lunes, 27 de noviembre de 2006

Quesada en portada

Buenas!!! Cuanto tiempo, hace 27 días que no posteo nada por culpa de los maravillosos (ironía) exámenes de 2º de Bachillerato que aún no he acabado, pero bueno, ya queda poco y además, no están saliendo del todo mal, como está un poco muerto desde que terminó la saga de Petoria, sabiendo que además todavía falta un poco más para el siguiente episodio, aprovecho el suceso acontecido hoy para poner una entrada y que esto tenga algo de vida. Hoy, en mi clase, 2ºD, cierta persona ha salido después del examen de Economía alegando tener una entrevista, que yo, en un principio, me imaginé sería de trabajo, pero no, era una entrevista de telvisión, se trataba de Alejandro Quesada, que hacía unas declaraciones a TVe sobre su orientación sexual homosexual y que además salía en portada del periódico 20 minutos de este mismo día (27-11-2006, conseguidlo, xD), le doy mis felicitaciones por el protagonismo que ha tneido durante el día de hoy, para el que quiera leer la noticia en profundidad aquí estña la URL : http://www.20minutos.es/noticia/176807/0/instituto/Rivas/gays/

Una saludo

PD. Próximamente en los caballeros, Mireia y el Capitán Lardo en acción y 4 nuevos personajes!!!

miércoles, 1 de noviembre de 2006

Episodio XXXVII

Muy buenas, un día más. Lo sé, sé que juré y perjuré que acabaría la saga de Petoria en Octubre, y no lo he conseguido... hoy es día 1 de Noviembre xD. Aún recuerdo cuando empecé esta saga, estaba en Italia, era la primera noche de hotel, y yo escribía el encabezado de "Episodio XVIII" tumbado en la cama, y hoy, llega a su fin. Por suerte, dado el restraso que sufrió la subida del episodio anterior, pude hacer este mucho más rápido, y también parece que ya le cojo el ritmo a 2º de bachillerato, en realidad es muy simple, el truco es NO SALGAS EN TODO EL AÑO, es duro, pero funciona, apenas descanso un turno en semana, el viernes por la tarde, y cualquier hueco suelto por ahí lo utilizo para adelantar materia. En fin, únicamente comentar q no os asutéis cuando veáis el tamaño del episodio xD.

Nº de ep: 37

Título: Adiós, Petoria

Tamaño: 16'6 (récord superado desde el 10'5 del ep 24, a ver si superamos tb el récord de comentarios xD)

Dedicado a: Todo personaje que haya aparecido en esta saga.




Episodio XXXVII

P

eter fue curando a los caballeros uno por uno mientras descansaban, Reik fumó un cigarro sentado en la arena a la vez que el resto de sus compañeros, que se quedaron observando como salían la luna y las estrellas y el cielo se oscurecía paulatinamente. Una vez estuvieron todos curados, cogieron a Suso entre Jonyo y Gabriel y partieron volando lentamente hacia Petoria. En el camino, Suso recobró el conocimiento.

"¿Qué ha pasado?" preguntó algo aturdido.

"Descansa - dijo Fidel - todo ha terminado".

"Recuerdo que estaba luchando contra el tipo que vestía de traje, pero terminó derrotándome".

"Olvida eso - dijo Reik - él ya no volverá a molestarte, ni a ti, ni a la ciudad".

"Es un alivio saberlo. Me alego de haber podido hacer algo por los demás, la vida en la calle es muy dura y..."

No terminó la frase, cerró los ojos lentamente, bajó la cabeza y volvió a perder el conocimiento.

"Ha vuelto a desmayarse" dijo Fidel.

"Es normal, - dijo Jonyo - su cuerpo no estaba acostumbrado a albergar tanta energía. Tardará en recuperarse".

Continuaron volando durante unos minutos y llegaron a la puerta oeste de Petoria, donde Kevin, Jose, Norris y Eddy aguardaban su regreso.

"¡Ahí llegan!" exclamó Jose.

"¡Ves! - recriminó Norris - Te dije que llegarían por esta puerta".

"Vale, vale - respondió Eddy algo agobiado - no tienes por que recriminarlo así".

Los caballeros aterrizaron delante de ellos saludándoles con la mano.

"Bienvenidos - saludó Kevin dando un paso al frente - ¿cómo os ha ido?"

"Ha habido algunas situaciones difíciles pero, conseguimos que el enemigo se fuera" dijo Arturo haciendo el signo de la victoria.

"Y además se acordará de nosotros durante una buena temporada" dijo Fidel riendo.

"Me alegro mucho, ahora entregadnos a Suso".

"Y devolvedme el colgante, por favor".

Los caballeros se quedaron en silencio durante unos segundos al escuhar esa petición.

"¿Qué pasa? - preguntó Eddy algo preocupado - ¿Por qué os quedáis callados?"

"Esto... - comenzó Peter - verás..."

"Déjalo, Peter, ya se lo digo yo" dijo Reik.

Se acercó a Eddy frotándose las manos hasta estar delante de sus narices.

"¡Chaval! ¡Que no hay colgante!"

"Que delicado..." susurró Gabriel con ironía.

"¡¿Como que no hay colgante?! ¡¿Qué ha pasado?!" exclamó algo enfurecido.

"Como ya sabes, tu colgante proporcionó energía a Suso, y después a mí, pero eso agotó sus reservas y termnó desintegrándose".

"¡Qué! Mi colgante..."

"Lo siento".

Eddy se sentó, cabizbajo, pensando que jamás volvería a tener entre sus manos su objeto más preciado. Tras esto, Kevin dio un paso al frente.

"Entregad a Suso a la justicia" repitió.

"Toma" dijo Jonyo y le entregó el cuerpo.

"Está perfectamente - dijo Peter - recuperará el conocimiento en unas horas".

"Ha luchado valientemente - dijo Fidel - ¿qué vais a hacer con él?".

"Es un delincuente peligroso, llevamos mucho tiempo detrás de él. Se le aplicará el castigo correspondiente a sus fechorías. Mañana por la mañana, será ejecutado".

"Pero si ha defendido la ciudad" recriminó Gabriel.

"Una única proeza no redime a un hombre de una vida de fechorías".

"Pero basta para condenarle" dijo Reik fumando.

"Exactamente. Yo no hago las leyes, solo exijo su cumplimiento. Buenas noches". dijo y se marchó con el cuerpo de Suso a cuestas.

"Podéis quedaros a dormir en nuestras casas - dijo Norris - necesitaréis descansar antes de partir en vuestro viaje".

"¿Para qué? - preguntó Gabriel - Si no hemos podido conseguir el barco".

"¿Cómo que no?" preguntó Norris.

"Es cierto, el combate entre Eddy y yo no concluyó- dijo Jonyo cabizbajo - Cuando creía que había ganado, Eddy consiguió levantarse y, además, poseía los poderes del colgante, con lo que, si no hubiera intervenido Suso y esos poderes los hubiese obtenido él convirtiéndose en alguien como Super Suso, dudo mucho que hubiera conseguido ganar".

"Lo estás enfocando de manera equivocada" dijo Eddy levantándose.

"No entiendo".

"Te explico, el reglamento de los Juegos de Petoria permite cualquier tipo de arma y ataque, por feroz que sea, siempre y cuando se respeten los ojos y partes bajas del contrario y la otra condición es que siempre debes luchar con tus propias fuerzas. En el momento en que alguien te ayuda, modificas tu potencial o simplemente te curas durante el combate, quedas descalificado y da la casualidad de que el colgante no era mi propia energía".

"Eso quiere decir que..."

"Sí, habéis ganado".

Una sonrisa se dibujó en el rostro de Jonyo mezcla de alegría y satisfacción.

"¿Para cuando lo tendréis preparado?" preguntó Gabriel.

"En dos días estará listo, - dijo Norris - ahora descansad. Tenemos que celebrar esta victoria con una gran fiesta".

"Nos vendrá bien una siestecilla" dijo Fidel.

"No se hable más - dijo Norris dándose la vuelta - vamos a dormir".

"Lamento tener que rechazar vuestra proposición - dijo Peter - pero, a parte de que tengo casa propia en la ciudad tengo asuntos que atender, lo que ha ocurrido hoy va a necesitar intervención política".

"Como quieras" dijo Norris.

Los caballeros se fueron siguiendo a Norris y a Eddy y Peter se marchó en otra dirección.

En Konoha, Mesa hacía su aparición a la entrada del castillo de la Fiera Deidad y al instante cayó al suelo rendido. Varios soldados corrieron hacia él al verle.

"Señor Mesa, ¿qué le ha pasado?" dijo uno de los soldados.

"No contesta, está muy grave, llevadle a la enfermería y dad parte al capitán Lardo y al Señor Oscuro".

Otro soldado apareció corriendo desde otra dirección.

"El helicóptero de la teniente acaba de aterrizar - dijo él - está gravemente herida".

"¿La teniente también? ¿Pero qué está pasando?"

Trajeron rápidamente dos camillas, colocaron a Mesa y a Jezabel sobre ellas y les pusieron una mascarilla de oxígeno a cada uno.

"¿Cómo dos de nuestros tres mejores guerreros más poderosos han podido ser derrotados? Aún no me lo creo" pensó uno de los soldados empujando la camilla de Mesa.

Pasó la noche y Petoria amaneció de nuevo. Retiraron el ring de combate de los Juegos colocando en su lugar una picota en la que se desarrollaría la ejecución del acusado. La plaza empezaba a llenarse de gente cuando los caballeros llegaron acompañados de Norris y Eddy. Jose estaba ya en la plaza cuando llegaron y al verles les hizo una señal con la mano.

"Ahí está Jose" dijo Norris al verle.

Avanzaron abriéndose paso entre cada vez más gente hasta que llegaron a él. Al encontrarse se dieron cuenta de que Peter estaba con él, pero no había podido verle dada su baja estatura. Cuando estuvieron todos juntos pudieron ver a Jose, que vestía una armadura de hierro de la antigüedad, de color gris y azul, una protección en el cuello de tonos dorados y una cadena como cinturón.

"Muy buenas - saludó Arturo - ¿Cuándo empieza?"

"A mediodía - contestó Jose - aún faltan unos minutos".

"No me gustan las ejecuciones" dijo Gabriel.

"Imagínate a mí, que soy el ejecutor".

"¿Eres tú quien se va a encargar de ejecutar a Suso, Jose?" preguntó Eddy sorprendido.

"Lamentablemente sí, es una elección al azar entre los ciudadanos y no te puedes negar. Es como si eres llamado para un jurado popular o para hacer recuento de votos en las elecciones, son labores que si no se escogiera a la gente así para hacerlas, nadie las haría".

"Sí que es un problema" dijo Fidel.

"¿Y te obligan a llevar esa ropa?" preguntó Jonyo.

"Es el uniforme".

"Pues que anticuado".

"Bueno, al menos veremos sangre" comentó Reik.

"¿Alguien va a morir y tú te preocupas por eso?" preguntó Gabriel.

"Visto que es inevitable, habrá que buscarle el lado positivo".

Se escuchó el sonido de una trompeta, en la picota, cuatro soldados de la Guardia Petoriana comenzaron a tocar el tambor.

"Ya empieza" dijo Peter.

"Pues entonces yo tengo que ir ya, hasta luego" se despidió Jose.

"Suerte" animó Norris.

Se abrió un pasillo entre la gente que enlazaba directamente la picota con uno de los accesos de la plaza, por el que avanzaba el acusado rodeado de guardias. Kevin encabezaba la fila, seguido de Suso, que caminaba levemente encorvado, llevaba atadas las manos a la espalda, su sonrisa burlona había desaparecido convirtiéndose en una incesante mirada de odio hacia cualquiera con el que cruzase la mirada, avanzaba despacio, pero con la frente bien alta, no mostraba signos de miedo o arrepentimiento. Subió a la picota y le colocaron en un yugo tumbando su cuello sobre un tronco de madera. Jose se puso una capucha negra y agarró un enorme hacha y en ese momento la música de los tambores cesó. Kevin se colocó delante del condenado y extendió un pergamino.

"De acuerdo con el decreto número 28, artículo 10, de la constitución de Petoria, procedemos a la ejecución del conocido ladrón Suso el Sucio, perseguido por la justicia desde hace varios años, se le acusa de innumerables hurtos, resistencia a la autoridad, bandolerismo, contrabando, saqueo, depravación, intento de fuga y escándalo público. Por ello, se procederá con la sentencia correspondiente, la pena de muerte, ¿últimas palabras del acusado?"

"¡Dinos donde guardas todo lo que nos robaste!" gritó alguien desde la muchedumbre.

Poco a poco, el resto de la gente repitió la misma preguntas con distintas palabras, cada vez más insistentemente hasta que toda la plaza se puso a abuchear a Suso.

"¡¿Os referís a mi tesoro?! - exclamó Suso - ¡¿Al tesoro que tantos años me ha llevado recolectar? Está en las alcantarillas, en la boca que hay en la esquina de la calle Alcohol al lado de La Pipa Ebria, que es donde iba yo a beber normalmente, lo dejé todo allí, buscadlo si queréis, ojalá se le atragante al rufián que lo encuentre".

"Gracias por la información - dijo Kevin y después miró a Jose - Adelante, proceda".

Jose empuñó el hacha y la levantó. Los tambores iniciaron un redoble.

"Sólo me arrepiento de una cosa - replicó - ¡de no haber destruido esta ciudad cuadno tuve la oportunidad!"

A la señal de Kevin, Jose bajó el hacha, se escuchó el sonido de un corte, los tambores cesaron y el yugo que aprisionaba a Suso cayó al suelo partido por la mitad dejando la cabeza de Suso libre.

"¿Qué ha pasado? - preguntó Suso - ¿Has fallado?"

Toda la plaza comenzó a reír ante aquel comentario.

"¿Se puede saber de qué os reís?" insistió ya algo mosqueado.

"Ya puedes salir de ahí - dijo Jose quitándose la capucha - todo ha terminado".

"¿Cómo?"

"Te veo un poco perdido, déjame que te ponga al día - dijo Kevin medio sonriendo - Verás, ayer los caballeros te entregaron a la justicia sabiendo que ibas a ser ejecutado después de defender la ciudad por cualesquiera que fueran tus motivos, cosa con la que no estaban muy de acuerdo. Sin embargo, la ley es igual para todos, así que poco se podía hacer por salvarte. A pesar de todo, quedaba una posibilidad, la promulgación de una nueva ley. Peter vino a verme durante la noche y me propuso las siguientes condiciones. En vista de los servicios que habías prestado, tanto a favor como en contra de la ciudad, llegamos al siguiente acuerdo. Se te concedería la libertad condicional en el supuesto caso de que dijeras donde tienes todo lo que robaste y aceptaras devolverlo a sus legítimos dueños. Aunque, como sabrás, Peter y yo no podíamos decidir por toda la ciudad y llevar esto a cabo sin el consentimiento de la población, así que antes de que llegaras propusimos el acuerdo y lo sometimos a votación. Un 99'8 % de los sufragistas estuvieron de acuerdo y ese 0'2 %, supongo que englobará a las personas que más daño has hecho, las cuales querían tu cabeza a cualquier precio. La persona que ha gritado preguntándote donde escondiste lo que robaste era un miembro de la Guardia Petoriana y todo estaba preparado. Jose tenía instrucciones de como actuar en cada caso, según tu respuesta y todo el mundo sabía lo que iba a ocurrir excepto los caballeros y por supuesto, tú. Tuviste suerte en optar por revelarnos la localización de tu botín, de lo contrario ahora estarías muerto de verdad. Pasaremos por alto ese último comentario que has gritado teniendo en cuenta tus circunstancias, personalmente, creo que hubiera obrado de la misma forma si estuviera en tu lugar. Ahora sal de aquí y que no sé te ocurra volver a infringir la ley".

Suso bajó de la picota todavía algo anonadado por la situación.

"Jeje, le han engañado como a un niño - reía Reik - no me esperaba que ocurriera esto".

"Se ha salvado una vida, es un alivio" dijo Gabriel.

"Y sobretodo - dijo Jose bajando de la picota - por fin me puedo quitar esta armadura. Esto hay que celebrarlo, os invito a tomar un par de copas a mi bar, esta noche vienen a tocar unos amigos míos. Por supuesto vosotros también podéis venir" dijo mirando a Kevin, Norris y Eddy.

"¿He oído bien? ¿Alcohol gratis? - dijo Suso sonriendo - ¿Puedo ir yo también?"

"Está bien, pero no la armes".

"Tranqui".

"Nosotros no podemos aceptar tu oferta - dijo Arturo - debemos partir cuanto antes".

"No busquéis excusas, porque no las tenéis - dijo Norris - no tendréis listo el barco hasta mañana por la mañana, así que hoy os toca relajaros. Nosotros iremos ahora mismo a hacer los preparativos, que si no, no podremos ir esta noche al bar".

"Visto así, iremos".

"Hasta entonces" se despidió Eddy y los dos se fueron.

"Cuenta conmigo también - aseveró Kevin - últimamente trabajo demasiado, no me vendrá mal un descanso".

"Y no te olvides de mí tampoco" recordó Suso.

"¡Decidido! - exclamó Jose - Pues hasta esta noche".

Todos se fueron, cada uno por su lado, al igual que los habitantes de Petoria que habían venido a contemplar la ejecución, después de un rato, Suso se quedó sólo en toda la plaza mirando al cielo.

"Puede que al final seas tú quien está equivocado" pensó y se fue.

Dentro del castillo de la Fiera Deidad, el capitán Lardo caminaba por los pasillos con una sonrisa en la boca mezcla de incredulidad e intriga, después de andar durante varios minutos llegó a una sala, un guardia le abrió la puerta y entró. Se trataba de una sala con poca iluminación, en la que en una parte se encontraban varias cápsulas de cristal de gran tamaño, de las cuales salía un tubo por la parte superior que las conectaba a un ordenador que había al otro lado. Dos de ellas estaban ocupadas por Jezabel y Mesa, cuyos cuerpos dormían quietos dentro de ellas, bañados en un líquido verde y con un tubo que finalizaba en una mascarilla de oxígeno. En el exterior de las cápsulas había un pequeño panel de control con muchos botones y colores distintos.

"Interesante... realmente interesante - dijo el Capitán observando los cuerpos de sus dos compañeros - Si os han dejado en este estado, significa que me voy a divertir mucho con ellos. Estoy deseando conocerlos, ¡wajajaja!".

La risa del Capitán se extendió primero por los pasillos del castillo, atravesando todas las habitaciones, jardines y murallas hasta llegar a ser escuchado en toda la isla.

Al caer la tarde, los caballeros entraron a La Pipa Ebria. Era un local amplio con numerosas mesas, un pequeño escenario en un lado y la barra al fondo. Todo estaba en silencio. Jose, Norris, Eddy y Kevin estaban en la barra, callados, con caras largas.

"¿Que pasa? - preguntó Fidel - ¿Por qué tenéis todos esa cara?"

"Ha ocurrido algo inesperado - dijo Jose - Os lo explicaré, seguidme".

Los caballeros entraron a la parte trasera del local guiados por Jose, en su interior había un grupo había un grupo de hombres de parecido aspecto entre ellos. Todos llevaban el pelo negro y largo, una frondosa barba negra y ropa de cuero negra. Únicamente uno de ellos era calvo y no tenía barba. Todos se encontraban rodeando a uno de ellos, que tenía la mano vendada.

"¿Quienes son?" preguntó Jonyo.

"Son los amigos de los que os hablé. Iban a tocar esta noche, pero uno se ha cortado en la mano y no puede hacerlo".

"Nuestro grupo necesita a todos sus componentes en acción para lograr la acústica deseada - dijo uno de ellos - Si falla uno, no podemos tocar. Me presento, soy el cantante del grupo".

"Yo soy el batería - dijo el que era calvo - y puedo asegurar lo que ha dicho nuestro cantante. Además, se trata de nuestro bajista, que cumple un papel fundamental en la actuación".

"Si tuviéramos un sustituto podríamos tocar... - dijo el bajista - pero encontrar a alguien a última hora es prácticamente imposible".

"Yo sé tocar el bajo" dijo Gabriel.

Todos los presentes se quedaron en silencio y le miraron por un momento.

"¿Puedes repetirlo, por favor?" dijo el cantante.

"Qué sé tocar el bajo" repitió.

"¡Salvados! - exclamó mirando hacia arriba - ¿Querrás tocar con nosotros esta noche?".

"Esto... no sé. hace mucho que no lo practico".

"Vamos, no te resistas" dijo Arturo.

"Por favor - le dijo bajista herido - Toca con nosotros".

"Supongo que, dadas las circunstancias, no puedo negarme, está bien, ¡tocaré!".

"Gracias" repitió el bajista.

"¡Solucionado, ahora todos a disfrutar de la fiesta!" exclamó Fidel.

Volvieron a la parte delantera del bar, el grupo y el caballero de la rosa se colocaron en el escenario y comenzaron a hacer pruebas con los instrumentos. Cogieron tres guitarras eléctricas, colocándose por todo el escenario, un violín, colocándose en la parte derecha, una flauta travesera, colocándose a la izquierda, la batería al fondo y el cantante en el centro, acompañado del caballero de la rosa.

"Por fin empieza a animarse esto" dijo Norris.

Jose se puso detrás de la barra y comenzó a servir copas a los caballeros, a Norris, Eddy y Kevin y al bajista herido. En ese momento, Suso apareció por la puerta, estaba completamente aseado, limpio y peinado. Llevaba un jersey de cuello alto azul oscuro, unos vaqueros relucientes e iba perfumado por todo el cuerpo.

"Ey, hermanos, ¡¿ibais a empezar sin mí?! - exclamó sonriente acercándose a la barra - Pon una copita, Jose".

"Como ha cambiado" comentó Reik encendiendo un cigarro.

"Cierto" contestó Kevin.

"¿Qué tal van los preparativos del barco?" preguntó Arturo.

"Todo listo - contestó Eddy dando un trago a la copa - Venid mañana a nuestro puerto para partir, pero no pienses en eso ahora, estamos aquí para divertirnos".

En el escenario, los preparativos habían terminado y todos estaban en posición para comenzar.

"Chaval, ¿podrás seguirnos?" preguntó el cantante.

"No te preocupes, conozco muchas de vuestras canciones" contestó el caballero.

"Muy bien, ¡empecemos, chicos!"

Los instrumentos comenzaron con una melodía alegre a la espera de la voz del cantante.

Cuando veas una estrella fugaz
Guárdala en tu corazón
Es el alma de alguien que consiguió
Dar a los suyos su amor

Cuando oigas a un niño preguntar
Por qué el sol viene y se va
Dile: porque en esta vida no hay
Luz sin oscuridad

Cuando empezaron a tocar, Suso había tomado ya varias copas, empezaba a emborracharse y comenzó a dar vueltas por todo el local con una botella en la mano.

Ven, quiero oír tu voz,
y, si aún nos queda amor,
impidamos que esto muera.
Ven, pues en tu interior
está la solución,
de salvar lo bello que queda.

"Ey, que guapas las canciones" dijo Suso mientras bailaba en medio del bar.

Alza tu cerveza
brinda por la libertad
bebe y vente de fiesta
y a la muerte emborráchala
Alza tu cerveza
brinda por la libertad
y que el cielo te espere
pues el infierno es este bar

Alza tu cerveza
bebe y brinda por vivir
juntemos nuestras copas
esta noche es para ti

"Sí, la alzo, aquí está" decía Suso alzando el brazo en el que tenía la botella.

Bebe, danza, sueña
siente que el viento
ha sido hecho para ti.
Vive, escucha y habla
usando para ello
el corazón.

Siente que la lluvia
besa tu cara
cuando te hace el amor
grita con el alma
grita tan alto
que de tu vida, tú seas
amigo, el único actor.

"Cómo va ese ya" dijo Norris.

Hay que fracasar
Y a veces fondo tocar
Para ver la luz
Y esta vida apreciar
La felicidad no consiste en todo tener
Si no en saber sacar, lo bueno que te da

"¡Así se toca, Gabriel!" exclamó Jonyo.

El caballero de la rosa le hizo un gesto de agradecimiento desde el escenario.

Se que llegará el día
En que llueva libertad
Y que escrito en la luna
Con la tinta de un clavel
Se lea libertad.

"Hay que reconocer que lo hace francamente bien - dijo el bajista - me alegro de qe me haya sustituido".

"Sí, ninguno nos lo esperábamos" contestó Fidel.

Se despertó bañado en sudor
Y un frío interno le estremeció
Se hizo la luz, y en su cama junto a él...
Vio a esa mujer!

Fue como aquel beso que no dio
Como ese “Te Quiero” que negó
Llegó la hora de echar cuentas y el lloró

Pasadas varias canciones Suso estaba ya completamente ebrio, saludando a todo el que se le cruzaba y riendo por cualquier cosa.

"Se está desmadrando" dijo Peter.

"Lo sé - dijo Jose - ahora lo arreglo".

Se acercó a Suso y éste, al verle, le echó la mano por encima del hombro.

"Yo a ti te conozco" dijo Suso tambaleándose.

"Yo a ti también, Suso".

Ponte en pie
Alza el puño y ven
A la fiesta pagana
En la hoguera hay de beber

De la misma condición
No es el pueblo ni un señor
Ellos tienen el clero
Y nosotros nuestro sudor

"Ponte en pie..." repetía Suso abrazado a Jose.

Caminaron hasta la puerta, Jose la abrió y salió del bar acompañando a Suso.

"Aquí puedes seguir bailando - dijo soltándole - y quédate la botella si quieres".

"Que bien, ¡gracias, hermano!"

Suso continuó bailando al ritmo de la música mientras se alejaba, perdiéndose entre las calles solitarias de la nocturna Petoria. Jose entró de nuevo en su local y cerró la puerta.

"¡Podéis continuar!" exclamó.

Cuanto me cuesta sobrevivir
Cuanto sonreír
Sin poder quitarme el antifaz
Que me disfraza de normal

Y volveré a buscarte
Allí hasta donde estés
Tan sólo quiero amarte
Y poder tener
Alguien en que apoyarme
Alguien en quien volcar
Todo el amor que cercenó el qué dirán...

"Creo que ya es hora de que bailemos nosotros" dijo Fidel dejando su copa en la barra.

"Estoy de acuerdo" afirmó Eddy.

Salieron a bailar y rápidamente les siguieron Norris, Kevin, Jonyo, Reik y el bajista. Únicamente Arturo y Peter quedaron en la barra.

"¿No sales?" preguntó Peter.

"Tengo demasiadas cosas en la cabeza como para divertirme".

"No digas tonterías, puede que pase mucho tiempo hasta que vuelvas a tener una oportunidad así. Por lo tanto, sal ahí y diviértete. ya tendrás tiempo mañana de pensar en lo que quieras" dijo Peter empujándole.

"Bueno... tal vez tengas razón, ¡vamos!"

Ambos salieron y todos estuvieron bailando ante la sonrisa de satisfacción de Gabriel, que les observaba desde el escenario mientras tocaba.

Soy de un sitio, de un lugar,
de un tiempo que...
llaman eternidad,
y al viento, mi hogar.

Donde la realidad
la puedes cambiar
si sabes preguntar
y no das nada por hecho.

¿A qué sabe el dolor?
¿Es eterno el amor?
¿La amargura es mujer?
¿De qué están hechos los sueños?

¿Cuánto pesa un adiós?
¿Por qué es muda la Paz?
¿Puede dormir la traición?
Pregúntate!!!

Y verás que mi voz
vive en ti, soy La Voz Dormida

Si me quieres seguir,
volaremos sobre el arco iris,
donde mueren las penas
y nacen los besos en flor.
Mi voz vive en ti!!!

Al cabo de varias horas, toda la ciudad estaba en silencio, La Pipa Ebria había cerrado y cada uno dormía plácidamente en su casa. Sólo quedaba una persona despierta en toda la ciudad, que deambulaba haciendo eses por el puerto.

"¿Dónde está todo el mundo? - se preguntaba - ¿quién ha apagado la luz?"

Intentó beber de la botella que tenía en la mano, pero sólo consiguió que un par de gotas de líquido mojaran su lengua.

"Vaya, se ha acabado. tendré que conseguir más, ¡Jose, otra copa!" gritó.

Nadie contestó.

"Ummmm, se ve que estoy sólo".

Continuó deambulando durante otro largo rato dándose cada vez más cuenta de su situación.

"Me han dejado tirado, como se atreven, cuando les pille... Bueno, mejor me voy a dormir, si no hay más alcohol para beber..."

En ese momento su nariz captó un olor familiar.

"Eso es... ¡vino! Y del bueno, tiene que estar por aquí cerca".

Caminó buscando su tesoro por donde le guiaba su olfato. llegó a un barco que estaba anclado al final del puerto y se detuvo frente a él.

"Es aquí, estoy seguro. debe ser un barco de la distribuidora que proporciona vino a la isla".

Entró al barco, bajó a la bodega y decenas de barriles se mostraron ante sus ojos.

"Wow, aquí hay vino para un año, no creo que nadie se enfade si bebo un poquito, jeje".

Abrió un barril y comenzó a beber sin control hasta caer dormido en la bodega.

Muy lejos de allí, Mireia aterrizaba a las orillas de una isla. Se detuvo un momento en una roca, sacó un pañuelo y secó el sudor de su frente.

"Uf, que cansada estoy - pensó - Petoria estaba demasiado lejos de aquí, no debí haber ido volando. Ahora tendré que darme una ducha".

Continuó su trayecto, caminando, se introdujo en una espesa selva. Tras un buen rato avanzando abriéndose entre las plantas tropicales, llegó a un claro que daba al pie de un volcán inactivo y a una pequeña casa. Entró en la casa, encendió la luz y no vio a nadie. Salió de nuevo al claro y echó una ojeada alrededor.

"¿Dónde se habrá metido? Con tanta oscuridad no se ve nada. por suerte hoy hay luna llena y ofrece algo más de visibilidad".

"¿Me buscabas?" dijo una voz.

Se escucharon pasos que provenían de la selva. Abriéndose paso entre las plantas, apareció un hombre. La falta de luz impedía ver su aspecto, únicamente era distinguible su figura gracias a la luz de la luna. Avanzó lentamente hasta ella.

"Hola... Shawn".

"Has tardado mucho - dijo él - Te llevo esperando desde hace días".

"Me he entretenido observando a tus discípulos".

"Te he dicho mil veces que no tienes por que referirte a ellos así. Yo sólo les ofrecí los conocimientos básicos. El resto lo han desarrollado ellos por su cuenta. En fin, ¿los has conocido?".

"Sí, los he conocido".

"¿Y...?"

"Creo que tienen mucho que aprender".

"¿Sí? Quizá seas tú quien tiene que aprender algo de ellos".

"¿Por qué les tienes tanto aprecio?"

"Porque yo, junto a Andrés y a Peter, fui quién los eligió. Confío en mi criterio al elegir a una persona".

"No me parece suficiente razón".

"A mí tampoco me parece suficiente razón infravalorarles habiéndoles visto una vez. Eso lo dices porque no sabes lo que yo sé. Quizá algún día te cuente el pasado de cada uno de ellos".

"Sigues sin convencerme".

"Eso me trae sin cuidado, ahora vamos a dormir, es tarde" dijo Shawn y caminó hacia la casa.

"Me trata como a una niña..." pensó y le siguió.

Un día más, Petoria amanecía con un sol espléndido, los caballeros estaban en el puerto con Norris y Eddy, poco después aparecieron Jose y Kevin, seguidos de un cúmulo de curiosos.

"Pues éste es vuestro barco" dijo Norris mostrándolo.

"Es inmenso" dijo Fidel.

Se trataba de un gran galeón de madera, con tres grandes mástiles de los que colgaban majestuosas velas blancas, la cubierta era de tarima flotante y una espada servía como mascarón de proa.

"No os dejéis engañar por su aspecto medieval - señaló Eddy - en su interior va equipado con la mejor tecnología. Podréis a vela, a remo, como se hacía en la antigüedad, o con el motor del barco. Os recomiendo que utilicéis el viento como impulsor siempre que podáis, ya que en caso de que se agote la energía del motor, si tenéis el viento en contra, no podréis seguir avanzando hasta que lo recarguéis. Lo bueno que tiene es que es un motor de biomasa, es decir, quema residuos orgánicos para producir energía, hablando claro, la basura; y no penséis en el mal olor, porque también va equipado con un sistema de ventilación que proporciona un dulce aroma suave y fresco".

"Interesante - dijo Jonyo - es decir, que por ejemplo, después de comer, tiramos los restos al tanque de almacenamiento y el barco navega".

"Exactamente".

"Debido a la ayuda que habéis prestado a la ciudad, muchos ciudadanos, en agradecimiento, nos han proporcionado presentes para vosotros, en su mayoría víveres y vino, así que no creo que paséis hambre en bastante tiempo" dijo Norris.

"Debido a ello, el barco nos ha salido mucho más barato" murmuró Eddy para sí mismo.

"No tenemos palabras para agradecéroslo" dijo Arturo.

"Pues dejaros de palabrería - dijo Norris - y machacad al hombre de traje, a la mujer de chándal y a todos sus compañeros".

"Dalo por hecho" contestó Reik.

"Gracias también a vosotros por venir a despedirnos" dijo Jonyo.

"Es un placer" dijo Jose guiñando el ojo.

"Kevin, en mi ausencia me gustaría que te hicieses cargo de la ciudad".

"Está bien, presidente. Será un placer".

"Vaya, Suso no se ha presentado a despedirnos - comentó Gabriel - ¿dónde se habrá metido?"

"Estará holgazaneando por ahí - dijo Reik - No esperes que venga".

"Bueno, es hora de irnos" dijo Arturo.

Los caballeros subieron al barco, elevaron el ancla, izaron velas y se despidieron mientras el barco comenzaba a moverse.

"¡Buen viaje!" exclamó Jose.

"¡No dejéis ni uno con vida!" exclamó Norris.

"¡No rechacéis proposiciones sexuales de vuestro mismo sexo!" exclamó Eddy.

"¡Haced que la justicia prevalezca!" exclamó Kevin.

"¡Gracias! ¡Lo tendremos en cuenta!" contestaron los caballeros combinando con despedidas con los brazos.

El barco se fue alejando poco a poco hasta que impidió la comunicación entre los caballeros y sus amigos en Petoria. En el puerto, Eddy y Norris, los cuales se habían quedado solos una vez se fue todo el mundo, observaban el barco perderse en el horizonte.

"Otro barco que no nos van a devolver..." dijo Eddy.

"Sí, es una pena - confirmó Norris - Aquí no hacemos nada, vamos a la Pipa Ebria, invito yo".

"¡Encantado!" exclamó y los dos se fueron caminando por la avenida Freedom.

En el barco, los caballeros observaban como la ciudad se hacía cada vez más pequeña.

"¿Volveremos a verla?" preguntó Fidel.

"Por supuesto, es nuestra isla" dijo Jonyo.

"Y cuando volvamos, podremos celebrarlo de verdad, ya que será para quedarnos" dijo Gabriel.

"Sin duda" dijo Reik fumando.

"Ahora centrémonos en nuestro objetivo - dijo Peter - la isla de Konoha".

Todos se separaron ocupando distintas posiciones en el barco, quedando Arturo solo viendo la ciudad.

"Adiós, Petoria" dijo y se giró hacia sus compañeros.