lunes, 24 de junio de 2013

Episodio CLIV

Siguen las buenas noticias :D El E3 fue un exitazo, consiguieron venderme la PlayStation 4 diciendo que era Region Free, a 400 pavos (en un dia sin iva 330) y con Final Fantasy 15 y Kingdom Hearts 3 ^^ Venga a ver si para el próximo estamos celebrando que hemos ganado la Copa Confederaciones, que por el momento va muy bien :)

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Episodio CLIV
E
l efecto del Eau de Toilette estaba en su punto álgido, y el caballero de la rosa tenía unos instantes para pensar. Sostenía su espada con las dos manos, pero todavía no había decidido si atacar simplemente con la espada o combinarlo con una ofensiva más feroz.

“Tengo dos opciones… Atacarle sólo con la espada o aprovechar que no se entera de nada para atacarle con todo mi poder. Pero, si hago eso… Incluso aunque él sea el Capitán Lardo, le mataría, y por encima de todo, tengo que mantener mi promesa de no matar bajo ningún concepto. ¡Le atacaré sólo con mi espada y será suficiente!”

Gabriel empuñó su arma con las dos manos y se llevó la hoja por detrás de la cabeza. Desde esa posición, inició un espadazo vertical tan rápido como pudo, sin olvidarse de no apuntar a ningún punto vital.

Un instante antes de cortar a su adversario, su ataque se detuvo. Anonadado, el caballero contemplaba la mano de Dayuri ensangrentada, sujetando la hoja con la mano desnuda.

“¡No es posible! ¡Si eres un pervertido! ¡¿Cómo has podido resistirte al poder del Eau de Toilette?!”

“Pues precisamente por eso, caballero. El olor del Eau de Toilette tan solo es esencia del coño de Miss Jewel, ¡¡y a mí los coños que me ponen son los de las menores de edad!!”

Con la mano que le quedaba libre, el Coronel Lardo asestó un nuevo espadazo al caballero de la rosa, cortándole el estómago de lado a lado. La ropa de Gabriel se tiñó de rojo al instante y él comenzó a derrumbarse, pero logró sobreponerse al dolor y consiguió apoyar únicamente la rodilla, evitando caer del todo. No obstante, su oponente seguía ahí, delante de él, amenazando su vida.

“Vamos, ¿a qué estás esperando? Tienes que sacar una de esas rosas verdes para curarte, ¿no? Pues hazlo – Le dijo – Si te preocupa que te ataque mientras estás indefenso, cálmate. Ya te he dicho que mi intención es que me muestres tu verdadero poder y disfrutar del combate, no gano nada matándote ahora”.

Era humillante, pero Gabriel sabía que decía la verdad y que podía confiar en él. Un lunático obsesionado con él jamás podría traicionar a su obsesión. Sacó una rosa verde sin más dilación y se la clavó en la zona crítica para acelerar el proceso.

“Una cosa sí te voy a decir – continuaba recitando mientras el caballero se recuperaba – Aunque tu cuerpo se cure, la sangre que pierdes con cada uno de mis ataques no se regenera. Estoy seguro de que ya lo sabes, pero si continúas así y decides encerrarte en ti mismo aún a cambio de tu propia vida, mis ataques terminarán derrotándote igualmente por la pérdida de sangre, y no tendré más remedio que concederte tu deseo: matarte e ir a por el caballero del fuego, dondequiera que esté”.

“Sí, por supuesto que lo sé – contestó a la vez que ponía en pie – Tengo pensado terminar con esto antes de llegar a ese punto”.

Lardo hizo como se creía las palabras del caballero, y se colocó en posición de combate. Gabriel le observaba atentamente y meditaba sus posibilidades.

“Menos mal que no utilicé todo mi poder antes… Habría sido completamente en vano y además al haberme descubierto ya no hubiera habido vuelta atrás y él habría conseguido lo que quiere. Estoy seguro de que fingió caer bajos los efectos de mi rosa aposta para ver si al tener una oportunidad mostraba toda mi fuerza para acabar con él. Las cosas no han salido como él quería, pero tampoco es que yo esté en una mejor situación.

Veamos… ¿Qué puedo hacer? Todavía me quedan rosas de color…”

Gabriel tuvo que interrumpir la elaboración de su estrategia. Dayuri se había cansado de esperar y había comenzado una nueva ofensiva. Empuñaba la espada, tratando de cortarle de nuevo, pero el caballero no se podía permitir seguir gastando las valiosas rosas turquesa sin tener siquiera una estrategia con la que combatir. Bloqueó el ataque de su adversario con su espada, pero no tardó en notar cómo su abrumadora fuerza se hacía patente, obligándole a retroceder. El caballero intentaba soportar la fuerza que se echaba sobre él, pero lo único que conseguía era que sus pies se clavaran en el suelo.

Lardo continuaba atacando una y otra vez, apaleando el arma de Gabriel, como  si Dayuri portara un bate en vez de una espada. Cada golpe hundía más y más al caballero, tanto física como moralmente, haciéndole entender que tenía que cambiar de estrategia.

Cuando el Coronel Lardo levantó la espada una vez más, Gabriel aprovechó para escapar y saltó al cielo, alzando la espada con él.

“¿Lo va a hacer?” pensó Lardo mientras le observaba.

“¡Es hora de tomar esto en serio! ¡Senbonzakura!”

La hoja de su espada se dividió en un millar de pétalos de rosa que rodearon a su objetivo y se le acercaron desde todas direcciones.

“Menuda decepción… – dijo mientras los pétalos continuaban estrechando el círculo – Yo pensando que ya te habías decidido a mostrarme tu verdadero poder, y me encuentro con esta técnica que todo el mundo tiene tan vista”.

“Un millar de pétalos de rosa que nadie es capaz de seguir ni de contar, y por tanto que nadie es capaz de esquivar, ¡me gustaría saber qué pretendes hacer! Ya te alcancé con este ataque en Arcadia, y volveré a hacerlo”.

Dayuri era una de esas personas que no les gusta hablar cuando pueden actuar, así que no perdió el tiempo con palabras. Extendió su espada al frente y esperó a que los pétalos le atacaran todos a la vez. En ese momento, comenzó a dar una serie de espadazos al aire a toda velocidad y en todas direcciones, generando una onda expansiva que echó para atrás todos los pétalos de rosa, los cuales quedaron dispersos en el aire, flotando sin ningún poder.

“¿No pensarías que esta tontería iba a funcionarte otra vez, verdad?”

El caballero se quedó atónito al ver cómo una de sus mejores técnicas había sido anulada con tanta facilidad por su adversario. Uno de los pétalos de rosa dispersos llegó hasta él y se paseaba cerca de su rostro. Apenado, como un poeta que había perdido su inspiración, Gabriel agarró el pétalo y cerró el puño con fuerza.

“Mi técnica… ¡no ha fallado!” exclamó con decisión.

En ese instante, la túnica que envolvía al Coronel Lardo se hizo pedazos. El Senbonzakura no había logrado herir a Dayuri, pero había reducido a trocitos su túnica, que ahora se dejaban llevar por el viento, dejando a la luz la apariencia del Coronel.

“Ya te dije que iba a empezar por quitarte esa túnica”.

“Chico… Esto no va de quitarme la túnica”.

“¿En serio? – Contestó Gabriel – Entonces sólo tengo que ganar el combate”.

“Jajaja… Una respuesta tan arrogante es más propia del caballero de la tierra que de ti”.

“Bueno, Fidel siempre ha tenido que aprender mucho de nosotros, así que no me importa haber aprendido algo de él, aunque sea sólo a restarle importancia a las cosas aunque la tengan y tomármelo con un poco de humor”.

El caballero de la rosa se fijó en el cuerpo de su adversario, ahora visible, después de que los pedacitos de tela que formaban la túnica que lo envolvía hubiesen sido arrastrados por el viento. Al contrario de lo que él pensaba, Dayuri presentaba su aspecto habitual, no tenía ninguna herida, ninguna cicatriz, ninguna marca ni ningún tipo de señal que demostrara su combate contra Arturo.

“¡No lo entiendo! Se supone que apenas conseguiste sobrevivir al combate contra Arturo, pero tu cuerpo luce como si no hubiera pasado nada. Al estar cubierto con esa túnica, me imaginaba que tendrías un parche en el ojo o un montón de cicatrices por el cuerpo, pero no hay nada así, ¿por qué?”

“Guárdate la imaginación para la poesía, caballero. ¿Es que acaso vosotros después de curaros presentáis algún síntoma del combate anterior? He oído que el caballero del rayo se sacó los ojos en la isla prisión, pero ahora ve perfectamente, ¿no? Cuando se utiliza una técnica curativa para recuperarte, no quedan secuelas. ¿Pensabais que erais los únicos con un poder así? ¿Qué en el castillo de la Fiera Deidad no hay un dispositivo similar? Es más, te diré una cosa, lo diseñó el propio Peter cuando estuvo trabajando para nosotros, ¡jajajaja!

Es cierto que estuve a punto de morir en aquel combate. La teniente Jezabel se encargó de bajar hasta el fondo del cráter para rescatarme. Si llega a venir un poco más tarde es posible que ya no estuviera aquí, pero eso fue precisamente lo que hizo esa batalla tan excitante y por lo que estoy dispuesto a volver a luchar contra el caballero del fuego si tú me decepcionas.”

“Sigo sin entenderlo, Entonces… ¿Por qué te ocultabas bajo esa túnica?”

“Sabía que vosotros pensabais que había muerto, así que decidí reservarme para ti, por si acaso algún otro eufórico caballero se interponía en mi camino”.

“Salta a la vista que te refieres a Fidel, pero ya sabes que él iba a por Mesa”.

“El problema de ese caballero no es Mesa, es sí mismo. Si venciese a Mesa, continuaría sintiéndose vacío y necesitaría otro adversario para llenar su corazón”.

“¿Insinúas que puede ganar?”

“Digamos que tiene más posibilidades que tú ahora mismo” sonrió y se lanzó a por el caballero.

Gabriel sabía que su oponente le atacaba de nuevo para no darle tiempo a pensar una estrategia y obligarle a usar su poder, y también que en las condiciones actuales, estaba en clara desventaja en el cuerpo a cuerpo. Por tanto, si quería el tiempo que buscaba, tenía que conseguirlo él.

Decidió evitar los espadazos esquivándolos. Moviéndose a los lados cuando su adversario practicaba un corte vertical que cortaba las ramas de los árboles, luego saltando y agachándose cuando realizaba un corte horizontal que cortaba los troncos de los árboles, y unos cuantos cabellos del flequillo del caballero por calcular mal las distancias, y en cuanto vio la oportunidad, se escabulló por el bosque aprovechando su densidad, y terminó sentado detrás de un árbol.

“Tengo que pensar un plan… Él no sabe detectar la energía, tengo que aprovecharme de eso – respiró un instante y recordó la imagen de Marta en su memoria – ¡Por favor Marta, confía en mí! ¡Lo conseguiré!”

La hoja de una espada oxidada y dentada  emergió de su pecho. Dayuri había aprovechado la longitud de su espada para atravesar el tronco del árbol y después el cuerpo del caballero, y todavía le sobraba cerca de la mitad del filo.

El caballero no había sido capaz de prever este último ataque, y ahora se encontraba en una situación cercana a la muerte. Comenzó a brotarle sangre por la boca y sintió que perdía el control de su cuerpo poco a poco. Lardo retiró la hoja de golpe, provocando un fuerte retortijón en el cuerpo del caballero, además de agravarle la herida y el sangrado.

Cayó al suelo sin remedio y trató desesperadamente de clavarse una rosa turquesa antes de que se le escapara la vida, pero la realidad estaba cada vez más distorsionada y borrosa. Fue capaz de llevarse una mano a la manga y de sacar una rosa, pero no llegó a ver de qué color era.

“Marta, ayúdame… Si no escojo la rosa correcta, me reuniré contigo” agonizaba.

Se clavó la rosa dejando caer su mano sobre su cuerpo para hacer el mínimo esfuerzo posible y lo único que sintió fue un pinchazo. Dedujo que se había equivocado y por tanto, que iría a reunirse con su amada. Sin embargo, lo que ocurría era que su estado era demasiado crítico como para generar un efecto inmediato, y a los pocos segundos volvió a notar la vida fluyendo en su interior.

“He… He acertado… – susurró al recuperar la vista y admirar el color de la rosa – Marta… Gracias por salvarme…”

Todavía no estaba a salvo. Gabriel vio como la rosa se volvía completamente  blanca sin que se hubiesen curado sus heridas. Entendió que sus daños eran demasiado graves como para curarse con una sola rosa, por lo que, antes de volver a perder sus fuerzas, fue sacando una rosa turquesa tras otra y se las clavó hasta que estuvo completamente recuperado.

“Haaaa… Haaaaaa… – jadeaba del susto – He tenido que gastar todas mis rosas…”

“Lo que has hecho es el ridículo – le contestó Dayuri, que había permanecido callado, observando todo el numerito – Todo esto se podría haber evitado si me hubieses mostrado tu verdadero poder desde el principio. Has estado a punto de morir por tu estúpida promesa”.

“Parece que va en serio lo de que piensa matarme si no hago lo que dice, ¡pero no lo haré! ¡Encontraré otra manera! ¡Sé que existe otra manera! ¡Una manera de no romper mi promesa!”

Se levantó, con más fuerza de voluntad que física en su interior, y fue él quien ahora se lanzó a por su adversario.

“Patético…”

El Coronel Lardo le echó abajo de un simple espadazo. Se conformó con un corte en el hombro, para ver si el caballero reaccionaba. Sin embargo, y a pesar de que era plenamente consciente de que la ya no le quedaban más rosas turquesa y de que su nivel de sangre estaba bajo mínimos, Gabriel continuó atacando una y otra vez, y cada vez que lo hacía, Dayuri le propinaba un nuevo corte, cada uno más profundo y dañino que el anterior, pero con una diferencia tan mínima que el caballero no era capaz de discernir la diferencia de intensidad de los cortes.

“Dime, ¿de qué te sirve una promesa si estás muerto? ¿Qué es eso tan importante que tienes que esconder si estás dispuesto a morir con tal de que no salga a la luz? ¿Tan estúpida es la persona a la que le hiciste la promesa que ni a ella misma le importa que mueras por algo así?”

“¡¡Cállate!! – Gritaba mientras trataba de levantarse de nuevo – ¡No hables así de Marta! Tú… Tú no lo entiendes… Ella… Ella ya no puede… Ya no puede responder a mi llamada…”

“¿Marta? ¿Quién es? ¿Tu madre? ¿O alguna guarrilla que te sueles pinchar? En cualquier caso, me decepcionas, caballero. Yo tan sólo quiero luchar contra ti usando los dos todo nuestro poder, pero después de lo que me ha costado encontrar alguien de mi nivel, vais y me hacéis esto. Uno no viene, y el otro es un cobarde.

Por culpa de gente como vosotros tengo que emplear mi tiempo en mi segundo hobby favorito, violar a menores de edad. No me malinterpretes, no persigo a las niñas, únicamente siento cierta predilección hacia aquellas mujeres que están a un paso de su mayoría de edad. Unos meses, unos días, con eso me basta para satisfacer mi fetiche.

Aunque mi pasión verdadera es el combate, por falta de adversarios de mi talla, todavía no he conseguido superar en placer a cierta noche muy especial – Gabriel estaba de rodillas, tratando de recuperar el aliento, mientras veía todos los nuevos cortes que le había asestado su adversario, y se lamentaba de no tener más rosas turquesa. Dayuri le agarró del cuello de la camisa, le levantó, le puso a la altura de sus ojos y se acercó hasta que chocaron suavemente sus frentes. Podía oler el aliento exhalado del caballero, sentir sus gotas de sudor, y ver la desesperación en sus ojos. Todo sería perfecto sino fuera porque había conseguido todo eso sin un gran duelo de por medio, así que se tenía que conformar recordando aquella vieja historia – Una noche, encontré a una muchacha de buen ver sola en la carretera. Al principio pensé que era una prostituta, pero estaba equivocado. Su forma de vestir, su bolso, y como estaba intentando llamar por el móvil enseguida me hicieron darme cuenta de que sólo era una niña pija que estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado. Seguro que había tenido problemas con sus padres o con su novio, algún gilipollas que seguramente habría tratado de propasarse con ella, y había decidido hacer una escapadita para llamar la atención.

Era morena, con los ojos marrones y la piel clara, además de estar delgadita y tener un buen par de tetas. Sólo me faltaba un pequeño detalle para entrar en acción, saber su edad. Estaba muy buena, como te digo, pero sin ese pequeño detalle no soy capaz de ponerme cachondo. Me quedé observándola, seguía intentando llamar por teléfono, intuyo que para que alguien viniera a recogerla, pero no consiguió que nadie se lo cogiera, y en medio de la carretera deseó ser mayor de edad para tener coche de una vez y poder valerse por sí misma. En ese momento yo ya tenía los pantalones empapados. ¿Sabes lo que hice después? ¿Lo sabes caballero? ¿Lo sabes? Sí, me acosté con ella, me la tiré, le eché un pinchito, le di mandanga de la buena, gozó como una perra y no te puedes imaginar cuánto.

Al principio trató de resistirse, pero en cuanto empezó a disfrutar eso terminó y la cosa se volvió mucho más interesante. Le comí un poco las tetas y después le rompí la ropa y comencé a follármela en todas las posturas que se me ocurrieron, por supuesto, también por el culito, ese culito tierno, todavía recuerdo mis pelotas rebotando contra él. Me gustaba tanto que supe que me iba a correr de un momento a otro, así que le agarré la cabeza y terminé en su boca, como tiene que ser. Quedé tan satisfecho que la solté inmediatamente y me marché dejándola allí, para que quien fuera que la hubiese abandonado en aquel lugar pudiera encontrarla de nuevo.

Me he tirado a muchas menores, caballero, pero te puedo asegurar que jamás había visto ni penetrado un chochito tan jugoso y caliente como ése. Después de eso, todas las putillas me sabían a pis, y creía que podría superar el placer de aquella noche luchando contra ti, pero en vista de tu actitud, voy a matarte para ir en busca del caballero del fuego. Adiós, Gabriel”.

El caballero había estado escuchando todo el relato mirando directamente a los ojos de Dayuri, teniéndolo tan cerca que hasta él había podido sentir cada uno de los detalles que le iba contando, a la vez que rememoraba el vídeo de aquella cámara de vigilancia que tanto dolor le supuso entonces.

Todavía no era plenamente consciente de lo que hacía, y de un acto reflejo, tiró al suelo al Capitán Lardo de un violento empujón. Dayuri, que no esperaba ningún tipo de resistencia, fue derrotado por el factor sorpresa y cayó al suelo sin poder evitarlo. Cuando levantó la vista, la mirada de Gabriel había cambiado. Sus párpados se habían vuelto de color rosa, su iris de color amarillo, y sus pupilas ahora eran ligeramente rectangulares con los bordes redondeados.

“Prepárate para el combate que tanto has estado buscando, porque yo... ¡Soy el más fuerte de todos los caballeros!”


Curiosidades!!!


Senbonzakura es una técnica de Kuchiki Byakuya de Bleach


La gracia de la túnica es por Prince of Tennis, donde en un partido hace caer la chaqueta del contrario, que siempre ganaba los partidos sin que se le cayera.


La frasecilla de la mandanga y gozó como una perra es de Javier Maroto en La Que Se Avecina.

lunes, 10 de junio de 2013

Episodio CLIII

La última semana que publiqué fue brutal!! No sólo salió la nota y estaba aprobada :D Ya soy licenciado!!! Sino que además ese mismo día me llegó un paquete de Japón bastante caro que llevaba dos meses esperando y ya estaba con movidas con el vendedor, un día antes fue la presentación de la nueva Xbox que fue un puto desastre, y el sábado el Bayern ganó la Champions, es decir todo justo como yo quería :D Así que a ver si esta semana que toca el E3 y la Copa Confederaciones también salen las cosas bien ^^

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PD: Y ahora me voy a dormir, que son las 5 y media de la mañana xD

Episodio CLIII
E
l profesor se palpó la mejilla y la nariz después de limpiarse. Ya no sangraba, pero notaba una evidente inflamación en su rostro, que probablemente permanecería ahí durante el resto del combate. El golpe del caballero había sido certero, y por poco no le hizo añicos las gafas. Sabía que había tenido suerte, pero al fin y al cabo, la suerte es parte de la victoria.

“Está bien. Has anulado mi teletransporte completamente, te felicito por demostrar que mis esfuerzos por darte una razón para hacerte más fuerte no han sido en vano. Sin embargo, has de saber que no necesito para nada el Shunkanido para derrotarte, era sólo mera diversión. Ahora que me has hecho ver que merece la pena molestarme contigo, podré mostrarte un poco de mi auténtica fuerza”.

“¿Sólo un poco? ¡Deja de flipar! ¡Sabes perfectamente que si tú no te empleas a fondo tampoco tendrás ninguna oportunidad contra mí!”

“Pues vamos a comprobarlo”.

Mesa tenía prisa por mermar la autoestima de su adversario, así que tomó la iniciativa, actitud que no es usual en él. Fidel le esperaba en guardia, sabía lo que le tocaba ahora. Era el caballero de la tierra, y su atributo la resistencia. Eso era con todo lo que contaba para ser capaz de ganar el combate.

Fidel también se lanzó al ataque. Por mucho que resistiera su cuerpo, sabía que necesitaba golpear para vencer, y cuanto antes lo hiciera mejor. Lo único que podía hacer era confiar en que su entrenamiento y fuera suficiente como para aguantar hasta el final.

Decidido, llevó el puño al frente, lo mismo que estaba haciendo su adversario. En realidad, ninguno de los dos estaba tratando de alcanzar al otro, era un simple pulso de poder, una manera de marcar la delantera en el combate, una prueba de voluntad, confianza y determinación.

Los puños chocaron y el impacto produjo un forcejeo entre ambos. La onda expansiva liberó un fuerte viento, pero en aquel claro inhóspito, tan sólo una leve polvareda se dio cuenta de su presencia.

“Lo hice… ¡Lo hice! – Exclamaba el caballero de la tierra para sus adentros – ¡He conseguido igualar el poder de ataque de Mesa!”

“Como me imaginaba…” susurró su adversario.

En un instante, Mesa aplicó mucha más fuerza a su ataque. Fidel no pudo hacer otra cosa que ver como retrocedía su brazo, hasta que finalmente fue rechazado de su trayectoria y el puño de Mesa se abrió paso hasta su cara, golpeándole con violencia, y la potencia fue suficiente como para hacerle caer al suelo. Su cuerpo se arrastró por la tierra un par de metros, y tras eso se quedó unos segundos conmocionado.

“Como me imaginaba… – continuaba Mesa – Sigues siendo muy débil”.

“Grrr… – el caballero levantó la cabeza del suelo. Sangraba por la parte derecha de la boca y tenía parte de la cara llena de tierra – ¡Ha sido mala suerte! ¡A la próxima te vas a enterar!”

“Parece que no aprendes… Pero el deber de un buen profesor es continuar transmitiendo sus enseñanzas al alumno, porque la vida sin la enseñanza no es más que un desierto”.

Fidel se levantó rápidamente y corrió de nuevo al ataque, esta vez portando su espada. Alzó la hoja hacia arriba y trató de asestar un espadazo al cuello de su oponente. Sin embargo, Mesa detuvo el ataque agarrando el filo de la espada con sus propias manos, sin ningún esfuerzo aparente.

“Vamos, sigue intentándolo – le decía mientras le miraba fijamente a los ojos, mientras contemplaba su cara de esfuerzo, tratando de aplicar más fuerza en su espada para, al menos, conseguir cortarle en la mano – Este combate es el oasis que tanto necesitaba el desierto de tu ignorancia. Hoy aprenderás que no tienes nada que hacer contra mí, sin importar cuanto te esfuerces. Será la lección más importante de tu vida, y la última. El fuerte siempre prevalece frente al débil”.

Con la otra mano, volvió a golpear a Fidel, esta vez en el estómago. Su cuerpo volvió a salir disparado, ahora hasta el extremo del claro en el combatían, donde se estrelló contra el tronco de un árbol y rebotó contra el suelo. Su espada había quedado en poder de Mesa, quien seguía sosteniéndola por el filo.

“Disculpa, no pretendía arrebatarte tu espada. Toma, te la devuelvo”.

Mesa lanzó la espada del caballero contra él. Debido al golpe, Fidel no había podido hacer caso a las palabras de su adversario. Apenas escuchó un murmullo, levantó la mirada suavemente y la hoja de su espada se clavó en la tierra delante de sus ojos, a escasos centímetros de su cabeza.

Fidel se levantó lentamente. No estaba herido, pero el dolor del último golpe todavía no había desaparecido. Utilizó la espada como apoyo para ponerse en pie, y volvió a mirar a su objetivo, el cual se mantenía firme e inamovible.

“Tienes razón en lo que dices, el fuerte siempre prevalece sobre el débil. La naturaleza siempre funciona de esa forma. Hay gobernantes en los cielos, señores de los océanos y emperadores de la tierra. Sin importar qué mundo sea, siempre hay un rey al cual le pertenece. Pero incluso el león, el rey de las bestias, no puede volar ni nadar, ni mucho menos atacar a los animales que están bajo tierra, como el topo. Es decir, que una vez el topo está bajo tierra, puede incluso vencer a un león”.

Dicho aquello, Fidel dio un puñetazo al suelo con mucha fuerza. La tierra se levantó a su alrededor, y quedó rodeado de rocas y tierra, sin que su adversario pudiera verle.

“¿Huyes? Me decepcionas, caballero…”

Mesa tomó la iniciativa y avanzó hasta donde se escondía el caballero, rompiendo la pared de tierra que lo cubría de una patada. Sin embargo, él ya no estaba allí. Lo único que había era un agujero sin fondo.

“Me ha engañado…”

El brazo del Fidel emergió del suelo, agarró con fuerza la pierna de Mesa y le arrastró hasta el subsuelo para golpearle bajo tierra, moviéndose a gran velocidad de un lado a otro, tal y como había hecho con Arturo. Consiguió alcanzar a Mesa con sus ataques en un par de ocasiones, debido al factor sorpresa, pero para cuando venía a darle la tercera, Mesa salió volando aprovechando el agujero por el que le habían metido, y el ataque de Fidel pasó de largo.

“Serás… – dijo cabreado al ver su aspecto – ¡Me has manchado el traje!”

Mesa se quedó en el aire, esperando a que el caballero de la tierra saliera para enfrentarle, pero eso no ocurrió. Fidel sabía que bajo tierra estaba en una posición de ventaja, y no estaba dispuesto a renunciar a ella, mientras que Mesa sabía que en el aire estaba a salvo, o al menos eso pensaba.

Un montón de minerales afilados comenzaron a surgir del subsuelo, directos a Mesa, que decidió no evitarlos, sino destruirlos a golpes para imponer su poder. Al cabo de varios minutos, la ráfaga de piedras continuaba y no parecía tener intención de cesar, por lo que Mesa se hartó de hacer tanto ejercicio.

“Se acabó – usó el Shunkanido para teletransportarse fuera de la trayectoria de los minerales, y al reaparecer, había cargado una bola de energía en la palma de su mano - ¡¡Big Bang Attack!!”

Disparó la bola de energía, que entró por el agujero por el que había salido Mesa, y un instante después, estalló en el interior de la tierra. Al encontrarse en el subsuelo, la onda expansiva de la explosión no pudo liberarse, provocando un desastre mucho mayor de lo normal. La tierra hizo rebotar la onda expansiva, multiplicando los efectos de destrucción, y originando un, aunque corto, intenso terremoto que llegó incluso a sacudir levemente el castillo de la Fiera Deidad. La superficie de la tierra se agrietó para dejar salir parte de la energía liberada, ahora en forma de fuego y haces de luz. Por último, el grito del caballero de la tierra apenas pudo escucharse durante un instante, antes de ser tragado por el estruendo de la explosión.

“Una serpiente que se arrastra por suelo y sueña con volar, será devorada por las garras del halcón”.

Tal agitamiento llamó la atención del castillo. Una figura se asomó a la ventana más alta de la fortaleza y le hizo una seña a Mesa, para después perderse entre los muros de piedra del lugar.

“Entendido… De todas formas no creo que haya sobrevivido. El derrumbamiento interno ha debido aplastarle y seguro que ha muerto por la presión. Voy a tener que mancharme otra vez para encontrar su cadáver si quiero llevárselo a Blackron”.

Descendió hasta el suelo, ahora agrietado completamente, y comenzó a buscar el cuerpo del caballero entre los surcos de tierra. Por suerte para él, la mano del caballero volvió a emerger del subsuelo, pero esta vez alejada de su objetivo y con intenciones muy distintas.

“Increíble… Admiro tu resistencia, caballero – le decía mientras continuaba viéndole salir del interior de la tierra, muy lentamente, herido en la cabeza y en varias extremidades, pero con la moral a la misma altura – Estoy seguro que ningún otro caballero habría aguantado mi Big Bang Attack bajo esas condiciones de presión. No creo que hubieran muerto, pero desde luego, no serían capaces de permanecer conscientes”.

El caballero ya había terminado de salir, pero faltaba su espada. Volvió a meter la mano por el agujero por el que había salido y su hoja apareció, toda llena de tierra. Fidel la sacudió un poco, y acto seguido volvió a empuñarla, apuntando a su objetivo.

“¿No pensarías que podría matarme mi propio elemento?"

“¿Quieres continuar? Lo siento pero me han dicho desde arriba, nunca mejor dicho, que termine con esto ya. El último ataque fue demasiado poderoso y afectó a la estabilidad del castillo. Si seguimos así podría derrumbarse”.

“¿Intentas usar el castillo como excusa para huir del combate?” le preguntó Fidel con una leve sonrisa en la boca.

“Jeje, seguro que eso te ha funcionado para provocar a mucha gente, ¿verdad? Tan sólo quería un cambio de emplazamiento, pero está bien. Veo que la inteligencia te persigue pero tú eres más rápido”.

Mesa se lanzó al ataque, dispuesto a acabar el combate rápido para no poner más en peligro el castillo. Fidel tocó el suelo con la palma de su mano, y una barrera de tierra apareció en el camino de su adversario.

“¡Pierdes el tiempo! – exclamó Mesa – ¡Esas patéticas técnicas no podrá siquiera frenar mi ataque!”

Mesa alzó la pierna, y su brillante zapato, aunque ahora lleno de polvo y tierra, se hizo paso destruyendo la barrera sin ralentizar su avance. Mesa esperaba que Fidel hubiera tratado de huir, o de esconderse para atacarle desde algún ángulo concreto. Sin embargo, para su sorpresa, se lo encontró de frente, espada en mano. Al encontrarse de nuevo, el caballero dio un fuerte grito a la vez que comenzaba a bajar la espada para atacar a su objetivo.

Mesa no tenía tiempo para hacer un contrataque, ya había retirado la pierna con la que había destruido la barrera de piedra y ahora avanzaba de cabeza contra Fidel, que estaba cada vez más cerca, así que no se lo pensó dos veces, utilizó su frente para asestar un potente cabezazo al caballero.

Las dos frentes chocaron, y también las dos frentes se abrieron una herida mutuamente. A pesar de que había sido Mesa el que había realizado el golpe no sufrió menos daño, pero le daba igual, con tal de echar atrás la ofensiva del caballero.

Sonreía, pero no le duró mucho. A pesar de que le había golpeado tan fuerte como pudo, en esta ocasión no consiguió rechazarle, sus frentes seguían pegadas, y además podía ver como la espada continuaba descendiendo rápidamente, quedando muy cerca de su cuerpo.

No tuvo opción, Mesa tomó el camino de la prudencia y se retiró unos metros hacia atrás lo más rápido que pudo, pero no fue capaz de evitar que el corte del caballero de la tierra le alcanzara levemente en el hombro.

“Su defensa se ha manifestado cuando lo más necesitaba – analizaba lo que acababa de ocurrir – Ha despertado su  habilidad defensa crítica. No lo ha hecho a propósito, pero ha sido muy peligroso cada vez podría ser más difícil tumbarle. Si no acabo rápido, esto podría tomarme más tiempo del que debería”.

“Es extraño…”

“¿Se habrá dado cuenta?” pensó Mesa al escucharle.

“Esto es muy raro… – dijo el caballero – Desde hace un rato no siento la presión ésa que decían que era por vuestra energía, ¿sabes lo que te digo?  Eso que hacía que sintiera que mi cuerpo pesara más y no aguantara mucho tiempo volando… Seguro que es que me he hecho más fuerte y ya ni lo noto”.

“No… Definitivamente no se ha dado cuenta en absoluto – pensó y después se puso a hablar con él –  ¿No te explicaron todos los efectos? ¿O es que creían que deberías haberte dado cuenta tú mismo y por eso no te dijeron nada? Bueno da igual, te lo explicaré yo, como el gran profesor que soy.

Efectivamente, cuando una energía muy intensa domina un área, las personas con una energía menor, pero con nivel suficiente como para percibirla, se ven abrumadas por ese poder y sienten esa presión de la que hablas. Sin embargo, esa presión desaparece cuando una fuerza más o menos equivalente entra en la misma zona. Ahora mismo, Blackron y el caballero del rayo, Jezabel y el caballero del hielo y Lardo y el caballero de la rosa, al igual que tú y yo, se encuentran combatiendo por parejas en lugares diferentes de esta isla, y por eso la presión ha desaparecido. No es cosa tuya que puedas moverte con libertad, el resto también pueden hacerlo”.

¿O sea que soy tan fuerte como tú? ¡Qué bien! ¡Casi es mejor esto que lo que yo pensaba!” sonreía alegremente.

“No te pongas contento tan rápido. La presión ha desaparecido porque el conjunto de las energías es similar, pero en cada pareja sigue habiendo variaciones, una de ellas es la diferencia abrumadora que existe entre tú y yo, pero puedo decir sin ningún problema que dos de tus amigos tienen una energía superior a sus adversarios, aunque uno de ellos no la haya mostrado abiertamente”.

“No… Sí que la ha mostrado… – el caballero de la tierra sabía perfectamente a quien se refería Mesa. Recordaba perfectamente el incidente de la Torre de Madera de Azeroth, y ese recuerdo le bajó los ánimos mucho más que todos los golpes que había recibido de Mesa durante el combate – Me la ha mostrado a mí…”

La sangre de la reciente herida de su cabeza caía a través de sus mejillas como si fueran lágrimas. Lágrimas de su corazón por darse cuenta una vez más de que a pesar de todo su esfuerzo la diferencia de poder tanto con sus amigos como con sus enemigos seguía siendo abismal.

“¡No! – Trató de convencerse a sí mismo – ¡Yo he vencido a Arturo, el caballero del fuego, el más poderoso de todos, para llegar hasta aquí! ¡Y ahora es el turno de que acabe contigo!”

Sin embargo, decir esas palabras no resultó eficaz, porque él mismo sabía la forma en la que había ganado a Arturo. Una victoria es una victoria, sí, pero la verdadera pregunta era donde estaba la línea que separaba la importancia de la victoria de los medios por los que se había obtenido.

“Está dudando… De esta forma no podrá activar su defensa crítica, ¡es mi oportunidad!”

Se lanzó contra Fidel a toda velocidad. El caballero se dio cuenta de que su adversario se le venía encima, pero reaccionó muy lento y apenas fue capaz de ponerse en guardia. Sin mucha dificultad, Mesa le rompió la guardia de un puñetazo. Los brazos del caballero fueron rechazados hacia atrás y su torso quedó al descubierto y desprotegido.

“Se acabó el juego, caballero – extendió el brazo hasta casi posar su mano en el pecho del caballero, y una vez más, una bola de energía amarilla apareció delante de la palma de la mano de Mesa – A partir de ahora vivirás dentro del caballero negro, ¡¡Big Bang Attack!!”

Disparó la bola de energía, y ésta arrastró el cuerpo de Fidel en línea recta, volando a ras de suelo, en dirección opuesta al castillo de la Fiera Deidad. El cuerpo voló hasta el final del claro, donde empezaba el bosque. Continuó avanzando, llevándose varios árboles por delante, hasta que chocó contra una enorme roca que resistió el impacto de la espalda del caballero, e instantáneamente el Big Bang Attack estalló tras un fuerte destello.

La explosión arrasó parte del bosque, y la onda expansiva arrancó varios árboles de cuajo y los llevó volando hasta el claro donde se encontraba Mesa, ahora ya solo. Se formó una cúpula de energía que consumió todo lo que estaba en su interior, y al desvanecerse, el bosque había pasado a ser un yermo.

Mesa esperó a todo se calmara, y una vez llegado el momento, caminó en busca del caballero. Lo encontró en el epicentro de la explosión, tirado en el suelo, con hilos de humo saliendo de varias partes de su cuerpo, respirando con dificultad, pero todavía consciente y con aparentes intenciones de continuar.

“Ha recibido por segunda vez el Big Bang Attack pero todavía permanece consciente…”

“Jejeje…” Fidel comenzó a reír él solo, sin un motivo aparente.

“Está delirando… – pensó – Pero su elevada resistencia sigue siendo muy peligrosa”.

“Todos tenían razón… A pesar de todo mi entrenamiento, sigo sin ser capaz de vencerte… No ha cambiado nada…”

“Me alegro de que a través de este combate hayas conseguido ver la luz. Mi trabajo como profesor ha terminado. No obstante, ya es demasiado tarde para ti, y ahora debes morir para convertirte en parte del Caballero Negro”.

>>“Si recibes daño, puedes dormir, pero si haces daño, no podrás dormir – El caballero de la tierra recordaba todas aquellas frases de advertencia que le había transmitido su compañero – Es cierto que eres es más débil – Mientras recordaba aquella palabras, Mesa percibió un cambio en la energía del caballero – Convencerte no sirve de nada, así que voy a detenerte con mis propias manos”.

“Esto… Esto es como aquella vez…”

El caballero de la tierra continuaba haciendo memoria. Estar tirado en el suelo, boca arriba, exhausto, y sin haber siquiera podido hacer frente a su adversario en igualdad de condiciones, fue un reflejo de una parte de su entrenamiento.

>>Acababa de caer la noche. Fidel había pasado una dura sesión de entrenamiento y se encontraba tirado en el suelo, mientras Shawn espetaba sardinas en la hoguera.

>>“Eres más fuerte que Mireia; sin embargo, sigues sin ser capaz de vencerla”.

>>“Sólo ha sido… Mala suerte” susurró entre jadeos.

>>“No ha sido para nada una cuestión de suerte. Como no haces un buen uso de tus poderes, ella consigue que se vuelvan contra ti con su Eijuuken. Puede que consiguieras tocarla para que te trajera hasta aquí, pero es un rival prácticamente imposible de derrotar para alguien como tú, temperamental y fácil de provocar. Recuerda que el caballero del hielo siempre ha conseguido vencerla con facilidad, precisamente porque tiene un gran control no sólo sobre sus propios poderes, sino también sobre sí mismo”.

>>“Bueno, tampoco es que tenga mucho interés en derrotarla a ella precisamente”.

>>“No he terminado. Tampoco eres capaz de vencerme a mí, aunque es cierto que ya soportas muy bien mis golpes, eso significa que, como caballero de la tierra que eres, tu característica que más se desarrolla es la resistencia, pero sólo con eso no conseguirás nada. Sigues sin tener ninguna oportunidad contra mí, y mucho menos, contra Mesa”.

>>“¿Tú también? Empiezas a hablar como Arturo y los demás. Si vas a tocarte los huevos, no te preocupes, me voy ahora mismo, ¡iré a por Mesa aunque tenga que hacerlo solo!”

>>“De nuevo, tu imprudencia te traiciona. Yo soy he hablado acerca de la realidad actual, pero no he dicho nada de que no fuera a ayudarte”.

>>“Entonces, ¿crees que existe una manera?” Fidel levantó el tronco y se incorporó activamente a la conversación.

>>“Está claro que con un entrenamiento normal, tu resistencia continuará aumentando en detrimento de tu capacidad de ataque, así es tu metabolismo, y eso no podemos cambiarlo. Por tanto, tendríamos que modificar tu capacidad de ataque de una forma irregular. Con eso, no es que pueda asegurarte la victoria, pero sí que tendrías alguna posibilidad”.

>>“¡Perfecto! – Sonrió lleno de esperanza – ¿Qué tengo que hacer?”

>>“Antes de eso, debo advertirte que si decides aprender esta habilidad, has de saber que tiene un coste muy alto para tu cuerpo, y que a pesar de que puede serte de utilidad en el combate contra Mesa, puede acarrearte serias consecuencias de cara al futuro”.

>>“Si no derroto a Mesa, no tendré futuro… ¡Lo haré! No me importa lo que pase”.

>>Shawn miró los ojos del caballero. Estaba decidido, pero no como una persona que elige su camino mediante sus sueños y su ilusión, sino como alguien movido por la tristeza y la desesperación que no tiene otro remedio. Shawn asintió con la cabeza, y una repentina ráfaga de viento irrumpió en la isla, hasta que la hoguera se apagó y los dos quedaron sumidos en la profunda oscuridad.

“Lo siento Arturo… Tal vez debías ganar ese combate, pero ahora ya no hay vuelta atrás… Tengo que ir hasta el final…”

“¿Qué ocurre? – Pensó Mesa – Su energía está empezando a aumentar sin motivo aparente…”

El caballero de la tierra comenzó a levantarse. A cada segundo que pasaba, su energía continuaba aumentando. Cuando se puso totalmente de pie, un aura roja muy intensa lo envolvía completamente.


“Es la hora… ¡Del cambio de ciclo!” exclamó el caballero.


Curiosidades!!!


El Big Bang Attack es el ataque más poderoso de Vegeta.


Una serpiente que se arrastra por suelo y sueña con volar, será devorada por las garras del halcón es una frase que le dice Sasuke a Orochimaru, en la serie Naruto, antes de derrotarle, pues como se ve en la imagen, cuando se transforman, estos personajes representan a estos dos animales.


El fuerte siempre prevalece sobre el débil Esta idea era el lema de Makoto Shishio, uno de los antagonistas de Rurouni Kenshin


Veo que la inteligencia te persigue pero tú eres más rápido es una frase de Drippy, del videojuego Ni no Kuni y la Ira de la Bruja Blanca.

Como el gran profesor que soy es una frase habitual de Onizuka, protagonista de GTO, personaje que guarda muchas similitudes con Mesa a pesar de no estar basado en él.


Azeroth es el nombre de la tierra del videojuego Warcraft 2, y los nombres de los clanes de Más Allá de Los Caballeros, el clan Bleeding Hollow, ShadowMoon y StormReaver también son sacados de este juego.


Si recibes daño, puedes dormir, pero si haces daño, no podrás dormir es una famosa frase de Full Metal Alchemist que tiene especial relevancia en el personaje Scar.


El Castillo de la Fiera Deidad debe su nombre a la forma que adopta Link en The Legend of Zelda Majoras Mask al ponerse la máscara del mismo nombre.

Y bueno, algunas de las otras frases también son sacadas de algún lado, pero estaban en el borrador de Fidel vs Mesa desde hace años y ahora no recuerdo de donde eran :p