domingo, 17 de mayo de 2009

Episodio XCV

Bueno, esta vez lo pongo antes porque como la semana que viene es el especial, más me vale ir algo adelantado. De hecho mientras escribía el final es este he ido poniendo el principio del otro, por eso no ha salido a las 0:00 (ahora en realidad son cerca de las 3 xD), que +18 páginas son muchas páginas xD Por último recordar que el siguiente capítulo sale el lunes y no el domingo porque el 25 es el lunes, y sobre lo que pasará después, habrá que ir pensándolo...

Título: Unexpected

Tamaño: 7'79

Dedicado a: Hilda (la madre de Suso ^^)




Episodio XCV




L

os restos de la torre de piedra se precipitaban sin cesar, según el hielo iba fracturando cada bloque y haciéndolo caer. La torre se iba derrumbando de arriba abajo, bajo la misma secuencia con la que Reik había hecho propagarse el hielo. A medida que la cima de la torre se iba desmoronando, el agujero en la pared de la barrera se abría detrás.

“No puedo creerlo… – susurraba Peter, asombrado ante la debilidad de su invento que ni él mismo había sido capaz de deducir – Ha descubierto una manera de derribar la torre no ya sin haberla diseñado él, sino sin saber nada de lo que está pasando aquí”.

“Nos decepcionas, Peter – le contestó el caballero del fuego – ¿Qué esperabas? ¿Acaso creías que no seríamos capaces de hacerlo?”

“No es eso… Pero imaginaba que nos costaría más… No pensé que esta torre tendría un punto débil tan evidente…”

“¿Y la torre que han tirado Gabriel y Fidel? ¿Tampoco esperabas que la tiraran? Han sido muy rápidos, así que no creo que les haya costado mucho”.

“Es verdad – Peter empezó a dudar de sí mismo y de su invento – ¿Será que el sistema no es tan bueno como yo pensaba?”

“¿Podremos tirar las torres que quedan de la misma forma?”

“No… No sé cómo han tirado la torre de madera, pero está claro que no ha sido de esta forma. Ninguno de esos dos puede hacer algo así – decía mientras un trozo de piedra con hielo caía a su lado – Ahora que lo pienso, ¿cómo lo habrán hecho? En cualquier caso, con la torre final no funcionará un truco así, no tiene impurezas a causa de la erosión ni está hecha a partir de bloques superpuestos. Jonyo lo va a tener difícil…”

“Al igual que nosotros, él también está tardando mucho, ¿qué pasará?”

“Olvídalo, recuerda que nuestro objetivo es que uno de nosotros llegue a la torre central y la destruya para abrir el paso a los demás, para eso nos dividimos”.

“Vamos, Jonyo – le animaba el caballero en sus pensamientos – Esa torre tiene que tener algún punto débil también”.

Lo que ellos no sabían era que Jonyo aún no se había enfrentado con la torre. El caballero se levantó del suelo con cuidado, temiendo caer de nuevo en aquella extraña realidad. Hilda le observaba sonriendo, al saber que no tenía ninguna posibilidad de evitar su técnica.

“¿Qué ha sido eso?” preguntó Jonyo.

“Es la prueba de que no tienes ninguna oportunidad de ganar. Esto está totalmente fuera de tu nivel”.

“Puede decir lo que quiera, pero que no haya podido evitar el ataque no significa que no sepa qué ha ocurrido – pensaba el caballero mientras mantenía la guardia – Todo comenzó cuando la esfera verde de su báculo morado comenzó a brillar, fue ella la que me transportó a ese extraño mundo, si de verdad me transportaron a algún lado, claro.”

Un suave terremoto interrumpió sus pensamientos. Esta vez no había duda, sabían lo que estaba pasando y sabían de donde venía el temblor. Con la vista confirmaron su teoría.

“La tierra tiembla... de nuevo – dijo Jonyo – Arturo y Peter han tirado la segunda torre”.

“Todos los demás han tirado ya su torre, y tú sigues aquí perdiendo el tiempo – le criticó sin piedad – Ya no es que puedas pensar que eres un inútil dentro de tu grupo porque no tienes ocasión de combatir, es que ni combatiendo demuestras lo contrario. Me parece que quieres irte del grupo porque temes no poder ser necesario aunque quieras”.

“Eso que dices es muy cruel... No es propio de ti, ¿por qué te comportas así?”

“Después de conocer tu pasado mi opinión sobre ti ha cambiado. A pesar de haber hecho lo correcto, huyes de tu pasado como si te hubieras equivocado y merecieras un castigo. ¿Debo aceptar en mi pueblo a alguien así?”

“Sé muy bien lo que hice, y por lo menos para mí, no es algo de lo que sentirse orgulloso. La decisión que tomé después era la única opción que quedaba después de todo aquello. Y no soy un inútil, es posible que alguno de los otros grupos no haya encontrado resistencia a derribar la torre”.

“Claro, seguro que JesuCristo les ha invitado amablemente a pasar”.

“Parece que la única forma de hacerte ver lo que valgo es derrotándote”.

“Cosa que no podrás lograr con tu nivel actual” dijo cruzando los dos báculos.

“¡¡¡¡Jonyo!!!!” gritó una voz a lo lejos.

Los dos se giraron en dirección a donde venía la voz. El caballero de la tierra apareció volando a toda velocidad y aterrizó delante de su compañero, jadeando.

“¿Fidel? ¿Qué haces aquí? Tendrías que estar con Gabriel. ¿Ha pasado algo?”

“Es largo de contar... Dejémoslo en que estoy aquí. ¿Aún sigues combatiendo? – Dijo al ver a Hilda con los báculos – Te pondré al día en cuanto acabes, ¿vale?”

“Vale, no tardaré”.

“¡Demasiado lento! – Exclamó la mujer – ¡Black Magic!”

El caballero del rayo no tuvo tiempo de reaccionar y la esfera verde volvió a iluminarse, penetrando de nuevo la luz a través de sus ojos. En esta ocasión, el caballero de la tierra pudo observar la situación desde fuera. En cuanto la luz entró en sus ojos, sus pupilas se volvieron grisáceas, como si estuviera ciego, y se quedó quieto y callado de repente. Fidel le llamó, tratando de despertar su atención, pero el caballero estaba como ausente, no respondió a su llamada. Mientras tanto, Hilda había levantado su báculo rosa y la esfera azul que había en su extremo empezaba a iluminarse. Generó una bola de energía rosa sobre el báculo y la lanzó contra el caballero, que seguía ausente y no pudo evitarlo.

“¡Black Burning!” exclamo al lanzarla.

La bola impactó contra su pecho y explotó tirándole al suelo. Segundos después el caballero recobró el sentido.

“Otra vez estoy en el suelo...”

“¿Pero qué has hecho? ¿Por qué no has esquivado un ataque tan fácil? – le echaba en cara su compañero – ¿Y por qué no contestabas cuando te llamaba? Te has callado de repente”.

“¿Me he callado? Entonces no me transportas a ninguna dimensión extraña – dijo sonriendo ante su oponente – Únicamente confundes mis sentidos. Gracias Fidel, ahora ya sé lo que tengo que hacer”.

“¿Yo qué he hecho?” se preguntaba el caballero de la tierra.

“La luz verde que emites con el báculo púrpura es la que crea esa especie de ilusión en la se ve todo en negativo, así que únicamente tengo que combatir con los ojos cerrados y se acabó el problema”.

Hilda sonrió y se preparó para atacar de nuevo. Jonyo cerró los ojos y se lanzó al ataque con total seguridad. A pesar de tener los ojos cerrados, el caballero podía distinguir en que lugares había más y menos luz a través de sus párpados. Una fuente de luz comenzó a generarse delante de él, por lo que dedujo que Hilda pretendía atacarle de nuevo. Seguro de sí mismo, comenzó a preparar un Ligthing Plasma para acabar con el combate de una manera rápida y sin causar mucho daño a su amiga.

“¡Black Magic!”

La esfera verde se iluminó de nuevo y el caballero se vio de nuevo en aquella extraña realidad. Era extraño, no había abierto los ojos en ningún momento, pero había sido capturado de nuevo. Al igual que las veces anteriores, estuvo unos minutos paralizado, sin sentir nada, hasta que el cielo comenzó a agrietarse y la realidad se rompió en pedazos, apareciendo detrás la verdadera. Por tercera vez, el caballero del rayo se vio en el suelo, tras haber estado convencido de poder evitar el ataque.

“¡¡¡Otra vez!!! – Le gritaba Fidel – ¡¡¡¿Pero por qué te quedas ahí parado como un tonto?!!! ¡¡¡Ataca de una vez y acaba con esto!!! ¡¡¡Todos nos están esperando!!!”

“Como si fuera tan fácil... – susurró – Que raro... Si tenía los ojos cerrados, ¿cómo me ha afectado la luz?”

“Muy patética tendría que ser mi técnica para que se anulara de una forma tan simple – le interrumpió Hilda – No eres el primero que intenta esa tontería, pero el Black Magic es capaz de atravesar los párpados y afectarte aunque tengas los ojos cerrados. Mientras tengas la capacidad de ver, no habrá nada que puedas hacer contra mí”.

“Con que mientras tenga la capacidad de ver no podré vencer, ¿verdad? Eso me da la solución...”

“Ey, Jonyo, tio, no estarás pensando en...”

“No me lo puedo creer, ¿vas a renunciar a un sentido por ganar un combate?”

“No lo hago por mí, todos estamos luchando por Peter” dijo mirándose los dedos índice y corazón.

“Para, Jonyo, seguro que puedes ganar de alguna otra manera” le decía su compañero mientras veía como se acercaba los dedos a la cara.

Pamela comenzó a recobrar el sentido poco a poco, pero después del rayo que había recibido antes, se le habían caído las gafas y veía borroso. Palpó por el suelo hasta encontrarlas y al ponérselas, su única visión fue ver al caballero del rayo incrustándose los dedos en los ojos y destrozándoselos, mientras se escuchaba el sonido de los globos oculares espachurrándose contra las cuencas por la presión de sus dedos y un chorro de sangre salía por cada agujero.

“¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡JOOOOOOOOOONNNNNNYYYOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!!” gritó la niña con todas sus fuerzas al ver tan desoladora imagen.

El caballero de la rosa se puso en guardia mientras veía acercarse a su oponente a gran velocidad.

“Si dejo que se acerque y utilice el cuerpo a cuerpo, estaré en clara desventaja... Antes casi me rompe la muñeca... ¡Necesito mantener la distancia!”

El caballero de la rosa preparó nuevas rosas, esta vez amarillas y las lanzó contra su oponente, que las evitó cambiando de dirección mientras continuaba acercándose. Al ver que no funcionaba, sacó la espada y trato de cortarle. El árabe la detuvo con las manos desnudas, y el filo le cortó en la palma de la mano con el impacto, pero de nuevo, no sangró.

“¿He detenido mi espada con las manos aún sabiendo que se iba a cortar? ¿Por qué?” pensó perplejo el caballero.

Aprovechando su desconcierto, su oponente le propinó un puñetazo en el estómago que le hizo soltar la espada y le tiró contra una estatua de oro de un dios oriental gordo, que había por allí. Al haberse quedado la espada en la mano de Alá, la devolvió contra su dueño, no sin antes haberse asegurado de hacerlo con la punta mirando hacia él. Gabriel vio venir la espada y saltó de un acto reflejo para evitarla, pasando muy cerca de su posición y terminando clavada en el ojo de la estatua.

“Se ha calvado en una estatua de oro... Mi espada es buena, pero para hacer eso debía llevar mucha velocidad...”

El caballero de la rosa aterrizó galantemente posándose sobre la empuñadura de su propia espada, sin que ésta cediera por el peso.

“Está bien clavada... Y ese golpe de antes, no parecía un puñetazo normal... Lo he sentido diferente... Como más duro que el de cualquiera de mis otros adversarios, sin tener en cuenta la potencia... ¿Qué podrá ser?”

“¿Vas a quedarte ahí posando todo el rato?”

“Perdona, pensaba cómo vencerte. ¡Y parece que la única forma es haciendo primero que te estés quieto!” exclamó sacando una rosa amarilla entre cada dedo de sus dos manos.

El caballero empezó a dar vueltas alrededor de su oponente a gran velocidad hasta que parecía que habías varios clones además de él formando un círculo y corriendo.

“El típico truco de la multiplicación con ilusiones. Te aprovechas de que yo no sé captar la energía como tú para esconderte entre esas ilusiones y atacar por donde quieras...”

“Si tan bien conoces el truco, ¿cómo es que no tratas de evitarlo?”

“Es innecesario...”

Todos los Gabrieles lanzaron las rosas amarillas a la vez, haciendo imposible distinguir las reales de las ficticias. Alá optó por no esquivar ninguna y las seis o siete rosas amarillas reales se clavaron en distintas partes de su cuerpo. Acto seguido, el auténtico caballero de la rosa se colocó delante de su adversario y sacó su espada.

“Quiero acabar con esto rápido”.

Gabriel alzó la espada al cielo, decidiéndose por asestar un corte vertical a su adversario. Cuando empezó a bajar a la espada de repente se paró en seco. Su oponente le había clavado el puño en el estómago, cortándole la respiración y menguando sus fuerzas hasta tal punto que soltó la espada antes de caer el al suelo. Después, Alá se quitó el mismo las rosas amarillas, las estrujó y las tiró al suelo con total tranquilidad.

“No lo entiendo... – reflexionaba un herido caballero de la rosa tirado en el suelo – Las rosas amarillas deberían haberte paralizado...”

Algunos pétalos de las rosas cayeron a su alrededor y pudo apreciar que eran completamente amarillos.

“¿Cómo es posible? Se supone que las rosas van perdiendo su color según se produce el efecto en cuestión, pero estas conservan su amarillo intacto, ¿será por eso? ¿Será que no han liberado su efecto y por eso podía moverse?”

Mientras pensaba, se dio cuenta de que su oponente había levantado el pie para pisarle la cabeza, así que tuvo que detener su reflexión y escapar del pisotón rodando hacia un lado, pisotón que sí alcanzó a los pétalos de rosa recién caídos. El caballero se levantó cuando se separó lo suficiente y al ponerse de pie ya tenía una rosa blanca en la mano.

“Tengo que probar mi teoría...”

Gabriel lanzó la rosa blanca directa al corazón de su oponente a tal velocidad que no pudo hacer nada por impedirlo.

“Esa es mi rosa especial, la rosa blanca. Es mi ataque mortal. Absorbe hasta la última gota de sangre de la víctima y se va tiñendo de rojo según lo hace. Cuando la rosa está roja del todo, la persona a la quien he clavado la rosa muere”.

“¿Una técnica mortal? Había oído que no te gusta matar a tus enemigos”.

“Sólo la he utilizado con Duckman, y no le maté, por lo que aún no he incumplido mi propósito. Y contigo quiero probar una cosa”.

Esperaron unos segundos pero la rosa seguía blanca. Al ver que no cambiaba de color, Alá se la quitó y la desmigajó igual que las anteriores.

“Si la rosa no se ha teñido de rojo... es que o bien no podía extraer la sangre... o bien no había sangre que extraer, ¿eres humano? ¿Una máquina? ¿Qué eres?”

“Yo soy lo que ven tu ojos” dijo y se lanzó al ataque.

Cargó un puñetazo por el camino que Gabriel terminó bloqueando con la espada. De nuevo, el filo le hizo un corte en los nudillos, pero no sangró. De hecho, parecía que ni siquiera sentía dolor, puesto que, a pesar de la resistencia de la espada, siguió haciendo fuerza hasta romper la guardia del caballero y golpearle en la cara. Acto seguido preparó un segundo golpe del que el caballero escapó de un salto, después dio una patada en la cabeza a su adversario, tirándole al suelo, y aprovecho para tomar distancias mientras se levantaba.

“Espera... puede haber otra explicación... ¿Y si...?”

El caballero de la rosa se lanzó al ataque con la espada en mano, haciendo creer que iba a hacer un corte vertical de abajo a arriba, pero en el último momento hizo un amago, y sorprendió a su enemigo, le hizo un corte en cada bolsillo del pantalón que asomaba debajo de la túnica.

“¡Oh, no!”

Una extraña piedra con forma de judía cayó sobre la arena desde el interior de las ropas de Alá.

“Lo que imaginaba, eso es la explicación a todo, ¡el Magatama!”

La torre de piedra había terminado de derrumbarse por completo ante la expectación de todos los presentes. El hielo no tardó en empezar a fundirse con el propio calor de las rocas, la arena y el desierto, y pronto una nube refrescante rodeó la zona, causando un cierto relax.

“Mmmmm... Aire fresco” inspiró Arturo.

“Déjate de tantos aires y vamos dentro – dijo Reik – ¿O no ha sido toda esta tontería para eso?”

“Tú siempre tan directo...”

Los dos caballeros miraron hacia la barrera. Se había creado un agujero del tamaño y forma de la torre, pero en ese mismo momento empezó a cerrarse rápidamente.

“Vaya – comentó el sacerdote – Parece que se cierra muy rápido. Seguramente la torre central esté enviando mucha energía después de la caída de la primera torre. En cualquier caso, nos da tiempo a pasar”.

Arturo, Reik y Shinkan pasaron caminando alegremente al otro lado de la barrera, conversando entre ellos.

“Peter, tú no has dicho nada – se dio cuenta el caballero del fuego cuando los tres ya estaban dentro – ¿Cómo te sientes? Pronto acabará todo y podrás dormir tranquilo”.

De pronto, el caballero se dio cuenta de que el presidente no había entrado con ellos al interior de la barrera. Miró atrás y le vio al otro lado, jadeando y con una rodilla apoyada en el suelo.

“¡¡Peter!!” exclamó al verlo.

El presidente se había pasado todo el tiempo que Shinkan utilizó para ir a por la manguera gigante atacando a la torre inútilmente, y ahora estaba agotado. Además, las secuelas del combate todavía no habían desaparecido, y no le quedaban fuerzas ni para caminar.

“¡¡¡Peter!!! – Volvió a gritar mientras veía como iba cerrando la barrera con rapidez – ¡¡¡Vamos!!! ¡¡¡Haz un esfuerzo!!! ¡¡¡Ya has hecho lo más difícil!!! ¡¡¡Esto es lo que llevas esperando tanto tiempo, ¿no?!!! ¡¡¡No puedes rendirte ahora!!!”

El caballero sabía que si salía a buscarle corría el riesgo de que se quedaran los dos fuera, pero que si se quedaba quieto probablemente no lo conseguiría. El presidente sacó fuerzas de lo más profundo de su ser y dio unos cuantos pasos hacia delante, mientras apreciaba como el agujero era cada vez más pequeño.

“Lo siento... Os lo dejo todo a vosotros”.

Peter cayó al suelo a pocos metros de cruzar la barrera, y en el mismo momento ésta se cerró y con ella toda posibilidad de que pudiera pasar.

“¡¡Nooooo!! – Gritaba irritado el caballero – Tenía que haber pasado... Tenemos que hacer que pase”.

“Cálmate – dijo Reik – Recuerda que esta una barrera que bloquea la entrada, no la salida. Si sales tú tampoco podrás volver a entrar. No seas tonto, no hagas que su sacrificio sea en vano”.

“Peter...”

“Aún hay una posibilidad – recordó el sacerdote – Puede entrar desde la torre que hay en Mariejoa”.

“No creas que no se me ha ocurrido, Shinkan, pero para que eso fuese posible tendría que estar despierto, y aunque se termine despertando, para cuando llegue Jonyo ya habrá tirado la torre. No podemos hacer nada...”

“¡Yo le llevaré!” exclamó una voz.

JesuCristo apareció montado en chocobo, ya repuesto de la intoxicación de poder curativo. Agarró el cuerpo de Peter y lo colocó detrás de él, a lomos del chocobo.

“¡Tú! – Exclamó Arturo – ¡¿Por qué nos ayudas?!”

“Una promesa es una promesa. Y yo dije durante el combate que cooperaría si me derrotabais, porque la única razón por la que habéis sido capaces de hacerlo es porque seguís la verdadera voluntad de Dios, así que yo lo llevaré hasta la última torre”.

“Quien iba a pensar que después de todo nos ayudarías... En cualquier caso... Gracias” dijo Arturo y JesuCristo se marchó montado en el chocobo en dirección norte.


2 comentarios:

Dani López dijo...

Jesucristo nos ayuda???? Lo q me faltaba por ver en mi vida jajajajajajajajaja. Mu wen capi, espero q el fin de los caballeros no llegue pronto

Un saludete

Jon dijo...

tal cual me he destrozado los ojos, que gore,weno haber que pasa en el especial,tiene que ser la ostia ese capitulo

“¿He detenido mi espada con las manos aún sabiendo que se iba a cortar? ¿Por qué?” pensó perplejo el caballero.(ha detenido)
“Se ha calvado en una estatua de oro(clavado)
El caballero empezó a dar vueltas alrededor de su oponente a gran velocidad hasta que parecía que habías varios clones además de él formando un círculo y corriendo.
(habia varios)
Cuando empezó a bajar a la espada de repente se paró en seco(a bajar la espada)
Cálmate – dijo Reik – Recuerda que esta una barrera que bloquea la entrada, no la salida.(esta es una barrera)

P.D: no pasa nada tenias que coger el bus o te tocaria esperar un buen rato a si que, yo tmb tenia que pillar el metro porque ya llegaba bastante tarde jeje
Un saludo a todos