domingo, 9 de diciembre de 2007

Episodio LXIV

Dos en un día, esto no ha pasado nunca, eh? xD Ya tocaba terminar, y que mejor número para hacerlo que el 64, que nos recuerda al Mario 64, uno de los mejores plataformas que existen. Ya que el capítulo es demasiado corto como para comentarlo, si queréis hacer un comentario global de todo el volumen, pues mejor. Mañana, la presentación oficial del segundo volumen, con su ficha y foto correspondiente ^^

Título: Despedida

Tamaño 2'5 (como en los viejos tiempos xD)

Dedicado a: N/A



Episodio LXIV

T

odos los caballeros estaban escuchando atentamente el relato del renacido Reik, así como los demás presentes tampoco perdieron un solo detalle de aquella emocionante historia. Cuando acabó, hubo un minuto de silencio y nadie se atrevía a decir nada.

“Aunque se me impuso el convertirme en caballero para estar en libertad, dejé claro desde el principio que no tenía intención de cumplir esa obligación, por la simple razón de que fui acusado injustamente. Pensaba que al estar viajando con vosotros podría recopilar algo de información acerca de la verdadera asesina de mis dos amigos, pero lo único que he conseguido ha sido morir. No tengo nada en contra vuestra, pero mi objetivo es hacer justicia por ellos, no derrotar a ninguna organización”.

“Después de todo lo que nos has contado, no creo que ninguno de nosotros te impida proseguir tu camino en solitario – dijo Arturo – No estamos aquí obligados, hacemos esto porque queremos”.

“Comprendemos tu dolor, y nos gustaría compartir también tu lucha – dijo Gabriel – Pero has decidido hacerlo solo y debemos respetarlo”.

“Suerte, colega” dijo Jonyo.

“Espero que puedas vengar a tus amigos como yo a los míos” dijo Fidel.

“Me alegro que lo hayáis comprendido. Me voy, gracias por todo”.

El caballero del hielo se marchó volando suavemente, ofreciendo un último saludo cortés a los que hasta ahora habían sido sus compañeros.

“Se salvamos la vida y se va – dijo Jonyo – Entonces es como si estuviera muerto”.

“Bueno, hay algunas diferencias…” dijo Peter.

“Nos alegramos mucho de que al final todo haya acabado bien – dijo la princesa – Pero para nosotros, aún queda mucho por hacer. Tenemos un pueblo que desencantar, familias que reunir, y una isla que reconstruir. Os agradecemos profundamente la ayuda que nos habéis prestado. Nunca podremos estar lo suficientemente agradecidos”.

“No hay de que, vosotros también habéis sido de mucha ayuda” dijo Arturo.

“Exacto, aquí la única que ha estorbado es esa estúpida entrometida de Mir…” dijo Fidel.

“¿Decías algo, caballero?” escuchó que le interrumpían.

“¡Tú! – Exclamó – ¡¿Desde cuándo llevas ahí?!”

“Desde antes de que te dieras cuenta” dijo la chica.

“Ah… – susurró, hasta que se dio cuenta de que le estaban tomando el pelo – ¡Espera! ¡¿Qué has querido decir con eso?!”

“No te preocupes, no he venido a causar problemas, sólo quería despedirme de la princesa – le da dos besos – Y daros esto”.

Sacó una pequeña esfera morada y se la lanzó a Arturo, que la cogió al vuelo.

“Gracias” dijo al verla y darse cuenta de lo que era.

“Nada me retiene aquí ya. Hasta la próxima” y comenzó a marcharse volando.

“¡Eh! ¡Arturo! – Exclamó Fidel – ¿Es que no vamos a detenerla? Deberíamos interrogarla, seguro que sabe cosas útiles”.

“Por esta vez… la dejaremos marchar – dijo guardándose la minúscula esfera morada – Vámonos nosotros también, han sido demasiadas emociones en muy poco tiempo”.

“Que la suerte esté con vosotros” dijo Bill.

Los dos supervivientes de la estirpe de luchadores de aquel pueblo se alejaban juntos hacia su pueblo natal, llevando el cuerpo del último guerrero caído, esperando encontrarse de nuevo con sus compatriotas, para devolverles el juicio que les había sido robado.

“Una última cosa – dijo Fidel mientras les veía alejarse – ¿Con ése poder no habríamos podido resucitar a Isabel y a Verónica?”

“Por supuesto que no” dijo Arturo.

“¿No? Juraría que si alguien se sacrificaba, sí se podía”.

“Esa no es la cuestión”.

“Con todas las muertes que ha habido, no creo que una o dos más les importasen. Además, sería por una causa justa, estamos defendiendo el planeta. No tiene por que ser un civil, pero seguro que algún delincuente estilo Suso que vayan a sacrificar”.

“Parece que no lo entiendes – dijo Peter – Esa técnica viola la ley natural de las cosas. Debería estar prohibida. Ellos han tratado de mantener el secreto porque lo sabían, y aún así, fíjate todo lo que les ha pasado. Mejor será que las mujeres se guarden ese secreto para sí mismas, ahora que son las únicas que lo conocen, y que el secreto muera con ellas”.

“Aún así…”

“Dime, ¿crees que Isabel o Verónica podrían mirarnos a la cara sabiendo que ha tenido que morir una persona para devolverles la vida?” preguntó Jonyo.

“Supongo que no… pero es una pena – comentaba mientas caminaban hacia la cueva donde tenían el barco – Podríamos haberlas visto de nuevo”.

“No, aunque hubiéramos encontrado alguien dispuesto a sacrificarse, tampoco podríamos haberlas resucitado” dijo Gabriel.

“¿Cómo que no?”

“¿Es que no lo recuerdas? La princesa dijo que para que surtiera efecto, el cuerpo debía estar en perfectas condiciones. Isabel y Verónica murieron hace tiempo, y ya deben estar bastante descompuestas, ¿te imaginas su esqueleto andando por ahí?”

“Ah, cierto, no había caído”.

Cuando llevaban un rato caminando, Jonyo se detuvo de repente.

“¡Se nos ha olvidado lo más importante!”

“¡¿El qué?!” preguntaron todos preocupados.

“¿Quién va a cocinar ahora?”

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya me deja mandar mensajes, menos mal. No se este último capítulo me ha dejado sin palabras :|.. se va... así sin más??? Tan rápido desaparece un personaje??? Espero que pase algo porque si no... madre mía...

Anónimo dijo...

jeje bueno aunque corto evidentemente,es una pena que termine porque hasta dentro de un tiempo no volveras a escribir pero bueno espero con impaciencia la siguiente saga y que sea = o mejor que esta, aunque este complicado
“Se salvamos la vida y se va – dijo Jonyo(le salvamos)
pero es una pena – comentaba mientas caminaban (mientras)
Un saludo a todos

Hilda dijo...

Te deseo unas estupendas navidades.