jueves, 18 de octubre de 2012

Episodio CXLIV

Para escribir este capítulo he tenido que leerme Dai no Daibouken entera, medio Shaman King, un trozo de Kenshin, un trozo de 666 Satan, verme más de un combate de Dragon Ball Z, y por supuesto, revisar volumenes anteriores de Los Caballeros para asegurarme del correcto uso de las técnicas ya mostradas. Por eso he tardado más de lo previsto. Pero bueno, el capítulo ha quedado jodidamente perfecto, que eso es lo que importa. 

Se supone que es un especial aniversario, porque como recordareis, para el primer especial aniversario tocó el capítulo 24 (Peter vs Jose) y para el segundo también casualmente el 48 (Miss Jewel vs Los Caballeros) y desde entonces se hacen cada 24 capítulos por el hecho de que no he vuelto a ser capaz de hacer 24 capítulos al año y habría sido uno cada 13 o así, y no era plan de batir récords cada tampoco (por eso decía que era un timo xD). Misteriosamente hemos tenido la suerte de que ha cuadrado el múltiplo de 24 con eventos interesantes como la última vez el 120 (Arturo vs Lardo) o este 144 (Arturo vs Fidel), así que ha sido mucho más agradable escribirlos para batir el récord. Sin embargo, hoy es un día triste porque debo decir que, a pesar de que este capítulo supera las 22 páginas del anterior especial aniversario, el 120, hay un capítulo posterior que sin ser especial aniversario tiene casi 35 páginas, el 122, el último de los pasados, y cuando yo llevaba 26 páginas de este capítulo ya había utilizado todas las ideas que tenía en mente, así que había dos opciones, cerrarlo o meter 10 páginas de relleno de hostias sólo para superar el tamaño del capítulo del pasado del caballero de la rosa. Si hubieran sido dos o tres pues vale, pero diez no iba a meter,  se habría notado que eran de relleno y habría degradado la calidad del episodio, así que este capítulo no bate el récord de más largo que ninguno de los anteriores, se queda en segundo lugar.

Aprovecho para anunciar que todos los miembros de Los Caballeros invitado a la fiesta han confirmado su asistencia. Jonyo, Reik, Gabriel, Wancho, Peter, Suso y Bill estarán allí ;)

Disfrutadlo, que puede que no lleguemos al siguiente múltiplo de 24!!

Título: Arturo vs Fidel

Tamaño: 29


Episodio CXLIV
C
uando Arturo vio acercarse a su amigo a toda velocidad, envuelto en un aura blanca y en posición para dar su primer golpe, se preparó para la ofensiva. Cargó energía rápidamente y un aura amarilla le envolvió al instante. Después se colocó en posición y esperó a que llegara el ataque.

“No quiero que este combate me debilite y que luego no esté plenamente en forma para luchar contra El Señor Oscuro, Mesa, o cualquiera de los otros – le dijo – Así que voy a luchar con todas mis fuerzas para acabar con esto rápido”.

Fidel no le hizo caso y empezó su ofensiva, con un puñetazo directo al rostro de su adversario, que apenas pudo esquivar moviendo la cabeza de un acto reflejo, sin poder evitar mostrar su cara de asombro ante la velocidad del caballero de la tierra. Un segundo golpe se acercaba con la otra mano, y Arturo pudo evitarlo con mayor facilidad. Sin embargo, Fidel continuaba atacando, y a partir del tercer puñetazo, el caballero del fuego no fue capaz de seguir esquivando sus ataques, viéndose obligado a bloquear los golpes con el antebrazo, alternándolo con agachar la cabeza como maniobra evasiva de vez en cuando.

El caballero de la tierra, viendo que su oleada de puñetazos, aunque obligaba a su compañero a dar lo mejor de sí para enfrentarla, no lograba los efectos que él quería, cambió de táctica y propinó un rodillazo en el estómago a Arturo, que impacto con tanta violencia que el caballero del fuego encorvó su cuerpo por el dolor, momento que aprovechó Fidel para rematarlo con un codazo en la espalda, que además de enderezarle el cuerpo, le lanzó contra el suelo.

El caballero del fuego consiguió no estrellarse, aunque tampoco aterrizó de pie. Se quedó a cuatro patas, retorciéndose de dolor. Escuchó un ruido, giró la cabeza y vio la pierna de Fidel aproximándose a su espalda a toda velocidad, así que tuvo que huir hacia el cielo para no ser aplastado de nuevo. El caballero de la tierra no pudo detener el ataque y terminó clavando su pierna en el suelo, abriendo la tierra de alrededor, que se levantó dejando toda el área de alrededor llena de roca y polvo y a Fidel semienterrado por su propio ataque.

Para salir de ahí, el caballero de la tierra tuvo que cargar energía un par de segundos, y salió disparado hacia el cielo, persiguiendo a su objetivo. Ya en el aire, y como antes le había funcionado tan bien lo del rodillazo, probó a atacar de la misma forma, pero esta vez el caballero del fuego estaba prevenido y lo bloqueó con su propia rodilla, generando un violento choque que echó a los dos para atrás.

“¿Qué pasa? – le vaciló Fidel –  Creía que ibas a acabar con esto rápido”.

“¡Y lo haré!” contestó el caballero del fuego.

Inmediatamente volvieron a lanzarse el uno contra el otro, cada uno con el puño al frente, mostrando claramente sus intenciones. Ambos detuvieron el ataque del contrario con la mano que les quedaba libre, agarrando con fuerza el puño del otro, y quedándose sujetos en un forcejeo del que no podían salir.

Al tener las manos ocupadas, no les quedó otro remedio que utilizar las piernas, y empezaron a atacarse mutuamente a rodillazos al mismo tiempo, consiguiendo únicamente que sus piernas chocaran una y otra vez, hasta que Fidel se cansó y cambió de táctica, propinando un cabezazo al caballero del fuego. El impacto acabó con el forcejeo, haciendo retroceder unos metros al caballero, que se llevó las manos a la cabeza del dolor. Fidel no perdió el tiempo y se lanzó volando a darle una serie de puñetazos en el estómago.

Arturo recibió varios de ellos sin poder evitarlo. Fidel le golpeaba cada vez con una mano, hasta que el caballero del fuego reaccionó y detuvo sus dos puños con sus propias manos. Para evitar un nuevo forcejeo, Arturo rápidamente subió la pierna y le dio un rodillazo en la barbilla, le soltó y le dio una contundente patada en el cuello, enviándolo directo contra una montaña.

El cuerpo del caballero de la tierra impactó de espaldas contra la pared de roca, y quedó encajado, igual que en su entrenamiento con Shawn, pero no iba a dejar que ocurriera lo mismo que aquella vez, así que liberó su energía alrededor y desintegró todas las rocas que lo apresaban, dejando un boquete de varios metros en la pared de la montaña.

Habían llegado a un punto muerto. Fidel había demostrado que podía enfrentarse a su compañero en igualdad de condiciones, y Arturo que sus palabras iban totalmente en serio. Después de que Fidel se liberase, los dos se aproximaron levitando el uno al otro, lentamente, mientras cargaban energía envueltos en sus auras. Al acercarse lo suficiente, las auras se juntaron en una sola que envolvía a los dos caballeros, que siguieron subiendo la intensidad de sus energías hasta que finalmente estallaron de nuevo en el enfrentamiento en que los dos acertaban y recibían golpes del otro.

De un acto reflejo, los dos llevaron el puño hacia delante y se dieron un puñetazo en puñetazo en la cara, quedando, durante unos instantes, sus puños encajados en la mandíbula del otro. De nuevo, fue Fidel quien reaccionó más rápido, retiró el brazo de Arturo de un manotazo y volvió a asestarle una serie de puñetazos en el estómago. Entonces recordó el poco efecto que habían tenido antes, y para potenciar sus golpes, hizo que su aura blanca le envolviese, maximizando su ataque.

Aquellos golpes seguían sin satisfacer las ansias de destrucción del caballero de la tierra, así que dejó a un lado los brazos y pasó a las piernas. Primero le propinó un rodillazo en el cuello para atontarle y que siguiera sin poder defenderse. Eso hizo que involuntariamente, Arturo encorvara un poco su cuerpo, así que Fidel volvió a agradecérselo con otro rodillazo en el estómago, y un codazo en la nuca de regalo. Arturo quedó conmocionado unos segundos por el exceso de impactos en la cabeza. El caballero de la tierra aprovechó la situación y dejó caer su cuerpo al vació.

Mientras Arturo caía, Fidel cargó una onda de energía en cada mano, y se lanzó en picado contra su cuerpo con los dos brazos al frente. Los puños de Fidel, envueltos en ondas de energía, impactaron contra la espalda del caballero, pero liberó las ondas en ese momento, sino que arrastró a Arturo hasta estrellarlo contra el suelo. El choque creó un agujero en el suelo por el que penetraron ambos caballeros, y ya en el interior de la corteza terrestre, cuando Fidel vio que se iba frenando cada vez más, liberó las ondas de energía en el subsuelo.

En la superficie, la tierra se levantó, al no poder contener la explosión. Varias columnas de energía surgieron desde el interior de la tierra, y una gran columna de fuego y humo salió por el agujero que habían creado los caballeros al estrellarse. Poco después, una figura emergió de ese mismo agujero.

Camuflado entre el humo, Fidel caminaba tranquilamente, de camino al barco, convencido de su victoria al ver el estado de la zona. Sin embargo, su rostro no reflejaba alegría alguna, más bien parecía decepcionado.

“Tanto rollo para esto… Parece que lo único que tenías grande era la boca, Arturo” murmuró mientras echaba un escupitajo.

“¿Dónde crees que vas?”

El caballero del fuego salió también del interior de la corteza terrestre, justo delante de su compañero, abriéndose paso a través de la tierra con el puño alzado. El combate estaba empezando a pasarle factura, tenía rasguños y magulladuras por una gran parte del cuerpo, su ropa estaba medio desgarrada, en especial el pantalón, que tenía un agujero en la rodilla, dejándola completamente visible. Un hilo de sangre salía del extremo derecho de su boca, y empezaba a jadear.

“Nunca imaginé que pudieras ser tan pesado, Arturo”.

En el barco, el resto de caballeros, Peter, y Shinkan Mario seguían la batalla desde muy lejos. Prácticamente era imposible distinguirlo a simple vista, así que, a parte de seguirlo por la energía de los dos caballeros, Jonyo lo iba relatando con todo detalle, gracias a los impulsos eléctricos de Arturo y Fidel al moverse; sobre todo para Peter y Shinkan Mario, que no tenían la habilidad de sentir la energía con precisión.

“El combate es de una violencia inaudita” comentó el caballero del rayo mientras lo visualizaba todo en su mente.

“Se van a matar el uno al otro” opinó Shinkan.

“¿En serio vamos a quedarnos aquí sin hacer nada? – Saltó Peter – Vamos de camino a nuestra batalla final, no podemos permitirnos estas tonterías. No creo que muera ninguno, pero, ¿Y si simplemente uno queda tan debilitado que no puede luchar? Se convertiría en una carga y además podrían matarlo con facilidad. Si es Fidel, seguro que el Caballero Negro aprovecha para venir a robarle sus poderes y haremos a un enemigo ya bastante poderoso todavía más fuerte”.

“No podemos hacer nada – dijo Gabriel – Arturo nos ha pedido que no intervengamos como un favor personal, y hemos dado nuestra palabra de caballeros. Debemos quedarnos aquí y esperar al vencedor”.

“Ya, que risa – insistió el Presidente – Pero curiosamente esto lo ha generado una mentira de Arturo a Fidel, que le había prometido dejarle en paz y en vez de eso le tiende esta emboscada. Mira como cumple él con su palabra de caballero, ¿por qué no podemos hacer lo mismo?”

“Porque tú no eres él – le dijo Jonyo – Justificar tus actos con las acciones de los demás genera un círculo vicioso del que, desgraciadamente, sólo se sale con enfrentamientos, dolor y muerte. Si Arturo ha mentido a Fidel, es problema suyo, y si alguien tiene que molestarse por ello es Fidel, y no nosotros. A nosotros se nos ha pedido permanecer aquí, y yo, por lo menos, lo pienso cumplir, independientemente de lo que haga el resto”.

“Bueno, pues yo no. Dejadme pasar, voy a ver si les convenzo para que acaben con esta pelea absurda”.

“¡¡Quieto ahí!!” Escuchó de repente.

El filo de una espada apareció acariciando su cuello, y Peter se quedó paralizado del miedo. Subió la mirada y descubrió que quien le había cortado el paso de aquella manera tan radical era el caballero del hielo.

“¡¿Qué haces?! ¡Déjame pasar!”

“Ni lo sueñes. De aquí no pasa nadie. Dime una cosa, cuando estés ahí fuera, ¿qué crees que vas a poder hacer?”

“Emmmm…”

“Lo que imaginaba. Mira, esos dos por fin se han sincerado el uno con el otro y luchan por lo que consideran justo. Hasta ahora, su relación no era más que una mentira tras otra, camuflada por la estúpida idea de que hay respetar las decisiones de aquellos que aprecias, aunque no estés de acuerdo con ellas. Pero ahora, la verdad les ha hecho libres, y aunque tengan que enfrentarse el uno al otro para limar sus asperezas, pase lo que pase, siempre será mejor a que se sigan engañando. Así que calla y observa. Que al final, va a resultar hasta divertido el haber venido con vosotros otra vez, ¡wajajaja!” se rió de forma salvaje.

El combate continuaba en medio del yermo de Narshe. Ahora, el caballero del fuego había tomado la iniciativa y presionaba a Fidel con una serie de fuertes puñetazos. El caballero de la tierra, observando cuidadosamente los movimientos de su adversario, iba bloqueando los golpes con la palma de la mano, hasta que cometió un descuido y dejó una abertura en su defensa. En ese momento, Arturo cambió de táctica y le clavó la pierna en el estómago.

Sonrió, y después intentó rematarlo con un puñetazo, pero el caballero de la tierra se desvaneció un segundo antes del impacto y apareció por detrás. Arturo sintió su energía y se dio la vuelta para continuar el encuentro. Al hacerlo, se encontró con las manos de su adversario extendidas, casi posándolas en su pecho, con una onda de energía cargada. Esperó un instante para que todo fuera más dramático, y acto seguido disparó la onda, que arrastró al caballero del fuego hasta unas rocas, donde se estrelló y estalló.

Fidel se quedó en el cielo, observando, hasta que se disipó la nube de polvo que había dejado tras de sí la explosión. Entonces, descubrió el agujero que había dejado la onda en las rocas al impactar, oscuro y profundo, no podía ver a Arturo al fondo. En vez de eso, de pronto vio una luz que se aproximaba hacia él. La luz iluminó el agujero, y Fidel pudo distinguir al caballero del fuego en lo más profundo, que había lanzado una onda contra él. Fidel respondió rápidamente con el mismo método, y al chocar mutuamente, ninguna de las dos pudo vencer a la otra, y se detenían mutuamente en un forcejeo energético con forma de esfera.

A pesar de que los dos caballeros enviaban energía desde una sola mano a través de un canal más bien estrecho, la esfera formada por las dos ondas ya enfrentadas tenía varios metros de diámetro. Ninguno de los dos podía permitirse perder, y aumentaron la cantidad de energía rápidamente, doblando el tamaño de la onda. El caballero del fuego levitaba desde el interior del agujero hacia fuera, reduciendo la distancia de envío de energía y aumentando con ello el poder de su ataque levemente. Fidel lo notó desde el otro lado y empezó a acercarse él también para poder mantener el choque igualado. Sin embargo, los dos se iban acercando más y más, y la energía acumulada se hacía cada vez más grande, aumentando no solo el tamaño de las ondas enfrentadas, sino también su inestabilidad. Cuando estuvieron los dos prácticamente delante del choque de ondas, la energía fluía desde sus cuerpos tan rápidamente que no eran capaces de controlarla. El equilibrio se rompió, y se produjo una explosión que arrastró a los dos caballeros, separándolos nuevamente.

El paisaje quedo asolado y repleto de destrucción. Los pocos árboles que había estaban partidos y medio sepultados por escombros, y todas las montañas de alrededor vieron reducido su tamaño a la mitad. El caballero del fuego apareció colgando del borde de una de esas montañas, agarrado con una mano como buenamente podía, y aprovechaba esos pocos minutos que le había dado la explosión para descansar.

“Ufff… ¡Que fuerza! Fidel ha aumentado mucho su poder. Voy a tener que emplearme a fondo si quiero ganar esta pelea”.

De pronto sintió que le levantaban. Fidel le había agarrado del brazo y tirado de él hacia arriba. Cuando se miraron, el caballero del fuego se quedó sorprendido. Su compañero había sido azotado por la explosión igual que él, tenía varios golpes y arañazos por varias partes del cuerpo, su ropa tenía ya algunos agujeros y pequeños cortes, y sangraba por una ceja y por un poco por la boca. Sin embargo, el caballero de la tierra sonreía sinceramente, estaba contento en aquel momento. No, Arturo sabía que era más que eso, él estaba feliz. Feliz de librar ese combate, de poder olvidar todos sus problemas y preocupaciones por un día, y poder centrarse en un combate con su mejor amigo. Fidel sabía que esa era la última vez que se verían, independientemente del resultado del combate, así que, aunque no iba a decirlo, también estaba tratando de disfrutar del poco que tiempo que le quedaba con Arturo.

La sonrisa desapareció de su cara en cuanto retomó el combate. Como tenía a Arturo agarrado, le lanzó contra la pared de una montaña rocosa y su cuerpo quedo encajado en un agujero con la forma de su silueta que se creó al impactar. No obstante, Arturo podía salir con facilidad, así que antes de que lo hiciera, el caballero de la tierra utilizó le poder de su elemento para que las rocas atraparan los brazos y las piernas de Arturo, impidiéndole salir. De esta manera, tan sólo su torso y su cabeza sobresalían de la roca, y el resto del cuerpo estaba apresado en el interior de la roca. Con su adversario inmovilizado, Fidel se fue acercando lentamente.

“¿Qué? – repitió – ¿No ibas a acabar con esto rápido?”

“Eso es lo que estoy intentando” le dijo mientras luchaba por librarse de su pétrea prisión.

“¿De esta forma?” dijo y aprovechó que estaba inmovilizado para darle un rodillazo en el estómago.

El golpe ahogó la respiración de Arturo y le impidió gritar. Su cuerpo también le pedía retorcerse, pero Fidel le tenía bien sujeto. Tan sólo pudo esperar a que Fidel continuase atacándole, alternando puñetazos y patadas en su cabeza y en su cuerpo, haciéndole escupir sangre varias veces.

“Aún no… – Fidel detuvo unos instantes su ofensiva para recuperar el aliento – ¡Aún no es suficiente! ¡¡Te haré pedazos!!”

Fidel levantó la mano para atacar de nuevo, pero ya era demasiado tarde. El caballero del fuego había aprovechado esos escasos segundos para acumular energía, y ahora, rodeado de nuevo por un aura amarilla, había reunido fuerzas suficientes para liberarse.

Fue capaz de sacar los pies de la roca sin demasiados problemas, sin embargo, no ocurrió lo mismo con los brazos. La roca le sometía a tal presión que al hacer fuerza, la propia roca se agrietó y rompió, sacando los dos brazos todavía envueltos en la piedra, como si de una armadura se tratase.

El caballero de la tierra se quedo conmocionado unos segundos, momento que Arturo aprovechó para atacar. Asestó un derechazo a Fidel en la cara, con el pedazo de roca que rodeaba su brazo, y al impactar reventó en un centenar de pedazos. Sin perder un instante, hizo lo mismo con el otro brazo, propinándole un fuerte golpe con su propio elemento que lo arrojó por los aires.

El cuerpo del caballero de la tierra volaba montaña abajo con los trozos de piedra que envolvían los brazos de su adversario alrededor. Arturo, ya con los dos brazos liberados, salió volando tras él y le devolvió todos los golpes que le había dado mientras estaba apresado. Tras varios puñetazos seguidos, le agarró de la cabeza con  las dos manos, se la echó hacia abajo a la vez que subía la pierna y le dio un rodillazo en la cara. Un chorro de sangre brotó de la nariz del caballero de la tierra. Instintivamente, Fidel se llevó las manos a la cabeza, quedando a merced de su adversario, que lo remató con una patada en la cabeza, lanzándolo contra una montaña a tal velocidad que atravesó la pared y llegó hasta una gruta escondida en el interior de la misma.

Arturo salió volando detrás de él. Entró por el agujero del impacto, buscando a su adversario en el interior para continuar el enfrentamiento, pero todo estaba oscuro, no podía encontrarle. Levitó hasta posarse en la única zona iluminada que había en el lugar, gracias a la escasa luz que entraba por el agujero que comunicaba con el exterior. Observó un poco la cueva a su alrededor. Había columnas, estalactitas y estalagmitas en gran parte del lugar. De vez en cuando se oían caer gotas de agua desde algunas de ellas, a pesar de que el exterior era un auténtico yermo. El caballero cerró los ojos y trató de localizar la energía de su compañero.

“¿Dónde está?” pensó.

De pronto escuchó un ruido. Fidel había tocado una piedra suelta y la hizo caer sin querer. Arturo le localizó enseguida y salió volando directamente hacia él, pero ya era demasiado tarde.

“¡¡Desaparece!!” exclamó el caballero de la tierra y posó su mano sobre la pared de la gruta.

Al hacerlo, todas las estalactitas y estalagmitas de la cueva empezaron a crecer, a la vez que se afilaba su punta, volviéndose pinchos de piedra que rodearon al caballero, acorralándole desde todas direcciones. En primer lugar, Arturo liberó su energía e hizo polvo las rocas que se acercaron, pero continuaron viniendo más y el caballero sabía que no podía seguir así eternamente.

“Vienen ataques desde tocas direcciones, no hay un solo hueco, así que no me merece la pena intentar volver a salir por donde he entrado – pensó – ¡¡Crearé mi propia salida!! ¡¡God of Phoenix!!”

El caballero del fuego saltó con los dos brazos extendidos, simulando a un ave, y envolvió completamente su cuerpo con llamas, creando la forma de un fénix. Con ayuda del fuego, se abrió pasó a través de las estalactitas y atravesó el techo de la gruta, llegando finalmente al cielo.

“Así que ya has empezado con tus fueguecitos – le dijo Fidel, que también había salido ya al exterior – Pero usarlos para defenderte no es propio de ti. Tu atributo es la fuerza, tienes que atacar, quemar, destruir, matar… Vamos, todavía no has desecho la técnica, ¡úsala para atacarme a mí!”

No se lo pensó dos veces. En efecto, Arturo aún no había desecho todavía el God of Phoenix tras salir de la gruta, así que cargó directamente contra Fidel. La cabeza del ave de fuego engulló al caballero de la tierra de tal forma que parecía que se lo había comido. Envuelto en llamas, Fidel fue arrastrado sin poder hacer nada hasta el suelo, donde la técnica estalló, liberando una deflagración que abrasó el cuerpo del caballero de la tierra, y que además provocó que una montaña rocosa próxima se derrumbara sobre él. Arturo salió del interior del God of Phoenix en el último momento, y sólo le dio tiempo a ver la silueta de su compañero desvaneciéndose entre las llamas.

“¡No! – se lamentaba mientras el fuego se extinguía, dando paso a una nube de humo – Por entrar en su juego he hecho un ataque demasiado fuerte y le he matado... Quería evitar que Mesa le asesinase y al final yo he hecho su papel. Jamás podré perdonarme a mí mismo...”

“¿Qué cojones estás diciendo?” escuchó.

El humo se disipaba lentamente, dejando ver el cúmulo de escombros que habían quedado tras el derrumbamiento. Una mano apareció de repente entre las rocas, abriéndose paso poco a poco. Finalmente, Fidel salió de entre los escombros con varios hilos de vapor brotando alrededor de su cuerpo y unas cuantas quemaduras leves.

“Estás vivo...”

“Por el tono de tu voz, diría que te sorprendes, y no sé por qué. Yo soy Fidel, el caballero de la tierra, y mi atributo es la resistencia. Así que da igual que seas más fuerte que yo, no importa cuantas veces me derribes, porque me levantaré una y otra vez, y después me seguiré levantado, para aplastarte, hasta que caigas desfallecido”.

“¿Es eso lo único que te importa? ¿Destruir? ¿Sin pararte a pensar siquiera contra lo que te estás enfrentando? ¡¿En esa clase de persona te has convertido?!”

“¡¡Cállate!! ¡¡No me des la charla!! ¡La vida es así! Cuando avanzas, siempre es a costa de otro. Si te dan una plaza en la universidad, al otro lado se la están negando a una persona que puede que estudie más que tú. Cuando consigues un trabajo, a la vez lo está perdiendo una persona que puede que lo haga mejor que tú. Si consigues a una chica, puede haber alguien que la quiera más que tú y nunca podrá estar con ella. ¡Y así con todo! ¡Siempre! Cada vez que das un paso en el campo pisas una planta, matas a un bicho o cortas una flor... ¡El camino de la vida es la destrucción! La única diferencia es que yo ya lo sé y sé que es inevitable, por eso no me importa lo que pase una vez consume mi venganza, si no lo hago yo lo hará otro y entonces habré perdido mi oportunidad para siempre”.

“Existen los que quieren hacer daño, en eso tienes razón, pero también están los que quieren curar heridas. ¿Cómo puedes tratar tan mal algo que significa tanto para ellos?”

“¿Crees que me gusta esta situación? ¿Estar en una isla perdida luchando con mi mejor amigo, porque no es capaz de respetar mis decisiones? Sé perfectamente cuales son tus intenciones, que solo tratas de protegerme y de que siga con vida, sé que Mesa todavía es más fuerte que yo y que si me enfrento a él es muy probable que muera. Pero dime una cosa, ¿qué prefieres? ¿Una vida larga y apacible haciendo todo lo que te dicen los demás, y dejando pasar todo aquello que puedes hacer por miedo a las consecuencias, o una vida más corta, pero siguiendo tu propio camino, libre de arrepentimientos?”

Arturo no contestó.

“Ya me imaginaba... Parece que empiezas a entenderlo, así que si todavía me tienes aunque sea un poco de respeto y de aprecio, pon fin a esta estúpida lucha antes de que nos matemos el uno al otro y perdamos los dos”.

“Sí... Ahora lo entiendo... Entiendo que este combate no es un duelo de poder, sino una batalla de determinación. Comprendo tus palabras perfectamente, y te contesto con ellas mismas. Si tú has seguido ese camino con tanta determinación, ¿por qué habría yo de abandonar el mío entonces? Me estaría traicionando yo a mí mismo por haber desperdiciado la oportunidad de salvarte. El destino de ambos se decidirá en esta isla, ¡cuando yo gane este combate!”

Al escuchar esas palabras, el caballero de la tierra se puso en posición para continuar el combate, esperando la ofensiva de su compañero.

“Si quieres destrucción, déjame corresponderte – extendió el dedo índice y una pequeña llama azul apareció en la punta – Con la versión de fuego azul de mi God of Phoenix, ¡Fenix Imperator!”

Arturo hizo un movimiento horizontal con el dedo en el que había encendido la llama, y una estela de fuego azul se quedó en el aire tras el movimiento. Después, extendió la mano en frente de la hilera de fuego y le insuflo energía para que tomase la forma de un ave, ahora sin necesidad de estar él en su interior.

“No creas que podrás salir indemne de este ataque como de la versión de fuego normal. Si te alcanza, te aniquilará, ¡¡haaaaaa!!” gritó un instante antes de enviarla hacia su objetivo.

“Es una lástima, Arturo – pensó Fidel mientras veía acercarse el ave de fuego azul – Esta era tu última oportunidad. Ahora, nada ni nadie... ¡podrá salvarte!”

Fidel saltó para evitar el ataque, que se estrelló contra una montaña, pero a pesar de ser sólo fuego, atravesó la montaña y salió por el otro lado, dejando un enorme boquete a su paso. Después, continuó avanzando por el cielo hasta que perdió su energía y se desvaneció por sí misma.

“Arturo tiene razón… Si me alcanza uno de esos tendré problemas…”

Los dos caballeros salieron volando el uno contra el otro y se produjo un nuevo intercambio de golpes en el que los daban y recibían. El cansancio empezaba a hacerse notar en ambos combatientes, que empezaron a cometer errores de principiantes. Arturo iba tan directo hacia Fidel que se le olvidó cubrirse adecuadamente, y en vez de atacar se llevo un puñetazo en la boca que le tiró para atrás. Inmediatamente, Fidel fue tras él para rematarle con una patada, pero le ocurrió lo mismo, y el caballero del fuego pudo contrarrestar su ofensiva propinándole un derechazo en la mejilla.

Los dos aprendieron la lección, y de una ofensiva sin control pasaron a una defensa absoluta. Empezaron a intercambiarse golpes, pero ahora ninguno de los dos daba en el blanco. Arturo bloqueaba las patadas que le enviaba Fidel con el antebrazo, y Fidel los puñetazos de Arturo con la palma de la mano. La fuerza de cada ataque era tan grande, que la onda expansiva que generaba el impacto al ser bloqueados hacia reventar en mil pedazos las rocas cercanas.

Después de haber probado ambos extremos tácticos y que ninguno funcionase, los dos regresaron a un punto intermedio en el que daban y recibían golpes en la misma medida, sin reducir la fuerza con la que realizaban cada golpe. El caballero del fuego atacó con un rodillazo directo a la cara de Fidel, que consiguió cubrirse con la muñeca. Sin embargo, eso no impidió que la montaña que había atrás se derrumbara por la onda expansiva. El caballero de la tierra contratacó entonces con un puñetazo directo a la cabeza de su adversario, que escapó volando hacia el cielo, pero a pesar de terminar dando un puñetazo al aire, dos montañas que había a los lados se hicieron pedazos.

En vez de salir volando tras él, Fidel desapareció y reapareció detrás del caballero del fuego, para sorprenderle con una patada en la nuca. Arturo detectó su energía detrás de él, se giró y vio la pierna de su compañero acercándose peligrosamente, y tan sólo le dio tiempo a evitar el golpe echándose hacia atrás. Aprovechó entonces para devolverle el ataque con un codazo en la cabeza, que precipitó a Fidel hacia abajo.

El caballero de la tierra controló la caída, dio una voltereta en el aire antes de llegar al suelo y consiguió así aterrizar de pie y sin daños. Arturo también regresó a tierra, pero en cuanto sus pies tocaron el suelo, Fidel le lanzó una onda, y tuvo que volver a escapar al cielo de un salto. La onda impactó contra la montaña que había detrás, haciéndola añicos. El caballero de la tierra había previsto el movimiento de su adversario, y antes de que el humo de la explosión de la onda se disipase, ya podían verse sus siluetas enfrentadas, luchando entre la nube de polvo.

Una patada de Arturo creó una corriente de viento que disipó parte de la nube de polvo y permitir que fueran visibles de nuevo, y un puñetazo de Fidel bastó para terminar de eliminarla por completo. El golpe hizo que el cuerpo de Arturo se diera la vuelta, y Fidel pudo darle un segundo puñetazo en la espalda, lanzándole directamente contra una roca enorme que había al fondo. El impacto no fue suficiente para hacer añicos la roca, pero sí para romperla en unos cuantos pedazos enormes que cayeron sobre el caballero del fuego. A pesar de todo, unas simples rocas no fueron suficientes para retenerle, y a los pocos segundos surgió volando a través del polvo del derrumbamiento.

Fidel salió volando persiguiéndole, pero mientras le alcanzaba lanzó dos bolas de energía contra él. El caballero esquivó la primera moviéndose hacia un lado, pero con la segunda sacó su espada, cortó la bola por la mitad, y los dos pedazos resultantes se fueron cada uno hacia un lado, estallando unos segundos después.

“Eso ha sido… ¡Corte de Mar!” pensó Fidel.

El humo de las dos pequeñas explosiones envolvía al caballero del fuego parcialmente, ocasión que Fidel aprovechó para acercarse, y atontar a su adversario con un rotundo rodillazo en el esternón, que cortó la respiración del caballero durante varios segundos. Después le abrazó por detrás, sujetándole por el cuello con el brazo y se lanzó en picado contra el suelo junto a su oponente.

Arturo todavía tenía que preocuparse por respirar, así que Fidel no se encontró con ninguna resistencia. Continuó cayendo y cayendo, cada vez a más velocidad, y en el último instante dejó que el cuerpo del caballero del fuego se estrellara contra el suelo.

El impacto le abrió una brecha en la frente, pero por lo demás no fue muy traumático. Sin embargo, los sucesivos ataques del caballero de la tierra todavía le estaban pasando factura, respiraba con dificultad, y empezaba a sufrir calambres esporádicos en los brazos. Intentó levantarse, pero no fue capaz y terminó de rodillas, resintiéndose.

Fidel no mostró ninguna piedad al verle así. Aprovechando que estaba en el aire, bajo volando a ras de tierra hasta estar a la altura de Arturo, y utilizando la velocidad del vuelo a su favor, se estrelló de cabeza contra su adversario, asestándole un fuerte golpe en la cara, que lo lanzó unos pocos metros por los aires. Sin embargo, al caer al suelo todavía llevaba mucha velocidad, y continuó derrapando sobre la tierra un poco más.

Antes de que se detuviera, Fidel le lanzó una onda de energía, pero la suerte del caballero de la tierra ya había terminado. Arturo ya se había recuperado del golpe de antes y respiraba con normalidad. Un instante antes de que la onda le alcanzase, apoyó la palma de la mano en el suelo y se impulsó hacia un lado, librándose de la explosión.

Fidel tenía todavía los brazos extendidos de disparar la primera onda. Echó un vistazo por la zona de la explosión y descubrió al caballero del fuego sobresaliendo levemente detrás de una roca, tratando de ocultarse para recuperar un poco el aliento.

“¡Ahí estás!” exclamó Fidel y volvió a disparar una nueva onda de energía contra él.

El ataque impactó en la roca, reventándola y anulando toda visibilidad. Fidel supuso que el ataque apenas habría hecho daño a Arturo, así que salió corriendo, desenvainando su espada, para rematarle. Cuando llegó, el humo ya se había disipado casi por completo, y descubrió que en aquel lugar ya no había nadie.

“¡Fidel!” escuchó desde detrás.

El caballero de la tierra se giró instintivamente, y se encontró con su adversario, espada en mano, preparado para atacar. Arturo realizó un corte vertical de abajo a arriba, que elevó el cuerpo Fidel en el aire. Después saltó, dio una voltereta en el aire y con el impulso de la caída continuó su ofensiva con otro corte vertical, esta vez de arriba abajo. Fidel cayó al suelo, y Arturo envió una estocada directa a la cabeza de Fidel, quien cerró los ojos al ver que todo terminaba.

Un instante después, se escuchó el sonido la espada clavándose en algo. Pasaron unos segundos, y Fidel no sentía nada, así que abrió los ojos, y pudo ver la hoja de la espada de Arturo, clavada en la tierra, muy cerca de su cabeza.

“Podrías haber terminado el combate con este ataque, ¿por qué no lo hiciste?”

“Yo no quiero matarte, con derrotarte es suficiente. Las heridas que acabo de hacerte con mi espada junto a tu debilitamiento acumulado durante el combate han sido suficientes para hacerte caer. Continuar sólo empeoraría las cosas. Ahora, voy a activar el miryoku de Peter rompiéndolo y cuando los pedazos caigan sobre ti se formará la barrera que te dejará encerrado”.

“Otra vez… ¡Otra vez burlándote de mí! – Gritó el caballero de la tierra – ¡Guárdate tu compasión para quien la quiera! ¡Todavía no estoy acabado!”

Aunque todavía estaba tumbado en el suelo, no tuvo problemas en asestar un puñetazo en el estómago a su compañero debido a la escasa distancia que los separaba. Después, se levantó y terminó de quitárselo de en medio con una patada en las costillas. Finalmente, empezó a acumular energía. Un aura blanca le rodeaba, y las piedras que había alrededor se levantaron y comenzaron a flotar a su alrededor.

“No lo entiendo… – reflexionaba Arturo, todavía medio tirado por los suelos – ¿De dónde saca tanta fuerza? Después de todo el tiempo que llevamos combatiendo, no sólo sigue con energía para continuar, sino que incluso parece que está aumentándola – entonces se fijó en las piedras que flotaban a su alrededor – No será… ¿No será la tierra? El estar rodeado de su propio elemento, es lo que le da las fuerzas para continuar indefinidamente. Mierda… No conté con eso cuando elegí este lugar para el combate, y ahora estoy en desventaja. Si tan sólo pudiera encontrar algo de fuego por aquí, igualaría un poco las cosas… Pero… ¿Dónde?”

El caballero del fuego tuvo que interrumpir sus pensamientos al ver a Fidel corriendo hacia él con la espada alzada.

“Tendré que dejarlo para más tarde… Ahora estoy aquí, aunque esté en desventaja, y si quiero ganar, debo dar lo máximo”.

Fidel empezó a dar espadazos a su compañero a diestro y siniestro, sin un objetivo ni patrón claro, lo cual dificultaba a Arturo evitarlos, viéndose obligado a retroceder con cada golpe para estar seguro de que no le alcanzaba. Tras varios ataques, Fidel cogió la espada con las dos manos, la alzó al cielo e intentó un corte vertical con todas sus fuerzas directo a la cabeza de su adversario.

Ahora sí era un ataque con un patrón claro que podía ver claramente por donde venía. Sacó su espada y bloqueó el ataque de Fidel poniéndola en horizontal. Pero el caballero de la tierra no se rendía, y su fuerza estaba venciendo a la de su compañero, cuyos pies se hundían en la tierra. El caballero del fuego se ayudó poniendo la otra mano debajo de la hoja de la espada y así poder hacer fuerza con las dos manos, equilibrando la balanza. Al ver que ya no retrocedía más, el caballero de la tierra dejó de aplicar tanta fuerza inconscientemente. Sin embargo, Arturo sí se dio cuenta de ello y lo utilizó a su favor para romper el forcejeo de un empujón. Fidel perdió el equilibrio durante un instante, y Arturo no le dio tiempo para recuperar la compostura. Primero le aturdió con un codazo en el pecho, y después le arrojó por los aires con una patada en la barbilla.

Fidel se chocó de cabeza contra una enorme roca, que se rompió y los pedazos de piedra cayeron con él, sepultándole. Pero la ofensiva de Arturo no iba a terminar ahí, así que empezó a lanzar bolas de energía contra el montón de rocas sobre Fidel, consiguiendo que la pequeña montaña de al lado se derrumbara también. Una nube de polvo cubrió el lugar, obligando a Arturo a detenerse irremediablemente, pues ya no sabía donde apuntar.

Mientras esperaba a que el polvo se disipara, una bola de energía salió del interior de la nube de polvo. Iba directo hacia él, así que saltó para evitarla y se introdujo volando en la nube de polvo, en busca de su oponente.

Fidel le esperaba dentro, él si sabía donde estaba Arturo, y pudo sorprenderle con un puñetazo en la cara, que lo sacó fuera de la nube de polvo. Salió detrás de él, lo alcanzó, y ahora le asestó un cabezazo, que empezó a mandarle de cabeza al vacío. Fidel quiso seguir atacando todavía más, pero en su siguiente intento Arturo se lo quitó de en medio de una patada, tirándolo para atrás.

El caballero de la tierra ya no quiso acercarse, así que lanzó una onda para evitar daños. Arturo echó a volar hacia un lado, pero la onda le perseguía a pesar del cambio de rumbo. Aceleró, intentando perderla, pero no lo conseguía, por lo que finalmente se dio la vuelta y la detuvo con sus propias manos, desviándola después hacia arriba.

Fidel apareció unos segundos después, y cuando se quiso dar cuenta, vio que lo único que había a sus pies era agua. El enfrentamiento en el aire les había llevado a un gran lago, lejos del cañón de antes.

“Jeje, mi plan ha funcionado” reía Arturo.

“¿Esto es cosa tuya? ¿Me has alejado de la isla a propósito para alejarme de mi elemento?”

“Si no lo hubiera hecho, lo más probable es que hubiese terminado perdiendo el combate. El agua es un terreno neutral para los dos, yo no tengo ventaja, y tú tampoco”.

“Pues te has equivocado”.

“Que sea el caballero del fuego no significa que pelear encima del agua sea una desventaja para mí”.

“No. Te has equivocado porque da igual el terreno, ¡vas a perder igual! Te derrotaría aunque estuviéramos en el mismo infierno rodeados de fuego.”

La conversación terminó ahí. Fidel se lanzó volando hacia su compañero, que se quedó parado en al aire, esperándole.

“Tal vez sea el momento de probar algo diferente… ¡Kage Bunshin no Jutsu!”

El caballero del fuego hizo copias de sí mismo hasta que hubo diez guerreros, rodeando por completo al caballero de la tierra. Al verse completamente acorralado, Fidel se vio obligado a detener su avance. Los diez caballeros del fuego cogieron aire al mismo tiempo, preparándose para el ataque. Fidel se dio cuenta de lo que pretendían, pero como estaba totalmente rodeado, no pudo hacer otra cosa que cubrirse.

“¡¡Katon, Goukakyuu no Jutsu!!” exclamaron los diez al unísono.

Cada uno escupió una gran bola de fuego desde una dirección distinta, cerrando por completo cualquier vía de escape para su objetivo. Las diez bolas engulleron al caballero de la tierra, del que sólo pudieron ver su silueta desapareciendo entre las llamas.

“Estúpido” se escuchó de pronto.

Fidel surgió de entre las llamas portando su espada y cortó por la mitad uno de los clones de un espadazo. El clon se deshizo unos segundos después.

“Esa es tu técnica más básica, ¿de verdad creías que podría hacerme algo a estas alturas? ¿O tal vez es que no podías hacer otra?”

Antes de darle tiempo a responder, Fidel voló hasta otro clon y le atravesó de un puñetazo, deshaciéndose en humo blanco un instante después.

“No hace falta que respondas, ya lo hago yo. Has olvidado lo básico. Los clones normales tan sólo crean una ilusión del cuerpo de la persona, con una pequeña cantidad de energía. Los clones hechos a partir de agua, fuego y demás, ya son cuerpos reales, pero al crearlos con tu propio elemento, puedes elegir qué cantidad de energía poner en cada uno. Sin embargo, los clones de sombra son una variedad especial que cualquiera puede aprender a hacer, y automáticamente dividen la energía total del usuario entre el número de clones a partes iguales, lo que significa que ahora sólo tienes una décima parte de tu poder, por eso no podías hacer una técnica más poderosa”.

Fidel continuó destruyendo el resto de clones, a pesar de que le atacaban todos a la vez. Mientras destruía uno de una patada, atravesaba a otro con su espada, y desintegraba uno más con una débil onda. El verdadero Arturo no pudo hacer otra cosa que alejarse un poco mientras veía como sus copias eran masacradas.

“¿Dónde crees que vas? ¡No he acabado contigo!”

Se quitó de en medio al último clon, cortándole la cabeza con la espada y fue directo a por el auténtico, que ahora estaba algo debilitado de haber utilizado el Kage Bunshin. Tan sólo tuvo que derribarle de una patada y cayó de cabeza en dirección al lago. El caballero de la tierra alzó una mano al cielo y comenzó a cargar energía en ella.

“Antes me has enseñado tu God of Phoenix y tu Fenix Imperator, y aunque no llegué a verlo nunca, por lo que contó Jonyo, puedo imaginarme el poder del God Breaker Cannon. Ahora, déjame mostrarte que no eres el único capaz de hacer ataques poderosos, ¡Final Shine Attack!”

Bajó la mano rápidamente, y una enorme y poderosa onda salió disparada de ella. Arturo echó las manos hacia delante y trató de detenerla como había hecho antes, pero este ataque era muy diferente, y arrastró al caballero del fuego hacia el lago a pesar de resistirse con todas sus fuerzas. Las aguas se abrieron ante la potencia de la onda y la onda continuó llevándose al caballero hasta alcanzar el fondo del lago, lugar en el que finalmente estalló. La explosión se llevó por delante el agua del lago, evaporándola por completo, quedando únicamente un socavón del tamaño de una hectárea.

El cuerpo del caballero del fuego apareció medio enterrado en la zona más profunda del socavón. Todavía se movía, pero lentamente. Se cayó varias veces cuando intentó levantarse, pero tras unos cuantos intentos, al fin logró mantenerse en pie. Miró a su alrededor, buscando el agua, pero ya no quedaba ni una gota.

“Ha destruido todo el lago con ese ataque… Parece que quiere mantener a toda costa su bono de campo… Vuelvo a estar como antes…”

“Estás acabado – le dijo Fidel mientras volvía a tierra – Ya soy hay que darte la puntilla”.

“¡Ni hablar!” exclamó Arturo y salió corriendo hacia él.

El caballero del fuego atacó con un puñetazo, pero Fidel lo esquivó moviendo el torso sin ninguna dificultad, y con total tranquilidad, le puso la zancadilla a su compañero, que perdió el equilibrio e iba de cabeza al suelo. Sin embargo, antes de estrellarse, se apoyó con las manos en el suelo y le sacudió una patada en la cara a su adversario. Después, como aún tenía las manos en el suelo, se impulsó hacia arriba con ellas, dio una voltereta en el aire y al caer golpeó a Fidel en la cabeza con las dos manos entrelazadas.

El caballero de la tierra se llevó las manos a la cabeza del dolor, rompiendo su posición de combate, por lo que Arturo pudo continuar atacándole con una patada directa a la cara. Fidel fue capaz de reaccionar a pesar del dolor, evitó el ataque echándose un poco para atrás, agarró la pierna de su adversario y le estampó contra el suelo de espaldas.

Arturo escupió sangre en el momento del impacto, y se quedó conmocionado unos instantes, hasta que vio la pierna de su oponente aproximándose hacia su cabeza. Rodó hacia un lado y empezó a levantarse, pero Fidel ya lo había previsto y tenía la otra pierna en dirección a la cabeza de Arturo, que frenó en seco al darse cuenta. La patada de Fidel pasó por justo por encima de la cabeza de su objetivo, llevándose unos cuantos pelos por delante. Ninguno de los dos había tenido éxito en su ataque, pero ambos estaban sonriendo. Por un momento, se habían olvidado del motivo por el que estaba ahí, y se limitaban a disfrutar del combate.

“Tus golpes ya no son tan fuertes como antes. Hace un rato, una roca estallaba cada vez que dabas un puñetazo, y ahora no eres capaz ni de moverlas” le dijo el caballero del fuego a su compañero.

“¿Crees que tú lo estás haciendo mejor acaso? Te voy a enseñar una cosita…”

Fidel dio un puñetazo al suelo y se metió dentro de la tierra, dejando un pequeño agujero como prueba de su paso.

“¿Qué ha pasado? – Pensó Arturo – No puede haber huido”.

De pronto, el brazo de Fidel surgió del suelo y agarró la pierna del caballero del fuego, que no supo reaccionar ante aquella sorpresa.

“¡¿Y esto?!” exclamó asombrado.

El caballero de la tierra tiró de la pierna de su compañero, arrastrándole al interior de la tierra con él. Allí, comenzó a moverse de un lado para otro, golpeando en cada acometida a su adversario, atrapado bajo tierra, que no podía hacer nada para defenderse.

“¡¿Fidel ha llegado a dominar su elemento hasta este punto?! Yo no puedo ni moverme y él parece un pez nadando en el mar… Un momento… Siento… ¡Siento fuego! Noto la presencia del fuego no muy lejos de aquí. Si logro convocarlo, cambiarán las tornas…”

A pesar de que Fidel seguía dándole un golpe cada pocos segundos, Arturo tuvo que morderse la lengua y aguantar el dolor para concentrarse y detectar la procedencia de su elemento.

“Sí… Ahí está… Hay una cámara magmática un poco más abajo… ¡Ugh! – se quejó cuando Fidel pasó para golpearle – Está un poco lejos, pero creo que podré conseguirlo…”

Arturo empezó a mandar una parte de su energía hacia la cámara magmática que tenía debajo, y la lava reaccionó nada más entrar en contacto con ella. En cuanto la tuvo bajo su control, empezó a levantar las manos, ordenando a la lava emerger hasta la superficie. Sin embargo, el magma subía muy despacio, filtrándose poco a poco por la corteza terrestre.

“¡No! Está demasiado profundo y no tengo energía suficiente para vencer la presión que ejerce la tierra. A esta velocidad, para cuando suba, Fidel ya habrá ganado el combate… No me queda otro remedio, tendré que hacer eso… De esa forma sí podré lograrlo, y sólo será un instante, Fidel no se dará cuenta…”

El caballero del fuego dio un fuerte grito y se transformó en SuperGuerrero. Rápidamente, envió una gran cantidad de energía hacia la cámara magmática, y la lava empezó a subir como la espuma, derritiendo toda roca a su paso. Inmediatamente después, la energía del caballero del fuego se agotó y volvió a su estado normal.

El magma subió y subió hasta alcanzar la parte de la corteza terrestre en la que combatían los dos caballeros. Arturo estaba en ese momento más profundo que Fidel, y fue tragado por la lava entre lenguas de fuego, sin poder oponer ninguna resistencia. Sólo unos segundos después, el magma alcanzaba la posición de Fidel, que notó de repente un intenso calor.

“¡¿Pero qué coño…?!” exclamó Fidel al descubrir la lava ascendiendo sin control.

El magma alcanzó la superficie, emergiendo en forma de columna de fuego humeante, y no tardó en empezar a asolar la zona. Las rocas, los matojos y los cuatro árboles secos que había por aquel cañón sucumbieron ante el poder de la lava y ardieron rápidamente, convirtiendo el lugar en un auténtico infierno. En pocos minutos, un lago de fuego había sustituido al de agua que había destruido Fidel. Sin embargo, el foco principal, la columna de fuego que salía del interior de la corteza terrestre no dejaba de fluir, inundando de fuego todavía más aquella isla.

Fidel emergió del interior de la tierra poco después, con el pelo ardiendo y la nariz chamuscada, frotándose con fuerza la cabeza para mitigar las llamas.

“¡¿Pero qué coño ha pasado aquí?! – exclamó al ver que lo único que había a su alrededor era fuego – ¡Esto no es bueno!”

“¿No te suena esta escena?” escuchó de pronto.

Arturo salió del interior de la columna de fuego, levitando suavemente hacia delante, ileso, y sonriente.

“¿Cómo es que tú no te has carbonizado?” le preguntando haciendo caso omiso de su pregunta, pues los dos ya sabían la respuesta.

“Recuérdalo, yo ya he estado antes en el interior de un volcán. No me pasó nada entonces, y ahora tampoco”.

“¡Mientes! ¡Has hecho algo! ¡Durante un instante noté perfectamente como tu energía se multiplicaba!”

“Claro – mintió – Porque me ha ocurrido lo mismo que a ti antes, mi elemento me ha devuelto las fuerzas. Vuelvo a estar preparado para hacerte frente y ganar este combate”.

“Joder… Tengo problemas serios… Tenía el combate ganado y ahora al capullo éste le devuelve las fuerzas su elemento. Y para colmo las mías están empezando a disminuir… ¡Mi bono de campo se ha convertido de golpe en su bono de campo! Tengo que pensar algo, ¡y rápido!”

Arturo había recobrado su determinación además de sus fuerzas, y salió volando para retomar el enfrentamiento. Sacó su espada y asestó un espadazo a su compañero, que eligió bloquearlo con su propia espada en vez de esquivarlo, para ganar un poco de tiempo.

“¿Qué coño hago? – pensaba, hasta que de pronto, el reflejo del sol en su espada le dio directamente a los ojos – Claro, ¡el sol!”

Aquel accidente lumínico provocó que perdiera el forcejeo y que Arturo le hiciera un corte en el pecho. Fidel intentó retirarse un poco para atrás, pero enseguida fue perseguido por su adversario. Cuando le vio acercarse tan decidido y seguro de sí mismo, sonrió.

“¡Taiyo Ken!” exclamó cuando le tuvo justo delante.

Una fuerte e intensa luz emergió del caballero de la tierra, cegando completamente a Arturo, que veía venir una ofensiva de su adversario después de haberle anulado temporalmente. No podía ver nada, el solo hecho de intentar subir los párpados le causaba un ardor incesante en los ojos, así que se tuvo que quedar muy quietecito hasta recuperarse, pensado qué aprovecharía a hacer Fidel con él mientras tanto.

“¿El golpe del sol? ¿Desde cuando él sabe usarlo? – Pensaba – Aunque no es una técnica muy difícil”.

Esperó y esperó, varios minutos, pero no ocurría nada. Cuando por fin pudo abrir un poco los ojos, Fidel no estaba. Miró a su alrededor, y descubrió una figura volando, perdiéndose en la lejanía.

“¡Será cabrón! ¡Está huyendo!” exclamó enfadado y salió volando detrás de él.

El caballero de la tierra se percató de que le perseguían de inmediato, pero aún llevaba una gran ventaja y no estaba preocupado.

“Vale... Arturo dijo antes que había una ciudad o algo en esta dirección... Esta isla no es grande, así que no debería andar muy lejos... ¡Ah! Por ahí se ve algo”.

Fidel se aproximaba desde el cielo, y empezó a contemplar Narshe. Se trataba de un antiguo pueblo que antaño se había dedicado a la minería, y ahora tenía un montón de infraestructuras abandonadas. Al fondo del pueblo se podía ver una gran montaña con entradas a los túneles subterráneos, y al bajar la ladera empezaban a verse pequeñas casas unifamiliares que continuaban hasta el pie de la montaña. Un estrecho camino de asfalto recorría todo el lugar, comunicando a todos los vecinos entre sí y también con los túneles. El pueblo entero estaba cubierto por un manto de nieve, aunque ya no caía, y en algunas zonas se veían claros. Sin embargo, lo que más impacto al caballero fue ver los cuerpos inertes y totalmente descompuestos de los habitantes dispersos por el lugar como si estuvieran vivos. Uno estaba asomado a la ventana de su casa, otro sentado en un banco, otro al volante de su vehículo. Todos era ya esqueletos, pero llevaban sus ropas puestas, y la mayoría, limpias. Era como si en aquel lugar se hubiese detenido la vida en un instante.

“Bueno, en primer lugar, Arturo debería cambiar su concepto de ciudad... Y en segundo lugar, creo que sé quien ha hecho esto. Sólo conozco una persona capa de hacer algo así – de pronto le entró un escalofrió – Joder que frío hace aquí... He debido de subir más de mil metros de altitud, por eso abajo hacia calor y aquí ha nevado. Es perfecto, el bono de campo de Arturo no podrá llegar tan alto, jejeje”.

El caballero reía satisfecho y no había vuelto a prestar atención a Arturo, que se había aproximado por encima. Fidel fue derribado de una patada y se estrelló contra la nieve de cabeza. Sin embargo, cuando se estrelló, su cuerpo no apareció, sino que en su lugar, Arturo descubrió un agujero sin fondo.

“No voy a dejar que te escondas bajo tierra para que tu elemento te dé más fuerzas todavía, ¡sal! ¡Tera Orochi[1]!”

Una serpiente de fuego azul salió disparada del brazo de Arturo y entró por el agujero en la tierra, derritiendo toda la nieve de los alrededores. Durante unos segundos no ocurrió nada, y un momento después Fidel emergía desde otro agujero, con el trasero incendiado, azotándose a sí mismo para mitigar el fuego.

“¡Joder! No me da ni un respiro – pensó – ¡Pues yo tampoco se lo daré a él!”

Fidel continuó ascendiendo hasta estar por encima de Arturo. Desde el cielo, comenzó a mandarle una lluvia de pequeñas bolas de energía. Él sabía que no lo harían ningún daño, pero podían provocar un efecto emocional que suprimiese la actual superioridad de Arturo.

El caballero de la tierra dispara sin ningún control, y casi ninguna bola alcanzaba Arturo. La mayoría pasaron de largo y estallaron en el pueblo, arrasándolo. El tejado de una casa estalló en pedazos, y la vivienda se hundió bajo el esqueleto de la anciana que parecía estar mirando por la ventana. El esqueleto que estaba sentado en un banco fue victima de otra explosión, y su cuerpo quedó hecho trizas, salvo su cabeza, que salió volando por la ahí. Uno de los vehículos que había en la única carretera del pueblo también fue alcanzado, aunque no de lleno, pero fue suficiente para que su depósito le hiciese estallar. Había algunos vehículos aparcados muy cerca, y se produjo una explosión en cadena que incendió toda la zona. Las bolas que impactaron contra el suelo atravesaron la nieve y levantaron el suelo, abriendo grietas en los caminos, separando calles y derrumbando casas. Unas cuantas bolas reventaron en la ladera de la montaña, provocando derrumbamientos en los túneles subterráneos, que sepultaron varios de los accesos para siempre. Además, también crearon una avalancha que asoló las casas de los puntos más altos de la ladera, arrastrando todo a su paso.

“¡¿Pero qué haces?! – exclamó mientras desviaba de un manotazo una de las pocas bolas que llegaron a alcanzar al caballero –  ¡Vas a destruirlo todo!”

“¡¿Y qué más da?! – Gritó Fidel – ¡Si ya no queda nadie vivo!”

Con ese comentario, Arturo entendió que si quería detener esa vorágine de destrucción, tendría que hacerlo él mismo. Salió volando, sorteando todas las bolas de energía que se cruzaban en su camino. Sacó su espada y atacó a Fidel con un corte horizontal que atravesó su cuerpo sin tocarle.
                                                     
“¿Una ilusión?”

En ese momento, la lluvia de bolas de energía cesó, y el caballero pudo ver los efectos del ataque de Fidel en la zona. Todas las casas del pueblo habían sido alcanzadas, muchas estaban ardiendo, y salía humo negro de la mayoría de ellas. La montaña había resultado afectada también, la mayoría de sus túneles se habían derrumbado, sepultando la entrada para siempre, y todavía había desprendimientos de rocas a pesar de que el ataque había finalizado.  Por último, la más de la mitad de la nieve había desaparecido del lugar.

“No será... ¿No será que lo que él quería era derretir toda la nieve posible?” pensó Arturo mientras pisaba de nuevo la tierra, después de haber desaparecido la nieve.

De pronto Fidel apareció volando en dirección a donde se encontraba Arturo, con su espada en la mano. El caballero del fuego se preparó para contrarrestar su ofensiva, pero no fue necesario. Fidel dio un espadazo desde el aire, pero apuntando al suelo, hizo un surco en la tierra con su espada de unos cuantos metros y pasó de largo.

“Es imposible que haya fallado... Tiene que estar tramando algo”.

Tras alejarse un poco, dio la vuelta y regresó volando de nuevo para hacer lo mismo por segunda vez. Dio un espadazo al suelo, hizo un corte en la tierra y pasó de largo a Arturo. Volvió a hacerlo por tercera vez, y con los tres cortes en la tierra se había formado un triángulo alrededor de Arturo. Entonces, Fidel regresó y pisó tierra delante de su adversario.

“¡¡Golden Triangle!!”

Fidel posó la mano en el suelo, y el área dentro del perímetro del triángulo se iluminó, sorprendiendo a Arturo, que seguía sin saber que estaba pasando. Finalmente, el triángulo se convirtió en una onda de energía que emergió del suelo, dando de lleno al caballero del fuego.

Al disiparse la onda, el cuerpo de Arturo estaba flotando en el aire tras haber sido arrastrado por el Golden Triangle, y a pesar de que había resultado dañado, al menos comprendió la estrategia de su oponente.

“Ese Fidel... Lo tenía todo pensado... Primero atacó toda la zona para derretir tanta nieve como pudiera, y que así fuese más probable que al volver al suelo yo pisase tierra, porque si no, no podía realizar esta técnica. Después ha cerrado el perímetro a mi alrededor y ha mandado una onda de energía a través del suelo que ha salido disparada hacia arriba, fulminándome...”

Fidel saltó para alcanzar el cuerpo de su adversario, y lo lanzó contra el suelo de un golpe. De nuevo, a una zona en la que no había nieve. Después bajó él y clavó su espada en el suelo.

“¡Do Ryu Sen!”

Sacó la espada simulando un espadazo vertical de abajo a arriba, y el agujero que había hecho al clavar la espada se convirtió en una grieta. La grieta fue avanzando hacia Arturo, haciéndose cada vez más grande, abriendo la tierra a su paso, y cuando alcanzó al caballero se había abierto varios metros, creando un pozo sin fondo por el que Arturo comenzaba a caer.

“Esta es... ¿la técnica con la que venciste a Duckman? Él no pudo escapar porque andaba con los pies para afuera y no tenía equilibrio, pero, ¿qué te hace pensar que puede hacer algo contra mí?”

Al ver que empezaba a caer, el caballero del fuego sólo tuvo que levitar, anulando completamente la técnica de su compañero.

“¡Has picado! – Escuchó de pronto – ¡Sólo era una maniobra de distracción!”

Fidel apareció encima de él por sorpresa, y lo mandó para el fondo de una patada en la cabeza. Inmediatamente, descendió para perseguirle y continuar su ofensiva.

“¡Me ha hecho el lío! – pensaba Arturo mientras se precipitaba al vacío – Ahora estamos otra vez rodeados de su elemento, y a demasiada altitud como para que la lava de antes llegue hasta aquí arriba”.

Fidel era consciente de que empezaba a tomar ventaja, y de que era su última oportunidad para ganar el combate. Volvían a estar bajo tierra, a cada segundo que pasaba se sentía más fuerte, y también aumentaba su determinación.

El caballero del fuego no tardó mucho en recuperarse y enderezar el vuelo. En cuanto pudo, dio la vuelta y trató de salir de ese agujero, pero Fidel estaba allí para cerrarle el paso. Los dos cogieron su espada y trataron de atacar, provocando un choque del que salió rechazado Arturo de nuevo hacia abajo.

“¡No! – Pensaba mientras volvía a precipitarse al vacío – ¡Su elemento ya ha empezado a devolverle las fuerzas! ¡Y por aquí no hay ningún fuego que yo pueda usar para restablecer las mías! ¡Si no se me ocurre algo rápido, perderé!”

“¡¡¡Jajaja!!! – Se reía Fidel a carcajadas – ¡¡¡Al final la justicia siempre prevalece!!! ¡¡¡Estaba claro que tus actos egoístas no iban a poder hacer nada contra a fuerza de la libertad!!! – Alzó el brazo, y un montón de arena empezó a acumularse en su brazo – ¡¡¡Acabaré contigo ahora mismo!!! ¡¡¡Caos Arenoso!!!”

La arena acumulada tomó la forma de un puño gigante, y volvió a aplastar a Arturo cuando intentaba ascender de nuevo.

“¡Argh! – Se quejaba Arturo tras tremendo golpe – ¿Cómo puede ser tan dura la arena?”

“¿Ya no lo recuerdas? La arena de mi Caos Arenoso está comprimida al máximo, no deja hueco ni para que pase un soplo de aire. En este estado, la arena es más dura que el hormigón. Pero dado que aguantas tanto, te haré un ataque que no podrás soportar – volvió a acumular la arena en su brazo, pero esta vez formando una lanza puntiaguda – ¡¡¡No saldrías de esta ni aunque te transformaras en SuperGuerrero!!! ¡¡Golpe final!!”

“¡Eso es! ¡Si me transformo ganaré seguro! Ahora tengo más energía que antes, y podré mantener el tiempo suficiente la transformación. Sé que le prometí no hacerlo, pero ahora mismo, no estoy seguro de poder ganarle si no lo hago…”

“¡¡Sabaku no Yari[2]!!” escuchó gritar a su compañero.

“¡No hay tiempo para divagar! ¡Lo haré!” se decidió.

El pincho de arena iba a alcanzar al caballero, cuando estiró la mano y lo estrujó con fuerza, deshaciendo la técnica. El puño de Fidel quedó al descubierto, y también lo agarró y empezó a estrujar inconscientemente.

“¿Qué pasa aquí? – Se preguntaba Fidel – Ha roto mi ataque y me está aplastando el puño”.

Miró a los ojos de su compañero y descubrió que se habían vuelto de un rojo escarlata, intenso y centelleante. El caballero del fuego había comenzado ya la transformación y su cuerpo continuó cambiando ante los ojos de su compañero. Las raíces de su cabello castaño se volvieron de un tono azul celeste intenso. Después, el color cambio a un naranja oscuro que se iba volviendo más claro según se acercaba a las puntas, terminando éstas en un amarillo chillón. Una vez cambió todo su pelo a esa combinación de colores, se empezó a poner de punta, salvo un pequeño mechón en medio de la frente, que se resistió, quedó a medias, y caía cerca de su ojo derecho. Sus dos pestañas se volvieron rubias, y por último, un aura dorada, brillante y cálida le rodeó por completo, completando la transformación con una onda expansiva que arrastró a Fidel hasta estrellarle contra la pared del agujero por el que estaban cayendo.

Enseguida, el resto de caballeros notaron la transformación de Arturo, por el extremo y súbito incremento de su energía.

“Parece que, después de todo, Arturo se va a tomar esto en serio” dijo Gabriel.

“¿Seguirá pensando Fidel que tiene posibilidades de ganar?” dijo Peter.

“De verdad, que ganas de perder el tiempo – dijo Reik – Podría haber hecho esto desde el principio y hace rato que nos habríamos ido de esta isla”.

“Supongo que creyó que podría con Fidel sin usarlo – opinó Jonyo – Pero él también ha mejorado mucho y ha conseguido poner a Arturo contra las cuerdas. Ha debido de sentirse muy acorralado para llegar hasta este extremo”.

“Ojalá terminen cuanto antes” rezaba el anciano sacerdote.

“No te preocupes – le dijo Peter – Están a punto de terminar”.

“Esperemos que Arturo haya aprendido a controlar su fuerza y no mate a Fidel...” pensó el caballero de la rosa.

En la isla, Fidel apareció en la superficie, saliendo de un agujero en la tierra. Había preferido no tomar el mismo camino que Arturo, pues ahora era mucho más peligroso. Cuando llegó arriba, su oponente aún no estaba por ahí, y decidió asomarse a la grieta para ver por donde iba.

En ese momento, Arturo alcanzó la superficie, levitando lentamente. El caballero de la tierra observaba atónito la apariencia de su compañero. Esos ojos ígneos que quemaban sólo con mirar, aquella aura dorada que iluminaba hasta lo más oscuro, y esa intensa energía que rodeaba todo el lugar le hacían parecer bastante insignificante.

“Al final lo ha hecho... Se ha... Se ha transformado en SuperGuerrero...”

El caballero del fuego todavía no había mostrado siquiera intención de atacar, pero con su presencia y su energía era suficiente para hacer temblar al caballero de la tierra. Sin embargo, eso no le echó para atrás. Había sido su propia provocación la que había provocado la transformación de Arturo. Aunque ahora el combate era injusto y se había condenado a sí mismo, también significaba que Arturo le había reconocido como un rival digno contra el que necesitaba usar todas sus fuerzas, y saberlo le llenaba por dentro. Aún con las piernas temblando, sonrió y se enfrentó a su destino.

“¡¡Jajajaja!! – Reía en medio de su locura – ¡¿Dónde han quedado tus palabras, eh?! Que si un combate justo, que si no ibas a transformarte, que si ibas a acabar con esto rápido... ¡Nada de lo que has dicho se ha cumplido, y esto no va a cambiar las cosas! ¡Este combate todavía no ha terminado!”

“Este combate – le dijo Arturo – Ya ha terminado” sentenció firmemente.

El caballero del fuego desapareció de repente. Fidel no conseguía encontrarle, a pesar de que seguía sintiendo su intensa energía muy cerca. De pronto escuchó un golpe y se le cortó la respiración. Arturo había aparecido delante de él, y al mismo tiempo le había asestado un potente puñetazo en el estómago. Pero la cosa no quedó ahí; un instante después, el cuerpo de Fidel ya estaba suspendido en el aire a causa de un segundo puñetazo en la barbilla, y una vez le tuvo levantado, empezó a elevarle a golpes cada vez más. Cuando le tuvo suficientemente alto, le volvió a mandar de vuelta al suelo de una patada en la cara, con tanta fuerza que atravesó varias montañas de lado a lado antes de estrellarse finalmente contra el suelo.

“¡No he acabado! ¡Ao no Ryuken[3]!”

El caballero voló en picado hacia su objetivo, y tres lenguas de fuego azul salieron de alrededor de sus pie. Iban dando vueltas mientras descendían formando la silueta de una columna espiral. Cuando estuvieron a la altura de la cabeza de su creador, se volvieron más anchas y encerraron al caballero dentro, creando una columna de fuego azul. La parte más alta, donde estaba Arturo, tomó la forma de la cabeza de un dragón, y el resto daba la impresión de que era su cuerpo.

Con el dragón ya formado, fue directo a por Fidel, que no se le ocurrió más que cubrirse para minimizar los daños. El dragón de fuego azul le atrapó entre sus fauces y empezó a arrastrarle por donde quiso. Envuelto en llamas azules, Fidel fue arrastrado primero por el suelo, rodando entre rocas y tierra. Después, el dragón ascendió y empezó a engullir las casas del pueblo, haciendo que Fidel chocara contra todo tipo de elementos. Madera, cristal, huesos de los esqueletos, vehículos o asfalto. Finalmente, le hizo atravesar la montaña de Narshe de un lado a otro y al salir por el otro extremo, el dragón de fuego azul se deshizo, volviendo a aparecer Arturo tras él, que agarró a un Fidel seminconsciente y lo arrojó montaña abajo, hasta el pie de la misma, donde empezaba el pueblo, o lo que quedaba de él.

“No lo entiendo – dijo el caballero de la tierra – Jonyo contó que no podías usar el fuego azul en tu forma de SuperGuerrero, ¿qué está pasando aquí?”

“Eso es cierto. Pero no podía usarlo porque por aquel entonces no era dueño de mi voluntad una vez transformado, y por tanto no el SuperGuerrero no le sacaba todo el partido a mi cuerpo y a mis habilidades. Sin embargo, en el entrenamiento con Shawn aprendí a controlarlo, y ahora puedo usar cualquier ataque, sea de SuperGuerrero o no, con fuego azul”.

“No me jodas...”

“De hecho, – continuaba explicándole mientras ascendía en el aire – ahora voy a mostrarte mi último ataque. Tú nunca llegaste a verlo, porque sólo lo he usado en dos ocasiones, la primera vez contra Mesa en nuestro primer combate, que se me cortó la transformación y no pude realizarlo, y contra el Capitán Lardo, que tú no estabas allí. Así que déjame mostrarte en primicia la versión de fuego azul de mi más poderoso ataque, ¡el God Breaker Cannon!”

God Breaker Cannon... El ataque que consiguió obligar al Capitán Lardo a esquivar n golpe, la llama desintegradora que volvió un edificio hueco... Si me da con ese ataque moriré, tengo que evitarlo... Pero ya casi no me quedan fuerzas...”

“El God Breaker Cannon es una onda de energía potenciada con fuego, por eso es naranja, y aumenta la temperatura del ataque hasta alcanzar la de la superficie solar, y así consigue derretir y pulverizar cualquier cosa que encuentra a su paso. Requiere de un enorme gasto de energía, por eso sólo puedo usarla transformado. Hoy, Fidel, – terminaba de hablar mientras comenzaba a cargar una onda de energía en cada mano – gracias a que tengo un control total sobre la transformación, voy a superar ese límite. Disfruta del espectáculo”.

“¡¡Tengo que salir de aquí!!” gritó al ver que acercaba sus dos manos para formar una onda más grande.

“¡¡Horobi no Burst Stream[4]!!”

Un segundo antes de disparar, la onda que cargaba el caballero del fuego cambió de naranja a azul. Fidel sólo vio un destello y acto seguido se tumbó en el suelo por puro reflejo, echándose las manos a la cabeza. Un instante después, notó que la onda le estaba pasando rozando justo por encima, una inmensa corriente de energía azul cuya fuerza era tan grande que Fidel no era capaz ni de moverse, obligándose a aferrarse a la tierra para no ser engullido por el ataque.

El ataque duró apenas unos segundos, pero al terminar, el viento que dejó tras de sí arrastró al caballero de la tierra por los aires, y pudo ver los efectos del ataque en primera persona. Ya no había pueblo, ni montaña, ni mina, ni casas, ni nieve. Nada. El ataque de fuego azul había consumido todo a su paso sin dejar rastro. Tan sólo un surco gigantesco en el lugar en el que una vez estuvo todo aquello.

“Lo... Lo has destruido todo...”

“¿Y qué más da? Si no quedaba nadie vivo” le devolvió la frase.

“Ya le da igual todo. El SuperGuerrero ha nublado su juicio. Como pasó contra Mesa, y como contó Jonyo cuando fue atacado. Ya no es el caballero del fuego. Únicamente un guerrero sediento de sangre” pensó mientras caía de nuevo al suelo por la propia gravedad.

Después de ese último ataque, Fidel lo entendió todo por fin. Entendió la diferencia de poder que había entre ambos, y entendió también que no podía ganar el combate usando métodos convencionales. El daño que le había causado Arturo con unos pocos golpes y con el Ao no Ryuken había sido descomunal. En ese momento descubrió lo que sintió Mesa la primera vez que se enfrentó al SuperGuerrero y fue vapuleado con dos simples golpes. Ahora él estaba en la misma situación que él, tirado en el suelo, sin fuerzas y casi sin esperanzas ya. Sin embargo, él no podía huir como lo hizo Mesa aquella vez, ni iba a tener la suerte de que la transformación se deshiciese por algún motivo. Fidel debía fabricarse su propia suerte, porque perder no era una opción. No le quedaba más remedio que jugar su última baza, arriesgándolo todo a una carta.

“Reconozco tu superioridad. Eras, eres y serás siempre más fuerte que yo, es una maldición de la que no puedo escapar, así que es mejor que lo reconozca cuanto antes y aprenda a vivir con ello”.

“Entonces, ¿te rindes? ¿Olvidarás tu venganza contra Mesa?”

“No te equivoques, he dicho que reconozco tu superioridad, no que reconozco mi derrota. Esto aún no ha acabado”.

“No lo entiendo. Hasta tú sabes que no puedes ganar. Sin embargo, ¿todavía quieres seguir luchando? ¡¿Por qué?!”

“Cuando a un tonto se le mete algo en la cabeza, no hay manera de hacerle cambiar de opinión, ¿nunca te lo habían dicho? Además, yo no he dicho que no pueda ganar. Sólo que eres más fuerte. Todavía me queda mi último recurso, una técnica secreta prohibida que pone en peligro la vida del que la utiliza, pero que, bien ejecutada, te da una victoria absoluta sobre el adversario sin importar su poder”.

“¿De qué técnica hablas? No he escuchado nada igual en toda mi vida”.

“Preferiría no tener que utilizar esta técnica sobre ti, así que te lo explicaré igual que me lo explicaron a mí, para ver si entras en razón antes de que sea demasiado tarde” le dijo y empezó a recordar el momento en el que escuchó hablar de aquella técnica por primera vez.

>>“Fidel, quiero hablarte sobre una técnica” dijo Shawn, con un tono muy serio.

>>“Dime, maestro”.

>>“Se llama el Contraataque de Desesperación”.

>>“¿Contraataque de... desesperación?”

>>“Cualquier guerrero se queda sin defensa durante un corto intervalo de tiempo después de haber realizado una técnica poderosa, debido al enorme gasto de energía que necesita. Aprovechando que se acaba de atacar y que el enemigo todavía está sufriendo nuestro golpe, el cuerpo, inconscientemente, se toma unos instantes de descanso antes de retirarse para continuar el enfrentamiento. El contraataque consiste en atacar en ese preciso instante, pero tiene un grave inconveniente, es necesario recibir el ataque del contrario para que tenga éxito, sino, su cuerpo no se relajará durante ese breve periodo de tiempo. Yo lo califico de desesperado porque saca provecho de ese momento sin defensa aunque se tenga que sufrir un golpe.

Como habrás podido imaginar, el verte obligado a recibir de lleno un ataque del adversario significa que si no eres capaz de resistirlo, serás tú quien pierda, e incluso podrías llegar a morir. Para evitar eso, no queda más remedio que reducir tu energía a cero, lo que te permite ser traspasado por la fuerza del enemigo. El daño lo sufres igualmente, pero no sentirás dolor, y podrás devolver a tu adversario toda su fuerza con tu contraataque”.

>>“Quieres decir, que cuando, por ejemplo, me acaban de dar un puñetazo, en el momento del impacto, el cuerpo del otro está totalmente desprotegido, porque todavía está en la posición del golpe, con el puño pegado a mi cara, y que podría atacar en ese momento y hacerle un daño que sería la suma de su ataque y el mío, ¿no?”

>>“Eso es, pero las limitaciones no acaban ahí. No hace falta decirte que no serviría de nada contra un ataque a larga distancia, una onda de energía o que te arrojen un arma. Tiene que ser un golpe cuerpo a cuerpo, o con espada, que sería incluso mejor, porque entonces el enemigo tarda el doble en reaccionar, al no estar directamente en contacto con su objetivo”.

>>“Mesa no usa espada, sería más eficaz contra el Capitán Lardo, pero ese tipo no es asunto mío”.

>>“Lo de la espada también se te aplica a ti. Si intentas hacer en Contraataque de Desesperación utilizando tu hoja, lo más probable es que tu ataque no llegue a tiempo, el enemigo ya se habrá retirado, y tú habrás sufrido daño gratuitamente. Es necesario que tu ataque sea un golpe realizado con tus propias manos. Combinando el combate con las manos desnudas con la inercia del movimiento, se puede vencer”.

“Para mí, que llevo una espada para vengarme, esta técnica basada en el vacío interior y en la ausencia de armas había sido siempre un cuento para niños – le confesó a su compañero – Ni siquiera ahora estoy seguro de poder realizarla... Sin embargo, – tiró su espada al suelo – pienso que es lo único eficaz contra ti. Además quiero vencerte y no matarte. Estoy seguro de que es del todo apropiado para eso.

Cuanto más poderoso es el ataque del adversario, más eficaz se vuelve el contrataque. Por eso, contra ti, Arturo, que eres el más poderoso, es la técnica más temible. ¿Qué opinas? ¿Te gusta el plan?”

“¿Por qué me has contado todo eso? ¿Y si ahora me niego a atacar? Con eso, todo tu plan se vendría abajo”.

“Ya te lo he dicho. Te lo he contado por si entrabas en razón y me evitabas hacerlo, pero en realidad, ya sabía que no serviría para nada. Hay otro motivo... – el caballero hizo un pequeño silencio – Tú... Tú tenías razón... Si hubieses utilizado el SuperGuerrero desde el principio, no habría tenido ninguna posibilidad. Pero lo sabías y no lo hiciste porque querías un combate justo. Me cabreé mucho cuando lo dijiste, pero eso no significa que no fuera verdad. Por eso te lo he contado, yo también soy un caballero, y también quiero ganar limpiamente, no quiero deberte nada, ¡ahora estamos en paz!”

“Tal vez... Pero sigo pudiendo negarme a atacar, o lanzarte una onda. Ahora que sé tu secreto, puedo aprovecharme de ello”.

“Si me lanzas ondas me dedicaré a esquivarlas y perderás energía inútilmente, no creo que hagas algo tan estúpido sabiendo la poca energía que te queda, perderías el combate sin necesidad de que usara esta técnica. Y si no atacas, el combate no acabará nunca, Mesa terminará por encontrarnos y entonces nos matará a los dos. ¡No tienes escapatoria! ¡Da tu mejor golpe! No deshagas el SuperGuerrero si no quieres, así tu ataque será más poderoso, pero recuerda que si lo resisto, se volverá contra ti”. 

El caballero de la tierra se preparó para realizar el Contraataque de Desesperación. Poco a poco, fue reduciendo su nivel de energía hasta dejarlo a cero. A pesar de que tenía que contratacar, Fidel no se colocó en ningún tipo de posición de combate. Tan solo estaba de pie, con los brazos colgando, y la mirada fija en su objetivo.

“No puedo sentir… Ni una pizca de energía en él… Si le atacó ahora, el más mínimo golpe le mataría”.

“¡Vamos! ¡¿Qué te pasa?! ¡¿Tienes miedo?! ¡¿O estás insultándome de nuevo, sintiendo lástima de mí, porque no emito ninguna energía?!”

Desde el barco, el resto de caballeros seguían el combate como buenamente podían.

“Ya no se les ve...” dijo Shinkan Mario forzando la vista.

“Se han metido detrás de esas montañas – le dijo Gabriel – por eso ya no podemos verlos. Desde donde están ellos tampoco se ve el barco”.

“Poco importa, porque ya tenemos un ganador – dijo Reik convencido – La energía de Fidel ha desaparecido”.

“Al final era lo que tenía que pasar, ¿no? – Opinó Peter – Fidel no tenía ninguna oportunidad contra el SuperGuerrero...”

“Esto es extraño – dijo Jonyo – Puedo detectar perfectamente que Fidel está de pie, frente a Arturo. ¡Todavía no ha caído!”

“Entonces, ¿por qué ha ocultado su energía?” se preguntó Peter.

“No lo sé, pero esto no ha acabado. Debemos continuar esperando”.

Arturo todavía estaba frente a su compañero, dudando sobre qué hacer. Si atacaba, podría matar a quien pretende salvar, o perder el combate, y si no atacaba, mantener el SuperGuerrero le haría perder la energía que le quedaba tarde o temprano.

“Tengo que atacar... Si no lo hago, esto no acabará nunca. Tan sólo tengo que asestarle un golpe que no pueda devolver, y este combate será mío – pensó mientras agarraba la empuñadura de su espada – Y ese ataque, ¡existe! Pero tengo que tener cuidado de no acertarle en ningún punto vital, o morirá al instante”.

Fidel observó que su compañero se colocaba en posición y sonrió, al ver que había decidido entrar en su juego.

“¡Allá voy! – exclamó mientras se lanzaba volando a ras de tierra contra su compañero – ¡A ver si como devuelves una estocada!” gritó apuntándole con la espada.

El caballero de la tierra no respondió, se quedó quieto, en la misma postura, esperando la ofensiva sin ninguna preocupación. Arturo clavó la espada en el centro del pecho de Fidel, asegurándose así no dañarle el corazón ni los pulmones. Como había dicho antes, el caballero de la tierra no opuso ninguna resistencia, y al estar su energía bajo mínimos, la espada entró en su cuerpo como si fuera un flan. Sin embargo, aunque la hoja de su compañero ya le había penetrado, no hizo ningún movimiento.

“Aún no... Un poco más...”

Arturo continuó clavando su espada más y más en el cuerpo de su amigo, hasta que le atravesó y la punta asomó por su espalda. La hemorragia interna se extendía por su cuerpo, haciéndole sangrar por la boca a borbotones, pero, incluso llegados a ese punto, continuaba quieto, sin hacer movimiento alguno.

“¡Aguanta! – se decía a sí mismo – Sólo un poco más...”

A pesar de haber atravesado ya a su objetivo, la espada de Arturo continuaba avanzando, recorriendo el interior de su cuerpo, desgarrando sus órganos, vaciando sus arterias, robando su sangre para aparecer teñida de rojo a través de su espalda. Cuando el filo de la espada estaba metido por completo, la empuñadura chocó contra el pecho de Fidel, frenando el avance de golpe.

“¡¡¡Ahora!!! ¡¡¡Voy a poner toda mi fuerza en este puño!!!”

Durante ese instante en el que la empuñadura daba por finalizado el ataque del caballero del fuego, el cuerpo de Arturo abandonó inconscientemente la tensión y la fuerza empleadas en el ataque, y durante un segundo se relajó, en espera de nuevas órdenes.

Fidel extendió su brazo hacia su adversario, con la mano abierta, pero los dedos juntos, simulando la hoja de una espada. Pero, a pesar de no tener ni la forma, ni la dureza, ni el filo, ni el resto de propiedades de una espada, en ese momento, la mano de Fidel se clavó en el pecho de Arturo con la misma facilidad que se había clavado la espada de su compañero en su cuerpo. Sin embargo, hubo una pequeña diferencia, el brazo de Fidel no era tan largo como la hoja de la espada de Arturo, y al estirarse del todo no pudo avanza más. A pesar de todo, el contragolpe del caballero de la tierra también consiguió atravesar el pecho de su objetivo, asomando la mano por su espalda hasta la muñeca.

Los dos caballeros se quedaron de pie durante unos segundos, atravesados mutuamente. Fidel fue el primero en retirar su brazo del interior de Arturo. Lo extrajo de un tirón, y un chorro de sangre salió del agujero que quedó en el pecho del caballero del fuego. Arturo se mantuvo en pie unos segundos más, y finalmente cayó boca abajo, mientras su transformación se deshacía antes de tocar el suelo.

Al haber caído en primer lugar, el caballero del fuego no llegó a retirar su espada del cuerpo de Fidel, y no tenía fuerzas para extraérsela él mismo, así que comenzó a caer de espaldas. La espalda, al estar sobresaliendo por completo desde su espalda, encontró primero el suelo y se clavó en la tierra. Entonces, el cuerpo de Fidel, unido a ella, se deslizó hasta el suelo, consiguiendo sacar la mayoría de la hoja del interior de su cuerpo, quedando tan sólo la punta clavada en la tierra atravesándole.

Los cuerpos de los dos combatientes quedaron tirados en el suelo, mientras la hemorragia de cada uno se extendía por la tierra, mezclándose con la del otro hasta crear un pequeño lago rojo a su alrededor, uniendo a los dos caballeros mediante un lazo de sangre.


[1] Tera Orochi = Serpiente Tera
[2] Sabaku no Yari = Lanza del Desierto
[3] Ao no Ryuken = Ataque del Dragón Azul
[4] Horobi no Burst Stream = Corriente Explosiva de la Muerte (aunque literalmente Horobi = Perecer)



Curiosidades!!!


El combate en sí es un homenaje a Goku vs Majin Vegeta, y se desarrolla inicialmente en el mismo escenario, un yermo con montañas rocosas.


El God of Phoenix es uno de los ataques especiales de Ra en Yugiou.

El Fénix Emperador es un conjuro de Baan, el antagonista de Dai no Daibouken (aunque el original no es de fuego azul). Imagen próximamente.


El Kage Bunshin no Jutsu es una técnica que usan múltiples personajes en Naruto.


El Katon Goukakyuu no Jutsu es una técnica de fuego básica de Naruto.


El Final Shine Attack es un ataque de Vegeta en Dragon Ball GT


El Narshe original de Final Fantasy VI también es un pueblo minero y con nieve.

El Tera Orochi es un ataque de fuego azul de Jin en 666 Satan. Imagen próximamente.


El Golden Triangle es un ataque de Kanon en Caballeros del Zodiaco, aunque no tienen nada que ver los efectos.


El Do Ryu Sen es un ataque de Kenshin


El Ataque del Dragón es un ataque de Goku SSJ3


Horobi no Burst Stream es el ataque del Dragón Blanco de Ojos Azules en Yugiou

Por último, el Contraataque de Desesperación es de Dai no Daibouken, pero sólo lo usan una vez en toda la serie y además sale mal, así que no hay imagen.