miércoles, 22 de agosto de 2007

Episodio XXXI

Título: El debut del Primer Super Guerrero

Tamaño: 5'4

Dedicado a: A-li-cia

Episodio XXXI

S

uso y Mesa estaban ya a varios kilómetros de la ciudad sobrevolando una llanura desértica con colinas rocosas.

“¿Hasta dónde piensas seguir volando? – preguntó Mesa – Hace rato que hemos perdido de vista la ciudad, por lo que no hay necesidad de ir más lejos. Además, no tienes ningún derecho a escoger el lugar”.

Mesa se detuvo y descendió hasta el suelo. Suso, al verlo, descendió también. Al llegar al suelo ambos concentraron su energía y sus auras desaparecieron.

“Con todo el ajetreo de la plaza, aún no sé tu nombre” dijo Suso.

“Es de mala educación preguntar a una persona su nombre sin haberse presentado”.

“Tienes razón, perdona mi insolencia, Antes me llamaban Suso, pero gracias a mis nuevos poderes a partir de ahora deberán llamarme... ¡Super Suso!” dijo y se señaló.

“Con que Super Suso, ¿eh? – dijo Mesa con una mirada y un tono de superioridad – Eres un crío. En fin, mi nombre es Mesa”.

“Encantado, Mesa. Te doy la bienvenida al lugar en el que vas a morir”.

“Ya veremos quien queda en pie al final”.

Al termina la conversación ambos desplegaron su energía y sus auras volvieron a manifestarse. El cielo se cubrió de nubes negras acompañadas de un suave viento que levantaba una pequeña nube de polvo. Los dos se colocaron en posición y se miraron fijamente.

“Ataca tú – dijo Mesa – te cedo el honor”.

“Veamos de que es capaz este colgante”.

Suso saltó y atacó con una lluvia de ondas de energía a su oponente, el cual avanzaba volando esquivándolas. Viendo que una de las ondas le venía de frente la golpeó con un manotazo devolviéndola contra Suso, éste, al ver acercándose su propio ataque, cesó su ofensiva y despejó la onda de otro manotazo haciendo que se perdiera en el cielo.

“Mierda, le he perdido de vista al despejar la onda – dijo Suso mirando a su alrededor - ¿dónde se habrá metido?”

Mesa apareció por detrás de Suso preparado para atacar.

“Estoy aquí” dijo desde detrás.

Suso se dio la vuelta y el codo de Mesa fue estrellado en su cara con tal fuerza que le mandó de cabeza al suelo. El impacto fue tan grande que provocó un enorme socavón en el suelo quedando Suso semienterrado en él.

En la plaza de Petoria, los caballeros se preparaban para su partida.

“Entonces iremos Fidel, Reik, Gabriel y yo – dijo Arturo – Peter, tú te quedarás con Jonyo hasta que se recupere y después vendréis a ayudarnos”.

“Entendido – dijo Peter – Rápido, id para allá”.

“¡¿A dónde creéis que vais?!” gritó una voz desde lo alto.

Los caballeros miraron al cielo y pudieron ver un helicóptero sobrevolando la plaza. De repente el helicóptero disparó dos misiles, uno de ellos se dirigía a la superficie de combate y otro al público.

“¡Va a matar a la gente!” gritó Peter.

“Jonyo saltó hacia el misil, le dio una patada y lo envió a la superficie de combate junto al otro. Ambos impactaron contra el suelo provocando dos terribles explosiones que dejaron dos enormes socavones y una gran estela de humo negro a su paso. El pánico se hizo dueño de la situación y la gente comenzó a correr despavorida de un lado a otro intentando escapar.

“Jajaja – reía la misma voz – me encanta escuchar los gritos de desolación de mis víctimas”.

Una figura salió del helicóptero y descendió hasta el suelo perdiéndose en la estela de humo.

“¿Otro enemigo? – pensó Arturo – Lo que nos faltaba, como si no tuviéramos ya bastantes problemas”.

Cuando el humo se disipó todos pudieron observar a una mujer de mediana edad que conservaba bien su figura. Tenía los cabellos largos, de un color rojo intenso que parecía fuego del mismo infierno, recogidos en una coleta. Unos ojos oscuros y fríos complementaban su mirada y todo ello iba acompañado de un tono de piel claro. Vestía unos pantalones de color naranja llamativo sujetos por un cinturón y una chaqueta azul oscura con un ratón alegre y sonriente a la espalda. Llevaba una espada envainada a la altura a la altura de la cadera y un látigo enrollado enganchado al cinturón.

“También la han enviado a ella – dijo Peter algo asustado – esto si que no me lo esperaba”.

“¿La conoces?” preguntó Jonyo.

“Sólo he oído hablar de ella. Su nombre es...”.

“Mi nombre es Jezabel McArthur, soy la teniente del ejército del Señor Oscuro y he venido a poner fin a vuestra existencia”.

“Pues tienes un gusto pésimo en la elección de la vestimenta – dijo Reik - ¿dónde te compras la ropa?”

“Es verdad – dijo Arturo – es horrible”.

“Je, los niños hablan mucho – dijo la teniente – pero a la hora de la verdad siempre sde echan a llorar”.

“¿A quién llamas niño? – dijo Gabriel sacando una rosa – Vamos a ver quien se echa a llorar antes”.

“A eso he venido, caballero”.

“No mereces respirar el mismo oxígeno que nosotros” dijo Reik.

Peter se aterraba más a cada segundo que pasaba mirándola hasta tal punto que llegó a caminar poco a poco hacia atrás.

“¿Qué te ocurre, Peter?” dijo Fidel.

“Debéis dejar de provocarla, puede que no sea muy acertada vistiendo, pero os aseguro que es casi tan poderosa como Mesa. Sólo el hecho de escuchar su nombre ya inspira terror”.

“¿Qué le pasa a su nombre?” preguntó Arturo.

“Está compuesto de dos de las personas más estrictas de la historia de la humanidad. Su nombre, Jezabel, hace honor a una princesa que vivió en Israel en la edad antigua. Su padre, el rey, era el líder de una religión que adoraba a un dios pagano, misión que su hija, al heredar el trono, prosiguió durante toda su vida. Llegó a convencer a todo su reino para que diese la espalda a la religión dominante del momento, el cristianismo. Esto, añadido a que se casó para aumentar los territorios de su padre y a su régimen político más autoritario, levantó un descontento del pueblo que terminó con una insurrección que la asesinó a ella, a sus hijos y a todos los miembros de aquella religión pagana.

Después tenemos su apellido, McArthur, que proviene de un general de tiempos de las primeras guerras mundiales que fue famoso por su extrema dureza. No le importaban los medios que fueran necesarios para conseguir la victoria, mientras la obtuviera. Al final tuvieron que retirarle con más de setenta años porque sus medidas eran demasiado estrictas.

Está claro que quién le puso ese nombre sabía muy bien lo que hacía”.

“Tendremos que derrotarla a ella para poder a ir a por Mesa – dijo Gabriel – así que dejemos de perder el tiempo”.

La gente continuaba corriendo sin control ante la amenaza que acababa de presentarse buscando salvar la vida como fuera.

“Esto es un caos – dijo Kevin – tengo que hacer algo o será el propio pánico el que acabe con la gente. Norris, Jose, Eddy, sé que no estáis en vuestro mejor momento pero os ruego que ayudéis a los caballeros. Si esa mujer destruye la plaza todos saldremos perjudicados”.

“¿Y tú que vas a hacer?” preguntó Norris.

“Calmaré a la gente de la única forma posible”.

“Entiendo – dijo Eddy – entonces vete ya. No tienes tiempo que perder”.

“Volveré enseguida para ayudaros” dijo Kevin con decisión y salió corriendo perdiéndose entre la gente.

No muy lejos de allí, Suso continuaba semienterrado en el suelo. Mesa, cansado de esperar en el aire, se decidió por fin a bajar.

“Deja ya de fingir, a nadie le tumba un golpe como ese”.

“Jejeje, me has descubierto” dijo Suso y abrió los ojos.

Suso se levantó, se sacudió la ropa y el pelo y se colocó en posición.

“¿A quién pretendías engañar con eso?”.

“Sólo intentaba darle algo de emoción al asunto. Bueno, continuemos, quiero probar otra estrategia”.

“Prueba las que tú quieras. Ninguna te será de utilidad”.

“¡Bushin no Jutsu!” exclamó Suso.

Varias copias de Suso aparecieron al instante y comenzaron a corretear en círculo alrededor de Mesa.

“Bueno, señor Mesa – dijeron todos los Susos a la vez – veamos que haces si te atacamos todos a la vez”.

“Esto será más fácil que quitarle el caramelo a un niño – pensó Mesa – Lo único que tengo que hacer es encontrar al verdadero ya que el resto no son más que meras ilusiones y desaparecerán en el momento que el auténtico sea golpeado”.

Mesa cerró los ojos y se colocó en posición, los Susos iban acercándose poco a poco hasta que por fin dieron un salto y lanzaron un puñetazo a conjunto contra su adversario. En ese momento Mesa abrió los ojos, saltó y atacó a uno de los Susos, el cual cayó al suelo mientras el resto se desvanecían.

“Has vuelto a descubrirme” dijo Suso levantándose.

“Es normal, como todas tus copias eran ilusiones no hacían ruido al andar, al corretear en círculo era difícil reconocerte, pero en el momento que saltasteis el sonido vino de una única posición”.

“Entiendo, no volverá a ocurrir”.

“Si no te importa – dijo Mesa – en esta ocasión ataco yo”.

“Como quieras”.

Mesa se llevó la mano a la cara y se tocó la montura de las gafas. De repente un rayo láser emergió de sus ojos. Al atravesar el cristal de sus gafas el rayo aumentó de potencia y velocidad. Suso lo esquivó saltando inconscientemente y se quedó flotando en el aire. El rayo impactó contra el suelo e hizo un pequeño agujero en la tierra derritiéndola.

“Si me alcanza con uno de esos me fríe” dijo Suso preocupado.

“No te quepa la menor duda. Si te digo la verdad mi rayo láser es bastante débil, pero las lentes de mis gafas funcionan como catalizador y aumentan la potencia hasta los límites más insospechados”.

“Vaya, eso es un problema”.

Mesa continuó disparando rayos láser y Suso conseguía esquivarlos milagrosamente volando de un lado a otro.

“Como no haga algo me acabará alcanzado y me convertiré en puré de Suso – pensó mientras esquivaba uno de los ataques – Claro, puedo usar lo que le robé a esa vieja gorda”.

Suso se detuvo en el cielo, sacó un objeto del interior del gabardina y se llevó las manos a la espalda.

“¿Qué? ¿Ya te rindes? Es normal, ya era hora de que te dieses cuenta de que no tienes ninguna oportunidad, ¡desaparece!”.

Mesa lanzó un nuevo rayo láser directo a su adversario, el cual se quedó quieto esperando la llegada del ataque. Cuando el rayo estuvo cerca de él extendió la mano al frente portando un espejo, con el que bloqueó el rayo produciendo un pequeño forcejeo.

“Al parecer eres más listo de lo que pensaba, intentas desviar el rayo utilizando el espejo, pero no lo conseguirás”.

Suso ponía todo su empeño en conseguir su objetivo, pero retrocedía poco a poco.

“Voy a ganarte, estirado”.

Suso empujó el espejo con todas sus fuerzas acompañándolas con un grito de desahogo. El rayo regresó contra Mesa a toda velocidad, quien se quedó petrificado al ver como un simple chaval había sido capaz de devolver uno de sus ataques.

“¡Chúpate esa!” exclamó desde el cielo.

“No cantes victoria tan pronto”

Mesa se toco por detrás la corbata y presionó un botón. Una barrera apareció por un momento desviando el rayo y al instante volvió a desaparecer.

“Esta vez tampoco he conseguido tocarle” pensó Suso.

“Creo que le he subestimado” pensó Mesa.

Suso regresó al suelo y se colocó de nuevo en posición, dispuesto para un nuevo ataque.

“¿Qué tal si acabamos ya con el calentamiento?”

Episodio XXX

Título: N/A

Tamaño: 5'6

Dedicado a: N/A

Episodio XXX

C

ada segundo que transcurría aumentaba aún más la tensión que había en el ambiente. El público animaba cada vez con más fuerza a los participantes y estos daban el todo por el todo para levantarse.

"¡Vamos Jonyo!" exclamó Gabriel.

"¡Ánimo Eddy, levántate!" exclamó Jose.

Jonyo logró apoyar un pie en el suelo, pero al hacer fuerza con el tronco para levantarse levantó la cabeza y el dolor del talonazo se hizo presente provocando que cayera al suelo. Eddy consiguió apoyar una rodilla, pero al intentar levantarse del todo los espasmos producidos por el Lighthing Plasma se manifestaron haciendo que corriese la misma suerte que su adversario.

“Jonyo, no puedes perder – pensó Fidel – si lo haces mi derrota habrá sido en vano y nunca te lo perdonaré”.

Jonyo, después de muchos esfuerzos, fue por fin capaz de ponerse en pie, aunque no parecía muy estable. En ese momento, los admiradores de Eddy que había entre el público gritaban desesperadamente por la victoria de su favorito. Jonyo se llevo una mano a la cabeza, y tras tocarla, observó la mano y vio que estaba llena de sangre.

“Si en vez de haber usado el Lighthing Plasma en el último ataque hubiera optado por un puñetazo corriente, lo más probable es que fuera yo el que estuviera ahí tirado en el suelo. Mis felicitaciones, Eddy, ha sido un gran combate”.

“¿Ya se ha acabado? – dijo Suso defraudado – Pues vaya, al final no ha sido para tanto”.

“No tengas tanta prisa – dijo Jose – el jurado todavía no ha decretado el final del combate. Eso significa que aún tienen esperanzas en que Eddy sea capaz de levantarse”.

“Vamos, Eddy – pensó Norris – confiamos en ti”.

El soldado encargado de custodiar a Suso en el hospital apareció en escena cargado con un saco a la espalda.

“Señor, aquí traigo lo que me ordenó”.

“Perfecto – dijo Kevin – déjalo por aquí. Yo mismo me encargaré de entregarlo”.

“Como quiera”.

Eddy hacía verdaderos esfuerzos por levantarse, pero todos eran en vano. Nada más conseguía apoyar una rodilla o un pie, los espasmos se hacían presentes volviéndole a hacer caer al suelo.

It’s gonna be O.K.” susurró Eddy intentando levantarse.

“Ha vuelto a hablar en inglés” dijo Arturo.

“¿Qué ha dicho esta vez, Peter?” preguntó Gabriel.

“Básicamente ha dicho que todo va a salir bien, pero lo que me sorprende es que para decirlo ha utilizado la expresión O.K.”.

“Qué tiene de especial esa expresión?”.

“En tiempos de las primeras guerras mundiales, cuando el ejército del país que hablaba ese idioma volvía de una misión, pintaba en una pizarra el número de muertos producidos en ella. Cuando el número era cero escribían OK, que significa zero killed, es decir, ningún muerto. De esta forma, esta expresión se convirtió en una forma que utilizaba el pueblo para indicar que todo marchaba sin problemas. Me sorprende que conozca hasta estos detalles del idioma. Hay que tener en cuenta que su inglés es informal, ya que ha utilizado contracciones, y en el lenguaje formal estaban mal vistas, eso significa que el que le ha enseñado el idioma es alguien cercano a él y no una academia”.

“Se lo enseñara quien se lo enseñara, parece que hizo un buen trabajo” dijo Reik.

Eddy, ante la atónita mirada de todos, continuaba intentando levantarse sin éxito y el público, comenzaba a perder la esperanza.

“No conseguirá levantarse” dijo alguien.

“Ha luchado bien”.

“Se acabaron los Juegos”.

En ese momento, el chirrido del megáfono encendiéndose invadió la plaza provocando el silencio de todos los presentes.

“Disculpen la tardanza – se escuchó por megafonía – Hemos estado esperando todo este tiempo para dar a los participantes la oportunidad de levantarse y proseguir con su encuentro, pero dado que sólo uno de los dos ha logrado hacerlo, nos vemos obligados a conceder la victoria de este combate a...”.

“¡Esperad!” interrumpió Eddy.

Inmediatamente después de escuchar el grito, todos se giraron hacia él y pudieron verle de pie, cabizbajo, jadeando y con el flequillo ocultándole los ojos.

“¡Puedo continuar el combate!” exclamó y levantó la cabeza.

Al levantar la cabeza se descubrió en su cuello el colgante emitiendo una intensa luz dorada.

“La segunda energía ha vuelto a manifestarse, entonces eso significa que... ¡proviene del colgante!” exclamó Jonyo.

“¿Un colgante con poderes? Tiene que ser mío” pensó Suso.

La punta de una navaja apareció desde en el interior de la manga de Suso y con ella cortó las cuerdas que lo ataban. Inmediatamente se levantó y saltó a la superficie de combate.

“¡Se ha escapado! – exclamó Kevin al verle saltar - ¡Hay que detenerle o todo nuestro esfuerzo habrá sido en vano!”.

El colgante comenzó a introducirse lentamente en el cuerpo de Eddy a la vez que Suso avanzaba peligrosamente hacia su objetivo sin que ninguno de los dos participantes se hubiera dado cuenta todavía.

“¡Cuidado Eddy! – exclamó Norris - ¡va a por ti!”.

“¿Qué?” dijo Eddy y se giró hacia Norris.

En aquel momento, la figura de Suso apareció ante sus ojos y, sin que pudiera darle tiempo a reaccionar, le arrancó el colgante extrayendo lo poco que se había introducido en su interior. Después Suso le golpeó hasta hacerle caer al suelo sabiendo que Eddy no podría defenderse sin ayuda del colgante después de aquel combate. Al momento, saltó al aire y se puso el colgante.

“Maldición – pensó Kevin - ¿qué va a ocurrir ahora?”.

El colgante se introdujo en el cuerpo de Suso completamente provocando que el cielo se cubriese de nubes, un vendaval asolase la plaza y multitud de rayos poblaran el cielo.

Suso comenzó entonces a transformarse, su piel se volvió mucho más oscura, su cabello creció hasta la media melena, elevándose hasta quedar completamente de punta, el color cambió de rubio a gris con mechas blancas, sus ojos se tornaron a púrpura intenso y un aura morada recubría todo su cuerpo a la vez que su energía aumentaba considerablemente.

“Kukuku – reía Suso desde el cielo – es sorprendente el poder de este colgante. No sólo ha aumentado mis fuerzas, sino que también me ha otorgado habilidades nuevas. Esto de volar es un invento, wajajaja, ojalá hubiera podido hacerlo antes – dijo y se puso a dar vueltas por el cielo – Lo único que no me gusta es este tono de piel tan oscuro que me ha quedado, pero por lo demás – dijo acariciándose el cabello – me encanta”.

“Menudo poder desprende – dijo Arturo – es muy posible que ahora sea superior a nosotros”.

El resto de caballeros miraron a Arturo haciendo ver que estaban de acuerdo con sus palabras.

“Todo está perdido” dijo Eddy intentando levantarse.

“Eh, ¿se puede saber de donde sacaste ese colgante?” preguntó Peter.

“Verás, mi bisabuelo era arqueólogo, le fascinaban las antiguas civilizaciones y a menudo encontraba documentos en lenguas muertas de aquellas grandes naciones antiguas, por eso sabía idiomas como en inglés. Él me enseñó todo lo que sé. Ese colgante lo encontró en una de sus investigaciones, le encantaba y siempre lo llevaba con él. En su lecho de muerte me lo confió”.

“¿Pero tú sabías que tenía poderes?”.

“En absoluto, únicamente me dijo que cuando estuviera en problemas me ayudaría. Creí que lo decía para animarme. Nunca me imaginé esto”.

“Entiendo, seguramente volcó toda su energía en el colgante para que te ayudara en caso de necesidad y al hablar en inglés has debido de activarlo”.

“Eso ya no importa, ahora él tiene todo su poder”.

“Una pregunta – dijo Gabriel – si eran tan importantes esas lenguas, ¿por qué desaparecieron?”.

“Verás, Gabriel – explicó Peter – Existen varias formas de que una lengua desaparezca. En primer lugar puede ser porque dos territorios entren en guerra y el vencedor, imponga su lengua sobre el territorio vencido. En segundo puede darse el caso de que la lengua evolucione a lo largo de los siglos y se transforme en una totalmente distinta, quedando en desuso la primitiva, esto le paso a una lengua llamada latín. Pero cuando desaparecieron el resto de lenguas, el mundo ya estaba modernizado, tenía organizaciones internacionales y, en las reuniones de dichas organizaciones optaron por fijar un idioma para un entendimiento común, que después se aplicó en toda la población mundial. Ese idioma fue el español, porque, a parte de que era una de las lenguas más habladas del momento, en este idioma los sonidos y las letras casi siempre coinciden, salvo en escasas excepciones. Por supuesto, existen tribus primitivas en aldeas aisladas de la civilización que siguen con su lengua, pero en el resto se habla español desde entonces”.

Suso continuaba revoloteando por el cielo disfrutando de su nuevo poder. Tras unos minutos de disfrute al fin decidió detenerse.

“Bueno, dejémonos ya de tonterías. Ha llegado la hora de la venganza. En primer lugar me vengaré de esos caballeros que intentaron capturarme, después, del jefe de la Guardia Petoriana que me tuvo cautivo, seguido del chico del colgante, que quería matarme al recobrarlo, y por último, del hombre alto, con traje y gafas que se atrevió a darme una paliza”.

“¡Por mí no te preocupes, estoy aquí!” exclamó alguien desde el público.

Una bola de energía surgió de entre la gente avanzando directa hacia Suso. Al verla, la rechazó dándole un manotazo que hizo que se perdiera en el cielo.

“¿Quién ha sido? ¡Que de la cara!” exclamó Suso enfurecido.

“He sido yo” dijo la misma voz.

Los caballeros vieron como una figura salía levitando desde la muchedumbre hasta quedar frente a Suso.

“¡¡Mesa!!” exclamaron los caballeros al reconocerle.

“Así que eras tú. Mejor, así me ahorras el tener que buscarte. No me importa cambiar el orden de mis objetivos, si quieres ser el primero en morir, ¡tú mismo!”.

“Así que estaba ahí – pensó Peter – eso quiere decir que ha estado viendo todos nuestros combates. Esto si que es mala suerte. Ahora debe conocer mejor nuestras habilidades. Suerte que los chicos no han luchado a tope”.

“Mis fuerzas han aumentado considerablemente, como habrás podido observar desde ahí abajo, las cosas no serán como la última vez, en esta ocasión, ¡la paliza la recibirás tú!” exclamó Suso con chulería.

“Ardo en deseos de que intentes hacer realidad tus palabras” dijo Mesa colocándose en posición.

Un aura gris se formó alrededor de su cuerpo a la vez que se creaba otro vendaval.

“¿Piensan luchar aquí? – dijo Arturo – Destruirán todo a su paso”.

“No tengas tanta prisa – dijo Suso – Ya que voy a combatir contigo en primer lugar, no puedo hacerlo aquí. La plaza está llena de gente y, teniendo en cuenta el poder que tengo ahora y el que tienes tú, la plaza sería destruida por completo y muchas personas perderían la vida”.

“¿Intentas proteger a aquellos que han intentado encerrarte? – preguntó Mesa sorprendido – No te comprendo, creía que eras otro tipo de persona, alguien más frío”.

“No te confundas, no intento protegerlos. Recuerda que soy un ladrón, si esta gente desaparece, no podré comer. Además siempre he vivido en esta ciudad y no me apetece verla en ruinas”.

“Como quieras, te sigo” dijo Mesa y se fueron volando.

Una vez se alejaron lo suficiente, el tiempo volvió a la calma.

“Se han ido” dijo Gabriel al perderlos de vista en el cielo.

“Tendremos que ir a ayudarle, aunque se haya apropiado de los poderes de ese colgante, recordad a quien se enfrenta” dijo Fidel acercándose.

“Eso es, ¡vamos!” exclamó Jonyo.

“No, tú te quedas – imperó Peter – tenemos que curaros esas heridas a Eddy y a ti”.

Jonyo se quedó cabizbajo al ver no podía ser de utilidad por el momento.

“Pues iremos los demás” dijo Reik.

“Quizá necesitéis algo, caballeros” dijo Kevin desde el otro lado del área de combate.

Agarró el saco que le había traído su soldado y caminó hasta donde estaban los caballeros.

“¿Qué llevas ahí?” preguntó Arturo.

Kevin puso el saco en el suelo, lo abrió y mostró su contenido.

“Eso son... ¡nuestras espadas!” exclamó Fidel.

“Exacto, mandé que las trajeran, sabía que tarde o temprano os serían de utilidad”.

Cada uno cogió su espada, la alzó al cielo y observó el brillo de la misma con el reflejo del sol y, desplegando una sonrisa satisfactoria, las envainaron con firmeza.

“Ya tenemos todo lo necesario – dijo Arturo - ¡vamos a por esos dos!”

Episodio XXIX

Fecha de Publicación original: 10 de Julio de 2006

Aprovecho para comentar que hoy hago un año con mi pareja, espero cumplir muchos más y que sean tan intensos como éste ^^

Título: La Final, Jonyo vs Eddy

Tamaño: 5'85

Dedicado a: N/A

Episodio XXIX

A

brumado por los incontables gritos y alabanzas dedicados a su adversario, Fidel regresaba a su zona de descanso, cabizbajo, despacio, en silencio y con la mirada perdida.

“Eh – dijo Reik en tono despectivo – creo que deberías dejar de viajar con nosotros, si lo haces podrías lastimarte y no queremos que te ocurra nada, de todas formas, ¿qué se puede esperar de alguien que ha perdido contra un simple ciudadano?”

“¡Dime eso en la calle!” exclamó Fidel enfurecido.

“¡Ya estamos en la calle!” replicó Reik.

“¡Serás...!” gritó Fidel y se lanzó contra Reik.

“¡¡Parad los dos!!” exclamó Peter.

Fidel se detuvo en seco al escuchar el grito y ambos se giraron hacia Peter.

“No estamos aquí para pelearnos entre nosotros, recordad nuestro objetivo, si alguno tiene algún problema o resentimiento, que lo canalice contra el enemigo”.

Tras escuchar estas palabras, Fidel se calmó y miró a Reik fríamente.

“Entrenaré duro, me haré más fuerte, te superaré y te derrotaré a ti también” dijo con voz serena y fue a sentarse para ver el combate algo más alejado de los demás.

“Te espero sentado” dijo Reik y encendió un cigarro para calmarse.

“¿No crees que te has pasado?” susurró Gabriel.

“No – respondió Reik con determinación – tiene que aprender que en el mundo siempre hay alguien mejor que uno mismo, ha de madurar, ya no es un crío para ir pavoneándose de esa forma. Si esto le sirve para aprender y mejorar, habrá merecido la pena”.

“Jonyo – dijo Arturo - ¿no esperabas tan ansioso tu oportunidad de combatir? Pues entonces, ¿qué haces que no has subido al ring todavía? Te están esperando”.

“¡Aiba! Gracias, me había quedado escuchando la conversación” dijo Jonyo y subió las escaleras.

“Parece que la puntualidad no es lo vuestro” dijo Eddy una vez tuvo a Jonyo enfrente.

“Lamento el retraso, y muy pronto tú lamentarás el haberte enfrentado a mí” dijo Jonyo colocándose en posición.

“Interesante” dijo Eddy y se colocó también.

“Los participantes están preparados, ¡que de comienzo la gran final!” se escuchó por megafonía.

El público comenzó a aplaudir con todas sus fuerzas. Los participantes estuvieron quietos unos segundos hasta que por fin, Eddy comenzó su ofensiva con un gran salto con el que se acercó a su oponente. Aterrizó apoyándose con las manos en el suelo y, de esta forma, quedaban las piernas en el aire, por lo que giró sobre sí mismo y golpeó a Jonyo varias patadas en la cara. La primera impactó con fuerza, dado el factor sorpresa de un ataque así. Inmediatamente, Jonyo se cubrió con el brazo y bloqueó las patadas restantes. Aprovechando la postura de su adversario, Jonyo golpeó a Eddy con una fuerte patada en el estómago, enviándolo a varios metros de distancia terminando tumbado boca arriba. Sin perder un segundo, Jonyo saltó sobre su adversario, alzó el puño y lo envió directo al rostro de Eddy, éste lo esquivó moviendo la cabeza y el puñetazo impactó contra el suelo provocando un pequeño agujero. Después de eso, los dos se alejaron rápidamente el uno del otro y retornaron a su posición inicial.

“No lo hacen nada mal” dijo Suso.

“No está mal” dijo Mesa.

“Dale duro” dijo Reik.

Jonyo comenzó una nueva ofensiva siendo su primer ataque una patada contra su adversario, éste se echó hacia atrás y le agarró la pierna con las dos manos.

“Ya eres mío” dijo Eddy.

Dobló el tronco hacia atrás hasta tal punto que sus cabellos llegaron a rozar con el suelo. Teniendo a su adversario agarrado por la pierna, lo levantó e hizo que su cuerpo impactara contra el suelo de espaldas. Rápidamente soltó la pierna, saltó, dio una voltereta hacia atrás en el aire y para aterrizar estiró una pierna con el fin de pisar la cabeza de su adversario con la velocidad de la caída. Jonyo vio la suela del zapato de su contrincante acercándose peligrosamente y movió la cabeza para evitar el golpe. De nuevo, un pequeño agujero se creó en la superficie de combate. Instantáneamente, los dos se separaron de nuevo.

“Es bueno – pensó Eddy – pero no es capaz de rechazar por completo mis ataques porque no está acostumbrado a ver mi estilo de lucha. Vale, me aprovecharé de ello”.

Eddy comenzó a acercarse a Jonyo, esta vez, dando volteretas laterales.

“Ya viene otra vez haciendo acrobacias – pensó Jonyo – así no hay manera de saber por donde va a atacar”.

Eddy continuaba acercándose inexorablemente a su adversario.

“Veamos, he de usar la cabeza, según las volteretas que ha dado hasta ahora, la distancia que recorre con cada una y con el conjunto de todas, y contando que una voltereta cualquiera consta en realidad de dos medias volteretas, ya que debes apoyar manos y pies en el suelo de forma alternada, calculo que cuando llegue aquí le tocará apoyar con los pies, por lo que tendrá que atacarme con los puños, estaré preparado”.

Eddy seguía acercándose como estaba previsto, pero, estando aún un poco lejos de Jonyo, realizó una voltereta con más fuerza que las anteriores consiguiendo recorrer una mayor distancia de la normal. De esta forma, aterrizó al lado de Jonyo apoyándose con las manos y le golpeó con los pies en la cara. Jonyo cayó al suelo y estuvo aturdido unos segundos. Finalmente se levantó y notó un extraño sabor en la boca. Escupió y pudo apreciar su saliva llena de sangre.

“Era una finta. Me has engañado” dijo Jonyo al levantarse.

Bad luck” dijo Eddy.

“¿Qué ha dicho?” preguntó Gabriel.

“Ha hablado en una lengua muerta que se usaba en la antigüedad, se llama inglés – dijo Peter – Lo que ha dicho significa mala suerte. Me sorprende que a estas alturas aún haya gente que conozca estos idiomas”.

“Parece que un caballero sin espada no vale para nada” dijo Eddy.

“Je, lo lamento pero conmigo estás equivocado”.

“¿Qué quieres decir?”

“Lo explicaré para que hasta alguien como tú lo entienda. Verás, existen casos como los que tú dices, caballeros que necesitan de su espada para utilizar el poder de su elemento, sería el caso de Fidel, pero aunque le haga falta su espada para desplegar todo su potencial, no está en desventaja frente a los demás ya que casi siempre la llevamos encima. Existe después un tipo de caballero que puede utilizar su elemento sin espada, pero con ella lo controla mucho mejor, es el caso de Gabriel y Reik; y por último, hay caballeros que controlan a la perfección su elemento independientemente de si tienen espada o no, como Arturo y yo. De todas formas es algo que se consigue con entrenamiento y que todos alcanzaran más tarde o más temprano”.

“¿Intentas decirme que Arturo y tú sois los caballeros más fuertes?” preguntó Eddy.

“No te confundas, yo no he dicho eso. Como ya dijo Reik todos tenemos más o menos la misma fuerza. Además, tú no lo sabes pero varios caballeros fueron separados de su maestro nada más terminar su entrenamiento básico. Sin embargo, yo estuve con el mío hasta hace un par de días, por lo tanto es normal que tenga un mayor control de mi elemento. Eso sin contar que mi maestro sólo me instruía a mí, en el caso de Arturo y Fidel su maestro entrenaba a cuatro personas, entonces es más difícil aprender”.

“Eso ahora mismo da igual, sea o no como tú dices, Gabriel perdió el combate, y según tú también controla su elemento casi tan a la perfección como tú, y además tú vas a perder ahora mismo” dijo Eddy y se lanzó al ataque.

Avanzó rápidamente hacia su adversario con el fin golpearle de frente con los puños.

“No viene haciendo acrobacias, así será muy fácil bloquear su ataque”.

Jonyo detuvo el puñetazo sujetándolo con la mano, en ese momento se creó un pequeño forcejeo y Jonyo notó que estaba retrocediendo.

“Es extraño – pensó Jonyo – desde que ha hablado en inglés siento que dos energías distintas emergen de su cuerpo, pero eso es imposible. Eso sin contar que sus fuerzas han aumentado considerablemente, no entiendo como puede costarme tanto contener un simple puñetazo. Aquí pasa algo raro”.

“Dos energías... es realmente extraño, ¿tú también lo has notado, Peter?” preguntó Arturo.

“Sí, nos hemos dado cuenta todos, ¿de dónde provendrá esa segunda energía?”

Jonyo dejó de contener su puño a la vez que se apartó rápidamente y como Eddy continuaba haciendo fuerza salió disparado hacia delante hasta llegar al límite de la superficie de combate.

“Mierda, me voy a caer” pensó Eddy.

Perdió el equilibrio y comenzó a descender hacia el césped, el cual se le iba acercando cada vez más. Cuando estaba ya muy cerca de tocar el suelo, Jonyo le agarró por el cuello de la camisa y le lanzó al interior del área de combate, donde Eddy cayó de culo.

“No quiero que la final acabe así – dijo Jonyo – el público estaría decepcionado”.

“Gracias, ha sido todo un detalle por tu parte”.

“Mi generosidad no acaba aquí, voy a hacerte otro regalo”.

“Me siento halagado, ¿de que se trata?”

“Voy a utilizar contigo una técnica que me estaba guardando para una emergencia”.

“Que amable, y, ¿en que consiste esa técnica?”

“Ataca y lo verás”.

“No me lo digas dos veces”.

Eddy se lanzó al ataque y Jonyo cerró los ojos.

“Su primer golpe será... – pensó Jonyo – una patada a la cabeza”.

Eddy atacó como Jonyo había previsto y lo esquivó tranquilamente moviendo la cabeza. Después, abrió los ojos, le agarró de la pierna con la que había intentado la patada y le lanzó hacia el exterior del área de combate. Eddy logró controlar la caída y se apoyó con las manos justo en el límite del área. Desde esa posición, haciendo una voltereta hacia atrás, recuperó el equilibrio y retomó la ofensiva.

“Lo ha esquivado con los ojos cerrados, - pensó Eddy - ¿quiere decir eso que sabía como iba a atacar? No, eso no es posible, ha debido ser casualidad. Probaré de nuevo”.

Avanzó dando volteretas para intentar pillar por sorpresa a su adversario, el cual volvió a cerrar los ojos con toda confianza. Una vez le tuvo en su punto de mira le atacó con un puñetazo desde el cielo que fue esquivado de nuevo sin ninguna dificultad. En ese momento Jonyo abrió los ojos de nuevo y le propinó una patada en la barbilla que le lanzó varios metros hacia delante. Eddy se levantó, se limpió la sangre de la boca y se colocó de nuevo en posición.

“Casualidad..., ha tenido que ser casualidad, no hay forma de que puedas prever mis movimientos, ¡no existe nadie capaz de hacerlo!” exclamó Eddy y volvió a lanzarse al ataque.

Intentó una nueva patada, esta vez al pecho, y también fue esquivada sin esfuerzo, pero es no desanimó a Eddy. Continuó atacando con todo tipo de golpes dirigidos a cualquier parte del cuerpo, pero todo era inútil. Cualquier ataque, fuera cual fuera su dirección o su fuerza, era esquivado por Jonyo con toda facilidad. Finalmente, Eddy optó por retirarse unos metros y recuperar fuerzas.

“Dime, Jonyo - dijo Eddy jadeando - ¿cómo lo haces? ¿De qué forma predices todos mis movimientos?”

“¿Sorprendido? – preguntó Jonyo sonriendo – Está bien, te lo explicaré. Todo es gracias a mi elemento”.

“¿Tu elemento?”

“Exactamente. Verás, todos los seres vivos, cuando hacen un movimiento, por pequeño que sea, generan electricidad para conseguirlo, y gracias a mi gran control de mi elemento, soy capaz de percibir esa electricidad. Sin embargo, es una cantidad tan pequeña, que incluso para mí, percibirla requiere una gran concentración, de manera que en esos momentos no puedo ni siquiera atacar, ya que si me moviera un solo milímetro perdería la concentración y dejaría de notar esa electricidad”.

"Con que se trataba de eso".

"Girar levemente el puño o la pierna en la dirección en la que vas a atacar, fijar el objetivo con la mirada o algo tan simple como tensar el músculo en el momento del golpe. Todos estos movimientos tan inconscientes e inevitables que, a simple, pasarían desapercibidos, soy capaz de captarlos".

“Es una buena técnica, pero no me ganarás sólo esquivando, lo único que conseguirás será perder el tiempo corriendo de un lado a otro, y cuando estés demasiado cansado como para moverte, te ganaré. Además se te olvida algo, aunque puedas predecir mis ataques, no te servirá de nada si no puedes evitarlos, me basta con que mis golpes sean más rápidos que tu velocidad de reacción”.

Eddy comenzó a atacar salvajemente a su adversario y éste se limitó a esquivar los golpes.

"Otra vez esa segunda energía - pensó Jonyo - ¿de dónde vendrá? Bueno, eso ahora no importa, no puedo ganar el combate únicamente esquivando sus ataques, tengo que pensar también en iniciar una ofensiva".

"¡Vamos, ataca de una vez!"

Jonyo, cansado de seguir a la defensiva, aprovechó un golpe que esquivaba de Eddy para asestarle una patada en la cara, la cual obligó a Eddy a retroceder unos pasos.

"Parece que ya te has animado, ahora no podrás predecir mis ataques".

"El combate se decidirá con el próximo movimiento" pensó Mesa.

Eddy saltó y comenzó a dar una voltereta en el aire. jonyo saltó también y echó el puño hacia atrás para cargar un golpe más fuerte. El público miraba atento sin pestañear el desenlace de la gran final.

"¡Esto se acabo! - exclamó Jonyo - ¡¡¡Lighthing Plasma1!!!"

Eddy prosiguió con su voltereta, extendió una de sus piernas y aprovechando la velocidad estrelló el talón en el cráneo de su adversario. A su vez, Jonyo acertó con su puño en el estómago de Eddy. Al entrar el puño en contacto con su adversario, emergieron de él multitud de rayos que le arrasaron atravesando todo su cuerpo. Después de que estos dos fieros ataques se llevaran a cabo en el cielo, ambos participantes cayeron violentamente al suelo. Jonyó aterrizó de espaldas estrellando de golpe todo su cuerpo en la superficie de combate y Eddy cayó dando vueltas hasta acabar de lado sufriendo espasmos crónicos en distintas partes de su cuerpo. A pesar de que los dos seguían conscientes, ninguno era capaz de levantarse. El público animaba enérgicamente a ambos participantes para que se levantara uno de los dos y hubiera un ganador o que se levantaran los dos y continuaran su encuentro, pero ellos permanecían en el suelo, exhaustos y sin fuerzas.



Lighthing Plasma = Plasma Relampagueante

Episodio XXVIII

Fecha Original de Publicación: 02 de Julio de 2006

Episodio adelantado un día para que uno de los lectores que se va de vacaciones pueda leerlo. El siguiente saldrá cumpliendo el calendario habitual.

Título: N/A

Tamaño: 5'4

Dedicado a: Alejandro Quesada


Episodio XXVIII

E

l cuerpo médico de Petoria acudió inmediatamente para asistir a los heridos, pusieron a Reik y a Norris en camilla y procedieron a llevarlos directos al hospital.

“Arturo, estos dos están muy graves, les acompañaré al hospital para estar informado en todo momento de su estado – dijo Peter – Pero no te preocupes, volveremos para ver la final”.

“Entendido Peter, aquí estaremos”.

“Se refiere a mi victoria” dijo Fidel.

“Querrás decir MI victoria” replicó Jonyo.

“Así no vais a ninguna parte, dejad de discutir y echadlo de una vez a suertes – dijo Arturo – Como sabéis sólo queda un oponente en el grupo de los otros participantes, el cual es Eddy, que ya está esperando en el ring desde hace rato por culpa de vuestra discusión”.

“Un momento – dijo Eddy desde el ring – esto está cubierto de hielo, así no se puede combatir en condiciones. Hay que hacer algo”.

“Está bien, - dijo Arturo - aparta un momento, déjamelo a mí, Katon Goukakyu no Jutsu”.

Una llamarada emergió de Arturo eliminando por completo la capa de hielo que cubría la superficie de combate.

“Ahora está perfecta” dijo Eddy.

“Vosotros dos, decidid ya quien sale a combatir, el público se está impacientando” dijo Arturo.

“Vale” respondieron Jonyo y Fidel.

“Acabemos de una vez” dijo Jonyo echándose las manos a la espalda.

“¡Piedra, papel o tijera!” exclamaron a la vez.

En el resultado se pudo observar como uno había sacado piedra y el otro tijera. La mano del que había sacado tijera comenzó a temblar.

“Vaya – dijo Fidel – parece que... ¡hoy es mi día!”.

“No me lo puedo creer, he perdido, seré el único que no habrá hecho nada por conseguir el barco” dijo Jonyo entristecido.

“No te desanimes, jejeje, te dedicaré mi victoria” dijo Fidel subiendo las escaleras.

Al llegar al ring, Eddy le dio la bienvenida.

“Ya era hora de que os aclaraseis. Empecemos de una vez, tanto tiempo esperando me ha creado unas intensas ganas de combatir”.

“Lo mismo digo” respondió Fidel.

“El combate puede dar comienzo” se escuchó por megafonía.

“No pienso quedarme esperando a que me ataque, iré yo” pensó Fidel y se lanzó al ataque.

“Genial, aquí viene” pensó Eddy.

Fidel comenzó su ataque con un puñetazo directo a la cara que Eddy esquivó con facilidad.

“Que velocidad” pensó Fidel.

“Se hace así” dijo Eddy y le golpeó en la cara.

El puñetazo hizo que Fidel se viera obligado a retroceder varios pasos. Eddy sonrió y se acercó dando volteretas para terminar con una patada directa al pecho que Fidel esquivó echándose a un lado.

“Se hace así” dijo Fidel e hizo el mismo golpe.

Eddy lo recibió y cayó al suelo. Rápidamente se levantó y volvió a su posición de combate.

“Te he subestimado” dijo Fidel.

“Lo mismo digo” contestó Eddy.

El soldado encargado de custodiar a Suso llegó acompañado del mismo a la zona donde se encontraban Kevin y Jose.

“¿Qué se supone que haces tú aquí con él? – preguntó Kevin sorprendido al verlos – Creí haberte ordenado que le custodiaras hasta mi llegada”.

“Perdone señor, pero él tenía mucho interés en venir y viéndole ahí en la cama, sabiendo que quizás no podría contemplar los Juegos nunca más, me dio pena y lo traje, para que al menos pudiera ver la final, además así no tendrá que ir al hospital a interrogarle, podrá hacerlo en cuanto acabe la final”.

“Lo que a mí me parece es que tú tenías más ganas de venir que él”.

“Venga, no sea así – interrumpió Suso – su soldado lo ha hecho por usted, no sea tan duro con él”.

“Está bien, ya que habéis venido no os voy a hacer volver – dijo Kevin y después se dirigió a Suso – y tú siéntate ahí y estate quieto si no quieres que te envía de cabeza al calabozo”.

Suso, que estaba atado por las manos a la espalda, se sentó con las piernas cruzadas y un pequeño cuchillo asomó por su manga.

“Como ordenes” dijo Suso con una sonrisa malévola.

“Soldado, ya que ha venido hasta aquí, aprovecharé para pedirle una cosa” dijo Kevin.

“A sus órdenes” dijo el soldado.

Fidel y Eddy continuaban frente a frente. Eddy avanzó hacia Fidel dando volteretas hacia atrás para terminar golpeando con los pies a la vez. Fidel recibió el golpe pero reaccionó rápido, le cogió de una pierna, empezó a darle vueltas y le lanzó contra el suelo de cara. Eddy, en vez de impactar contra el suelo apoyó las manos en él e impulsándose con ellas regresó girando sobre sí mismo hasta donde estaba su oponente y le dio una patada en la cara. Fidel cayó al suelo dando vueltas, una vez se detuvo, se levantó y sonrió.

“Tus movimientos son muy extraños, ¿qué estilo de lucha utilizas?”

“Se llama capoeira, ¿te gusta?”

“La verdad es que estoy disfrutando con el combate, no me importaría seguir un poco más”.

“Sigamos pues” dijo Eddy poniéndose en posición.

El público, encantado con el combate, lo comentaba con los espectadores que tenía alrededor.

“Es un gran combate”.

“A mí me parece más una exhibición circense”.

“Sea lo que sea, si gana el caballero, se acabaron los Juegos”.

“Sí, es una lástima, ahora que empezaba a divertirme”.

“Ya puede ganar Eddy, ¡animémosle!”

Fidel atacó con una patada directa a la cabeza que Eddy evitó llevando el tronco hacia atrás y, aprovechando la posición, golpeó con las dos piernas en el estómago. Fidel fue catapultado unos metros al cielo, dio una voltereta hacia atrás para recuperar la estabilidad e inmediatamente después de tocar el suelo volvió a lanzarse al ataque.

“Es muy rápido, apenas he conseguido darle un golpe, habrá que empezar a luchar un poco más en serio”.

“Venga caballero – dijo Eddy – ¿eso es todo lo que sabes hacer? ¡Lucha en serio!”

Fidel aumentó su velocidad y lanzó un segundo puñetazo contra su adversario, el cual lo bloqueó sujetándolo con la mano.

“Parece que ya te lo tomas más en serio” dijo Eddy.

“Je, no has visto nada”.

Cogió a su adversario por el brazo y le hizo una llave; éste cayó de espaldas y desde el suelo agarró a Fidel por una pierna para después lanzarle fuera de la superficie de combate.

“Se acabó” pensó Eddy.

Fidel iba de cabeza a la zona donde estaban los espectadores.

“¡Va a caer!” dijo Arturo.

“Je, ni lo sueñes” pensó Fidel y de repente se detuvo en medio del cielo.

Regresó a la superficie de combate volando mientras el público le observaba sorprendido.

“Lo lamento – dijo Fidel al posarse en el suelo – pero todos los caballeros sabemos volar, si quieres hacerme caer fuera del ring, tendrás que golpearme mucho más fuerte de cómo lo has hecho hasta ahora.

Además, has intentado que terminar con el combate, con lo que deduzco que debes tener prisa en acabar. En ese caso, no te preocupes, ¡yo te concederé ese placer!”

“Mierda, creo que le he provocado demasiado” pensó Eddy y se puso en guardia.

Fidel avanzó decidido contra su adversario lanzando un tercer puñetazo a la cara que Eddy consiguió esquivar por los pelos.

“Menudo cabezota, no se cansa de intentar siempre el mismo movimiento” pensó Eddy.

“Eres rápido – dijo Fidel - ¡pero no lo suficiente!”

Fidel, haciendo gala de todo su potencial, avasalló a su adversario con una lluvia de puñetazos en toda la parte superior de su cuerpo, propinando el último con especial fuerza en la barbilla. Esto hizo que Eddy saliera disparado a los cielos. Fidel saltó para alcanzarle y una vez arriba le golpeó con una potente patada en el estómago. Eddy cayó al suelo a toda velocidad y al chocar varias baldosas se fracturaron. Fidel volvió al suelo y vio el cuerpo de su oponente tumbado boca arriba, inmóvil y con los ojos cerrados.

“Gané” dijo Fidel haciendo el signo de la victoria.

En ese momento Peter apareció acompañado de Gabriel y Reik. Iban cubiertos de vendajes en las zonas de su cuerpo que habían sido atacadas. Al llegar vieron a Fidel pavonearse en medio de la superficie de combate.

“Vaya, nos lo hemos perdido” dijo Gabriel cuando llegaron al césped.

“¿Ya estáis curados?” preguntó Arturo asombrado.

“Sí, el hospital de Petoria es de los mejores del planeta – dijo Reik – aunque llevemos estos vendajes son únicamente por precaución”.

“Norris está ya también con sus compañeros. Si hubiera sido en otro sitio, podrían estar muertos”.

“Esto es muy extraño – pensó Arturo – Por muy bueno que sea el hospital no pueden haberse curado en tan poco tiempo. Sin olvidar que no son los únicos que se han curado rápidamente en extrañas circunstancias, aquí pasa algo raro y tengo que descubrirlo”.

“Si Fidel está ahí significa que quien se ha quedado sin combatir es...” dijo Reik.

Jonyo levantó la mano agachado y de espaldas desde una esquina.

“Vaya, es una pena, me habría encantado verle en acción” dijo Gabriel.

Fidel continuaba pavoneándose en el ring, se acercó al cuerpo inmóvil de su adversario y al comprobar de nuevo que no se movía alzó los brazos al cielo con los ojos cerrados para sentir el calor del sol en su rostro.

En ese momento, ante la estupefacta mirada de todos, Eddy abrió los ojos y sonrió.

“¡¡Cuidado Fidel!!” dijo Arturo.

“¿Eh?” dijo Fidel sin saber que era lo que pasaba.

Eddy saltó dando una voltereta hacia delante sobrepasando a su adversario. Cuando estuvo a la altura de su cabeza le golpeó con una patada en la nuca con todas sus fuerzas. Fidel, atónito ante aquella situación, salió disparado hacia el césped y cayó fuera del ring.

“Ciervo herido, peligroso enemigo” dijo Eddy.

“Fidel ha caído fuera del ring, el ganador es Eddy” se escuchó por megafonía.

El público comenzó a saltar de alegría ante esta victoria, alabando y gritando por todo lo alto el nombre del ganador.

“Nos ha ganado” dijo Arturo.

“Menudo payaso” pensó Mesa.

Fidel, aún sin recuperarse del shock producido por la derrota, se levantó con una mirada perdida al suelo.

“¿Cómo ha sido capaz de vencerme?” pensó Fidel.

“Sabía que si continuaba luchando de esa forma acabaría perdiendo – dijo Eddy – por ello, esperé a que bajaras la guardia para así poder atacarte por sorpresa”.

Jonyo, que hasta ese momento había permanecido agachado y triste, se levantó con la mirada iluminada.

“Debo de ser gafe, si dicen que me dedican la victoria, acaban perdiendo. Pero bueno, lo que de verdad importa, es que al final podré combatir”.

Episodio XXVII

Título: N/A

Tamaño: 4'6

Dedicado a: Héctor Cobo

Episodio XXVII

T

ras haber ayudado a Kevin, Arturo regresó al otro lado del ring, donde Reik, Jonyo y Fidel esperaban impacientes su oportunidad para combatir.

“Has tardado demasiado” dijo Jonyo.

“Tuve un par de complicaciones, jeje”.

“Venga, quedamos tres personas y dos combates y ya estoy empezando a ponerme nervioso de la mala suerte que tengo” dijo Fidel.

“Deja de quejarte y juguémonos el turno de una vez” dijo Reik.

Los tres se colocaron en círculo y echaron las manos a la espalda.

“¡Piedra, papel o tijera!” exclamaron los tres a la vez.

El resultado dejó en silencio al trío de aspirantes por unos instantes hasta que uno de ellos rompió el silencio.

“Gané, me apiado del pobre al que le toque enfrentarse a mí” dijo Reik.

Fidel y Jonyo se sentaron en el suelo deprimidos.

“Ya puedo ganar luego, de lo contrario, me quedaré en el banquillo” pensaron los dos a la vez.

“Empezad a calentar vosotros dos, no tardaré en hacer que mi contrincante muerda el polvo” dijo Reik subiendo las escaleras.

En el centro del ring le esperaba Norris vistiendo una fina chaqueta verde sin abrochar que le llegaba hasta los pies.

“¿No tienes calor con eso?” preguntó Reik.

“No la llevo por tener frío, pero luchando contra ti, quizá también me sirva en ese sentido”.

“Je, eso es lo que se llama un ingenioso comentario” dijo Reik sacando un cigarro.

“Los participantes están listos, que empiece el combate” se escuchó por megafonía.

“Menudo presumido – pensó Norris al ponerse en posición – han anunciado el comienzo del combate, pero él ni se ha movido, ni se ha colocado, continua en la misma posición, con la mirada perdida y fumando. Se está burlando de mí. ¡Ahora verá!”.

Norris avanzó rápidamente contra Reik con el fin de darle un puñetazo en la cara, éste no hizo nada por evitarlo y el puño le impactó brutalmente. Norris se quedó unos segundos parado viendo su puño incrustado en la mejilla de su oponente, el cual mantenía la mirada perdida y aprovechaba el tiempo de duda de su adversario para sacudir la ceniza del cigarro.

“¡Deja de ignorarme!” exclamó Norris.

Continuó su ofensiva con una oleada de todo tipo de golpes en cualquier parte del cuerpo. Propinaba puñetazos en la cara, el pecho, los brazos y la espalda y patadas en los costados, los muslos, las piernas y la nuca, pero Reik continuaba quieto.

Al cabo de un rato se detuvo para recuperar el aliento, su adversario continuaba igual y los golpes no parecían afectarle, en vez de eso, acercó el cigarro a la boca y le dio una calada.

“Creo que ya me toca atacar a mí” dijo Reik y echó el humo en el rostro de su adversario.

“Cof, cof, será engreído” pensó Norris.

Reik le golpeó con un puñetazo en la cara que hizo que su oponente cayera al suelo y se arrastrara varios metros dando vueltas para al final quedar boca abajo. Unos segundos después se levantó, tenía un hilo de sangre saliendo de su boca que se limpió con la manga y sonrió.

“Acabemos el calentamiento”.

Kevin observaba el combate cuando un soldado de la Guardia Petoriana apareció corriendo.

“¡Señor, traigo noticias urgentes!” exclamó el soldado.

“Habla, te escucho”.

“Verá, cuando encontramos el cuerpo muerto de la joven procedimos como era habitual, llevamos al cadáver al departamento anatómico forense, pero estaban ocupados en ese momento y depositaron el cadáver en un cámara para examinarlo después pero se llevaron una sorpresa cuando fueron a hacerlo, ya que el cuerpo había desparecido”.

“¿Cómo que desaparecido?”.

“Lamentablemente sí. No ha podido tratarse de un robo porque los forenses estuvieron allí todo el rato, ha sido una desaparición”.

“Un cadáver desaparecido, lo que nos faltaba. Ahora no podemos hacer nada, lo investigaremos más tarde; gracias por informar, quédese aquí y después iré personalmente a evaluar la situación”.

“A la órden”.

Norris había dejado ya de jadear y regresó a su posición de combate.

“Continuemos” dijo él.

Norris se llevó una mano al interior de la chaqueta y extrajo un bate de béisbol. Se lanzó contra Reik y se lo estrelló en la cabeza. El bate se partió en dos al chocar contra su objetivo ante la estupefacta mirada de todos.

“¿No ha funcionado?” pensó Norris al ver lo que quedaba del bate en sus manos.

“¿Eso es todo lo que sabes hacer? Pues entonces contigo no tengo ni para empezar”.

“Espera, aún no he terminado”.

Tiró el bate y volvió a llevarse la mano al interior de la chaqueta, esta vez sacando una llave inglesa. Intentó un nuevo golpe en la cabeza que Reik bloqueó con un solo dedo y que al impactar hizo que la llave se agrietase levemente. Ante tal situación Norris se retiró unos pasos.

“¿Acaso eres tú más fuerte que el resto de caballeros?” preguntó Norris.

“Je, no digas tonterías, todos tenemos aproximadamente la misma fuerza independientemente del elemento que dominemos. Lo único que ha pasado es que los demás se han rebajado a vuestro nivel para hacer el combate más interesante y en el caso de Gabriel, se ha rendido porque prefería que participáramos los demás antes de ganar en esas condiciones. Sin embargo, yo soy distinto, no encuentro el sentido de combatir por debajo de mis posibilidades, sería perder el tiempo, si no estás a la altura es tu problema. Al menos voy a hacer el combate más divertido, ¡atento!”.

La punta de su dedo índice se iluminó de un color azul claro, se agachó y posó el dedo en el suelo. Toda la superficie de combate se cubrió de una fina capa de hielo.

“Ten cuidado de no resbalar”.

Reik avanzó deslizándose por el hielo y propinó a Norris un codazo en el estómago, después, con el codo aún en su estómago, lo dobló y le golpeó con el puño en la nariz provocándole una hemorragia. Norris se llevó la mano a la pierna y extrajo un cuchillo que tenía escondido, saltó y una vez algo alejado de su adversario se lo lanzó. Reik lo esquivó desapareciendo por un instante para al momento aparecer detrás de Norris y asestarle una patada en la espalda, golpe con el que hizo que cayera al suelo.

“Aprende a lanzar. Se hace así”.

Lanzó lo que quedaba del cigarro contra Norris con tal fuerza que se apagó en su cuerpo. El público estaba atónito ante la crueldad de Reik excepto Mesa, que parecía gustarle el espectáculo.

“Por fin uno que se lo toma en serio” pensó Mesa.

Jose apareció con el brazo escayolado en la zona de descanso de su equipo.

“Vaya, ya estás aquí” dijo Eddy.

“Por supuesto, no me iba a perder la final”.

“¿Qué tal tu brazo?” preguntó Kevin.

“Mejor, pero tardará en curarse, ya que el especialista se negó a atenderme alegando que no había recibido golpes en ningún punto vital, de lo contrario, ya estaría completamente curado. No me arrepiento de haber participado pero durante un tiempo tendré que servir las copas con una sola mano”.

“Jajaja, seguro que te recuperas pronto. Ahora sigamos viendo el combate. Norris tiene problemas – dijo Eddy – su oponente no se lo está poniendo nada fácil”.

Norris se levantó del suelo algo furioso dispuesto a poner fin al combate.

“Ahora verás, recibe mi golpe más potente”.

Saltó levemente, puso sus piernas en un ángulo de noventa grados y rotando sobre sí mismo golpeó tres veces el rostro de su adversario con el pie volviéndose a posar en el suelo después. Reik cayó al suelo y se deslizó por el hielo hasta estar muy cerca de caer fuera del ring. Norris permanecía a la espera sin bajar la guardia a la vez que el público esperaba en silencio un posible desenlace del combate. Sin embargo, Reik se levantó sangrando levemente por la boca, se la limpió con asco y después miró a su adversario.

“Has conseguido hacerme enfadar”.

“Ni siquiera mi golpe más potente ha podido con él, estoy acabado” pensó Norris.

Reik avanzó velozmente contra su oponente, que intentó un puñetazo desesperado que fue esquivado con facilidad. Reik atacó con un cabezazo en la cara y acto seguido con todo tipo de golpes que Norris era incapaz de esquivar.

Al cabo de unos minutos Norris tenía todo el cuerpo lleno de moratones y heridas, pero no por ello Reik dejaba de golpearle, continuaba cada vez con golpes más fuertes.

“Va siendo hora de acabar con esto” pensó Reik.

Propinó a su contrincante un fuerte puñetazo en la barbilla que le hizo caer al suelo boca arriba y, antes de que le diera tiempo a levantarse saltó, dio una voltereta en el aire y cayó sobre su adversario calvándole las rodillas en el estómago. Un chorro de sangre salió de la boca de Norris al recibir el golpe acompañado de un grito de dolor que asustó a todos los presentes.

Una vez sobre su oponente, Reik retornó a su ofensiva golpeando a Norris en la cara. Desde el suelo, Norris pudo ver a su lado la punta del tridente de Kevin que Gabriel había cortado hace un rato. Decidido, estiró el brazo, la arrancó del suelo y la alzó contra Reik.

“Espero que esto... ¡¡¡¡esté a tu altura!!!!”.

Empuñó la punta de tridente tan fuerte como pudo, para asegurarse un golpe certero y la clavó en clavícula de su contrincante presionando hasta lo más profundo. La punta atravesó la clavícula partiéndola en dos y llegó a estar cerca de los pulmones. La sangre resultante del suceso bañó a ambos luchadores. Tras este feroz ataque, relajó su cuerpo y se quedó a la espera de un próximo final.

Reik se levantó herido, gritando de dolor y furia, con la punta todavía clavada en su interior y alzó el puño al cielo para acabar con su adversario.

“Has jugado bien, pero éste es tu final, ¡¡¡desaparece!!!”.

Al instante Arturo estaba sujetándole el puño, Kevin le apuntaba al cuello con el tridente y Peter protegía a Norris, el cual seguía tirado en el suelo, con una barrera entre ambos.

“Es suficiente, Reik – dijo Arturo – él ya no puede seguir”.

Reik bajó el brazo aún mirando furioso a su adversario, Kevin bajó el arma y el megáfono se encendió de nuevo.

“Es innecesario que continué el combate, el ganador es Reik”.

“Por fin llegó – pensó Eddy – mi turno”.