domingo, 16 de agosto de 2009

Episodio CIII

El próximo capítulo ya no tendrá la duración que a mí me de la gana, será hasta cerrar. Y os preguntaréis, ¿cerrar qué? Si aún faltan 5 más... Cierto, pero también los otros cinco tienen que ir desde un momento determinado a otro y abren y cierran por sí mismos, sin posibilidad alguna de variación, por tanto, mucho me temo, que van a ser cinco capítulos muuuuyyyy largos... (por lo menos dos de ellos son mega-extra-plus, para entendernos, los otros tres ya depende...)

Título: Screaming Symphony

Tamaño: 7'25

Dedicado a: N/A


Episodio CIII



P

asada la explosión, no había rastro de los caballeros por la zona. Las ruinas que estaban a un radio de un centenar de metros se habían convertido en escombros y las que estaban a un radio de otro centenar de metros había sufrido serias fracturas y grietas por la onda expansiva, empeorando aún más su ya considerable mal estado. De pronto, un brazo surgió de debajo de la arena y empezó a palpar con la mano los alrededores hasta que pareció dar con lo que buscaba y penetró de golpe en la arena para inmediatamente sacar algo de su interior, la cabeza semiinconsciente de Pamela. Entonces el brazo bajó de nuevo y empezó a empujar el cuerpo de la pequeña desde debajo, ayudándola a salir. Mientras era rescatada, Pamela vio una figura rodeada de un aura dorada en el cielo, pero se desvaneció a los pocos segundos.

“¿Qué… era eso?” susurró la niña.

Cuando su cuerpo estuvo completamente desenterrado, Jonyo apareció del interior del mismo agujero, sacudiéndose el pelo de arena. Al mismo tiempo, un agujero se abría en el la arena a pocos metros de distancia y de su interior salían Fidel cargando con Gabriel y el sacerdote completamente ilesos.

“Gracias por salvarme, caballero” le agradeció el anciano.

“No ha sido nada. Estoy rodeado de mi elemento, era lo menos que podía hacer”.

Reik no tardó en salir de debajo de la arena por sus propios medios, también cuboerto de arena y sacudiéndose.

“Mira cómo me has puesto… Alguien como yo debe cuidar su imagen”.

“No te enfades con él – le defendió el caballero de la rosa – Si no hubiera sido por el escudo de arena que nos protegió en el último momento, es muy posible que no lo hubiéramos contado”.

“Quizás vosotros, pero yo no. Yo me habría podido encerrar en un cristal de hielo irrompible”.

“Pues la próxima vez a ti no te salvo” le dijo sacándole la lengua.

“Bueno, da igual, dejad de discutir. Ahora es más importante saber qué ha pasado con Seagram. Tanto la torre de cristal como las ruinas que había cerca se han reducido a polvo” dijo Jonyo.

“La explosión que casi acaba con nosotros seguro que ha acabado con él” opinó Pamela.

“No estés tan segura, niña” dijo Reik.

En el lugar en el que se levantaba la torre de cristal, de nuevo apareció una zona de un par de metros de diámetro en la que la realidad se distorsionaba como se distorsiona el agua cuando cae una piedra y rompe su calma. De su interior salió Seagram, sin un solo rasguño y portando el cofre del tesoro en una mano.

“Así es como ha escapado…” comentó Gabriel.

Seagram dejó caer el cofre sobre el pedestal, que era lo único que había quedado en pie, aunque también en un estado lamentable.

“Ya he eliminado a vuestro amigo. Sin él no sois nada. No me costará mucho trabajo eliminaros también a vosotros”.

“Punto número uno – dijo Jonyo – Nosotros no dependemos de Arturo. Hemos librado nuestras propas batallas sin su ayuda y hemos salido adelante”.

“¡Y punto número dos! – exclamó Fidel señalando al cielo – ¡Arturo no ha muerto!”

“¡Es imposible!” exclamó mirando en la dirección en la que señalaba el caballero de la tierra.

En el cielo, completamente recuperado de los efectos del explosivo combate anterior, y con una suave aura azul rodeándole y diminutos fragmentos de rayos a su alrededor, el caballero del fuego descendía lentamente sin quitar la vista de su adversario.

“¡No puede ser! ¿Cómo ha podido librarse de la explosión y además recobrar todo su poder?”

“Yo he visto un aura dorada rodeándole hace un momento – dijo Pamela – ¿Eso puede tener algo que ver?”

“Así que así es como lo ha hecho – dedujo Reik en sus pensamientos al escuchar a la niña – Parece que ya empiezas a controlarlo, ¿eh?”

“Haciendo eso ha conseguido absorber todo el fuego de la explosión – pensó Gabriel al verle más de cerca – Y ahora ha acumulado tal cantidad de energía ígnea que siento que sólo con acercarme voy a salir ardiendo”.

“Seguramente lo haya conseguido por haber estado en una situación crítica – dijo Jonyo al ver como una mariposa se consumía en llamas solo por volar cerca de él – Si no lo hubiera logrado, su cuerpo en estado normal no habría podido soportar aborber todo ese fuego”.

“Esta como siempre, pero desprende una energía similar a cuando está transformado en SuperGuerrero – pensó Fidel – ¿Será que ya tiene nivel para vencer a Mesa?”

“Parece que las cosas no han salido como esperabas” le dijo Arturo.

“No sé como lo has hecho, pero eres bueno… Y ahora que estás al máximo de tus fuerzas, ya podemos pasar al siguiente nivel…”

Al otro lado de las ruinas, ajenos a todo lo que estaba pasando, los dos pueblos corrían hacia el enfrentamiento.

“JesuCristo no está con ellos – exclamó un musulmán al no verle liderar a sus enemigos – Seguramente esté cerca, dando las órdenes. Si le encontramos y le neutralizamos ganaremos de manera rápida y efectiva. Que un grupo de unas cinco personas se separe y lo encuentre”.

Así fue. Desde atrás y sin que nadie lo notará, un pequeño grupo se alejó sin ser visto aprovechando la polvareda que creaba la multitud.

“¡¡¡¡Ahora!!!! ¡¡¡¡Acabemos con ellos!!!!” gitaron en ambos bandos.

Los dos batallones finalmente se encontraron y crizaron sus armas. La primera víctima fue un cristiano que cayó tras un tajo en el pecho por el sable de un enemigo.

“He... He matado a alguien – titubeó el hombre al ver su sable manchado de sangre – ¡Sí! ¡Al fin vuelvo a sentirme vivo! ¡A por más!”

Su euforia fue tan grande que bajó la guardia y fue asesinado por una espada que le atravesó desde la nuca hasta el cuello. Ni siquiera le dio tiempo a ver quien lo había hecho. Antes de que su cuerpo tocara el suelo ya estaba muerto. Cada uno se defendía con lo que tenía a mano. Un hombre le clavó sin piedad un trozo de madera punzante a una mujer en las piernas, que cayó al suelo al no poder mantenerse en pie, y su musulmán agresor aprovechó para patearle la cabeza hasta matarla. Los que no tenían armas utilizaban sus propias manos para atacar. Estrangulamientos, palizas, todo estaba permitido en una guerra en nombre de Dios.

Los gritos de la batalla llegaron a oídos de los caballeros, que quedaron desconcertados al escuchar los choques de armas, los gritos de guerra y dolor, los gemidos, los llantos, y como cada vez el ruido era menor porque las vidas se iban apagando una a una.

“¿Puedes oírlo, caballero? – Seagram se quedó en silencio unos segundos – Es el sonido de una batalla. Y ese sonido lo has creado tú. Al destruir la barrera, los pueblos enemigos han entrado a las ruinas reclamando lo que creen que es suyo”.

“No… – pensó Shinkan – Necesito encontrar a JesuCristo anteas de que lo hagan ellos…”

“¡Rápido! – Exclamó el caballero del fuego – ¡Id hacia allá y detened esta masacre! ¡Esa gente no debe morir! ¡Salvad el mayor número de vidas que podáis!”

“Lo siento – dijo Reik – Yo no obedezco órdenes. Vine a buscar espectáculo y este combate es el único que puede merecer la pena. No voy a cambiarlo para salvar la vida de un pueblo de dementes radicales”.

“Yo me quedaré por si necesitas ayuda en el combate – dijo Jonyo – Tu vida me importa más que la de ellos, ya que ellos han elegido estar donde están, nosotros no”.

“Yo estoy muy débil, si Peter me curase iría, pero no está aquí” dijo Gabriel.

“No te preocupes, ya voy yo – irrumpió Fidel – ¡Déjalo en mis manos!”

“Yo iré contigo – se unió el sacerdote – Es mi pueblo el que está luchando”.

“Está bien. En cuanto acabemos aquí nos reuniremos con vosotros. ¡Id! ¡No perdáis más tiempo!”

“Suerte, Arturo” le dijo su compañero y se fue volando cargando con el sacerdote.

“Vale, ahora que se han ido – dijo Seagram – ¿Qué tal si empezamos de una vez? No me apaetece estar aquí para cuando lleguen los que se están matando”.

“Eso es. Acabaré contigo en un momento y detendré esa guerra sin sentido”.

“Inténtalo…”

El caballero se puso en posición de combate, pero advirtió que su oponente se mantuvo de brazos cruzados aún después de haber pedido expresamente el inicio del enfrentamiento.

“No debo bajar la guardia… Puede utilizar todo tipo de explosivos a media y larga distancia, es muy posible que esté planeando algo, pero no importa lo que me lance, ¡lo absorberé todo con mi fuego azul! – De pronto observó Seagram había levantado un brazo y se llevaba el puño hacia atrás – ¡Ya viene! ¡Me va a lanzar algo!”

Seagram llevó el puño hacia delante sin moverse de su posición, cosa que extrañó al caballero, cuando de repente el puño golpeó en su mejilla y le tiró al suelo. Atontado tanto como por el golpe como por la sorpresa, se levantó buscando una explicación.

“¿Cómo lo ha hecho? No se ha movido de donde estaba, pero me ha golpeado con el puño. Ni siquiera Jonyo, con la velocidad de un rayo podría hacer algo así y volver al punto de partida en tan poco tiempo. Tiene que haber una explicación”.

“Nosotros lo hemos visto claramente, seguro que tú también puedes verlo” le dijo Gabriel.

“Claro… La perpesctiva es la misma…”

“Puede que con un segundo ataque lo veras mejor” dijo Reik.

“¡Yo opino lo mismo!” exclamó Seagram y dio un puñetazo hacia debajo de nuevo, sin moverse del sitio.

El puño apareció en el estómago de Arturo y le golpeó cortándole la respiración. Acto seguido, cambió de dirección y le golpeó en la barbilla. El caballero salió volando unos centímetros por el impacto, pero recobró la compostura y se volvió para contraatacar, entonces lo descubrió. El brazo seguía ahí, pero era lo único que había, al final del brazo la realidad volvía a distorsionarse como un agua turbulenta. El resto del cuerpo de Seagram permanecía en su sitio.

“¡Está usando el vórtice para atacarme a distancia!”

“¡Exacto! Lo que significa que mi alcance es infinito y que puedo atacarte desde cualquier punto, ¡sin ángulos muertos!”

El puño que observaba el caballero volvió a introducirse por el vórtice y desapareció. De pronto notó un codazo en la nuca, seguido de un rodillazo en el estómago y un pisotón en la espalda que lo dejó en el suelo.

“Me estás decepcionando, caballero. Te puse a prueba con el cohete y dejé que recuperaras todas tus fuerzas para que ahora dieras lo mejor de ti, pero lo haces peor que antes”.

“Si crees que esto es lo más que puedo hacer, ¡estás muy equivocado! – exclamó y se libró del pie que le presionaba emitiendo una onda de choque – ¡Si te atrapo todo habrá terminado para ti!” exclamó de nuevo y salió volando hacia él.

“Eso será si te dejo…”

Una mano apareció por detrás del caballero y le agarró de una pierna, impidiéndole continuar. Un instante después, la otra mano aparecía por delante y le empujaba la cabeza hasta el suelo, deteniéndole completamente.

“Con que sí, ¿eh? No me vas a dejar acercarme… A ver si puedes impedir que me acerque ahora…”

Arturo se cubrió de fuego azul y avanzó hacia su oponente en forma de bola de fuego abrasadora, quemando todo lo que encontraba a su paso. Seagram se quedó parado en su sitio y la bola impacto contra su posición, provocando una gran explosión.

“¡Te di! ¡Sabía que no podrías evitarlo!”

“Creo que te equivocas”.

Su oponente estaba detrás suya, unos cuantos metros alejado, e ileso.

“No tengo por qué meter una parte de mi cuerpo nada más, también puedo entrar yo por entero y desplazarme a donde quiera de manera instantánea. Es lo que hice para escapar de mi propio cohete. Y además, también puedo…”

El caballero miraba a su adversario esperando que terminara la frase, cuando de pronto notó que su visión se había visto alterada. Ya no veía una secuencia continua, sino distintos fotogramas durante unos instantes. Notaba como veía a Seagram cada vez más pequeño, al igual que a sus compañeros que observaban el combate, a pesar de no haber movido ni un músculo, hasta que se dio cuenta de que era él quien había cambiado de posición.

“Me has metido en el vórtice y me has ido alejando, por era como si cambiara la foto del paisaje”.

“Tú lo has dicho – le dijo su oponente y de pronto volvió a verlos a tamaño original – El vórtice es transparente, no es del tipo agujero negro, para que nos entendamos, no se puede detectar con tanta facilidad. Ya no se trata de que puedas vencerme, sino de que ni siquiera vas a poder tocarme si yo no te lo permito”.

“Me ha vuelto a mover… Y no me he dado ni cuenta…”

“También puedo darte regalitos…” sonrió y metió la mano en el vórtice.

Una granada explotó detrás de su cabeza, pillándole totalmente desprevenido, sin darle tiempo a activar algo de fuego azul que pudiera abosrber el fuego de la explosión. Las llamas le envolvieron y la onda expansiva le empujo hacia el suelo, comenzando a debilitarse.

“Ahora os vendría bien tener un Dios al que rezar”.

JesuCristo avanzaba en el chocobo a toda velocidad, cuando empezó a divisar el enfretamiento de su pueblo contra los habitantes de Tolbi.

“¡Si es que lo veía venir! ¡Tengo que darme prisa antes de que muera alguien! Si es que aún no ha muerto nadie…”

El grupo que se había separado del batallón musulmán le salió al paso, impidiéndole continuar avanzando.

“Vosotros, ¿qué queréis? No tengo tiempo para perderlo con vosotros”.

“Jijijiji – se rió uno maliciosamente – Te queremos a ti. Bueno, tu cabeza. Así ganaremos la batalla y conseguiremos nuestras tierras”.

“Mirad lo que lleva ahí. Si es ese tal Peter Griffin. Tenemos dos por uno. El jefe se va a poner muy contento cuando se lo contemos”.

“¿Qué decis? ¿Qué él es quién? Vaya… Ahora cuadran muchas cosas, por eso han estado intentando destruir la barrera con tanto ímpetu. Y me han tenido engañado a mí duretante todo este tiempo, ¡habrase visto! Bueno – dijo bajándose del chocobo y desenvainando su espada – Primero con vosotros y luego haré que Peter se despierte y me de unas cuantas explicaciones”.

“¡Eso lo veremos! ¡Ha llegado tu HORA, palurdo de ocho patas!” exclamó uno y se abalanzó sobre él.

“¡Y yo tengo un SALUDO para ti, ¿te enteras?”

JesuCristo le dejó paralizado con su respuesta y pudo asestarle un corte con total tranquilidad. Al ver los otros la facilidad con la que uno había sido derrotado, decidieron atacar todos a la vez, pero uno de ellos se echó atrás.

“¡Mi pañuelo limpiará vuestra sangre!”

“¡Y nuestro papel higiénico tu mierda!”

De nuevo, todos fueron cortados en un segundo y cayeron al suelo, heridos.

“Sé que falta uno, ¿dónde está?”

“¡Estoy aquí! ¡Detrás de ti! – Exclamó y le dio con una piedra en la cabeza – No hacían falta tantas tonterías”.

Los demás se levantaron mientras se presionaban las heridas y observaban sonrientes a sus dos prisioneros.

“¡Jajajaja! ¡Ya los tenemos! ¿Ahora cómo nos los llevamos?”

“Tengo una idea…” dijo uno mirando a unos tablones de madera que había por el suelo.

En Mariejoa, un hombre corría desesperado hacia los aposentos de Hilda, llevándose por delante a quien se pusiera por medio.

“¡Amaterasu-sama! – dijo nada más entrar y se arrodilló – ¡Ha ocurrido algo terrible!”

“Lo sé. La guerra ha comenzado de nuevo”.

“¿Cómo lo sabe?”

“No subestimes mi sabiduría, no en vano soy la diosa Amaterasu”.

“¡Mis disculpas! – exclamó tocando el suelo con la frente – ¿Cuál será nuestra posición?”

“Escuchadme atentamente. Esto es lo que vamos a hacer”.

Según se acercaba a la zona de batalla, Fidel podía ver como salían unos haces de luz de en medio del gentío y se perdían en el cielo avanzando todos en la misma dirección.

“No… No puede ser… Es ella otra vez”.

“¿Ocurre algo?” le preguntó Shinkan.

“Sí. Hay algo que tengo que hacer. Lo siento pero tengo que dejarte aquí. Me reuniré contigo enseguida, tú ve buscando a JesuCristo”.

“Pero, espera, ¡yo no puedo detener esto solo!”.

Sin decir una palabra más, descendió y dejó a Shinkan en tierra, continuando en solitario su camino persiguiendo los haces de luz cuyo elevado número parecía haber creado en el cielo un camino de estrellas fugaces.

Mientras Seagram combatía con Arturo, Alá apareció caminando, escondiéndose entre las ruinas, pero al acercarse demasiado, notó que todas las ruinas de la zona central se habían reducido a polvo y no podía seguir oculto.

“Ahora que están ocupados combatiendo, cogeré el tesoro sin que nadie se de cuenta y me lo llevaré para mí”.


5 comentarios:

Jon dijo...

bien me ha gustado bastante aunque me ha parecido que no se ha avanzado mucho en la historia sera porque ya estamos terminando y has dicho que hay un par de capitulos que son muy largos.

un agujero se abría en el la arena a pocos metros(en la arena)
Reik no tardó en salir de debajo de la arena por sus propios medios, también cuboerto de arena (cubierto)
Hemos librado nuestras propas batallas sin su ayuda(propias)
su cuerpo en estado normal no habría podido soportar aborber todo ese fuego”. (absorber)
“¡¡¡¡Ahora!!!! ¡¡¡¡Acabemos con ellos!!!!” gitaron en ambos bandos.(gritaron)
Los dos batallones finalmente se encontraron y crizaron sus armas.(cruzaron)
Necesito encontrar a JesuCristo anteas de que lo hagan ellos…”(antes)
No me apaetece estar aquí para cuando lleguen los que se están matando”.(apetece)
Un saludo a todos

Anónimo dijo...

Una guerra... hace cuanto que no se escribe sobre una guerra.

Pienso que los caballeros cada vez son más mansos, es decir, no veo que estén al borde de la muerte ni nada por el estilo, ni se ven las mejoras de los ataques, hay algunos que lo máximo que hacen son ondas y nada más, cuando yo pienso que una evolución de fuerzas estaría muy bien la verdad, pero es sólo una opinión ^^.

Un saludo

P.D: Buen episodio si señor

Celia Rozalén dijo...

...coge el teléfono...
feliz cumpleaños...

Azure dijo...

Para DLG (Atención SPOILERS):

Pues es normal que los caballeros no estén al borde de la muerte ahora mismo, pues no se enfrentan, potencialmente hablando, a rivales de su nivel. Como habrás podido comprobar, todos los adversarios de este volumen han sido gente que sabe jugar sus cartas, como se ha visto con los cortes espejismo de JesuCristo, que a pesar de todo, ha sido derrotado por Peter, la realidad negativa de Hilda, que ni siquiera llegaron a tocarla, o la estrategia de Seagram de usar el vórtice para tener alcance infinito, por tanto, la manera en la que los enfrentan no representa lo fieros o mansos que son. Personalmente estoy más orgulloso de estos combates que considero tienen más personalidad que una ensalada de hostias estilo Dragon Ball, que, seamos sinceros, también mola, pero rallaría si fuera todo el rato así, porque a veces, vale más maña que fuerza. En cuanto al desarrollo de los personajes, estos sí se desarrollan, puede que no a la velocidad que tú puedes considerar adecuada, pero son varios, y tienen que desarrollarse tanto física como psicológicamente (solicitud que si no recuerdo mal presentaste tú), y eso es un proceso lento. Sin ir más lejos, habrás podido observar que personajes que se desarrollaron más en el volumen anterior en este no han tenido mucho protagonismo y personajes que en el volumen anterior ni combatieron están desarrollándose ahora. Nunca me ha gustado el rollo Bleach de "en tres días me hago más fuerte que todos vosotros juntos poniéndome una mascarita" prefiero que tengan un desarrollo algo más lento, y por tanto más creíble. Así que no te preocupes que habrá combates del otro estilo, tanto en este volumen, como en los siguientes, muchos de ellos están ya empezados en sus respectivos borradores, y tu demanda será satisfecha ^^

Espero que se te hayan aclarado las dudas, y si no, puedes volver a contestar ;)

Anónimo dijo...

Si fue yo el que te dijo lo de la evolución, y es verdad. En cuestión de las batallas yo no quiero que sean estilo Dragon Ball, pero me gustaría que hubiese más técnica en general de todos, es decir, que haya más diversidad de ataques de cada componente.

Un saludo