domingo, 7 de diciembre de 2008

Episodio LXXV

Este es un capítulo muy especial. En primer lugar porque es otro de esos capítulos que llevo tiempo queriendo publicar, no dos años como el último que dije, pero si bastantes meses. Después porque con este capítulo superamos las 100 páginas del volumen :) (y las que nos quedan xD). Y por último porque con este capítulo he tratado de ponerme a prueba a mí mismo, para ver si es que ha bajado el nivel de la historia y por eso no atrae nuevos lectores. Por tanto, si mientras estáis leyendo sois capaces de descubrir que va a ocurrir antes de que os lo diga la propia historia, quizá sea que ya no soy capaz de sorprender al público y sea mejor que esto acabe cuanto antes. He tratado de enrevesar la trama lo más posible para conseguirlo, pero nunca se sabe, si alguno ha visto Detective Conan alguna vez, y ha descubierto quien es el asesino antes de que lo dijeran (yo solo una vez y porque estaba clarísimo, fue un capítulo muy malo) puede que también lo averigue ahora. Hala, disfrutad del último capítulo de esta segunda saga de Petoria, que es bastante bueno ^^

PD1: Si teneís información extraoficial que os ayude a determinar que va a ocurrir, no es válido.
PD2: El que no entienda la PD1 lo entenderá cuadno salga el paquete de la Guía de Personajes de Petoria.
PD3: Espero no haber dado pistas con la PD1
PD4: Alea Jacta Est

Título: Countdown to Destruction

Tamaño: 11 (para compensar la página y media que le faltaba al anterior)

Dedicado a: Lo pongo al final que esta vez también es spoiler, imaginaréis por qué xD

Agradecimientos:
  • Wikipedia
  • Mi hermano, aunque no haya sido capaz de ayudarme.

Episodio LXXV

T

an sólo faltaban dos horas para del amanecer, y en Petoria se había declarado el estado de emergencia. Unas sirenas rojas se habían encendido sobre los edificios de toda la ciudad, emitiendo una intensa luz roja giratoria y un potente sonido estremecedor mientras una voz ordenaba por megafonía abandonar la ciudad lo más rápido posible. La gente comenzó a salir de sus casas en medio del pánico, llenando las calles por momentos. Eddy observaba la situación desde lo alto de uno de los edificios, con una expresión de desacuerdo en su rostro.

“No me convence este método...”

>>“¡Evacuemos la ciudad!” dijo con decisión la presidenta en la reunión.

>>“¡¿Qué?! – saltó Eddy – ¿Quieres sembrar el pánico?”

>>“No tenemos otra opción. Es mejor eso a que muera gente innecesariamente”.

>>“Por supuesto que tenemos otra opción, utilizar las barreras sin invertir de los otros edificios como refugio hasta encontrar la bomba”.

>>“Pero dime una cosa, ¿Qué pasa si no encontramos la bomba hasta unos pocos minutos antes? ¿Serías capaz de evacuar un edificio entero en dos o tres minutos? Condenaríamos a toda la gente que se hubiera refugiado en él. No podemos jugar a la lotería”.

>>“Ya pero... Aún así”.

>>“Aunque encontrásemos la bomba con tiempo suficiente, cosa que dudo, no podemos olvidar la dimensión que tendrá la explosión. Si tenemos todas las barreras activadas, puede que la barrera que tenga que soportar la bomba ceda y se libere la onda expansiva. Quiero concentrar toda la energía de la ciudad en una sola barrera. Aprovecharemos que Petoria no es una ciudad muy poblada para evacuarla por completo en estas dos horas. Sé perfectamente que es imposible que toda la población se aleje cinco kilómetros de la ciudad en tan poco, pero será suficiente con que el casco urbano quedé vacío y podamos detectar y anular la bomba sin riesgos innecesarios”.

>>“Como quieras, pero sigo viéndolo muy arriesgado”.

En otro lado de la ciudad, Jose ayudaba dirigiendo la salida de la población.

“Entiendo que quieran salvar a la población – pensaba Jose mientras ayudaba a guiar a los ciudadanos – ¡Pero esto ya es demasiado!”

Los ciudadanos, aterrados, habían colapsado las calles y avanzaban a empujones, llegando incluso a llevarse por delante a los voluntarios que estaban para ayudarlos, siendo uno de ellos Jose.

“Lástima que mi idea no funcionase...” dijo mientras le pisoteaban.

>>“¿Y no sería más fácil, digo yo, mandar la bomba a tomar por culo de una leche?” preguntó Jose en medio de la reunión.

>>“Que basto eres, macho, jaja” reía Eddy.

>>“Gracias por participar, Jose – dijo la presidenta en funciones – Pero la próxima vez di algo que sea un poco más factible. Dime, ¿podrías tú lanzar la bomba de una leche a cinco kilómetros de distancia? No creo, y aunque pudieras, nada nos asegura que no estallase con el impacto...”

>>“Ummmm, no lo había pensado así”.

Kevin corría de un lado a otro por el centro de la ciudad sin saber exactamente qué hacer o a donde dirigirse.

“¡Tengo que encontrar esa bomba!”

Inmerso en la desesperación, se calmó y se quedó quieto. La multitud fluía a su alrededor en dirección al exterior. Cerró los ojos e intentó pensar por su bien y por el de la ciudad.

“Piensa, Kevin, piensa… Recuerda lo que aprendiste sobre bombas en la academia de policía”.

>>El Comandante comenzó a recordar. Se vio en una clase pequeña, con putitres individuales puestos en filas, unos veinte jóvenes y una profesora vestida de militar hablando frente a una pizarra.

>>“Recordad, existen fundamentalmente dos tipos de bombas, las de corto alcance y las de largo alcance. Una bomba de corto alcance destruirá todo a su paso en un pequeño radio de alcance, y su onda expansiva lanzará la metralla contra los alrededores. Todo quedará reducido a escombros”.

>>“¿Cómo debemos actuar ante una amenaza de bomba?” preguntó el entonces alumno Kevin.

>>“En la mayoría de los casos las amenazas de bombas serán con bombas de corto alcance, normalmente las utilizan los terroristas para llamar la atención destruyendo un pequeño lugar. En un caso así, es fácil evacuar la zona, y siempre será preferible explotarla de forma controlada que tratar de desactivarla. Vuestras vidas siempre serán más importantes que los daños materiales que se puedan causar. Eso tenedlo siempre claro. Y si os dicen lo contrario, mienten”.

>>”Entendido” respondió con firmeza.

>>“Respecto a las bombas de largo alcance, su funcionamiento es algo distinto. Son las que se usan en las guerras y tienen poca fuerza de destrucción a corto alcance, ya que van aumentando su potencia según avanzan. Su función es que al alcanzar el objetivo, sea ya en forma de bola de fuego abrasadora, por lo que suelen explotar en el aire, a bastante distancia del objetivo. Bien, hay veces que en una batalla una de estas bombas falla y se estrella contra el suelo sin haber explotado. Si os encontráis en una situación así, vuestra prioridad es desactivar la bomba, pero sólo por personal altamente cualificado. Una mala manipulación puede derivar en la explosión inmediata del artefacto y en vuestra muerte y de todos los que haya cerca”.

>>“¿Y si no podemos desactivarla?”

>>“Salid de ahí y llevaros a todo el mundo con vosotros”.

“Bien, teniendo en cuenta todo esto, y sabiendo que la bomba se activará al amanecer, puedo deducir que su funcionamiento no es a contrarreloj, ya que cada día amanece sensiblemente a una hora distinta. Si presumo, según lo que me han dicho, que es una bomba de largo alcance, tendría que venir del cielo, pero entonces habríamos detectado la presencia de un objeto volante no identificado con los radares, por tanto, la solución más simple es que esté en lo alto de un edificio, donde la luz del sol pueda activar su mecanismo. Si tengo razón, los edificios idóneos para su colocación son…”

De pronto, el sonido de un motor desvió su atención. Kevin vio un helicóptero sobrevolando la plaza Seimei, con los dos cañones de luz encendidos, inspeccionando la zona.

“Es el helicóptero presidencial. Seguramente Eivril haya pensado lo mismo que yo…”

“Ya empieza a clarear… – comentaba la presidenta con el piloto – ¡Rápido, nos queda poco tiempo!”

Kevin corrió a toda velocidad hacia el centro de la ciudad, esquivando a la gente como podía, a la vez que sacó un transmisor y lo encendió.

“Chicos, ¿me escucháis? Tengo una teoría. Cambio”.

“Aquí Norris. Ey, este cacharro es la leche, ¿por qué no nos lo has dejado antes?”

“Porque sabía que después no sería capaz de quitártelo de las manos. Ahora escuchad todos”.

“Dispara” se escuchó la voz de Jose por el transmisor.

“No me preguntéis porque, pero es muy probable que la bomba se encuentre en la azotea de uno de los siguientes edificios. Prestad mucha atención. Todos están alrededor de la plaza principal de la ciudad”.

“Vete diciendo que vamos para allá” dijo Eddy.

“En la confluencia de las avenidas Freedom y Wisdom, al norte, el Palacio Residencial del Presidente o Petorium. Segundo, en la confluencia de las avenidas Wisdom y Justice, al este, el Centro Comercial. Tercero, en la confluencia de las avenidas Justice y Courage, al este, El Hotel Petoria. Cuarto, en la confluencia de las avenidas Courage y Freedom, al sur, el edificio de la Bolsa. Quinto, en la confluencia de las avenidas Freedom y Wisdom, al sur, el Congreso. Sexto, en la confluencia de las avenidasWisdom y Justice, al oeste, el Mueso de Petoria. Séptimo, en la confluencia de las avenidas Justice y Courage, al oeste, el Ayuntamiento. Y por último, octavo, en la confluencia de las avenidas Courage y Freedom, al norte, el Teatro”.

“Vale, somos cuatro, dos para cada uno – dijo Norris – Como el que parte y reparte se queda la mejor parte, elijo yo primero, me quedo la zona sur, ¡el Congreso y la Bolsa!” exclamó.

“Para mí la zona este, el Centro Comercial y el Hotel – dijo Jose – Es mi sector”.

“Mmmmmm el teatro me llama la atención, así que me quedo la zona norte, el Petorium y el Teatro” dijo Eddy.

“Está bien, pues yo la zona oeste, el Ayuntamiento y el Museo. ¡Nos veremos en la fuente con la estatua de Peter Primero en una hora!” exclamó el Comandante.

El helicóptero continuaba sobrevolando las azoteas de los alrededores con los cañones de luz buscando sin descanso.

“Así no encontraremos nada – le dijo la presidenta al piloto – Por muy grande que pueda ser la bomba, siempre será demasiado pequeña como para que la identifiquemos desde aquí. Volvamos a la base, pensaremos en otra estrategia”.

El helicóptero comenzó a retirarse en dirección a uno de los edificios, que tenía una hache gigante pintada en la azotea.

A la hora acordada, todos estaban en la fuente, con la esperanza de que algunos de sus compañeros hubiera encontrado algo.

“¿Nada?” preguntó Kevin a sus compañeros.

Todos negaron con la cabeza y después se quedaron cabizbajos.

“Hemos registrado los tejados de todos los edificios de la plaza y no hemos encontrado nada, ¿por qué? – Se lamentaba el Comandante – Mi hipótesis no puede ser errónea”.

“Vamos Kevin, pensemos... Se nos ha tenido que pasar algo por alto” le animó Norris.

“¡Mierrrrda! ¡Nos queda menos de una hora y seguimos sin saber nada!”

“Al menos ya está esto vacío” dijo Eddy mirando alrededor.

“Puede que no del todo” dijo Jose señalando hacia atrás con el pulgar.

Un par de jóvenes borrachos andaban por la plaza, con la botella al aire, y canturreando y riendo, hasta que se dieron cuenta de que les habían visto.

“Hostia, tío, un madero... Mierda, nos van a trincar, vámonos”.

Empezaron a caminar despacito, creyendo que no los habían visto, cuando Norris y Jose les agarraron por el hombro.

“Chicos, ¿no habéis oído la voz de alarma?” les preguntó el Comandante.

“Esto... Sí... Jefe... Ya nos íbamos a casa... hip” dijo uno.

“No sé por qué pero me da la sensación de que vuestra casa no está por aquí”.

“Que sí, coño... Mi casa está ahí, tronco... hip... en esa ventana... hip” dijo señalando a un edificio cercano.

“¿Y él qué? ¿Tu vecino?”

“No... tío... Que se viene a dormir a mi kelly...”

“Espera un momento... ¿Ventana? – El Comandante se quedó paralizado unos segundos – ¡Eso es! ¡Creo que ya sé donde está la bomba!”

“¿Sí? Pues dilo” dijo Jose.

“¡Rápido! ¡Que uno de vosotros se lleve a estos dos a un lugar seguro!”

“Yo me los llevaré” dijo Norris y los agarró de la ropa.

“Eddy, Jose, escuchadme. Mientras vosotros registrad los alrededores para ver si queda alguien más, y después tenéis que... – les susurra al oído – ¿Entendido?”

“Vale – dijo Jose – Aunque aún no entiendo bien lo que está estás pensando”.

“Tranquilo, lo entenderás enseguida. ¡Vamos! ¡Cada uno a sus puestos!”

Norris se llevó a los dos jóvenes arrastrando y Jose y Eddy partieron juntos en la misma dirección. Kevin miró al cielo por un momento, ahora más con un tono de diurno que nocturno, y partió de inmediato.

Los caballeros avanzaban montados en su chocobo y veían el final del desierto.

“Ahí empieza la montaña – dijo Peter – Si el poblado está a mucha altitud los chocobos no podrán alcanzarlo y tendremos que ir a pie”.

“Shinkan dijo que vivían en la ladera, no pueden estar demasiado altos...” dijo Gabriel

“Yo solo espero que Fidel o Jonyo estén allí” dijo Arturo.

“¡No lo sabremos hasta que lleguemos!” exclamó el caballero de la rosa e hizo aumentar la velocidad a su chocobo, colocándose a la cabeza.

Kevin entró en una habitación, y vio que una sombra se escondió al verle entrar. Encendió la luz y vio la bomba sobre un escritorio, una larga mecha salía de ella hasta la ventana, donde estaba colocado el otro extremo, posado sobre el alféizar, con una lente al lado, apuntándola.

“Así que estabas aquí, con la bomba... Estaba claro que eras la única persona que la encontraría, porque nadie más pasaría por el despacho elíptico del Ayuntamiento de Petoria, ¡Presidenta Eivril!”

Resignada, salió de debajo de la mesa y se descubrió, delante del botón rojo que activaba la inversión de la barrera, situado en la pared del despacho. Kevin no dijo nada en un principio y empezó a observar la sala.

“Ahora entiendo el mecanismo. El cristal de la ventana actúa como catalizador de la luz del sol, y la lente que han colocado servirá para concentrarla en el extremo de la cuerda, quemar la mecha, y activar la bomba. Es un mecanismo sencillo, y la verdad, no estaba muy escondido, pero está claro que no se me abría ocurrido mirar aquí si no hubiera sido por ciertos detalle”.

“¿Qué detalles? – preguntó – ¿Cómo me has descubierto?”

“La verdad es que has tenido un buen plan. Sabías donde estaba la bomba desde el principio, y estuviste buscándola con todos los demás para asegurarte de que nos manteníamos ocupados y lejos de aquí. Así, a la hora de la verdad, podrías sacrificarte sin hacer daño a nadie. Te habría salido todo bien, de no ser por dos cosas. La primera, una frase que dijo Yolien cuando nos advirtió de la bomba”.

“¿Qué fue lo que dijo?”

>>“Tendréis una visión de lo que es el verdadero horror” recordó.

“Eso fue lo que dijo. Hasta ahora creía que lo había dicho por decir, pero entendí a que se refería cuando recordé lo que me enseñaron en la Academia de Policía. Una bomba de largo alcance va cogiendo fuerza según avanza, por tanto los lugares muy cercanos a donde se encuentra no sufren muchos daños. Yolien colocó la bomba aquí a propósito porque quería fuese el único edificio que quedase en pie en toda la ciudad, para que desde aquí, desde este despacho, se pudiera ver toda la destrucción que había causado. La verdad, si lo piensas bien, el sol sale por el este e ilumina al lado contrario, a los edificios que quedan al este les da la sombra y el mecanismo no se activaría desde esta orientación.”.

“¿Y si hubieran puesto la bomba en una ventana del lado contrario?”

“El resto de edificios habría podido impedir que la luz del sol llegase hasta la ventana a la hora acordada, y en caso de que llegara, la explosión se habría producido más lejos del epicentro de la ciudad, causaría menos daño, y el despacho elíptico podría haber resultado demasiado dañado para dar lugar a la visión de horror de la que hablaba. Sin lugar a dudas, el único lugar de toda la ciudad que cumplía todos los requisitos era este despacho”.

“¿Y lo de la ventana? ¿Cómo se te ocurrió que la luz entraría por ahí?”

“Unos chavales borrachos que encontramos en la calle me dieron la idea”.

Eivril ya no respondió.

“Sin embargo, aún hay algo que no entiendo. Encontraste la bomba antes que nadie, tiene un mecanismo sencillo que se anula o bien destruyendo la lente o bien cortando la mecha. Pero faltan menos de dos minutos para al amanecer y tu no has hecho ninguna de esas dos cosas”.

El sol asomó por el horizonte. Los primeros rayos entraron por la ventana, atravesaron la lente y formaron un rayo que, al concentrarse, comenzó a calentar la mecha.

“El sol está entrando. La mecha está a punto de arder, y no creo que seas una suicida. ¿No vas a hacer nada’”

La mecha terminó prendiéndose y comenzó a consumirse, avanzando inexorablemente hacia la bomba.

“Kevin, lárgate de aquí ahora mismo, o moriremos más de los necesarios”.

“!Nadie va a morir!”

Sacó, el tridente, lo convirtió en guadaña y cortó la mecha a escasos segundos de que alcanzara la bomba. Durante unos segundos hubo un silencio en el que los dos se miraron sabiendo que aquello aún no había terminado. Al cabo de unos segundos se empezó a escuchar un tictac procedente de la bomba.

“Era eso... La bomba tiene un temporizador por si falla el sistema de activación primario. No había forma de detenerla desde un principio y tú lo sabías. Por eso maquinaste este plan. Lo siento pero... – apuntó con la guadaña a su presidenta – ¡No puedo dejarte hacerlo!”

“Te recuerdo que el Jefe del Estado es también el Jefe del Ejército, y por jerarquía debes obedecerme sin rechistar. Por ello te ordeno que te marches ahora mismo”.

“El Jefe del Estado es Peter, y yo no le veo por ningún lado”.

“Yo le sustituyo, así que ejerzo sus funciones como si fuera él”.

“¡No voy a perder más tiempo escuchándote! ¡La bomba está a punto de explotar y tengo que activar la barrera!”

El Comandante se lanzó contra su superior, guadaña en mano, y ella se colocó en un intento de posición de combate que inspiraba más miedo que fuerza de voluntad.

“¡No voy a tener contemplaciones porque seas una mujer!”

“¡Es lo mínimo que esperaba de ti!”

La presidenta lanzó un par de ondas de energía contra el suelo que levantaron una polvareda al estallar contra el suelo de mármol.

“¿Cómo?”

“Yo también soy ciudadana de Petoria, ¿creías que no sabía defenderme?”

Aprovechando la distracción, se movió alrededor del despacho elíptico, llegó hasta el botón rojo y lo pulsó. Inmediatamente, una barrera transparente con destellos blancos apareció alrededor del edificio.

“¡¿Qué has hecho?! ¡Ahora moriremos los dos!”

“Tranquilo, solo he activado la barrera normal, para asegurarme de que nadie a más se le ocurra entrar, todavía hay que invertirla, ¡aún puedo sacarte!”

“¡Aunque tenga que dejarte malherida, seré yo quien te saque de aquí!”

Kevin volvió a atacar con la guadaña, apuntando directamente al pecho.

“¡Cristal Wall!” exclamó ella.

Eivril proyectó una pared de energía contra la que chocó la guadaña. La fuerza del impacto volvió hacia atrás. Kevin salió disparado contra la pared, golpeándose de cabeza y la guadaña se le fue de las manos y salió por una ventana.

“Esa técnica... Es de Peter... La barrera que refleja los ataques físicos...”

“Pues claro, era obvio que yo también sé usarla, aunque no al mismo nivel, pero sí suficiente para parar un ataque tan débil, ¿acaso creías que por ser una mujer tenías asegurada la victoria? ¿No te estarás conteniendo a pesar de todo lo que dices?”

“Ya me estoy cansando de todos esos rollos machistas”.

El Comandante trataba de levantarse, pero no lo conseguía, soportar su propio ataque parecía haber sido demasiado para él.

“Se acabó Comandante. Ya ha cumplido su misión”.

La presidenta se confió y bajó la guardia. En ese momento Kevin se levantó de repentey le dio un puñetazo en el estómago. Ella se quedó paralizada unos segundos y después cayó sobre sus brazos.

“No... Puede... ser... Estabas fingiendo...”

“Una de las cosas más importantes que aprendí en la academia, es que he de cumplir mi misión por encima de todo. Espero que me disculpe, Señora Presidenta”.

Kevin lanzó a la presidenta por la ventana, que rompió el cristal con el impacto y se cortó varias veces en los brazos y la espalda. Eivril comenzó a caer cabeza abajo y en medio del aire empezó a llorar. El cuerpo caía a una velocidad mayor que las lágrimas y éstas terminaron pareciendo elevarse en el firmamento. Finalmente, cayó sobre una colchoneta que Jose y Eddy habían colocado de manera oportuna.

“¿Está bien presidenta? – preguntó Eddy e inmediatamente vio los cortes – Está herida, debemos llevaros al hospital”.

“¡No! ¡Aún no hemos acabado!”

El Comandante miraba por la ventana, y sonreía al ver que todo había salido bien. Decidido, se dispuso a afrontar su terrible destino.

“Adiós, Eddy, Norris, Jose, Peter, Eivril.... Caballeros... Y hola de nuevo, Suso”.

Estaba a punto de pulsar el botón, cuando notó que alguien le golpeaba en la cabeza con un objeto metálico, y después en las rodillas.

“Perdona... – se disculpó al ver que seguía consciente – Pero veía tus intenciones desde el principio y desobedecí tu última orden. Después de poner a esos dos críos fuera de peligro te seguí hasta aquí y me escondí, esperando esta oportunidad”.

Kevin trataba de levantarse con todas sus fuerzas, pero ni siquiera era capaz de doblar las rodillas.

“Lo siento. Ese golpe que te he dado, el codazo en las rodillas, es otra de mis especialidades. No podrás doblar las rodillas en varias horas, y tampoco ponerte en pie en unos cuantos días. Si no te hubiera dado en la cabeza con la vara metálica tal vez pudieras hacer algo, pero el golpe que te dio Eivril antes ha jugado a mi favor. Da gracias que sigues consciente”.

Norris agarró a Kevin por la chaqueta del uniforme y empezó a arrastrarle hacia la ventana por la que había lanzado a Eivril.

“No... Déjame hacer esto a mí... Es mi profesión... Es mi deber...”

“Por eso mismo no te dejo hacerlo. Tú... La gente te necesita... Tienes que velar por la seguridad de todos ellos, no puedes morir aquí”.

“Piensa en Eddy... ¿Cómo crees que se sentirá?”

“No te preocupes, él es fuerte. Lo superará”.

Ya delante de la ventana, se dispuso a lanzar a su compañero. Escuchaba el tictac cada vez más frecuente y rápido, pero quiso echar una última ojeada a su ciudad, con el sol apareciendo desde el horizonte.

“No lo hagas... Aún puedes elegir...” intentó de nuevo convencerle.

“Ya he elegido”.

Lanzó con todas sus fuerzas a su compañero por la ventana, que gritaba un no sostenido con todas sus fuerzas mientras caía. El Comandante también cayó sobre la colchoneta. Eddy, Jose y Eivril se sorprendieron al verle.

“Un momento – dijo Eddy – Si tú estás aquí... ¿Quién...”

Sin dejarle tiempo para terminar, la barrera cambio de color, volviéndose transparente con destellos naranjas.

“Ya han invertido su funcionamiento” dijo la presidenta.

“Kevin, jeje ¿quién está ahí? Jeje – reía inconscientemente de lo nervioso que estaba – Es un criminal, ¿verdad? Alguien condenado a muerte o algo así, ¿verdad?”

El homosexual no recibió respuesta, pero las lágrimas en los ojos de su compañero Comandante hablaban por sí mismas.

“¡Noooooooo!”

Eddy trató de entrar al edificio, pero Jose y Kevin le detuvieron tirándose sobre él.

“¡¡¡Tengo que rescatarle!!! ¡¡¡¡Norris!!!”

“¡Idiota! ¡Si entras ahora ya no podrás salir y todo habrá sido en vano! – le gritaba Jose – ¡Sé fuerte y concédele a tu compañero la oportunidad de elegir su propia muerte, algo que probablemente ninguno de nosotros podamos hacer nunca!”

“¡¡¡¡Nooooo!!!! ¡¡¡¡Norris!!!! ¡¡¡¿Qué significa esto?!!! ¡¡¿Por qué?!!”

Norris escuchaba los gritos de su compañero desde el despacho elíptico y sonreía al escuchar su voz.

“Lo siento. Alguien tiene que hacerlo”.

Se acercó a la bomba y notó que el tictac se había vuelto tan frecuente y rápido que prácticamente se había convertido en un pitido continuo.

“Adiós a todos...”

La bomba estalló, liberándose una bola de fuego violeta que en cuestión de milésimas de segundo se volvió una luz blanca intensa y brillante que consumió todo a su alrededor. Cuando Kevin vio la luz asomarse bajó la cabeza y obligó a todos a hacer lo mismo, empujándoles la nuca hacia el suelo.

“¡No miréis la luz! ¡Si lo hacéis os quedaréis ciegos!”

Podo después apareció una deflagración que fue reventando una a una todas las plantas del edificio, de arriba abajo, reduciendo a todo polvo todo lo que encontraba a su paso por la presión de la onda expansiva. Cuando la explosión quiso salir hacia fuera, se encontró con la pared que la barrera, que la contuvo, provocando que rebotase de nuevo hacia dentro y desintegrara todo aquello que había escapado en la primera pasada. La onda expansiva trató de escapar al exterior de nuevo y la barrera comenzó a resquebrajarse.

“¡No! ¡Necesita más energía! ¡Jose!” exclamó la presidenta.

El barman accionó una palanca cercana y vertió toda la electricidad de la ciudad en la barrera, volviéndose transparente con destellos rojos muy intensos, y consiguiendo contener al fin la explosión al completo, pero no fue capaz de evitar que se produjera un leve terremoto en toda la isla.

“¡Todos al suelo!” gritó Kevin.

A los pocos minutos, todo en el interior de la barrera era humo negro. El oxígeno del interior se había consumido y eso había evitado que la explosión fuese aún mayor. En la superficie solo quedaban escombros envueltos en un mar de llamas.

“Creo que deberíamos dejar la barrera activada por el momento... Si la abrimos ahora todo ese humo negro cubrirá la ciudad, y empezará la lluvia negra” sugirió el Comandante.

“¿Lluvia negra?” preguntó Jose.

“Sí, el humo negro saldría a la atmósfera y se enfriaría de golpe tras haber quemado todo el material del edificio, provocando una lluvia de carboncillo”.

Eddy se había quedado de rodillas mirando la escena y llorando.

“No ha quedado nada... Nada... Ni un solo rastro de él, ni siquiera de su ropa...”

“No le recuerdes por lo que hizo – trató de animarle Kevin – Recuérdale por lo que era”.

“Él dio su vida sólo para que pudiéramos ver de nuevo el cielo, para que no terminásemos en la oscuridad, para recordarnos que por muy oscuro que esté todo, siempre amanecerá mañana. Ahora, nos toca a nosotros hacer realidad ese sueño – dijo la Presidenta – Levántate, nuestra verdadera misión empieza ahora”.



Dedicado a: Rocío Rubio (Eivril), Héctor Cobo (Norris) y a las víctimas de los ataques nucleares de Hiroshima y Nagasaki.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Jon:

tan sólo faltaban dos horas para del amanecer(para el amanecer)
pero está claro que no se me abría ocurrido mirar aquí si no hubiera sido por ciertos detalle”.
(no se me habría,por cierto detalle o ciertos detalles)
Yolien colocó la bomba aquí a propósito porque quería fuese el único edificio que quedase (queria que fuese)
La mecha está a punto de arder, y no creo que seas una suicida. ¿No vas a hacer nada’”
(¿no vas a hacer nada?)
para asegurarme de que nadie a más se le ocurra entrar(de que a nadie mas)
En ese momento Kevin se levantó de repentey le dio un puñetazo en el estómago(de repente y)
Podo después apareció una deflagración que fue reventando (poco despues)
reduciendo a todo polvo todo lo que encontraba a su paso (todo a polvo)
Cuando la explosión quiso salir hacia fuera, se encontró con la pared que la barrera, (de la barrera)
Muy bueno el capitulo, me ha gustado y me ha impactado mucho el final,te soy sincero y solo he descubierto quien era el que se iba a sacrificar cuando le han dao un golpe en la cabeza a kevin y mas que nada porque los demas estaban abajo y era el que faltaba, a si que buena intriga hasta el final,ahora solo toca esperar al proximo domingo
Un saludo a todos

Raúl dijo...

A estado bien, aunque no se a desarollado mucho la historia de los caballeros.Respecto a lo de descubrir donde estaba la bomba ni me lo imaginaba xD.

Dew

Anónimo dijo...

Hola??? tururururururururu, no se si se leera o me dara error como todos xD, pero yo comento. La historia de los caballeros se ha quedado un poco al margen, se podria decir que esto es un pseudo relleno, pero un MUY BUEN pseudo relleno. Espero que en los proximos capitulos se desarrolle mas la hsitoria de los caballeros

Dani Lopez