y satisfacción.

"¿Para cuando lo tendréis preparado?" preguntó Gabriel.

"En dos días estará listo, - dijo Norris - ahora descansad. Tenemos que celebrar esta victoria con una gran fiesta".

"Nos vendrá bien una siestecilla" dijo Fidel.

"No se hable más - dijo Norris dándose la vuelta - vamos a dormir".

"Lamento tener que rechazar vuestra proposición - dijo Peter - pero, a parte de que tengo casa propia en la ciudad tengo asuntos que atender, lo que ha ocurrido hoy va a necesitar intervención política".

"Como quieras" dijo Norris.

Los caballeros se fueron siguiendo a Norris y a Eddy y Peter se marchó en otra dirección.

En Konoha, Mesa hacía su aparición a la entrada del castillo de la Fiera Deidad y al instante cayó al suelo rendido. Varios soldados corrieron hacia él al verle.

"Señor Mesa, ¿qué le ha pasado?" dijo uno de los soldados.

"No contesta, está muy grave, llevadle a la enfermería y dad parte al capitán Lardo y al Señor Oscuro".

Otro soldado apareció corriendo desde otra dirección.

"El helicóptero de la teniente acaba de aterrizar - dijo él - está gravemente herida".

"¿La teniente también? ¿Pero qué está pasando?"

Trajeron rápidamente dos camillas, colocaron a Mesa y a Jezabel sobre ellas y les pusieron una mascarilla de oxígeno a cada uno.

"¿Cómo dos de nuestros tres mejores guerreros más poderosos han podido ser derrotados? Aún no me lo creo" pensó uno de los soldados empujando la camilla de Mesa.

Pasó la noche y Petoria amaneció de nuevo. Retiraron el ring de combate de los Juegos colocando en su lugar una picota en la que se desarrollaría la ejecución del acusado. La plaza empezaba a llenarse de gente cuando los caballeros llegaron acompañados de Norris y Eddy. Jose estaba ya en la plaza cuando llegaron y al verles les hizo una señal con la mano.

"Ahí está Jose" dijo Norris al verle.

Avanzaron abriéndose paso entre cada vez más gente hasta que llegaron a él. Al encontrarse se dieron cuenta de que Peter estaba con él, pero no había podido verle dada su baja estatura. Cuando estuvieron todos juntos pudieron ver a Jose, que vestía una armadura de hierro de la antigüedad, de color gris y azul, una protección en el cuello de tonos dorados y una cadena como cinturón.

"Muy buenas - saludó Arturo - ¿Cuándo empieza?"

"A mediodía - contestó Jose - aún faltan unos minutos".

"No me gustan las ejecuciones" dijo Gabriel.

"Imagínate a mí, que soy el ejecutor".

"¿Eres tú quien se va a encargar de ejecutar a Suso, Jose?" preguntó Eddy sorprendido.

"Lamentablemente sí, es una elección al azar entre los ciudadanos y no te puedes negar. Es como si eres llamado para un jurado popular o para hacer recuento de votos en las elecciones, son labores que si no se escogiera a la gente así para hacerlas, nadie las haría".

"Sí que es un problema" dijo Fidel.

"¿Y te obligan a llevar esa ropa?" preguntó Jonyo.

"Es el uniforme".

"Pues que anticuado".

"Bueno, al menos veremos sangre" comentó Reik.

"¿Alguien va a morir y tú te preocupas por eso?" preguntó Gabriel.

"Visto que es inevitable, habrá que buscarle el lado positivo".

Se escuchó el sonido de una trompeta, en la picota, cuatro soldados de la Guardia Petoriana comenzaron a tocar el tambor.

"Ya empieza" dijo Peter.

"Pues entonces yo tengo que ir ya, hasta luego" se despidió Jose.

"Suerte" animó Norris.

Se abrió un pasillo entre la gente que enlazaba directamente la picota con uno de los accesos de la plaza, por el que avanzaba el acusado rodeado de guardias. Kevin encabezaba la fila, seguido de Suso, que caminaba levemente encorvado, llevaba atadas las manos a la espalda, su sonrisa burlona había desaparecido convirtiéndose en una incesante mirada de odio hacia cualquiera con el que cruzase la mirada, avanzaba despacio, pero con la frente bien alta, no mostraba signos de miedo o arrepentimiento. Subió a la picota y le colocaron en un yugo tumbando su cuello sobre un tronco de madera. Jose se puso una capucha negra y agarró un enorme hacha y en ese momento la música de los tambores cesó. Kevin se colocó delante del condenado y extendió un pergamino.

"De acuerdo con el decreto número 28, artículo 10, de la constitución de Petoria, procedemos a la ejecución del conocido ladrón Suso el Sucio, perseguido por la justicia desde hace varios años, se le acusa de innumerables hurtos, resistencia a la autoridad, bandolerismo, contrabando, saqueo, depravación, intento de fuga y escándalo público. Por ello, se procederá con la sentencia correspondiente, la pena de muerte, ¿últimas palabras del acusado?"

"¡Dinos donde guardas todo lo que nos robaste!" gritó alguien desde la muchedumbre.

Poco a poco, el resto de la gente repitió la misma preguntas con distintas palabras, cada vez más insistentemente hasta que toda la plaza se puso a abuchear a Suso.

"¡¿Os referís a mi tesoro?! - exclamó Suso - ¡¿Al tesoro que tantos años me ha llevado recolectar? Está en las alcantarillas, en la boca que hay en la esquina de la calle Alcohol al lado de La Pipa Ebria, que es donde iba yo a beber normalmente, lo dejé todo allí, buscadlo si queréis, ojalá se le atragante al rufián que lo encuentre".

"Gracias por la información - dijo Kevin y después miró a Jose - Adelante, proceda".

Jose empuñó el hacha y la levantó. Los tambores iniciaron un redoble.

"Sólo me arrepiento de una cosa - replicó - ¡de no haber destruido esta ciudad cuadno tuve la oportunidad!"

A la señal de Kevin, Jose bajó el hacha, se escuchó el sonido de un corte, los tambores cesaron y el yugo que aprisionaba a Suso cayó al suelo partido por la mitad dejando la cabeza de Suso libre.

"¿Qué ha pasado? - preguntó Suso - ¿Has fallado?"

Toda la plaza comenzó a reír ante aquel comentario.

"¿Se puede saber de qué os reís?" insistió ya algo mosqueado.

"Ya puedes salir de ahí - dijo Jose quitándose la capucha - todo ha terminado".

"¿Cómo?"

"Te veo un poco perdido, déjame que te ponga al día - dijo Kevin medio sonriendo - Verás, ayer los caballeros te entregaron a la justicia sabiendo que ibas a ser ejecutado después de defender la ciudad por cualesquiera que fueran tus motivos, cosa con la que no estaban muy de acuerdo. Sin embargo, la ley es igual para todos, así que poco se podía hacer por salvarte. A pesar de todo, quedaba una posibilidad, la promulgación de una nueva ley. Peter vino a verme durante la noche y me propuso las siguientes condiciones. En vista de los servicios que habías prestado, tanto a favor como en contra de la ciudad, llegamos al siguiente acuerdo. Se te concedería la libertad condicional en el supuesto caso de que dijeras donde tienes todo lo que robaste y aceptaras devolverlo a sus legítimos dueños. Aunque, como sabrás, Peter y yo no podíamos decidir por toda la ciudad y llevar esto a cabo sin el consentimiento de la población, así que antes de que llegaras propusimos el acuerdo y lo sometimos a votación. Un 99'8 % de los sufragistas estuvieron de acuerdo y ese 0'2 %, supongo que englobará a las personas que más daño has hecho, las cuales querían tu cabeza a cualquier precio. La persona que ha gritado preguntándote donde escondiste lo que robaste era un miembro de la Guardia Petoriana y todo estaba preparado. Jose tenía instrucciones de como actuar en cada caso, según tu respuesta y todo el mundo sabía lo que iba a ocurrir excepto los caballeros y por supuesto, tú. Tuviste suerte en optar por revelarnos la localización de tu botín, de lo contrario ahora estarías muerto de verdad. Pasaremos por alto ese último comentario que has gritado teniendo en cuenta tus circunstancias, personalmente, creo que hubiera obrado de la misma forma si estuviera en tu lugar. Ahora sal de aquí y que no sé te ocurra volver a infringir la ley".

Suso bajó de la picota todavía algo anonadado por la situación.

"Jeje, le han engañado como a un niño - reía Reik - no me esperaba que ocurriera esto".

"Se ha salvado una vida, es un alivio" dijo Gabriel.

"Y sobretodo - dijo Jose bajando de la picota - por fin me puedo quitar esta armadura. Esto hay que celebrarlo, os invito a tomar un par de copas a mi bar, esta noche vienen a tocar unos amigos míos. Por supuesto vosotros también podéis venir" dijo mirando a Kevin, Norris y Eddy.

"¿He oído bien? ¿Alcohol gratis? - dijo Suso sonriendo - ¿Puedo ir yo también?"

"Está bien, pero no la armes".

"Tranqui".

"Nosotros no podemos aceptar tu oferta - dijo Arturo - debemos partir cuanto antes".

"No busquéis excusas, porque no las tenéis - dijo Norris - no tendréis listo el barco hasta mañana por la mañana, así que hoy os toca relajaros. Nosotros iremos ahora mismo a hacer los preparativos, que si no, no podremos ir esta noche al bar".

"Visto así, iremos".

"Hasta entonces" se despidió Eddy y los dos se fueron.

"Cuenta conmigo también - aseveró Kevin - últimamente trabajo demasiado, no me vendrá mal un descanso".

"Y no te olvides de mí tampoco" recordó Suso.

"¡Decidido! - exclamó Jose - Pues hasta esta noche".

Todos se fueron, cada uno por su lado, al igual que los habitantes de Petoria que habían venido a contemplar la ejecución, después de un rato, Suso se quedó sólo en toda la plaza mirando al cielo.

"Puede que al final seas tú quien está equivocado" pensó y se fue.

Dentro del castillo de la Fiera Deidad, el capitán Lardo caminaba por los pasillos con una sonrisa en la boca mezcla de incredulidad e intriga, después de andar durante varios minutos llegó a una sala, un guardia le abrió la puerta y entró. Se trataba de una sala con poca iluminación, en la que en una parte se encontraban varias cápsulas de cristal de gran tamaño, de las cuales salía un tubo por la parte superior que las conectaba a un ordenador que había al otro lado. Dos de ellas estaban ocupadas por Jezabel y Mesa, cuyos cuerpos dormían quietos dentro de ellas, bañados en un líquido verde y con un tubo que finalizaba en una mascarilla de oxígeno. En el exterior de las cápsulas había un pequeño panel de control con muchos botones y colores distintos.

"Interesante... realmente interesante - dijo el Capitán observando los cuerpos de sus dos compañeros - Si os han dejado en este estado, significa que me voy a divertir mucho con ellos. Estoy deseando conocerlos, ¡wajajaja!".

La risa del Capitán se extendió primero por los pasillos del castillo, atravesando todas las habitaciones, jardines y murallas hasta llegar a ser escuchado en toda la isla.

Al caer la tarde, los caballeros entraron a La Pipa Ebria. Era un local amplio con numerosas mesas, un pequeño escenario en un lado y la barra al fondo. Todo estaba en silencio. Jose, Norris, Eddy y Kevin estaban en la barra, callados, con caras largas.

"¿Que pasa? - preguntó Fidel - ¿Por qué tenéis todos esa cara?"

"Ha ocurrido algo inesperado - dijo Jose - Os lo explicaré, seguidme".

Los caballeros entraron a la parte trasera del local guiados por Jose, en su interior había un grupo había un grupo de hombres de parecido aspecto entre ellos. Todos llevaban el pelo negro y largo, una frondosa barba negra y ropa de cuero negra. Únicamente uno de ellos era calvo y no tenía barba. Todos se encontraban rodeando a uno de ellos, que tenía la mano vendada.

"¿Quienes son?" preguntó Jonyo.

"Son los amigos de los que os hablé. Iban a tocar esta noche, pero uno se ha cortado en la mano y no puede hacerlo".

"Nuestro grupo necesita a todos sus componentes en acción para lograr la acústica deseada - dijo uno de ellos - Si falla uno, no podemos tocar. Me presento, soy el cantante del grupo".

"Yo soy el batería - dijo el que era calvo - y puedo asegurar lo que ha dicho nuestro cantante. Además, se trata de nuestro bajista, que cumple un papel fundamental en la actuación".

"Si tuviéramos un sustituto podríamos tocar... - dijo el bajista - pero encontrar a alguien a última hora es prácticamente imposible".

"Yo sé tocar el bajo" dijo Gabriel.

Todos los presentes se quedaron en silencio y le miraron por un momento.

"¿Puedes repetirlo, por favor?" dijo el cantante.

"Qué sé tocar el bajo" repitió.

"¡Salvados! - exclamó mirando hacia arriba - ¿Querrás tocar con nosotros esta noche?".

"Esto... no sé. hace mucho que no lo practico".

"Vamos, no te resistas" dijo Arturo.

"Por favor - le dijo bajista herido - Toca con nosotros".

"Supongo que, dadas las circunstancias, no puedo negarme, está bien, ¡tocaré!".

"Gracias" repitió el bajista.

"¡Solucionado, ahora todos a disfrutar de la fiesta!" exclamó Fidel.

Volvieron a la parte delantera del bar, el grupo y el caballero de la rosa se colocaron en el escenario y comenzaron a hacer pruebas con los instrumentos. Cogieron tres guitarras eléctricas, colocándose por todo el escenario, un violín, colocándose en la parte derecha, una flauta travesera, colocándose a la izquierda, la batería al fondo y el cantante en el centro, acompañado del caballero de la rosa.

"Por fin empieza a animarse esto" dijo Norris.

Jose se puso detrás de la barra y comenzó a servir copas a los caballeros, a Norris, Eddy y Kevin y al bajista herido. En ese momento, Suso apareció por la puerta, estaba completamente aseado, limpio y peinado. Llevaba un jersey de cuello alto azul oscuro, unos vaqueros relucientes e iba perfumado por todo el cuerpo.

"Ey, hermanos, ¡¿ibais a empezar sin mí?! - exclamó sonriente acercándose a la barra - Pon una copita, Jose".

"Como ha cambiado" comentó Reik encendiendo un cigarro.

"Cierto" contestó Kevin.

"¿Qué tal van los preparativos del barco?" preguntó Arturo.

"Todo listo - contestó Eddy dando un trago a la copa - Venid mañana a nuestro puerto para partir, pero no pienses en eso ahora, estamos aquí para divertirnos".

En el escenario, los preparativos habían terminado y todos estaban en posición para comenzar.

"Chaval, ¿podrás seguirnos?" preguntó el cantante.

"No te preocupes, conozco muchas de vuestras canciones" contestó el caballero.

"Muy bien, ¡empecemos, chicos!"

Los instrumentos comenzaron con una melodía alegre a la espera de la voz del cantante.

Cuando veas una estrella fugaz
Guárdala en tu corazón
Es el alma de alguien que consiguió
Dar a los suyos su amor

Cuando oigas a un niño preguntar
Por qué el sol viene y se va
Dile: porque en esta vida no hay
Luz sin oscuridad

Cuando empezaron a tocar, Suso había tomado ya varias copas, empezaba a emborracharse y comenzó a dar vueltas por todo el local con una botella en la mano.

Ven, quiero oír tu voz,
y, si aún nos queda amor,
impidamos que esto muera.
Ven, pues en tu interior
está la solución,
de salvar lo bello que queda.

"Ey, que guapas las canciones" dijo Suso mientras bailaba en medio del bar.

Alza tu cerveza
brinda por la libertad
bebe y vente de fiesta
y a la muerte emborráchala
Alza tu cerveza
brinda por la libertad
y que el cielo te espere
pues el infierno es este bar

Alza tu cerveza
bebe y brinda por vivir
juntemos nuestras copas
esta noche es para ti

"Sí, la alzo, aquí está" decía Suso alzando el brazo en el que tenía la botella.

Bebe, danza, sueña
siente que el viento
ha sido hecho para ti.
Vive, escucha y habla
usando para ello
el corazón.

Siente que la lluvia
besa tu cara
cuando te hace el amor
grita con el alma
grita tan alto
que de tu vida, tú seas
amigo, el único actor.

"Cómo va ese ya" dijo Norris.

Hay que fracasar
Y a veces fondo tocar
Para ver la luz
Y esta vida apreciar
La felicidad no consiste en todo tener
Si no en saber sacar, lo bueno que te da

"¡Así se toca, Gabriel!" exclamó Jonyo.

El caballero de la rosa le hizo un gesto de agradecimiento desde el escenario.

Se que llegará el día
En que llueva libertad
Y que escrito en la luna
Con la tinta de un clavel
Se lea libertad.

"Hay que reconocer que lo hace francamente bien - dijo el bajista - me alegro de qe me haya sustituido".

"Sí, ninguno nos lo esperábamos" contestó Fidel.

Se despertó bañado en sudor
Y un frío interno le estremeció
Se hizo la luz, y en su cama junto a él...
Vio a esa mujer!

Fue como aquel beso que no dio
Como ese “Te Quiero” que negó
Llegó la hora de echar cuentas y el lloró

Pasadas varias canciones Suso estaba ya completamente ebrio, saludando a todo el que se le cruzaba y riendo por cualquier cosa.

"Se está desmadrando" dijo Peter.

"Lo sé - dijo Jose - ahora lo arreglo".

Se acercó a Suso y éste, al verle, le echó la mano por encima del hombro.

"Yo a ti te conozco" dijo Suso tambaleándose.

"Yo a ti también, Suso".

Ponte en pie
Alza el puño y ven
A la fiesta pagana
En la hoguera hay de beber

De la misma condición
No es el pueblo ni un señor
Ellos tienen el clero
Y nosotros nuestro sudor

"Ponte en pie..." repetía Suso abrazado a Jose.

Caminaron hasta la puerta, Jose la abrió y salió del bar acompañando a Suso.

"Aquí puedes seguir bailando - dijo soltándole - y quédate la botella si quieres".

"Que bien, ¡gracias, hermano!"

Suso continuó bailando al ritmo de la música mientras se alejaba, perdiéndose entre las calles solitarias de la nocturna Petoria. Jose entró de nuevo en su local y cerró la puerta.

"¡Podéis continuar!" exclamó.

Cuanto me cuesta sobrevivir
Cuanto sonreír
Sin poder quitarme el antifaz
Que me disfraza de normal

Y volveré a buscarte
Allí hasta donde estés
Tan sólo quiero amarte
Y poder tener
Alguien en que apoyarme
Alguien en quien volcar
Todo el amor que cercenó el qué dirán...

"Creo que ya es hora de que bailemos nosotros" dijo Fidel dejando su copa en la barra.

"Estoy de acuerdo" afirmó Eddy.

Salieron a bailar y rápidamente les siguieron Norris, Kevin, Jonyo, Reik y el bajista. Únicamente Arturo y Peter quedaron en la barra.

"¿No sales?" preguntó Peter.

"Tengo demasiadas cosas en la cabeza como para divertirme".

"No digas tonterías, puede que pase mucho tiempo hasta que vuelvas a tener una oportunidad así. Por lo tanto, sal ahí y diviértete. ya tendrás tiempo mañana de pensar en lo que quieras" dijo Peter empujándole.

"Bueno... tal vez tengas razón, ¡vamos!"

Ambos salieron y todos estuvieron bailando ante la sonrisa de satisfacción de Gabriel, que les observaba desde el escenario mientras tocaba.

Soy de un sitio, de un lugar,
de un tiempo que...
llaman eternidad,
y al viento, mi hogar.

Donde la realidad
la puedes cambiar
si sabes preguntar
y no das nada por hecho.

¿A qué sabe el dolor?
¿Es eterno el amor?
¿La amargura es mujer?
¿De qué están hechos los sueños?

¿Cuánto pesa un adiós?
¿Por qué es muda la Paz?
¿Puede dormir la traición?
Pregúntate!!!

Y verás que mi voz
vive en ti, soy La Voz Dormida

Si me quieres seguir,
volaremos sobre el arco iris,
donde mueren las penas
y nacen los besos en flor.
Mi voz vive en ti!!!

Al cabo de varias horas, toda la ciudad estaba en silencio, La Pipa Ebria había cerrado y cada uno dormía plácidamente en su casa. Sólo quedaba una persona despierta en toda la ciudad, que deambulaba haciendo eses por el puerto.

"¿Dónde está todo el mundo? - se preguntaba - ¿quién ha apagado la luz?"

Intentó beber de la botella que tenía en la mano, pero sólo consiguió que un par de gotas de líquido mojaran su lengua.

"Vaya, se ha acabado. tendré que conseguir más, ¡Jose, otra copa!" gritó.

Nadie contestó.

"Ummmm, se ve que estoy sólo".

Continuó deambulando durante otro largo rato dándose cada vez más cuenta de su situación.

"Me han dejado tirado, como se atreven, cuando les pille... Bueno, mejor me voy a dormir, si no hay más alcohol para beber..."

En ese momento su nariz captó un olor familiar.

"Eso es... ¡vino! Y del bueno, tiene que estar por aquí cerca".

Caminó buscando su tesoro por donde le guiaba su olfato. llegó a un barco que estaba anclado al final del puerto y se detuvo frente a él.

"Es aquí, estoy seguro. debe ser un barco de la distribuidora que proporciona vino a la isla".

Entró al barco, bajó a la bodega y decenas de barriles se mostraron ante sus ojos.

"Wow, aquí hay vino para un año, no creo que nadie se enfade si bebo un poquito, jeje".

Abrió un barril y comenzó a beber sin control hasta caer dormido en la bodega.

Muy lejos de allí, Mireia aterrizaba a las orillas de una isla. Se detuvo un momento en una roca, sacó un pañuelo y secó el sudor de su frente.

"Uf, que cansada estoy - pensó - Petoria estaba demasiado lejos de aquí, no debí haber ido volando. Ahora tendré que darme una ducha".

Continuó su trayecto, caminando, se introdujo en una espesa selva. Tras un buen rato avanzando abriéndose entre las plantas tropicales, llegó a un claro que daba al pie de un volcán inactivo y a una pequeña casa. Entró en la casa, encendió la luz y no vio a nadie. Salió de nuevo al claro y echó una ojeada alrededor.

"¿Dónde se habrá metido? Con tanta oscuridad no se ve nada. por suerte hoy hay luna llena y ofrece algo más de visibilidad".

"¿Me buscabas?" dijo una voz.

Se escucharon pasos que provenían de la selva. Abriéndose paso entre las plantas, apareció un hombre. La falta de luz impedía ver su aspecto, únicamente era distinguible su figura gracias a la luz de la luna. Avanzó lentamente hasta ella.

"Hola... Shawn".

"Has tardado mucho - dijo él - Te llevo esperando desde hace días".

"Me he entretenido observando a tus discípulos".

"Te he dicho mil veces que no tienes por que referirte a ellos así. Yo sólo les ofrecí los conocimientos básicos. El resto lo han desarrollado ellos por su cuenta. En fin, ¿los has conocido?".

"Sí, los he conocido".

"¿Y...?"

"Creo que tienen mucho que aprender".

"¿Sí? Quizá seas tú quien tiene que aprender algo de ellos".

"¿Por qué les tienes tanto aprecio?"

"Porque yo, junto a Andrés y a Peter, fui quién los eligió. Confío en mi criterio al elegir a una persona".

"No me parece suficiente razón".

"A mí tampoco me parece suficiente razón infravalorarles habiéndoles visto una vez. Eso lo dices porque no sabes lo que yo sé. Quizá algún día te cuente el pasado de cada uno de ellos".

"Sigues sin convencerme".

"Eso me trae sin cuidado, ahora vamos a dormir, es tarde" dijo Shawn y caminó hacia la casa.

"Me trata como a una niña..." pensó y le siguió.

Un día más, Petoria amanecía con un sol espléndido, los caballeros estaban en el puerto con Norris y Eddy, poco después aparecieron Jose y Kevin, seguidos de un cúmulo de curiosos.

"Pues éste es vuestro barco" dijo Norris mostrándolo.

"Es inmenso" dijo Fidel.

Se trataba de un gran galeón de madera, con tres grandes mástiles de los que colgaban majestuosas velas blancas, la cubierta era de tarima flotante y una espada servía como mascarón de proa.

"No os dejéis engañar por su aspecto medieval - señaló Eddy - en su interior va equipado con la mejor tecnología. Podréis a vela, a remo, como se hacía en la antigüedad, o con el motor del barco. Os recomiendo que utilicéis el viento como impulsor siempre que podáis, ya que en caso de que se agote la energía del motor, si tenéis el viento en contra, no podréis seguir avanzando hasta que lo recarguéis. Lo bueno que tiene es que es un motor de biomasa, es decir, quema residuos orgánicos para producir energía, hablando claro, la basura; y no penséis en el mal olor, porque también va equipado con un sistema de ventilación que proporciona un dulce aroma suave y fresco".

"Interesante - dijo Jonyo - es decir, que por ejemplo, después de comer, tiramos los restos al tanque de almacenamiento y el barco navega".

"Exactamente".

"Debido a la ayuda que habéis prestado a la ciudad, muchos ciudadanos, en agradecimiento, nos han proporcionado presentes para vosotros, en su mayoría víveres y vino, así que no creo que paséis hambre en bastante tiempo" dijo Norris.

"Debido a ello, el barco nos ha salido mucho más barato" murmuró Eddy para sí mismo.

"No tenemos palabras para agradecéroslo" dijo Arturo.

"Pues dejaros de palabrería - dijo Norris - y machacad al hombre de traje, a la mujer de chándal y a todos sus compañeros".

"Dalo por hecho" contestó Reik.

"Gracias también a vosotros por venir a despedirnos" dijo Jonyo.

"Es un placer" dijo Jose guiñando el ojo.

"Kevin, en mi ausencia me gustaría que te hicieses cargo de la ciudad".

"Está bien, presidente. Será un placer".

"Vaya, Suso no se ha presentado a despedirnos - comentó Gabriel - ¿dónde se habrá metido?"

"Estará holgazaneando por ahí - dijo Reik - No esperes que venga".

"Bueno, es hora de irnos" dijo Arturo.

Los caballeros subieron al barco, elevaron el ancla, izaron velas y se despidieron mientras el barco comenzaba a moverse.

"¡Buen viaje!" exclamó Jose.

"¡No dejéis ni uno con vida!" exclamó Norris.

"¡No rechacéis proposiciones sexuales de vuestro mismo sexo!" exclamó Eddy.

"¡Haced que la justicia prevalezca!" exclamó Kevin.

"¡Gracias! ¡Lo tendremos en cuenta!" contestaron los caballeros combinando con despedidas con los brazos.

El barco se fue alejando poco a poco hasta que impidió la comunicación entre los caballeros y sus amigos en Petoria. En el puerto, Eddy y Norris, los cuales se habían quedado solos una vez se fue todo el mundo, observaban el barco perderse en el horizonte.

"Otro barco que no nos van a devolver..." dijo Eddy.

"Sí, es una pena - confirmó Norris - Aquí no hacemos nada, vamos a la Pipa Ebria, invito yo".

"¡Encantado!" exclamó y los dos se fueron caminando por la avenida Freedom.

En el barco, los caballeros observaban como la ciudad se hacía cada vez más pequeña.

"¿Volveremos a verla?" preguntó Fidel.

"Por supuesto, es nuestra isla" dijo Jonyo.

"Y cuando volvamos, podremos celebrarlo de verdad, ya que será para quedarnos" dijo Gabriel.

"Sin duda" dijo Reik fumando.

"Ahora centrémonos en nuestro objetivo - dijo Peter - la isla de Konoha".

Todos se separaron ocupando distintas posiciones en el barco, quedando Arturo solo viendo la ciudad.

"Adiós, Petoria" dijo y se giró hacia sus compañeros.