martes, 21 de agosto de 2007

Episodio XVII

Título: N/A

Tamaño: 3'75

Dedicado a: Paula Díaz


Episodio XVII

V

erónica extendió su mano y comenzó a dar vueltas a su dedo índice. Un pequeño tornado apareció alrededor de lo que era ahora Duckman. La masa de agua perdió el control sobre sí misma y el tornado comenzó a elevarla y a juntarla en una misma gota.

“¡Ahora, Peter!” exclamó ella.

Peter creó una barrera con forma de esfera invisible con reflejos blancos alrededor de Duckman hasta encerrarlo. Después el tornado cesó y la esfera cayó al suelo. Rápidamente Verónica corrió hacia ella y la cogió.

“Ya eres mío, si tuviera tres esferas haría malabares contigo, jajajaja”.

“Fidel, coge la bola – se la tira – ahora vuelvo” dijo y entró corriendo al castillo.

Él cogió la bola sin entender del todo los planes de Verónica, a los pocos segundos regresó con una pequeña botella de cristal y un tapón de corcho.

“Continuemos, Peter” dijo ella”.

Peter abrió un pequeño agujero en la parte superior de la barrera y Fidel vertió el líquido en la botella. Mientras, el resto se acercaron y permanecieron en guardia en caso de que el proceso no se completara con éxito. Cuando se derramo la última gota Peter la deshizo y rápidamente Verónica tapó la botella con el corcho a presión.

“¡Ya es nuestro!” exclamó Verónica.

“¡A tu salud!” exclamó Reik encendiendo otro cigarro.

“Ahora sólo falta decidir qué hacer con él” dijo Fidel.

“Podríamos evaporarlo” dijo Arturo.

“O electrocutarle – expuso Jonyo – al conducir el agua la electricidad sufriría mucho”.

“Sería mejor sellarle para siempre” sugirió Peter.

“También podemos congelarle, hacerle pedacitos y usarle para refrescar nuestras bebidas” aconsejó Reik.

“Es mejor que lo utilicemos para regar – argumentó Gabriel – así con su sacrificio otras formas de vida podrán alimentarse”.

“Gracias, pero ya me ocupo yo” dijo Verónica y se guardó la botella.

Los caballeros se sintieron algo decepcionados al haber sido rechazadas sus ideas.

“Una vez aclarado todo esto – dijo Arturo – me gustaría preguntarte una cosa, Gabriel ¿cómo nos has encontrado? Supuse que estarías en la cuidad.

“Muy sencillo, yo se lo indiqué – dijo Reik – Aunque él sabía que íbamos a reunirnos con vosotros, lo que no sabía era cuando lo lograríamos, así que acordamos que cuando ocurriese emitiría energía para indicárselo”.

“Y eso es lo que ha ocurrido esta mañana” indicó Gabriel.

“Muy bien – dijo Arturo – pues ahora que ya estamos todos, continuemos con lo que hablábamos antes”.

Recogieron a David, entraron al castillo y lo dejaron en una habitación descansando.

“Después puedes tomarte el día libre” dijo Arturo.

“Gracias señor” contestó él.

Tras esto regresaron al salón, Arturo sirvió café y unas pastas y acto seguido se sentó.

“¿Por dónde íbamos?” preguntó Arturo.

“Hablábamos de las posibilidades de un ataque al castillo de la Fiera Deidad” contestó Peter.

“Cierto, aún no nos habéis informado de donde se encuentra la isla” dijo Fidel a la vez que bebía un poco de café.

“Lo que es la isla no está demasiado lejos – dijo Reik – calculo que a poco más de un millar de kilómetros de aquí”.

“Eso son pocas horas volando, podemos ir ahora mismo” dijo Jonyo dándole un mordisco a una pasta de chocolate.

“Me temo que no es tan sencillo – explicó Peter – en primer lugar he de decirte que por culpa de la presencia de los guerreros oscuros, la energía que se encuentra concentrada en la isla es tan grande que solo se puede ir caminando a través de ella. Al ir volando gastamos mucha energía y teniendo en cuenta que el castillo está armado hasta los dientes, sería como invitarles a que nos derribaran. Si fuéramos volando caeríamos al mar antes siquiera de verla. También he de añadir que tienen un satélite para localizarnos cuando no emitimos energía y aunque es algo impreciso y general, da una posición aproximada. Ahora mismo indicará que nos encontramos en la zona oeste de esta isla, y como saben que el castillo se encuentra por esta zona, saben también que estamos aquí. Todo esto sin olvidar, como dije antes, que con nuestro poder actual, duraríamos menos que un bebé en la selva.”

“Entonces eso significa que...” dijo Jonyo.

“Justamente lo que estás pensando, que tendremos que ir en barco” dijo Reik a la vez que daba la última calada a su cigarrillo.

Verónica permanecía callada, con su taza de café en la mano, bebiendo un pequeño trago cada rato, pensativa.

“Tardaremos varias semanas en llegar” dijo Fidel.

“No te preocupes – dijo Reik mientras echaba el humo del cigarro – todo ese tiempo tendremos que estar entrenando, no te aburrirás”.

“¿Y se puede saber de dónde vamos a sacar un barco?” preguntó Fidel.

“Pues habrá que bajar a la ciudad - contestó Gabriel - y como es lógico, habrá que alquilarlo o comprarlo”.

“Está bien –dijo Arturo – hace mucho que no bajamos, y además nos vendrá bien un poco de aire fresco. No perdamos más tiempo, cuanto antes partamos, antes llegaremos”.

“No te aceleres – dijo Peter – aunque encontremos hoy un barco a buen precio, tendremos que volver aquí para hacer el equipaje, calcular los víveres necesarios para la travesía para poder comprarlos después y transportarlos finalmente al barco. Tendremos suerte si zarpamos mañana por la mañana”.

“Bueno, pues salgamos ahora buscar un barco”.

“En eso estamos todos de acuerdo, ¡vamos!” dijo Peter levantándose del sillón.

“Yo voy primero a coger una cosa a mi habitación, ahora vengo” dijo Verónica y se marchó rápidamente del salón.

Arturo la miró extrañado pero no le dio importancia y se quedó ultimando detalles con Peter sobre el viaje. Al cabo de unos minutos, ante la tardanza de Verónica, Arturo se ofreció para ir a buscarla. En el camino recordó algo que dijo Verónica.

“Gracias, pero ya me ocupo yo – recordó Arturo y después pensó – después de decir eso se guardó la botella, ¿no habrá...?”.

Arturo aligeró el paso y al llegar a la habitación de Verónica la descubrió en el suelo retorciéndose y sangrando por la boca. La botella de Duckman estaba sin tapón y vacía en una mesilla.

“¡¡¡¡¡Verónica!!!!!” gritó él.

Al escuchar el grito el resto de caballeros corrieron a la habitación y descubrieron a Verónica agonizando en brazos de Arturo.

“¿Por qué, Verónica?” preguntó Arturo a la vez que comenzaban a caer lágrimas de sus ojos.

“Era la única forma de acabar con él – sollozaba Verónica – además yo cada vez era de menos utilidad, no pude salvar a Isabel, y en los últimos combates no he podido hacer nada más que mirar. Sacrificar mi vida será mi último acto por vosotros”.

Verónica tosió y varias gotas de sangre mancharon la ropa de Arturo.

“¿Te has estado mordiendo la lengua para así evitar gritar y que te oyéramos? No hables más, eso sólo empeorará tu estado”.

“Ya es tarde para eso, esa sustancia era mortal para nuestro organismo, pero no te preocupes, no me necesitaréis – mira a Peter un instante -. Sólo te pido una cosa, por favor destruye mi cuerpo para asegurarnos de que Duckman no volverá nunca. Adiós Arturo – se gira y mira a los demás – y adiós, amigos”.

Cerró los ojos suavemente y después expiró. Fidel y Arturo estuvieron unos minutos llorando abrazados a su cuerpo. Después Arturo cogió el cadáver en brazos y salieron al jardín. Colocó el cuerpo en el suelo y se apartó.

“Adelante” dijo.

Fidel creó una pequeña onda de energía y la colocó sobre el cuerpo de Verónica. Peter creó una barrera de forma adaptada al cuerpo y una vez cerrada Fidel hizo estallar la onda de manera que del cuerpo de Verónica sólo quedaron unas cuantas cenizas que después tiraron al mar. Gabriel cogió una rosa de las que brotaron de las malas hierbas de antes, le arranco los pétalos uno a uno y una vez los tuvo todos los arrojó al viento. Los pétalos volaron por separado hasta caer al mar, donde se quedaron flotando a la deriva en memoria de Verónica.

Entraron de nuevo al castillo y estuvieron una hora entera en silencio sentados en el salón hasta que al fin Arturo se levantó con una fuerte mirada de decisión.

“No conseguiremos nada aquí sentados, lamentando algo que ya no tiene remedio, vayamos por ese barco para llegar a la isla de Konoha y vencer... en su memoria”.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Otra que muere, al final solo van a quedar tíos xD

Anónimo dijo...

Joer esta tia es tonta!! XDDDDDD Ahora no hay tias en el grupo buh!! XDDDDDD. Weno pobrecita jeje. Por cierto no deberia haber tirao una rosa Gabriel en honor a ella?



Saludos.

Anónimo dijo...

Otra muerte... y eso que no han salido todavia... seguro que no lo consiguen, xDDD, :P

Anónimo dijo...

No es el mejor episodio q as escrito,pero esta muy bien, ademas me alegro de x fin ser de utilidad y ablar y tomar decisiones.X cierto ya era ora de matar a los inutiles

Anónimo dijo...

en 2 tardes m e leido toda la tmporada, q máquina si señor. Cuanta imaginación tienes...

Anónimo dijo...

Wou a hecho lo q yo iba a decir se ha bebid oa dukcman jejejejje tiene q saber mal egs

Anónimo dijo...

Es verdad Ruben, deberias meter alguna tia en el grupo de caballeros y otra en el grupo de los malos inventandote algo,molaria que los caballeros aunque no lo supieran hasta entonces pudiesen evolucionar y conseguir poderes mejores para derrotar a los malos
Un saludo a todos

Anónimo dijo...

~ Gabriel ¿cómo nos has encontrado? Supuse que estarías en la CUIDAD.

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^_^

PD_Eso, eso, que los caballeros Digievolucionen!! xDD Sería la hostia jaja