miércoles, 16 de julio de 2014

Episodio CLXXII

He estado haciendo pruebas con el contador de tiempo, y la verdad, estoy peor que al principio. Dejé un día el documento abierto para ver si subía el contador, y en efecto, subía, alcanzó los 73 mil y mucho. Sin embargo, al día siguiente vi que había bajado a 71 mil (supongo que para descontarlo, por lo que sí tendría constancia de cuando escribo y cuando) y ahora que he terminado este episodio 172 vuelve a estar en 72 mil y algo, que curiosamente, es más o menos la misma cantidad que cuando escribí el anterior xD Así que eso, no sé que pensar...

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Episodio 

CLXXII

R
eik y Shawn contemplaba cómo el lago, apenas recién destruido unos segundos antes, del que sólo quedaba un agujero seco y vacío, volvía a llenarse de agua, salvo que esta vez, era agua salada.

Su campo de batalla estaba cerca del mar, e inmediatamente dejaron a un lado su trifulca y volvieron la cabeza hacia las aguas, para descubrir la nube de fuego que rodeaba el lugar del impacto del meteorito. Nada más verlo, el caballero del rayo supo de quien se trataba.

“Eso de ahí son… Fidel y Mesa, ¿verdad? Captó las energías de los demás perfectamente, y las suyas son las únicas que faltan. Tienen que ser ellos”.

“Parece que el pequeño caballero está cumpliendo su papel”.

“Es cierto, tú estuviste entrenando a Fidel. Dices que era necesario que alcanzara cierto nivel para despertar la esfera elemental en su interior, pero estoy seguro de que ya llego a ese punto hace mucho tiempo. Sin embargo, aceptaste entrenarle y parece que le está causando más que problemas a Mesa, ¿por qué?”

“Eres muy agudo, caballero del hielo. En efecto, el caballero de la tierra ya alcanzaba el nivel suficiente para despertar la esfera elemental cuando vino solicitando mi ayuda. Al principio, me negué porque no era necesaria mi intervención, pero cuando me enteré de que se había enfrentado a Mireia para llegar hasta mí, le miré a los ojos y comprendí sus verdaderas intenciones con este combate”.

“¿Sus verdaderas intenciones? Simplemente quiere vengarse porque Mesa se cargó a la que se estaba tirando, o al menos eso escuché”.

“Cuando el odio entra en tu corazón, ya es casi imposible que salga. Aunque esa fuese la razón inicial, con el paso del tiempo, su odio ha ido creciendo, ha ido evolucionando, y le ha hecho buscar algo más que una simple venganza. Lo que el caballero busca es la razón de su existencia. Por eso le ayudé. Porque vi que su búsqueda podía ser útil para cumplir mis órdenes”.

“Si acabas de decir que tu intención no era necesaria, ya habías cumplido logrando que Fidel llegara al nivel mínimo de poder necesario para despertar la esfera elemental”.

“Pero no olvides que esos eran los objetivos de Mesa, y yo no estoy a las órdenes de Mesa. En cuanto el caballero de la tierra llegó a tener el poder suficiente para Mesa, se me asignaron nuevas órdenes. Órdenes que debía cumplir yo, pero que dejé que el caballero de la tierra cumpliera por mí”.

“¿Quieres decir que…?”

“Ese combate no debe tener un ganador, ¡sino dos perdedores!”.

El rostro del caballero del hielo palideció al comprobar la crueldad de su adversario hasta para con sus propios aliados.

“Tú… ¿Qué hiciste con Fidel?”

“Nada que él no quisiera. Únicamente le di la herramienta que necesitaba para, por lo menos, tener alguna posibilidad. A pesar de sus esfuerzos y su progreso, ganar a Mesa, o incluso tan sólo enfrentarse a él en igualdad de condiciones era algo inalcanzable para él. En circunstancias normales, Mesa habría acabado con él de un golpe, por mucho que yo le hubiera entrenado, digamos, con métodos convencionales”.

“Te vuelvo a repetir – al ver que no le bastaba con las palabras, le apuntó su espada – ¿Qué le hiciste?”

“Le enseñé una técnica prohibida que multiplica tu fuerza cada vez que caes derrotado. Sin embargo, como toda técnica prohibida, tiene sus riesgos. El portador tiene que tener la resistencia suficiente para aguantar la técnica, pues ejerce una enorme presión en el cuerpo que no todo el mundo es capaz de soportar. Nadie ha logrado nunca pasar de doblar su fuerza, y cuando no lo consigues, ésta te consume y mueres. No obstante, como el caballero de la tierra es especialista en resistencia, estoy seguro de que logrará triplicar e incluso cuadruplicar su fuerza. Eso sí, no sé hasta dónde llegará, pero necesitará multiplicar su poder por más de cinco si quiere tener alguna oportunidad contra Mesa”.

“Supongo que una técnica así tendrá un límite de tiempo, ¿qué pasa si Fidel no gana el combate a tiempo?”

“Oh, no, para nada. Esta técnica no tiene ningún límite de tiempo, es más, no se puede desactivar. Cuando el portador la utiliza, ya no hay vuelta atrás. Desde ese momento, sus opciones son ganar el combate o morir. Por eso, con suerte, esos dos se matarán mutuamente y me habré ahorrado algo de trabajo”.

“Entonces Fidel sólo tiene que ganar el combate antes de que la técnica se vuelva contra él. Si como dices su poder aumentará cada vez más sin límites, en efecto tiene más posibilidades de las que creía, y también explica el suceso que acabamos de presenciar. Ese chico no es muy listo pero resistir, resiste como nadie. Es posible que te lleves una sorpresa”.

“No lo creo. Toda técnica prohibida requiere de un sacrificio para activarse. El nombre de esta técnica es Mismo Destino precisamente porque los dos combatientes comparten final. La fuerza no se multiplica de forma mágica, es el espíritu de una antigua criatura mitológica, un antiguo dragón concretamente, quien aumenta su poder. Y al activarla, el portador ofrece su alma a la criatura, que la devorará al terminar el encuentro.

Ahora que lo pienso, creo que se me olvidó comentarle ese detalle al caballero de la tierra… Qué cosas… ¿Dónde tengo la cabeza…?” sonreía falsamente.

El caballero del hielo no respondió a su comentario. Se quedó cabizbajo, a la orilla del lago salado. Pensativo, sacó un paquete de tabaco, todavía precintado, y por tanto aun seco por dentro. Lo abrió cuidadosamente y sacó un cigarro que con mucho tacto se llevó a la boca, lo encendió y lo saboreó como si fuera el último.

“Tú… Eres un ser despreciable que no distingue entre aliados y enemigos, que mata sin compasión a inocentes; que manipula, engaña y utiliza a cualquier persona que le sea de utilidad a su antojo y los desecha cuando cumplen su cometido. Todo eso a cambio de una miserable cantidad de dinero y el regocijo de tus propios actos”.

“Gracias, ése soy yo”.

“Te has estado divirtiendo durante mucho tiempo a costa de los demás, pero eso se acabó. Pienso poner fin a tus movimientos. Ahora que ya he cumplido con mis objetivos, ¡acabar contigo será el próximo!”

“¡¡Jajajaja!! – Se mofaba su adversario – ¿Acabar conmigo un objetivo? ¿Y después qué? ¿Otra vez a vivir una existencia vacía y sin rumbo? No me hagas reír, tan sólo estás buscando un motivo de tu existencia ahora que ya no sabes qué hacer con tu vida. Yo te haré un favor a ti, caballero, ¡acabando con todos esos problemas emocionales!”

Shawn Stevenson se lanzó directo hacia Reik, quien le aguardaba pacientemente. Estaba seguro que Shawn lo sabía, pero la conversación le había servido para ganar tiempo y recuperar fuerzas. Es posible que todavía no estuviese al cien por cien, pero al menos se notaba con la fuerza y ganas suficientes para enfrentar a su oponente.

De nuevo, su objetivo iba derecho al cristal de hielo que protegía su letal herida. Él lo sabía y esto le permitió anticipar su movimiento. También le ayudó haber sufrido la fuerza de su adversario con tanta claridad, para saber que si no se empleaba a fondo estaba perdido.

Sabiendo todo esto, el caballero del hielo bloqueó el ataque de Shawn con el antebrazo, mientras le miraba a los ojos sonriendo.

“Eres muy… ¡predecible!” le gritó a la cara y acto seguido le dio un cabezazo en la frente, mandándole rechazado hacia atrás.

El caballero sabía que no podía tomarse ni un respiro, así que continuó la ofensiva de inmediato. De un derechazo en la cara le dio media vuelta en el aire al cuerpo de su adversario, y acto seguido dio un pequeño salto, una voltereta en el aire y cayó de culo sobre la espalda de su adversario, aplastándole aprovechando su corpulencia. No contento con eso, extendió el brazo y lanzó una onda de energía, tan potente como pudo, directa a la nuca de su objetivo, que desapareció inmerso en una enorme contaminación lumínica.

Al cesar el ataque, el caballero flotaba sobe un profundo agujero del que no podía ver el fondo, aprovechando de nuevo esos instantes de paz para recobrar fuerzas, pues sabía que para nada había acabado con su adversario.

Estuvo esperando el regreso de su oponente, que una vez más, no realizó ningún empeño por ocultarse. Enseguida sintió su energía acercándose, a gran velocidad, pero por una dirección distinta. Sentía que iba a aparecer desde las profundidades del lago, detectaba su energía moviéndose rápidamente.

Sin perder ni un segundo, el caballero se movió con rapidez hasta sobrevolar ligeramente el lago. Allí, descendió a ras del agua y posó su mano en la superficie, la cual se iluminó con una suave luz turquesa. Una vez más, el agua comenzó a congelarse y el hielo se extendió por toda la zona.

Shawn, que en esos momentos ya ascendía por debajo del agua, no fue capaz de detectar lo que estaba haciendo Reik y la congelación del agua le pilló de repente, paralizando su avance y dejándole atrapado en medio del glaciar.

“¡Hala! ¡Ahí te quedas!”

Pero en su interior sabía que no podía ser tan fácil, y no tardó en comprobarlo. Enseguida, el suelo de hielo que pisaba comenzó a agrietarse, mientras una intensa luz salía de las grietas. El caballero saltó de un acto reflejo y un instante más tarde el lago estalló en un montón de enormes pedazos de hielo que inundaron el lugar.

Shawn y Reik continuaron el combate, desplazándose saltando de un bloque de hielo a otro, mientras estos todavía permanecían en el aire. Decidido a seguir dándole uso a su elemento, el caballero saltó detrás de uno de los grandes trozos de hielo y lo mandó directo a su adversario de una patada.

Para no complicarse, Shawn directamente rechazó el gran pedazo de hielo de un manotazo, pero al hacerlo descubrió un segundo trozo detrás, ya demasiado cerca como para reaccionar. El caballero había lanzado dos pedazos de hielo seguidos para sorprender a su oponente y lo había logrado. El segundo trozo impactó de lleno contra Shawn, arrastrándolo con él.

En medio del aire, comenzó a presionar el bloque de hielo que lo arrastraba con sus propias manos, hasta que finalmente cedió y lo hizo pedazos, liberándose de su empuje. Al mismo tiempo, el caballero ya había iniciado una nueva ofensiva, pero él ya se había cansado de jugar.

El impacto había alejado a Shawn de la zona donde se precipitaban los pocos pedazos de hielo que quedaban en el aire, por lo que Reik saltó de uno a otro hasta que finalmente, en el último, dio un salto más grande, ya directo a su adversario. En el aire, desenvainó su espada y aprovechó la fuerza del salto y la caída para atacar con un espadazo vertical.

“Al final ha conseguido lo que quería – pensaba Shawn – Se ha empapado de su elemento y eso le ha hecho recuperar gran parte de sus fuerzas. Tengo que cambiar de estrategia…”

Rápidamente, cargó una onda de energía en una mano y la lanzó contra el caballero, que venía directo con su espada. Ya era demasiado tarde para detenerse o esquivar la onda, así que Reik simplemente siguió adelante y ejecutó su ataque sobre la onda de energía, a la cual cortó por la mitad. Cada una de sus partes fue desviada a un lado por el filo de la espada del caballero, y terminaron estallando a lo lejos, en medio del cielo.

El ataque de ambos había fallado y eso les dejaba en un punto muerto. Lentamente, descendieron hasta pisar la superficie de hielo sobre la que se encontraban. Se miraron mutuamente, esperando que el otro iniciara el siguiente movimiento para poder tener un segundo más de respiro. Finalmente, Shawn sonrió.

“Te felicito, caballero. A pesar de tu estado, tu terquedad me ha obligado a dar lo mejor de mí mismo durante algunos instantes. Estoy seguro de que en plenas condiciones eres un rival difícil de batir, pero ahora mismo estás en desventaja y pienso aprovecharlo. Esperaba no tener que desvelar mis secretos antes nadie, pero no veo otra forma de cumplir con mi trabajo. Presta atención, caballero, porque vas a ser testigo de por qué mis clientes y víctimas me apodan con el título de Muerte Invisible”.

Reik no se acobardó, pero se mantuvo alerta. Observó cuidadosamente a su adversario, hasta que se percató de que estaba desapareciendo. No era una desaparición instantánea propia de un rápido movimiento para esquivar, ni tampoco un cambio de posición para lograr un ataque sorpresa, no. Simplemente, mientras permanecía de pie y quieto, su cuerpo se fue desvaneciendo lentamente hasta que no quedó nada de él.

El caballero envainó su espada y se puso en guardia. Si ése era su poder, no había ningún problema, tan sólo tenía que rastrear su energía para localizarle. Tal vez le había funcionado matando a seres humanos débiles e inocentes, pero un auténtico caballero no tenía nada que temer.

Concentrado, trató de localizarle sin éxito. Sin embargo, algo le decía que las cosas no iban bien. No tenía ninguna prueba, era más bien un presentimiento. Sentía el filo curvo de la guadaña de la muerte abrazando su cuello, pero era muy extraño, porque no veía nada raro, no oía nada, y no sentía nada. En todo el lugar reinaba un silencio sepulcral.

“¿Qué pasa, caballero? ¿No puedes sentir mi energía? – dijo de pronto Shawn, aunque no fue capaz de localizar del todo el origen de la voz – No te esfuerces, porque no podrás por mucho que te esfuerces. Esta es mi técnica secreta que da nombre a mi apodo, ¡Muerte Invisible!”

“Ahora, el origen de la voz ha cambiado. Antes venía de otro lado – pensaba Reik – Se está moviendo para que no pueda localizarle tampoco por el sonido de su voz…”

“Te presento lo último que verás antes de morir. Nada. Me acercaré a ti sin que puedas verme y sin que puedas sentir mi energía. Tampoco te esfuerces en localizar mis pisadas, porque voy levitando, ni intentes escucharme acercarme, porque no hago el más mínimo ruido. Soy completamente invisible para tus sentidos, y además…”

La espada del caballero del hielo se desenvainó sola, sorprendiendo a Reik, que no le dio tiempo a reaccionar, y al instante también desapareció. En ese momento se escuchó una carcajada de Shawn.

“¡Todo lo que toco, también se vuelve invisible!”

El caballero del hielo se alteró al ver cómo le había robado impunemente la espada sin haber podido hacer nada para evitarlo, pero no tuvo mucho tiempo para lamentarse. Apenas unos instantes después sintió un fuerte pinchazo en el estómago. El cristal de hielo que cubría su herida se rompió y la sangre volvió a salir de nuevo. Enseguida, la espada se hizo visible de nuevo, mientras una risa siniestra de Shawn se escuchaba alejándose. Su adversario había utilizado su propia espada para atacarle, además clavándosela en el mismo sitio en el que le había herido antes.

Reik sabía lo que tenía que hacer, y tenía que hacerlo rápido. Se echó la mano a la zona herida para dormirla aplicando frío, y con la otra se extrajo la espada de un tirón. Sabía que era la mejor manera, se suponía que la zona estaba dormida y no le iba a doler, pero dio completamente igual. Al sacar la hoja, el caballero dio un sonoro grito de dolor y la sangre comenzó a salir a borbotones. La mezcla de dolor con la pérdida de sangre le hizo perder momentáneamente el equilibrio, cayendo al suelo de espaldas.

Sabía que estaba en medio de un combate y que no podía permitirse estar ahí tirado, así que se levantó como buenamente pudo y se dispuso a ponerse en posición de combate, sin tener todavía muy claro qué hacer a continuación, cuando de pronto sintió un nuevo golpe azotando su cuerpo. No fue capaz de ver de dónde vino ni con qué parte del cuerpo fue golpeado, simplemente sintió un golpe en la mejilla que lo arrojó al suelo de nuevo.

“Realmente, es un truco… Está claro que no puede atacarme y a la vez ocultar su energía – reflexionaba el caballero tras haber sufrido ya varios ataques – Lo que hace es simplemente aprovechar que es invisible para acercarse con su energía oculta y prepararse para dar el golpe, y manifiesta su energía única y exclusivamente en momento en que ataca. Cualquiera podría hacerlo, pero solo alguien que es invisible tendría la oportunidad de tomar las medidas necesarias para que ese intervalo de tiempo sea tan pequeño para que el objetivo no fuese capaz de detectarlo, ya que en un combate donde puedes ver a tu contrincante, su ataque y su energía se preparan mucho antes de acercarse tanto…”

A pesar de que sabía lo que estaba pasando, no tenía forma de remediarlo, y eso le causaba una gran impotencia. Cada vez que se ponía de pie, Shawn le golpeaba contundentemente y le volvía a tirar al suelo, mientras su estado físico empeoraba más y más a causa de su estómago, que ya había sido herido dos veces.

“Vamos Reik, piensa… – se decía a sí mismo – No puedes verle, no puedes sentir su energía, no puedes oírle, pero tiene que haber una manera… ¿Cómo puedo averiguar su posición? Tengo que descubrirlo pronto, o si no, moriré…”

domingo, 6 de julio de 2014

Episodio CLXXI

Siempre he querido saber el tiempo que me ha llevado escribir la historia, y hace unos días casualmente descubrí que word (supongo que las nuevas versiones) tiene una función de contador que estaba un poco escondida. Según dicho contador, ahora mismo este último volumen lleva más de 70.000 minutos escribiéndose, yo que sería igual a más de 1.100 horas, es decir, 48 días seguidos :O

La verdad, no sé cuan fiable es este contador, pues a pesar de que pone "tiempo de edición" no sé si es el tiempo en el que he estado escribiendo o el que el documento ha estado abierto, pues de ser así, estaría muy inflado, porque muchas veces cuando tengo el capítulo a medias y me bloqueo o simplemente quiero tomarme un descanso, me pongo a hacer otra cosa pero el documento sigue abierto en el ordenador para retomarlo en cuanto sea preciso. Seguramente haga algunas pruebas para el siguiente capítulo para comprobar eso y así ya hacernos una idea, no sólo del tiempo que ha llevado escribir lo que va de volumen, sino también los anteriores y la historia completa ;)

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Episodio CLXXI

L
as olas embravecidas sacudían con fuerza el acantilado, sobrevolado ahora por los dos combatientes, quienes a lo lejos podían ver el fuego de la explosión. Durante unos instantes se olvidaron de sus propios problemas, y observaron juntos lo que ocurría no tan lejos de su posición.

“Espera que ese destello fuese mi señal – finalmente Blackron rompió el silencio – pero parece que el caballero de la tierra le está complicando un poco las cosas a Mesa”.

“Fidel lleva demasiado tiempo preparando ese combate. No va a perder tan fácilmente. Puede que no sea muy fuerte, pero le echa un par de huevos a las cosas y eso también es importante. Morirá de agotamiento antes de permitir ser derrotado”.

“Exacto. Morirá. Igual que tú”.

A pesar de que el mar seguía revuelto, ambos notaron como los efectos de la onda expansiva se iban reduciendo poco a poco. Las olas, aunque altas y violentas todavía, ya no llegaba de ellas por encima del acantilado más que un suave salpicar, y su fuerza continuaba bajando.

“Quiero ver esa técnica definitiva de tu elemento con la que piensas derrotarme. Hace mucho que no me río y esto me vendrá bien”.

“Es una técnica que llevo perfeccionando todo este tiempo, pero había dos inconvenientes que la volvían prácticamente inútil. Exige una concentración máxima, y sólo puedo hacerla con los ojos cerrados. La energía que ponía en ejecutar la técnica no podía ponerla en el ataque, así que me servía únicamente para defenderme, y por otro lado, es necesaria una velocidad superior a la de tu oponente para que funcione.

Ahora, gracias a mi Velocidad Extrema, con la que alcanzo una rapidez inigualable y no necesito apenas aplicar apenas energía para causar un gran daño, esos dos inconvenientes deberían estar solucionados, y la técnica debería ser perfecta. Yo también tengo ganas de comprobar si es cierto”.

Acto seguido, el caballero se puso en posición de combate, cerró los ojos, y se quedó quieto, esperando a que su adversario tomara la iniciativa.

“Está bien – dijo Blackron cuando adivinó las intenciones de su adversario – ¡Acepto el reto!”

El Caballero Negro se lanzó de un salto contra su adversario. No quería humillarle demasiado en esta ocasión, mas viendo que, en efecto, continuaba con los ojos cerrados, así que simplemente proyectó un puñetazo directo a su nariz, esperando poder reírse un poco unos segundos más tarde.

Sin embargo, las cosas no le fueron como esperaba. Con los ojos cerrados, Jonyo se cubrió mínimamente, lo justo para que su brazo rozara el de su adversario, desviando su ataque a un lado, mientras con el otro puño le asestaba un feroz golpe en la mandíbula. El cuerpo de Blackron cayó al suelo, presa de la confusión.

“¿Cómo has podido? Aunque detectando mi energía supieras que estaba ahí, pasar a anticipar mis movimientos y contratacar con los ojos cerrados es otra historia”.

“Es precisamente cuando cierro los ojos cuando se activa mi habilidad, y se pone de manifiesto la técnica definitiva de elemento rayo” dijo el caballero mientras abría los ojos suavemente.

“No entiendo nada… Si no has hecho nada…” seguía preguntándose cual era esa susodicha técnica según se levantaba.

“La técnica suprema de elemento rayo no es ningún ataque ofensivo ni una defensa impenetrable, es la capacidad de ver más allá de lo que la otra persona puede ver incluso de sí misma”.

“¿Incluso de sí misma? ¿Insinúas que me conoces mejor que yo mismo?”

“Cuando cierro los ojos se activa, como si fuera un sentido más, y puedo ver toda la electricidad que me rodea, sólo la electricidad. Tu cuerpo, como el de todos los seres vivos, se comunica por dentro por medio de electricidad. El cerebro manda órdenes a los órganos a través de pequeños impulsos eléctricos, y muchas veces, están órdenes están por encima de la consciencia del sujeto. Al igual que no estás pensando en cada momento que tienes que respirar, ya que tu cuerpo lo hace solo, hay otros detalles, dentro de una batalla, que también realizas sin darte cuenta. Afilar la mirada sobre el punto de ataque, tensar el músculo para cargar la ofensiva, sobresaltarte cuando eres sorprendido, todos ellos son algunos ejemplos de cosas que pasan sin que puedas evitarlo, pero no dejan de ser movimientos de tu cuerpo, que funcionan con electricidad, y es precisamente toda esa electricidad la que yo veo cuando cierro los ojos, y la que me permite saber lo que vas a hacer incluso antes de que tú mismo lo hayas decidido del todo”.

“Ahora entiendo… Así que mis propios actos reflejos me delatan… Si lo que dices es cierto, ningún enemigo hasta ahora podría hacerte frente, ¿cómo es que no lo has usado antes?”

“Como ya te dije, había dos inconvenientes. Requiere una concentración máxima que apenas me deja tiempo ni fuerzas para devolver el golpe, pero gracias a ti y a la Velocidad Extrema, por fin he perfeccionado mi habilidad suprema”.

“Saber que intentas decirme que acabo de cavar mi propia tumba hará que cuando te derrote el sabor de la victoria sea más placentero todavía”.

“Jeje, no cuentes con ello, porque con este primer ataque he descubierto que puedo ampliar todavía más el alcance de mi habilidad. Las posibilidades que me aporta esta gran velocidad son prácticamente infinitas. Creo que ahora puedo alcanzar los puntos ciegos de una persona, ¡voy a probar!”

El caballero se movió a gran velocidad, desapareciendo a simple vista. A pesar de que no se le veía, seguía por allí, buscando la oportunidad perfecta para probar su nueva teoría.

“Si crees que me voy a amedrentar por tu ataque de antes, estás muy equivocado. Soy Blackron, el Caballero Negro, y no me rindo ante nada ni ante nadie. Desarrolla todas las habilidades que quieras, porque yo las superaré todas y terminaré aplastándote”.

Se concentró, siguiendo el claro rastro de energía que dejaba el caballero, y cuando sintió que venía hacia él, se giró en la dirección en la que le sentía llegar. Sorprendentemente, un instante después, recibía un rodillazo en la nuca sin poder hacer nada por evitarlo.

El violento impacto tan cerca del cerebro le hizo marearse durante un instante y cayó de rodillas, mientras el caballero daba una voltereta en el aire para continuar la ofensiva. Blackron necesitaba unos segundos para recuperarse y ser capaz de hacer frente a Jonyo, pero como veía que no se los iba a conceder, zarandeó su espada por encima del él para espantar al caballero, como si fuera una mosca, que se alejó temiendo ser alcanzado por la espada negra, precisamente por estar siendo manejada sin control ni patrón de ataque alguno.

“Parece que lo que contabas no era ninguna fantasía – dijo Blackron cuando se puso de nuevo en pie – No obstante, como ya he dicho antes, encontraré la forma de superarlo”.

“No hay nada que superar. Esta habilidad es insuperable. Puedo adelantarme a todos tus movimientos y además atacarte desde ángulos que no puedes ver. Da igual lo que intentes, ya has perdido”.

El Caballero Negro, lejos de desanimarse, comenzó a cargar energía, envolviéndose en un aura oscura, y acto seguido salió al ataque, tomando la iniciativa del combate, pero sin una idea clara de lo que hacer a continuación. Jonyo volvió a cerrar los ojos, esperando su llegada.

“Si mis pensamientos se reflejan en actos reflejos que no puedo controlar, ¡entonces no pensaré mis movimientos!”

El caballero del rayo esperaba pacientemente una reacción en los impulsos eléctricos de su contrincante que le permitiera adivinar su próximo movimiento, pero estas señales no llegaban. El circuito eléctrico que rodeaba su cuerpo permanecía inalterado, fuera de los movimientos que necesitaba para realizar las funciones vitales.

“Pretende dejar la mente en blanco al atacar para confundir mi visión, pero se le olvida que si él no toma una decisión conscientemente, lo hará inconscientemente”.

En efecto, la señal llegó, los músculos del brazo que sujetaba su espada se tensaron de golpe, y Blackron atacó con un fuerte espadazo vertical que el caballero evitó de un salto. La espada impactó contra el suelo, provocando una explosión de fuego negro.

Dejar la mente en blanco también le había requerido al Caballero Negro reducir su concentración en el combate, y ahora que había fracasado en su intento estaba a merced de su adversario. Jonyo no tuvo ni que buscar un punto ciego en su objetivo, simplemente se acercó a gran velocidad y le asestó un golpe en la espalda, tirándole al suelo violentamente.

Pero algo cambió en ese último golpe. El caballero del rayo sintió un retortijón en el brazo tras el impacto y tuvo que retirarse unos metros algo preocupado. No había golpeado mal ni estaba herido, tampoco perduraba el dolor, se había ido tan rápido como había venido, pero ahí estaba, y no debía pasarlo por alto. Era un aviso, aunque no supiera todavía de qué.

“Jejeje – el Caballero Negro se había dado cuenta de lo ocurrido – ¿Pensabas que podías someter a tu cuerpo a tanta presión con los ataques a Velocidad Extrema y salirte gratis? Si continúas así, tus músculos acabarán desgarrándose”.

“Pero si no lo hago,  perderé el combate. Simplemente tengo que hacerlo rápido”.

“Y no olvides que el agua negra sigue haciendo efecto dentro de ti, aunque todavía no lo notes”.

“Lo sé, no me había olvidado”.

En ese momento, las nubes volvieron a dejar paso a la luz del Sol, que bañó con su calidez el campo de batalla, reactivando los efectos del hielo negro en el brazo del caballero, que comenzó a dolerse del calor, tratando de ocultar su brazo de la luz.

“Parece que se te acumulan los problemas, Jonyo – El Caballero Negro salió al ataque mientras pensaba una nueva estrategia – Mi plan de antes no ha funcionado, pero eso no quiere decir que esté sin ideas. Dejar la mente en blanco no ha funcionado, pero tal vez esto sí lo haga… Si no me equivoco, antes ha dicho algo muy interesante”.

Espada el mando, Blackron emulaba su ataque anterior. Todavía dolorido, el caballero tuvo que dejar el problema de su brazo con el hielo negro para otro momento y centrarse en el ataque que se le venía encima. Cerró los ojos y comenzó a analizar las pautas de su adversario, que una vez más, pretendía golpearle con la espada.

Esperó hasta el último momento para evitar el golpe, saltó, y vio cómo su adversario se puso a dar vueltas, girando a toda velocidad, buscando acertarle inútilmente. Preparó la pierna para dar una patada en la cara a su objetivo, cuando una extraña fuerza que no fue capaz de detectar le envolvió de repente y mandó de vuelta al suelo rechazado.

“¿Cómo? ¿Qué ha pasado? No he detectado ningún ataque por su parte” dijo sobresaltado en el suelo, ya con los ojos abiertos.

“Tal y cómo me imaginaba” susurró Blackron sonriente.

“¿Qué has hecho? He visto perfectamente tu cuerpo debajo de mí, dando vueltas, pero nada más. Tampoco has hecho ningún ataque energético, porque entonces lo habría detectado normalmente. Ha sido más bien, como viento… Espera, ¡un momento!”

“Parece que ya te has dado cuenta. Eso que has sentido ha sido mi tornado de viento negro. Cuando estaba dando vueltas como tú dices tan sólo lo estaba invocando. Tú técnica sirve para prever los movimientos del adversario en función de los impulsos eléctricos que traen las órdenes del cerebro a los músculos, pero como los elementos no son seres vivos propiamente dichos, no tienen electricidad y no puedes detectarlos. Puedes llegar a detectar que voy a realizar un ataque elemental por la pose de mi cuerpo, pero no de que tipo ni forma, y al estar obligado a cerrar los ojos para no confundir los sentidos, tampoco puedes ver por dónde te viene el ataque, por lo que tu técnica definitiva se vuelve completamente inútil”.

“¡No!” El caballero se negaba a aceptar que había encontrado un agujero en su estrategia.

“Para asegurarnos, ¡probemos otra vez!” exclamó.

Blackron volvió a salir al encuentro del caballero del rayo, que cerró los ojos de nuevo, tratando de verificar que el error había sido suyo y no de su habilidad. Desde la distancia, vio como el Caballero Negro daba un espadazo a la nada.

“Esa pose… ¡Tiene que ser un Getsuga Tenshou! – pero a pesar de haber supuesto cual era el ataque que iba a recibir, en efecto, no detectaba nada más. La ráfaga de viento negro con forma de media luna avanzó sin que Jonyo pudiera verla, y le arrasó completamente, lanzándolo por los aires – ¡Mierda! ¡Él tenía razón…!”

“¡Ahora te mandaré uno que sí podrás detectar! – dijo mientras extendía el dedo y proyectaba un rayo negro sobre él - ¡Jajaja!”

Así fue. Al tratarse de un rayo, electricidad pura, aunque oscura, Jonyo lo veía perfectamente, lo veía más claro que ninguna otra cosa, pero ahora mismo se encontraba descolocado en medio del aire, y no podía maniobrar con total normalidad. A pesar de todo, ya había probado los efectos que ocasionaba el rayo negro en su propio cuerpo, por lo que trató de esquivarlo con todo su empeño, pero no pudo evitar que le alcanzara en un brazo, que nada más ser alcanzado cayó desplomado como si ya no tuviera vida.

“¡Vamos! – el caballero se golpeaba en el brazo suavemente, tratando de restaurar las conexiones sinápticas de su brazo, mientras continuaba cayendo al suelo – ¡Despierta!”

No se había dado cuenta, pero en el suelo le esperaba su adversario para rematarle. Estaba tan centrado en la recuperación de su brazo y tan afligido porque hubiese derrotado la habilidad que tanto le había costado perfeccionar, que no pudo verlo, y cuando iba a caer al suelo, el Caballero Negro le asestó un espadazo que atravesó su torso de un extremo a otro, dejándole una herida en línea horizontal a la altura del estómago, para finalmente catapultarle por el aire hasta caer al suelo, muy cerca del borde del acantilado.

“Es curioso… – decía el Caballero Negro mientras se acercaba caminando a su debilitado adversario – Con las habilidades que has demostrado en este combate, si hubiera sido otro, sin importar quién, tu victoria habría sido ineludible. Jezabel, Lardo, incluso Mesa habrían caído ante ti sin poder hacer nada, pero has tenido la desgracia de toparte en tu camino con el único enemigo que podía hacerte frente. Recuerda esto, tú has perdido por una sola razón. Porque yo era tu oponente”.

El Caballero Negro llegó hasta Jonyo, todavía tirado en el suelo y sangrando, y le agarró del brazo que había sido afectado por el hielo negro. Le levantó, sujetándole por ese brazo, asegurándose de que quedaba expuesto a la luz del Sol, y además le apretaba con todas sus fuerzas, mientras se deleitaba con el gesto de dolor de Jonyo.

“Te duele, ¿verdad? Si ya en circunstancias normales estrujarte el brazo resultaría doloroso, no me quiero ni imaginar con los efectos del hielo negro. Sólo posar el dedo levemente sobre la piel ya igualaría lo que estoy haciendo, así que ahora debes de sentirte atrapado entre un montón de escombros”.

“Es extraño – pensaba Jonyo para sí mismo – El brazo me duele, pero me duele normal. Ya no siento ese ardor asfixiante de antes ni noto que me esté haciendo más daño de lo normal. Es como si los efectos del hielo negro hubieran desaparecido. Y lo que es mejor, parece que él no se ha dado cuenta. ¡Lo utilizaré a mi favor! Estoy herido por su corte con la espada y algo débil, pero creo que todavía puedo hacer más…”

En ese instante, el caballero empezó a exagerar sus gritos, fingiendo morirse de dolor, tratando de darle a su adversario el espectáculo que buscaba. Blackron cayó en su trampa. Poco a poco, se echó a reír más y más, sin dejar de apretar el brazo de su antiguo amigo, pero perdiendo toda atención.

“¡¡Ahora!!” pensó Jonyo.

Sin pensarlo dos veces, el caballero del rayo le estrelló la suela de la bota en la cara a su oponente, que no vio venir el golpe y le pilló con la boca abierta, en medio de una carcajada. El golpe estuvo a punto de desencajarle la mandíbula, pero por suerte para él no terminó así, ni tampoco le saltó ningún diente, aunque terminó con la boca ensangrentada.

Acto seguido, el caballero del rayo avanzó hacia él y le dio un golpe a Velocidad Extrema con el mismo brazo que le había estado sujetando. A pesar de que el impacto certero en el estómago terminó de derribar al Caballero Negro, Jonyo se resintió, los calambres volvieron a su brazo y la el corte que acaba de sufrir comenzó a dolerle mucho.

“Mierda… Con una herida así, si utilizo mi Velocidad Extrema, la presión que sufre mi cuerpo me destroza la herida. Si vuelvo a hacerlo, podría incluso abrir más el corte…”

Blackron no tardó en ponerse en pie, con una mano sujetándose la boca, de la que no paraba de brotar sangre. Sin embargo, más que por el daño que acaba de recibir, estaba más preocupado por lo que había ocurrido.

“¿Cómo es posible? Deberías estar retorciéndote de dolor en ese brazo, pero aun así has logrado incluso atacarme con él…”

“Yo tampoco lo entiendo, pero el caso es que los efectos del hielo negro han desaparecido. Que yo recuerde, desde que el rayo negro me alcanzó antes. Espera… ¡Claro! ¡Ha tenido que ser eso! El efecto del rayo negro es anular el sistema nervioso, cortando las conexiones sinápticas de los nervios, que impiden que se comunique con el cerebro, pero al hacerlo, también desactivaste el funcionamiento anormal que provocaba el hielo negro y sus sensaciones extremas. Digamos que el rayo negro reseteo el sistema nervioso de mi brazo, o por lo menos, es la única explicación que se me ocurre” decía mientras abría y cerraba la mano, expuesta al Sol, para asegurarse de que todo seguía en orden.

“Mierda…” se lamentaba el Caballero Negro de su error.


“¡Negro o no, el rayo es mi elemento, y no había forma de que estuviera contra mí!”