domingo, 3 de mayo de 2009

Episodio XCIII

Título: Turn the True Power On

Tamaño: 10 (La próxima vez que vaya a prometer algo así lo pensaré mejor, he puesto en peligro la estabilidad del volumen y ha estado a punto de no darme para las 10 páginas).

Dedicado a: N/A

Agradecimientos: El diccionario de sinónimos, La Biblia y Yahoo Respuestas por lo del agua.

Episodio XCIII



T

ras el grito, Peter volvió a mirarse el brazo. Todo estaba en su sitio. Su brazo estaba intacto y pegado a su hombro. No había ni una gota de sangre por el suelo, ni siquiera en la espada de JesuCristo, pero su cuerpo temblaba, su frente sudaba, su corazón estaba acelerado. Todo su cuerpo estaba como se le hubieran cortado el brazo de verdad, pero el brazo estaba ahí.

“¿Una ilusión?” preguntó Arturo.

“No. No lo era – dijo Reik convencido – Recuerda ese grito. Las ilusiones no duelen”.

“¿Por qué... has tenido que llegar tan lejos?” pensaba el sacerdote observando impotente.

“Tú... – le dijo Peter con total informalidad – ¿Qué me has hecho? Eso no era una ilusión, ¿verdad?”

“Cortarte el brazo sí fue una ilusión, pero el dolor no era imaginario. En realidad el dolor no existe, sólo es un mecanismo de defensa creado por el cerebro para avisarte de situaciones de riesgo. Únicamente hago que tu cerebro envíe esa señal al lugar que toco con mi espada, el resto son sólo alucinaciones.

En el pasado, nuestros antepasados eran llevados al circo romano, donde las fieras les devoraban poco a poco acompañadas del clamor del público. Esta técnica sirve para que puedas experimentar todo el dolor de nuestro pueblo en tus carnes sin que caiga ni una gota de sangre. Ese es el verdadero poder de mi espada, ¡el Mirage Pain!”

Y de esta forma, tu poder de curación es inútil al no haber nada que curar. No tienes nada que hacer. Ríndete y evitarás sufrir inútilmente, ya he dicho que no me gusta utilizar esta técnica, porque ha nacido del odio y el sufrimiento, y lo único que consigue es causar dolor”.

“¿Entonces puede simular cualquier ataque pero no hiere? ¿Sólo provoca dolor? Pero si no hiere a Peter, ¿cómo piensa ganar?” preguntó el caballero del fuego.

“Un dolor tan intenso puede incapacitarle para atacar, e incluso para moverse, seguramente lo que planee sea que abandone el combate pacíficamente: Si Peter no piensa algo rápido, una sucesión de ataques de dolor tan fuertes como cortarte un brazo le causarían un colapso que lo mataría”.

“¿Tan peligroso lo ves?”

“Y más – irrumpió el sacerdote en la conversación – Vuestro amigo morirá al tercer golpe. Hacedle un favor y decidle que detenga esta locura”.

“Aunque se lo dijéramos nosotros no aceptaría rendirse” dijo el caballero del hielo.

“¡Pues ayudadlo o detenedle vosotros!”

“Lo siento, Shinkan, pero coincido con Reik. No tenemos derecho a intervenir. Debemos respetar a nuestro compañero”.

“¡Tonterías! ¡La vida es más importante!”

“Saldrá con vida. Lo sé...” dijo Arturo con total seguridad cerrando la conversación.

Aún con el corazón algo agitado, Peter recuperó la compostura y se colocó en posición de combate, sin saber exactamente qué iba a hacer.

“Bueno, ¿qué opinas de mi poder?”

“Que para ser el Hijo de Dios eres un hijo de...”

“¡No toleraré insultos!” exclamó y se colocó en posición de rezo.

“Va a hacerlo de nuevo...” dijo Arturo.

Y Dios de le dijo a Abraham,

Ofrecerás a tu hijo en sacrificio hacia mi persona

Abraham llevó a su hijo Isaac al monte, y él le dijo,

Padre, tenemos el fuego y la leña pero,

¿Dónde está el cordero para el sacrificio?

Dios proveerá, hijo mío.

Abraham ató a su hijo y cogió el cuchillo para degollarlo,

Cuando un ángel lo llamó desde el cielo y le dijo,

No extiendas tu mano sobre tu hijo ni le hagas nada,

Pues ya sé que temes a Dios,

Entonces Abraham alzó los ojos y vio a un carnero,

Al que ofrecieron en sacrificio en lugar de su hijo”.

Al terminar la oración, JesuCristo lanzó la espada contra Peter en vez de atacarle.

“Atraviesa, Kusanagi”.

“¡Ha tirado la espada! – exclamó confuso el Presidente – ¡Esta vez es de verdad!”

Peter no fue de capaz de esquivar la espada y ésta se le clavó en el estómago y le salió por la espalda. La fuerza del impacto le hizo caer, clavándose la espada en el suelo y quedando empalado escupiendo sangre por la boca. El Hijo de Dios caminó hasta él y sustrajo la espada con rapidez y sin delicadeza, y en ese momento la ilusión terminó, quedándose Peter tirado en el suelo presionando con fuerza el lugar en que hasta hace un segundo creía tener un agujero.

“Puede utilizar su ilusión incluso sin sostener la espada, que terrible poder... – pensó Arturo – E inutiliza también la barrera, al existir golpe que bloquear. ¿Cómo vas a salir de ahí, Peter?”

“Te veo muy cansado, Peter... Creo que te llamabas así... – le dijo su oponente – Y básicamente las cosas no han cambiado tanto. Antes te hería de verdad y te curabas, te dolía igual, pero ahora no te hiero, sólo te duele, no deberías estar pasándolo tan mal...”

“Se te olvida que todos tus golpes actuales son mortales – pensaba Peter mientras le miraba mal – Pero claro, eso te ahorras decirlo”.

Cuando el dolor le bajó, Peter se levantó con mucho esfuerzo y volvió a su posición de combate.

“¿Insistes en seguir luchando aún sabiendo a lo que te enfrentas? Esta es una técnica secreta y prohibida. No tienes nivel para hacerla frente”.

“Así que una técnica secreta y prohibida. ¿Sabes? Nos parecemos más de lo que pensaba...”

“¿No querrás decir que tú guardas un as en la manga?”

“Es posible...”

De pronto una misteriosa aura verde envolvió el brazo derecho de Peter ante la sorpresa de los dos caballeros.

“¿Una técnica secreta? – se asombró el caballero del fuego – ¿Cómo es que no hemos sabido nunca nada de ella?”

“Parece que el pequeño también guarda sus secretos” dijo Reik.

“¿Qué es ese aura verde? ¿Algún tipo de amplificador de fuerza en tu brazo? Sea lo que sea, requiere que me golpees directamente, y esa es una oportunidad que no tendrás”.

“Esta es mi única técnica que viola todos mis principios y atenta contra el Juramento Hipocrático que juramos todos los médicos al licenciarnos... Pero si algo he aprendido estos días, es que a veces hay que dejar de lado todo eso si quiero lograr un objetivo... ¡Y más si se trata de enmendar un error! ¡Adelante!”

“Como quieras, pero no llegarás a tocarme...”

“Mi única oportunidad es mientras recita la oración antes de atacar... Tengo tiempo...”

JesuCristo bajó su espada, cerró los ojos y comenzó una nueva oración.

“¡Ahora!” exclamó en sus pensamientos y empezó a correr sin mirar atrás.

El Señor es mi pastor,

Nada me falta,

En verdes praderas me hace repostar

Me conduce hacia fuentes tranquilas

Y repara mis fuerzas

Me guía por el sendero justo,

Por el honor de su nombre

Aunque camine por cañadas oscuras

Nada temo,

Porque tú vas conmigo.

Preparas ante mí una mesa

Enfrente de mis enemigos,

Me unges la cabeza con perfume

Y mi copa rebosa

Tu bondad y tu misericordia

Me acompañan en todos los días de mi vida,

Y habitaré en tu casa,

Por siempre”.

JesuCristo abrió a los ojos y Peter estaba encima de él, con el puño en posición para golpearle.

“¡Toma esto! ¡Mano del Destino!”

“Iluso... Tritura, Kusanagi”.

El Hijo de Dios subió la espada y cortó a Peter por la mitad desde la entrepierna hasta su hombro izquierdo, saliendo la espada por el cuello sin llegar a alcanzar la cabeza. A pesar del dolor, Peter consiguió rozar la misma mejilla que le había golpeado durante el Duelo de Insultos, por la misma fuerza de la gravedad al caer su cuerpo hacia el suelo. Para sorpresa de todos, el roce del aura verde no dañó al Hijo de Dios, sino que curó la herida que ya tenía en el interior de la boca.

“¿Qué tipo de broma es esta?” comentó JesuCristo al notarlo.

Cuando Peter tocó el suelo, la ilusión terminó y su cuerpo volvió a unirse a ojos de todos. Sin embargo, el dolor de ese último ataque fue considerablemente más intenso que los demás y se tuvo que quedar en el suelo retorciéndose durante un rato porque el dolor no bajó de golpe.

“No eres el primero que trata de atacarme durante mi oración, pero si eres el primero que acierta, aunque si me vas a curar, voy a tener que dejar que me golpees más a menudo. Ahora en serio, acepta tu derrota. El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional”.

Peter, más centrado en apaciguar su dolo que en las palabras de su adversario, al final logró levantarse. No obstante los efectos del Mirage Pain ya se hacían notar. Los sucesivos ataques indiscriminados a su sistema nervioso hacían que le temblaran las piernas, que jadeara estando completamente sano y que cada vez que movía una de las partes de su cuerpo que habían sido afectadas, un brote de aquél dolor le revolviese en la memoria.

“Dime, Reik, ¿puede ser que ese aura verde sea el poder de curación de Peter tan concentrado que pueda verse a simple vista?”

“Eso explicaría que su golpe haya curado a JesuCristo en vez de dañarlo, y es cierto que cuando cura emite una tenue luz verde, ¿pero qué sentido tiene atacar a tu oponente con una técnica curativa?”

“Tiene que haber algo más...” concluyó y los siguieron observando.

Peter recubrió su brazo de aquella extraña aura verde de nuevo, esta vez, con un fulgor mucho más intenso.

“No ha sido suficiente, tengo que darle más, mucho más... ¡Hasta el límite!”

“¿Vas a curarme otra vez?” bromeaba JesuCristo.

“¿Vas a callarte alguna vez?” respondió tajantemente.

“Sí. En cuanto acabe contigo. Con este golpe acabará todo”.

“Vale... Sólo tengo una oportunidad... – pensó Peter – Parece que sólo hay una manera de acabar con esto...”

El Hijo de Dios cerró los ojos y empezó a rezar.

Y Dios le dijo a Moisés

Toca estas piedras con tu báculo y manará agua.

Moisés dudó de sus palabras,

Y Dios le dijo enfurecido,

Llegarás a ver la Tierra Prometida,

Pero no llegarás a pisarla”.

“¿No es tu Dios un poco cruel?” preguntó Peter mientras corría para atacar.

“Al ver la dureza del corazón de su pueblo, Dios mantuvo a su pueblo durante cuarenta años en el desierto, hasta que murieron todos los de aquella generación y sus hijos vieron sus cadáveres consumirse en el desierto. Ese fue su castigo por dudar de Dios después de haberles salvado del yugo egipcio, pecado que hoy repetís vosotros, ateos sin fé alguna. Y por eso, acabaré con este combate seudo cortándote la cabeza y causándote un dolor que no podrás soportar”.

“¡¡Inténtalo!! ¡¡Esta vez no te saldrá bien!!”

“Sesga, Kusanagi”.

El Hijo de Dios asestó un corte horizontal a la altura del cuello de Peter, pero esta vez, a pesar de que le cortó la cabeza, un instante después se rompió la ilusión y Peter continuó avanzando hacia él con el puño ya hacia el frente.

“¡¿Cómo es posible?! ¡¿No le ha dolido?!”

De pronto vio que una sucesión de gotas de sangre acompañaba el recorrido de su adversario. Lo siguió y vio que tenía su origen en la mano de Peter, quien se la había atravesado con la espada de Arturo, y seguía avanzando mientras se mordía la lengua para aguantar el dolor.

“¡¡¡Oh, no!!!”

“Je... Se acabó... ¡¡¡Mano del Destino!!!”

El puño de Peter impactó en el pecho de JesuCristo produciendo un extraño efecto. Su piel comenzó a agrietarse como una pared y empezaron a saltar pedazos de carne y hueso del interior cual fragmentos de una roca hasta que el interior de su pecho quedo desgarrado y completamente al descubierto. El Hijo de Dios cayó al suelo y se quedó boca arriba inmóvil, ante la atónita mirada de todos los presentes.

“Pido disculpas a tu Dios por haber usado esta técnica”.

Habían pasado los cinco minutos y la barrera aún no se había cerrado. A pesar de que le quedaba poco, todavía había espacio para que entrara una persona.

“Ya han pasado los cincos minutos, ¡vámonos Fidel!”

“No debe quedar mucho para que se cierre, esperad un poco más...”

“¡No! ¡Nos vamos! ¡Vamos Fidel!”

“Maldición... Esto no entraba en mis planes... Tendré que improvisar” pensó Alá.

El caballero de la tierra se había quedado dormido de ver la barrera cerrarse un le salía una pompa de moco de la nariz.

“¡¡¡¡¡Despierta de una vez!!!!!” le gritó al oído.

Fidel se despertó de un sobresalto, pero enseguida volvió a amodorrarse.

“Mmmmmm, ¿qué pasa? – dijo mientras se estiraba con total tranquilidad – ¿Ya es de día?”

“Es de día desde hace mucho tiempo. Ahora espabila, tenemos que derribar la torre de cristal”.

“Mmmmmmmm... Vaaaaleeee – dijo volviendo a estirarse – Ya voyyyy”.

De repente notó como alguien le agarró del brazo. Giró la cabeza y vio cómo Alá le lanzaba contra el agujero de la pared de la barrera, que estaba a apunto de cerrarse.

“¡¿Pero qué haces?!”

“Mierda, me esperaba algo así” dijo Gabriel al darse cuenta de la situación.

Dada la velocidad que llevaba, el caballero de la tierra no pudo frenar a tiempo y salió de las ruinas mientras veía cómo el agujero se hacía cada vez más pequeño. Sin embargo, consiguió dar una vuelta en el aire y con el impulso de la caída en la arena dio un salto para volver a entrar antes de que fuera demasiado tarde.

“¡Y ahora tú!” gritó y se dirigió contra el caballero de la rosa.

Gabriel desenvainó su espada sin dudar, pero Alá le agarró por la muñeca, impidiéndole manejarla.

“Tiene fuerza...”

El líder del Clan StormReaver siguió apretando hasta que Gabriel se vio obligado a soltar la espada, que se clavó en la arena a su lado.

“Lo siento, no es nada personal... Es la voluntad de Dios”.

Al igual que acababa de hacer con Fidel, Alá lanzó al caballero de la rosa hacia fuera de la pared, aprovechando que el hueco que quedaba era menos de medio metro y si salía no podría volver a entrar.

“¡Vamos! ¡Sal!”

Para su desgracia Gabriel chocó contra Fidel, que trataba de entrar, justo en el límite de la barrera, y el caballero de la rosa quedó dentro y el de la tierra fuera, mientras los tres vieron como se cerraba el minúsculo agujero que quedaba y la barrera se volvía igual de impenetrable.

“¡No! ¡He fallado! ¡Uno ha quedado dentro!”

Gabriel se levantó con calma, sabiendo que ya no había nada que hacer, y frotándose la cabeza tras haber chocado contra Fidel.

“Bueno... Parece que hemos tenido algo de suerte...”

“¡¿Suerte?! ¡¿Cómo puedes decir eso?! – gritaba Fidel desde el otro lado de la barrera – Por si no lo ves yo estoy fuera”.

“Ha sido culpa tuya por descuidarte. Tu amabilidad y excesiva confianza con los extraños es otra de esas cosas de ti que no soporto”.

“Serás... ¡Ahora verás! ¡Abriré un nuevo hueco! Se acaba de cerrar, seguro que aún está débil”.

Fidel propinó un puñetazo justo en el lugar en el que antes se había cerrado el agujero, pensando que era el punto más débil, pero fue inútil, la barrera le rechazó y cayó al suelo dando vueltas.

“Déjalo... No vas a conseguir abrir un agujero”.

“¡Que sí! ¡Es que era un golpe muy débil!”

Cargó una onda de energía y la lanzó contra el mismo punto. La onda fue desviada por la barrera nada más impactar contra ella, perdiéndose en el cielo. Optó entonces por una bola de energía, pero más grande, que al impactar no fue desviada sino contenida en la pared hasta que reventó en un centenar de pedazos.

“Ya te he dicho que es inútil, ¿por qué no te vas con Arturo y Peter o con Jonyo antes de que derriben ellos su torre?”

“¡No! ¡Se reirán de mí!”

“Es lo normal cuando uno hace el ridículo”.

“¡¡¡Por eso abriré un agujero en esta barrera con mis propias fuerzas!!! ¡¡¡Caos arenoso!!!”

Un cúmulo de arena se arrejuntó alrededor de Fidel, pero esta vez no creó una figura de sí mismo gigante, sino que envolvió su brazo de arena bien compactada, creando un puño gigante.

“¡¡¡No desperdiciaré energía como la otra vez!!! ¡Esta vez lo haré bien!!!”

Utilizó su puñetazo gigante para cargar contra la barrera con todas sus fuerzas y esta vez la arena no se desvaneció según alcanzaba la barrera, sino que le plantó cara y resistió a pesar del rechazo.

“¿Lo va a conseguir?” pensó Gabriel

La barrera comenzó a ceder. A pesar de que enviaba constantes reflejos para rechazar la fuerza del caballero de la tierra, estos eran insuficientes y parecía que todo se tornaba el favor del moreno caballero.

“Un poco más...” pensaba mientras seguís empujando.

De pronto un impulso más fuerte vino del centro de la barrera y destruyó las esperanzas del caballero, destruyendo su ataque y rechazándole, acabando en el suelo de nuevo.

“Así que la torre central puede fortificar aún más la barrera en caso de emergencia...” pensó Gabriel.

El caballero se levantó, dispuesto a seguir intentándolo.

“Fidel... Para” le ordenó su compañero.

“Tengo... que entrar ahí...” susurraba mientras pensaba que ataque iba a hacer después.

“Te diré algo para que dejes de intentarlo... Escucha. Ahora mismo, ni siquiera yo, con mi técnica de antes, podría romper la barrera. Sólo pude porque estaba la torre. No malgastes tus fuerzas y ve con Arturo o Jonyo”.

Fidel se resignó al escuchar esas palabras y dio un puñetazo al suelo de rabia.

“Esta bien, iré con Jonyo...” susurró y empezó a correr antes de que nadie pudiera decirle nada.

“¡Ve volando o no llegarás a tiempo!” le gritó su compañero.

El caballero de la tierra no contestó, pero de pronto se escuchó como se elevaba en el aire. Una vez se alejó, Gabriel y Alá se miraron.

“Ahora que ya se ha ido – comenzaron a hablar mientras daban vueltas en círculo para mantener la distancia de seguridad – Hablemos... ¿Qué te propones? ¿No habías dicho que estabas harto de ver sufrir a tu pueblo y que no querías ver más derramamientos de sangre?”

“Sí, y era cierto, por eso he venido solo. No quería que ninguno de mis seguidores se vieran infiltrados en esta batalla. Si soy derrotado aquí, el Islam morirá conmigo, pero no morirá ningún inocente más”.

“¿Y qué esperas conseguir?”

“Primero te derrotaré, luego derrotaré a Seagram y por último conseguiré el tesoro y con él devolveré a mi pueblo al lugar que merece”.

“Ya veo... Pero dime una cosa, ¿por qué no me lanzaste a mí primero para asegurarte de que quedaba fuera e ir luego a por Fidel? ¿Por qué lo hiciste al revés sabiendo que podías fallar?”

“Ya que voy a ser recordado por devolver la gloria que merece a mi pueblo, no quiero que se cuente que mi batalla final fue contra el más débil de los caballeros, sino contra el más fuerte”.

“Que halago, así que me consideras el más fuerte. ¿Qué me dices de Arturo en SuperGuerrero?”.

“Aunque es muy poderoso, no puede alcanzar esa forma voluntariamente. Sin embargo, ese ataque de antes... Estoy convencido de que supera su fuerza, o por lo menos la iguala, ¿me equivoco?”

“Tendría que calcularlo...”

“Claro... Lo suponía...”

“Entonces... – dijo al llegar hasta donde estaba su espada y recogerla – Parece que tendré que darte una lección”.

Peter dispersó el aura verde de su brazo, y utilizó esa mano para extraer la espada de Arturo clavada en su mano.

“¡¡¡¡Aaaaarrrgghhhhhh!!!!” gritó al sacarla.

Shinkan, Arturo y Reik se acercaron al ver que todo había terminado

“Ha conseguido evitar los efectos del Mirage Pain causándose dolor de verdad para no confundirse... Ha descubierto el punto débil de mi técnica y me ha vencido con la suya... ¿Es esta, de verdad, tu voluntad, Dios?”

“¿Puedes decirnos qué ha pasado exactamente, Peter? – Preguntó Arturo – Y creo que hablo por todos. ¿Por qué tu ataque antes le ha curado y ahora le ha derrotado?”

“¿Nunca te han dicho que todos los excesos son malos? La leche es buena pero si la tomas en exceso el calcio pasa a formarte piedras en los riñones. La verdura es buena pero si eres vegetariano y no comes carne tendrás carencia de proteínas. Incluso el agua te puede matar si bebes demasiado. Da igual lo buena que pueda ser una cosa, su exceso provoca el efecto contrario. El ataque Mano del Destino consiste en eso. Es una sobredosis de poder curativo, concentrado en un solo punto, que desestabiliza el sistema inmunológico del individuo, haciendo que su toda materia orgánica se descomponga” explicó mientras su curaba la herida de su mano con el poco poder que le quedaba.

“Claro, por eso cuando le golpeaste la primera vez le curaste, porque un roce no daba la cantidad suficiente para una sobredosis – dijo Reik – Tenía que ser un golpe directo”.

“¿Por qué no la has usado antes? – Le preguntó el caballero del fuego – Por ejemplo cuando te enfrentaste a Jose”.

“Ya te lo dije, viola todos mis principios y el Juramento Hipocrático. Al fin y al cabo no es más que utilizar un poder que originariamente sirve para ayudar a la gente para hacerla daño. Espero no volver a utilizarla nunca más...”

“Entonces, ¿se va a morir?” preguntó apenado el sacerdote.

“Por supuesto que no. Cuando el poder curativo que he introducido en su cuerpo vuelva a niveles normales, se regenerará como por arte de magia”.

“Quien lo diría...” comentó el sacerdote al ver su cuerpo inmóvil, pero con las extremidades temblorosas, el pecho desgarrado y semiinconsciente.

“¡¡Ahora vamos a por esa torre!!” exclamó en cuanto terminó de curar su mano.



PD: Es una pena que se haya acabado el combate, es uno de esos que llevas todo el volumen escribiendo esperando a que llegue esa parte para poder hacerla... (Como la muerte de Suso o la primera aparición del SuperGuerrero) Al menos espero que hayáis disfrutado leyéndolo tanto como yo escribiéndolo ^_^
PD2: Cuantos secretos tienen todos ¬¬

2 comentarios:

Jon dijo...

Cuanta razon tienes,aqui todo el mundo tiene secretos y es importante que los siga habiendo por el bien de los caballeros, asi ganan mucho interes, weno weno pues la historia continua,haber que nos cuentas en el proximo capitulo.

Todo su cuerpo estaba como se le hubieran cortado el brazo de verdad(si le hubieran)
Y Dios de le dijo a Abraham(Dios le dijo )
Peter no fue de capaz de esquivar la espada y ésta se le clavó en el estómago y le salió por la espalda(no fue capaz de)
E inutiliza también la barrera, al existir golpe que bloquear. (creo que aqui querias poner al no existir golpe que bloquear)
El caballero de la tierra se había quedado dormido de ver la barrera cerrarse un le salía una pompa de moco de la nariz.(sobra el un)
Al fin y al cabo no es más que utilizar un poder que originariamente sirve para ayudar a la gente para hacerla daño(no para hacerla daño)
Un saludo a todos
P.D Enhorabuena por haber aprobado el practico.

Dani Lopez dijo...

Muy buen capitulo, si señor =D. Que gran combate jejeje, a ver que pasa en el próximo ^^.

Felicidades por el carnet!!!