lunes, 18 de septiembre de 2006

Episodio XXXV

Muy buenas a todos, después de ver como el ayuntamiento hace algo bien por nosotros y trae a Mägo de Oz gratis, jejeje, pues me dieron ganas de hacer yo algo también por los demás y decidí hacer este especial para suavizar un poco la "vualta al cole" que hoy ha comenzado. El ep debía haber salido hace horas, pero a parte de que he empezado teniendo séptima el primer día, el ep ha salido más grande de los que esperaba y me ha llevado subirlo más tiempo del esperado. Otra cosa, a partir d ahora incluiré en el encabeado la ficha de cada ep, sobretodo x el tema del tamaño, para q os hagáis una idea, q alguno peinsa q los eps siguien siendo = q cuadno emepzó la novela jaja, Bueno ahí va.
Nº de ep: 35
Título: Fuera de Juego
Tamaño: 10 hojas de word (2º más largo hasta ahora después del XXIV, especial aniversario, q tenía 10'5)
Dedicado a: Enrique Mesa, volver al instituto no ha sido lo mismo sin ti, hasta ha habido profesores que te han recordado en clase...
PD: Un saludo al usuario que puso el comentario anónimo en el ep anterior,¡anímate a decir quien eres!

Episodio XXXV

L

a explosión fue tan grande que su onda expansiva tumbó a varias personas que se encontraban en la plaza presenciándolo. Pronto empezaron a caer del cielo pedazos de titanio, trozos de la cadena del arma de Kevin y finalmente la punta de la hoja de la guadaña cayó clavándose en el suelo.

"Mi arma - susurró Kevin - ha quedado completamente destrozada".

"Hemos acertado de lleno - sentenció Arturo - los restos de la cadena son una prueba más que suficiente".

"Lo que no sabemos es si hemos acabado con ella" dijo Gabriel.

"Ahora mismo lo sabremos - dijo Reik - la explosión está empezando a disiparse".

El cielo se aclaró de nuevo, una figura se encontraba flotando en el cielo.

"¿Ha sobrevivido?" dijo Jonyo sorprendido - ¿cómo es posible?".

La teniente estaba quieta en el aire, sus cabellos estaban completamente despeinados, sus ropas dañadas por todas partes, llevaba una rodilla y un hombro al descubierto, mantenía uno de sus ojos cerrados y cantidad de heridas y arañazos cubrían su cuerpo.

"No ha muerto - pensó Peter - ¿que haremos ahora? Seguramente tenga la intención de seguir luchando".

Jezabel jadeaba, de vez en cuando un pequeño chorro de sangre salía de su boca. Levantó levemente uno de sus brazos, el cual estaba temblando, se metió la mano en el bolsillo de la chaqueta y sacó un pequeño control remoto con un botón rojo que no dudó en pulsar. Unos segundos después el helicóptero en el que había llegado sobrevolaba los cielos de Petoria.

"Nunca llegué a plantearme... que podría ser derrotada" dijo mientras avanzaba lentamente hacia el helicóptero.

"¡Está intentando huir! exclamó Gabriel.

Finalmente llegó a la puerta del helicóptero, se apoyó en ella y miró hacia abajo.

“¡Caballeros! - exclamó ella - Esto no quedará así. Me recuperaré y regresaré para destruiros. Hasta entonces, disfrutad de la paz mientras podáis. Y os diré algo más antes de marchar. De los tres adversarios que os quedan por derrotar, yo soy la más débil”.

Los caballeros se quedaron de piedra al escuchar esas palabras después de trabajo que les había costado dejar fuera de combate a la teniente. La puerta del helicóptero se cerró, Jezabel caminó lentamente hasta la cabina de control, se tiró en la butaca del piloto y presionó el botón de piloto automático.

"A la base".

El helicóptero se puso en marcha y comenzó a alejarse hasta perderse en la inmensidad del cielo.

"Se ha ido..." dijo Arturo.

"Un problema menos, ¡ahora a por Mesa!" exclamó Gabriel.

"Esperad un momento - dijo Reik - ¿no se os olvida algo?"

"¡Fidel! - exclamó Peter - ¡tengo que curarle".

Al principio todo estaba oscuro, después había una luz tenue al fondo, la cual se hizo más grande hasta llegar a adoptar formas y colores. Fidel abrió los ojos y vio a todos sus compañeros delante mirándole.

"¿Que ha pasado? - preguntó algo aturdido - ¿Dónde está Jezabel?"

"Ha huido. Entre todos la hicimos morder el polvo" contestó Arturo haciendo el signo de la victoria.

Fidel tardó unos segundos en asimilar la noticia, después reaccionó y se palpó en pecho.

"Mi herida, está curada".

"Sí, ha sido Peter quien nos ha estado curando hasta ahora" dijo Arturo.

"Las explicaciones más tarde, ahora tenemos algo que hacer".

"¿Piensas quedarte ahí todo el día?" preguntó Reik extendiéndole la mano para levantarse.

Fidel sonrió, la cogió y se levantó.

"No, vamos a por él" dijo Fidel mientras comenzaba a elevarse en el aire.

"¿Que haces? - dijo Peter - Si vamos volando nos detectaran al instante y esos dos son capaces de unirse, matarnos a todos y después seguir como si no hubiera pasado nada".

"Oh, vaya, no había caído" dijo y se posó de nuevo en el suelo.

"Tendremos que ir corriendo" dijo Jonyo.

"Pues no perdamos más tiempo" dijo Fidel y se pudo en marcha.

"Si que tiene ganas" dijo Reik.

"No le hagamos esperar" dijo Arturo y todo se pusieron en marcha.

Kevin, Jose, Norris y Eddy les veían alejarse rápidamente.

“Suerte, caballeros – pensó Kevin, estamos con vosotros”.

Lejos de allí, Suso continuaba sonriendo como si ya hubiera ganado el combate, sin embargo, Mesa permanecía con el ánimo bien alto.

"Ríndete, no me apetece luchar con ventaja" dijo Suso confiado.

"Quizás deberías ser tú quien se rindiera".

Mesa se llevó la mano que tenía sana al bolsillo, sacó un extraño caramelo y se lo comió.

"¿Qué es eso?"

"Se llama Carameloraro, ahora verás sus efectos".

Cuando Mesa se terminó el caramelo, su herida empezó a curarse rápidamente hasta quedar completamente sano. Únicamente la macha de sangre y el corte permanecían en su traje.

"Lo único que has conseguido es fastidiarme un traje muy caro, y no me quedan muchos conjuntos".

"Mierda, ahora tendré que empezar desde cero" pensó Suso.

"Respóndeme a una pregunta - dijo Mesa - ¿por qué haces esto?"

"¿Por qué hago que?" preguntó Suso.

"¿Por qué defiendes a una ciudad que te desprecia e intenta quitarte la libertad?"

"Que pesado, ya te lo dije antes. Yo no defiendo la ciudad, lucho por mí. Tenía una cuenta pendiente por lo del otro día y además necesitaba alguien con quien probar mis nuevos poderes".

"No lo creo. Te explico, después de que dejáramos la ciudad, un miembro de mi grupo llegó a ella y se enfrentó a los caballeros. Como esta persona se negó a llevar uno de estos caramelos, el combate la ha debilitado y ahora se aleja de la ciudad. Ha debido de ser derrotada".

"Pues muy bien, ¿y eso a que viene ahora?".

"Eso significa que ahora los caballeros estarán de camino hacia aquí. Vienen a por nosotros con intenciones hostiles y trataran de quitarte de nuevo tu libertad después de que tú hayas luchado por ellos. Todo esto porque en el fondo tú eres como ellos, te preocupas por los demás en vez de pensar en ti en primer lugar".

"No dices más que estupideces".

"Si de verdad no te importan, ¿me permitirás hacer una pequeña prueba?"

"¿Qué te propones?"

"Concédeme un minuto, por favor".

Mesa se concentró, cerró los ojos y estuvo un minuto quieto. Suso también se mantuvo quieto y en silencio. La tensión era tan alta que podía incluso respirarse. Suso sudaba y empezaba a jadear.

"Maldición, ¿qué estará tramando ahora? Tengo que acabar con esto rápido, mantener esta forma gasta mucha energía y no sé cuanto aguantará el colgante".

Mesa volvió a abrir los ojos y sonrió.

"Perdón por la espera, estaba contando a los habitantes de Petoria".

"¿Puedes hacer eso?"

"Se nota que no has ido a la universidad".

"¿Has ido a la universidad?"

"Es una historia muy larga, además no tiene sentido contársela a alguien que va a morir de inmediato".

"Ya veremos quien muere primero".

"Bueno, a lo que íbamos, si de verdad no te importa la defensa de la ciudad, no te molestará lo que voy a hacer ahora".

"¿De qué se trata?"

"Ahora mismo hay 3.662.175 habitantes en Petoria. Por una vez deja que ellos se protejan solos".

"¿Qué vas a hacer?"

Mesa sonrió de nuevo y alzó un brazo hacia el cielo.

"Jinrui Zetsumetsu Kogeki1".

Su cuerpo se cubrió por un aura azul y blanca y su brazo comenzó a emitir ondas de energía sin cesar, las cuales, según salían, se dirigían hacia la ciudad.

"¿Qué está pasando?" pensó Suso.

Mesa continuó emitiendo ondas durante varios minutos ante la perpleja mirada de Suso, que observaba sin saber que hacer.

Los caballeros atravesaban un bosque que les separaba del yermo en el que estaban Suso y Mesa saltando de rama en rama entre los árboles.

"Antes de llegar me gustaría comentar una cosa que me ha llamado la atención" dijo Jonyo.

"¿Que ocurre?" preguntó Arturo.

"Es sobre esa transformación de Suso, no entiendo como un colgante puede hacer que te transformes así".

"Tú también te has fijado - dijo Peter - mi opinión es que no ha sido el colgante el que le ha transformado".

"Yo también lo pienso. Según lo que dijo Eddy después de que luchara contra él, ese colgante proporcionaba al individuo la fuerza que había almacenada en él, pero nunca dijo nada de que cambiase la forma física".

"Ahora que lo mencionas, no es normal que la fuerza de un individuo normal añadida a la de Suso sea suficiente para hacer que alguien luche en igualdad de condiciones contra Mesa" dijo Gabriel.

"La transformación tiene que haberle dado la diferencia de fuerza que falta" dijo Fidel.

"Pero, ¿cómo se ha transformado entonces?" preguntó Reik.

"Si no ha sido por el colgante, tiene que haber sido de forma natural" dijo Arturo.

"Probablemente fue causa del estado emocional de Suso en aquel momento y la fuerza del colgante fue la chispa que despertó esa transformación" dedujo Peter.

"Lo que quiere decir que cualquiera puede alcanzar ese nivel con las circunstancias adecuadas" dijo Jonyo.

"No sé si alegrarme o no" dijo Reik.

"Lo comprobaremos al llegar" dijo Arturo.

De pronto las primeras ondas lanzadas por Mesa comenzaron a sobrevolarles, haciendo que se detuvieran a observar.

"¿Qué es eso?" preguntó Arturo.

"Van hacia la ciudad" dijo Peter.

"Tenemos que detenerlas" dijo Fidel.

"No hay tiempo - dijo Reik - son demasiadas y van más rápido que nosotros, no llegaríamos a tiempo, dejémoslo en manos de los mismos petorianos".

Los caballeros se quedaron observando como las ondas avanzaban hacia la ciudad sin que pudieran hacer nada por evitarlo.

"Vamos, aquí no hacemos nada - dijo Jonyo - esto lo ha hecho uno de esos dos, por lo tanto vayamos a detenerlos".

"Cuando atrape a ese ladronzuelo se acordará de mí el resto de su vida" dijo Gabriel y todos continuaron avanzando.

Mesa cesó por fin su ofensiva y las últimas ondas se perdieron en el firmamento.

"¿Qué se supone que has hecho exactamente?" preguntó Suso.

"Yo creo que está bien claro. cada una de esas ondas va dirigida a un ciudadano de Petoria. Son ondas débiles, pero con fuerza suficiente como para atravesar a una persona normal, pero si, como he oído, la gente de esta ciudad ha sido entrenada de forma especial, no tendrán ningún problema".

"De todas formas, has lanzado una onda por persona, sin importar su estado".

"Eso es lo más divertido, los padres tendrán que proteger a sus hijos, los jóvenes a sus mayores, los fuertes a los débiles, de lo contrario todos los vagos que no realizaron el entrenamiento, todos los discapacitados, los heridos, enfermos y niños, morirán. si se tratase sólo de evitar una simple onda, ¿qué sentido tendría?".

"¡Cabrón! - gritó Suso - ¡No te lo perdonaré!"

"Tenía entendido que no te importaba la ciudad" dijo Mesa y comenzó a reír.

"Esta vez te has pasado".

Suso liberó toda su energía, el suelo a su alrededor se resquebrajó, su aura morada reapareció y un fuerte viento surgió durante unos instantes.

"¡Te mataré!" exclamó Suso.

"Tienes una fuerza extraordinaria - dijo Mesa - me superas en mucho. Sin embargo no podrás ganar, de ninguna manera".

"Eso está por ver".

Los caballeros continuaban avanzando entre los árboles, cuando vieron pasar las últimas ondas a través del cielo.

"Ha parado" dijo Gabriel.

"Sí, pero parece que el combate aún no ha terminado - dijo Reik - Puedo sentir la energía de Mesa con la misma intensidad de siempre".

"La otra energía está aumentando considerablemente - dijo Jonyo - me pregunto cuanto tiempo podrá Suso seguir alimentándose del colgante".

"Con que aguante hasta que lleguemos, me conformo" dijo Fidel y todos aumentaron la velocidad.

En Petoria, Kevin, Jose, Norris y Eddy ayudaban a transportar a los heridos al hospital cuando de repente el cielo se tiño de una luz azul.

"¿Qué es eso?" preguntó Eddy extrañado.

Las ondas hicieron su aparición y se abalanzaron sobre la ciudad.

"¡Otro ataque!" exclamó Norris.

"¡Rápido! - exclamó Kevin - ¡Activad los sistemas de seguridad!"

La alarma sonó por toda la ciudad. Muchas personas corrieron a esconderse en los edificios importantes, los cuales comenzaron a cubrirse con una barrera protectora. Los habitantes que se quedaron en la calle enfrentaron el ataque de forma directa.

"Algo no va bien - pensó Norris - esas ondas no han sido lanzadas al azar contra la ciudad, Se mueven de una forma extraña, como si tuvieran una trayectoria".

Norris se colocó en medio de un grupo de ellas y, al acercarse demasiado a él, le esquivaron dispersándose en busca de su verdadero objetivo.

"Como imaginaba, no quieren destruir la ciudad, sino matar a la gente".

"Pues lo llevan claro - dijo Kevin enviando una onda fuera de la ciudad de un manotazo - serán muchas ondas, pero tienen una fuerza mínima. Parece más bien una broma pesada".

"Exactamente, - dijo Eddy destruyendo una de una patada - con esto no se mataría ni a una mosca. No sé quien se ha molestado en hacer esto, pero me parece una tontería".

Una onda iba directa a Jose, quien la agarró con fuerza conteniéndola en su mano, después cerró el puño y la onda se desintegró dentro de él.

"Sea quien sea - dijo relajando el brazo - está perdiendo el tiempo".

Los cuatro se dispersaron y comenzaron a cubrir a las personas que tenían a su alrededor. A pesar de todo, montones de ondas escapaban al control de Kevin y los demás, por lo que los habitantes de Petoria tuvieron que defenderse por sí solos, cosa que no les supuso demasiado esfuerzo, únicamente algunos padres se vieron obligados a recibir el impacto para proteger a sus hijos o a sus mayores, obteniendo una leve herida en la espalda. las ondas que se dirigían contra la gente que estaba en los edificios importantes impactaron contra la barrera explotando después. Poco a poco, todo el mundo fue liberándose de la onda que le perseguía.

"Y esta es la última - dijo Kevin destruyéndola con otra onda - se acabó".

"¡Podéis atacarnos cuantas veces queráis! - gritó Norris al cielo - ¡no conseguiréis destruirnos!"

Su grito fue acompañado por todos aquellos que estaban alrededor y pronto se propagó por toda la ciudad, quedando ésta por fin, libre de amenazas.

Mientras tanto, los caballeros se acercaban a su objetivo, notaron como una energía crecía desmesuradamente.

"Démonos prisa, - dijo Fidel - esa energía debe ser la de Mesa, que estará a punto de dar el golpe de gracia a Suso".

"No es la de Mesa - dijo Reik - sólo párate a pensar un momento. Aunque sea la más elevada de las dos, nos es la suya, porque él tiende a tener una energía estable, no a exhibir su fuerza, es más probable que sea la de Suso".

"Razón de más para avanzar, no permitiré que me quite el placer de matarle".

"Quítate esa idea de la cabeza - advirtió Peter - Mesa es demasiado fuerte. No sólo para ti, también para cualquiera de ellos, y no van soñando con imposibles, sólo le venceremos entre todos".

"Recuerda, - dijo Arturo - si recibes daño puedes dormir, pero si haces daño no podrás dormir".

"Siempre salta con lo mismo, y no lo entiendo ¿qué daño puedo causar eliminando a alguien que lo único que hace es destruir? Que complicado" pensó Fidel preocupado y todos continuaron avanzando.

Cerca de allí, Suso, tras haber liberado sus fuerzas, se lanzó furioso contra Mesa.

"¡Es hora de que desaparezcas!" exclamó Suso mientras volaba hacia él.

"Je, se ha tragado todo este paripé. Lo imaginaba, es como los demás, un sentimental, por muchas puñaladas que le den, no aprenderá y seguirá confiando en los demás - pensó Mesa y después se dirigió a Suso - ¡te enseñaré que no merece la pena confiar en los demás!"

Suso se lanzó directo hacia él sin pensar y comenzó a atacarle de forma alocada y sin control, de manera que Mesa era capaz de bloquear o esquivar sus ataques a su antojo.

"No consigo darle" pensó Suso mientras atacaba.

"¿Todavía no lo entiendes?" preguntó Mesa.

"¿Entender? ¿El que tengo que entender?" contestó Suso y detuvo su ofensiva.

"Que no puedes ganar".

"Como que no, tengo más poder que tú".

"Idiota, hasta un niño de dos años lo entendería. Cualquiera puede ganar fuerza con ese colgante o con cualquier objeto mágico sin ningún esfuerzo, pero no es fuerza real, sólo mírate, hace rato que estás jadeando".

"¿Qué dices? El colgante también me ha otorgado habilidades nuevas. Te recuerdo que yo antes no sabía volar".

"Volar es únicamente utilizar tu propia energía como propulsión y así mantenerte en el aire. Cuanta más energía tienes, más fácil se vuelve. Es algo tan sencillo que lo has hecho sin querer".

Suso se observó, tenía la cabeza empapada de sudor y no dejaba de jadear.

"Parece que ya te empiezas a dar cuenta de tu situación, tu cuerpo no está acostumbrado a tanta energía, le has sobre esforzado y ahora estás pagando las consecuencias".

"Haaaaa, haaaa - jadeaba Suso - aunque sea verdad lo que dices, no puedo dejar que me ganes".

"Lo siento, pero no tengo tiempo para seguir jugando contigo".

Mesa avanzó hacia Suso y en un instante había clavado el puño en su mejilla, provocando que su adversario sangrase por la boca. Acto seguido le golpeó una fuerte patada en la barbilla lanzándole hacia los cielos y cuando llegó al punto más alejado, justo antes de comenzar a descender, Mesa estaba ya en el aire sobre él cogiéndole por el cuello de la camisa evitando su descenso. Suso no se movía, aunque seguía consciente.

"Menuda fuerza - pensó Suso - con sólo dos golpes me ha dejado fuera de combate, ¿y yo pretendía ganar a este monstruo?"

"Se acabaron las contemplaciones" sentenció Mesa.

Posó la mano que le quedaba libre en el pecho de su adversario y comenzó a cargar una bola de energía.

"Adiós, Suso, ¡Big Bang Attack!"

La bola creció hasta superar el tamaño de Suso y fue lanzada contra el suelo arrastrando con ella a su víctima, quien gritaba de odio en el camino. La bola impactó contra el suelo y explotó haciendo que el grito se desvaneciera poco a poco entre una ráfaga de luz y el sonido de un leve terremoto.

Los caballeros veían la luz de la explosión al fondo a la vez que sufrían el terremoto.

"Mierda, llegamos tarde" dijo Jonyo.

"Aguanta, Suso, ya estamos aquí" pensó Fidel.

Una vez se disipó la explosión, Mesa se acercó a ver los resultados. Suso estaba en el fondo del socavón, cubierto de sangre y heridas, su aspecto había vuelto a la normalidad y aquella aura morada que lo recubría había desaparecido por completo.

"¿Ya se ha muerto? Tanto hablar y luego nada. En fin, destruiré el cuerpo para ahorrar el funeral a los petorianos".

Lanzó una nueva onda contra el cuerpo, se produjo una pequeña explosión y éste desapareció.

"Uno menos".

"¡Yo diría que no!" exclamó una voz.

Mesa miró a su alrededor sobresaltado y descubrió a Arturo volando con Suso a cuestas, aterrizando unos segundos después donde se encontraban el resto de caballeros.

"Sois vosotros, que agradable sorpresa, ya pensé que me iba a aburrir".

"Lástima que para nosotros no sea tan agradable" contestó Reik.

Arturo observó a Suso y vio que el colgante de Eddy estaba de nuevo en su cuello.

"Esto es lo que te ha causado tantos problemas. No te preocupes, yo te lo guardaré".

Arrancó el colgante de su cuello y se lo guardó en el bolsillo. Después le tumbó en el suelo y le sonrió.

"Ahora descansa. Es nuestro turno".


Jinrui Zetsumetsu Kogeki = Ataque Genocida

viernes, 1 de septiembre de 2006

Episodio XXXIV

Título: N/A

Tamaño: 5'85

Dedicado a: N/A

Episodio XXXIV

F

idel continuaba haciendo frente a Jezabel en espera de sus compañeros, que se acercaban desde varias direcciones.

“Primero acabaré contigo – dijo Fidel – y después iré a por Mesa”.

Fidel continuaba atacando sin éxito, ya que todos sus golpes eran evitados sin esfuerzo por la teniente, quien empezaba a cansarse de ofensivas inútiles.

“Ya estoy harta de jugar contigo”.

La espada de Fidel se acercaba de nuevo a ella, esta vez, en vez de esquivarla, la sujetó con la mano, impidiendo su avance. Un forcejeo se creó en ese momento y Fidel realizaba auténticos esfuerzos para clavar su espada en su contrincante, a la cual no parecía costarle nada mantenerle a raya.

“Déjalo, tus esfuerzos son inútiles”.

“Jamás, ya te he dicho que te eliminaría”.

“Como quieras”.

Sin dejar de sujetar su espada, Jezabel agarró la suya y asestó un corte diagonal a Fidel cruzando todo su pecho, quien, después de dar un grito, se precipitó dejando una estela de sangre en el aire hasta que cayó al suelo y perdió el conocimiento.

“Te lo había advertido, vigila mejor tus espaldas en el futuro”.

“Quizá seas tú quien tenga que vigilar la suya” dijo una voz.

Una lanza de hielo se aproximaba a Jezabel desde su espalda a toda velocidad. Se giró y rápidamente lanzó una onda de energía que la destruyó a pocos metros de impactar contra ella.

“Maldición, ¿quién ha sido? Se lo haré pagar muy caro”.

Reik apareció volando, desenvainó su espada y se dispuso a atacar a su adversario.

“He sido yo - dijo lanzándose contra ella - ¿algún problema?”.

Jezabel esquivó el ataque, se alejó unos metros y después observó a Reik sorprendida.

“Tú... Es imposible, yo había acabado contigo, deberías estar muerto”.

“Ya ves, no es tan fácil acabar conmigo”.

“Bueno, da igual cuantas veces reaparezcas, te derrotaré una y otra vez hasta que dejes de hacerlo”.

“¡Tendrás que acabar con nosotros también!” exclamó una voz.

Una llamarada apareció ante Jezabel, quien se cubrió al no poder evitarla. Cuando el fuego desapareció, pudo observar a Arturo y a Jonyo delante de sus narices junto a Reik.

“Sois vosotros, ¿también continuáis queriendo enfrentaros a mí?”.

Mientras nos quede un atisbo de vida, seguiremos intentándolo hasta lograrlo” dijo Jonyo y chasqueó los dedos.

El cielo se nubló por unos instantes y varios rayos se precipitaron contra la teniente, al cual los esquivó con unos rápido movimientos.

“Hará falta algo más que unos rayitos para que acabes conmigo”.

“¡¿Y qué tal está esto?!” exclamó una voz.

“Algo se acerca – dijo Jezabel mirando a su alrededor – pero no veo nada”.

De repente notó un pinchazo en el estómago, se observó y vio una rosa clavada en él.

“Ni la he visto venir” dijo ella.

Gabriel apareció volando completamente recuperado y se colocó junto al resto de caballeros.

“Te presento mi rosa transparente, es invisible hasta que impacta en su objetivo. Es la rosa más débil que tengo, pero la más certera y precisa”.

“¡Tú! – dijo ella arrancándose la rosa del estómago - ¿cómo es posible que estés aquí? Te había dejado fuera de combate y además tenías una rodilla rota. Es imposible recuperarse tan pronto”.

“Nosotros tampoco seremos vencidos tan fácilmente” dijo Gabriel.

Jose y Norris se encontraban sobre la superficie de combate, la cual estaba ya bastante dañada, observando la situación sir perder detalle, cuando Eddy se les acercó.

“¿Cómo van las cosas?” preguntó Eddy.

“Ah, Eddy, eres tú – dijo Norris al verle – celebro que ya te encuentres bien. Si los caballeros son derrotados, cualquier ayuda será poca”.

“Confiemos en ellos – dijo Jose – aún no han perdido”.

La teniente se encontraba en el aire rodeada de todos sus enemigos, que estaban dispuestos a todo.

“Como ya he dicho antes, no importa cuantas veces resucitéis, os destruiré las veces que haga falta hasta que no quede nada de vosotros”.

Jezabel se lanzó contra Reik, lanzándole un puñetazo que él consiguió bloquear con el brazo, pero el golpe tenía tanta fuerza, que no pudo evitar retroceder. Acto seguido le dio una patada en la cabeza derribándolo. Reik se precipitó hacia el suelo, pero logró recuperar el control durante la caída y aterrizó bien para inmediatamente lanzarse de nuevo al ataque.

Una vez atacó a Reik, el resto de caballeros se lanzaron contra ella, atacándola desde todas direcciones.

“Parad, estoy harta de vuestros inútiles ataques” dijo mientras evitaba sus golpes.

En su defecto, los caballeros intensificaron sus ataques tras escuchar aquel comentario, añadiendo que Reik regresó volando y se unió también a la ofensiva.

“¿No me habéis oído? He dicho que paréis” dijo de nuevo y dio una patada a Jonyo derribándolo.

Jonyo comenzó a caer hacia el suelo, pero rápidamente recuperó el control y volvió a la carga, momento en el que todos intensificaron aún más sus golpes.

“¡¡Parad de una vez!!” gritó ella.

Tensó todos sus músculos y liberó una gran cantidad de energía creando una onda expansiva que derribó a todos los caballeros de un soplo, los cuales lograron mantenerse en el aire después de descender varios metros dando vueltas.

“Acabaré con esto de una vez”.

Jezabel extendió los brazos en dirección al suelo, abrió las palmas de sus manos y comenzó a cargar dos ondas de energía.

“Lo siento, pero me he aburrido de jugar con vosotros”.

Las ondas crecieron por segundos hasta alcanzar un tamaños dos veces superior a la palma de la mano de su ejecutora.

“Destruiré toda la plaza de un golpe. No quedará nada de vosostros”.

“Como nos lance eso, nos convertiremos en ceniza” dijo Arturo.

“No tenemos medios para evitarlo ni devolverlo” dijo Reik.

“Hay que hacer algo” pensó Peter.

“Desapareced junto a vuestra amada ciudad” dijo ella y lanzó las ondas.

Todos los que estaban en la plaza se cubrieron echándose los brazos por encima de la cabeza. Sin embargo, para sorpresa de todos, cuando las ondas se separaron unos pocos metros de quien las lanzaba, explotaron en el aire creando una explosión que se tragó a la teniente, quien se cubrió rápidamente al verla venir.

Cuando la explosión desapareció una estela de humo cubrió el cielo durante otro rato, momento que los caballeros aprovecharon para regresar a tierra, donde se encontraba Peter.

Al disiparse todos pudieron observar a la teniente, que aún se cubría, Le faltaban varios trozos de ropa que el fuego había arrancado y pequeños hilos de humo emergían de distintas partes de su cuerpo. Después de estar unos segundos quieta en el aire retiró los brazos se su rostro y miró hacia abajo enfurecida.

“¿Quién se ha atrevido a hacerme esto?” dijo con firmeza.

"He sido yo - dijo Peter - coloqué una barrera a tu alrededor que provocó la explosión de tus ondas, pero también destruyó mi barrera. Que iluso he sido, mi objetivo era contener la explosión dentro de la barrera y así provocar tu destrucción, pero ha resultado todo un rotundo fracaso. Además he gastado toda mi energía, estamos acabados".

“Admiro tu valor al dar la cara, pero tu intento te costará la vida”.

"Si has sido tú - dijo Arturo - ¿para qué se lo dices? Ahora intentará un ataque aún más potente".

"En realidad no he fallado, era mentira - dijo a los caballeros en voz baja - la barrera ha cumplido su objetivo. Además, yo no tengo poder para hacer lo que he dicho".

"¿Objetivo? ¿De que hablas?" preguntó Jonyo.

"Exactamente - la barrera estaba pensada para romperse cuando las ondas impactaran contra ella. Si hubiese intentado lo que he dicho, hubiera utilizado tal cantidad de energía que ahora estaría muerto y no podría curar vuestras heridas. Además, no habría conseguido matarla. Lo que yo pretendía con esto era otra cosa".

"¿De qué se trata?" preguntó Gabriel.

"Puede que no lo recordéis, pero hace un rato Norris consiguió rozarla con un cuchillo, pues, desde entonces, la herida está sangrando. Fijaos en ella, está bastante dañada para haber recibido una simple explosión. Puede que sea muy rápida y fuerte, pero su cuerpo no tiene demasiada resistencia, si logramos golpearla de lleno, la derrotaremos, pero para eso haría falta inmovilizarla".

"Es muy fácil decirlo - dijo Jonyo - pero nosotros aún no hemos conseguido tocarla".

"Si Norris ha podido, vosotros podéis. Es algo más joven que los adversarios que hemos tenido hasta ahora, eso explicaría que no sea demasiado difícil sorprenderla, debe de faltarle experiencia".

"Habrá que intentarlo" dijo Reik.

La teniente continuaba en el aire escogiendo su próximo ataque.

"Os había ofrecido una muerte rápida, pero la habéis rechazado, así que supongo que querréis una lenta y dolorosa, ahí la tenéis".

Agarró su labio inferior con los dedos índice y pulgar y comenzó a emitir un extraño silbido. El ruido vino acompañado de un temblor de tierra que estremeció a todos los presentes. Todo el mundo se tapó los oídos con fuerza al comenzar aquella insoportable melodía.

"¿Qué demonios es esta melodía?" dijo Reik.

"Me taladra el cerebro" dijo Jonyo.

"No soy capaz de moverme con este ruido infernal" dijo Gabriel.

El sonido se hacía cada vez más intenso y llegaba cada vez más lejos. Según avanzaba, el suelo y los edificios que alcanzaba sufría grietas que iban aumentando paulatinamente.

"Está destruyendo todo a su alrededor. Si no lo detenemos rápido, todos los edificios serán derrumbados" dijo Arturo.

"¡No si estoy yo aquí para impedirlo!" exclamó una voz.

"¿Quién ha dicho eso?" preguntó Peter.

Kevin apareció corriendo, con su tridente en la mano, lo alzó y lo transformó en la guadaña. Llegó hasta donde se encontraban Jose, Norris y Eddy y desde allí lanzó el filo de la guadaña contra la teniente, quien estaba disfrutando tanto con su ataque y produciendo tanto ruido no se percató de que lo venía hacia ella. Su cuerpo fue enrollado con la cadena de Kevin desde los pies hasta el cuello, quedando el filo de la guadaña roznado con su yugular e impidiendo su silbido.

La calma regresó, los edificios dejaron de agrietarse y poco a poco la gente fue destapándose los oídos al notar que aquella insufrible melodía había desaparecido.

"Rápido caballeros, ¡atacad!" exclamó Kevin.

La teniente se enfureció aún más y probó a liberarse por la fuerza sin éxito.

"No te esfuerces, esa cadena es de indestructible titanio".

"Cuando me libré de esta cadena serás el primero en morir" gritó ella mientras intentaba soltarse.

"Por mucho que diga - pensó Kevin - tarde o temprano se terminará soltando. No tengo mucho tiempo".

Jezabel aplicaba cada vez más fuerza y la cadena comenzaba a ceder.

"¿Qué estáis haciendo, caballeros? No tengo todo el día, ¡atacad de una vez!".

"¡Es nuestra oportunidad!" exclamó Arturo.

"No realicéis un ataque demasiado fuerte, utilizad sólo la energía necesaria - aconsejó Peter - recordad que después tendremos que enfrentarnos contra Mesa, y posiblemente también a Super Suso".

Los caballeros comenzaron a condensar su energía y una leve aura blanca se creó alrededor de cada uno de ellos.

"Yo estableceré la dirección del ataque - dijo Gabriel y lanzó una rosa - apuntad a ella".

Burning Attack!" exclamó Arturo.

Lighthing Attack!" exclamó Jonyo.

Freezing Attack!" exclamó Reik.

Un potente disparo de fuego, otro de rayos y otro de hielo partieron en la misma dirección hasta juntarse creando una espiral con estos tres elementos.

"Ahora es mi turno - dijo Gabriel - energizaré el ataque para que impacte contra el objetivo en vez de arrasarlo".

Lanzó una onda de energía que chocó contra la espiral dotándola de mayor fuerza y velocidad. Avanzaba ferozmente hacia su objetivo, quien intentaba liberarse para evitar el golpe.

"Tengo que liberarme - pensó ella - esos estúpidos no pueden vencerme".

La espiral continuó avanzando hacia Jezabel sin que nada lo impidiese hasta impactar finalmente contra ella, creando una enorme explosión que estuvo acompañada por gritos de júbilo de todos los presentes en la plaza.



PD: A partir de ahora los ataques en inglés no serán traducidos puesto que creo firmemente que todos tenemos un nivel suficiente como para entenderlos.
Ánimo a todos aquellos que tienen exámenes de Septiembre