lunes, 19 de marzo de 2012

Episodio CXXXIV

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Episodio 


CXXXIV



A
rturo se sorprendió mucho al descubrir el nombre la persona que iba a participar en su entrenamiento. Estaba seguro de que Shawn conocía sus intenciones, y por eso no comprendía la elección de aquel candidato. No obstante, había visto con sus propios ojos lo que había hecho con Reik y con Jonyo. Sabía que había algo detrás de esa elección.

“Está bien – aceptó la proposición – ¿Qué tengo que hacer?”

“Únicamente vencerle, pero antes déjame que te explique un poco, caballero – le dijo Shawn – Arturo, ya te habrás dado cuenta de que mis entrenamientos se basan en poner en juego la propia vida de las personas que entreno de forma que necesiten superar sus propios límites si quieren sobrevivir. Sin embargo, tú sabes cuidarte solo, tienes poder para hacerlo. No has venido aquí por eso, sino para controlar ese poder, y de nada servirá poner tu vida en juego para conseguirlo”.

“Vuelvo a repetir, ¿qué tengo que hacer? ¿Cómo puedo conseguirlo? De verdad que necesito controlar ese poder. Sino, puede que la próxima vez que lo libere acabe con las personas que aprecio”.

“Por eso vamos a liberarlo aquí para que aprendas a controlarlo, porque en caso de que pierdas el control hay una persona que podrá detenerte”.

Aquél comentario molestó a uno de los presentes, pero sabía que lo mejor era morderse la lengua y no caer en la provocación.

“¿Cómo puedo transformarme? – preguntó el caballero – Hasta ahora, ha sido siempre involuntario”.

“Durante el combate descubrirás cómo – le dijo JesuCristo – De momento, tendrás que confiar en nosotros. Ahora, necesito que cierres los ojos un momento”.

El caballero no entendía una petición así, pero sabía que aunque preguntara no iba a obtener unas respuesta, así que cedió. Nada más cerrar los ojos, sintió un corte en la mejilla, y por puro reflejo los abrió de nuevo. JesuCristo sujetaba su espada, ahora con la punta de la hoja manchada de sangre, la misma sangre que ahora fluía por su rostro.

“Vale, con esto será suficiente, gracias por colaborar”.

Dio unos suaves espadazos al aire, y fue lanzando una pequeña gota de sangre a cada uno de los que estaban alrededor. Shinkan Mario, Hilda, Pamela, Gabriel y Peter fueron manchados con la sangre del caballero. Después de eso, entre todos rodearon a JesuCristo y a Arturo, limitándoles la zona de actuación.

“Ya está todo listo. Sólo hay una regla. No puedes salir del área que se ha creado al rodearnos. Pamela, Hilda, Shinkan y tus dos amigos son el punto máximo por el que podemos movernos, ¿entendido?”

“Sigo sin entender nada – dijo mientras se limpiaba el corte de la mejilla –Pero lo entenderé ahora mismo, ¿verdad?”

“Deja de hablar y ven, es la mejor forma de comprobarlo”.

Arturo desenvainó su espada y se lanzó contra JesuCristo rápida, pero prudentemente, recordando todo lo que sabía de él.

“Es un humano normal, así que no debo emplearme a fondo, y tampoco creo que será necesario utilizar ondas o fuego azul. Shawn ya ha dicho que con este entrenamiento no pretende que gane más poder, que ya tengo suficiente. Si para superar este entrenamiento no necesito poder, por mucho que lo utilice no ganaré.

Además, estar presente en el combate que tuvo contra Peter me ayudará a vencer ahora. Recuerdo sus dos técnicas clave. En primer lugar, el Duelo de Insultos. Por medio de su ingenio, rebate al adversario durante la conversación que haya en el combate, dejándole mal, y aprovechando ese instante para atacar. Y también, el Mirage Pain, un golpe ilusorio tan real que es capaz de engañar a tu organismo generando dolor verdadero.

Sin embargo, también sé contrarrestar ambas. Aprendí un poco del Duelo de Insultos de escuchar a Peter, y para romper el Mirage Pain, en caso de que lo use, tan solo tengo que provocarme dolor real y no podrá engañarme. ¡Estoy preparado para lo que venga!”

“Mira que venir a atacar de frente al Hijo de Dios… Una vez tuve un perro más listo que tú”.

“¡De esa me acuerdo! – Pensó y rápidamente contestó – ¡Te habrá enseñado todo lo que sabes!”

JesuCristo se quedó paralizado con la respuesta. Arturo efectuó un corte horizontal, pero sólo le rasgó la ropa, sin alcanzarle en la carne.

“¿Ha fallado?” pensaron todos.

“Recuerda que yo estuve presente durante tu combate contra Peter. Si utilizas los mismos insultos sabré devolvértelos. ¡No me subestimes! ¡Tengo el valor y la técnica de un maestro!” exclamó el caballero del fuego.

“Estaría acabado si la usases alguna vez” respondió JesuCristo.

Ahora fue Arturo el quedo paralizado, y su oponente no fue tan amable como él. JesuCristo le asestó un corte diagonal en el pecho que lo cruzó de lado a lado. Pero algo era diferente. A pesar del corte, Arturo ni se inmutó. Ni gritó, ni se llevó la mano a la herida, ni tampoco se retiró unos pasos.

“¿Qué pasa aquí? – Se preguntó a sí mismo – Me ha cortado pero… No me duele…”

JesuCristo sonrió, y un instante después, Peter cayó al suelo gritando.

“¡¡Gyyyaahhh!! ¡¡Que dolor!! – gritaba retorciéndose – ¡¡¿Por qué duele tanto?!!”

¿Qué te ha pasado, Peter? – le preguntó el caballero preocupado mientras corría hacia él – ¿Te ha dado otro ataque al corazón?”

“Quieto ahí – le dijo JesuCristo – Es inútil que vayas, no puedes ayudarle. Su dolor no lo causa ningún tipo de mal”.

“¿Cómo? ¿Tú sabes lo que está pasando?”

En ese momento se fijó en Peter. Estaba presionándose todo el pecho, como si tuviera una herida, pero no había ni gota de sangre en su camisa. Después volvió a mirarse el pecho, la misma zona en la que se tocaba y retorcía Peter, y recordó que no le dolía.

“Tú… ¿Qué has hecho?”

“Parece que ya te vas dando cuenta. Cuando cerraste los ojos te hice un pequeño corte con mi espada, y manché con tu sangre a todos los que están alrededor, activando mi técnica. Cross Sacrifice. Esta técnica permite desviar el dolor de los daños causados a otros objetivos cualesquiera. Normalmente, se utiliza para proteger a un gran guerrero de los ataques enemigos y que pueda luchar más tiempo, sin embargo, en esta ocasión lo estamos usando al revés. Eso sí, tiene un alto riesgo. Aunque el dolor lo reciba otra persona, el verdadero daño lo sigues recibiendo tú, pero no tienes ningún indicador para medirlo, por lo que un abuso de esta técnica puede matar a esa persona que se trata de proteger, ¿lo has entendido? A partir de ahora, tú no sufrirás el dolor de cada golpe que te inflija, serán ellos los que lo padecerán por ti”.

“Pero… ¿Qué sentido tiene todo esto? ¿Para qué…?”

“Yo te responderé a eso, Arturo. Al fin y al cabo, fui yo quien le pidió a JesuCristo que usará esta técnica en ti.

Como bien sabes, el objetivo de tu entrenamiento es que logres controlar al SupperGuerrero, pero para hacerlo, primero tenemos que invocarlo. En todas las ocasiones en que te has transformado, ha sido porque uno o varios de tus amigos estaban en peligro de muerte por culpa de otras personas. Pues hoy, todos las personas que aprecias están a tu alrededor, y pagarán el precio de tus errores. Ahora no son otros los que les dañan, eres tú mismo, ideal para que despiertes el SuperGuerrero”.

En aquel momento, Arturo sintió envidia del entrenamiento de Reik.

“Ahora que ya sabes lo que tienes que hacer, mi presencia ya no es necesaria. Volveré cuando despiertes el SuperGuerrero”.

Lejos de allí, el caballero del hielo continuaba su feroz batalla contra sí mismo sobre la plataforma de hielo en medio del mar. Después de toda una noche de combate, los signos de cansancio y los daños en su cuerpo eran más que evidentes. A pesar de que él tenía rasguños, roces y heridas por todo el cuerpo, el espectro no presentaba ningún desperfecto ni fatiga.

“Ríndete. No puedes vencerme. Disfruta del poco tiempo de vida que te queda”.

“Conmigo esos trucos no funcionan, no vas a conseguir minar mi determinación”.

Reik se lanzó a por él, primero con un puñetazo que el espectro copió. Los dos puños chocaron con violencia. Después de eso atacó con la rodilla, y de nuevo, su otro yo contraatacó con el mismo movimiento. El impacto agrietó el hueso del caballero, que cayó al suelo del dolor.

“Llevas así toda la noche. Crees que si me atacas cuerpo a cuerpo, al chocar nuestros ataques, sufriremos daño los dos, pero se te ha olvidado que yo tengo todas tus virtudes, pero ninguno de tus defectos. No tengo cuerpo, por tanto no puedes herirme, no me canso, ni tampoco siento dolor, por lo que, a pesar de todos tus esfuerzos, no conseguirás nada, o mejor dicho, nada más que lo has conseguido hasta ahora, que tu cuerpo se debilite un poco con cada ataque hasta que termine rompiéndose en pedazos, igual que le ha pasado a tu rodilla. Muy pronto consumiré tu alma, desaparecerás para siempre y nadie te recordará jamás”.

“¡Cállate!” exclamó, se levantó con fuerza y le dio un cabezazo en la frente.

“Como sabías que iba a atacarte con el mismo golpe, directamente me has atacado tú ahí, pero lo único que has conseguido es abrirte una brecha en la cabeza – le dijo al verle la cara cuando se retiró – Te queda muy poco tiempo, ¿vas a seguir perdiéndolo de esta manera?”

El caballero vio su espada a muy poca distancia de él. La misma espada de la que había renegado el día anterior ahora era la única posibilidad para salvarse. Dio un salto para alcanzarla, pero le falló la rodilla que se había agrietado y cayó de bruces frente a su filo. Tuvo que estirar el brazo para terminar de alcanzarla.

“¿Otra vez tu espada? Ya te he dicho que es inútil”.

Fue corriendo, o más bien cojeando, de nuevo al ataque. El corte que había recibido hacía ya muchas horas todavía le estaba pasando factura, impidiéndole blandir su espada con normalidad. Sin embargo, el dolor no le impidió seguir adelante. Mientras avanzaba, lanzó una pequeña bola de energía. El espectro le vio e hizo lo mismo, pero esta vez no surgió un bloque de hielo, sino que estalló en una pequeña explosión.

“¡No era una bola de energía helada! ¡Era un bola de energía normal!” exclamó el espectro al ver que el humo de la explosión había camuflado a Reik.

“Lo que imaginaba – dijo el caballero del hielo – Tus ataques son automáticos, no los haces tú personalmente, tan solo obedeces instantáneamente a lo que hago yo, pero como no tienes mi mente, no sabes los ataques que hago hasta que los ves tú mismo, ¡ya empiezo a entenderte!”

El espectro esperaba que Reik apareciera desde la pantalla de humo, pero para su sorpresa, de pronto le sintió detrás de él.

“¡Contraataca esto si puedes, fantasma!” exclamó al surgir desde debajo de la plataforma de hielo.

Tenía la espada preparada, sólo tenía que hacer el corte para conseguirlo, pero su espada se desprendió de sus manos mientras ejecutaba el golpe.

“¿Qué? ¿Qué ha pasado? – se preguntaba sorprendido – De pronto es como si no tuviera fuerza en las manos”.

Acercó las palmas de sus manos a su rostro, y notó que empezaban a transparentarse, pudiendo ver el suelo a través de ellas durante unos segundos. Al cabo de un momento, volvían a su estado normal, y pasados otros segundos, se transparentaban de nuevo.

“¡¿Qué me está pasando?!” exclamó.

“¿Lo notas?” dijo una voz que Reik reconoció enseguida.

“¡Tú…! ¡¿Dónde estás?!” exclamó muy enfadado mientras buscaba por el cielo.

“Tu alma se está debilitando. Cuando mueres, se va desvaneciendo a la vez que tu cuerpo, y por eso ocurre la putrefacción, pero al habértela arrancado con tu cuerpo vivo, ya no respondes de forma natural, y no tienes la energía necesaria para mantenerte sólido. Si no acabas esto rápido, desaparecerás”.

Siguiendo la procedencia de su voz, al final le encontró. Shawn le estaba observando, flotando en el cielo, con una mirada muy seria.

“¡Cállate! ¡Haré esto a mi manera! – Le respondió – ¡Y cuando acabe con él, iré a por ti! ¡No pienso perdonarte esto!”

“Creo que no entiendes la gravedad de la situación. Si no ganas hoy aquí, tampoco serás capaz de cumplir tu objetivo. ¿Qué prefieres? ¿Morir a manos de la persona que tanto deseas matar? ¿O morir a manos de ti mismo?”

“¡Ya te he dicho que voy a conseguirlo! ¡Ahora lárgate! ¡Me estás molestando!”

“Reik, te lo digo completamente en serio. No pasarás esta prueba sólo con determinación. No ganarás a menos que comprendas la verdadera naturaleza del hielo y su auténtico poder”.

“¿Su auténtico poder?”

“Estás harto de verlo. El fuego no sirve sólo para quemar. El agua no sirve sólo para ahogar. El viento no sirve sólo para empujar. La tierra no sirve sólo para aplastar. El rayo no sirve sólo para electrocutar. Y el hielo tampoco sirve únicamente para congelar.

Todos utilizan sus habilidades para algo más que herir, aunque la mayoría no hayan explotado todo el potencial de su elemento. Arturo puede iluminar la oscuridad más profunda, Fidel puede dar un suelo al que pisar cuando todo cae al vacío, Isabel podía crear vida incluso en el más árido desierto, Verónica podía transportar cosas a través del cielo, y Jonyo puede detectar los movimientos de las personas.

Dime, ¿qué puedes hacer tú? ¿Enfriar los refrescos?”

“¿Y Gabriel? ¿Qué puede hacer él? ¿Decorar el jardín? ¡Venga ya! Menos la habilidad de Jonyo todo lo que has dicho son gilipolleces”.

“Gabriel no puede hacer nada más que destruir. Y ya te he dicho que la mayoría no han explotado al máximo su elemento, pero eso no quiere decir que puedan hacer algo. Te vuelvo a repetir, ¿qué puedes hacer tú?”

Reik no contestó.

“Tal y como pensaba. Ahora me voy. Sólo tienes que preguntarte una cosa. ¿Qué es el hielo? Si no averiguas la respuesta, para la próxima vez que me pase por aquí lo único que podré hacer será recoger tus efectos personales. Buena suerte, caballero”.

Shawn desapareció tan rápido como había aparecido, y Reik pudo centrarse de nuevo en el espectro.

La pantalla de humo causada por la explosión se había disipado y el espectro podía ver lo ocurrido. Unos metros más adelante había un agujero en la plataforma de hielo, y uno más detrás de él, por donde había emergido el caballero.

“Te has ocultado con el humo, has buceado por debajo de la plataforma y luego has salido detrás de mí. No recuerdo que hayas entrenado nada parecido”.

“Si lo hubiera entrenado no funcionaría contigo, ¿verdad?”

“Entonces sólo era un ataque desesperado. Pero, a pesar de haber funcionado, ya es demasiado tarde para tu cuerpo. A partir de ahora no podrás sostener tu espada más de unos segundos, es una lástima que los efectos de la pérdida de tu alma hayan empezado a manifestarse en tus manos, ¿no? Pero te diré algo para consolarte, si no has podido hacerme daño con tus puños, ¿de verdad crees que habrías podido cortarme con tu espada?”

La espada de Reik estaba a escasa distancia del espectro, que caminó hasta alcanzarla, y la apartó de una patada, tirándola por el agujero de la plataforma hacia el fondo del mar.

“Ya no tienes espada, ni cuerpo sólido, ni tiempo. Lo único que te queda, ¡es la muerte!” 


Curiosidades!!!


El Duelo de Insultos aparece en The Secret of Monkey Island, y funciona exactamente igual. Si contestas bien o no te contestan bien, atacas, y si no, retrocedes.
Cross Sacrifice (Soul Exchange en Europa) es una carta de Yugiou que sirve para sacrificar los monstruos del campo de tu adversario a la hora de realizar tributos y así invocar monstruos de niveles superiores en tu campo sin ningún coste.

Sobre el Mirage Pain, es una técnica de Shaman King de un personaje nisu que sólo sale en el manga, y como no recordaba el nombre de la técnica, la bauticé así.

1 comentarios:

Jon dijo...

Bueno me ha gustado bastante más este capítulo que el anterior, y ya sabes que me encanta que los capítulos acaben con trama, a si que muy bien.

Como bien sabes, el objetivo de tu entrenamiento es que logres controlar al SupperGuerrero(Superguerrero)

Un saludo a todos