domingo, 17 de marzo de 2013

Episodio CXLIX

Por fin!! Por fin he podido usar el material que tenía guardado en mi borrador Fidel vs Mesa y en mi cuaderno de notas. Pero claro, no he podido usar todo, de hecho, hay cosas que he tenido que descartar, aunque aún falta mucho más. De momento disfrutad de este capitulazo!

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Episodio CXLIX
E
l caballero de la tierra estaba en posición de combate. Apuntaba al cuello de su objetivo con su espada, mientras veía como terminaba de beberse su copa de pacharán y arrojaba la copa al suelo mientras expulsaba el humo del puro sobre su cabeza para poder respirarlo una vez más.

Era extraño. Fidel por fin estaba al borde de alcanzar la meta por la que tanto había luchado, por la que tanto había renunciado. Sin embargo, cada segundo que pasaba, las ansias de matar del caballero disminuían gradualmente y la duda germinaba en su corazón. Apartó la vista de su objetivo, pero no era capaz de bajar la espada, así que cerró los ojos y así consiguió la fuerza de voluntad suficiente como para clavar la espada en el suelo y calmarse.

“¡No!” exclamó en el momento en que la hoja atravesó la tierra.

Se hizo un pequeño silencio, pero a Mesa no le incomodaba. Es más, sonrió.

“¿Qué pasa? ¿No te irás a echar atrás ahora? Creía que querías matarme entre terribles sufrimientos por lo que le hice a Isabel y lo que acabo de hacerle a Peter”.

“Y vas a morir entre terribles sufrimientos, no te equivoques. Simplemente es que primero quiero hablar”.

“¿Qué quieres hablar? ¿De qué quieres hablar? Por ejemplo, ¿dónde está el caballero del fuego? ¿No me dirás que ha abandonado el grupo por el pesar que supone ser una carga después de haber perdido sus poderes, verdad?”

“¡Imbécil! ¡Arturo ha recobrado sus poderes y ahora es más fuerte que nunca! Tan sólo es que nosotros nos bastamos y nos sobramos para acabar con todos vosotros y ha decidido quedarse en casa”.

“¿En casa de quién? Si sois huérfanos, y ahora que Peter ha muerto, dudo mucho que el nuevo gobierno de Petoria os deje continuar en el castillo Slayers después de que hayáis matado al anterior presidente y puesto en peligro la ciudad”.

“Serás…”

“Además, tenía entendido que Arturo no veía con buenos ojos que te enfrentaras a mí, ¿al final ha estado de acuerdo?”

“Pu… ¡Pues claro! – Mintió – ¡Porque le he enseñado lo fuerte que soy ahora! ¡Ya verás la fiesta que nos vamos a pegar cuando volvamos! ¡Arturo se ha quedado preparándola! ¡Con Shawn! ¡Y con Mireia! Y los tipos esos religiosos, hasta ese que es amigo tuyo, y también los del pueblo ése que les lavaron el cerebro, esos que se transformaban en animales, ¡todos! Hemos alquilado el bar del tío ese de Petoria y la vamos a liar pero bien”.

“Ya veo… Pero claro, la única forma de demostrarle a Arturo toda esa fuerza que tienes ahora ha sido haciendo que deje de moverse, ¿me equivoco?”

Fidel no contestó. Sabía que de tanto tapar una mentira con otra mentira, lo último que había dicho ya no era creíble, pero al menos esperaba que Mesa hiciese la vista gorda sobre el tema.

“No sé a qué viene esa cara – le dijo Mesa – ¿Nunca te enseñaron que no debes jugar con los mayores porque puedes perder? Eso también incluye una batalla dialéctica”.

“Genial… No he empezado el combate y ya voy perdiendo…” pensó el caballero.

“Mi tiempo es muy valioso. Tengo que acabar contigo antes de que Blackron mate a Jonyo. Así que te agradecería que concretases tu petición, caballero”.

“Todavía recuerdo lo que ocurrió aquel día… Después de que mataras a Isabel, te ataqué, pero ni siquiera pude tocarte. Detuviste mi ataque y me dijiste aquellas palabras…”

>>“Si quieres matarme, ódiame, detéstame… Huye, aférrate a la vida y hazte fuerte, más que yo” recordó el caballero.

“No he dejado de pensar en ello desde aquel día. Verónica también estaba allí, pero esas palabras me las dijiste a mí personalmente. Me elegiste deliberadamente para tomar venganza. Me pusiste un objetivo, una meta, una razón para volverme más fuerte a cualquier precio. Podría decirse que gracias ti soy el que soy ahora, tanto para lo bueno como para lo malo”.

“No sigas o vas a conseguir que me ruborice”.

“Yo no era nadie hasta ese momento, no tenía más motivo para vivir que beber, reír y follar, pero ese día todo cambió. Ahora dime la verdad, ¿por qué lo hiciste? Alguien como tú no haría algo así arbitrariamente, eres demasiado meticuloso. Sé que hay algo detrás de todo esto, ¡confiesa!”

“Jajaja… – clap, clap, clap. El sonido de un aplauso seco y desganado resonó con eco al rebotar contra la fachada del castillo – Parece que finalmente te has dado cuenta…”

“Así que estaba en lo cierto, ¡¿qué pretendes?!”

“Bueno, te lo contaré, porque como vas a morir, da igual que lo sepas. Como sabrás, mi objetivo, como profesor que fui, es formar al estudiante perfecto que domine todas las materias. El Caballero Negro. Y para eso, le introduzco vuestros poderes a través de las esferas elementales, que nacen del poder innato del portador de cada elemento. Sin embargo, para despertar la esfera se requiere un nivel mínimo de capacidad tanto física como elemental, por eso tuve que esperar hasta que alcanzarais la madurez para empezar a robaros vuestros poderes elementales. Empecé a acabar con vosotros antes de que Blackron despertara completamente porque quería que cuando terminase su formación interna, tan sólo tuviese que recoger las esferas, pero nos encontramos con un pequeño problema. A pesar de que todos los caballeros habían alcanzado un nivel suficiente como para despertar las esferas elementales en su interior, tú, querido caballero de la tierra, todavía estabas muy por debajo de ese umbral y si te mataba entonces, la esfera elemental de la tierra no despertaría hasta la siguiente generación. Cuando maté a Isabel y vi tus ojos, se me ocurrió esta trama. Era la forma perfecta para que alcanzaras el potencial necesario para despertar la esfera elemental, y ahora, tendré el placer de arrebatarte la vida con mis propias manos”.

El caballero de la tierra escuchaba con atención, mordiéndose la lengua y apretando los puños con fuerza para no salir disparado hacia su objetivo.

“Sin embargo, también ha tenido sus puntos negativos. Sabía que si te quedabas solo no tendrías los medios necesarios para hacerte más fuerte, así que tuve que dejar vivos al resto de caballeros para que te sirviesen de apoyo. El caballero del viento escogió la muerte por su cuenta, pero el resto se fueron haciendo cada vez más fuertes, hasta llegar al punto de constituir una verdadera amenaza. Por eso me vi en la obligación de intervenir, y arrebatar los poderes del caballero del fuego, vuestro pilar central, y hundir así completamente al grupo. No fue suficiente. El caballero del fuego recuperó sus poderes y el imbécil del Capitán Lardo se dejó derrotar por él. Debería darle vergüenza, encima que iba acompañado de la teniente… He de ser sincero, y reconocer que con una fuerza capaz de destrozar de aquella manera a Lardo, yo tampoco tendría ninguna oportunidad, pero el destino es caprichoso, y ha querido que la fortuna me sonría. Vosotros, de motu proprio, habéis acudido sin el caballero del fuego, cavando vuestra propia tumba, pues era el único que tenía alguna remota posibilidad de vencernos a todos. Espero que te hayas despedido de todos tus compañeros, porque no volveréis a veros nunca más”.

Fidel seguía cabizbajo, tratando de contenerse, y cada vez le costaba más.

“Vamos, dime, ¿qué se siente ahora que sabes la verdad? ¿Qué te ha parecido descubrir que todo tu esfuerzo, tu motivación y tu fuerza han sido un engaño, que no has sido más que una marioneta, un pelele, un peón al servicio del rey?”

El caballero no respondió, es más, cerró los ojos para no tener que mirar a su adversario.

“Parece que te has derrumbado por completo. Saber la verdad ha sido demasiado para una mente tan débil como la tuya – se fue acercando caminando, a la vez que hablaba – Te haré un favor y acabaré contigo rápidamente. No sentirás dolor”.

Mesa alzó el brazo, con los dedos de su mano extendidos y juntos. Después, recubrió su brazo con una fina película de energía, creando una hoja artificial.

Primero probó su eficacia con un árbol. Con un movimiento horizontal, cortó el tronco tan limpiamente que a pesar de haber sido cercenado, la parte superior del árbol cayó sobre el tronco cortado y se sostuvo con la inferior sin venirse abajo el árbol entero. Tras eso, se acercó al caballero, con una mano le agarró de un hombro, y con la otra apuntó a su corazón.

“No te sulfures y muere en paz. De todas formas, tampoco tenías ninguna oportunidad de vencer aunque hubieses luchado”.

Mesa se dispuso a asestar una puñalada al caballero, quien en ese momento reaccionó, abrió los ojos y detuvo el ataque de Mesa sujetándole de la articulación del codo.

“¡¿Cómo?! ¿Estabas fingiendo?”

“No, no estaba fingiendo. Siempre se me ha dado muy mal mentir – le dijo en mitad del forcejeo – Simplemente estaba asimilando todo lo que has dicho y tomando una decisión”.

“¿Ah, sí? ¿Y cuál es tu decisión?”

“Me hayas utilizado o no, el caso es que he hoy estoy aquí, y ahora tengo el poder para hacerte frente. Lo que ha pasado antes ya no se puede cambiar, así que no me voy a lamentar por ello ahora. Me da igual lo que has hecho y lo que tienes pensado hacer, ¡lo único que me importa es este combate!”

El forcejeo se rompió y los dos saltaron hacia atrás para alejarse una distancia prudencial.

“¿Te da igual? ¿Esa es tu respuesta después de saber que han jugado contigo durante tanto tiempo?”

“¿Jugado? ¿En serio te crees lo que estás diciendo? Hemos ido mejorando según avanzábamos a lo largo de nuestra aventura, de nuestra historia. Cada isla, cada ciudad, cada persona que nos hemos ido encontrando nos ha nutrido y alimentado por dentro y por fuera. Cada nuevo combate, cada golpe, cada movimiento... He tenido muchos adversarios a lo largo de todo este tiempo, y todos ellos han sido dignos rivales. Duckman, Yolien, El Silenciador de Halitosis, Luigui, Snape, Eddy, Wancho, Miss Jewel, el tío del desierto que no tenía nombre, Mireia, Shawn… ¡Hasta he tenido que enfrentarme al propio Arturo para llegar hasta ti! Algunos de ellos murieron en combate, otros sobrevivieron a enfrentarse a mí pero murieron después a manos de otras personas y, por suerte – sonríe – también varios siguen con vida. Gracias a todos y a cada uno de esos contrincantes hoy estoy aquí, preparado para derrotarte. Estamos en el castillo de la Fiera Deidad, con vistas a eliminaros a todos vosotros y por último al Señor Oscuro, quien quiera que sea, ¿Y dices que todo ha sido únicamente porque nos has dejado? Eso no te lo crees ni tú. Y en cuanto al Caballero Negro, no importa cuántos elementos oscuros coleccione ni lo fuerte que se vuelva, Jonyo le derrotará”.

“¿Que le derrotará? Está bien que tengas sueños, pero no debes de olvidar que los sueños se llaman así porque no pueden hacerse realidad. Blackron ha sido entrenado sin cesar desde que le rescaté de morir en aquel barranco. Su corazón es puro… Puro odio contra aquel que creía que era su amigo pero se atrevió a apuntarle con su dedo acusador. Durante cl combate le robará la esfera elemental del rayo a Jonyo, Jezabel le llevará la esfera elemental del hielo, y yo le llevaré la esfera elemental de la tierra. Será entonces cuando alcanzará el súmmum, y se convertirá en un perfecto organismo de combate, sin el fantasma ético del remordimiento”.

“Piensa lo que quieras, pero te aseguro que Jonyo derrotará al Caballero Negro. Es más, Reik derrotará a la teniente, Gabriel derrotará al Capitán Lardo, y por último, yo te derrotaré a ti”.

“Cuando me despedía de mis alumnos, siempre lo hacía diciéndoles esta frase: Y el próximo día, más. Pero a ti no puedo decirte eso, porque no vas a tener próximo día”.

Fidel no esperó más. Se lanzó al ataque de un salto, y proyectó una patada directa a la cabeza de su adversario. Mesa fue más rápido, le agarró de la pierna y de un tirón le estampó cintra el suelo. El impacto fue lo suficientemente fuerte como para que el caballero de la tierra quedase clavado en el suelo, pero Mesa sabía que aunque estuviese apresado, en realidad estaba envuelto en su elemento, por lo que la situación podría incluso volverse a favor del caballero.

Levantó el pie, y trató de aplastarle la cara, pero Fidel detuvo el brillante zapato de su oponente con una mano, y aprovechando que le tenía sujeto, le lanzó una onda de energía con la otra. Mesa se llevó los dedos índice y corazón a la frente, y al instante desapareció, provocando que el disparo de Fidel fuese al aire.

“Ya estamos con la puta mierda de técnica ésa para teletransportarse” pensó Fidel.

Mesa reapareció en el aire y continuó el ataque donde lo había dejado. Descendió con el pie por delante y aplastó la cabeza del caballero, que se hundió en la tierra. Mesa seguía aplicando fuerza a su ataque, provocando que el suelo a su alrededor se agrietara hasta terminar viniéndose abajo junto al cuerpo del caballero, que quedó sepultado entre las rocas.

“Vaya… Me he manchado los zapatos” fue lo único que dijo al sacar el pie.

Antes de que pudiera dar un paso, el suelo comenzó a temblar, y los huecos entre las rocas comenzaron a iluminarse, dejando salir rayos de luz desde el interior, mientras el temblor iba aumentando. Mesa, que dedujo inmediatamente lo que pasaba, volvió a llevarse los dos dedos a la frente y desapareció un segundo antes de que todo estallara.

Fidel emergió del fondo del foso que quedó tras la explosión, buscando a su objetivo, y Mesa reapareció detrás de él, saludándole con un manotazo en la espalda. El caballero salió despedido en el aire, pero logró contener la caída, darse la vuelta, y disparar una nueva onda contra su oponente, que volvió a teletransportarse, ahora para reaparecer delante de él y devolverle el regalo. Extendió el brazo, posó la mano sobre el pecho de Fidel e inmediatamente disparó una onda que arrastró al caballero hasta estrellarse contra el suelo.

“Cof, cof… – tosía mientras se levantaba – La próxima vez que hagas eso… Te pillaré…”

“Eso sí que es gracioso, aunque contigo ya empieza a sonar patético. No dejas de soñar despierto y de inventarte cosas para subirte la autoestima con unas falsas esperanzas que se volverán contra ti en cuanto despiertes ante la cruda realidad. No puedes hacer nada para detectar el Shunkanido, porque no se trata de un movimiento que puedas seguir rastreando la energía, es un teletransporte”.

“¡Ya veremos quién tiene razón!”

El caballero se lanzó al ataque. Cargó un puñetazo contra su adversario, que volvió a teletransportarse para evitar el golpe un instante antes de ser alcanzado. Fidel cerró los ojos, se concentró al máximo, esperando el regreso de tu oponente.

“¡¡Estás ahí!!” exclamó.

Se dio la vuelta y proyectó un puñetazo hacia el frente, cuando no había nadie delante de él. Un instante después, Mesa reapareció en la trayectoria del puño del caballero, y Fidel logró alcanzarle con un derechazo en la cara.

El cuerpo de Mesa salió rechazado hacia atrás, pero su indignación no apareció hasta que descubrió que estaba sangrando por la nariz.

“No lo entiendo… ¿Cómo lo has conseguido? Es imposible…”

“Jejeje… Toda técnica tiene un punto débil, y ésta no iba a ser la excepción. No te voy a engañar, no ha sido fácil descubrir el fallo, pero tampoco imposible.

Normalmente usas esa técnica para moverte con rapidez entre grandes distancias, pero hoy la has estado usando para evadir mis ataques. Nosotros tenemos una técnica para esas cosas que consiste en desaparecer y aparecer en la misma posición a través de un movimiento rápido. De ese modo, evites el golpe e inmediatamente puedes continuar tu ofensiva donde la dejaste. Sin embargo, enseguida me he fijado en que tú no hacías eso nunca. Siempre aparecías en otra posición. No tardé en preguntarme por qué. Al principio creía que simplemente no querías, pero después de verte usarlo varias veces me he dado cuenta de la verdad. No es que no quieras, es que no puedes”.

Mesa no rebatió esa afirmación, se quedó callado, escuchando atentamente.

“Al tratarse de una traslación instantánea, la cosa es más compleja – continuó el caballero su hipótesis – Si te teletransportas sin pensar, puedes ir a algún sitio donde esté una persona, o un objeto cualquiera, se convertiría en un hostión instantáneo… No podía ser… Si en un espacio ya está ocupado por cualquier tipo de materia, no te puedes teletransportar hasta él, necesitas un espacio vacío. Pero en este planeta no hay espacios completamente vacíos, eso sólo pasa en el espacio. Dentro de la atmósfera hay todo tipo de gases, y aunque no podamos ver la mayoría, están ahí, y ocupan lugar. Así que, ¿cómo podías llevar a cabo una técnica así con éxito? Pues muy sencillo, haciendo un intercambio. Cuando tú te mueves a la posición de destino, lo que estaba en la posición de destino se mueve a tu posición de origen. Con eso se solucionaría el problema, pero claro, tiene que ser un cuerpo entero, no puedes cambiarte por media persona o por un trozo de roca, y además debe tener la misma forma que tú, así que sólo queda una opción. Cuando cambias de posición, intercambias tu posición con el aire del lugar de destino, que al estar formado por un montón de partículas enteras, es sencillo de trasladar y amoldar a tu gusto. La técnica sería perfecta, sino fuera por un pequeño detalle. Tiene un período de latencia ínfimo, casi inapreciable, un instante antes de que tanto tú como el aire reaparezcáis, el área de origen y de destino se convierten en un espacio vacío, generando un cambio de presión en el aire, que aunque pequeño, ¡es detectable! Así, se puede saber fácilmente donde aparecerás”.

Cuando el caballero terminó de hablar, se hizo el silencio de nuevo. Mesa se limpió la sangre con un pañuelo, y después sonrió.

“Parece que has mejorado… un poco” contestó Mesa.


Curiosidades!!!


El ataque que usa Mesa para intentar rematar a Fidel es una técnica de Salza, un esbirro de Cooler, el hermano de Freezer, que sale en una OVA de Dragon Ball Z


Shunkanido, famosa técnica de teletransportación de Goku.